jueves, 17 de abril de 2014

CRIMENES DE LESA HUMANIDAD COMETIDOS EN CANARIAS






CAPITULO XVIII


Chaurero n Eguerew

INVASIÓN, SAQUEO Y OCUPACIÓN DE LA ISLA CHINECH (TENERIFE) XIII

Chaurero n Eguerew


Los Once Menceyes de Chinech (Tenerife) en los años de la invasión española. V

BENEHARO II[1]


Etimología del topónimo Anaga. Tf. ant. Top. Comarca oriental de la Isla. Expr. t.: Ahanaga, Anagas, Anagla, Anagua, Hanaga, Hanagua, Naga, Nagas. 2. GC. desus. Top. Aldea de cuevas en Moya Usáb. m.: Naga.
*a-naga, loc. adv. lugar de [N·G] lit. ‘arriba, encima’, 'lo alto', p. ext. 'el Oriente'.

N. B. La forma Anaga predomina con notable diferencia sobre los demás registros, muy especialmente en la documentación oficial hispana. Algunas otras notaciones omiten la vocal de estado, un hecho que aparece con relativa frecuencia en la documentación y que permite asumir la voz Naga como una variante. En cambio, el resto de las menciones constituyen excepciones que sólo cabe interpretar como erratas.

En cuanto a la traducción del topónimo, la literalidad remite a la posición ‘en altura’ de esta comarca de características tan abruptas. No obstante, dentro de las hablas meridionales (tuareg) se utiliza también este término para referirse al ‘Este’ (cardinal), lo cual refleja exactamente el cuadrante que ocupa Anaga en la Isla.

Como segunda lectura, que no parece excluyente de la anterior, pero cuya relación permanece sin atestiguar, ha de apuntarse que esta designación coincide por completo con el nombre de un barrio del aduar de Timlilt, de la fracción de los ayt Sεadelli, perteneciente a la confederación tribal Ghujdama, asentada en el Alto Atlas marroquí (Amahan 1983: 56). (Dr. Ignacio Reyes García, 2004)
Beneharo. m. Tf. ant. desus. Antr. Jefe del bando de Anaga. Expr. t. Benearo,Benecaro, Benecharo, Benhearo.
benehar < *we-n-ăwəssar, comp. m. ‘viejo’.*wa-n, we-n, pl. wi-n, m.; ta-n, pl. ti-n, f. loc. det. de [W/T+N] ‘el/la de’.*ăwəssar > ăwššar > ehhar, adj. vb. m. sing. De [W·S·R] ‘vejez’. (Dr. Ignacio Reyes García, 2004)

Mencey de Anaga en el tiempo de la invasión española, despues de bautizado por el rito católico le fue impuesto el nombre de Pedro de los Santos. (Díaz Dorta,1913 :23)

Era viudo, de su matrimonio tuvo a Guacimara; D. Enrique y D. Diego de Anaga;  Guajara, según Viana fue esposa de Chimenchia (Tinguaro), de quienes descienden: Ana Hernández Pérez; que casó con Gaspar González de la Caja, Pedro Hernández, Francisca Pérez, que casó con Luís Hernández, Inés Pérez esposa de Gonzalo Hernández y Juana Pérez quien casó con Juan Suárez.

Se le suponía de los confederados con los españoles pero la actitud indecisa de este Mencey hacía los invasores no llegó a convencer totalmente al capìtan de los mercenarios Alonso de Lugo, quien siempre mantuvo una actitud de desconfianza hacía este Mencey e incluso despues de ocupada la isla no dudó en perseguirlo con saña depredando su hacienda e incluso consiguiendo su expulsión de la isla, como veremos más adelante.

Los cronistas al hacer referencia al pacto de paz concertado por gobernador colonial de Tamaránt el judio converso Pedro de Vera con el Mencey de Güímar Añaterve, lo hacen extensiso al resto de los meneceyatos extremo este que no está debidamnete documentado, ya que es más probable que los menceyatos de Abona, Adeje y Anaga mantuvieran una actitud de neutralidad, dimanada de la resolución que tomaron en la reunión de Taoro,[2] más temerosos de poner la jefetura de todos los tabores de la isla bajo el mando de Benchomo que del posible podderío militar de los invasores, debido a la aptencias unificadoras del Mencey de Taoro. En todo caso no está documentado que Beneharo asumiera dicho pacto ni que como queda dicho, apoyara a Alonso de Lugo en su primer intento de invasión de la isla en 1494.

