EFEMÉRIDES DE LA NACIÓN CANARIA UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
CAPITULO III: DE LA ANTIGÜEDAD AL SIGLO XV. 1471-1480
Eduardo
Pedro García Rodríguez
1484. Los canarios después de la invasión y conquista. Común error
fue para propios extraños la creencia inducida por la metrópoli y especialmente
por el clero católico de que la raza indígena había desaparecido de Tamaránt
“Gran Canaria” a los pocos años de su conquista; afirmación que hemos combatido
en otro lugar de esta historia refiriéndonos a todo el archipiélago, y que los
modernos métodos de investigación en los campos histórico y genéticos
demuestran que tal supuesta desaparición de la raza ha sido una de tantas
falacias sostenidas por el colonialismo.
La familia y deudos del
guanarteme, los guerreros de más fama y los isleños que se habían distinguido
por sus servicios y adhesión a la causa de los invasores, fueron desde luego
favorecidos por Pedro de Vera con repartimientos en la isla según su clase y
merecimientos.
Los jefes, en cuyo número se
contaban el guanarteme, Maninidra, Adargoma, Aytamy,
Bentaguaya Rutindana y otros, se
habían incorporado al ejército activo mandando pequeños destacamentos de
isleños, destinados a perseguir y traer a la obediencia a los que aún vagaban
por los montes viviendo de la rapiña y del merodeo.
Ocupábalos también el gobernador
colonial en hacer entradas por las costas del sur de Chinech (Tenerife,) con
embarcaciones ligeras que salían de las playas de Agaete y llegaban de noche a
aquella isla
Por una expresa concesión real se
dio al guanarteme el término de Guayedra. A la infanta doña Catalina se la puso
en posesión de las casas que su padre había habitado en Gáldar, viviendo
después en aquella población pobre y olvidada con sólo los recursos de su
esposo, que, como conquistador, había obtenido algunos repartimientos en dicha
localidad. El famoso Maninidra, que tan poderosamente había contribuido a la
sumisión de Tenerife, recibió en aquella isla, donde ya no era temible su
influencia, varias suertes de terreno, casándose allí con la isleña María de
León, de la que tuvo dos hijos, Pedro e Inés.
Muchos conquistadores se
enlazaron con hijas de los jefes isleños, que eran en general hermosas, rubias
y de robustas formas, por haber sido muy pocas las mujeres españolas que se
avecindaron en Gran Canaria. Ya hemos visto también con quienes casaron las
tres infantas doña Catalina, doña Margarita y doña Luisa, pudiendo multiplicar
estas citas si no fuera ya un hecho indubitado la fusión de las dos razas entre
sus más elevados personajes.
Entretanto, el odio al invasor no
extinguido aún con el agua del bautismo, la repulsión que algunos isleños
sentían hacia los usos y costumbres de los españoles y el penoso trabajo que se
les imponía talando montes y matorrales, cegando pantanos y roturando predios
que no les habían de pertenecer, dio lugar a que en el año siguiente (1484)
aparecieran algunas partidas de isleños alzados que, saliendo de lo más agrio
de la selva, recorrían la parte ya colonizada incendiando bosques, casas y
sembrados y dando muerte a los invasores que intentaban oponerse a sus
acciones.
Alarmado el general invasor con
esta inesperada insurrección que podía tomar grandes vuelos si no se la ahogaba
en su nacimiento, reunió una parte de sus tropas para dar una batida a los
alzados llevando consigo algunos de los principales isleños convertidos, de
modo que le sirvieran en todo caso de rehenes.
A este tiempo, dos frailes de la
orden de San Francisco que se encontraban en el Real, deseando sumar méritos
con el pretexto de evitar toda efusión de sangre y creyendo que por razón de su
ministerio estaban obligados a predicar la paz y solicitar el perdón de los
engañados isleños, se ofrecieron a salirles al encuentro y convencerles de la
inutilidad de su empresa. Accedió a sus ruegos el general y los dos frailes,
llamados Diego de las Cañas y Juan de Lebrija, emprendieron solos su peligrosa
misión dirigiéndose al vecino bosque del Lentiscal, que se extendía desde
Tafira a Satautejo y donde, al parecer, se hallaba reunido el grueso de los
isleños alzados.
