Capitulo XXVI-VI
Eduardo Pedro García Rodríguez
Titoreygatra
(Lanzarote)
DIOSA TANIT IGUAL DIOSA CHAXIRAXI
Antecedentes
Hace unos doce mil años ocurrió lo
que los arqueólogos e historiadores llaman “revolución neolítica” o “revolución
agrícola”.
Hasta entonces el hombre había
vivido de los frutos, semillas, raíces que recolectaba, o de lo que cazaba o
pescaba. Cuando los alimentos comenzaban a escasear, la horda se trasladaba a
otra región menos explotada. Había mucho espacio, la naturaleza era virgen y la
tierra estaba poco poblada.
Es un cambio que acarrea muchos
cambios. También se produjo un cambio social. Hasta entonces los hombres se
habían ocupado de la caza y las mujeres, de la recolección. La aparición de la
agricultura, que potencia la tradicional tarea de la mujer, acarrea una nueva
valoración del elemento femenino. (Valdeandemagico)
Desde la más
remota antigüedad, en todos los pueblos y en todas las culturas se hace
referencia a las creencias religiosas de los pueblos antiguos, adorando a una
Diosa-Madre, creadora y sustentadora del universo, madre a su vez de otros
dioses y todos ellos protectores de la vida, de su pervivencia, de las aguas,
de las cosechas y sustentadora del universo.
La representación de las
denominadas Venus o Diosas–Madres y de otras diosas derivadas de ellas ha sido
generalmente un triángulo o trapecio, colocando en el vértice superior una
barra horizontal a modo de brazos y cuyos miembros aparecen, en algunas
representaciones, algo elevados, y un círculo encima de este, el disco solar.
Este es el signo con el que se representa a la Diosa Tanit , que se
repite en Cartago, en el Mediterráneo, en la costa occidental africana y en las
islas Canarias. (José Ferrer, 2007)
Las numerosas manifestaciones
del arte rupestre (Castiglione y Negro 1986, Le Quellec 1993 y 1996, Muzzolini
1996), en esta amplia región, alude a las formas de vida de la época y a un
complejo mundo simbólico. Quizá el caso más polémico sea el de los borregos
tocados con un objeto o calabaza en la cabeza,[1]
que algunos vinculan al Dios Amón, explicándolo por su pertenencia a un
sustrato de creencias comunes de origen neolítico.
La religión griega tiene sus
orígenes en los pueblos libios del norte de África, uno de los detalles mas
significativos es la identidad casi total que se encuentra entre los atributos,
títulos y características de la
Diosa griega Athenea con la más antigua Diosa cartaginesa
Tanit.
La desecación y desertización
del Sahara provoco emigraciones en todas direcciónes de la población asentada
en esas latitudes en épocas anteriores al tercer milenio (adc). El clima
benigno y las abundantes lluvias de esta zona daban las condiciones para ser el
asiento de importantes civilizaciones pérdidas cuando comenzó su desertización.
Las emigraciones se produjeron
en tres direcciones principalmente: al norte, hacia la isla de Creta y Grecia
por el este; península ibérica y las costas del mar de norte por el oeste; y
hacia el sur, hacia la cuenca del Níger. Tanto en un lugar como en el otro
florecieron culturas muy desarrolladas con cultos religiosos muy similares.
Unos ejemplos interesantes que
ilustran esta idea del parentesco entre la religión griega pre-helénica y las
religiones africanas del sur del Sahara, es el de los Akanos, pueblo de la
actual Ghana, y también la religión de Ifa, de los Yoruba, que es una etnia de
la actual Nigeria.
Entre los Akanos hay varios
cultos diferentes que son el reflejo de sistemas sociales distintos y que son
fruto de la evolución mayor o menor de los diferentes grupos que los componen.
En el que parece más antiguo, se adora la Diosa Luna con el nombre de Ngame. Los atributos
de esta Diosa en nada se diferencian de la cartaginesa Tanit, o de la Libia Neith , también
son iguales a los de la cananea Anatha o a la griega Athenea. La tradición
sobre Ngame la hace madre de los cuerpos celestes (estrellas y planetas), de
los animales y de la humanidad. (Alba de Hermes)
Atributos de la Diosa Tanit
Tanit entroniza rodeada por Leones. Cubriendo con su manto a los mortales. La que llora a través de la
lluvia fecundante. Tanit Kurotrofos, aquella que alimenta o amamanta. Lejana,
turbadora. Cálida y cruel al mismo tiempo. Tanit, en sus representaciones como
Istar, Ishtar, Astoret, Astarté, Tara, Diosa Celeste, Moneiba, Diosa de
Abona, Diosa de Tajao, Abora, Chaxiraxi, que como hemos dicho son diferentes
nombres para la única Diosa, entre cuyos atributos figuran como hemos indicado
la media Luna, el disco Solar, el octágono y una estrella de ocho puntas que la
simboliza universalmente también es representada por Venus o estrella de la
mañana que en Canarias es conocida como lucero del alba, estrella Canopo, Venus
etc. En su representación de Aster, su nombre significa estrella de la mañana.
