sábado, 15 de septiembre de 2012

CAPITULO III: DE LA ANTIGÜEDAD AL SIGLO XV. 1471-1480



EFEMÉRIDES DE LA NACIÓN CANARIA UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS

 

CAPITULO III: DE LA ANTIGÜEDAD AL SIGLO XV. 1471-1480

 

Eduardo Pedro García Rodríguez



1484 Agosto 31. Córdoba (f.13). Requerimiento a los vecinos y moradores de la isla de la Gomera, para que obedezcan y acudan a Fernando Peraza con los pechos y derechos que le pertenecen como señor de la isla, por renuncia de Diego de Herrera y doña Inés de Peraza, sus padres. Episcopus palentinus. Rodericus. Andreas. Antonius. (E.Aznar; 1981)


1484. Agosto 31. Córdoba. AS, RS, ACW, pc. V-1484/9-11.

Al consejo de la Gomera que obedescan por señor a Fernando Peraça.

Don Fernando e Doña y sabel etc. A vos los vezinos e moradores de la ysla de la Gomera, salud e gracia. Bien sabedes cómo por otra nuestra carta firmada de nuestros nombres e librada de ciertos de nuestro consejo vos enbiamos mandar que obedesiésedes a Fernand Peraza, fijo de Diego de Herrera e de Doña ynés Peraza, su muger, cúyo es el señorío e gouernación e posesyón de la dicha ysla por traspasamiento que della le fizyeron los dichos Diego de Herrera y Doña ynés Peraza, su padre e madre, e que le rrecudiésedes enteramente todos con los pechos e derechos a él pertenescientes, segund que esto e otras cosas más largamente en la dicha nuestra carta se contenya con la qual dicha carta avedes seydo rrequeridos e que la cunplades en todo e por todo, segund que en ella se contiene, e contra el thenor e forma della no fuésedes nin pasásedes, so ciertas protestaciones e penas en la dicha carta contenidas..Lo qual diz que fasta agora non avedes querido nin queredes fazer poniendo vos contra él e non faziendo lo que por la dicha nuestra carta vos enbianmos mandar, en lo qual el dicho Fernand Peraza ha rrecebido agrauio, e daño e nos suplicó e pidió por merced que cerca dello le proueyésemos como la nuestra merced fuese. E nos touímoslo por bien e mandamos dar la dicha nuestra carta para vos en la dicha rrazón, por la qual vos mandamos que veades la dicha nuestra carta e la cunplades en todo e por todo, segund e por la forma e manera que en ella se contiene. E contra el thenor nin forma della non vayades nin pasedes en ningund tienpo nin por alguna manera, so las {penas) en que cahen aquéllos que van contra mandamiento de sus Reyes e señores naturales. E s y contra la dicha carta fuéredes e pasáredes, mandamos a los capitanes e gentes e otras personas en la dicha nuestra primera carta contenidas, que esecuten en vosotros o en cada v no de vos todas las penas e premias en la dicha primera carta contenidas. E non hagades ende al. En la cibdad de Córdoua, treynta e vn días de agosto año etc. de mill e quatrozientos é ochenta e quatro años. Episquipus (sic) Palentinus, Rodericus dotor, Andrés dotor, Antonius dotor. Yo Alonso del Mármol, escribano de cámara del Rey e dela Reyna etc. la fiz escreuir por su mandado con acuerdo de los del su consejo.(D.J.Wölfel)

1484 Septiembre 7. Córdoba (f. 110). Mandamiento, con emplazamiento contra don Juan de Frías, obispo de Canaria, para que respete a Diego de Herrera, señor de las islas de Lanzarote, Fuerteventura, Hierro y Gomera, el derecho a la percepción de los diezmos de dichas islas, que tiene concedido por bula apostólica, así como los derechos sobre el pastoreo en los herbajes de las islas. Episcopus palentinus. Rodericus. Andreas. Antonius. Marmol. (E.Aznar; 1981)

1485. El obispado de Rubicón en Titoreygatra (Lanzarote) recibe el título de obispado de Canarias-Rubicón; y se traslada la sede al lugar de Guiniwada (Las Palmas) en Tamaránt (Gran Canaria), lugar del primer asentamiento de los europeos en 1.478.

1485. Cuando Pedro de Vera inició su conquista, los castellanos no tenían más población que el campamento denominado Villa Real de las Palmas, fundada por Rejón. Francisco Fernández de Arévalo, nombrado escribano con carácter vitalicio, el 15 de julio de 1485, ejerció "donde vos en persona estovieres e presente fuerdes", teniendo escribanía "do quier que vos vivierdes e morades". Cuando "nos mandamos partyr la dicha tierra de la dicha ysla", le sería adjudicada la provincia, "donde asentaredes a vivir y avesindáredes". En 1490, el notario mayor Luis Sepúlveda, traspasó jurisdicción, que comprendía Villa Real de las Palmas, la de Galdar y la ciudad de Telder, poblada de antiguo por cristianos, el vecino Benito de Arévalo, muerto en 1491, "en una armada que fiso para la Isla de Tenerife, puede aver tres años, pocos más o menos", era propietario en Telder de fortuna, hecha en la "isla de Gran Canaria". (L. Al. Toledo)

1485. Se trasladó de Rubicón Titoreygatra y se instaló en Guinwda (Las Palmas) el obispado de Canarias, se fundó en  la isla el Tribunal de la Santa Inquisición una de sus primeras actuaciones fue terrorífica: 6 personas fueron quemadas vivas por el simple hecho de comer carne un viernes, precepto católico que le era totalmente ajeno a los guanches ya que la Iglesia del Pueblo Guanche no contemplaba estas medidas que incluso dentro del catolicismo, en un principio eran simplemente preventivas.