En efecto, estaban estos
acampados sobre una altura que domina el cauce del Guiniguada al abrirse paso
por un estrecho desfiladero del distrito del Dragonal, y allí principiaron a
exhortar a los canarios, rogándoles en nombre del verdadero dios dejaran las
armas y se sometieran a la dominación castellana. Pero, exasperados los
canarios con el recuerdo de sus pasadas ofensas infligidas por el clero
católico se apoderaron de los religiosos y llevándolos al borde del precipicio
los lanzaron desde lo alto al fondo del barranco.
Desde entonces aquel sitio es
conocido con el nombre de Cuevas de los frailes.
Indignado el sanguinarioVera juró pasar a cuchillo a todos los alzados
sin perdonar sexo ni edad (tal como había hecho en la Gomera) y, con tal
propósito, dio orden de salir inmediatamente en su persecución y exterminarlos.
Sin embargo, todavía obtuvo el converso guanarteme la concesión de una tregua,
ofreciendo en breve plazo traerlos a la obediencia y obligarlos a deponer las
armas, lo que al fin consiguió llevándolos a todos por pequeñas partidas al
Real.
Inútil es decir que huéspedes tan
incómodos y sospechosos fueron cuidadosamente vigilados y, cuando se ofrecía
ocasión, enviados como esclavos a España.
A estos deportados, mártires de
su amor a la patria, se les señaló por los Reyes Católicos el barrio de Mijohar
en Sevilla para que allí residiesen con sus familias, debiendo referirse a
ellos la Real Cédula que con fecha 30 de agosto de 1485 se expidió en Córdoba y
cuyo texto dice así: «A queja de Fernando Guanarteme, hecha en nuestro propio y
de los canarios y canarias residentes en Sevilla, sobre agravios que les hacían
tomándoles mujeres e hijos para servirse dellos so color de no ser cristianos,
y aún siéndolo, de haber sido reducidos, después de presos y cautivos de buena
guerra, y sobre otros malos tratamientos, etc. Para remedio de eso y también
para que ellos no sigan juntándose en las casas que les señalaron, haciendo los
actos e comunidades e gentilidad que solían, se da comisión a Juan Guillén,
alcalde mayor de Sevilla, para que privativamente entienda en el régimen de
dichos canarios, les defienda de todo daño, obliiguen a buscar señores a quien
servir, cada uno , con su amo y juntos marido y mujer; a los casados separe de
las mujeres si no lo estuviesen por el
rito católico; a los que mal hicieren castigue prudentemente mientras no
tuvieren doctrina y conocimiento de leyes y pena, cuidese se les de doctrinas y
costumbres cristianas. ..» (23).
Curioso es el contenido de esta
cédula, revelándosenos en ella hechos que se suponían pero que no estaban aún
comprobados. Vemos, en efecto, que la condición de esclavos era lo que se así
se daba a esos infelices, no extendiéndose la protección de los reyes sino a
impedir que se abusara de su debilidad y disponer que la iglesia santificara
sus matrimonios. ¡Triste compensación de su injusta servidumbre! (Agustín
Millares Torres; 1977, t. II: 201-4)
1484. El año siguiente, después de la conquista vino navío de
España trayendo algunas familias y mujeres de soldados y capitanes que
pretendían avecindarse en Canaria, como fue doña Luisa de Fonseca, hermana de
Andrés Suárez, que vino en su compañía, mujer del capitán Alonso Fernández de
Lugo, que después de dos años murió esta señora en Gáldar y se enterró en la
Parroquia de Santiago, y siempre se llamaron hermanos él y Andrés Suárez.
