CAPITULO XXV
Chaurero n Eguerew
INVASIÓN, SAQUEO Y OCUPACIÓN DE LA ISLA CHINECH
(TENERIFE) XIX
Achimenceys,
Sigoñes, Cichiciquítzos:
Achimenceyes, Capitanes y nobles en defensa de sus
hermanos guanches esclavizados I.
La sociedad guanche era
patriarcal en cuanto a los aspectos de la guerra, gobierno, impartir justicia
etc., y matrilineal en otros aspectos.
El concepto de matrilinaje, en
sociología y antropología, esta definido como un sistema de organización social
en el que la descendencia se organiza siguiendo sólo la línea femenina y todos
los hijos pertenecen al grupo de la madre.
Este sistema se asocia a veces
con la herencia por línea femenina de los bienes materiales y prerrogativas
sociales. El matrilinaje está vigente en numerosas culturas de todo el mundo.
En
las sociedades matrilineales, las mujeres son respetadas con veneración- nos
dice Espinosa que si un hombre guanche se encontraba en descampado con una
mujer, no le estaba permitido dirigirle la palabra, si lo hacía caía en graves
sanciones-, esencialmente en virtud de su ascendencia social se habían
asegurado un trato justo y favorable, este aspecto está ampliamente documentado
en Canarias mediante contratos notariales de compra-venta y testamentos donde
la mujer dispone libremente de sus bienes, al contrario de la sociedad colonial
donde la mujer no podía disponer ni siquiera de su herencia sin permiso del
marido.
La sociedad guanche pre-colonial
estaba estructurada verticalmente siendo el Mencey el máximo responsable del
Estado, estando asistido de un Consejo de notables compuesto por ancianos y
consejeros capitanes a guerra o sigoñe. El territorio de cada menceyato estaba
dividido en achimenyatos o “provincias” al frente del cual estaba un
achimencey, generalmente un hermano, hijo o pariente próximo del mencey, a su
vez el achimenceyato se subdividía en auchones o familias civiles al frente del
cual estaba un chaurero o noble de segunda según la nomenclatura aplicada por los
castellanos en los momentos de la invasión.
Los menceyes y nobles estaban
estrechamente ligados entre sí por lazos de sangre y parentesco.
La organización política grosso
modo era la siguiente:
Mencey (rey) era la máxima
autoridad, y el depositario administrador de las tierras de cultivo y pastoreo
las cuales eran comunales las cuales se repartía para su usufructo cada año
según las necesidades de cada familia, también era depositario de los tributos
los cuales eran pagados en especies y revertían de nuevo a la comunidad
mediante la atención a los necesitados, los iboibos y las fiestas Beñesmeres
cuyos costes eran asumidos en su totalidad por el mencey.
El Tagoror o Asamblea Nacional
compuesto de ancianos notables, amusnaus,[1]
sigoñes,
y nobles, en los tagorores se legislaba e
impartía justicia y se repartían el usufructo de las tierras.
Los achimnenceyes como queda
dicho eran los gobernadores de los distritos o achimenceyatos, también algunos
de ellos eran Capitanes a guerra jefes del Tabor de su demarcación.
Los
auchoneros o segunda nobleza, patriarcas, personas
que por su edad y sabiduría ejerce autoridad en la familia civil o grupo de
familias, en los aspectos pastoriles y de orden interno del auchón y representa
al mismo en el tagoro del achimenceyato.
Los Katuten o guerreros.
Los axicatnas o trasquilados, generalmente eran los pastores y
quienes preparaban la tierra para el cultivo, la siembra y cosecha estaba al
cargo de las mujeres. El colectivo más despreciado era los intocables es decir,
los carniceros e iboibos. Durante la guerra de invasión cuando nuestros
ancestros querían castigar a algún prisionero castellano de los especialmente
crueles, lo destinaban al oficio de carnicero.
En el aspecto religioso el clero
guanche se componía de:
Guadameñe, generalmente un
hermano del mencey.
Las Maguadas o sacerdotisas
cuidaban especialmente de culto a la Diosa Madre-Chaxiraxi,
y de la educación de las jóvenes, en ocasiones vivían en comunidad.
Los Kankus, sacerdotes que
cuidaban del culto a las Divinidades paredros, Diosa Magek (La Sol), del Dios Luna y de la Divinidad Achuguayu.
Los Samarines,
sacerdotes-médicos, cuidaban de la salud de la comunidad y libraban a los
poseídos por xaxos arrimados.
Los conocidos como Babilones,
temidos sacerdotes detentadores de la magia,
fueron acérrimos enemigo de los invasores.