Así pues como hemos indicado tanto Astarté como Istar, es la Diosa de la Luna (El Luna) y del
planeta Venus, y en la religión monoteísta y patriarcal judeo-cristiana era llamada
por los profetas judíos como hemos dicho “Reina de los Cielos”
(Melekethas-Samaïm) y esposa del Sol, o el “Rey de los Cielos” (Baal Samaïm),
es decir, la verdadera soberana del mundo, la Diosa naturaleza. Así pues, de lo que no
queda ninguna duda es que Tanit, Astarté, la Diosa-Madre , es la Diosa del fuego y la luz, la
señora de los astros y Diosa de la fecundidad. Astarté crea la Dinastía de los grandes
dioses antiguos, anteriores a las modernas religiones monoteístas, y potencia
la vida a través de la sabiduría (en este caso simbolizada por el delfín, otra
de sus representaciones, en el caso gaditano-cartaginés por un atún). (Eduardo
P. García; 2002).
A lo largo de la historia de
la civilización, La Diosa Tanit
y sus paredros o aspectos han tenido un protagonismo vital, hasta que
lentamente les fue usurpada su adoración por la idea de un único dios masculino
y guerrero. De todas formas, sincretismo mediante, en historia de la
cristiandad se ha visto como muchas Diosas fueron asimiladas al panteón oficial
convertidas en santas. Incluso, la virgen María, madre de Jesús de Nazaret, aún
sin tener estatus de divinidad en el dogma oficial,
recibe un culto tan relevante en determinados sectores del catolicismo que sin
duda la convierte en una deidad central.
En el 432 e.a.o., en el
concilio de Éfeso (causalmente ciudad famosa por su devoción a Artemisa o Diana
como la llamaban los romanos), se proclamó a María “Madre de Dios”. En 1854 el
Papa Pío IX definió el dogma que sostiene que la “Santísima virgen María” fue
protegida de toda mácula de pecado original al primer instante que fue
concebida.
Según parece,
la vasta región que se extiende de oeste a este entre el cabo Espartel y el
cabo Bon, con una extensión de unos 1.550 kilómetros ,
que se presenta fraccionada en diversos macizos de difícil acceso, se hallaría
a la sazón habitada por tres elementos étnicos: protoberéberes de elevada
estatura, también denominados íbero-mauritanos, que a mediados del I milenio,
tras asentarse en algunas sierras, pudieron llegar voluntariamente o ser
forzados -en lo que se refiere a alguna fracción- a su asentamiento en el
archipiélago canario, ante la presión de otras gentes llegadas desde el ámbito
tripolitano y que vienen siendo conocidas, ya como capsienses, ya como libios.
(África del Norte en la
Antigüedad , Arte Historia)
La
existencia de estatuillas representativas de la Diosa-Madre en África,
está contrastada desde el II milenio a.d.c. En lo que respecta al noroeste
africano en el inmenso desierto del Sahara abundan los grabados y pinturas
rupestres referentes a la
Diosa-Madre , además de representaciones zoomorfas son una
prueba de que en el continente donde surgió la humanidad, posiblemente fue el
lugar donde se inició el culto a la divinidad. Hasta hace unos 8000 años una
extensa sabána ocupaba lo que hoy es el desierto, en ella proliferaba la vida
tanto vegetal como animal y desde Mauritania hasta el Senegal los grupos
humanos encontraban los medios necesarios para desarrollar la vida. (Arnay et
al. 2002)
Así pues, todo
parece indicar que el norte de África, al oeste del Nilo, en un territorio que
englobaría gran parte del Sahara occidental y del Magreb actual, estuvo
habitado hace aproximadamente más de 6000 años por una serie de etnias con un
sustrato cultural común. Estos pueblos o etnias constituirían, desde el punto
de vista lingüístico, lo que se ha denominado área o sustrato líbico-bereber;
otros autores hablan de "Protobereber" (J. Desanges, 1982).
