martes, 11 de septiembre de 2012

CAPITULO VI


LAS DATAS DE ACENTEJO

Y

BREVE RESEÑA HISTÓRICA DE LOS DATADOS

CAPITULO VI


507-22.—Diego Peres. 60 f. a las montañuelas de Acentejo arri­ba al camino linde con el barranco q. está a par de los Cordo­beses; e más otras 60 f. en las cabezadas de las tas. de Baldés q. son en Tacoronte. Q. digo q. las 60 f. son encima del camino de Taoro junto con lo de Goncalo Guares. 3-VI-1504. [1]
En la lista de los katuten (guerreros) de la compañía auxiliar de Maninidra expuesta por el criollo Antonio de Viana figura un Diego Peres integrante de la misma.
Otras datas concedidas a Diego Perez: “Diego Peris de Turel. “Syen f., digo C f., en las cabecadas de Tacoronte”. Y digo q. si no las podieredes sembar este año q. las sembréis cuando podieredes. Q. vos den 70 f. 10-X-1502. [Repartidores: Sres. encomiéndoos a Diego Peres, q. no quede por dalle tas. pues yo no puedo entender en ello. El Adelantado];  4 f. para viña encima del acequia. Más 60 f. q. son encima de las tas. de Diego Mayor fasta la montaña vera de un barranco q. son en Taoro. 30-XI-1503”; Las tas. q. fueron de vuestro herma no Antón Sanches de Turel q. Dios haya, las cuales vos doy como a su hermano y heredero. Reservando su derecho a salvo a Juan Agostín Salvago, v° de la Gomera, para q. vos D. P. le seáis obli­gado a pagar los 10 mil e 8 cientos mrs. q. le eran debidos por el dho. A. S. vuestro hermano y después por Espino en su nom­bre 8-1-1505”;  “v°. 100 f. q. son en Heneto entre los dos dragos las cuales vos habéis sembrado en el año de 1504 y en este presente año, en las cuales vos el dho. D. P. os habíades entrado a sembrar por mandamiento de mi alcalde Pedro de Ver-gara. Q. vos do 50 f. 25-11-1505.”.
Figura en varios instrumentos de la escribanía de Hernán Guerra: “10 de marzo de 1511.-Diego Pérez y Gonzalo Martín, levador, vs., reconocen deber a Juan López Franco 52 reales y 1/2 por tanto trigo que le com­praron, a pagar a final de mayo. Ts.: Fernán Esteban Cárdeno y Juan Galán.—Gonzalo, levador, y Diego Pérez de Turel. (fol.143 r.); En 21 agosto de 1511.-Rodrigo Alonso, gallego, v°., arrienda a Diego Pérez una yun­ta de bueyes para hacer la sementera que viene y no otra, con tanto que tenga que sacar a la era el pan que sembrare en 10 días, por 2 cahíces de pan, trigo, puestos en las eras por el mes de julio de 1512. Ts.: Tomás Justiniano y Fernán Esteban.— Rodrigo Alonso. (fol.419 r.)”.
El 18 de noviembre de 1540 figura como testigo y vecino de El Sauzal  en una escritura de poder concedida por Gonzalo Hernández de Ocampo ante el escribano publico Juan del Castillo.
De la documentación consultada es todo cuanto hemos podido recabar de este personaje.

656-56.—Antón de la Sierra, conquistador. 15 f. en Centejo linde con tas. de Juan Delgado, q. Dios haya. 19-IV-1504 [Autó­grafo del Adelantado].
Obtuvo además de las de Acentejo tierras en Masca: “Antón de la Sierra, v°. Dos cahíces de s. en Masca, junto a las ts. de Juan Delgado y del camino real; linde de un barranco de las ts. de Juan Benites. Asimismo digo que por cuanto vos A. de la S. decís que J. Benites vos tiene tomadas 6 f. de ts. de las dichas, que pareciendo vos haber tenido las dichas ts. y ser vuestras, que luego os las mandaré volver, sin pleito ni contienda. El Adelantado. 19-VIII-1508.”. Así mismo también en Taoro tal como se especifica en la data concedida al colono Diego de Mendieta: “Diego de Mendieta. Antón de Vallejo, escribano pú­blico, yo vos mando q. un título oreginal q. vos tenéis tocante e pertenesciente a D. M. el cual oreginalmente dad y entregad al dho. tomando del tal título un traslado abtorizado. El bachiller Mansilla y otras firmas. 28-VII-1523.

