EFEMÉRIDES
DE LA NACIÓN CANARIA
UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
CAPITULO
III: DE LA ANTIGÜEDAD AL
SIGLO XIV. 1471-1480
Eduardo Pedro García Rodríguez
1478. El Papa Sixto IV, por Breve del 8 de abril de 1.478, concede indulgencias para la conversión (=conquista-sometimiento-esclavización-conversión) de Tamaránt (Gran Canaria).
1478. Juan Bermúdez, deán de Rubicón, como co-capitán responsable
de la invasión y conquista, y Juan Rejón, criado de la reina Isabel, como
capitán ejecutivo de las tropas, mercenarias a los que se añadió después Pedro
de Algaba como gobernador, inician el 24 de junio en nombre de los Reyes
Católicos y bajo la alta dirección del obispo Juan de Frías, la conquista de
Gran Canaria con más de 600 hombres. El obispo Juan de Frías lleva en otra
armada los indígenas de Gomera para devolverlos a su tierra, según mandato de
los Reyes Católicos. Pero la acción de conquista tuvo escasos resultados debido
a las diferencias entre los capitanes ya la escasez de recursos. En este
intento, tanto el obispo Frías como el deán Bermúdez cortaron más cabezas de
guanches que las tropas de Rejón.
1478. Los Reyes
Católicos, Isabel y Fernando, por Real Cédula, de Sevilla, a 20 de febrero de
1478, después de dada sentencia por los jueces, mandan que se dé libertad a los
indígenas de Gomera hechos esclavos por la ninfomanía Beatriz de Bobadilla y el
sanguinario Pedro de Vera y que se les devuelvan a su tierra.
1478. Necesitados
de fondos para su guerra y en la misma línea contradictoria, los Católicos solicitaron
bula de indulgencias, para la conversión de Guinea y unas Canarias, donde a
tales alturas, no debía quedar bicho viviente sin bautismo católico. De
adquisición obligada en los reinos de Aragón, Navarra, Castilla y Portugal, a
poco de ponerse a la venta, los colonos
de las islas detectaron cambio de signo en la guerra. Enterados los Herrera a principios de 1478, de que los
Católicos la estaban perdiendo, abrieron sus puertos a los barcos en transito a
Guinea, reanudando el truque, como en tiempos de paz. Fernán de Peraza intentó
estorbarlo. Y le negaron el vasallaje. Incauto se quejó a los reyes, de que los
vecinos "le non quieren acudir con las rentas e derechos", salvo
"los que se disen del Vando de Orone, que siempre fueron leales". Y
provocó pesquisa, en todas las islas ya sometidas. Diego de Herrera hubo de
confesar, muy a su pesar, que en las suyas "han acogido y acojen" a
portugueses, frecuentando los naturales la "conquista" de Alfonso V e
incluso Lisboa. "Defendido" que "mis súbditos no vayan al reyno
de Portugal", amonestado el señor, recibió la encomienda de descubrir a
los "culpantes", corrigiéndoles de manera. "que a los tales
sirva de castigo y a los otros de ejemplo", desterrando al que hubiese
recibido a portugués. (L. Al. Toledo)
1478. La armada que había de conquistar
Tamaránt (Gran Canaria), se anunció a los Herrera - Peraza como de socorro,
para ayudarles a controlar a sus vasallos. La financió préstamo de 268.000
maravedís, facilitado por el exportador de orchilla, Juan de Lugo, (hermano de
Alonso) a recuperar con cargo al botín de la contienda. Nombrados
administradores del fondo el asistente de Sevilla, Diego de Melo, el cronista
Alfonso de Palencia y Pedro Cervantes, diputado provincial de la hermandad
(asociación de mercenarios), no tardó en ser agregado el prestamista. "Mi
capitán de la armada" fue Juan Rejón, contino de la casa real, secundado
por el Deán Iohan Bermúdez. La coordinación de las operaciones y el gobierno de
la isla, quedó a Fr. Iohan de Frías, Obispo de Rubico. Cargó con batallón de
frailes, que habrían de bautizar a los "nuevamente" conquistados,
tropa de 3.500 hombres y los gomeros recuperados del lote, vendido por Fernán
de Peraza, instrumentos de operación de imagen, que habría de probar la magnanimidad
de los monarcas.(L. Al. Toledo)
1478. Perdida la flota de Guinea, abandonados los conquistadores de
Tamaránt (Canaria) a su albedrío, se enzarzaron entre ellos. Caótica la
situación, en noviembre la reina nombró gobernador a Pedro de la Algaba.
