domingo, 2 de septiembre de 2012

1471-1480



1471-1480

Eduardo Pedro García Rodríguez


1471 Octubre 29.

José Bernardo Romero nos dejó un breve relato de la incursión de unos piratas argelinos en las costas de Arico en la isla Chinech (Tenerife), en la que destruyeron una imagen de la Diosa de la Luz, imagen origen guanche y sencretizada por la secta católica después de la invasión europea como virgen de la Luz,

“…Se mantuvieron en la Playa todo el día, que a la noche quisieron saltar en Güimar, y al día siguiente se desapareció.

Hallose la puerta que mira a la cumbre con una gran rotura por donde entraba bien un hombre, que con los alfanges, piedras y palos, hasta romper las tablas de la puerta.

Entraron al robo y otros afuera de espías (como advirtió un pastorcillo); se fueron al altar y la Sta. Imagen la llevaron más abajo del horno y allí la despojaron y la destroza ron, de suerte que, según el estrago, parece que hubo allí una gran batalla. Vióse en el terreno sólo el nicho vacío y todos lloraban la pérdida de la Virgen y trataban de encontrarla, y comenzaron a aparecer menudas reliquias de la que era objeto de tantas atenciones: aquí una perla, allá un coral, más allá una cinta, un pedazo de dedo, una flor. Por fin, entre unas tabaibas se encontró la cabecita de la Sta. Imagen, y el cuerpo sin brazos, sin manos. Uniéndola del mejor modo, se colocó en el altar y le dieron adoración. No se pudo hallar el Niño. Ya en otro tiempo, habiéndolo hurtado de los brazos de su Madre un individuo devoto, estuvo nueve años en .tierras de infieles, hasta que, por modo extraordinario y milagroso, se restituyó a la Virgen, como lo acredita una relación verídica que se halla entre los papeles de D. Diego Martínez, vecino de La Orotava, y el Venerable Vicario la mandó en estos días, para que la viésemos, y queda notificada en este libro, y del mismo modo esperamos se vuelva a restituir. Daba horror entrar en la ermita. Robaron el frontal, manteles y candeleros, la lámpara y una lámina retrato de Ntra. Sra. en el lado del altar, la campana, unas corti- nas de la sacristía, pero no hicieron daño al cajón donde estaba el cáliz, flores y otras alhajas del culto; tal vez por no tener tiempo no lo rompieron, al ver bajar a la gente.

Trájose la imagen a la Parroquia, donde se vistió y compuso con la decencia posible y al otro día se puso en el trono, donde estuvo hasta el domingo siguiente, y se hizo función en desagravio, a la que concurrió mucha gente. Desde entonces se despojó de todo la ermita, sin dejar en ella cosa alguna, y lo mismo la de Ntra. Sra. de la Luz, y recogido todo se conservan las imágenes en la Parroquia y sólo bajan a su hermita el día de su fiesta.

Se supo que la embarcación era de Argel, donde se halla D. Francisco Saviñón, cautivo, que vio llegar la goleta y vender las ropas y el Niño de la Virgen, ya que se han hecho todas las diligencias para redimir el Santo Niño cautivo.” (18 APSJA, Libro de Fábrica de la ermita de las Mercedes, Relación sobre el ataque argelino)