Asimismo vino por Alcalde Mayor
Perpetuo Esteban Pérez Cavello, á quien Pedro de Vera rechazó, ahora como
primero, por la muerte del Gobernador Pedro de Algaba, siendo Alcalde Mayor por
Juan Rejón; mostró la Data de su Cédula en 15 de Marzo de 1478, volviéndose á
dar cuenta á S.M., que la envió confirmada en la ciudad de Trujillo en 17 días
de Mayo de 1479. Mandó S.M. el nombramiento de la ciudad de Telde y Gobernador
de la Isla y Torre de Gando, volvióse á nombrar; nombramiento de la ciudad en
el Real de Las Palmas con oficios de Regimientos, Justicias, Alcaldes,
Alguaciles; eligiéronse caballeros conquistadores y el pregonero era un francés,
vecino de Lanzarote. Pidió la ciudad á S.M. la Cédula de Repartimientos y vino
remitida á Pedro de Vera, y que fuesen según las calidades de las personas,
dándoles sitios para vivir, tierras
yaguas, en qué plantar, á los nobles aventureros conquistadores; menos á los peones pagados y á los que
llevaron sueldos, y fuesen premiados todos los que sirvieron á S.M.; hubo
después otra Cédula Real remitida al mismo Gobernador, con honores y
repartimientos, con muchas distinciones para quitar confusiones á las primeras
Datas, firmada en Toledo á 4 de Febrero de 1484. Plantó caña de azúcar en el
valle de Guiniguada é hizo el primer ingenio Pedro de Vera; en frente de mano
derecha plantó Alonso Jáimez de Sotomayor, alférez de á caballo, y molió con
caballos su ingenio, y los demás con agua; estos sitios después fueron convento
de San Francisco y casa de algunas familias que vinieron después y compraron
ésto y otros sitios, al mismo tiempo de la conquista, que son: Quintana,
Venegas, Caldera, Zerpa, Padilla, Penazola,
Peloz y otros.
En los sitios de Pedro de Vera
estaba la ermita de San Pedro Mártir, donde hoy es convento de Santo Domingo,
en la ciudad del Real de Las Palmas; la casa de Martín Vera es hoy el Hospital
de San Martín, que aún tiene sobre la puerta antigua el escudo de los Vera. A
Juan siverio se le dieron tierras yaguas en Tenoya porque dejase la casa y
huerta en la Ciudad del Real donde hoy está la Catedral y lo que es la plaza
era la huerta. A Tomás Palencia le dieron en Arucas y barranco de Guadalupe grandes
pedazos de tierras con mucha agua, donde hizo ingenios, que tuvo cuatro, el de
Tirajana y el de Los Llanos de Sardina. Alonso Rodríguez de Palencia, su
hermano, tuvo en Telde tres ingenios: dos en el
barranco que llaman del Perro y otro fuera de lugar junto al barrio de Los
Llanos, donde hizo casa y ermita de San Gregorio; en uno de los dos primeros y
la casa sucedió un vecino de Lanzarote llamado Jara Quemada, y en el segundo
Cristóbal García de Moguer, del lugar del Condado, y en el de fuera de Telde
Francisco de Matos, de Portugal. Repartiéronle en la Gaete al capitán Alonso
Femández de Lugo la Casa Fuerte ó castillo con muchas tierras yaguas; hizo
ingenio y plantó viñas é hizo grandes cortijos que después vendió para la
conquista de La Palma y Thenerife; sucedió en ellas Francisco de
Palomares, genovés, y á este uno llamado Zayas de Arellano, que las vendió y se
fue á España. Avecindáronse en C¡áldar, comprando de otros al mismo tiempo,
unos italianos de apellidos sopranis y Cairasco. De Lanzarote vinieron otros
llamados Aguilar, Verde, Betancourt, Cabrera, y después de la conquista de
Thenerife, otros, como Benítez. Avecindáronse en Canaria españoles de diversas
naciones, portugueses, gallegos, vizcaínos, extremeños, andaluces, aragoneses,
y de otros reinos, flamencos, franceses, genoveses, italianos, y de Lanzarote
vinieron algunos canarios que allí detuvo Diego de
Herrera, ya cristianos, como el caudillo de Telde, Mananidra, que murió en
Thenerife después de su conquista.
Envióles á todos los conquistadores
á sus casas Pedro de Vera el título de sus Datas y Repartimientos según habían
servido, y vistos por ellos fueron contentos y mayormente los aventureros,
aunque no les daban aguas sino tierras montuosas para sembrar, mandólas medir y
amojonar, poniéndoles los nombres de sus apellidos, porque otros venían de
España que habían dado á Sus Altezas cierto número de maravedíes para que el
Regimiento y Ciudad les diese heredades y hubo grandes cercenamientos que de
enfadados vendían todo y se volvían á España y pasaban otros á La Palma y
Thenerife á su conquista y allá les daban otro tanto y lo vendían; muchos se
pasaron á Indias á sus primeros descubrimientos cuando acudían las familias de
fuera del Reino con títulos genoveses, flamencos, etc., y en Thenerife
fue donde estas familias cargaron más, y en La Palma; á la fama de las guerras
civiles de Granada se fueron muchos con las Compañías de la Hermandad, mandadas
llamar el año 1480, y el que tenía con qué irse no quería quedarse en Canaria é
Islas.