Encargado de liquidar "divisiones y diferencias", surgidas en
"gran deservicio" de los monarcas, llevó poderes para tomar posesión
de la fortaleza y retirar las varas de justicia, enderezando la situación,
antes de reanudar "la empresa e conquista de la Ysla", que "es
nuestra e pertenesce a nuestra corona real. Olvidados los gomeros, a punto de
producir su situación, efecto contrario al deseado, los Católicos adjuntaron
carta dirigida a Rejón, "mi capitán de la gente que en la dicha isla
está", para que los reintegrase a "sus casas e posesyones", en
barcos que se dirigiesen a la isla. Los maestres tendrían que recibirles,
"pagándoles lo que devieren de aver por esta cabsa de los fletes, de la
dicha caravela o navío". Eficaz la intervención de Algaba, Juan de Lugo le
asoció al monopolio de la orchilla de Canarias, probando que en Castilla no hay
negocio, sin hombre del poder incorporado.
1478. Muere el nuncio de Guinea Fray Alfonso de Bolaños, de la secta
franciscana (O.F.M)., y Fray Andrés de Zumis {=Cumas, Annis), de la misma secta
(O.F.M)., es nombrado en su lugar nuncio de Guinea; y Fray Alonso de Zamora,
también de secta franciscana O.F.M.), comisario de Canarias.
1478 Febrero 6. Sevilla (f.119). Orden a las justicias de Sevilla e
islas de Canaria y La Gomera, para que ejecuten la sentencia pronunciada por
los drs. Andrés de Villalón y Nuño Ramírez de Zamora, oidores de la Audiencia y
miembros del Consejo, en el pleito habido entre don Juan de Frías, obispo de
Rubicón y de las islas de Canaria, y los capitanes de carabelas Alfonso
Gutiérrez, Juan Martínez Nieto, Diego Gil, Alonso Yanes Nainas, Juan de Triana
y Juan Martínez de las Monjas, vecinos de las villas de Palos y Moguer, por la
que condenaron a éstos apagar las costas y a poner en libertad a los 99
canarios que habían traído de La Gomera, cuyos nombres se relacionan. Dicho
pleito tuvo su origen en la petición presentada por el obispo en favor de la
libertad de dichos gomeros, en la que alegó que éstos eran cristianos, recibían
los sacramentos y pagaban el diezmo de sus cosechas y ganados, y en su
posterior comisión a los citados jueces, por carta de 18 de octubre 1447 que va
insertada, a pesar de que la otra parte adujese que el obispo no era parte para
hacer tal demanda. Andrés. Nunius.
Villarreal. Reg: Diego Sánchez. (E.Aznar Vallejo. 1981).
1478 febrero 6.
Sentencia dada a petición del
Obispo de Rubicón Don Juan de Frías, en razón a la libertad de los Canarios
Gomeros Cristianos que habían sido cautivados de orden de su Señor Fernán
Peraza, en la que se les declara libres.
En este apartado daremos un resumen, para resaltar que don
Juan de Frías, como Obispo Diocesano ordinario de los vecinos y parroquianos de
la isla de La Gomera probó que una Canarios y Canarias, fueron traídos a las
islas de La Gomera, Gran Canaria y a Sevilla como presos por Juan de Triana,
Alfon Gutierrez, Alonso Yañes Vaqueñas, Diego Gil, Juan Martínez de la Monja y
Ferrand Martínez Nieto. Los cuales Canarios y Canarias, asi como los hijos e
hijas que parieron nunca debieron ser hecho esclavos porque se cristianizaron.
