martes, 22 de abril de 2014

CRIMENES DE LESA HUMANIDAD COMETIDOS EN CANARIAS








CAPITULO XXIV



Chaurero n Eguerew


INVASIÓN, SAQUEO Y OCUPACIÓN DE LA ISLA CHINECH (TENERIFE) XIX

El Penúltimo Menceyato Universal de Canarias


En el año 1502 del calendario inventado de hecho por los constructores primitivos del mundo cristiano, (el pueblo guanche tenía y  tiene su propio calendario) y, luego de haber transcurrido 5 años del llamado “Pacto de Los Realejo” por los escribas de la historia oficial, colonial e imperialista de Castilla y del Pontificado “infalible” de Roma, el pueblo invadido, colonizado, expoliados, hasta cosificados y masacrado por acciones de lesa humanidad, continúa expresando, desarrollando y materializando sentidas reivindicaciones de liberación del  colonialismo interno y externo, existentes en cada uno de los menceyatos tanto de guerra como de paces, estos últimos por haber sido alevosamente traicionados por quienes les habían prometido   la paz y la buena amistad, asegurándoles  “buen tratamiento y libertad, y ofreciéndoles la noticia de cosas tan provechosas para sus cuerpos y almas, que se tendrían por bienaventurados después de sabidas”. Tarde descubrieron los menceyes y notables de los menceyatos sureños el verdadero rostro del cristianismo, tarde comprendieron que iban a ser sometidos al catolicismo compulsiva y violentamente. La esclavitud, la tortura y la hoguera fueron los mecanismos para inducir a la conversión.

Territorios, propiedades, riquezas y almas de asesinados pasaron a engrosar los activos del clero, de la reina de Castilla y de las hordas mercenarias, todos vasallos del Pontificado de Roma

Como queda dicho si bien los invasores daban por sometida  la isla desde 1496, la realidad es que una parte importante de la población guanche continúa sosteniendo una guerra de guerrillas contra el invasor, atacando los asentamientos europeos, asaltando los hatos de ganados, recuperando así parte de lo que habían sido despojados por los conquistadores. Éstos no podían organizar campañas militares contra los denominados alzados por carecer de efectivos suficientes, ya que las tropas mercenarias tuvieron que ser licenciadas ante la imposibilidad de Alonso Fernández de Lugo y sus financiadores de la invasión y conquista para continuar sosteniendo la nómina del ejército de mercenarios. Los pocos soldados que decidieron quedarse en la tierra como colonos, más las tropas de indígenas auxiliares de las otras islas, eran insuficientes para mantener la seguridad de los recién implantados asentamientos europeos. Además, Lugo, en su insaciable sed de rapiña, estaba inmerso en la preparación de una cabalgada para la captura de esclavos y saqueo de las costas del continente, en la que obligaba a participar a un buen numero de conquistadores y guanches de paces, actitud tiránica habitual en el conquistador que motivó el que varios de los invasores y algunos guanches de paces elevaran sus quejas ante el Consejo de Castilla como veremos más adelante.
Tal como ha quedado dicho la propiedad de la tierra fue usurpada por los españoles, al crecer en número y ambición, fueron apoderándose de las tierras que desde siempre las comunidades guanches habían tenido como propiedad usufructuaria.
El latrocinio de los españoles procuró siempre revestirse de un manto legalista, primero obteniendo concesiones del Adelantado y posteriormente del Cabildo dada su calidad de "vecinos" y luego utilizando numerosas argucias, válidas todas porque en sociedad tan diferenciada no hubo posibilidad de queja para los perjudicados. La ocuparon de hecho, actuando con violencia y arguyendo toda suerte de "justificaciones".
En 1502 los invasores deciden ampliar el asentamiento de Eguerew (La Laguna) para “ennoblecer” la población y crean la “villa de abajo”, para ello se amplía considerablemente una cuadrícula de calles para cubrir el espacio entre el templo católico de La Concepción y la casa del Adelantado, es decir, entre el Lomo de La Concepción y el actual convento de Las Catalinas (Plaza de Abajo), en esta cuadricula se obligó a construir casas a todos los colonos que habían recibido grandes cantidades de tierras aunque estuviesen afincados en otros lugares de la isla. Los guanches de paces y los esclavos libertos que habían asumido los postulados coloniales quedaron confinados en la “villa de arriba”,[1] en el perímetro comprendido entre las actuales calles de Candilas y Maya, cuyas viviendas tenían cuatro o seis metros de frente.

“Como es conocido, se traslada el centro de la villa desde el lugar fundacional hacia la zona más llana situada al este, y en concreto Lugo se asentará en lo que hoy es el monasterio de Santa Catalina, próximo al barranco de Araguygo o del Drago y  la atalaya de Sejeita (S. Roque) y donde se iniciaba el camino a Añazu (Santa Cruz).

Está demostrado que la decisión se adoptó poco antes de 1500, pues en abril de ese año ya el Cabildo prohibía edificar en lo que pasó a denominarse villa de Arri­ba, prohibiendo incluso el reparo de las casas ya construidas, bajo la doble sanción de derribar la obra y pagar 2.000 mrs. También se había prohibido por el Cabildo colonial,la venta de alimentos y otros artículos en el sector del Lomo de la Concepción desde el 24 de marzo de 1500. “Vender nada en la Villa de Arriba. Yten ordenaron y mandaron que no sea osado ninguno de vender en la Vylla de Arriba ninguna cosa, pan ni vino ni carne ni pescado ni caça ni lienço ni paño ni otra cosa ninguna, s[o pena] que perderá todo lo que vendiere y pagará dos mill [mrs.] de pena para los reparos de la ysla.”