1485. La Iglesia católica ejerció en la colonia y como prolongación de sus actividades en la metrópoli actividades que hoy descansan más en manos del Estado administrador: enseñanza, beneficencia, sanidad, e Incluso administrativas. El papel educativo del clero regular y secular es primordial, pues abarcará desde la enseñanza primaria hasta la universitaria.

Su papel político no es tampoco de despreciar pues los obispos, nombrados por la Corona de la metrópoli cumplían a menudo tareas no religiosas encomendadas por ésta. Así, algún prelado tuvo nombramiento y ejerció de virrey y capitán general, como fray Juan de Toledo. Otros acaudillaron aguerridas huestes clericales con sus armas y estandartes en momentos de peligro.

La ideología y los hábitos colectivos de nuestra sociedad colonial han estado y en gran medida siguen estando impregnados de influencia religiosa. Estas tareas no se realizaron, desde luego, sólo con el mero adoctrinamiento, sino que fueron acompañadas con coacciones morales y físicas. Las prácticas y obligaciones religiosas, desde la asistencia a misa hasta el pago de diezmos, eran obligatorias; las opiniones religiosas debían ajustarse a la ortodoxia y, en caso contrario, se castigaba a los infractores, incluso con la pena de muerte.

Sin embargo, mientras la institución católica defendía el sistema de rapiña de los invasores, hubo miembros de la misma que se enfrentaron a los poderes dominantes. Es, por ejemplo, el caso de la defensa que hacen el obispo Frías y otros eclesiásticos de los aborígenes canarios al objeto de que no fuesen mermados el número de siervos controlados por la secta católica y por consiguiente los diezmos que producían. La Iglesia católica que en ocasiones jugó un papel pacificador en distintos conflictos, propició en otros pleitos y querellas. Esto no es de extrañar, pues en la historia del Antiguo Régimen abundan extraordinariamente los problemas entre las instituciones. El motivo fundamental de los mismos era el carácter estamental de su sociedad que provocaba que los distintos privilegios económicos,

En la época que nos ocupa la Diócesis de Canarias tenía desde 1485 su sede en Winiwuada (Las Palmas). El clero secular estaba compuesto a fines del XVI por los 44 prebendados de la catedral y por una sesentena de beneficiados que estaban a cargo de las 45 pilas o parroquias en la colonia y que atendían junto al clero regular a los 35.000 habitantes de la diócesis.

Esta ocupaba por sus rentas el puesto 23 de las 35 castellanas, calculándose en unos 15.000 ducados anuales los ingresos de la mesa episcopal provenientes de la parte de los diezmos que le correspondían. Habría que añadir a esta suma otros conceptos especialmente los del señorío de Agüimes, y restarle entre otros gastos las pensiones que sobre esta renta otorgaba la Corona a determinados personajes.
(Luís Alberto Anaya Hernádez y Francisco Fajardo Spinola; 1991)

1485. Desde que las islas se conquistaron, la esclavitud fue una de las instituciones que más se arraigaron en las costumbres, adquiriendo esclavos ya por medio de presas en el vecino Continente, ya por compras a los buques negreros que iban con ese objeto a Guinea, o por repartos al rendirse cada una de las islas. Estas adquisiciones se trasmitían luego por los medios que reconoce el derecho y se enumeraban en los testamentos, en- tre el ganado que formaba parte de la herencia.

Ya hemos visto cómo el obispo don Juan de Frías legaba en 1485 a la fábrica de su Catedral tres esclavos que tenía, cuyos nombres consigna en su donación, “E así mesmo el dicho Sr. Obispo dijo, que por cuanto tenía siervos e esclavos e esclavas entre los cuales tenía tres… e otro que compró al provisor Diego Sánchez, que los daba… a la fabrica de la dicha Iglesia Catedral de Canaria”.

1485. Como botín de guerra comenzaron los repartimientos de las tierras de Agaldar en Tamaránt (Gran Canaria) por parte de los invasores europeos, y en los mismos corresponden al conquistador castellano Sancho de Vargas y Machuca las tierras de la Dehesa de Tamaragaldar. En estas tierras donde Sancho de Vargas manda a construir una ermita en honor a Santa María de Guía, en torno a 1505 y que concluye en 1509. Alrededor de esta ermita va naciendo un núcleo poblacional que, poco a poco, va adquiriendo mayor protagonismo, pues en las tierras adyacentes desde años antes, se van levantando ingenios azucareros, por parte de destacados esclavistas y comerciantes  propietarios de origen genovés como las familias Riverol, Cibo de Sapronis o Cairasco, familias con un destacado papel en el descubrimiento de América, ya que fueron banqueros que financiaron algunos de los viajes de Colón a cambio de importantes participaciones en las depredaciones. Junto a ellos se instalaron colonos de origen ibérico (especialmente castellanos y portugueses), estos últimos muy relacionados con la explotación de la caña de azúcar debido a la experiencia adquirida en la isla de Madeira.