En la Sentencia figura el nominativo Canarios y Canarias, pero debe entenderse
que también se trataba de Gomeros. Los nombres de los indígenas que aparecen en
la Sentencia, y que fueron mandados a recobrar la libertad son los siguientes:
Pedro Duque, Juan Pedro. Ferrand Juan. Ferrández Rodrigo
Alfón Juan. Juan Ruys. Juan Pedro- Juan Grande
Gonzalo Alonso, sobrino de Juan Juan del Valle, primo de Juan Ruys
Alonso Juan, Pérez Pedro
Pedro Juan, Diego Miguel, Miguel Sancho
Rodrigo Juan, primo de Juan de Alcalá, Gonçalo Juan. Miguel Juan
Juan Rodrigo. Juan Gonzalo, Juan Francisco
Rodrigo Pedro, Rodrigo Pedro, Pedro Juan Ferrández
Juan Pedro, primo de Juan Delgado, Diego Juan, Juan Fernández, Pedro Ferrández
Luys Rodrigo, hermano de Pedro Pedro, sobrino de Diego
Ferrando Alfón, Ferrández Juan, Juan Munedo, Pedro Juan, Juan Ruys, Diego
Juan de Alcalá, Juan Munedo. Antón Pedro Alonso
--------------------------------------------------
Pedro Juan de la Barva, Rodrigo Pedro Amendalir (¿o Tomandero?), Inés Juan,
Juan Pedro Rodríguez, Pedro Ferrand Pérez, Juana Alonso,
Alfón Juan. Juan Ruys. Juan Pedro- Juan Grande
Gonzalo Alonso, sobrino de Juan Juan del Valle, primo de Juan Ruys
Alonso Juan, Pérez Pedro
Pedro Juan, Diego Miguel, Miguel Sancho
Rodrigo Juan, primo de Juan de Alcalá, Gonçalo Juan. Miguel Juan
Juan Rodrigo. Juan Gonzalo, Juan Francisco
Rodrigo Pedro, Rodrigo Pedro, Pedro Juan Ferrández
Juan Pedro, primo de Juan Delgado, Diego Juan, Juan Fernández, Pedro Ferrández
Luys Rodrigo, hermano de Pedro Pedro, sobrino de Diego
Ferrando Alfón, Ferrández Juan, Juan Munedo, Pedro Juan, Juan Ruys, Diego
Juan de Alcalá, Juan Munedo. Antón Pedro Alonso
--------------------------------------------------
Pedro Juan de la Barva, Rodrigo Pedro Amendalir (¿o Tomandero?), Inés Juan,
Juan Pedro Rodríguez, Pedro Ferrand Pérez, Juana Alonso,
Rodrigo Pedro Yzquierdo, Juan Andrés, Inés Pedro Juan, Juan de Lara Ferrando
Juan (o Juana) Catalina Juan, hijos de Juan de Pinto, Ferrando Antón, Juan
Ysabel Isabel, Juan, hijo de Rodrigo, Francisco Ferrando (o Francisco) Alonso,
Beatriz Malparida, Catalina Diego, Ferrando, el Capitán de la Malagueña, Juan
Pedro
(Archivo Simancas, "Registro del Sello"
(Publicada íntegra por Wölfel, "La curia romana...", 1930, pags.
1053-1058)
1478 Febrero 20. Sevilla (f. 70).
Incitativa a las justicias de Jerez de la Frontera, Palos y Moguer, ya Juan de
Aranda y Lope Sánchez de Villareal, escribano real, para que pongan en
libertad, allí donde se encuentren, a los canarios cristianos que fueron
vendidos del obispo de Rubicón y de las
islas de Canaria, quien alegó que se había ordenado liberar a dichos canarios
por ser cristianos, pero algunos de ellos no lo pudieron ser por haber sido
vendidos con anterioridad. El Rey y la Reina. Ruiz del Castillo. Respaldada;
Episcopus Segoviensis, Clavero. Antonius. Johannes. Petrus licenciatus. Reg...
Diego Sánchez. (E.Aznar Vallejo. 1981)
1478 Marzo 15. Sevilla (f. 42). Merced a Esteban Pérez de Cabitos,
vecino de Sevilla, de la alcaldía mayor de la isla de Gran Canaria para que
conozca vitaliciamente todos los pleitos civiles y criminales, en pago de los
gastos que ha hecho en servicio real. Se ordena al concejo de dicha isla que lo
reciba en su cargo y le guarde los derechos inherentes al mismo. El Rey.
Gonzalez. Señalada; Villalón. (E.Aznar Vallejo. 1981)
1478 Mayo 12. Sevilla (f. 99). Carta de seguro a favor de Diego de
Herrera y de su mujer Inés Peraza, señores de Lanzarote, Fuerteventura, Gomera
e Hierro, y dirigida al obispo de Rubicón, al deán de dicha iglesia, a Juan
Rejón, capitán de la flota de la conquista de las islas de la Gran Canaria, ya
los demás capitanes y gentes de armas de dicha flota, para que no entren en
dichas islas ni tomen a sus vecinos o a los bienes, ganados y orchilla de
éstos. La Reina. Santander. Respaldada; Rodericus. Johannes. Reg; Diego
Sánchez. (E.Aznar Vallejo. 1981)
1478 Mayo 13. Sevilla (f.106). Confirmación, a petición del
secretario y cronista real Alonso de Palencia, de la capitulación asentada por
éste, en nombre de Su Alteza, con don Juan de Frías, obispo de Rubicón, y con
los capitanes .don Juan Bermúdez, deán de las islas de Canaria, y Juan Rejón,
criado de la reina, sobre la armada para la conquista de Gran Canaria y otras
islas pobladas de infieles. En dicha capitulación, que va inserta -Sevilla 20
de abril 1478-, se concede al obispo la orchilla de las islas mientras dure la
conquista y los reyes se obligan a aportar 20 lanzas de la Hermandad. La Reina.