El Cabildo y Regimiento de
Canaria á su costa fabricó é hizo armazón de dos fragatas, y el factor ó
comisario fue Juan Severio Mujica y otro primo suyo, Lezcano, regidores para
limpiar estas costas de piratas, así moros como otros, y correr la costa de África
y Guinea á traer negros para el servicio de los ingenios y viñas, que después
sus dueños dejándolos libres por voluntad de Sus Altezas tienen un pueblo donde
habitan todos los negros, en Tirajana; son vivos, entendidos y valientes que
defienden aquellas costas remotas de enemigos que por allí entran á hacer
aguada y á robar ganado y á lo que pueden. Trájose de Guinea las patatas, el
maíz, raíces de plátanos, ñames y otras semillas. (Marín de Cubas [1694]
1993:168-72)
1484. Hernán Peraza “el Joven” deja de ser el apoderado de sus
padres y obtiene el señorío de la isla de La Gomera. Los gomeros se sublevan
contra él y los castellanos se recluyen en la Torre de los Peraza hasta la
llegada del sanguinario Pedro de Vera con refuerzos. Se producen grandes represalias
contra la población isleña y se llevan a unos 200 gomeros como esclavos.
1484. Los Reyes
Católicos, el 20 de enero de 1484, dan instrucción a su procurador en la curia
pontificia, Gonzalo de Beteta, y al cardenal Juan Margarit, para suplicar al Papa
Sixto IV el derecho de patronato sobre el obispado de Canarias (Rubicón) .De
momento, quedó sin efecto (hasta 1486).
1484. El Papa Sixto IV declara abolida la bula Regimini gregis
de 1476 , acaso disgustado por haber desviado sus fondos los Reyes Católicos en
favor de la conquista; por lo cual cesó la recaudación consiguiente; o quizá la
abolición se debió a que los reyes habían pedido el derecho del patronato y
cargaba con los costos. 1484, Agosto 31.
Córdoba. AS, RS, ACW, pc. V-1484/9-11.
Al consejo de la Gomera que obedescan por
señor a Fernando Peraça.
Don Fernando e Doña y sabel etc. A vos los vezinos e
moradores de la ysla de la
Gomera , salud e gracia. Bien sabedes cómo por otra nuestra
carta firmada de nuestros nombres e librada de ciertos de nuestro consejo vos
enbiamos mandar que obedesiésedes a Fernand Peraza, fijo de Diego de Herrera e
de Doña ynés Peraza, su muger, cúyo es el señorío e gouernación e posesyón de
la dicha ysla por traspasamiento que della le fizyeron los dichos Diego de Herrera
y Doña ynés Peraza, su padre e madre, e que le rrecudiésedes enteramente todos
con los pechos e derechos a él pertenescientes, segund que esto e otras cosas
más larga.mente en la dicha nuestra carta se contenya con la qual dicha carta
avedes seydo rrequeridos e que la cunplades en todo e por todo, segund que en
ella se contiene, e contra el thenor e forma della no fuésedes nin pasásedes,
so ciertas protestaciones e penas en la dicha carta contenidas..Lo qual diz que
fasta agora non avedes querido nin queredes fazer poniendo vos contra él e non
faziendo lo que por la dicha nuestra carta vos enbianmos mandar, en lo qual el
dicho Fernand Peraza ha rrecebido agrauio, e daño e nos suplicó e pidió por
merced que cerca dello le proueyésemos como la nuestra merced fuese. E nos
touímoslo por bien e mandamos dar la dicha nuestra carta para vos en la dicha
rrazón, por la qual vos mandamos que veades la dicha nuestra carta e la
cunplades en todo e por todo, segund e por la forma e manera que en ella se
contiene. E contra el thenor nin forma della non vayades nin pasedes en ningund
tienpo nin por alguna manera, so las {penas) en que cahen aquéllos que van
contra mandamiento de sus Reyes e señores naturales. E s y contra la dicha
carta fuéredes e pasáredes, mandamos a los capitanes e gentes e otras personas
en la dicha nuestra primera carta contenidas, que esecuten en vosotros o en
cada v no de vos todas las penas e premias en la dicha primera carta