Tras éste concepto
se encontrarían nombres de pueblos de la antigüedad como Temehu y Libios entre
Egipto y Libia, Nasamones y Psylles de Libia, Garamantes y Atarantes del
Sahara, Gétulos y Numidas de Argelia y Túnez, los Guanches de las Islas
Canarias, Zenetes, Mauros y Sanhadja entre Marruecos, Argelia y Malí, etc.
(Camps, 1980) (Guillermo Alonso
Meneses, 2007)
Como hemos
visto anteriormente la iconografía egipcia del Imperio Nuevo ya alude a los
“Temehu” o “Tehennu”, que se caracterizan por llevar coleta y tener tatuajes,
los cuales eran agrupados en dos grupos básicos: los “Libu” (que portan
taparrabo) y los “Meswes” (que portaban una funda fálica). Estas fuentes
egipcias ofrecen los datos históricos más antiguos sobre lo amazigh (lo
líbico-bereber o “protobereber”). Por otra parte, la paulatina desertificación
del Sahara fue aislando a muchos de estos grupos pastores en zonas de montañas
o empujándolos hacia las periferias húmedas del norte y del sur, donde entran
en contacto con otros pueblos e incluso se llegan a mestizar. Las primeras
fuentes históricas (Herodoto, Estrabón, Plinio) hablan de distintas tribus y/o
pueblos: Amantes, Cinithi, Garamantes, Guzantes, Canarii, Libyophenices, etc.
(Muñoz, 1994). (Guillermo Alonso
Meneses, 2007)
Así mismo, el gran número de exvotos en
forma de figuras femeninas acampanadas cubiertas con un manto en forma de alas
(influencia de la egipcia Isis), con sus atributos religiosos
de carácter vegetal y astral, iconográficamente coinciden bien con
representaciones de esta diosa.
La diosa tnt
es de origen oriental. Primero aparece asociada a Astarté en
un inscripción encontrada en Sarepta, en el sur del Líbano, de
fines del siglo VIII-inicios del VI a.C.
Pero a partir del siglo V a.C.
se convierte en la diosa principal del panteón de Cartago, substituyendo a
su predecesora. En la epigrafía a menudo aparece denominada Tnt pn B’l (Tanit faz de Baal), siendo, pues, una manifestación, o
incluso la
divinidad paredra, del dios Baal, aunque con el tiempo acabará apareciendo sola en las
inscripciones. A partir del 400
a .C., su culto está documentado en muchos lugares
mediterráneos: Sidón en el Líbano; Kition en Chipre; Thinissut, Hadrumentum y
Constantina en el N de África; Tharros, Sulcis y Nora en Cerdeña; y Lilibeo y
Palermo en sicilia. Su grafía en púnico es Tnt, dado
que las lenguas semitas se escriben sin vocales.
La asociación en Cartago de
Tanit con la divinidad de origen egipcio Sid,
representada por el pilar djet y cuyo culto se celebraba también en una
cueva, plantea la asociación de esta diosa con el pilar como elemento de culto
(Sd-Tnt =
Tanit la del Pilar) y, por tanto que, dado que la tradición
anicónica de los pueblos semitas, que su imagen de culto fuera un pilar, o un
betillo. Justamente, los pequeños betilos y las diferentes terracotas
encontradas ilustrarían, al menos teóricamente, el paso de las representación anicónica (betilo, ídolo-botella) a la ictónica (figuras femeninas).
[…] En todo el Mediterráneo fenicio, desde
Tiro hasta Gadir, encontramos el culto a y en cumbres o en “lugares
altos”, así como a o en elementos naturales como piedras, manantiales, estanques, árboles o cuevas. Entre los ritos
desarrollados en estos lugares tenemos, a su vez, la realización de libaciones de agua, leche, vino, aceite o
manteca, tradicionales símbolos bíblicos de la prosperidad y la riqueza.
Además, el rezo y la plegaria se
realizaban elevando las manos al cielo. También puede observarse entre estos grupos semitas el uso de representaciones
zoomorfas como expresión de prosperidad y fertilidad, tal es el caso del pez o
el toro. En cuanto a las prácticas funerarias,
ya hemos citado los enterramientos en decúbito supino sobre armazón de madera, o sarcófago, en fosas individuales o
colectivas, cistas o hipogeos a los que
se accede mediante pozo o plano inclinado -con o sin gradas-; a ello habría que
unir la costumbre (no generalizada en
todas las capas sociales ni en todas las regiones afectadas por el influjo próximo-oriental, pero
sí presente entre los fenicios por contacto
con sus vecinos egipcios) de tratar los cadáveres con productos aromáticos y conservantes, así como su posterior cubrición
con bandas de diversos tejidos fuertemente apretados (RIBICHINI, S. eíXELLA,
P., 1994: 36).