1472. De cabalgada Alonso Luís de Lugo, como de costumbre, se enteró de la veda al regreso. En el banquillo los autores del rapto, el lengua "morisco" Diego Marcial, fue convocado como testigo, por haber dicho que parientes de los cautivos, que formaban parte de la presa, le informaron de un hecho, que no pudieron presenciar. Analfabeto y primitivo, inició el relato en sus preliminares: el primer salto lo dieron en el puerto de Suarçan, "ques abaxo de Sant Bartolomé". Entrando 15 leguas en el interior, hasta Telmaçar, llegaron de noche a la "cabeza del río Çeguia", capturando una muchacha en La Palmita. "Más acá de Çirgao", en la rada de Jarra, se hicieron con 36 "ánimas". Las llevaron a embarcar en Cabo de Bojador, donde esperaban las carabelas. Amparados por los barcos, siguieron la costa por tierra, hasta dar en Los Percheles, donde terminó la cacería, por haber entrado en la conquista de Portugal. Estando en terreno seguro, "Enhala, hijo de Bamba" abordó a Marcial, dando su versión de lo ocurrido. Habiendo pagado los pescadores alformaje, según costumbre, su alformar les acompañó al caladero, en compañía de dos parientes, con el fin de protegerles. Pasado un tiempo prudencial, fueron a buscarles "costa abaxo", en dirección a Cabo Blanco. Encontraron al alformar muerto, "que le havían echado a la mar con unas pezgas", sin encontrar rastro de sus compañeros. Siguiendo "más abajo", descubrieron a unos castellanos pescando. Los capturaron con intención de trocarlos por los ausentes, sin atender a las protestas del "alformar del rey", que les acompañaba. Llevados ante el alcaide de Tagaoz, "que juzga los moros de aquella tierra", ordenó entregarlos a su protector, "para que los bolviesen a Cabo Blanco, donde los habían tomado".
A la salida del juicio, los parientes de los desaparecidos abordaron al alformar, pidiendo que les diese los pescadores, pues no tenían otro medio de recuperar a los suyos. Los entregó con promesa de que serían bien tratados, llegando a oídos de los portugueses, que había rehenes cristianos en Tagaoz. Delegado oficial para recuperarlos, prometió en nombre del rey devolver a los raptados en un plazo de tres meses, denunciando civilizadamente a "los que havían traído los moros, para que se los diesen". Pero los alárabes conocían por experiencia la justicia del europeo. Desconfiados, respondieron que deseando tratar el rescate sin intermediarios, le daban seis meses para regresar, con información sobre los cautivos, prometiendo que a cambio le darían cinco pescadores, reservándose los otros dos, para cambiarlos "moro por cristiano y cristiano por moro". Imposible convencerles, el oficial "vino por los moros a Canarias". No habiendo tenido noticias, Enhala preguntó a Marcial por el paradero de sus parientes. El lengua le respondió llanamente: estaban en la Canaria y tenían rescate, porque los compró un "padre de ánimas", que era "su merced el señor Inquisidor"]. Habiendo declarado los pescadores que el alfomar y sus compañeros intentaron capturarles, Marcial ratificó la versión, sin más prueba que su palabra. Aferrándose al testimonio, falso de toda evidencia, los jueces declararon a los raptados ganados en buena guerra. Y absolvieron a los raptores. (L. Alv. Toledo)
1474.  El Papa de la secta católica Sixto IV creó la Nunciatura de Guinea y la encomendó a Fr. Alfonso de Bolaños, ampliando el marco canario pues su acción se extendería al continente y a todas las islas del Océano descubiertas o por descubrir. La Nunciatura se extinguió en 1480, al reintegrarse a la Vicaría de la secta franciscana de Canarias, pero por unos años vino a simbolizar plenamente la precedencia de la misión sobre la conquista, y la importancia de la indispensable legitimación religiosa de ésta, lo que no dejaba de producir contradicciones en la práctica.

Este fue uno de los tantos papas antitesis de los que los fieles de la secta católica creen que representa un sumo pontífice.  Sixto IV, (1471-1484) de nombre de pila Francisco de la Rovere, italiano por supuesto, romano imperator de la cuna hasta la tumba, pasó por la orden de los franciscanos antes de alcanzar la gloria del que es como los dioses, conocedor del bien y del mal. A los 50 años de edad fue elegido General de los Franciscanos. Tres años más tarde Pablo II lo hizo cardenal. Y sucedió a su padrino en el 71.

El Papa Sixto IV no tenía precisamente fama de santo.  Todo el mundo sospechaba que había alcanzado la dignidad papal recurriendo al soborno y que nunca mostró el menor reparo en llevarse por delante a cuantos cristianos hiciera falta para lograr sus ambiciones.

Al papa Sixto IV sus sobrinos cardenales le salieron todos ranas. No les bastaba a semejantes sapos vestir la púrpura y haber sido creados a la imagen y semejanza de su Dios por un dios humano, además tenían que demostrar que eran como dios, para lo cual debían escupirle sus actitudes fornicarias, adúlteras, sodomitas y hechiceras en la cara a su Dios.

Como todo el mundo sabe la causa tras la bendición de la iglesia romana al asesinato de los Médicis se descubre en la negación de Lorenzo el Magnífico a concederle otro crédito al Papa. Negarle algo al todopoderoso pontífice romano, sin el cual no había salvación, era una ofensa a la Santísima Trinidad, y en consecuencia el papa y sus sobrinos se plantearon la caída de Lorenzo y su familia empleando como brazo armado la familia Pazzi. La idea del papa era aprovechar la coyuntura para dar un golpe de estado contra la república de Florencia y ponerla bajo el control del cardenal Rafael Riario, su sobrino del alma. El complot falló. De los dos hermanos sólo cayó uno y el que quedó se llamaba Lorenzo el Magnífico.