Avila. Reg; Diego Sánchez. (E.Aznar Vallejo. 1981)
1478 Mayo 15. Se nombra por los nefastos reyes católicos alcalde
mayor de los invasores colonos españoles en Tamaránt (Gran Canaria) a Esteban
Pérez de Cabitos, en recompensa por los buenos servicios prestados a la corona
castellana. Un mes más tarde embarcaría con los invasores masacradotes de
pueblos Juan Rejón, el dean Bermúdez y el capellán Pedro González Escudero,
futuro cronista de la conquista, rumbo a esta Isla.
1478 Mayo 26. Sevilla (f. 77). A Diego de Herrera, señor de las
Islas Canarias, para que haga pesquisa de quiénes son los vecinos de dichas
islas que van a Portugal, comercian con portugueses y los acogen, dándoles
armas y manteniemientos en contra de las disposiciones reales; y para que
proceda contra los culpables, confiscando sus bienes y aplicándoles las mayores
penas civiles y criminales, incluidas las de muerte y destierro. Se ordena a
Juan Rejón ya los demás capitanes y gentes de guerra, así como al resto de los
súbditos, que acudan en ayuda de Diego de Berrera, cuando éste los solicite
para llevar a cabo tales medidas. E/ Rey. Camañas. Respaldada: Rodericus.
Joanes. Reg: Diego Sánchez. (E.Aznar Vallejo. 1981)
1478 Mayo 26. Sevilla (f.100). Carta de ayuda y favor, a petición
de Fernando Peraza señor de la isla de la Gomera, y dirigida al Obispo de
Rubicón, al deán de dicha iglesia, a Juan Rejón, capitán de la armada para la
conquista de la isla de la Gran Canaria, y a los demás capitanes y gentes de
guerra, para qué ayuden a Fernando Peraza a castigar a sus vasallos, que,
exceptuando los del bando de Orone que siempre han sido leales, quieren
sustraerse de su señorío, no pagando las rentas y derechos debidos, y que para
ayudarse contra Fernando Peraza han
favorecido al adversario Portugal. El Rey. Camañas. Reg: Diego Sánchez.
(E.Aznar Vallejo. 1981)
1478 Junio 24. Tiene lugar en Winiwuada n Tamaránt el primer
desembarco de las huestes invasoras castellanas en Tamaránt. Creándose el primer
asentamiento europeo en la isla al cual dieron el nombre de Real de Las Palmas.
El Ejército invasor estaba al mando del mercenario Juan Rejón. Los Reyes Católicos, deseosos de
conquistar las Islas Canarias, enviaron a Juan Rejón al mando de 600 hombres
aproximadamente. El 24 de junio de 1478 desembarcó montado el campamento en la
colina de Vegueta. Según la leyenda, de inspiración cristiana muy explotada en
aquellos tiempos, no se dirigió a Gando porque una anciana, considerada Santa
Ana por Rejón, le advirtió que se quedase junto al barranco Winiwuada o
Guiniguada. Entonces se comenzó a construir una ermita dedicada en un principio
a Santa Ana, aunque actualmente es la ermita de San Antonio Abad. De esta
manera, las cimientes del barrio de Vegueta y, por tanto, el germen de la de la
posterior villa de Winiwuada n Tamaránt (Las Palmas de Gran Canaria) lo tenemos
en el campamento militar de los invasores comandados por Rejón.
Winiwuada n Tamaránt (Las Palmas de Gran Canaria) comenzó su desarrollo y evolución de corte europeo a partir de los solares que se adjudicaron a los invasores conquistadores y colaboradores de la conquista en el primer reparto de tierras que se realizó en la isla. Este repartimiento fue llevado a cabo por el genocida y gobernador de la metrópoli en la colonia Pedro de Vera. En el primer cuarto del siglo XVI el barrio de Vegueta, casco antiguo de la capital canaria, había alcanzado prácticamente sus límites históricos.
El sector histórico de Triana ya se estaba forjando, hallándose en pleno proceso de urbanización en la segunda década del mencionado siglo. Se ha querido entender que los primeros comerciantes andaluces que residieron en este núcleo le dieron nombre a la calle y, por tanto, al barrio.
Ante la amenaza de invasiones por parte de otros corsarios y escuadras extranjeras no castellanas, el rey español Felipe II dicta una Real Orden en 1576 por la que autoriza el envío y venta de esclavos a las colonias de América para costear la fortificación de Winiwuada n Tamaránt (Las Palmas de Gran Canaria) con lo que se recaudara. La disposición de la nueva fortificación es recogida en los estudios de Leonardo Torriani.