Antes de 1506, desde luego, había terminado su vi­vienda, que señoreará la que sería plaza Mayor de la villa, ya que en esa fecha se cita la morada de Lugo en la plaza del Adelantado con motivo de la fundación de la ermita de S. Miguel. (José Miguel Rodríguez Yanes, 1995: 36)
Desde este asentamiento mitad villa y mitad campamento militar compuesto por unas míseras construcciones de piedra y barro con techos de paja desde donde Alonso de Lugo y su plana mayor dirigían las razzias al interior de la isla la captura de guanches que esclavizar para rápidamente comercializarlos. Siendo inmensas las deudas del milite y estando bastante esquilmada la población guanche, en estas condiciones se hacía apremiante la sustitución de esa mano de obra barata que se les escapaba de las manos.
 La solución estaba en las costas africanas. Allí seguían siendo infieles y además muchos de ellos negros, de los cuales se discutía en las altas esferas eclesiásticas si tenían o no alma, si eran hombres o animales.
El esclavista gestiona en la metrópoli la consecución de nuevas fuentes de ingresos económicos que por esas fecha sólo las producían la venta de seres humanos esclavizados y consigue mediante sus contactos en la corrupta corte castellana que ser nombrado capitán de berbería y se le encarga  en 1497 la reconstrucción de la torre de Mar Pequeña la cual tendría carácter realego y sería pertrechada de artillería, guarnición y materiales traídos de las islas recién conquistadas (La Palma y Tenerife). Según nos dice García Talavera, entre tanto, se habían producido durísimos y sangrientos enfrentamientos entre Inés Peraza, viuda de Diego de Herrera, y su enemigo acérrimo Alonso Fernández de Lugo, por el control de la importantísima zona comercial. Nuestro avaricioso y deshonesto adelantado le asestaría un duro golpe a doña Inés al casarse con la no menos tristemente célebre Beatriz de Bobadilla, viuda de Hernán Peraza.[2]
Así  pues Alonso de Lugo haciendo uso de sus prerrogativas al tener la encomienda de los notables guanches les obliga a seguirle en sus razzias en el continente donde durante algún tiempo consiguen abundantes presas, posiblemente envalentonados con los éxitos de las rápidas cabalgadas esclavistas, no calcularon bien las fuerzas del enemigo. Lo cierto es que tras unos años de costoso mantenimiento hubo que abandonar la empresa, dejando atrás un amplio rastro de sangre, sudor y lágrimas en el que, como era lógico, se llevaron la peor parte los guanches, los cuales eran llevados allí como carne de cañón, con el pretexto de que se desenvolvían bien en aquellos terrenos, eran buenos guerreros y además lograban entenderse al hablar con sus hermanos bereberes. Sus protestas no fueron escuchadas y murieron más de la mitad de los que allá fueron.
“También relevantes jefes canariis y tinerfeños cayeron en aquellas costas. Entre otros Maninidra, el guapo Maninidra, como le llamaban, quedó exánime en el combate. “Por cuanto Pedro Maninidra murió por los moros en defensa de la Santa Fe Católica...” decía el adelantado en una data a sus hijos. De igual manera, el Adelantado y los conquistadores pagarían alto precio a su insaciable afán de lucro. Allí murieron Pedro Benítez, regidor de Tenerife, y Francisco de Lugo, sobrinos de Alonso, y algunos dicen que hasta su propio hijo Fernando.
A pesar de la desastrosa derrota sufrida por Alonso de Lugo y su pandilla de mercenarios en la batalla de Butata, el bandolero no renunciaba a las cabalgadas para capturar imazighen (bereberes,) con el natural descontento de los guanches que eran obligados a seguirle, así en 1502 se reaviva un foco de resistencia guanche contra Alonso de Lugo por exigir éste que de grado ó por fuerza se organizase otra expedición  para la captura de esclavos en las costas del continente, a pesar de las continuas protestas de estos que dio lugar a que el 15 de enero de 1502 el Consejo de Castilla emitiera citación a Alonso de Lugo, gobernador de Tenerife y La Palma, para que en un plazo de cien días comparezca ante el Consejo, o envíe a su procurador, para seguir los pleitos que trata con los canarios de Tenerife sobre la libertad de éstos.
Así la situación, en agosto de 1502 Los guanches que conformaban los tabores resistentes (alzados) de los distintos menceyatos de la isla Chinech (Tenerife), deciden reconstruir el Menceyato de Adeje, donde había residido el trono universal de la isla, proclamando mencey al noble adejero Ichasagua, uno de los nobles que no se acogieron al tratado de Los Realejos. Era Ichasagua guerrero enérgico y de poderosas fuerzas, de pocas palabras y hombre de acción. Fue vencedor en varias ediciones de los juegos Beñesmeres, siendo hombre valeroso y de gran sagacidad y serenidad. Estableció su corte en la fortaleza de Ahiyo, entre Adeje y Arona, señalándose por la tamusni, en la falda sur de la montaña de Hengua la cueva Menceya como parte integrante del auchón real.[3]
Descendientes del Mencey Ichazagua
Según recoge el investigador  Nelson Díaz Frías: “[…] hasta bien entrado el siglo XVIII, del apellido “Chasagua (también escrito en la vacilante grafía de la época “Chaasagua” y “Chazagua”.  Los García-Chasagua chasneros eran descendientes de un guerrero guanche llamado Ichasagua, el cual lideró hacia1502 una desesperada sublevación guanche contra la ya inexorable ocupación española de la isla. El único autor que cita al guerrero “Ichazagua” que se suicidó ritualmente en el todavía conocido como “Llano del Rey” en Arona) es Bethencourt Alfonso, el cual muy bien pudo conocer su nombre y detalles de la rebelión que lideró a través de la tradición oral del siglo XIX, o a través de los detalles aportados por un libro escrito en el siglo XVI por el nieto del mencey Bencomo, uno de cuyos ejemplares lo poseía a principio del siglo XIX la familia chasnera Oliva. En todo caso, no hay duda de la  existencia histórica del rey Ichasagua, pues así viene probado notarialmente por una escritura pública de apenas cien años después de la revolución liderada por este caudillo guanche.

El miembro más lejano que de esta familia hemos localizado es Juan García Chasagua, nacido a finales del siglo XVI, el cual contrajo primeras nupcias con  María de las Nieves, y viudo de ella, en Vilaflor en 1645 con Isabel María. Juan García Chasagua y su primera esposa, María de las Nieves, fueron vecinos del hoy pago aronero de Chayofa (perteneciente a la jurisdicción de Vilaflor hasta 1798), teniendo al menos tres hijos de su unión:
I.     Salvador García Chasagua, casado en Vilaflor en 1659 con Ana Hernández.
II.María García Chasagua, que casó en 1659 con Mateo González.
III .Juana García Chasagua, casada en Chasna en 1650 con Domin­go Álvarez de Cospedal, natural de Vilaflor e hijo de Pedro Álvarez y de María Cabrera de Cospedal.
 