Desgraciadamente los príncipes italianos acabaron por abrir los ojos, le vieron los cuernos al demonio que se sentaba en la Silla de San Pedro y firmaron las paces. Sixto IV estuvo a punto de excomulgarlos a todos por herejes y no creer que la Voluntad del papa es el Verbo de Dios. A su tiempo sin embargo, cuando los tiempos estuviesen maduros, la doctrina de la igualdad entre el Verbo de Dios y la Palabra Infalible de los papas, se haría. Y así, por igualdad matemática, el papa sería Dios entre nosotros.

No todo iba a ser negativo en aquel demonio de papa. El hombre contrató a Miguel Ángel para que le decorara la Choza Sixtina y embelleció la Ciudad Eterna donde mora Dios Infalible en la Tierra con otros monumentos épicos por los que pedimos la absolución para sus crímenes.

1474. Muerto Enrique IV de Castilla en diciembre de 1474, Isabel declaró tierra de su conquista las islas de África y Guinea, en agosto de 1475. Al esgrimir la debilidad de Enrique IV, como causa de que el rey de Portugal, se hubiese apoderado del predio, hizo confeccionar albalá, que lo probase. Se conserva entre los papeles de Esteban Pérez Cabitos, en forma de copia autorizada de carta original, "escripta en pergamino de cuero", supuestamente sacada por Herrera, a 6 de marzo de 1470, en oficio de notario jerezano, eclesiástico por más señas. Olvidando pasado inmediato, el falsario la fechó en Plasencia, a 6 de abril de 1468, cuando el rey estaba privado de autoridad, como prisionero su hermano, Alfonso XII. Declara que sometido a la "subjestión e gran ynortunidad", de los condes portugueses de Tuguia y Villarreal, cometió la injusticia de darles las islas de Tamarán (Gran Canaria), Chinet (Tenerife) y Benahuare  (La Palma), "en las mis mares de España", despojando a Diego de Herrera, al que trata de "noble caballero", sin haber merecido siquiera el "don". Las devolvió con todas las Canarias e islas adyacentes, como a "verdadero señor" de la "Mar Menor, en las partes de Bebería". Complicando la cuestión, el rey metió en danza al Papa, pidiendo el rey que "revoque e anule qualesquier letras e bullas, que en contrario de esta revocación sean", sin caer en que no tocaba pito en el entierro. (L. Al. Toledo)

1474.

Los esclavos constituían, en la Castilla de fines del Medievo, un grupo ciertamente escaso, de caracteres residuales. Procedían básicamente de prisioneros de guerra capturados a los musulmanes. Muchas familias poderosas tenían a su servicio esclavos moros, como lo pone de manifiesto la documentación bajomedieval, y en primer lugar, los testamentos. Pero desde finales del siglo XIV se añadieron nuevas fuentes de captación de esclavos: las islas Canarias y el mundo negro africano (Guinea y Senegambia). La región de la Corona de Castilla en donde la esclavitud alcanzó mayor desarrollo fue Andalucía.

Ello se explica por diversas razones, desde su posición geográfica, de cara tanto al reino nazarí de Granada como al continente africano, hasta la actividad desarrollada por las colonias de mercaderes extranjeros allí establecidos, y en primer lugar los genoveses. La situación de los esclavos era degradante desde el punto de vista jurídico, aunque era posible que obtuvieran la liberación. Pero sus condiciones reales de vida variaban mucho de unos casos a otros, lo que dependía fundamentalmente de la actitud adoptada por sus dueños. Su principal ocupación era, sin duda, la dedicación a las tareas domésticas.

El mundo de los pobres era de una notable heterogeneidad. El término pobreza podía tener también connotaciones de carácter espiritual, pero desde el punto de vista social sólo se tienen en cuenta para delimitar al sector de los pobres los elementos materiales. En el mundo de la pobreza se incluye a todos aquellos que, independientemente de las causas que lo habían provocado, carecían de lo indispensable para subsistir. A los abismos de la pobreza se podía caer debido a la vejez, la viudedad o la enfermedad. Pero la pobreza lindaba, asimismo, con el mundo, sin duda variopinto, de los vagabundos, truhanes, rufianes, etcétera. Al fin y al cabo, como señaló en su día J. le Goff, "pobre, enfermo y vagabundo son casi sinónimos en la Edad Media".