Los Iboibos, sacerdotes
encargados del mirlado o momificación de los difuntos, así como de los sepelios
y enterramientos.
Todas estas actividades
sacerdotales podían ser realizadas indistintamente por hombres o mujeres, en el
caso del sacerdocio Iboibo, los
difuntos eran mirlados por individuos de
su mismo sexo.
En esta sociedad donde de los
medios de producción solamente el ganado era de propiedad privada y, en la que
el trabajo agrícola era comunal donde la
ayuda mutua era norma de vida, donde el respecto por los ancianos y los lazos
familiares eran muy fuertes y cohexionaban al grupo,[2]
cuando un individuo, familia o grupo sufría una desgracia, esta era de
inmediato a sumida como propia por el resto de la comunidad, este extremo está
reflejado como hemos visto en las actas del Cabildo colonial donde exponen: “…porque como todos son de una nación y biven
en los campos e sierras acójense y encúbrense unos a otros y esto házenlo tan
sagazmente, de más de ser la tierra aparejada para ello,… Especialmente porque
es jente que aunque unos a otros se quieran mal encúbrense tanto e guárdanse
los secretos que antes morirán que descobrirse y tienelo esto por honra y este
estilo tenían antes que la dicha isla se ganase y todavía se les a quedado,
pues saverlo dellos por tormentos es inposible aunque los hagan pedaços, porque
jamás por tormento declaran verdad…”
De estos sentimientos de
pertenencia, lealtad y amor a la libertad innatas en el pueblo guanche inducen
a los nobles a desplegar titánicos
esfuerzos en de defensa de sus parientes y hermanos étnicos. Son múltiples los
ejemplos de las acciones desarrolladas por estos héroes frente a los inhumanos
invasores esclavistas, tanto en la metrópoli como en las islas, en esta
oportunidad y por razones de espacio vamos a reseñar solamente a algunos de
estos luchadores y luchadoras, pero antes veamos unas breves reseñas de algunos
capitanes.
CHIMENCHIA-TINGUARO
Fue el más insigne de los sigoñe
de Benchomo y artífice de la mayor derrota que jamás sufrieran las tropas
mercenarias invasoras en Canarias e incluso en América. Al parecer el nombre
propio de este Capitán era Chimenchia[3] que el criollo y poeta lagunero Antonio de
Viana sustituyó por el topónimo del lugar y cueva donde estuvo depositada la
imagen de la Diosa
Chaxiraxi versus Virgen de Candelaria, como se desprende de
un estudio del Dr. Ignacio Reyes:
Tinguaro.
m. Tf. ant. Top.
Nombre de unas cuevas pertenecientes al mencey de Güímar donde fue
depositada la imagen de la
Virgen de Candelaria tras su hallazgo.
Expr. t. Chingaro, Chinguaro. 2. m. Tf. ant. Antr. Falso
antropónimo utilizado por el poeta Antonio de Viana
(1604, III, IV y ss) como nombre del
hermano de Benytomo
― čingwaro
< *ti-n-garaw, conj. det. f. lit.
‘la(s) (cueva) de reunión’. *ta,
te, ti > či, pl. ti, f.
pron. dem. f. de [T] ‘ésta, la; éstas, las’.*n, prep.
de [N] ‘de’. *garaw > ggwaro, n. vb. f. sing. de [G·R·W] ‘reunión’. (Dr. Ignacio
Reyes, 2004).
El fraile Alonso de Espinosa recogió esta anécdota
relativa a la intervención de este Capitán en la Batalla de Acentejo: “El
capitán de los de Taoro, viendo que los españoles iban de
huida[4] y que
los suyos hacían carnicería en ellos, sentóse sobre
una piedra muy de propósito. No tardó mucho que el rey de
Taoro no viniese con el resto de su gente a darle favor, y
como halló sentado a su hermano con tanto reposo sobre la piedra, díjole
reprendiéndole: — ¿Qué haces ahí tan descuidado, andando tu gente a Galano
dicho la melena con sus enemigos? Respondió el hermano
con mucho peso, y dijo: — Yo he hecho mi oficio de capitán en
vencer y dar orden para ello; hagan ahora los carniceros el
suyo, prosiguiendo la victoria que les he dado.” (Espinosa, 1980: 99-100)
Era hermano
de padre e hijo de una madre Cucaha. Tenía casi la edad del
rey Benchomo, su hermano, a quien se parecía mucho, y se hallaba rigiendo el
achimenceyato de Acentejo,[5] donde se
libró la batalla de este nombre, cuando la invasión española. Mortalmente herido en la batalla de La Laguna, donde mataron a
Benchomo, en el mismo lugar celebraron las exequias de ambos. Por esto dice la tradición “que no se separaron ni en vida ni en muerte”. Fue muerto por Pablo Martín Buendía, canarii,
soldado de a caballo quien le lanceó y remató
al ya mal herido Chimenchia-Tinguaro,
en la sierra de Sejeita, (San Roque) durante la batalla de La Laguna. Este Pablo
fue generosamente datado por el adelantado entre otras obtuvo datas en:
“una cueva que era auchón del rey de Tacoronte,
q. cabo la mar que agora vos teneis (1497). En la Rambla de los Caballos, debajo
del camino que va a Daute, 2 caíces unas cuevas y una fuente (1502). 2
caíces de tierra de sequero...desde la cruces donde murió la mujer en la
lomada hacía la mar (1501).