contenidas. E non hagades ende al. En la cibdad de Córdoua, treynta e vn días
de agosto año etc. de mill e quatrozientos é ochenta e quatro años. Episquipus
(sic) Palentinus, Rodericus dotor, Andrés dotor, Antonius dotor. Yo Alonso del
Mármol, escribano de cámara del Rey e dela Reyna etc. la fiz escreuir por su
mandado con acuerdo de los del su consejo.(D.J.Wölfel)
1484 Juan
Frías, obispo de Canarias y Rubicón, quiso cobrar el diezmo de las islas. Inés
de Peraza, en nombre propio y de y Diego de Herrera, "cuyas son las Yslas
de Lanzarote, Fuerteventura, Gomera y Fierro", no las "islas
Canarias", en conjunto, como poco antes, recordaron al prelado, documentos
en mano, que pertenecía a los señores, como en toda tierra, que perteneció al
Temple. De paso se quejaron de las 40.000 cabras del prelado, que pastaban en
Erbania (Fuerteventura), desde hacía 20 años, no habiendo pagado jamás un
maravedí, de diezmo ni herbaje, Los reyes dieron la razón a los señores,
respondiendo la iglesia católica que las tales cabras, estaban en la isla desde
que las ocuparon cristianos. Compró 5.600 quintales de orchilla, "buena,
limpia e enxuta", en 10 doblas cahíz, a razón de 800 por año, quedando los
Peraza a autorizados vender el excedente, en los dos primeros, de no absorberlo
Rivera, a condición de mantener el precio. (L. Al. Toledo)
Tan perjudicada la Iglesia católica como Fernán, por la suspensión de la trata,
pues el diezmo era de importancia, señor y clérigos se aliaron, buscando
solución al problema.
Siendo la clave la religiosidad de los isleños, el Deán de
San Juan concluyó que los interesados, habrían de probar que "no eran ni
fueron cristianos", pues aunque "nombre tuviesen, ninguna obra de
platica fasían", usando "nombres gentilisos, binieno desnudos e
teniendo ocho o diez mugeres, no consintiendo entre sí cristianos, antes
tomándolos e fasiéndolos otras muchas superticiones". Al tiempo que
palmeños y guanches reclamaban conversión, la Iglesia católica local
declaró de urgencia, enmendar las desviaciones de los gomeros. Para ello les
hicieron jurar y firmar, que de no apartarse "de sus ritos y errores"
en fecha fija, aceptaban "ser conquistados" por enésima vez, "e
dados en cautiverio e perpetua servidumbre". Ratificado el documento por
el prelado y la corona castellana, Fernán aguardó el término del plazo, para
reanudar las cabalgadas, alegando que persistían "en sus malas costumbres
y errores". Enteradas las víctimas, tomaron "tal omecillo"
contra el señor de la isla, que en reunión celebrada en la "villa" de
la Gomera ,
"todos juntamente... acordaron de lo matar". Yendo Peraza en busca de
cautivos, le despenaron "con alboroto y escándalo", en emboscada
tendida "debaxo de Mercadis...", junto a Gran Canaria. Enterada
Beatriz de Bobadilla de su viudedad, pidió socorro a Pedro de Vera,
atrincherándose en una torre, con sus criados e hijos: Guillén, al que pasado
el incidente, los canarios darían vasallaje, e Inés. No era esta Beatriz de
Bobadilla la Marquesa
de Moya, esposa de Andrés de Cabrera, quizá la que obtuvo licencia para fletar
carabela en 1478, con destino a los rescates de Guinea. La que nos ocupa estaba
casada desde 1484, con Fernán de Peraza. (L. Al. Toledo)
1484. Muerto Diego de Herrera, a
finales 1484, le siguió el obispo católico Juan de Frías, en la primavera de
1485[1]. Inés de Pereza aprovechó para solventar
el problema, comprando las cabras a los testamentarios. Pero la mesa del
Cabildo eclesiástico, deshizo la transacción, declarando el ganado propiedad de
la Iglesia católica, habiendo alimentado el rebaño a los canónigos, de tiempo
inmemorial. Al quedar Frías en usufructuario, la Peraza perdió lo gastado en el
pleito, la compra y el ganado.