Cuantificar la pobreza en la Castilla bajomedieval es de todo punto imposible, no sólo por el laconismo de las fuentes, sino también porque el umbral de la misma sufría frecuentes oscilaciones. Por lo demás la crisis bajomedieval facilitó la caída de muchos ciudadanos modestos al pozo de la pobreza. No obstante los datos que conocemos, procedentes de Sevilla y otras localidades andaluzas, apuntan a unos porcentajes de pobres situados entre el 15 y el 20 por ciento del total de la población de sus respectivos núcleos. Es de advertir que en esas fuentes aparecen mencionados exclusivamente los pobres fiscales, es decir gentes avencidadas en el lugar pero que, debido a su precaria situación económica, quedaban exentas de pechar. En cambio, no se consignaba en esos padrones a los vagabundos que merodeaban por las localidades censadas. 

En los últimos siglos de la Edad Media se observa un cambio en lo que se refiere a la actitud hacia los pobres. De día en día ganaba terreno la idea de que los pobres eran individuos peligrosos, a los que había que vigilar. En las Cortes de Madrid del año 1435 se dijo, muy expresivamente, que había muchos "omes e mugeres valdíos e vagamundos... (que se dedicaban) ...a pedir por Dios e a otros ofiçios miserables, con entençion de non trabajar nin afanar sus cuerpos a ningund ofiçio". En las Cortes de Valladolid de 1351 se insistió en la misma idea, al establecer Pedro I que "ningunos omes nin mugeres, que sean et pertenescan para labrar, non anden baldíos por el mío sennorio, nin pediendo nin mendigando". Ciertamente, esas medidas iban dirigidas contra los que no querían trabajar pero no contra quienes "fueren tan viejos e de tal dispusiçion o tocados de algunas dolençias o enfermedades" que no pudieran hacerlo.

Mas de hecho resultaba difícil distinguir, entre los que practicaban la mendicidad, a unos de otros. Paralelamente en la literatura castellana de los siglos XIV y XV la pobreza aparece como sinónimo de desgracia. El pobre, se lee en el Cancionero de Baena:

"...vive de Dios muy mucho apartado...
Así que su vida es siempre en dolor;
Encima, la muerte le toma en pecado ...
...Siempre su vida fue en tribulación
E hubo cumplida de Dios maldición".
(Julio Valdeón Baruque)


1474. Castillo de La Luz en Winiwuada n Tamaránt (Las Palnmas de Gran Canaria) fue edificado con muros de sillería. Actualmente se utiliza como sala de exposiciones, gestionado por el Ayuntamiento capitalino. Debemos señalar que su entorno ha mejorado considerablemente en los últimos años, debido a la preocupación por conservar el Patrimonio Histórico Cultural Colonial.

1475. Después de dos días de movimiento popular contra la tiranía de los colonos asesinos Diego García de Herrera e Inés Peraza, liderado por el joven Juan Mayor, el lunes 20 de agosto, se reúnen gran número de vecinos ante escribano, y dan extenso poderes a Juan Mayor y Juan de Armas (canarios) para que, pasando a la Corte, expusieran las quejas de los vecinos contra el señorío de Diego de Herrera, un tirano sin fe ni ley, despótico, vengativo, concusionario y, expoliador ávido de rapiña y posible hijo putativo. Con el poder redactaron un amplio dossier en el que exponían los agravios y ofensas sin cuento que los vecinos de Titoreygatra (Lanzarote) venían recibiendo por parte del despótico Diego de Herrera, al tiempo que por conveniencia se declaraban fieles y respetuosos súbditos de la monarquía. Los mensajeros, fueron despachados, y con facultad para negociar hasta la suma de 15.000 maravedises, para los gastos de litigio garantizados por los principales sublevados.

Los emisarios llegaron a Castilla, pero enterado previamente de su llegada, Pedro García de Herrera, primogénito de Diego de Herrera, los izo seguir por cuatro forajidos de su confianza los cuales una jornada antes de llegar a Córdoba, los asaltaron, robándoles los documentos y secuestrándolos los mantuvieron encerrados hasta que la reina enterada del asunto ordenó ponerles en libertad. Mientras tanto, en Titoreygatra (Lanzarote) Diego de Herrera y su mujer continuaban atrincherados en su casa fuerte auxiliados por unos cuantos vasallos que les permanecían fieles. Casualmente en diciembre de 1476, aportó una carabela portuguesa y los vecinos que continuaban formados en consejo, decidieron embargarla fundándose en la guerra que mantenía la corona de Portugal con la de Castilla. Herrera creyó oportuno aprovechar la ocasión para vengarse de sus enemigos y tratar de recuperar parte de su poder y envió secretamente a su hijo Fernán Peraza a negociar con el capitán de carabela la ayuda de éste y la de los marineros, a cambio de una buena recompensa si conseguían con la tripulación y los pocos soldados que le habían permanecido fieles, detener a los principales vecinos sublevados.