1485. Se ordena el traslado del templo Catedral de la secta católica de San Marcial de Rubicón (donde había subsistido durante 69 años) al nuevo templo de la secta denominado Santa Ana en la isla Tamaránt (Gran Canaria), en Winiwuada lo que se llamaría por parte de los invasores y colonos europeos la Villa del Real de Las Palmas.

1485. Nace Guillén Peraza, que será con posterioridad el I Conde de La Gomera.

1485.
 Los repartimientos de las tierras de Agaldar, comenzaron en 1485, y en los mismos corresponde al conquistador Sancho de Vargas y Machuca, las tierras de la Dehesa de Tamaragaldar.Es en estas tierras donde Sancho de Vargas manda a construir una ermita en honor a Santa María de Guía en torno a 1505, y que concluye en 1509.Alrededor de esta ermita va naciendo un núcleo poblacional que, poco a poco, va adquiriendo mayor protagonismo, pues en las tierras adyacentes desde años antes, se van levantando ingenios azucareros, por parte de destacados comerciantes y propietarios de origen genovés, como las familias Riverol, Cibo de Sopranis o Cairasco, y junto a ellos se instalaron colonos de origen español y portugués, estos últimos muy relacionados con la explotación de la caña de azúcar.

 Ante la destacada importancia que va adquiriendo el núcleo urbano creado en torno a la ermita de Santa María de Guía, el Gobernador y Justicia Mayor de la isla de Gran Canaria, Martín Fernández Cerón en 1526  concede a este núcleo poblacional, “alcalde e vara de justicia”, nombrando a Fernando Alonso de la Guardia primer alcalde Real de Guía de Gran Canaria.

 Nace de esta forma la Villa de Guía (Gran Canaria), no sin la oposición de los vecinos de la Villa de Agaldar, de la que dependían hasta entonces las tierras de la nueva Villa, que protestaron ante el Emperador de la metrópoli Carlos I.

Siete años después del nacimiento de la Villa de Guía, el mismo monarca de la metrópoli Carlos I, en 1533, crea el Beneficio o Parroquia de Santa María de Guía.
Veíamos como en 1509, Sancho de Vargas mandaba a construir la ermita de Santa María de Guía, pero paralelamente a la construcción de esta, se van creando posteriormente otras ermitas. En 1525 es fundada por Juan Díaz el “Viejo” la ermita de San Roque, y en 1528 ya se tienen noticias sobre la ermita de San Sebastián, construida junto al Barranco de las Garzas.

 A lo largo del siglo XVII y primeros años del XVIII, se fundan en la Villa de Guía otras ermitas y capillas, y se crean los altares de la Parroquia, con la ampliación de la misma en varias ocasiones, pues se hace necesario al aumentar considerablemente la población de la entonces Villa.
 La proliferación de estas construcciones es explicable no sólo por motivos estrictamente espirituales, sino también por causas socioeconómicas y de prestigio, destacando en muchas de las personas que las crean su condición de militares. No en vano, desde mediados del siglo XVI, Gran Canaria se hallaba dividida en tres Coronelías, una de ellas era la de Guía, con cuatro compañías, que en 1567 se transformó en el Tercio de Guía, que persiste hasta principios del siglo XVIII, pasando a convertirse en el Regimiento de Guía, que permaneció hasta el siglo XX.

 La cuestión de los límites entre Gáldar y Guía, al separarse esta de la primera, constituyó todo un problema, problema que no fue resuelto hasta el siglo XX, pues  en sesión plenaria del 5 de diciembre de 1956, el Ayuntamiento de Guía, después de 430 años de su creación, trata en sesión plenaria, el deslinde definitivo con Moya, municipio con el que se llega a un acuerdo, pero no con Gáldar.
 No obstante hay que tener en cuenta que durante siglos las estructuras municipales se confundían con las divisiones parroquiales, lo que producía en muchas ocasiones más de un litigio. Sobre este aspecto señala el historiador Santiago Cazorla León: “La tesis de un señorío (episcopal) sin linderos no triunfó, y Agüimes se vio libre para siempre de todos esos problemas, que aparecen en las parroquias de Gáldar y Guía, incluyendo Acusa y Artenara, hasta la segunda mitad del siglo XIX. En ellas no existían linderos territoriales. (Sergio Aguiar Castellano).