Representaciones
de la Diosa Tanit
en Titeroygatra (Lanzarote) y en el resto del archipiélago
Si
nos adentramos en la religiosidad del
Magreb del primer milenio antes de Cristo,
observamos que los centros urbanos libiofenicios de la costa y del interior son
un foco de influencia púnica, un crisol donde se produce el mestizaje de dos
culturas. Esta circunstancia propicia la existencia de una
serie de prácticas atribuidas posteriormente en exclusiva a los
pueblos bereberes. Ahora bien, muchas de ellas también son propias del mundo fenicio y púnico, y formaron parte de la
“simbiosis” de creencias y tradiciones que protagonizaron las
comunidades norteafricanas y los colonizadores
próximo-orientales (CAMPS, G.,
Así, la máxima expresión en las islas
de la creencia que señalamos, la encontramos en la práctica de la momificación.
Aparte de este importante testimonio, nos interesa destacar, además, la presencia de la
muerte ritual (suicidio)
como forma de ganar la inmortalidad (González et. al 1998). Las noticias son numerosas aunque sólo
destacaremos dos, aquella que nos señala el
suicidio para acompañar al Mencey en su viaje al más allá y los que escogen la muerte en la lucha que primero
hauían de morir que rendirse por que tenían allí a su señora a la cual defendían y guardaban. (A. Sedeño en Morales, 1978).
La creencia en el más allá nos conduce indefectiblemente a la existencia
de una
“morada” para albergar a aquellos que habían ofrecido su vida y aunque arqueológicamente esto no
parece claro, el citado W. Huss cree que si éste fuera el caso, entonces
encontrarían seguramente la acogida en un lugar preferido aquellos que habían sido
ofrecidos a Tnt y a B'l como mlk (=ofrenda). Un gran número de símbolos aluden
a la inmortalidad de estas víctimas sacrificadas: bajel (¿), escaleras, armas, hojas de
hiedra, flores de loto, guirnaldas de laurel, ramas de palma, palmeras,
palmitos, cápsulas de adormidera, racimos de uva, delfines, ranas....
En el repertorio de grabados
rupestres de las islas están presentes algunos de los motivos señalados. (Mª del Carmen del Arco
Aguilar et al., 2000:43-65)
En Titoreygatra (Lanzarote) existe una
interesante representación de la Diosa
púnica y canaria Tanit, con sus caracteres típicos bien marcados, y la condición de estar realizada sobre unos bloques de piedra asentados en el Pozo dela Cruz , en San Marcial del Rubicón, esta
representación de la Diosa
está asociada a signos neopúnicos. Es probable que los bloques pétreos empleados en la
construcción del
pozo por los invasores normandos, fuesen extraídos de otra construcción más antigua de origen maho, o bien que dicho pozo fuese de construcción púnica., en ambos casos queda bien
patente la presencia de los símbolos de Tanit en la isla milenios antes de la
llegada a la misma de los normandos y castellanos.
púnica y canaria Tanit, con sus caracteres típicos bien marcados, y la condición de estar realizada sobre unos bloques de piedra asentados en el Pozo de
La presencia de esta imagen de la Diosa Tanit , en
compañía de podomorfos de grafía guanche, es manifestación a las claras
del arraigo de una figura y un culto de origen púnico en los pobladores de
Titoreygatra (Lanzarote.) hasta el punto de pervivencia a las puertas de la edad
actual.