Después de conseguir liberar a la tripulación portuguesa, estas en unión de las tropas de Herrera consiguen tomar por asalto La Villa de Teguise, eligiendo a doce vecinos de los más significados, y sin ningún tipo de juicio inmediatamente hace ahorcar a seis de ellos, confiscando los bienes de todos los detenidos con los cuales pagó a los lusitanos.

Los restantes seis vecinos que esperaban su turno en los calabozos para correr la misma suerte, pudieron escapar de la prisión embarcándose en una nao castellana que afortunadamente se encontraba en la rada, éstos vecino eran Pedro y Juan de Aday, Juan Ramos, Francisco García y Bartolomé Heneto. La reina enterada de los excesos del sanguinario Herrera, expidió una carta de seguro a favor de los perseguidos isleños.

Herrera y su mujer fueron llamados a la Corte, y mientras se dilucidaba el derecho de Inés Peraza al señorío de las islas ya conquistadas, le concedió Real facultad para crear mayorazgo en las personas de sus hijos sobre los bienes y vasallos que poseía en las islas Canarias. Pero como entre truhanes anda el juego, la reina aprovecha la ocasión para hacerse con los supuestos derechos de conquista sobre las islas de Chinech (Tenerife,) Benahuare (La Palma) y Tamaránt (Gran Canaria), a cambio de pasar por alto los desmanes de Herrera y su mujer, cinco cuentos de maravedises y el título de Conde de La Gomera, capitulaciones que fueron firmadas en Sevilla, ante el escribano Bartolomé Sánchez de Porras, el 15 de octubre de 1477 Una ves más, los intereses de los poderosos predominan sobre la justicia y libertad de los pueblos.

En cuanto a los sobrevivientes a las iras de Herrera, debieron tener algún tipo de protección por parte de la Corona Castellana, pues posteriormente vemos a algunos de ellos tomando parte activa en la conquista de las islas de Tamaránt (Gran Canaria), Benahuare (La Palma) y Chinet (Tenerife), e incluso los Aday recibieron datas en El Valle de Güímar, y en Heneto en la isla de Chinech.

1476. En verdad, nada parece haber alterado el señorío de la Peraza, antes de mayo de 1476. Cerradas las islas a los portugueses y a cuantos se encaminasen a la Guinea, sin licencia de los católicos, Diego de Herrera habría de levantar hueste, para conquistar las islas inmediatas, en poder de Alfonso V. El requerido se limitó a desembarcar en Bohío, rada de Marruecos, alargándose a Galdar donde levantó torre, que llamó de Santa Cruz, dejando por alcaide a un Alonso de Cabrera. Pasivo y enriqueño en otro tiempo, el señor de las Canarias debió hacerse sospechoso de simpatizar con Juana, pues a 27 de mayo, la reina concedió a Enrique de Guzmán, las Islas de Antonio o Cabo Verde. En "poder de nuestro adversario de Portugal", tras conquistarlas, podría conservarlas en señorío, con carácter de estado semi soberano. (L. Al. Toledo) 
1476. Prohibido a los colonos de canarias asomar por Guinea y privados de visitantes, que daban oro a cambio de matalotaje, el descontento cristalizó en desobediencia civil. Llegada la hora de pagar las rentas, se negaron a soltar un chavo, alegando que el matrimonio Herrera  Peraza, usurpó la isla a la corona. Por no desaprovechar la oportunidad de debilitar a las partes, los Católicos nombraron juez pesquisidor a Esteban Pérez Cabitos, en noviembre de 1476. Haría "pesquisa e inquisición" en Titoreygatra (Lanzarote), averiguando si "Ferrera" ocupó la isla, "que es de nuestra corona real y pertenece a nos". Repartido el salario del juez por mitad, entre demandantes y demandado, se permitió a Herrera meter en cintura a sus vasallos, a la espera de sentencia El matrimonio respondió probando su derecho, con demanda de amparo adjunta: "se temen e recelan que algunas personas", queriendo hacerles "daño", incitasen al pueblo a desobediencia. Al no estar la situación para alegrías, los Católicos reconocieron que habiendo tenido los Herrera - Peraza las Canarias, "de veinte años a esta parte y más tiempo", por "justos y derechos títulos de dominio y señorío", al no ser Lanzarote excepción, los vecinos estaban obligados a pagar y obedecer, "fasta que primeramente sean sobre ello llamados a juicio, oídos y vencidos por derecho". (L. Al. Toledo) 