1484 Enero 5. Vitoria (f. 6). Orden a los vecinos de las islas de
Lanzarote, Fuerteventura, Hierro y Gomera, a petición de doña Inés de Peraza,
en nombre propio y en los de su marido Diego de Herrera y su hijo Fernando
Peraza, para que en un plazo de cinco años no vayan a vivir a Gran Canaria,
para evitar la despoblación de sus islas y la invasión de moros o de cristianos
de otros reinos. Se encarga al gobernador y justicias de Gran Canaria que les
impidan el hacerlo. El Rey y la Reina. Santander. Acordada: Johannes. Andreas.
(E.Aznar; 1981)
1484 Marzo 16. Agreda (f. 33). Iniciativa al bachiller Pedro de la
Torre, a petición de los tesoreros de las bulas de Canarias y del procurador de
los depositarios de dicha Indulgencia, para que dé sin dilación sentencia en
unos pleitos, para lo cual se le otorga poder cumplido. El Obispo de Palencia.
Johannes. Rodericus. Antonius. (E.Aznar; 1981)
1484 Mayo 29. Valladolid (f. 74). Citación al mercader Diego de
Soria, vecino de Burgos, para que declare ante el Consejo Real en el pleito que
sigue sobre el cargo que Gonzalo Marañón, vecino de Medina de Pomar tuvo de las
bulas de Canaria en el obispado de Pamplona. Dicho pleito fue fallado en
primera instancia por el bachiller Pedro de la Torre, juez comisario, contra
cuya sentencia recurrió Gonzalo Marañón, encomendándose la nueva vista a los
drs. Gonzalo Gómez de Villasendino y Antón Rodriguez de Lillo, pero por haber
sido encomendada a éste último una misión en Andalucia ya petición de Gonzalo
Marañón se nombra para sustituirle al Ido. García López de Chencilla, al igual
que los anteriores miembros del Consejo y oidor de la Audiencia. Almirante.
García. Gundisalvus. Afonsus. (E.Aznar; 1981)
1494 Agosto 12.
Un documento curioso es la
presentación ante el Bayle de 65 guanches “de tez blanca” de la isla de
Tenerife, “terra de Canaria”, el día 12 de agosto de 1494, los cuales habían
sido llevados a Valencia por un mercader genovés, estante en las Islas Afortunadas.
La presentación la hizo el factor y procurador, don Miguel Sanz Escuder, en
nombre del Conseller y Tesorero del Rey, don Alfonso Sanchís. Se nombra a cada
un por su nombre aborigen, y al ser interrogados por el intérprete, se pudo
conocer algunos detalles de su cautiverio.
Así, Guaynetona, de veinticinco años, dice que es natural de Tenerife, “terra de Canaria”, y que su madre está en la isla de Tenerife. Manifiesta que la hicieron presa en la isla de Tenerife, y la portaron hasta la isla de La Gomera, y que de allí la han traído junto con otros hasta la ciudad de Valencia. Dice que en principio eran 65, pero que una cautiva falleció.