1485 Febrero 25. Sevilla (f. 14). Licencia a los escuderos que sirvieron en la conquista de Gran Canaria, para que puedan repartir entre ellos las casas que en concepto de sueldo les fueron dadas por don Luis de Mesa. Didacus. Don Alvaro. Decanus Ispalensis. Andreas. Antonius. Castillo. (E.Aznar; 1981)

1485 Abril (s.d.) Córdoba (f.7). Receptoria a petición de Gonzalo de Zúñiga, vecino de Sevilla, para que las justicias de Sevilla y Cádiz y las de los lugares y villas de sus respectivos arzobispado y obispado interroguen a los testigos que éste ha de presentar ante el Consejo Real en el pleito que sigue con Fernando Peraza y su madre doña Inés Peraza sobre una carabela que les tomó, cuando la enviaban a las islas de Canaria.

Dicho pleito pasó en primera instancia ante el Ido. Juan Pérez de Treviño que condenó a Gonzalo de Zúñiga apagar 250.000 maravedís más las costas, habiendo recurrido ante el Consejo Real que le concedió un plazo de veinte días para presentar sus pruebas, con pena de 2.000 maravedís de no hacerlo así ya condición de presentar antes de diez días fiadores llanos y abonados, que han de ser vecinos de lugares de realengo. Johannes. Andreas. Decanuslspalensis. Sancius doctor. Mármol.
 (E.Aznar; 1981)

1485 Abril 17 .Córdoba (f.299). Comisión del dr. Pedro de León, canónigo de Sevilla, a petición de Fernando Peraza, en nombre de sus padres Diego de Herrera e Inés Peraza, y de don Juan de Frías, obispo de Canaria, para que arbitre entre ambas partes, sin dilaciones judiciales ni altas costas. Didacus. Rodericus. Andreas. Antonius. Mármol. (E.Aznar; 1981)

1485 Junio 22. Muere Diego de Herrera con casi 60 años en la isla de Erbania (Fuerteventura) a causa de una enfermedad grave. La colonia se vio así libre de uno de los colonos europeos más tiránicos, cazador y tratante de esclavos. Dejo 3 hijos Pedro García de Herrera, Fernan Peraza, Sancho de Herrera y dos hijas Dña. María de Ayala, mujer de Diego de Silva, Conde de Portalegre y Dña. Constanza Sarmiento, mujer de Pedro Fernández de Saavedra, hijo del Mariscal de Zahara. Pedro García de Herrera, aunque era el primogénito fue desheredado. Entre ellos se repartieron los despojos de las islas colonizadas. A Sancho de Herrera se adjudicaron cinco partes de doce sobre la renta y jurisdicción sobre las dos Islas Grandes de Titoreygatra (Lanzarote) y Erbania (Fuerteventura) con las cuatro pequeñas del Archipiélago Chinijos, Alegranza, Graciosa, Lobos y Santa Clara. A Dña. María de Ayala otras cuatro partes. A Dña. Constanza Sarmiento las otras tres restantes. Y a Fernan Peraza, que era el predilecto de su madre la señora de horca y cuchillo doña Inés, se le asigno las islas de Gomera e Esero (Hierro). Este último murió de manos de los isleños de la Gomera por haber quebrado el pacto de colatación. Tras la muerte de Sancho de Herrera pasa el Gobierno de Lanzarote a manos de su hija Doña Constanza Sarmiento y Pedro Fernández de Saavedra el Mozo su yerno.

1485 Julio 13. Los invasores europeos repartieron las tierras usurpadas en el Valle de Tenoya desde la acequia vieja a la parte de la Villa del Real, y se hizo un camino de cuatro estadales de ancho, por el que se iba desde la Villa del Real de Las Palmas al lugar de Arucas, para cuyas tierras se dio toda el agua del Barranco de Tenoya. El primer beneficiado fue Juan de Civerio, al que se dio una suerte de tierra para un peón, en que ovo cinco aranzadas, en el cual entró el vallecico de Las Palmas e otros pedazos que están vera del barranco seco, con un pedazo de tierra que está vera de la Vega, como va consignado por los mojones, en veinte de Diciembre de mil e quinientos años. López Sánchez de Valenzuela, Gobernador de esta isla y Repartydor y Reformador, dio a Juan de Civerio esta peonía de tierra. Unido a ésta se otorgó data de una peonía de tierra de diez aranzadas a Antonio de Arévalo, y otra, unida a la anterior y en el propio día a Juan de Civerio, y encima de ello el Gobernador Pedro de Vera mandó darle más tierras hasta dar a “una albarrada de canarios”, un pedazo de cañaveral, encima de dos pedazos de tierra que se habían dado a Hernando de Miranda y a García de Asiego.”