En un principio, la muralla
vendría por el barranquillo de Mata, en donde está situado el Castillo de Mata,
y llegaría hasta el fortín de Santa Ana. La portada de Triana sería la puerta
de comunicación con Las Isletas. De esta manera, la muralla conformaba los
límites de urbanización de la ciudad. En ella habitarían unos 3.000 colonos a
finales del siglo XVI y a mediados del siglo XIX podríamos contar con algo más
de 10.000.
El desarrollo en la ciudad podemos calificarlo de costoso, pues la tónica viene dada por la posible invasión de tropas no castellanas. A finales del siglo XVI, en concreto en 1599, Winiwuada n Tamaránt (Las Palmas de Gran Canaria) sufre el ataque del pirata holandés Peter Van der Does, por lo que la ciudad tiene que ser reconstruída en gran parte. Este ataque ocasionó el incendio y la destrucción de parte de la ciudad. El saqueo produjo un colapso; de hecho, en los primeros años del siglo XVII, e incluso en la segunda mitad de éste, se llevó a cabo la reconstrucción del lugar. Así es como se empieza a fraguar una tipología arquitectónica colonial canaria propiamente dicha, bajo influencias foráneas: islámica, portuguesa, flamenca.
El siglo XVIII vendrá caracterizado por la influencia del reformismo borbónico y de las ideas ilustradas, que vemos reflejada en la aparición de importantes instituciones criollas como la Real Sociedad Económica de Amigos del País. Asimismo asistimos a la creación del Seminario de Canarias y la construcción del nuevo Hospital de San Martín o la realización de obras en la Santa Iglesia Catedral de Canarias.
Los hechos que hemos señalado conforman la historia antiguorregimental de la capital grancanaria, junto al incendio sucedido en el edificio del Ayuntamiento en 1842, incendio con el que se perdió información importante. Por otro lado, en 1835 la ciudad únicamente contaba con 13.431 habitantes.
Poco a poco, desde la segunda mitad del siglo XIX, observamos el gran desarrollo y la transformación que se produce en Winiwuada n Tamaránt (Las Palmas de Gran Canaria), principalmente en la vida urbana. Esto sucede después de la epidemia de cólera que afecta a toda la colonia canaria en 1851. En esta transformación juega un papel fundamental la actividad portuaria y su consecuente expansión. La ciudad desborda sus límites. Al finalizarse las obras del Puerto de Refugio de La Luz, se produce una evolución económica, social y política sin precedentes, junto a varias empresas extranjeras no españolas. De esta manera, entramos en una de las etapas históricas más importantes de la capital canaria, es decir, la de su "modernidad".
En la actualidad la ciudad está dividida en nueve distritos con numerosos barrios muy poblados. Distrito I: Vegueta, San Cristóbal, Pedro Hidalgo, Zárate, San Juan, San Roque, Polígono Vega de San José, El Lasso, San José, La Laja. Distrito II: Triana, San Nicolás, Urbanización Miller Bajo, La Paterna, Lomo Apolinario, San Francisco. Distrito III: Fincas Unidas, Canalejas, Lugo, Ciudad Jardín, Alcaravaneras. Distrito IV: Canteras - Parque, Guanarteme, Santa Catalina. Distrito V: La Isleta. Distrito VI: Schamann, El Polvorín, San Antonio, Las Rehoyas, Los Tarahales, Cuatro Cañones, Cueva Torres. Distrito VII: Altavista, Escaleritas, Feria del Atlántico, Las Torres, El Cardón, Barranquillo D. Zoilo, Carretera de Chile. Distrito VIII: Tamaraceite, San Lorenzo, Los Giles, Tenoya, La Milagrosa, Las Mesas, Casa Ayala, El Rincón, Siete Puertas, Almatriche, San José del Álamo, El Toscón, Montaña de San Gregorio y los Llanos de María Rivera. Distrito IX: Lomo Blanco, Tafira Baja, Tafira Alta, Marzagán, Los Hoyos, El Secadero, Salto del Negro, La Calzada, Jinámar, La Montañeta, El Sabinal, Barranco Seco, Los Lirios.