1476. Habitantes de la isla Titoreygatra, (Lanzarote) tanto los colonos como naturales se revela contra los tiránicos esclavistas Diego de Herrera y Doña Inés por sus continuos reclutamientos de isleños para hacer las razias en el continente a la captura de esclavos y rapiñas, amparados bajo el silogismo de guerra a  infieles y su gestión abusiva. Tal fue la rebelión, que corrían todos los vecinos por las calles de la Villa gritando que eran vasallos de los Reyes Católicos y que solo por ellos querían ser mandados y juzgados.

La tristemente célebre en la colonia doña Inés Peraza en venganza llenó toda la isla de tributación y de sangre. Mandó prender a 12 vecinos de los más significados en el alzamiento y les embargó los bienes, papeles, títulos y escrituras. No paró aquí el castigo, la mitad de los 12 vecinos fueron arrestados y ahorcados, y la otra mitad hubiera corrido la misma suerte si no llegar a huir a Sevilla (Pedro y Juan de Aday, Juan Ramón, Francisco García, Bartholome Heneto y Juan Bernal) los cuales fueron atacados por los Portugueses y desposeídos de escrituras y cartas de derechos, que posteriormente pasaron a manos de Vizcaínos que acabaron con los Portugueses.

1476. Los invasores europeos  constituyen jurídicamente según las leyes castellanas el Señorío Territorial de Erbania (Fuerteventura), por el cual, los nefastos Reyes Católicos reconocen al colono su dominio sobre la Isla. La Villa de Betancuria, donde se asientan los conquistadores, se convierte en el eje que ostenta el poder administrativo por medio de un Cabildo (a modo de Ayuntamiento único), sometido a los Señores como propietarios de la Isla.

1476 Enero 11. Halló Hernán Peraza en Canaria una barca grande que había venido de Lanzarote á traerle bastimentos, enviada de su padre y orden de rescatar algunos cautivos cristianos, portugueses y algunos castellanos que desde la pérdida de la Torre, como dijimos, asistían cautivos. Acordaron los canarios hacer un Cabildo ó Concejo de todos los capitanes qaires, Faisajes de la Isla, en las cuevas de Gáldar, con acuerdo de Pedro Chamaida, portugués, que fue alcaide cuando hubo Torre en Gando, y asistió siempre en Canaria. Salió de acuerdo acordar intratado con Diego de Herrera que los librase de enemigos sus playas y: costas, dándole la orchilla y fuesen libre los cautivos de ambas partes viniendo á Canaria los que se hallasen en Lanzarote y demás Islas, y ellos dando á los cristianos todo conforme habían pedido á los canarios Diego Herrera cuando pactó la fábrica de la Torre, devolviéndoles los rehenes, y para ello envió Guadartheme de Gáldar y el Reyezuelo de Telde diez capitanes canarios con Pedro Chamaida, que los nombres y lugares de ellos y sus partidos son los siguientes:  llegaron á Lanzarote á once de enero, saliendo de Canaria Domingo á nueve; que todo pasó ante el escribano de Lanzarote Juan Ruiz de Crimeta, que trae el Instrumento el P. Fray Juan Galindo en su Manuscrito de Conquista.

Los gaires más principales que vinieron á nombre de los dos reyes y demás son: Acoraida, de Telde; Egenenacar, de Agüímes; Vildacane, de Tejeda; Aridani, de Aguerota; Izaco, del qaete; Achudinda, de Gáldar; Adeun, de Tamaraceite; Artenteifac, de Artevirgo; Ajuteicar, de Atiacar ó Autiaca que es hoy el lugar de La Vega; y qurirujon, de Arucas.* Fueron muy bien recibidos de Diego de Herrera y demás vecinos, mas nunca quiso admitir ni perdonar á los vasallos que depusieron de él en España, que estaban ausentes de sus familias; ésto hicieron los canarios viéndose en el último remedio, procurando Chamaida mudar de intento con el de su Señor, de que tenían esperanza. (Marín d Cubas) * Para Abreu Galindo, Acosayda por Acoraida, Aridañy por Aridani, Saco por Izaco, Achutindac por Achudinda, Ahuteyga por Ajuteicar, y Guriruquian por Gurirujon.