1485 Julio 15. Córdoba. Merced de la escribanía de Cámara y notaría pública a Gonzalo Fernández de Arevalo, en remuneración de los servicios prestados durante la conquista de Gran Canaria, nombrándosele además escribano público y notario de dicha isla hasta que el rey provea nuevos escribanos, momento en que continuará siendo escribano público del número de la ciudad o villa de la isla donde asentare su morada. El Rey y la Reina. Alvarez de Toledo. Andreas. (E.Aznar; 1981)

1485 Julio 15. Córdoba (f. 37). Carta de ahorramiento a favor de Inés, canaria, por su condición de cristiana. Se declaran nulos los derechos que pudiese tener Fernando Manuel de Alcalá, su antiguo dueño, por su incomparescencia ante el Consejo Real para defenderlos. Johannes. Decanus Yspalensis. Antonius. Mármol. (E.Aznar; 1981)

1485 Agosto 30. Los Reyes Católicos, por Real Cédula, petición del ex guanarteme de Galdar el traidor y converso Thenesor Semidán quien adoptó el nombre cristiano de  Fernando Guanarteme, intentan poner remedio a las vejaciones que recibían sus pariente y amigo de Gran Canaria desterrados en Sevilla; y mandan al alcalde mayor Juan Guillén que se cuide de ellos, <des defienda de todo daño, obligue a buscar señores a quien servir, cada uno con su amo, e juntos marido e mujer. ..» y «cuide se les dé doctrina e costumbres cristianas...». 

1485 Septiembre 2. Córdoba (f. 243). Orden a Pedro de Vera, gobernador  de Gran Canaria, para que restituya a Lope de Zorita, vecino de dicha isla, su casa y hacienda, un asno y un pedazo de tierra, más un majuelo y otro pedazo de tierra, donde sembraba una fanega de trigo, que dió al obispo, y para que pague el caballo que le mató; por lo que fue condenado en dos mil quinientos maravedís por los drs. De Alcocer y de Villalón. Didacus. Johannes. Andreas. Decanus Hispalensis. Antonius. Mármol. (E.Aznar; 1981)

1485 Octubre 20. Testa en Sevilla el soldado mercenario y obispo  de la secta católica Juan de Frías porque una grave enfermedad le detenía postrado en aquella ciudad, a cuya población se había trasladado para tratar asuntos relacionados con la diócesis. Se dice que este obispo católico cortó más cabezas de canarios que las tropas de Pedro de Vera.

Consta por documento público que otorgó en aquella ciudad el 20 de octubre del mismo año, la valiosa donación que hizo a favor de su deán y Cabildo respecto a todas las casas, huertas, muebles, alhajas y esclavos que poseía en Winiwuada (Las Palmas) y en las islas de Fuerteventura y Lanzarote. En el expresado documento decía: “Que por cuanto él tenía grandes cargos del deán e Cabildo de su Iglesia e en remuneración e satisfacción de aquellos e por descargo de su conciencia e porque toviesen cargo de ro- gar a Dios por su ánima e fazer memorias por él en cada un año, que les daba e dio en donación fecha entre vivos e non revocable, agora e para siempre jamás, unas casas que dijo que tenía en la isla de Lanzarote e otras casas que dijo que tenía en la isla de Fuerteventura en el Antigua e donó las casas de su morada que él tenía en la isla de Gran Canaria, todas juntas, como estaban e la huerta que él tiene e mandó comprar e por cuanto tenía siervos esclavos que él los daba e dio a la fábrica de la dicha iglesia Catedral de Canaria...”.

A los pocos días de otorgado este documento falleció en Sevilla, sucediéndole don fr. Miguel de la Serna, a quien el papa Inocencio VIII expidió las bulas el 29 de marzo de 1486.

1485 Octubre 29.-Miércoles. En el Libro de Datas que se custodiaba en el Ayuntamiento de Las Palmas, se leía la siguiente nota: Don Fernando de Agaidad, rey que fue de Agáldad, canario conquistador. Dióse más al dicho don Fernando por el dicho Pedro de Vera el valle de Guayedra con su término redondo, que fue pedido por el dicho don Fernando de Agáldad".

1485 noviembre 20.
Traslación de Rubicón a Canaria y estatuto de esta santa iglesia

“Exonerado de este modo el clero de nuestra diócesis de la exacción de quintos y reinte­grada la catedral en la posesión de sus diezmos, presentó a las Canarias, en su célebre deán don Juan Bermúdez, un émulo del conquistador Rejón en el mando y su enemigo personal en todo lo demás, en cuyas tramas fue víctima el gobernador Pedro del Algaba. Finalmente sabemos que, al tiempo que se arreglaron los estatutos para la tras­lación, concurrieron en la casa de cuentas de la santa iglesia de Sevilla, con el apoderado del obispo de Rubicón, el tesorero y tres canónigos de su cabildo, cuyos estatutos, por haber yo creído que no se debieron hacer hasta después de la conquista de Canaria, me indujeron a error en el tomo I de esta obra, página 543. Pero no hay duda, que se arreglaron en 1483, en virtud de la antigua bula de Eugenio IV, solicitada en 1435 por don fray Fernando Cálvelos, y que el obispo don Juan de Frías, desde que fue aprisionado el guanarteme de Gáldar, aun sin estar enteramente rendida aquella isla a las armas del general Pedro de Vera, remitió sus poderes a España, para que se tratase con la metropolitana de Sevilla de la traslación de la catedral de Rubicón y se arregla­sen sus rentas y prebendas de nuevo, mediante otra bula de Sixto IV, que no he visto.