De entre los hijos que procrearon destaca Pe­dro García Cospedal (o Espadal) que casó en el Puerto de la Cruz en 1675 con Blasina González de Vera, avecindándose en Vilaflor, donde dejaron larga descendencia hoy extendida por los municipios de Vilaflor y Arona.
Los arriba mencionados Juan García Chasagua y su segunda esposa, Isabel María, hija de Pedro Rodríguez y de Jacomina Rodríguez, fueron ve­cinos del pago chasnero de Chayofa, pasando luego a residir a Adeje. De este enlace nacieron al menos cuatro hijos:

I.  Isabel María, casada en Adeje en 1668 con Manuel González.

II.                 Pedro García Chasagua, casado en Adeje en 1673 con Juana Francisca. Una de sus hijas, llamada Isabel “Chazagua”, casó en la parroquia adejera en 1718 con Melchor Díaz.

III.María García, casada en Adeje en 1680 con Juan Sebastián.

IV.Manuel García Chasagua, que celebró nupcias en Adeje en 1683 con Eufrasia María, descendiente a su vez del mencey de Adeje.

Es muy posible que también fuese hijo del mencionado Juan García Chasagua, aunque ignoramos de cuál de sus dos esposas,  Domingo García Chasagua, casado en Vilaflor en 1665 con María Alonso, natural de Chasna e hija del guanche Pedro Alonso y de Beatriz González. Tuvie­ron por hijos a:

I.  Juan García Chasagua, casado en 1685 con Ana Hernández.
II. María García Chasagua, que casó en 1687 con Baltasar  González.
III. Isabel González, unida en 1694 a Gregorio González Pestaña.
IV.  Pedro García Chasagua, casado en 1694 con Magdalena María.

V Nicolás García Chasagua, que casó en Chasna, como todos sus hermanos, en 1698 con María de la Cruz.” (Nelson Díaz Frías, 2002)
Otro Juan García Chasagua. Otorgó su testamento el 21 de no­viembre de 1700. Declara ser natural y vecino de Chasna en el pago de Beña, y ordena enterrarse en la parroquia de Adeje. Declara tener en el pago de Beña dos pedazos de tierra que llevan media fanega de tierra, con su casa pajiza, así como tres higueras avaluadas en 165 reales de vellón, pagándose tributo de dichas tierras al Licenciado Salvador González, de La Granadilla.
Declara tener sembrada a medías tierras con su sobrino Juan García. Nombra heredero a su hermano Juan García Chasagua, vecino de Adeje. El 13 de enero de 1701 modificó parcialmente el testamento ante­rior.
Retomando el tema de la Reconstitución del Menceyato  de Adexe por parte de los tabores resistentes (alzados) a los cuales se sumaron  buen número de los considerados de paces, así como considerables contingentes de guanches de las otras islas,   los cuales eran victimas de la insaciable sed esclavista de los invasores quienes no escatimaban medios para llevar a cabo toda clase de ultrajes y atropellos contra  los sometidos.
La proclamación del Mencey Ichasagua, conmovió una vez más los inseguros cimientos de los recién implantados asentamientos europeos. Comprendiendo Alonso Lugo todo el alcance político que tenía un hecho de esta naturaleza, en un país que no estaba totalmente pacificado, ordena la invasión del territorio de los alzados, aprovechando para esta operación las fuerzas mercenarias que estaba preparando para sus correrías y saqueo, y captura de esclavos en el continente. Ordena la prisión del príncipe Izora, D. Pedro, hermano de don Diego de Adeje, (Pelinor.)
La continua actividad de los tabores resistentes mantenían en jaque a los colonos establecidos en los antiguos asentamiento guanches, esta inseguridad fue una constante preocupación del Cabildo colonial desde mucho antes de 1502 y continuó siéndolo muchas décadas después, tal como quedó reflejado en muchas de sus actas, de las cuales reproducimos algunas para una mejor inteligencia del posible lector, en ellas podemos constatar una máxima tradicional en los españoles como es que, siendo ellos impenitentes masacradores y ladrones adoptan la postura de victima criminalizando a los oprimidos de sus propios horrores.
Así tenemos que en sesión del 26 de enero de 1498 como medida de defensa ante los tabores alzados disponen:

 “Primeramente ordenaron e mandaron que a qualquier persona que se le provase que esclavo alçado esté en su hato e le dio de comer e non lo to­mare, que se busque el dicho esclavo a su costa; e que, si non paresciere, que lo pague al dueño del dicho esclavo.” Y el 15 de mayo del mismo año: “Ordenaron e mandaron que qualquier esclavo que tuviere a otro escondido e se le provare que le diere de comer, que le den cient acotes y le echen fuera de la ysla.” Otrosy ordenaron e mandaron que por quanto la ysla ha estado rebuelta con los esclavos alçados e hazen muchos dapños en todos los ve­cinos, de los quales han sydo tomados muchos e son ydos fuera de la tierra, de lo qual no se podría averyguar el mal que hazen e que han fecho ni se podría pagar por ende, ordenaron e mandaron que de lo de hasta aquí non se le pyda ni demande nada por lo susodicho, pero que dende aquí adelante, sy hezieren algund dapño, que lo paguen e por via de justicia serán echados de las tierras; entiéndese que por los muchos dapños que ha rescybido el señor Governador e non son a personas con otros señores de esclavos que ay pedimiento, se acordó que ninguna persona non demandase nada de todo lo dicho, dixo  porque nunca se podría averiguar, salvo que de aquí adelante lo hezieren que lo paguen: perdiese  e será echado fuera de la ysla.” En ese mismo Cabildo se presentó la celebre carta de Alonso de Lugo (probablemente escrita desde la isla Gomera) incitando a la captura de los guanches resistentes:
 “De acá fueron ciertos esclavos, éstos y los que se apregonaren serán de quien los tomare y llamad todos los vecinos y fazer vuestras quadrillas de todos los onbres sueltos y fáganse cinco o seys que vayan a buscar todos y yo los do por byen tomados, salvo los de Adexe y Abona y Anaga y Guy-mar, que todos se dé por cada uno mili mrs.; y esto tomad por máxima y por byen para que por ésto haced vuestros pregonez y por ésta lo prometo, y asy lo prometer y con toda diligencia. Que mucho vos ama, Alonso de Lugo.”
“E luego el dicho señor teniente Gerónimo de Valdés dixo que por hazer el mandado del señor Governador que él mandava que todos los es­clavos que en esta ysla hasta oy día avya alçados fuesen de la persona que los tomasen, segund en la carta del dicho señor Governador se contenya, salvo los de Adexe y Abona y Guymar y Anaga y que por cada uno déstos pagasen mili, mrs.; y mandó a mí, el dicho escrivano, lo heziese pregonar. Testigos, todos los señores sobredichos.” Con fecha 28 de julio de 1499 se pregona a la puerta del templo de La Concepción la incitación a la caza de guanches: “Manda el señor teniente Geróni­mo de Valdés que qualquier o qualesquier persona que fueren a buscar escla­vos por toda esta ysla de Tenerife, convyene a saber de los que andan aleados que de qualquiera manera que los tomaren serán suyos y él los da por bien tomados y asy lo manda, y promete que haze seguras a todas personas dello syn que le sea demandado ningund derecho, salvo los de Adexe y Abona y Guymar y Anaga y que por cada pieza déstas les darán mili mrs.”
En la sesión del 9 de noviembre de 1499: “Asy juntos en presencia de mí, Antón Sanches, escrivano del Cabildo, dixo Juan de Badajos, jurado, que requería al señor teniente que estava presente que dos onbres que están en esta ysla, guachen, que se dizen el uno Juan Alonso y el otro Alonso, y asy mesmo otros tres, uno que fue de Alonso Sánchez e otro del teniente de Padilla y otro del señor Obispo, por la razón que son onbres de quienes se espera mucho dapño en esta ysla, y que por tanto que los mande echar desta dicha ysla, so protestación que faze qué sy algund dapño dello veniere en la ysla, sea a cargo del dicho señor te­niente y no al suyo, por el cargo que tiene.” A este requerimiento respondió Jeronimo de Valdés: “que él estava en esta ysla por persona del señor Governador, a quien tiene que dar cuenta, e que vya que hera más servycio de Dios y de sus Altezas soltallos por thomar los que andavan alçados que no echallos de la tierra; y asy mismo responde a los tres que agora se tomaron quél hará lo que fuere servycio de sus Altezas.”
A pesar de las inhumanas acciones represivas llevadas a cabo por los invasores, la resistencia compuesta por un importante núcleo del pueblo guanche iba en aumento, haciendo temer a los conquistadores la inminente expulsión de éstos, a juzgar por la petición que en la sesión antedicha del Cabildo colonial formuló Juan de Badajoz:
Asy mismo requirió el dicho Juan de Badajos, jurado, al dicho señor teniente que por quanto en esta ysla o en la ysla de Canaria ay una premática de sus Altezas en que mandan que todos los vecinos e moradores de todos los sus reynos e señoríos saquen todos y qualesquier bienes que quisyeren de unas tierras a otras, que no le sean ynpedidos segund que en la dicha premá­tica más largamente se contiene, la qual creyó que a llegado a su noticia, le pide e requiere le dexe sacar todos sus bienes desta ysla libres y desenbarga-damente, segund sus Altezas en su premática lo mandavan.” La repuesta de Jerónimo de Valdés fue ciertamente evasiva: “el dicho señor teniente dixo que le enseñe la dicha premática y quél está presto y aparejado a cunplir todo lo que sus Altezas mandan.”
Entre otros acuerdos que había tomando el Cabildo referente a la represión de los guanches resistentes, el 19 de enero de 1500 dispone: “que visto el mucho daño en la isla hacen los esclavos que cualquier esclavo que se huyere de hoy en adelante, que muera por ello, y si fuere muger que le den cien azotes y le echen de la tierra.”
Ante esta situación de inseguridad el Cabildo colonial decide la invasión de los menceyatos de Adeje y Abona, por dos puntos distintos. Un grupo de tropas mercenarias españolas apoyadas por guerreros isleños especialmente canarii y guanches de paces, superando las cumbres desembocaba por Chasna. Este ejército iba comandado por Guillén Castellano, lanzaroteño, Jerónimo Valdés, Sancho de Vargas, Andrés Suárez Gallinato y Francisco Espinosa.[4] Simultáneamente, desembarcaba por la playa de Los Cristianos[5] el mercenario flamenco mal llamado borgoñón, Jorge Grimón, al frente de 50 espingarderos y ballesteros, portando además socorros alimenticios para las tropas que habían penetrado por las cumbres.
Según la tamusni[6] estas fuerzas se pusieron en contacto y recorrieron el territorio sin poder librar una verdadera batalla, ya que Ichasagua, conociendo las tácticas de combate de los españoles, ordenó a sus tabores que se desplegaran por todas partes; pero en cuanto el ejército invasor se fraccionaba en columnas los alzados se concentraban y arremetían contra los invasores, trabando encarnizados combates, de los cuales salieron siempre victoriosos los guanches gracias a la nueva estrategia empleada por Ichasagua y porque ya eran muchos los guanches que tenían armas europeas, arrebatadas a las tropas españolas durante los encuentros mantenidos con éstas y especialmente en la gran batalla de Acentejo. Estas escaramuzas se mantuvieron varios meses sin resultados positivos para los invasores. Las pérdidas y el desgaste que estaba sufriendo el ejército español por los nuevos métodos de guerrilla empleados por Ichasagua, obligaron al adelantado a cambiar de táctica, empleando las argucias políticas y de engaño que tan buenos resultados le habían dado en campañas anteriores. Así decidió replegar las tropas dejando a algunos guanches comprometidos con su causa, los cuales tenían por misión sembrar la discordia entre los Tabores de los alzados.
A pesar de estas maniobras de sorriba era evidente que la fracción del pueblo guanche que ofrecía tenaz resistencia al invasor iba ganando en número y en organización, pues se incrementaban con muchos guanches de los bandos de paces que habían experimentado la "paz" y “compresión” de los invasores y un considerable número de gomeros, que fueron incrementando los efectivos de los alzados. Una de las medidas tomadas para tratar de sofocar la resistencia consistió en crear, bajo coacciones y amenazas, cuadrillas de guancheros formadas por guanches adictos o sujetos a los españoles, que eran además perfectos conocedores de los escarpados parajes de las sierras donde se refugiaban los alzados, y donde los invasores no se atrevían a penetrar.
Así las cosas el 25 de noviembre de 1502 para tratar el tema de los alzados se reúne el Cabildo colonial bajo la presidencia del alcalde mayor Pedro Mejia, por ausencia de Alonso de Lugo el que posiblemente por esa fecha estaría inmerso en una de sus cabalgadas en el continente a la captura de esclavos, de dicha reunión vamos reproducir la parte del acta en que trata de la formación de una cuadrilla de guancheros auspiciada por la nefasta Beatriz de Bobadilla, a la sazón ya casada con su alma gemela Alonso de Lugo, y que sería dirigida por los Tacoronte:
 “En xxv de novienbre de Mdii años.

En este dicho día, en la yglesia de la Concebcisyón de la villa de San Cristóval, entraron en Cabildo los onrados señores Pero Mexía, alcalde mayor de la ysla, y los regidores fernando de Trosyllo e Cristóval d’ Espyno e Gerónimo de Valdés e Mateo Vyña e Guillén Castellano e el jurado francisco de Albornoz, e fezieron e ordenaron lo syguiente:

Habla sobre los guanches.