1476. Mayo 28. Burgos (f. 363). Carta al Almirante mayor, a los concejos y vecinos del arzobispado de Sevilla y obispado de Cádiz, ya los capitanes de cualquier tipo de embarcación, a petición de Diego de Berrera, señor de las islas Canarias, para que consientan que éste saque pan y otros mantenimientos para la gente de guerra, a pesar de las medidas existentes contra dichas sacas. Merced destinada al sostenimiento .de las islas ya sometidas y a la conquista de las que no lo están, y bajo la condición de emplear dichos mantenimientos para el citado fin y no venderlos a los enemigos de la fe o a portugueses. El Rey y la Reina. Avila. Registrada: Diego Sánchez. (E.Aznar Vallejo. 1981)

1476 Mayo 28. Burgos (f. 364). Carta a los concejos y vecinos de las islas Canarias para que se unan a Diego de Berrera, señor de las islas, en la empresa contra los portugueses, impidiéndoles entrar y comerciar y atacándoles, ya que el Reino está en guerra con Portugal. Diego de Berrera recibe poder cumplido para todas sus actuaciones, incluso para la expulsión de los sospechosos de colaborar con el enemigo. El Rey y la Reina. A vila. Reg. Diego Sánchez. (E.Aznar Vallejo. 1981)

1476 Noviembre 16. Toro (f. 745). Carta a las justicias del Reino, a petición de Diego de Berrera, veinticuatro de Sevilla, y de su mujer doña Inés Peraza, para que amparen a éstos en la posesión del señorío de Lanzarote, con jurisdicción alta y baja, civil y criminal, y con poder para recaudar las rentas y pechos de dicha isla y para tener por vasallos a los vecinos y moradores de la misma. El Rey y la Reina. Respaldada: Rodericus. Reg: Diego Sánchez. (E.Aznar Vallejo. 1981)


1476 Noviembre 16. Toro (f. 746). Comisión a Esteban Pérez, vecino de Sevilla, a petición del concejo y vecinos de Lanzarote, que defienden la pertenencia de dicha isla al rey, para que averigüe quiénes conquistaron dicha isla y en nombre de quién lo hicieron, quiénes han sido sus poseedores, a quiénes pertenece por derecho y con qué título Diego de Herrera ha ejercido su señorío. Se le ordena recibir testimonio de cuantas personas puedan informarle, incluidos Diego de Herrera y su mujer, debiendo enviar dichos testimonios, junto a las demás pruebas, firmadas por él y por el escribano ante quien pasaren, en un plazo inferior a tres meses, y se le conceden cien maravedis diarios de salario, que le han de pagar Diego de Herrera y el concejo de la isla a partes iguales. El Rey y la Reina. Camañas. Reg: Diego Sánchez. .(E.Aznar Vallejo. 1981)

1476 Noviembre 25. Toro (t 747). Carta a las justicias del Reino, a petición de Diego de Herrera, veinticuatro de Sevilla, y de su mujer doña Inés Peraza, para que amparen a éstos en la posesión del señorío de Lanzarote, del que disfrutan pacíficamente desde hace más de veinte años, con jurisdicción alta y baja, civil y criminal, y con poder para recaudar las rentas y pechos de dicha isla y para tener por vasallos a los vecinos y moradores de la misma. El Rey y la Reina. Camañas. Reg: Diego Sánchez. (E.Aznar Vallejo. 1981)

1477. Fernán Peraza, hijo de los invasores Diego García de Herrera e Inés Peraza (y nieto de Fernán Peraza, muerto en 1.452) se dedica a fortificar la costa del coontinente frontera a las islas, en la cual funda (cerca del cabo Nam) Santa Cruz de Mar Pequeña para asegurar las cabalgadas desde las islas; y se dedica a la esclavización de guanches de la Gomera, de los cuales captura cien con ayuda de dos carabelas de Palos y de Moguer, y los vende en Andalucía como esclavos.