Conjuntamente con Pedro de la Lengua-también canario-obtuvieron las tierras de
Charco del Pino (Chimiche) en Granadilla, cuya data transcribimos: “...Pedro
de la Lengua y
Pablo Martín. Una lomada de ta. en Abona en Arcamaze, dende el barranco donde
están los charcos e un pino hasta otro barranco q. esta hacía Agache, a donde
está un drago, e por arriba unas montañas e aguas vertientes a la mar, con las
cuevas q. hay dentro deste cercoito con
una fuente q. esta a la parte de arriba del drago, cabo unos pinos, hasta en cantidad de 8 c. 4. para cada uno, e más
vos doy dentro de las mismas tas. Dos asientos de colmenas, así como
conquistadores q. fuiste desta isla. Digo q. vos doy 3 c. Con los asientos de colmenas.
24-XI- 1511.” (Data de Tenerife, libros
I al IV).
SEBENZUI
Señor o Toparca de la región de Aguahuco en
tiempos de la invasión española denominada por los invasores como Punta del
Hidalgo. Fue un significado Sigoñe (capitán) de Benchomo.
Zebensui. m. Tf.
ant. Antr. Jefe
de la comarca que hoy se conoce como Punta del Hidalgo cuando se produjo la
colonización europea. Expr. t. Benseguy, Benzebuy, Cebensui, Sebensui,
Zebensaya, Zebensayas, Zebensui, Zebensuî, Zebenzui, Zevensui.
― zebbensui < *zăbb-ən-swy, comp. m. lit. ‘moscardón de la ganga (ave)’.*zăbb, s.
m. sing. de [Z·B] ‘tábano’, ‘moscardón’. *n, prep.
de [N] ‘de’. *swy, s. m. sing. de [S·W·Y] ‘animal que anda trabado’,
‘especie de ganga (ave más gruesa que la ganga ordinaria)’. (Dr. Ignacio Reyes,
2000)
La tamusni no dice que no se sabe en que faceta destacó
más Sebenzui, si como esforzado y valiente guerrero o como ladrón de ganados[6].
DORAMAS
DORAMAS:=dorammas *durar-ammas, comp. m. pl. lit. ‘montañas en medio’, fig.‘anchas narices’. *durar, s. m. pl. de [D·R]
‘risco, montaña, cresta montañosa’.*ammas, s. m. sing. de
[M·S] ‘medio’, ‘centro’, ‘interior’. Caudillo canario que derrotó en varias
ocasiones a las tropas invasoras castellanas. (Ignacio Reyes)
Doramas
fue un guerrero de finales del siglo XV, guaire destacado de la resistencia
guanche ante la invasión castellana en la isla de Tamarant (Gran Canaria) ante
las tropas mercenarias invasoras acometida por los nefastos Reyes Católicos,
quienes financiaron la actuación con la ayuda económica proporcionada mediante
bulas por el Vaticano.
Originario
del reino de Telde, pertenecía a la clase social de los axicatnas
(trasquilados), como los canariis conocían a los plebeyos. Estos debían
llevar el pelo corto, no como los nobles, que lo llevaban largo rubio o teñido
de ese color y, la barba en punta y sin bigotes, gozaban de los
privilegios propios de la nobleza.
De
complexión fuerte, ancho de espaldas y estatura media, Doramas era conocido por
su destreza en el combate y su capacidad de liderazgo. En la batalla se le
describe con una rodela de drago a modo de escudo, blanca, negra y colorada, en
cuarteado, y portando una enorme espada de madera endurecida al fuego.
El 28 de junio,
el capitán invasor Juan Rejón envió un mensajero a lo canarios
con estas soberbias palabras:
“Decidles que
soy enviado por los muy altos y poderosos príncipes de Aragón y de Castilla,
don Fernando y doña Isabel, para tomar la
isla de Canaria bajo su protección y exhortar a sus habitantes a que abracen la
religión cristiana, y que si así no lo hicieren, serán perseguidos sin
tregua ni descanso, hasta hacerles perder la
vida o llevarles a todos prisioneros.”