[Hoja aparte; el traslado] Toda la demasía q. hoviere en las tas. q. yo di a Diego de Cala, vuestro suegro q. h. s. g., q. son en Taoro bajo de la cuesta, junto de unos almacigos, linde donde tiene las colmenas de Antón de la Sierra e Pedro Delgado de Grand Canaria e su entenado, e de parte de arriba la cueva ho­radada derecho a las cuevas q. están encima de los almacigos q. están encima de las colmenas del dho. Antón de la Sierra. ll-XII-1507.”.
Como el resto de los canarii establecidos en la Isla Chinech (Tenerife) pronto se integró en el sistema capitalista impuesto por los invasores europeos, por lo que generó algunos documentos notariales, especialmente ante el escribano publico Hernán Guerra, los cuales reproducimos: “ 31 de marzo de 1511.-Antón de la Sierra, v°., reconoce deber a Alonso López, est., 3.388 mrs. porque se los prestó, a pagar en dineros de contado y no en otra cosa, a final del mes de julio. Ts.: Pero Alonso Co­rrales, Fernán Esteban Cárdeno y maestre Diego de León.—Fer­nán Esteban Cárdeno.” (fol. 188 r.); En la misma fecha, “Antón de la Sierra, v°., reconoce deber a Fernando de Taco-ronte, v°., 6.460 mrs. por resto de 80 cabras que le compró, a pagar en dineros de contado, el primer día del mes de agosto. Ts.: Alonso López, Pedro Alonso Corrales y Fernán Esteban Cárdeno.—Fernán Esteban Cárdeno. (fol. 189 r.); El 2 de abril de 1511 “ Antón de la Sierra, canario, v°., reconoce deber a Fernando de Tacoronte, guanche, v°., 5.000 mrs. de la moneda de Tenerife por una yegua que le compró, a pagar en dineros de contado, en el mes de julio, primero que viene. Ts.: Alonso López y Fer­nán Esteban Cárdeno, vs. y ests.—Sin firma.”. (fol.191 r)

Bentaguayre; Bentagaire[2].
Famoso guayre (consejero y capitán a guerra) jefe del cantón de Arguineguín en Tamarant (Gran Canaria),  le fue impuesto por el rito católico el nombre de  Antón de la Sierra, fue uno de los más singulares katuten (guerrero) de Tamaránt (Gran Canaria) en la época de la invasión conquista y esclavización de la Isla de Gran Canaria por parte de Castilla, invasión dirigida en un principio por el obispo Juan de Frías y Deán Bermúdez, siendo capitán representante de la corona castellana Pedro de Vera, sustituido posteriormente por el judío converso traficante de esclavos y masacrador de pueblos Pedro de Vera.
El valor, astucia y coraje de este singular guerrero fue tal que los cronistas e historiadores nos han trasmitido algunos de sus hechos heroicos en defensa de la libertad de la matria (patria), como ejemplo vamos a reproducir dos pasajes, uno de Viera y Clavijo y otro de Millares Torres: …Pero quedaba todavía en Canaria un hombre que, sosteniendo solo todo el crédito de su nación, se hacía temer de los cristianos. Este era Bentaguaya, uno de los más famosos guaires de Telde, que había puesto a Doramas bajo los pies en un desafío y deseaba distinguirse de todos modos en la defensa de la patria. Había observa­do que nuestros conquistadores solían ganar a sus paisanos con el bautismo, e infiriendo que éste era como un flanco por donde se podría abrir brecha en la plaza y sorprenderla, se vino un día al Real de Las Palmas desarmado y diciendo quería ser cristiano y conquistador.