Las irrefutables pruebas arqueológicas de la adoración del pueblo
canario por Nuestra Diosa-Madre Chaxiraxi en su aspecto como Tinnit-Tanit,
están presentes en los lugares sacros de nuestras islas, desde la representación
más arcaica del pozo de San Marcial del Rubicón y Peña Humar, asociados a
cazoletas y canalillos como son los localizados en Los Ajaches, El
Jable, Finquinineo, Las Cruces, Castillo Santa Bárbara, Barranco Quíquire,
Titoreygatra (Lanzarote) En Erbania (Furteventura) destacan la representaciones
de la Diosa en
forma de triángulo en Pie de Agua Paloma, Pico de Piragua, Tetir también
asociados a cazoletas y canalillos. En Tamaránt (Gran Canaria) tenemos
representaciones antropomórficas de la
Diosa en Morro del Cuervo, Agüimes, Cueva de Cubas, Telde,
Cueva de La Laja
de la Mula en
Tauro Alto, Mogán, en pintura rupestre la Cueva de La Majada Alta , Tejeda,
así como triángulos púbicos en Cueva Caballero, Artenara, Cueva del Cagarrutal
en Tejeda, Cueva Grabada de Silva, Telde, entre otros.
Algunas de las representaciones antropomórficas de la Diosa en Chinech (Tenerife),
están localizadas en Matoso, Buenavista, Roque Dos Hermanos en Punta del
Hidalgo, Guadameñe Los Baldíos, Cueva en el Barranco de la Monja , Llano del Moro,
Barranco del Pino Los Baldíos, Altar de Taganana, etc., frecuentemente
asociados con cazoletas y canalillo, además son prácticamente innumerable las
representaciones en forma de triángulos.
En La Gomera
están registrados en Orilla de Quines. Charco Viejo, El Ancón, además como es
habitual abundan las cazoletas y canalillos.
En el contexto material del yacimiento de Zonzamas, se inscribe uno de
los conjuntos de artefactos más interesantes de la
arqueología del archipiélago canario y, en él, una de las
piezas más singulares de las que tenemos noticia. Se trata de
una placa lítica, la cual posee como elemento más llamativo la presencia en
una de sus caras de una representación a tamaño natural del positivo de una mano, obtenida
mediante una ligera abrasión de la roca que sirve de soporte.[2]
Su presencia parece indicar que el proceso
de aculturación sufrido por los mahos en su contacto con el mundo púnico fue profundo, aunque no definitivo.
Si aceptamos que los mahos son
paleobereberes punicizados, transportados hasta
las islas por fenicios o púnicos, no debe extrañarnos que determinadas creencias
y prácticas, hoy consideradas típicamente bereberes, tomadas a su vez de los
colonizadores fenicios, aparezcan en Canarias. (Pablo Atoche Peña et al., 1997: 7-38)
Entre las noticias geográficas que Plinio el Viejo ofrece sobre la
costa atlántica africana en su enciclopédica obra se encuentra referida a la
existencia de unas insulae Fortunatae. Su información sobre ellas
depende, como reconoce expresamente, de Sebosus y Iuba. Según el
texto de Plinio distinguía dos grupos de islas; en el primero se encontraban Iuniona,
Pluvialia y Capraria, y en el segundo Invallis y Planasia
(nat. VI, 202-203). Juba, por su parte, y siempre siguiendo el relato pliniano,
incluía entre las Fortunatae las siguientes islas (las cito en el orden
en el que se enumeran): Ombrion, Iunonia, Iunonia (minor), Capraria,
Ninguaria y Canaria (nat. VI, 203-205).
...La notable excepción la constituye “Islas de Juno”, [3]es
decir, las islas que en el pasaje de Plinio reciben el nombre de Iunonia.
Su excepcionalidad proviene del hecho de que se trata de un topónimo teóforo.
Los topónimos de esta índole no son demasiado frecuentes en la geografía
antigua, aunque hay un ámbito en el que aparecen especialmente documentados: en
puntos concretos de las costas e islas. Muchos de estos topónimos se encuentran
en puertos, cabos, golfos, promontorios, montes y otros accidentes geográficos
que jalonaban las costas y las rutas marítimas del Mediterráneo, apareciendo
frecuentemente asociados a aras, altares, templetes o templos.
Las características y funciones de los promontorios vinculados a
construcciones sacras fueron exploradas por E. Ch. Semple hace ya más de 70
años, en un artículo de gran interés (aunque no exhaustivo) y que todavía
hoy es el único que ha tratado monográficamente este tema. Sus conclusiones
proporcionan valiosas pistas para entender la naturaleza de las “islas de
Juno”. Semple constató la existencia de 175 de estos puntos a lo largo de buena
parte de las costas del Mediterráneo, desde la Península del Sinaí, en
oriente, hasta la
Península Ibérica , en occidente. Descubría esta autora dos
principios básicos que recogían su distribución: a) jalonan las principales
rutas comerciales y b) aparecen (aisladas o en grupos) en las proximidades de
puertos. El primer principio se explica por la importancia de estos
promontorios como puntos de referencia para los navegantes, y el segundo por su
función de señalizadores de los puntos de partida y llegada de los viajes por
mar, indicando a los marineros que ya se encontraban en aguas familiares. (...)