Los venerables y circunspectos señores deán y cabildo de Sevilla diputaron para ello dos sujetos condecorados de su cuerpo, que fueron el reve­rendo señor don Juan de Ilion, doctor en decretos, abad de Valladolid y deán, y el reverendo don Iñigo Manrique, protonotario de la santa sede apostólica, tesorero, provisor y vicario general por el muy reverendo don Iñigo Manrique, arzobispo de aquella metropolitana, su tío, quienes habiéndose juntado en cabildo el día viernes 22 de mayo de 1483, a la hora de tercia, acordaron para la nue­va catedral sufragánea los siguientes estatutos:

I.              El número de las prebendas será de treinta y dos, a saber, seis dignidades, esto es, deán, arce­ diano, chantre, tesorero, maestrescuela y prior, y luego se añadieron otras dos, que fueron arce­ diano de Fuerteventura y arcediano de Tenerife, «por que plegué a Dios de la dar a los cristianos».

Diez y ocho canonicatos y las seis prebendas res­ tantes divididas en doce racioneros, a media canongía cada uno.

II.     Las vacantes en los meses ordinarios se han de proveer simultáneamente entre el prelado con su cabildo, salvo en las dignidades, que pertene­ cerán a solo el prelado, si no es el deanazgo, que ha de ser acción del cabildo, con provisión del papa, y en todo a ambos juntamente.


III.       El cabildo será administrador de la fábrica.

IV.           Tendrá su facedor de las rentas de diez­ mos, pertiguero y repartidor.

V.             Previénese el  modo con que se  han de componer amigablemente en cabildo los denues­ tos de los beneficiados, «quod Deus avertat».


VI.    Que el prelado no los castigará sin noticia del cabildo, y que la pesquisa se ha de hacer con los diputados de éste, según el estatuto de Sevilla.

VIl. El valor de los diezmos se habrá de divi­dir en tres partes, una para el prelado, otra para el cabildo y la otra subdividida en tres partes, para la fábrica de la catedral, las fábricas de las parro­quiales y sus curas, con las primicias y emolu­mentos.

VII.   El cabildo pondrá los curas en su parro­ quia, los cuales percibirán las dichas primicias y emolumentos.

IX.   Trátase del juramento de servandis statutis, que el prelado y prebendados deben hacer en tomando posesión de su iglesia; como asimismo de las distribuciones de la mesa capitular, arre­ gladas por canongía, según las horas, de manera que el canónigo, de una masa como de 11 000
maravedís, tuviese cada día 6 570, no contando
maitines.

X.     Arréglanse los tiempos en que se han de ganar las horas.

XI.     Cuando el prelado asista, ha de ganar por dos prebendas.


XII.    Concédense cuatro días de recles en cada mes, con facultad de poderlos juntar todos.

XIII.  Ganarán  los comensales del  obispo, cuando le acompañaren en la visita.

Tales fueron los capítulos y primordiales estatu­tos que los diputados de la metropolitana de Sevi­lla dieron a la nueva catedral de Canaria y que el obispo don Juan de Frías y los venerables y cir­cunspectos varones don Pedro de la Fuente, arce­diano, don Fernando Rodríguez de Medina, teso­rero, Pedro Valdés, bachiller en decretos, Juan de Millares y Fernando Alvarez, canónigos, por sí y en nombre de todos los demás canónigos benefi­ciados que eran y serían, juraron guardar perpetuamente, estando en la casa de cuentas de aque­lla ciudad y siendo testigos los honrados y discre­tos varones Antón Lobato, sochantre de la iglesia de Sevilla, Fernando Rodríguez de Frías, sobrino del mismo obispo de Rubicón, Juan de Logroño y Diego de Tarifa, por ante Alonso González de Ta­rifa, clérigo de Sevilla y notario público por auto­ridad apostólica y arzobispal.
La traslación solemne de la catedral de Rubi­cón, donde dice el señor Murga que «estaba como retraída», no se ejecutó a la villa del Real de Las Palmas de la Gran Canaria hasta 20 de noviembre de 1485, en cuyo día se celebró la de­dicación en la nueva iglesia de Santa Ana, ha­biendo antes servido de parroquia, bajo del mismo título, la que es hoy ermita de San Antonio Abad. Pero volvamos a los estatutos del cabildo.”  (José de Viera y Clavijo, 1982. T. 2:283 y ss.)