Admitido con universal complacencia, se aplicó enteramente a examinar con toda atención el orden del gobierno interior, la disciplina de la tropa, el estado de las murallas, el método de mudar las guardias y hacer las cen­tinelas, etc.; y luego que se creyó bastantemente instruido, hizo fuga y se reunió con los suyos. Es imponderable el estrago que hizo desde en­tonces este hábil canario entre los nuestros, pues apenas pasaba noche sin que insultase el Real, sorprendiendo las centinelas y aprisionando los soldados que solían salir de la plaza a coger ma­risco u orchilla. Meditó además de eso un golpe capaz de trastornar en media hora los progresos de toda la conquista de Canaria. Procuró reclutar todo el paisanaje que pudo y dividiéndole en dos cuerpos, los llevó con el mayor silencio al campo enemigo, a fin de darle un asalto general. El cuer­po de canarios ligeros debía emprender un falso ataque por la parte de tierra, a fin de sobresaltar la trasnochada guarnición y obligarla a acudir allí con toda la fuerza. Desamparada de este modo la parte del mar, debía atacarla el grueso de la chus­ma y entrar en la plaza sin dar cuartel. Este plan a la verdad no estaba mal trazado, pero la buena suerte de los españoles o el destino de los cana­rios hizo abortar un proyecto que se figuraba indefectible.

Los isleños que debían fingir el ataque tardaron en la ejecución, y los que estaban por la parte del mar, imaginando que cierto ruido que casualmen­te sobrevino en la plaza era ya efecto del combate de tierra, se avanzaron sin tiempo a la muralla y montaron al asalto guiados del ejemplo del atrevi­do Bentaguaya. Inquietóse toda la guarnición; to­cóse prontamente a rebato y, corriendo a las armas los españoles, hicieron una defensa gloriosa, con muerte de muchos canarios y pérdida de algunos europeos.

Viéndose los bárbaros rechazados, hu­yeron precipitadamente a los montes, sin que el general Vera se hubiese aventurado a seguirlos, temiendo alguna emboscada, en que eran tan as­tutos, y aun la guarnición se mantuvo sobre las armas muchas noches.

Tampoco se durmió Bentaguaya. No se pasaron muchos días sin que volviese a Guiniguada, acom­pañado de un solo confidente, con quien escaló la muralla por la parte menos defendida; y, como era ladrón doméstico, se encaminó a las caballeri­zas del general, con ánimo de dar la muerte a aquellos brutos que los canarios solían temer más que a los jinetes. Bentaguaya asesinó al palafrene­ro que estaba en su custodia y luego quitó la vida a dos caballos andaluces que Pedro de Vera esti­maba sobremanera.