E luego platicaron en Cabildo sobre poner remedio cómo se tomasen los alçados guanches que andaban robando la ysla.

Requirimiento de guanches. fol.37 f.

E luego paresçió ende presente Ximón e Fernando Tacoronte e Gaspar e Francisco de Tacoronte, guanches, por lengua de guillén. E hezieron un requerimiento al dicho señor alcalde mayor Pero Mexía que estava presente que por quanto el señor Governador Alonso de Lugo e por la señora Bovadilla e regidores les ha sydo mandado que tomen los guanches alçados ladrones, que ellos están prestos de lo hazer e cunplir e trabajar en
ello con todo su poder con tal que les sean dados los mantenimientos y espensas nescesarias y las otras cosas; e que por quanto al presente el señor alcalde tyene preso a un guanche que se dize don Pedro  de Adexe, el qual sabe la tierra del reyno de Adexe do andan los alçados, que por tanto se lo mandase dar e que ellos se obligavan e obligaron con sus personas e bienes muebles e rayzes para se lo dar cada que se 1o pediese e demandarel so pena sus personas a merced del rey e los bienes perdidos.

Respuesta del alcalde.

E luego el dicho señor alcalde dixo que lo requerido por los dichos guanches le paresce bien, pues que le dan fiador de la faz que les da el dicho guanche; que pedía a los señores regidores le digan su parescer.

Parescer de los regidores. fol. 37 v.

E luego todos los dichos regidores dixeron que su voto e parescer es que al dicho guanche que asy está preso se lo de el dicho alcalde a los dichos guanches para sacar los dichos alçados, pues que es servycio de Dios e bien e pro de la ysla; con tanto quel dicho alcalde resciba fiança bastante de la haz del dicho guanche.

Respuesta del alcalde.

E luego el dicho alcalde respondió al voto e parescer de los dichos regidores, en que dixo que en presencia de todos, que la señora Bovadilla le encomendó la vara de justicia, con acuerdo de todos ellos, para que él feziese justicia a servicio  de Dios e de sus Altezas, y que el dicho guanche él le tenía   preso por ciertas querellas que dél dieron, de las quales el dicho alcalde ha quesydo saber la verdad y no ha hallado por do pueda proceder contra él por ningund rigor de justicia, e que el dicho guanche está preso y que él no lo ha soltado fasta más se ynformar, y que pues al parescer de todos  los señores regidores e suyo es que el dicho guanche puede aprovechar para ayudar a tomar los alçados que andan robando la tierra e vecinos della, e que le plaze dar en fiado a todos los quatro guanches que hezieron la dicha obligación, para que cada e quando se lo pediere el alcalde o otro juez lo pornán en la cárcel segund que se obligaron.”

A esta protocolaria solicitud, el alcalde mostró su conformidad a la petición de los Tacoronte, pues ya tenía preparada la estrategia para tratar de minar la unidad de los alzados, valiéndose del ascendiente que tanto don Pedro de Adeje como los Tacoronte tenían sobre algunos de los alzados, hay que reconocer que los Tacoronte supieron sutilmente rescatar de las garras de los invasores al Príncipe Izora bautizado por el rito católico como  D. Pedro de Adeje, quien estaba recluido por sospechas de acoger y ayudar a los alzados, dicho infante, posteriormente tuvo una participación decisiva en la digresión de los alzados en el reino de Adeje.
Conformada esta cuadrilla, éstos mantienen contactos secretos con determinados Sigoñes de los tabores de Ichasagua, transmitiendo una serie de promesas de parte de los invasores conquistadores, las cuales, por otra parte y como era habitual en ellos, jamás cumplirían. Por fin, don Pedro de Tacoronte en compañía de otros notables consigue reunir en Tagoror a algunos de los sigoñes alzados en un lugar de Abona que posteriormente se conocería como Los Parlamentos, del Valle de San Lorenzo.
Llevaban los comisionados poderes del Cabildo colonial para negociar la paz bajo las mismas condiciones del tratado de Los Realejos, con la sibilina promesa de olvido de todo lo pasado; proposiciones que acabaron por aceptar los principales alzados, siempre que el Mencey Ichasagua entrara en el concierto.
Aceptado el principio de acuerdo, la asamblea se dirigió el 2 de diciembre de 1502 hacía el píe del actual pueblo de Arona, al lugar denominado El Llano del Rey, el cual hasta fines del siglo XVIII en los documentos oficiales se cita como El Llano del Rey Ichasagua. Bethencourt Alfonso nos narra el encuentro de la siguiente manera: Cuando llegó la comitiva a presencia del Mencey encontraron a éste en píe rodeado de algunos de sus consejeros, mirando al numeroso grupo que se le aproximaba, al frente del cual venía el infante Izora, cuando éste llegó a su presencia y después de dirigirle un saludo le dio a conocer su misión y las proposiciones de paz. El Mencey Ichasagua, sin corresponder al saludo de Izora, sin pronunciar una sola palabra, recorrió con la mirada los rostros de todos los circunstantes como tratando de adivinarles el pensamiento, tiró de pronto de un puñal que llevaba al cinto y se lo hundió en el pecho. Así, cumpliendo con la tradición de sus ancestros, mediante el suicidio ritual[7] murió el penúltimo Mencey Guanche, sin siquiera molestarse en dar repuesta a las propuestas que los invasores le trasmitían a mediante unos sometidos o renegados.
Tras el fallecimiento del Mencey Ichasagua, algunos de los conjurados aceptaron las paces propuesta por los conquistadores y consiguieron arrastrar consigo a muchos de los alzados. La historia es testigo del poco honor que los españoles hicieron a lo pactado, como es habitual en ellos. Otros, los más indómitos, se dispersaron por las cumbres y montes manteniendo viva la lucha contra el invasor. Con el transcurso del tiempo, unos se fueron integrando en la nueva sociedad, otros, continuaron su lucha y su vida en las zonas más inaccesibles de nuestra geografía, y si bien con el tiempo las acciones de guerra se fueron aminorando, no es menos cierto que estos alzados jamás se rindieron al invasor, por tanto, podemos afirmar que aún continuamos en guerra con la potencia invasora, en una especie de tregua indefinida no declarada.
En todo caso la desaparición física del gran Ichasagua no supuso la desapareción del Menceyato de Adexe ni del espíritu de resistencia del pueblo guanche, por el contrario durante sucesivas generaciones se ha mantenido vigente hasta nuestros días conforme veremos más adelante.
Por otra parte, los resistentes continuaron asestando golpes a los colonos durante más de cinco décadas después de los sucesos de Adeje, tal como ha quedado reflejado en las actas del Cabildo colonial, como veremos:
"E luego Alonso de las Hijas e Fernando de Trugillo e Mateo Viña e Batysta Ascaño y el bachiller Pero Fernades dixeron que denuncian e denunciavan al señor Adelantado que ay muchos guanches alçados en esta ysla e que roban los ganados y facen otros daños; que piden se faga lo que sea justicia procediendo contra ellos"