1477. Juan de Frías es nombrado obispo de Rubicón por el Papa Sixto IV.

1477. El colono Juan de Frías, obispo de Rubicón, va a la corte castellana a denunciar la esclavización y venta que hace o permite hacer contra toda ley Diego García de Herrera, contra guanches ya cristianizados bautizados o catecúmenos. Este en un conflicto que siempre mantuvieron los invasores europeos por una cuestión de intereses, la iglesia católica obligaba a los guanches bautizados a pagar el diezmo, como garantía de una supuesta defensa de la iglesia católica ante los desmanes de los mercenarios seglares. Por otra parte, está ampliamente documentada la participación de los clérigos católicos en la venta de guanches como esclavos.

 1477. Isabel y Fernando, reyes de Castilla y Aragón, por Real Cédula, de Sevilla, a 20 de septiembre de 1477, secundando las bulas Regimini gregis de 1434, Bonus pastor de 1462 y Regimini gregis de 1476, recogen a los indígenas traídos de la Gomera a Andalucía como esclavos y vendidos como tales, para enjuiciar el caso.

1477. Isabel y Fernando, reyes de Castilla y Aragón, por Real Cédula, de Sevilla, a 28 de septiembre de 1477, reiteran lo mandado por  la Real Cédula anterior .

1477. Fernán Peraza, hijo de Diego García de Herrera e Inés Peraza, alega ante el rey de Aragón Fernando en propia defensa que, cuando vivía el infante don Enrique el Navegante, de Portugal, éste había hecho tres «pactos de paces» con los indígenas de Gomera para “catequizarlos” (debe de referirse a los años 1.453-1.456) y los guanches habían aceptado la soberanía de Portugal; y, por ello, tenía derecho a esclavizarlos. (Esta razón tiene síntoma de ser una argucia de Fernán Peraza, alzada sobre la argucia previa del infante don Enrique el Navegante).

1477. Libre el señor de pignorar vasallos, tratantes de esclavos de Palos y Moguer formaron flota, en 1477, de carabelas y una carraca nueva, yendo a la isla de Titoreygatra, en busca de esclavos. Complaciente con la clientela, Fernán de Peraza capturó vasallos, sirviendo el pedido. Cobrados y embarcados, fueron vendidos en Andalucía, quedando el stock "cativos en ferros, como si fuesen moros", según costumbre. Inopinadamente excitado por el poder político, a 28 de septiembre de 1477, el Obispo de Rubico, so pretexto de que los naturales de las Yslas de Canaria, reducidos a esclavitud, "asy con el favor del señor de las dichas islas, como de otras personas", eran cristianos o estaban en vías de serlo, cumpliendo "todos los mandamientos de la madre santa iglesia.., como verdaderos cristianos", recibiendo "los sacramentos e le avían pagado e pagaban sus diezmos", primera obligación del creyente, ordenó a los justicias en general y a los de Palos y Moguer, en particular, el secuestro de las "piezas", para ponerlas en manos de "buenas personas", a la espera de pasaje, que les reintegrase a sus islas, en especial a los gomeros. Sin temor a incurrir en contradicción, por no haber quien pudiese contestarle, el Católico, estante en Jerez, exigió a 12 de noviembre el quinto, en metálico o gomeros, amenazando al mercader moroso con embargo y subasta de bienes, sin más consuelo que el de poder demandar a Fernán, para que restituyese lo cobrado. Sagrados los ingresos de la corona, se llegó al extremo de que Juan Guerra y Juan Alfonso, habiendo pagado puntualmente, al regreso de Tamaránt (Canaria) innominada, "otras partes qualesquier" y la Gomera, con carga de oro y esclavos, se vieron entre rejas, porque funcionario venal, ingresó el quinto en su bolsillo.

Estando en la real gracia, los señores de islas ya colonizadas pidieron licencia, para crear mayorazgo. Vinculando bienes habidos y por haber, nombraron las siete islas, sin excluir las mayores. Que fuese aprobado por la corona, incide en el supuesto de que los topónimos comprendían diferentes territorios, sin afectar las conquistas de los reyes, a la propiedad de Inés. Acusando al primogénito, Pedro García de Herrera, de haber intentado alzarse con las Canarias, estableciendo "monipodio con los vasallos, e buscando formas como prendiesen al dicho su padre e deseándonos matar e buscando fuerças para ello", sus progenitores le declararon "indigno... de aver el tal mayorazgo, por muchas cabsas de yngratitud que ha cometydo, contra Dios que le fizo e contra mí que soy su madre e aun cometió contra su padre...". Desheredado, nombraron sucesor al segundón, Fernán, que recibió La Gomera Hierro, a título de adelanto. (L. Al. Toledo)


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