Doramas
contestó con esta sola frase: —Decidle a
vuestro general que mañana le llevaremos la respuesta.
En efecto, el
29 de junio (1478) bajaban por los cerros que dominaban el valle —donde hoy se asienta la ciudad de Las Palmas— numerosas cuadrillas de isleños, y en la
llanura que precedía al Real se
formaron en orden de batalla…
BENTEJUI
Bentejui: Nació sobre el 1450, probablemente, en las cercanías de la
actual Galdar, en Tamaránt (Gran Canaria)) y murió el 29 de abril de 1484, sobre este recayó la dura tarea
de dar continuidad a las legítimas instituciones sociales de la población
canaria. Pronto, este “gaire, alto,
seco, y prieto de grande esfuerzo” que, según afirma Marín de
Cubas [1694: 57v] (1986: 207), ostentaba hasta entonces el significativo nombre
de Tazarte “= *ta-dsart >
tassart,
n. vb. f. sing. de [D·S/Ś·R] ‘acusado sentido del honor, dignidad’, ‘rebeldía’,
‘agitación’, ‘maldad’. Nombre de un jefe militar del bando de Gáldar. Expr. t. Tajarte,
Tajaste, Taxarte, Tazarte. N. B. Las variantes gráficas
que transmite la documentación antigua hacen pensar en una pronunciación
faringalizada tanto de la sibilante (*s(s) > ś) como de la vibrante (*r >
ŕ).” (Ignacio
Reyes).
Bentejuí se trasladó,
encabezando un importante contingente humano guanche, hacia la protección que
brindaban las agrestes montañas de Tirajana. Pero, de nuevo, fueron cercados en
Ansite, paraje cuya localización exacta aún se discute. Esta vez la espera
acabó en éxito para los castellanos, previa mediación del converso Fernando
Guanarteme, ante la propuesta de rendición Bentejui respondió: “Todavía Canaria no ha desaparecido del mundo y aquí la
tienes toda sobre estos cerros” (Viera y Clavijo [1772] 1982, I: 529). Finalmente
aceptaron las condiciones de cesión. Todos, menos Bentejuí y el faycán teldense
Guariragua, que prefirieron mantener su libertad hasta el último momento de sus
vidas: “[…] menos Tazartico y un
faisage biejo de Telde, que ambos se derriscaron llegandose el muchacho a el
viejo le cojio de un brazo, y diciendo a tiz Tirma, a tiz Tirma, de un salto
vajaron hechos pedasos» (Marín [1694: 60r] (1986: 214).
HAPALUPU:
Notable insular gomero al que se le reconocían funciones de arbitraje
o intermediación en caso de disensiones entre los bandos. Ú. m. Hupalupa.
Expr. t. Chapulapu, Chupulapu, Hapalapu, Hupalapu.― *haflufal >
šapalupu, n. vb. m. sing. de [H·F·L]
‘cabellera larga’. (Ignacio Reyes)
Pablo Hupalupu, anciano hombre mascota y
adivino, al que tenían por favorecido de espíritus superiores, advertido de la
ofensa que el tirano colono Hernán Peraza infringía a su pueblo convocó a sus
parientes y amigos más próximos en un islote cerca de Tagualache, que después
sería conocido por La Baja
del secreto, y acordaron poner los medios necesarios para impedir este nuevo
ultraje.
Puestos de acuerdo lo conjurados con la
sacerdotisa Iballa, decidieron que esta
diera una cita al fogoso Peraza, en la cueva de Guahedún donde le recibiría
acompañada de una vieja parienta que estaba en el secreto y, a una señal
convenida apresarían al tirano. Hernán Peraza, no tardó en acudir a la llamada
de la bella Iballa, haciéndose acompañar de un paje y un escudero, sin
sospechar de la celada que se le preparaba, entró solo en la cueva, en cuanto
traspasó la puerta de ésta, comenzaron a oírse unos silbidos en los alrededores
siendo esta la señal de los conjurados para pasar a la acción. Inmediatamente
cercaron la colina donde se ubica la cueva y, deteniendo al paje y al escudero,
creyeron asegurada su venganza. Iballa para disipar cualquier sospecha de su
complicidad en el acto, instó al tirano a que se disfrazara de mujer y huyera
antes de que sus parientes llegaran a la cueva. Ante la imprevista sorpresa,
turbado por la situación el galán acepto ponerse unas sayas y una toca; pero la
vieja, que seguía los acontecimientos gritó a los suyos: “Ese que va vestido de
mujer” Peraza que la oyó, retrocedió y despojándose de las ropas femeninas,
tomó la adarga y sacando su espada se adelantó con animo decidido hacía los
asaltantes. En lo alto de la cueva estaba apostado un pariente de Iballa
llamado Pedro Hautacuperche, quien al ver salir a Peraza le arrojó su banot con
tal fuerza y puntería que le atravesó el pecho matándolo en el acto. Al verle
caer los resistentes ajusticiaron también al paje y al escudero, fieles
servidores de los desmanes de su señor.