"....muchos esclavos guanches que se huen andan alçados cinco o seis años entre los libres, porque como todos son de una nación y biven en los campos e sierras acójense y encúbrense unos a otros y esto házenlo tan sagazmente, de más de ser la tierra aparejada para ello, segund los barrancos e malezas e cuevas y asperujas que no se puede saver sino por presunciones. Especialmente porque es jente que aunque unos a otros se quieran mal encúbrense tanto e guárdanse los secretos que antes morirán que descobrirse y tienelo esto por honra y este estilo tenían antes que la dicha isla se ganase y todavía se les a quedado, pues saverlo dellos por tormentos es inposible aunque los hagan pedaços, porque jamás por tormento declaran verdad y por ser de esta condición e manera es gente muy dañosa ... muchos esclavos guanches e negros e moriscos de los vezinos e moradores de la dicha isla se an huido e ausentado e huyen de cada día e se an andado e andan por las sierras e montañas un año e dos e quatro e cinco e más tiempo...”

”Las Hijas y Valdés dijeron que hacían saber al Señor Ad., y Señor Ldo., cómo en esta isla eran venidos y estaban muchos guanches, así de los que fueron desterrados por delitos que hicieron como otros que se vinieron echados de otras partes por malhechores, los cuales no tienen haciendas ni las trajeron, y no trabajan sino andan por los campos de hato en hato comiendo de los ganados, robándolos de los vecinos y aconsejando a los esclavos que se alcen y encubriéndolos; y como sean naturales y estruyen la isla y tienen por partido de decir que la tierra y ganados eran de sus abuelos y que por aquello lo habían de comer.
”Ordenaron que ningún guanche pueda tener ni tenga, agora sea horro o cativo, ningunas armas ni genero dellas ofensivas ni defensivas, chicas ni grandes ni puñal ni espada ni lanza, ni dardo ni otra manera alguna de armas, ni cuchillos grandes, ni bordón herrado con punta ni otra ninguna arma de palo ni de hierro, salvo un cuchillo para poder deshollar reses e servirse en casa, que tenga de anchulla (sic) un xeme y no más, ni tengan ni traigan pelota de hierro ni de metal alguno ni de piedra; e que todas las armas susodichas que ahora tienen las traigan ante la Justicia dentro de diez días que esta ordenanza sea apregonada... ni ascondidas sobre tierra ni debaxo de tierra...”
El preservar los rebaños usurpados de las acciones recuperadoras de los alzados era una constante en los colonizadores, así en sesión cabildalicia de fecha 4 de agosto de 1503, abordan la cuestión:

“Ordenaron e mandaron que todas las ovejas que se apacentaren desde Acentejo fasta la laguna y de Anaga y de Thegueste que vengan todas a se apacentar a Tacoronte e que cada noche fagan majada los pastores y ganados e que estén recogidos a los almacigos debaxo de las tierras de Lope Fernández, fol. 43 v. media legua fazia las tierras de su Señoría] y el cargo destas ovejas ha de thener Pero Fernández de las Yslas el qual ha de ser obligado a contar los dichos hatos después de avelles sydo a ellos entregados y contados e dar cuenta a sus dueños de más o de menos. De más entiéndese para que lo den a su dueño sy se fallare demasyado y sy de menos que sea obligado de fazérselo saber a su dueño el ganado que le falta; e que los pastores esclavos o horros fagan lo que les mandaren en la guarda del dicho ganado y en el contar dello y sy se fallare que el esclavo o horro pastor le faltare ganado que le den tér­mino al susodicho para lo yr a buscar y no lo trayendo que sea castigado por la Justicia e que los ganados susodichos los traygan a Tacoronte dentro de xv días.

Su Señoría votó que, porque aya buen recábudo en los ganados e porque son mala gente los esclavos guanches e ladrones, que sean castigados por la Justicia aquellos que no dieren buena cuenta a sus dueños e les faltare non trayendo el ganado que asy perdieren dentro del término de la dicha ordenança y esto dixo que su Señoría votava non enbargante que tiene ganado, que su Señoría lo a por byen.”

En sesión del 17 de mayo de 1506 presidida por Alonso de Lugo, el Cabildo colonial continúa tomando represalias contra los guanches esclavizados, y como queda dicho, se arrogan el papel de victimas siendo verdugos:
“Fue por el señor Adelantado platicado que, por quanto de los navios portugueses [que] a esta ysla vienen se rescibe mucho daño, porque segund a sydo ynformado que lievan e sacan los malhechores debdores y alçados y fazen otros daños (que su voto es que ningund navio portugués viniese a la dicha ysla por quanto viniendo e faziendo el dicho daño e daños) que los sacan por los puertos despoblados e no usados de noche en tales tienpos que no puede la Justicia remediar.
E luego Alonso de las Hijas e Fernando de Trugillo e Mateo Viña e Batysta Ascaño y el bachiller Pero Fernandes dixeron que denuncian e denunciavan al señor Adelantado que ay muchos guanches alçados en esta ysla e que roban los ganados y facen otros daños; que piden se faga lo que sea justicia procediendo contra ellos.
E luego Lope Fernandes e Fernando de Llerena regidores dixeron que como personas que les toca tyenen dos esclavos alçados, que ellos son conten­tos que contra ellos se proceda e se faga como por justicia lo que contra ellos [se] fallare por derecho.
E luego el señor Adelantado dixo que está presto de hazer justicia e que cometya e cometyó lo susodicho a Sancho de Vargas su teniente para que pro­ceda contra ellos por todo rigor de derecho segund fallare por justicia por su sentencia difinityva y aquella devida esecución, para lo qual le dio poder bastante.