 Habiendo ejecutado este es­trago, tornó a bajar por la muralla, aunque no con tanto silencio que dejase de percibirlo la centine­la, la que disparó una piedra con que le hirió en la cabeza y le derribó dentro del foso sin sentido. La centinela creyó había dado muerte a alguna persona de la plaza, de aquellas que solían salir a la pesca; y así mantuvo en su puesto sin tocar al arma, lo que dio lugar a que Bentaguaya, vuelto en sí, se escapase de la manera que pudo. [Esta era una aventura que él mismo contaba después.] (Viera y Clavijo, 1997: 226-227)
“Se cuenta, que al oír hablar demasiado de la gloria de un plebeyo ennoblecido llamado Doramas, quiso conocerlo en persona. De esta manera, se presentó en el bosque de Moya y lo esperó en un sitio que sabía a ciencia cierta que pasaría. Llegó en efecto Doramas, con su espada de tea al cinto y su rodela de drago, acuartelada de blanco, negro y rojo, que era su divisa, apoyada sobre el brazo. Doramas pasó sin saludar y esto hizo enfadar a Bentaguayre, arrojándole éste un puñado de tierra, que era entre ellos el ultraje más sangriento, diciéndole al mismo tiempo: “Aquí estoy”, grito de guerra que lanzaban siempre en sus desafíos. Sorprendido Doramas con tan imprevista agresión, embraza el escudo y echa mano a la espada con intención de defenderse, pero antes que pudiera hacerlo, se adelantó Bentaguayre y lo agarra con sus robustos brazos y lo arroja al suelo poniéndole una rodilla en el pecho, lo oprime de tal manera que le corta la respiración y le desarma, “Quién eres”, le pregunta casi ahogado el vencido Doramas. “Date a conocer tu primero y luego te contestaré”, le replica Bentaguayre. “Soy un plebeyo que ha sabido hacerse grande sirviendo fielmente a su patria”. Al escuchar tan nobles palabras, Bentaguayre se levanta conmovido y tendiéndole la mano le dice: “Desde hoy seré tu amigo, cuéntame en el número de tus aliados”. Y efectivamente cumplió su palabra peleando en la batalla de Guiniguada contra el ejército de Rejón mandando uno de los cantones del norte junto a Tazarte y Autindana.” (A. Millares Torres)
Participo en la invasión de Tenerife con la compañía de Maninidra, estableció su residencia en el Realejo de Abajo donde a parte de las labores agrícolas se dedicó a la cría y explotación de ganado menor cabruno y ovejuno, además de colmenero en Taoro y Acentejo. Estuvo casado con la también canarii María González.
Algunos de los descendientes de Bentaguayre en Chinech
Pedro de la Sierra, Don.
Hijo de Antón de la Sierra y María González Maninidra (nieta de Maninidra), el noble canarii Antón de la Sierra (el famoso Guaire canarii Bentaguayre), casado con Francisca de Bethencourt (o Bermúdez), la cual era hija de Juan de Bethencourt y de María Delgado, y hermana de Catalina Rodríguez.

Juan de la Sierra, Don.
Vecino de Güímar, natural de la isla de Tenerife, otorga poder a Juan Marrero y a la persona que él sustituya para que los represente ante los tribunales de Justicia “en razón del uso e costumbres e preminencias que tenemos los naturales de esta Isla en llevar las handas de Nuestra Señora la Virgen María de Candelaria cuando se saca en público en procesión”. La Orotava, 21 de Marzo de 1601, ante Roque Suárez.

Nicolás de la Sierra, Don.
 Quien siguiendo la confusa costumbre de la épo­ca en materia de apellidos retomó el apellido “Sierra” de su bisabuelo pater­no, el cual casó en 1673 con Ana Francisca, hija de Francisco Hernández de Fuentes y de María Rodríguez. Fueron vecinos del entonces pago chasnero de El Malpaís del Valle del Ahijadero, habiendo dejado varios hijos de su matrimonio de los que descienden la mayoría de los actuales Sierra de Arona y de Vilaflor. (Nelson Díaz, 2002, t.2: 329)

Juan de la Sierra, Don.
Descen­diente del noble canarii Antón de la Sierra,  casado en 1704 con María García Vieira, natural de Vilaflor e hija de Lorenzo Yanes, natural de Santa Úrsula, y de Catalina Martín Vieira, que lo era de La Orotava. La pareja se avecindó en El Malpaís del Ahijadero. (Nelson Díaz, 2002, t.2: 329)