Entre otros nombres citados en este documento, que se encuentra en el Archivo Regional de Valencia, “Bailía General”, a los folios 143 vuelto a 146, figuran los siguientes:
Adasat, de 25 años
Asatiquinen, de 35 años, que tenía un niño que no se nombra
Guanjegua, de 25 años
Azemeyeguegua, de 30 años
Attamoseya, de 30 años
Attagora, de 30 años
Tassa, de 23 años
Attassa, de 24 años
Adassa, de 35 años
Attagora, de 29 años
Adsaburxerban, de 50 años
Adsebuma, de 22 años
Adteyseys, de 30 años
Adtesa, de 33 años
Aduntterner, de 10 años
Addasarne, de 10 años
Attasat, de 8 años
Tassat, de 5 años
Attabonera, de 12 años
Axohuquonaya, de 12 años
Adzubema, de 10 años
Una niña de 3 años que no se sabe el nombre
Attimera, de 10 años
Guaynegoga, de 11 años
Atturchayayne, de 11 años
Attaybenase, de 10 años
Atasar, de 7 años
Un niño de 3 años que no se sabe el nombre
Guatutse, de 12 años
Attasa, de 9 años
Azemeyeguegua, de 30 años
Attamoseya, de 30 años
Attagora, de 30 años
Tassa, de 23 años
Attassa, de 24 años
Adassa, de 35 años
Attagora, de 29 años
Adsaburxerban, de 50 años
Adsebuma, de 22 años
Adteyseys, de 30 años
Adtesa, de 33 años
Aduntterner, de 10 años
Addasarne, de 10 años
Attasat, de 8 años
Tassat, de 5 años
Attabonera, de 12 años
Axohuquonaya, de 12 años
Adzubema, de 10 años
Una niña de 3 años que no se sabe el nombre
Attimera, de 10 años
Guaynegoga, de 11 años
Atturchayayne, de 11 años
Attaybenase, de 10 años
Atasar, de 7 años
Un niño de 3 años que no se sabe el nombre
Guatutse, de 12 años
Attasa, de 9 años
Attasa, de 8 años
Axixuna, de 3 años
Adzubenam, de 2 años
Attagora, de 10 años
Attasa, de 2 años
Attemisa, de 8 años
Ataxa, de 1 año
Admayatescha, de 12 años
Attemsa, de 6 años
Adzubenam, de 5 años
Addnanasa, de 4 años
Adtemexi, de 5 años
Guauassa, de 3 años
Adsneyneyne, de 4 años
Siso, de 6 años
Ayuasunga, de 8 años
Attmeixim, de 4 años
Achosman, de 5 años
Attasat, de 6 años
Una niña de un año que no se sabe su nombre
Attaybenes, de 6 años
Adzerura, de 20 años
Adzistura, de 22 años
Attasat, de 4 años
Ateyneybenam, de 4 años
Aynaromoroan, de 21 años
Attagares, de 5 años
Attasat, de 20 años
Es probable que la repetición de algunos nombres puede responder a la pertenencia a algún grupo familiar, o bien a un cantón determinado.
1484 Agosto 20. Córdoba. Receptoria, para que las justicias de Sevilla y Jerez de
1484 Agosto 25. Córdoba (f. 133). Comisión a Juan Pérez de Treviño,
lugarteniente de asistente de Sevilla, para que entienda en la demanda
presentada por doña Inés de Peraza, señora de Lanzarote y Fuerteventura, contra
Gonzalo de Zúñiga, vecino de esa ciudad, que le robó una carabela con
mantenimientos, valorados en doscientos mil maravedís, que esta señora envió
hace ocho o nueve años a Canaria. Dicha comisión está motivada por el privilegio
de los vecinos de Sevilla de no poder ser requeridos en primera instancia fuera
de la jurisdicción de la ciudad, lo que hace que quede sin cumplimiento la
carta de emplazamiento del rey. Rodericus. Ferrand Mármol. (E.Aznar; 1981)
1484 Agosto 30. Córdoba (f.122). Mandamiento a las justicias de
Quintana, para que entreguen a Pedro de Vera, gobernador de las islas de
Canaria, una escudilla de plata y un platel que dichas justicias tomaron a
Juanchón, mozo de espuelas del dicho Pedro de Vera, que lo robó hace
aproximadamente veinticuatro días, refugiándose en Quintana. Rodericus.
Andreas. Antonius. Castillo. (E.Aznar; 1981)
Para mi el texto tiene un problema. Fueron los castellanos y no los "españoles" sus coinquistadores. En esa época en la P.Ibérica compartían el territorio diversos reinos, además del de Castilla, así el reino Nazarí de Granada (hasta el 2 de enero de 1492), el reino de Portugal, el de Navarra i los terriotrios que fortmaban la Corona de Aragón. El concepto de España, guste o no, es posterior. El matrimonio de Isabel i Fernado nofue más que una unión dinástica, no fue territorial porque el reico de cada cual siguió con sus Cortes, Leyes, costumbres y tradiciones, entre los cuales las lenguas.
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