Fue acordado e consultado en este Cabildo que porque los pastoras guanches son ladrones y roban toda la ysla y destruyen los ganados, de que se quexa todo el pueblo, y hasta aquí non se a podido remediar de pastores castellanos por falta de non los aver, que agora por evitar el daño dieron tér­minos asy: y a todos los que tyenen pastores guanches de aquí a quatro meses primeros syguientes saquen los dichos guanches pastores fue[ra] desta dicha ysla,[8] so pena que sy por caso alguna persona non los quisyre sacar, que el tal esclavo o esclavos pertenesca a la cámara de sus Altezas, para lo qual lo aplican. Lo qual queda en secreto, que non se notyfique a los que tyenen pastores guanches que lo aprovava e aprovó e ovo por firme e bien ordenado e mandado e que aquello mismo él votava e votó e tnandava e mandó, e mandó que se cunpla e guarde e sea pregonado segund e como e so las penas de suso contenidas.”

Casi un año después persiste por parte del Cabildo colonial la deshumanizada persecución de los infelices guanches sometidos, en la sesión del 23 de mayo de 1507 disponen:

“Otrosy ordenaron e mandaron que qualquier vezino e morador e estante en esta que hallare qualquier esclavo de qualquier persona que sea en qualquier de los puertos desta dicha ysla, o fuera de la cabeca de la villa o logar donde su amo del tal esclavo bevyere e tovyere su hazienda fuera de la dicha su hazienda, syn licencia de su amo que la lleve por escrito firmada de su nonbre e del escrivano, que trayga al tal esclavo que asy hallare a la cárcel pública del Concejo desta ysla para que allí sea castigado; so pena que la persona quel tal esclavo hallare e no le traxere a la dicha cárcel, segund dicho es, que,pagará el dicho esclavo a su dueño e de más pague cinco mili mrs. de pena para los pro­pios desta ysla; lo qual mandaron pregonar públicamente para que todos lo sepan e ninguno pretenda ynorancia.”
En la reunión del Cabildo colonial de 27 de septiembre de 1508, en la iglesia de San Miguel. Con asistencia del  Gob. Sosa; Trujillo, Las Hijas, Gallinato, Corvalán, Llerena, Reg.; F. Dias, Alg. m.; Zorroza, Personero; Benites, Reg.
 Se trató una vez más “sobre el daño que los esclavos pastores hacían en los ganados de sus señores, hurtándolos para sus rescates y dándolo en guarda a sus parientes y amigos y por que a todos es manifiesto, acordó el dicho señor Gob. y Regs. que ninguna persona reciba ningún esclavo vendido ni dado en guarda ni de otra manera, ni ningún ga­nado, ni dinero, así de los esclavos guanches, como de otros cualquier esclavos.
También se mandó pregonar que ninguno de los guanches libres, ni otras per­sonas, no vayan a los hatos de los ganados, ni tomen ni coman ni reciban ninguna cosa de los dichos pastores esclavos.”
La conflictividad social en las islas Canarias, ha sido una constante durante más de cinco siglos de opresión de un sector minoritario y prepotente de la población sobre el resto de la misma. El sector más desprotegido se vio siempre sometido, primero con la esclavitud, después por una situación de vasallaje y, posteriormente, obligados a sobrevivir bajo las férreas estructuras caciquiles, las cuales no escatimaban – ni escatiman- medios para dominar todas las etapas productivas del país sometido, sumiendo al pueblo en el más abyecto estado de miseria y embrutecimiento, hasta bien entrado los años sesenta del pasado siglo XX.
La lucha por la libertad, descolonización e independencia de nuestra matria no ha cesado durante estos más de cinco siglos de dominación española, si bien ha venido teniendo altos y bajos debido a los potentes medios materiales, psicológicos e ideológicos empleados por  el colonialismo español, los cuales se han agudizado mucho mas en las últimas décadas con el empleo masivo de los modernos medios de comunicación social, además de la importante colaboración de los isleños dependientes herederos ideológicos de los primeros invasores, que hoy conforman una parte importante de la burguesía dependentista fiel servidora de los intereses coloniales españoles y europeos a cambios de unas pobres migajas económicas que sus amos de Madrid les arroja desde su opulenta mesa ricamente surtida a costa de la miseria del explotado y sufrido pueblo canario.
Pero como hemos dicho, el espíritu del Menceyato de Adexe y de los resistentes (alzados) continúan vigentes  quizás con más bríos que en tiempos pasados, prueba de ello es el solemne acto de reafirmación de la dirección del meneceyato en su dimensión como menceyato universal de la nación canaria que los alzados protagonizaron en Daute, y cuyo documento no me resisto a reproducir íntegramente:
NOSOTROS, GUANCHES QUE VENIMOS ALZADOS DESDE EL SIGLO XV HASTA LA FECHA

DECLARAMOS:

QUE AYER, 2 DE DICIEMBRE DE 1502, NUESTRO MENKEY ELECTO ICHASAGUA, VALIENTE VENCEDOR EN TODAS LAS LUCHAS MANTENIDAS CONTRA LOS INVASORES, FUE VÍCTIMA DE LAS ARGUCIAS Y ENGAÑOS DEL ENEMIGO... NOSOTROS, FIELES SEGUIDORES DE LA JUSTA CAUSA DE LA LIBERTAD DE LA MATRIA, DECIDEMOS RETIRARNOS A LAS CUMBRES Y MONTES DE NUESTRA TIERRA, PARA PREPARAR LA ESTRATEGIA DE LUCHA MÁS ADECUADA TENDENTE A CONSEGUIR  LA EXPULSIÓN DE NUESTRA MATRIA, DEL GENOCIDA Y ESCLAVISTA INVASOR. POR ELLO, SUPERADO EL PERIODO DE REFLEXIÓN Y ESCUCHADO AL TAGOROR DE ANCIANOS Y NOTABLES, HEMOS DECIDIDO QUE:

HOY:

24 DE FEBRERO DE 2002, A LAS DOCE HORAS SOLAR, NOSOTROS, LOS CANARIOS, RETOMAMOS LA DIRECCIÓN Y GOBIERNO DEL MENCEYATO DE ADEJE, ÚNICO QUE TUVO Y TIENE EL GOBIERNO UNIVERSAL DE LA ISLA DE CHINECH, Y QUE A PARTIR DE ESTE MOMENTO, OBSTENTA EL GOBIERNO UNIVERSAL DE TODA LA NACIÓN CANARIA, SIENDO EL ÚNICO GOBIERNO LEGÍTIMO QUE REPRESENTA A TODOS CANARIOS, TANTO EN EL ORDEN INTERNO COMO EN NUESTRAS RELACIONES EN EL ÁMBITO DE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL, ESPECIALMENTE CON LA ORGANIZACIÓN DE PAÍSES AFRICANOS Y CON LAS NACIONES UNIDAS. (ONU)