1478 Junio 24. Llega a Tamaránt (Gran Canaria) una escuadra invasora transportando una expedición de mercenarios compuesta por «600 peones y gentes de a caballo» al mando de Juan Rejón, acompañado por el deán Juan Bermúdez quien llevaba espada. Al cinto con la que cortó la cabeza de decenas de canarios. Tras desembarcar en la rada de Las Isletas, la hueste se dirigió a un arroyo «de agua continua a la mar» denominado Winiwuada o Guiniguada, situando en su margen un campamento que tomó el nombre de «Real de Las Palmas», por la abundante existencia de palmeras, las cuales fueron taladas para fortificar el campamento. En este momento comienza la «guerra de Canaria», un acontecimiento bélico de invasión y conquista que se dilatará durante cinco largos años con dos fases cronológicas y operativas diferenciadas. Guerra que fue declarada unilateralmente por el reino de Castilla con el apoyo incondicional del clero de la secta católica.
1478 Junio 24.
La ciudad de Guiniwuada (Las Palmas) tuvo su origen en el campamento emplazado
junto al barranco de Guiniwuada el 24 de junio de 1478 por el invasor Juan
Rejón jefe de la expedición enviada para la conquista de la isla de Tamaránt
(Gran Canaria) por los genocidas reyes católicos. Según la tradición, aquél se
estableció en el lugar que hoy ocupa la ermita y plaza de San Antonio Abad.
Esta fue la primera plaza pública castellana de la naciente villa y el núcleo
originario de Guiniwada (Las Palmas).
Pronto el centro de la ciudad colonial pasaría a la plaza
de Santa Ana, en donde se levantaron los edificios civiles y religiosos más
importantes de los invasores. Al otro lado del Guiniwuada -cuyo cauce se halla
hoy cubierto por la calzada de una autovía -surgía el convento e iglesia de San
Francisco, entre las primeras edificaciones del sector norte de la ciudad.
Había nacido así el barrio de Vegueta, a la derecha de Guiniwuada, y del barrio
de Triana, a la izquierda, que desde un principio y durante cuatro siglos
integraron el casco urbano de Guiniwada (Las Palmas). Podemos calcular que
ambos barrios alcanzaron su perímetro histórico en el transcurso de los
primeros cuarenta a cincuenta años de vida en la ciudad. El visitante puede
hacerse una adecuada composición de lugar sobre el primitivo desenvolvimiento
de Las Palmas situándose en la vieja plaza de San Antonio Abad y, a partir de
esta, recorrieron calles y rincones pintorescos de este sector Vegueta-Triana.
La actual ermita de San Antonio Abad data del siglo XVIII y se levantó en el
lugar que ocupaba la primitiva del siglo XV, derruída en el año 1757. En su
fachada una lápida alude al paso del masacrador Cristóbal Colón en el viaje del
supuesto descubrimiento. Durante su primer viaje el ex pirata y futuro
almirante de Castilla se detuvo en las islas de Tamaránt (Gran Canaria) y la
Gomera.
1478 Agosto 27. Sevilla (f. 121). Gobernación de Gran Canaria al
contino Pedro de La Algaba debido a las disensiones entre don Juan Bermúdez,
deán de Rubicón y de las islas de Canaria, y Juan Rejón, contino de la casa
real, enviados por los reyes como capitanes de la conquista de Gran Canaria, y
juntos a los cuales vinieron don Juan de Frías, obispo de Rubicón, y algunos
religiosos encargados de la evangelización de los canarios. Se otorga a Pedro
de La Algaba poder cumplido para actuar civil y criminalmente contra los
culpables de dichas disensiones. El Rey y la Reina. Camañas. Acordada. (E.Aznar
Vallejo. 1981)
1478 Septiembre 25. Sevilla (f. 140). Carta del rey don Fernando al
obispo de Canaria, al deán de [dicha iglesia] y a Juan Rejón, diputado de la
Hermandad, que están en la conquista de Canarias, comunicándoles que otorga
seguro a Pedro de Montoya, factor de Fernando y Juan de Covarrubias, vecinos de
Burgos, y licencia para que pueda permanecer en la isla de Cabo Verde y traer
mercancias a estos reinos, no obstante la guerra con Portugal. El Rey.
Ariño. (E.Aznar Vallejo. 1981)
1478 Noviembre. El papa de la secta católica Sixto IV expide una
bula que autoriza a los reyes de Castilla y Aragón la creación de un Tribunal
de la Inquisición, este tribunal tuvo una continuada actuación en la colonia
norteafricana de Canarias. Nación invadida y ocupada por el reino de Castilla
después de casi un siglo de luchas. Una vez sometidas las islas mayores, se
estableció en la colonia el Tribunal de la Inquisición española, brazo
ejecutivo de la secta católica la cual contribuyó desde los inicios de la
invasión a la Canaria juntos a los mercenarios europeos, participando
activamente en la esclavización y venta de los primitivos canarios, tal como
está profusamente recogido en las crónicas de la invasión y conquista de las
islas. Por ello consideramos interesante incluir en estas efemérides, este
documentado artículo sobre la creación de la Inquisición en los reinos ibéricos
de Castilla y León y las colonias por aquella época recién invadidas.