1486. Ocho delincuentes gallegos de alcurnia, fletaron carabela, con intención de ganar el omecillo. Yendo "por la mar adelante", a vista de Titoreygatra (Lanzarote), primera isla en la ruta de Tamaránt (Gran Canaria), les sorprendió la tormenta. Obligados a desembarazarse de armas y despensa, regresaron para reponer existencias. Otra vez a punto de tocar en destino, el tiempo les devolvió a Sanlúcar del "Marisco". Inútil la tercera intentona, por haber terminado la contienda, consiguieron el perdón el 30 de mayo de 1486, en atención a su buena voluntad. Falto de influencias el omiciano Gonzalo Carrillo, vecino de Pontevedra, fue llamado a pelear contra los "enemigos de nuestra santa fe", en el sitio de Málaga. Manifestando la falta de entusiasmo habitual, aportó certificado de Monxica y Vera, que le declaraba cumplido, habiendo dejado atrás una Tamarant (Gran Canaria) conquistada. Ferrand Coyceyro, vecino de Santiago de Castello, se libró de ir a la guerra de Granada, porque sirvió 8 meses con Pedro de Vera, hacía 11 años, "principalmente en las Islas de Tenerife y la Palma", dejando la Gran Canaria sojuzgada. (L. Al. Toledo) 1488 Aprovechando estancia en Sevilla, a 15 de febrero de 1488, Inés formalizó el mayorazgo, instituido en vida del marido. Enumeradas las islas mayores y menores, con "todas las otras islas de Canaria", a las que tuviese "derecho e abçion", ratificó las acusaciones contra su primogénito: "como diablo propio" cayó "en mal caso.., deseando de nos matar e buscando fuerças para ello", hasta que "le fisimos prender". "Ombre fuera de toda verdad e merescimiento", el matrimonio concluyó, a su tiempo, "que nos sería gran cargo de conciencia", poner en su mano bienes temporales, pues los emplearía "para mal".

1486. Fray Miguel López de la Serna, de la secta católica de los franciscanos (O.F.M)., por muerte del obispo Juan de Frías, es nombrado obispo de Canarias-Rubicón por el
Papa Inocencio VIII.
1486.
Es conocido el hecho de que la fabricación y comercialización del azúcar fue el principal motor económico de la colonización europea de las Islas Canarias tras la invasión y conquista. Gran Canaria se caracterizó desde los años finales del siglo XV por ser la isla donde más se intensificó el cultivo de la caña y la producción del azúcar blanco y sus derivados. En 1514 había más de veinte ingenios funcionando con plena rentabilidad. De todos ellos, al menos entre 1490 y 1510, el de Agaete fue el más grande y próspero.

Los últimos años del siglo XV vieron levantarse varios ingenios en la comarca de Gáldar, desde Lairaga hasta Agaete. El clima benigno de la zona, la facilidad de acceso a agua de riego, la proximidad de buenos puertos y de bosques madereros, fueron factores esenciales para que en pocos años se transformara el paisaje del noroeste de Gran Canaria, donde surgieron explotaciones de cultivo de la caña de azúcar de dimensiones más que respetables. Los beneficios del azúcar dieron de comer a toda la población de la zona durante décadas y trajeron riqueza a sus pobladores, que, gracias a sus ingresos, pudieron prosperar e importar todos aquellos productos europeos que no se fabricaban locamente, tanto los necesarios como los que les proporcionaban prestigio y les permitían ostentar, cuando podían, un cierto lujo.
La hacienda de Agaete tuvo su origen en un cercado que el por entonces alcaide de la torre de Agaete, Alonso Fernández de Lugo, esclavista y  futuro invasor conquistador de La Palma y Tenerife, plantó de cañas en tierras donadas por la Corona. Según testigos de la época, el ingenio de Agaete fue el segundo que se levantó en Gran Canaria, posiblemente poco después del que construyó en Las Palmas el gobernador Pedro de Vera. En este artículo adelantamos noticias desconocidas de aquella fábrica de azúcar, que durante unos años fue la más importante de Canarias.

En torno a 1486, y con la ayuda económica de sus familiares, sobre todo de su hermano Pedro Fernández de Lugo Señorino, Alonso de Lugo despedregó y plantó de cañas un extenso terreno que iba desde lo que hoy es la población de Agaete hasta el actual Puerto de las Nieves. Del contenido de un proceso judicial desconocido que hemos encontrado en el Archivo de la Cancillería de Granada nos llegan datos inéditos sobre la ubicación y desarrollo de la hacienda de Agaete.

El ingenio se construyó al lado del mar, debajo de las tierras cultivadas y cerca de la antigua torre, en lo que pudo ser el germen del caserío adyacente al muelle actual. Las cañas estaban plantadas a ambos lados del barranco y eran regadas por dos acequias cuyas fuentes se encontraban al lado del caserío de “El Agaete”, como se llamaba entonces. La extensión de la hacienda en aquel tiempo era de noventa fanegadas, es decir, unos 495.000 metros cuadrados, lo que la hacía la mayor de la Isla.

El ingenio antes de su venta se componía de varias edificaciones. Además del molino en sí mismo, que recibía la denominación de “casas de prensas de madera” o “casas del ingenio”, estaba el horno o “casas de calderas”, que era donde se cocía el melado o líquido resultante de la molienda y se colocaba en las formas. A continuación otra estancia recibía el nombre de “casas de purgar”, que es donde se colocaban las formas hasta que cristalizaba el azúcar contenido en su interior.