Explicaba también que las divinidades que presidían estos lugares fueron muy
diversas, aunque de una forma u otra se vinculaban al mar y a las empresas
marinas: Apolo, Atenea, Hermes, Hera (o Juno), Posidón o dioses de origen
semita como Baal, Melkart o Astarté. Apreciaba también una sucesión o
superposición de diferentes dioses en ciertos promontorios, consecuencia de
prácticas coloniales, empresas militares u otras de control de territorio.
...Queda ahora por determinar la adscripción de las
“Islas de Juno”, en su condición de “lugares sacros”, a una cultura concreta.
Dada la localización atlántica de esas islas y la muy probable antigüedad de
las fuentes últimas del pasaje pliniano (en todo caso anteriores a Juba) hay
que pensar en el mundo semita. En este punto hay que hacer constar que al igual
griegos y latinos, fenicios y púnicos conocieron la tradición de “lugares sacros”
costeros asociados a la navegación. Que en el texto de Plinio dichos lugares
aparezcan bajo la advocación de Juno, diosa de nombre romano, puede significar
únicamente que la divinidad originaria sufrió una implantación, a través de lo
que se conoce como “interpretatio”, por la que el autor del texto, un
latino, consideraba su equivalente. Quizás ya dicha suplantación fue promovida
por el propio Juba, fuente inmediata de Plinio, que escribió su obra en griego
y pudo haber conocido las islas con el nombre de “islas de Hera” (cf. Ptol.
IV,6,14). En cualquier caso esta práctica está perfectamente atestiguada en
muchos puertos del extremo Occidente, donde la presencia de dioses griegos o
latinos se explica como una adaptación a la religiosidad grecolatina de
divinidades semitas preexistentes.
...En cualquier caso, el abandono de Mogador en la
segunda mitad del siglo VI a.d.n.e., que coincide con el fin de un determinado
modelo económico (la “segunda fase” en el esquema de López Pardo), supuso el
fin de toda exploración y reconocimiento de la costa atlántica africana en
dichas latitudes extremas. Las “islas de Tanit”, “islas de Hera-Juno” de los
grecos latinos, fueron olvidadas y su recuerdo reducido a los datos que de
ellas quedaron registrados en la documentación conservada en Gadir (quizás
también en Lixus y después en la
Cartago púnica) y tal vez también a algunas vagas referencias
en las tradiciones orales que pudieron circular en el entorno marinero de la
ciudad.” (José Á. Delgado Delgado, 2001: 1 y ss)
Es evidente que los contactos de pueblos
libio-púnicos con las islas contribuyeron a la expansión del culto a la Diosa-Madre en su
representación como Tanit, pero es más que probable que este culto ya se
practicara en las islas en épocas anteriores a la arribada de estas
poblaciones. Este aserto queda refrendado por el hecho de que la simbología
representativa de la Diosa
difundida en las islas, es mucho más arcaica que la empleada en Cartago en la
época en que ésta promocionó el poblamiento de las islas con poblaciones
libica-imazighens. Ello nos autoriza a creer que la población que habitaba el
territorio antes de la llegada de estas poblaciones, no sólo tenía un origen
claramente norteafricano, sino que eran portadores de una cultura religiosa
feno-púnica (Diosa Tehenu o Net) anterior a la cartaginesa y, como hemos
indicado más arriba, con un gran substrato cultural de origen egipcio. (Guayre
Adarguma Anez’ Ran n Yghasen)
[1] En Chinech (Tenerife) está documentada la existencia del carnero
sagrado en el rebaño exclusivamente dedicado a la Diosa Chaxiraxi , el cual tenía
como zona exclusiva de pastoreo el término de Igueste en el actual municipio de
Candelaria.
[2] Recordemos que
el equipo multidisciplinar de Juan Antonio
Belmonte precisa que en los oasis de Bahariya y de
Selima, estudiado por el equipo de investigadores canarios hay miles de
túmulos funerarios, algunos simples y otros más elaborados, con estelas
curiosas con la forma de la palma de una mano con los dedos extendidos y otras
en forma de creciente lunar, símbolos sagrados típicos del Mediterráneo.
[3] Tengamos en cuenta que Juno es el nombre aplicado por los romanos
a la Diosa Tanit.
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