Debemos hacer aquí una distinción entre la Inquisición en España
y la Inquisición Española, expresiones que parecen iguales pero no lo son. La
Inquisición Española es la que los reyes Isabel de Castilla, y Fernando de
Aragón establecen en España a partir de 1478 y que fue independiente y
diferente de la del resto de la cristiandad. Sin embargo, en España también
funcionó la Inquisición Episcopal y la Inquisición Pontificia, como veremos
enseguida. La Inquisición era casi desconocida en la Península hasta la fecha
mencionada. En Castilla no había tribunal de la Inquisición y los delitos de la
fe se atendían en los obispados. Era la Inquisición Episcopal que ejercían los obispos
en su diócesis; pero éstos estaban ocupados en otros asuntos y le prestaban
poca importancia a la herejía.
Por el contrario, en Aragón,
había un tribunal de la Inquisición Pontificia establecido desde la época de la
herejía albigense que se había extendido desde Touluose hasta la vecina Aragón.
Domingo de Guzmán, el primer inquisidor, había mandado a principios del siglo
XIII a Raimundo de Peñafort como comisario y a instancias de éste, el papa
Gregorio IX designó un tribunal de la Inquisición que se ocupó de erradicar la
herejía albigense en Aragón luego de largas vicisitudes. Pero para la época que
nos interesa, mediados del siglo XV, también el tribunal de Aragón estaba casi
olvidado.
De la misma forma que los acontecimientos se
fueron desencadenando para dar lugar a la creación de los tribunales de la
Inquisición Pontificia, también en España los hechos se sucedieron de tal forma
que los reyes consideraron necesario crear la Inquisición Española.
Podemos Señalar como la
primera causa el fenómeno de conversión masiva de judíos que se produce durante
las revueltas y motines antijudíos de 1391, que se iniciaron en Sevilla por los
sermones de Fray Ferrant Martínez. Continuaron con la prédica de Vicente Ferrer
en Castilla entre los años 1400 y 1420, que también lograron una conversión
masiva de judíos. Estas conversiones, en su mayoría, no fueron sinceras sino
que se hicieron a la fuerza, ante la presión de un pueblo enardecido, excitado
por sacerdotes fanáticos.
Entonces comienza el fenómeno
de los "conversos" y su calvario, que signará la historia de España y
de los judíos hasta mediados del siglo pasado. El tema de los conversos lo
estudiaremos aquí en lo que tenga que ver con la Inquisición, porque es muy
complejo y requiere un estudio por separado.
A mediados del siglo XV
encontramos en la península Ibérica varas clases sociales: los reyes y la
nobleza, ostentan el poder, manejan las armas, hacen la guerra a los moros y
son dueños de las tierras, desprecian el trabajo manual; el pueblo, que es
esclavo de la gleba, o sea que depende de los señores feudales y son los que
cultivan la tierra, son incultos e iletrados; el clero, que depende de Roma y
está agrupado en conventos de diferentes órdenes, las más importantes, ya
vimos, son los dominicos y los franciscanos, monjes mendicantes, que pregonan
el ascetismo, la vida dedicada a la oración y dependen directamente de Roma, no
del obispo local, dominan el saber, los libros y las bibliotecas, son los
cristianos educados; las minorías de otros credos: judíos y moros. Los moros
son el pueblo vencido que retrocede a medida que los cristianos conquistan el
territorio hasta concentrarse finalmente en Andalucía, en la provincia de
Granada. Los judíos, que habitaban la Península desde tiempos inmemoriales, son
habitantes urbanos, que ejercen toda clase de oficios, hasta los más elevados
como consejeros de los reyes. Son letrados y conocen la contabilidad y la
numeración decimal.
Las leyes de los diferentes
reinos limitan cada vez más las posibilidades de trabajo de los judíos
impidiéndoles ejercer diversos oficios. Sus actividades son cada día
restringidas y son obligados a vivir en barrios determinados; hay un intento de
excluirlos de la vida económica.
En éste panorama se insertan
los conversos, llamados también marranos o cristianos nuevos, en contraposición
a los cristianos viejos o lindos que son los originarios cristianos. Los
conversos ven que al cambiar de religión, los impedimentos que tenían como
judíos son eliminados y tienen acceso a todos los oficios y puestos del reino,
que antes les eran vedados. Enseguida comienzan a escalar posiciones en las
cortes de España por su capacidad y sabiduría, aventajando a los cristianos
lindos.