Pedro Rodríguez de la Sierra
Hijo de Nicolás de la Sierra y Ana Francisca, casados en 1673.   Descen­diente del noble canarii Antón de la Sierra Pedro   celebró nupcias en la parroquia de Vilaflor, en el año 1723, con Beatriz González, hija de Mateo Miguel González y de Águeda González. El citado Pedro otorgó su testamento en el Valle del Ahijadero el 10 de mayo de 1759, habiendo dejado tres hijos de su matrimonio. (Nelson Díaz, 2002, t.2: 330)
Domingo de la Sierra (o Rodríguez de la Sierra), Don.
Descen­diente del noble canarii Antón de la Sierra,  casado en primeras nupcias, en 1744, con Ignacia Delgado Bethencourt, natural del pago de Cabo Blanco e hija de José Delgado de Mena y de María de Bethencourt Linares. La nueva pareja se estableció en Cabo Blanco, donde el referido Domingo de la Sierra otorgó su testamento el 30 de agosto de 1806, decla­rando no haber dejado sucesión con su segunda esposa María Asunción de Mena, hija de José de Mena y de María González Abreu. Con su primera esposa, la referida Ignacia Delgado, tuvo varios hijos. (Nelson Díaz, 2002, t.2: 329)

Nicolás Rodríguez de la Sierra, Don.
Hijo de don Pedro Rodríguez de la Sierra y descen­diente del noble canarii Antón de la Sierra. Casado en 1751 con María de Linares, hija de Juan de Linares García y de Catalina de Morales. (Nelson Díaz, 2002, t.2: 330)

Lorenzo Rodríguez Sierra, Don.
Descen­diente del noble canarii Antón de la Sierra Casó en 1794 con María Agustina Torres, hija de José Torres y de María Domínguez. (Nelson Díaz, 2002, t.2: 330)

Lorenzo Sierra de Torres, Don
Descen­diente del noble canarii Antón de la Sierra. Natural de Arona y casado en 1823 en Vilaflor con María Agustina Delgado García, dejó larga sucesión que continuó el apellido Sierra. (Nelson Díaz, 2002, t.2: 330) natural del pago de Jama e hija de Nicolás Delgado Llarena y de María García González. La nueva pareja se estableció en dicho caserío chasnero.
Antonio Juan de la Sierra Delgado, Don.
Descen­diente del noble canarii Antón de la Sierra,  venido al mundo en el entonces pago chasnero de Cabo Blanco en el año 1780. Contrajo primeras nupcias en la iglesia de Arona con María Martín Lemus, natural de La Escalona e hija de Pedro Martín Lemus y de Agustina Rodríguez de León. De este pri­mer matrimonio descienden los Sierra de Cabo Blanco y de La Sabinita.

Una vez viudo, Antonio Juan de la Sierra Delgado contrajo segundas nupcias en Vilaflor, en el año 1850, con Candelaria Aponte Martín, natural de La Escalona e hija de Juan Antonio Aponte Alonso y de María Martín Lemus. Se avecindaron en La Escalona donde dejaron sucesión que conti­nuó el apellido Sierra en dicho pago. (Nelson Díaz, 2002, t.2: 329)

Lorenzo Sierra de Torres, Don.
Descen­diente del noble canarii Antón de la Sierra. Natural de Arona y casado en 1823 en Vilaflor con María Agustina Delgado García, dejó larga sucesión que continuó el apellido Sierra. (Nelson Díaz, 2002, t.2: 330) natural del pago de Jama e hija de Nicolás Delgado Llarena y de María García González. La nueva pa­ reja se estableció en dicho caserío chasnero.
María de la Sierra Delgado, Doña.     
Descen­diente del noble canarii Antón de la Sierra,  natural del pago de Cabo Blanco, don­de falleció en el año 1818. (Nelson Díaz, 2002, t.2: 329).

176-18.—Pedro de Çamora o Çamorano. Toda la ta. q. desmontardes sin las 12 f. q. vos tengo dadas en Asentejo encima de la fuente del Adelantado y la de Guillen Castellano. Digo q. vos do conplimiento a 30 f. 20-VIII-1504.

Anteriormente había recibido otra data: “Pedro Zamorano. Una fuente q. es entre la del Ade­lantado y el agua q. se diz de Gillén, la cual vos doy con 12 f. de ta. en la redonda. Q. digo q. vos do el dho. c. de ta. con tal q. no sea en la Dehesa ni dado y el agua vos doy con condición q. ha­gáis un dornajo para las vacas q. esté entre el agua y la huente q. habéis de hacer y quede desenbargado para los ganados q. puedan entrar a beber. 30-VII-1504.”.