ENTENDEMOS QUE CUANDO LAS CAUSAS SON JUSTAS COMO LO ES LA NUESTRA, NO PRECISAN DE ACCIONES VIOLENTAS PARA QUE ÉSTAS SEAN RECONOCIDAS, POR ELLO, CONFIAMOS  EN QUE EL RESTO DE LA NACIONES DE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL, COMPROMETIDAS CON LAS CAUSAS DE LA LIBERTAD, LA JUSTICIA Y LA DEMOCRACIA EN LOS PUEBLOS, NO DUDARÁN EN APOYAR LAS JUSTAS REVINDICACIONES DEL PUEBLO CANARIO TENDENTES A LA CONSECUCIÓN DE LA DESCOLONIZACIÓN DE NUESTRA PATRIA, LA CUAL LLEVA MÁS DE 500 AÑOS SOMETIDA POR LAS FUERZAS DE LAS ARMAS A LA ADMINISTRACIÓN DE UN ESTADO EUROPEO DENOMINADO ESPAÑA.

POR ELLO, NOS ACOGEMOS BAJO EL AMPARO Y PROTECCIÓN DE LA ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS (ONU) Y DE LA ORGANIZACIÓN  DE PAÍSES AFRICANOS (U.A.) COMO ORGANIMOS GARANTES DE LA LIBERTAD DE LOS PUEBLOS.

A PARTIR DE ESTE MOMENTO, EL TAGOROR NACIONAL DEL MENCEYATO DE ADEJE, TOMARÁ TODAS LAS MEDIDAS NECESARIAS ENCAMINADAS A REGULARIZAR LA VIDA SOCIAL, ECONÓMICA, CULTURAL Y DE RELACIONES EXTERIORES DE NUESTRA NACIÓN, PROMULGANDO CUANTAS DISPOCISIONES DE GOBIERNO  SEAN PRECISAS PARA LA CONCECUCIÓN DE LOS FINES DE INTERÉS NACIONAL, POR CONSIGUIENTE: DECLARAMOS ILEGAL, CUALQUIER OTRA FORMA DE GOBIRNO QUE NO HAYA EMANADO DEL MENCEYATO DE ADEJE.

LLAMAMOS A TODOS LOS ALZADOS DEL PAÍS PARA QUE UNIDOS Y MEDIANTE EL ESFUERZO COMÚN, HAGAMOS QUE NUESTRA PATRIA OCUPE EL LUGAR QUE LE CORRESPONDE EN EL CONCIERTO DE LAS NACIONES LIBRES DEL MUNDO, COMO REPÚBLICA CANARIA INDEPENDIENTE, Y QUE HASTA EL MOMENTO LE HABÍA SIDO USURPADO.

NOSOTROS, LOS GUANCHES ALZADOS DE ESTE SIGLO XXI, ASUMIMOS PLENAMENTE EL CONTENIDO DE ÉSTE DOCUMENTO Y NOS COMPROMETEMOS POR NUESTRO  HONOR Y DIGNIDAD DE CANARIOS, A CUMPLIR Y HACER CUMPLIR, TODO LO EN ÉL CONTENIDO, PARA LO CUAL LO RACTIFICAMOS ESTAMPANDO AL PÍE DEL MISMO NUESTRO SIGNO O FIRMA.

HECHO EN EL ACHIMENCEYATO DE TENO ALTO, MENCEYATO DE DAUTE, CHINECH, A LAS 12 HORAS.

CANARIAS, A 24 DE FEBRERO DE 2002.



[1] Recordemos que en el Lomo de la Concepción existía previo al asentamiento castellano un poblado guanche, de donde fueron expulsados por los invasores quienes lo ocuparon como primeras viviendas.
[2] La figura de Beatriz de Bobadilla y Ossorio (Bobadilla, diminutivo de Bobada, “lugar de pasto o paso de bueyes” (del latín bos bovis, buey). Durante la Edad Media fue un nombre de uso común) fue un fiel reflejo de la sociedad colonizadora europea en Canarias durante los siglos XV y posteriores. “Mujer despiadada, cruel, sanguinaria, ambiciosa, ladrona y ninfómana” calificativos a los que habría que añadir los de envenenadora, comerciante en seres humanos y Señora de horca y cuchillo.

Nacida en Medina del Campo, Castilla, en 1462 y descendiente de mercenarios y esclavistas dados en denominar de noble linaje, Beatriz llegó a la corte castellano-aragonesa a los 17 años como dama de honor de la reina Isabel I, de Castilla. Casi inmediatamente se convirtió en barragana del rey Fernando de Aragón tal como recogen las crónicas.

[3] Este topónimo está confirmado en un documento recogido por Carmen Rosa Pérez Barrios al estudiar la escritura de constitución del Mayorazgo de Chasna o Los Soler instituido por los colonos de origen catalán Pedro Soler y su mujer María de Cabrera, el 29 de agosto de 1602 en La Laguna ante Alonso Gallego, entre las propiedades vinculadas cita:  Tierras con cuevas y moradas compradas a Baltasar Alonso y a María Hernández su mujer, en Arona, en El LLano del Rey Ichasagua, y que lindaban con Martín de Linares, por el lado de Adeje con tierras de Antón Domínguez, y de Baltasar Alonso y su mujer, y por el norte con Nicolás de Linares.

[4] Curiosamente estos militis son los firmantes de la primera data concedida al Mencey Pelinor, en 1500: “a vos don Diego, natural de Tenerife, q. fuestes Rey d Adexe en la isla de Tenerife, de daros 30 f. de ta. con su agua ellas, y si por la ventura desta alguna ta. en algún tiempo desta alguna ta. se quitare, q. no sea ninguna parte de la del dho. don Diego; y estas dhas. 30 f. son en la ta. y agua del río de Chasna, q. es en el Reino d Adés, adonde se parten los caminos con Abona”.
[5] De este hecho tomó nombre el lugar y no de un hipotético desembarco de deslenguados como apunta alguna leyenda.
[6] Tamusni, es la Historial oral del pueblo guanche conservada y  trasmitida por los ancianos.
[7] Debemos tener en cuenta que el suicido en el pueblo guanche consistía en hacer voluntariamente el viaje al Seno de la Diosa Magek con  objeto de informar a los espíritus de los ancestros de las vicisitudes por las que atravesada la matria (patria).
[8] Es decir, han de ser vendidos en los mercados esclavistas de la metrópoli.

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