Al ver consumada su venganza, los sublevados
gritaron: “¡Ya se quebró el gánigo de Guahedum!”, aludiendo a que con aquel
acto, quedaba roto cualquier pacto que hubieran mantenido con la casa de
Peraza, pactos de colactación que acostumbraba sellar bebiendo leche de un
gánigo.
HAUTACUPERCHE
Con
la llegada a la Isla de Hernán Peraza “el joven”, este ratificará el pacto de
su abuelo, pero mientras Peraza quiso entender el pacto como un acto de
vasallaje hacia él, los gomeros lo seguían entendiendo como un acto de
hermanamiento y de ayuda entre ellos con una serie de leyes de obligado
cumplimiento. Hernán Peraza “el joven” incumplió el pacto, cautivando esclavos y
tratando despóticamente a los gomeros.
Este
crápula avasallador había sometido durante años a la isla de la Gomera, hasta que
Hautacuperche, el valeroso guerrero, acabara con su reinado de opresión y
arbitrariedad. Corría el año 1488 cuando el joven guerrero guanche ajustició al invasor Peraza.
En un
lugar conocido como Baja del Secreto se había gestado la conjura para acabar
con la pesadilla del tiránico colono invasor. Avisados los gomeros unos a otros mediante el
lenguaje del silbo, una haya de Iballa intentó avisar al tiranuelo: “Ajejiles,
juxaque aventamares” (“Huye, que van por ti”).
Pedro
Hautacuperche fue quien primero llegó a la cueva de Guahedum donde se hallaban
Hernán Peraza y la sacerdotisa Iballa y le dio muerte atravesándolo con un
banot, pese a que éste intentaba huir disfrazado de mujer. El propio
Hautacuperche encabezó el posterior ataque de los gomeros contra la torre del
Conde, muriendo en la acción. La asediada Ninfómana Beatriz de Bobadilla pidió
ayuda al judío converso, masacrador de pueblos e esclavista Pedro de Vera,
cuando ya había concluido el sitio de la torre. Las tropas mercenarias al mando
del invasor conquistador de Gran Canaria asesinaron ahorcaron y empalaron a los
varones mayores de 15 años de Hipalan y Mulagua, siendo los niños, mujeres y
ancianos vendidos como esclavos en España.
[1] Los
Amusnaus era ancianos sabios detentadores de la Tamusni, es decir, de la Historia oral de la
nación así como de la escritura Tifinagh y los encargados de trasmitirla a las
nuevas generaciones, labor que realizaban indistintamente hombres o mujeres.
[2] El espíritu de ayuda mutua
ha pervivido hasta nuestros días especialmente en las zonas rurales donde los
campesinos se ayudan mutuamente en las labores de siembra y recolección, e
incluso en la construcción de sus viviendas u otros tipos de obras tales como
muros, caminos etc..
[3] Díaz Dorta afirma
que estuvo casado con Guacimara y en el
bautismo por el rito católico Ana Hernández, viuda del Príncipe Tinguaro, era hija de Beneharo II, después bautizado por el rito católico como D. Enrique de Anaga, también conocido
como D. Enrique de los Santos. Guacimara casó en segundas nupcias con Andrés
Díaz Fortuna, guanche de nobleza Real,
Instrumento ante Ramírez en 1578. (Díaz Dorta, [1913] 2009: 13)
[4] Era norma en los tabores guanches el no perseguir al
enemigo que huía y, al contrario que los castellanos, daban cuartel y buen
trato a los vencidos, de ello abundan los ejemplos en la historiografía de la
invasión y conquista de las islas.
[5] El Achimenceyato de
Acentejo corresponde a los actuales municipios de La Matanza de Acentejo, La Victoria y Santa Úrsula,
[6] En la sociedad guanche era frecuente el robo de
ganados entre pastores de los diferentes menceyatos, esto se hacia para evitar
la endogamia en los rebaños y como prueba de valentía y habilidad por parte de
los pastores-guerreros, no como un acto de puro
latrocinio.
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