Este colono no figura como conquistador, por otra parte no debió tener una presencia notable en los inicios de la sociedad colonial pues no generó más documentación que las datas mencionadas.
712-63.—Pedro Vizcaíno. “Beso las manos de V. M. a la cual plega saber en como en las Matancas están unas cuevas mías q. V. M. me mandó dar y un pedazo de ta. cabe las cuevas”. Le sean dadas las tas. y cuevas. Alonso de Lugo. S. f. (Quizás de 1508.).

Este canari componente de la compañía de katuten auxiliares comandados por Maninidra, como los otros conquistadores le fueron concedidas varias datas de las tierras usurpadas en diferentes lugares de las Isla Chinech, entre ellas las siguientes: “Pedro Vizcaíno. “Beso las manos de V. M. a la cual plega saber en como en las Matancas están unas cuevas mías q. V. M. me mandó dar y un pedazo de ta. cabe las cuevas”. Le sean dadas las tas. y cuevas. Alonso de Lugo. S. f.; Pedro Viscayno, en vuestra vecindad. En Asentejo arriba de la fuente, arriba del camino q. va para el barranco de los Guanches ... c. sembradura. Alonso de Lugo. 20-V-...; Pedro Viscayno. Unas tas. q. están camino de Goy-mad con la cueva horadada q. está más adelante de la cueva de Guillen, bajo de la montañeta cabe de la dha. cueva fasta la mar. Más le doy a P. V. una cueva en Acentejo para los ganados, todo fasta la mar, la cual cueva es en la Matanca. Doyle 3 c. de ta. don­de demanda y una cueva. Alonso de Lugo. S. f.; Pedro Biscayno, natural de Gran Canaria. Por los mu­chos servicios q. habéis fecho a Su Alteza e en especial porque fuestes conquistador en estas dos islas de Tenerife e San Miguel de la Palma, 10 f. en Higan linde abajo la montañeta q. está abajo del camino q. va a la Laguna y de la parte de Arautaba un barranquillo q. va a las cuevas de Higan y de arriba tas. del Rey. 17-IV-1500.”.

Estuvo casado con la también canari Constanza Fernández. Figura como testigo en un contrato de arrendamiento de “setenta y dos ovejas de vientre” entre el colono, Licenciado Francisco d Alzola y el portugués Juan Yenez vecino de Tegueste, ante el escribano publico Juan del Castillo el 22 de noviembre de 1540.