Con el correr del siglo XV,
éstos cristianos nuevos despiertan la envidia y los celos de los cristianos
viejos y comienzan las intrigas y las demandas en su contra.
1478 Noviembre 12. Córdoba (f. 113). Seguro a favor de fray A1onso
de Zamora, predicador comisario de Canaria, y de los que con él fueron por todo
el reino a cumplir lo ordenado por el rey. Se ordena a las justicias que hagan
pregonar esta carta, en sus respectivas jurisdicciones, para que nadie pueda
alegar ignorancia y que actúen, civil y criminalmente, contra los que la
incumplan. El Rey. Camañas. Reg: Diego Sánchez. (E.Aznar; 1981)
1478 Noviembre 13 (s.l.) (f. 114). Albalá del rey para que en los
libros de las raciones y nóminas de su casa, se asiente a fray Alonso de
Zamora, de la Orden de San Francisco, comisario de las Islas Canarias, a quien
se hace merced de una capellanía de honor, con venticinco maravedis al día, que
hacen nueve mil anuales. Se ordena al capellán mayor y a los capellanes
cantores y oficiales de la capilla real que reciban a fray Alonso de Zamora en
su cargo, ya los contadores mayores que asienten el traslado de dicho albalá y
lo devuelvan librado por ellos en las espaldas al interesado, para título de
dicho oficio. El Rey. Camañas. Reg: Diego Sánchez. (E.Aznar; 1981)
1478 Noviembre 25. Córdoba (f. 58). Mandamiento a Pedro de La
Algaba, gobernador de Gran Canaria, al deán de la iglesia y al capitán Juan
Rejón, para que dejen pasar a la isla de la Gomera a cierto número de gomeros
que se encuentran en la de Gran Canaria. Dichos gomeros habían sido capturados
por carabelas de las villas de Moguer y de Palos y repartidos por diversas
villas del reino, pero por su condición de cristianos la reina ordenó
liberarlos y devolverlos a su tierra en la expedición que conducía al Obispo de
Rubicón, el deán de dicha iglesia y a Juan Rejón, cosa que éstos no han
cumplido. Se Qrdena a todos los capitanes y maestres de navíos que acepten
transportarlos a la Gomera, previo pago de los fletes de transporte. La Reina.
Ruiz del Castillo. Respaldada:
Episcopus Segovie, Johanes, Nunios, Petrus, Ferrandez, Manrique. Reg: Diego
Sánchez. (E.Aznar; 1981).
1479.
El clérigo de secta católica Juan
de Frías fue uno de los invasores que en el nombre de dios pasó a cuchillo más
canarios que los mercenarios seglares de Juan Rejón. Según el cura de la
iglesia católica, el criollo José de Viera y Clavijo este asesino de
pueblos “ya desde el año de 1479 era
obispo de Rubicón, por gracia del papa Sixto IV, don Juan de Frías, canónigo de
Sevilla, natural de aquella ciudad y originario de las montañas de Burgos;
prelado de cuyo mérito y gran valor hemos dado largas noticias en el libro VII
de esta Historia.
Allí le vimos ser el alma de la
conquista de Canaria, apaciguar las rencillas entre Pedro del Algaba y Juan
Rejón, invadir en persona a los canarios por Tirajana y otros puestos, llevar
en la última campaña el real pendón, animar los soldados con las palabras y el
ejemplo, entonar el Te Deum en la victoria, bautizar y consolar los nuevamente
convertidos y avasallados, adquirir por repartimiento el lugar de Agüimes para
su cámara pontificia, con la jurisdicción temporal y dominio directo;
finalmente, transferir la catedral de Rubicón a la Gran Canaria, a cuyo fin no
excusó viajes a Sevilla, impetró del papa nuevas bulas y practicó aquellas
notables diligencias, de que volveremos a hablar más adelante.
Nos consta, que en 21 de febrero
de 1483 había hecho don Juan de Frías, por procurador, su visita ad limina
(obligación que nuestros obispos de Canarias tenían solamente cada diez años,
por privilegio concedido a don Diego de Illescas), como se echa de ver por la
carta del camarlengo.
De un breve de Inocencio VIII,
con data de 25 de enero de 1486, se colige que a la sazón se hallaba ya la
iglesia de Canaria vacante, y por consiguiente que el ilustrísimo Frías había
muerto a fines del año anterior de 1485, el mismo en que se había hecho la
traslación de la catedral y si, como nuestras sinodales aseguran, murió aquel
obispo en Sevilla, es claro que no pudo haber asistido a esta función, que se
celebró el día 20 de noviembre.” (Viera y Clavijo, 1991)
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