El núcleo central del asentamiento fue la primitiva torre defensiva levantada durante la conquista en 1481. Según se desprende de las respuestas de los testigos de la época a los interrogatorios del mencionado proceso de Granada, la torre se encontraba al lado del mar, a la derecha del arroyo que venía del barranco de Agaete, mirando desde el mar. Al lado de la torre comenzó Lugo a plantar las primeras cañas en un terreno acotado que se denominó “cercado viejo”. El testimonio de Fernando de Guzmán es el siguiente: “Dixo que sabe que al tiempo que fue fecha la dicha merçed al dicho Adelantado, poseya e tenya un çercado de tierra que está junto a la torre, dende el açequya de las fuentes fasta la dicha torre, en que puede aver veynte fanegadas de senbradura poco mas o menos. E que lo sabe porque lo vyó”. Otro testigo es Pedro Maninidra: “A la segunda pregunta dixo que lo que sabe de esta pregunta es que este testigo vio que el dicho don Alonso Fernandes de Lugo tenia e poseya, al tiempo contenido en la dicha pregunta, çiertas tierras en el dicho valle del Agaete, e señaladamente el çercado que estava junto con la torre, e que no sabe sy tenia titulo a ello o non, ni este testigo oyó dezir que lo toviese. E el dicho çercado podia aver veynte fanegas de senbradura e dende arryba porque la ha visto muchas vezes senbrada”.

Al otro lado del arroyo plantó el “cercado nuevo”. Entre estos cercados y el mar levantó el hacendado el primer ingenio, muy posiblemente en lo que hoy es el Puerto de las Nieves. Estos dos cercados estaban plantados de cañas y regados por dos acequias, las “acequias viejas”, que nacían cerca del lugarejo de Agaete y bajaban por ambos lados del barranco y, además de regar y mover la rueda del molino, servían de linderos para cada cercado. Encima del cercado nuevo, al otro lado de la acequia de la banda izquierda del barranco, la más próxima a Gáldar, se encontraba otro cercado de secano, al que se llamó “de Las Palmas”, por el palmeral existente en aquel lugar. Este cercado no se utilizó al comienzo de la explotación de la hacienda. Al otro lado del barranco, encima del “cercado viejo”, y al otro lado de la acequia, existía otro cercado también de secano donde se sembraron cereales, principalmente cebada.
Así lo describe el escribano Bartolomé Sánchez, actuando como testigo en el Proceso de Granada: ".. e porque sabe las dichas tierras e le vio tener al dicho Alonso de Lugo puesto de cañas un çercado grande que dizen el Çercado Viejo, e otro que dizen el Çercado Nuevo, que está de la vanda del arroyo hazia la parte de Galdar, e otros dos por poner, uno que dizen el de Las Palmas e otro que está ençima del dicho Çercado Viejo, donde está al presente el yngenio que hizo el dicho Françisco Palomar. E que en los dichos çercados ay higueras, e que le paresçe a este testigo que en los dichos quatro çercados avria las dichas çient hanegas de tierra, poco mas o menos…".

En este cercado superior, que llegaba barranco arriba más alto que el poblado de Agaete, que quedaba enfrente, al otro lado del arroyo, fue donde se levantó el segundo ingenio por Francisco Palomar años después y cuyos restos han sido descubiertos recientemente.

Alonso de Lugo se vio forzado a vender la hacienda e ingenio en 1494 para poder hacer frente a los gastos derivados del fracaso de la primera entrada en Tenerife y para afrontar los preparativos de la segunda. El comprador fue uno de sus socios en la conquista de Tenerife, el mercader genovés afincado en Valencia Francisco de Palomar, que poco después cambiaría el ingenio de localización y lo ampliaría, quedando su gestión en manos de su hermano Antonio Cerezo. Estos hermanos genoveses llevaron la hacienda a su máximo rendimiento; sin embargo, a Alonso de Lugo y a su familia, que le financió, les cabe el honor de haber sido unos de los primeros emprendedores de la empresa azucarera canaria. Sin el riesgo económico que afrontaron los primeros colonizadores al levantar ingenios en Gran Canaria, y que luego fue aprovechado y potenciado por mercaderes foráneos, la inserción de Canarias en el ámbito comercial y cultural europeo hubiera sido mucho más lenta. Gracias al esfuerzo de aquellos hombres, el Archipiélago tuvo un nombre y una fama creciente en los mercados europeos.
La primera descripción general de la hacienda e ingenio de Agaete, en Tanarant (Gran Canaria)  es de 1492, fecha en que se produjo la confirmación real de la data inicial. A través de dicho documento conocemos la extensión de la hacienda:

"Por quanto por parte de vos, Alfonso de Lugo, alcayde de Gaete, nos fue fecha relaçion que vos teneys e poseeys en la ysla de la Gran Canaria, en termino del lugar de Gaete, desde el dicho lugar fasta la mar noventa fanegadas de tierras se senbradura, donde dis que aveys plantado e puesto cañaverales e otros arboles".

En el contrato de la venta del heredamiento a Francisco Palomar de 1494 se contiene la primera descripción del estado de la hacienda e ingenio:

“Un yngenio de moler cañas de açucar con todos sus aparejos de calderas e tachas e cobre, formas, casa de purgar, casas del yngenio e de calderas, con un molino de moler pan e con todo lo a ello anexo e pertenesçiente que oy dia tengo e poseo e me pertenesçe en el valle de Agayete, que es en esta ysla de la Gran Canaria; e con todas las tierras puestas de cañas e çercadas e con todas las por poner e çercar que yo he e tengo”. (Mariano Gambín García, 2008)

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