496-11.—Fernando de Torres. Unas tas. de s. q. son en Acentejo, las cuales hoy día tenéis sembradas q. son 60 f. por cuanto vos las habéis rompidas de nuevo y son vuestras conforme a las ordenanzas desta isla. 12-IV-1505.
Las finanzas de este colono no debieron ser muy fluidas en un principio a juzgar por los diversos compromisos de pago contraídos con otros colonos algunos de los cuales fueron otorgados ante el Escribano Hernán Guerra: “5 de octubre de 1510.-Fernando de Torres reconoce deber a Jaime Joven, mercader, 6.312 mrs. por ropa que le compró. Los pagará en dineros de con­tado o en tanto azúcar blanco, puesta en esta villa de San Cristó­bal, en el mes de mayo de 1511. Ts.: Antón de los Olivos y Fernán Esteban Cárdeno.—Hernando de Torres. (fol. 433 r.); 18 de noviembre de 1510.-Fernando de Torres, v°., reconoce deber a Martín Sánchez, tra­bajador, 6.000 mrs. de la moneda de Tenerife por dos vacas de arada con sus crianzas que le compró. Los pagará en dineros de contado, por el día de San Juan de junio de 1511. Hipoteca las vacas y dos bueyes, uno “Corrido” y otro “Cherripote”. Ts.: Alonso Núñez y Andrés Sánchez.—Hernando de Torres. (fol. 544 r.); 5 de Febrero de 1511.-Fernando de Torres, v°., reconoce deber a Francisco de Se-púlveda 4.000 mrs. de la moneda de Tenerife por ropa que le compró, a pagar en dineros de contado, por todo el mes de abril. Hipoteca una yunta de bueyes, «Dorado» y «Berraco», que son del hierro o marca de Pero López de Villera. Ts.: Diego Fernández y Juan Galán.—Fernando de Torres. (fol. 47 r.);  5 de abril de 1511.-Fernando de Torres, v°., reconoce deber a Juan Méndez 6.000 mrs. de la moneda de Tenerife por una yegua que le compró, a pagar en dineros de contado, en el mes de agosto. Ts.: Pero Ro­dríguez, Juan Galán y Fernán Esteban Cárdeno.—Fernando de Torres. (fol. 192 r.); 25 de agosto de 1511.-Hernando de Torres, v°., vende a Pero Fernández, v°., unas ca­sas, en esta villa de San Cristóbal, que lindan con casas de Juan Ruiz de Requena y Nicolás de Baena. Se las vende por precio de 5.000 mrs. de la moneda de Tenerife, que recibe. Ts.: Alonso Ma­nuel y Fernán Esteban Cárdeno, vs. y ests.—Hernando de Torres. (381 r.); 26 de agosto de 1511.-Fernando de Torres, v°., reconoce deber a Mateo Viña, v°., 25 fs. de trigo y por un buey, «Candelero», que le arrienda por un año, desde el día de la fecha; pagará las 25 fs. de trigo, pues­tas en su casa, en un plazo de un año. Si el buey se cansare no estará obligado a darle otro, teniendo que devolverlo bueno y sano como se lo entrega. Ts.: Alonso Manuel y Fernán Esteban.— Fernando de Torres. (fol. 365 v.); 3 de septiembre de 1511.-Hernando de Torres, v°., reconoce deber a Antón Ruiz, merca­der, 12.300 mrs. de la moneda de Tenerife por trigo y vino que le compró; pagará los 12.300 mrs. en dineros de contado, a media­do del mes de junio de 1512. Hipoteca dos yuntas de bueyes man­sos, «Cortidos», «Berraco», «Hermoso» y «Dorado»; dos vacas, «Cla­vellina» y «Cabrita», con sus crianzas; y un caballo castaño del hierro de Ordaz. Ts.: Alonso Manuel, Fernán Esteban y Diego Fer­nández Amarillo.—Hernando de Torres. (fol. 467 r.); 19 de septiembre de 1511.-Hernando de Torres, v°., otorga poder general a Lope de Arceo, pr. de c. Ts.: Lorenzo Hordán y Fernán Esteban Cárdeno.— Hernando de Torres. (fol.572 v.); 20 de octubre de 1511.-Fernando de Torres, v°., reconoce deber a Juan Yanes, cléri­go, v°., 5.400 mrs. por trigo que le compró; le pagará en dineros de contado y no en otra cosa, el día de San Juan de junio de 1512. Ts.: Hernán Esteban Cárdeno y Juan Galán.—Hernando de Torres. (fol. 599 r.)”.
Es probable que una rama de este apellido se afincara en las bandas del sur de la Isla según se desprende de unos documentos hechos públicos por el historiador Nelson Díaz:

Pedro de Torres. Testó en Tijoco el 28 de abril de 1699. Orde­ na ser enterrado “en la parroquial de Ntra. Sra. de la Encarnación” de Adeje. (Nelson Díaz Frías, 1999:358) Pedro de Torres Acevedo y Martel. Otorgó su testa­ mento, por medio de su hijo el Presbítero don Gaspar de Torres, ante elescribano de La Orotava Pedro Miguel Gutiérrez el 7 de febrero de 1786.
Casó con Paula Casañas García, con la que tuvo por hijos a don Gaspar de Torres; a doña Susana de Torres Casañas, mujer de don Nicolás Casañas Alayón, y a Pedro, que murió de 5 años. Declara que su hijo don Gaspar de Torres vive en La Orotava en casa de los Excmos. Señores y Marqueses de Adeje y Condes de La Gomera, y en la actualidad vive con la Marquesa viuda, a quien “da gracias por el patrocinio y especial favor que siempre le ha dispensado”. Declara que cuando casó con su mujer no trajo al matri­ monio bienes de especial consideración. Declara tener un partido de ca­bras, en Ajabo, a medias con la Casa-Fuerte. Declara que los señores deAdeje han mirado siempre a su familia “con especial cariño y atención desde sus más remotos antecesores y por lo mismo encargaba a sus hijos,
nietos y descendientes les sirvan con amor y reconocimiento a dichos Se­
ñores en cuanto se ofrezca y sea posible”. Declara haber arrendado a la Casa-Fuerte un partido situado en la Vera de Erques, jurisdicción de Isora: así como unas ovejas a medias con Miguel de Vargas. Deja a su sobrina María, hija de su compadre Agustín Casañas y de María Delgado de Llarena.
una casa de piedra seca y sitio contiguo que compró en Taucho, así como una yunta, y todo ello se lo deja porque la crió en su casa de pequeña.

Deja a su criado Antonio Ángel una oveja o una cab: cuatro cofradías de Adeje (Santísimo Sacramento, Virgen del Francisco y Las Ánimas) dos reales a las tres primeras, y d vellón a la última. (Nelson Díaz Frías, 1999:358)

Pedro de Torres Martel. Otorgó su testamento el 10 de mayo de 1764. Casó con María de Acevedo y tuvieron por hijos a Pedro; María, casada con Pedro García del Castillo; José; Pablo; Juana, casada con Alejo Bello, y Antonio. Tiene media fanega de tierra en Los Lomitos en Taucho; también tiene tierras en Taucho donde dicen Los Rafeles, en La Pared Nueva, en La Tablada, en la Suerte de la Vieja, en Ajabo sobre el Camino Real; tiene acción y derecho del barranco de Ajabo al de Arbeñime; tiene tierras en La Era Alta; tiene una casa de teja en Tijoco de abajo que heredó de sus abuelos; tiene terrenos indivisos del barranco de Las Moradas al de Erque.

Compró a los herederos de Bernardo Acevedo tierras en el Llano de Ucanca ”y estas me las han quitado las monjas del Lugar de Ycod de los Vinos”. (Nelson Díaz Frías, 1999: 359).









[1] Los cordobeses eran varios hermanos canarii que formaron en la compañía de Maninidra, actualmente en la zona de La Resbala en La Matanza de Acentejo una familia es conocida por el sobrenombre de “Los Cordobeses”.
.
[2] Bentagoia. m. GC. ant. desus. Antr. Nombre de uno de los dos hijos de Artemi, al que correspondió la soberanía sobre el bando de Telde. Expr. t. Abentagoyhe, Bentagai, Bentagaiche, Bentagasi, Bentagay, Bentagaya, Bentaghoyhe, Bentago, Bentagoche, Bentagoihe, Bentagoje, Bentagoya, Bentagoyhe, Bentaguaya, Bentaguayre, Ventagahe, Ventagaihe-semidan, Ventagay, Ventagorhe, Ventagoy, Ventagoya, Ventagoyhe. Var.: Bentejuí.
bentagoyya < *we-n-taguyyăt, comp. m. ‘el que grita o alerta’.*wa-n, we-n, pl. wi-n, m.; ta-n, pl. ti-n, f. loc. det. de [W/T+N] ‘el/la de’.
*ta-guyyă-t, tă-ɣuyyi-t, n. vb. f. sing. de [G·Y > Γ·Y·(T)] ‘grito’, ‘llamada, invocación’, ‘lamento’, ‘alerta’. (Dr. Ignacio Reyes García, 2004)

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