Seguramente en los recuerdos del Mencey y de gran parte de los anaguenses estaba presente la felonía de que habían sido objeto hacía menos de tres décadas por parte de los cristianos a los que Beneharo I les había permitido construir en Añazu una casa de contratación la que convirtieron en un fuerte, y allí venían los guanches a comerciar con los cristianos especialmente con orchilla, ganados, pieles, quesos etc.

Pero sucedió que los españoles no tardaron mucho tiempo en mostrar su verdadera faz y comenzaron ha hacer correrías en el propio menceyato de Anga y en los limítrofes de Tegueste y Tacoronte robando los hatos de ganado y capturando cuantos guanches podían,

Esta situación de atropello por parte de los cristianos fue denunciada por Beneharo I a  Sancho de Herrera para que pusiera coto a los desmanes de sus vasallos, Sancho de Herrera  para conservar la punta de lanza que suponía el torreón y la supuesta amistad entre ellos firmada, pactaron que: que si algún cristiano cometiese delito algu­no o les agraviase en algo, que se lo entregasen a ellos, para ser juzgados por sus leyes, y si por el contrario era un guanche quien atentara contra un español, éste seria entregado a los cristianos para ser juzgado por las propias. Hecho este pacto y aceptado por ambas partes, sucedió que los españoles como era habitual faltaron al mismo, agraviando a los guanches; los cuales quejándose del agravio recibido, el responsable del torreón se los entregó, en cumplimiento de lo pactado,  para que ellos hiciesen justicia a los españoles. El Mencey de Anaga, usando de clemencia con ellos, no les quiso aplicarles el rigor de la Ley y tras una reprimenda,  los devolvió en paz a su ca­pitán sin daño.

Pasado cierto tiempo algunos guanches de Anaga contravinieron el pacto, hecho que en virtud de lo pactado fue puesto en conocimiento del Mencey, el cual puso a disposición del capitán del torreón a los delincuentes, apenas cayeron estos en manos de los españoles le aplicaron sus cristianas leyes ahorcándolos inmediatamente. Ante tal felonía los anaguenses no pudieron sufrir tal injusticia de aquellos advenedizos extranjeros y, conocida su doblez decidieron romper el pacto, asaltaron el torreón matando a algunos de los defensores, otros consiguieron huir en una nave que tenían prevista para el transporte de mercancías entre esta isla y la de Lanzarote. Acto seguido los guanches demolieron el citado torreón sin dejar piedra sobre piedra, hasta el punto que ha sido imposible localizar el sitio exacto donde estuvo ubicado.

Es probale que quienes concertaran las paces con los invasores fuesen determinadas familias influyentes del menceyato y que Beneharo se viese forzado por estas a asumir por lo menos aparentemente el pacto de paz con los extranjeros. Una de estas familias dominantes en el Tagoror de Anaga indudablemente era los Ibautes una de las pocas de este meneceyato a las que se les permitión consevar su apellido de origen pero a las que no se le antepuso el «don » prueba evidente de que no eran descendientes directos del Mencey.

Los Ibaute dominaban en los valles de Abikure o Abicor e Igueste hoy conocidos como San Andrés e Igueste de San Andrés respectivamente, zona ricas en agua y con excelentes bahías donde las naves podían fondear con seguridad,   hacer aguadas, comerciar con la orchilla y hacer correrías hasta los menceyatos de Tegueste y Tacoronte a la captura de guanches y rebaños de ganados y cuanto pudiesen saquear.

Las relaciones « comerciales » matenidas por los Ibaute y el negrero Lopez de Salazar, eran antiguas y aran aprobechadas por el negrero con la ayuda de los Ibautes para depredar la isla, es así que aprobenchando esta connivencia que los españoles le encargan a Salazar el consuguir un pacto de paz con el menceyato de Anaga, misión aprobechada por este tratante en esclavos para rentabilizar su estancia en la isla capturando y esclavizando a algunos pastores en los dominios del Gran Rey, es decir, del menceyato de Taoro. Pero como entre truhuanes andaba el juego, el pesquisidor colonial Francisco Maldonado vió la oportunidad de meter mano en la bolsa del esclavista Lope de Salazar y de inmediato puso mano a la obra y acusandole de haber quebrantado la « paz » con los guanches despojó al Salazar de cuanto pudo, según testimonio del despojado ante el Consejo de Castilla, el cual emitió  una carta de comisión con fecha 24 de enero de 1494 desde Valladolid dirigida al gobernador colonial de turno en Tamaránt (Gran Canaria) en los siguientes términos:

Lope de Salazar.—Comisyón.
Don Fernando e doña Ysabel, etc. A vos el governador o juez de residencia que es o fuere de la ysla de la Gran Canaria, salud e gracia. Sepades que Lope de Salazar, vesyno del Real de Las Palmas, que es en la dicha isla, nos hizo relación por su petición que ante nos en el nuestro Consejo presentó diziendo: que Francisco Maldonado, nuestro pesquisydor en la dicha ysla, le avía hecho muchos agravios e ynjusticias, especialmente que podía aver año e medio, poco más o menos, que por su mandado él fue a Tenerife al vando de Anaga, a con­certar pazes entre la dicha ysla e el dicho vando de Anaga; e que la paz se avía concertado en cierta forma, que era que los de la dicha ysla pudiesen sal­tear e cativar qualesquiera canarios que afuera de los dichos mojones que entre ellos fueron limitados se tomasen, si fuesen de los otros vandos e dentro de los dichos límites; asimismo y que podría aver seys meses, poco más o menos, quél avía ydo a saltear, e que tomó fuera de los dichos límites tres canarios del grand rey, el qual tiene la dicha isla por enemigo e contrario sin tener con él consideración alguna de paz, e dis que los dichos canarios pudieron ser toma­dos dentro de los dichos límites, pues no eran del vando de Anaga, e dis quel dicho pesquisidor los consintió vender; e que estando él rescatando los dichos tres canarios, quel dicho pesquisidor enbió a Rodrigo Maldonado, su alcalde, en un calanbre con hasta treinta ombres de armada, para que lo prendiese, disíendo quél por lo susodicho avía quebrantado la paz; e que como lo sintió e fue ynformado de su yntención que se fue por otra parte a la dicha villa de Las Palmas, donde el dicho pesquisidor estava, e se avía entrado en una yglesia porque de hecho o de contra derecho no procedieran contra él a pena de muerte e que asy lo avía dicho; e dis que en la dicha yglesia le hizo sacar con hasta treinta onbres, e que estando en ella le mandó pregonar como quebrantador de paz, no seyendo así; e quel alguasil, por su mandado, le tomó los dichos escla­vos, quel avía dentro de la ysla e todos los otros hiso que tenía fuera, fuera de la dicha ysla, e que los tenía secrestados; e que para pagar la cowansa, quél avía armado para le prender, él avía vendido un esclavo suyo negro por doze mili e quinientos maravedíes. E dis, que por los grandes agravios quel dicho pesquisidor le avía hecho, dio ocasión a que secretamente se saliese de la dicha ysla, e viniese a nuestra corte a pedir conplimiento de justicia. Por ende, que nos suplicava e pedía por merced sobre ello le proveyésemos de remedio con jus­ticia, mandando alçar la secrestación de los dichos bienes e mandando se lo restituir, e condenásemos al dicho pesquisidor en los dichos doze mili e quinientos maravedíes e en todas las costas e daños que a esta cabsa se le avía recrescido. E que a su noticia era venido que después que salió de la dicha ysla, el dicho pesquesidor mandava vender los dichos  bienes avia vendido de sus bienes una caravela, que podía valer cinquenta mill maravedíes, e una yunta de bue­yes e doze vacas; e dis que a cabsa de vender el dicho navio avía perdido çien mili maravedíes, poco más o menos, e en lo quaJ él resabía mucho agravio e daño. Asimismo nos suplicó cerca dello le mandásemos proveer de remedio con justicia, o como la nuestra merced fuese.
E nos tovimoslo por bien: con­fiando de vos que soys tal que guardaréys nuestro servicio e la justicia a las partes, bien e fiel e diligentemente faréys lo que por nos vos fuese encomen­dado e cometido, es nuestra merced de vos encomendar e cometer lo susodicho, e por la presente vos lo encomendamos e cometemos. Por que vos mandamos que veades lo susodicho, e llamadas e oídas las partes a quien atañe, lo más brevemente e syn dilación que ser pueda synplemente, de plano, syn escrépitu e figura de juysio, solamente la verdad sabida, libréeles e determinedes sobre ello lo que hallardes por derecho, por vuestra sentencia o sentencias así ynterlocutorias como definitivas; la qual e las quales, e el mandamiento o mandamien­tos que en la dicha rasón dierdes e pronungíáredes Uevedes e fagades llevar a devida esecugión con efecto quanto e como con fuero e con derecho devades. E mandamos a las partes a quien atañe, e a otras qualesquier personas de que entendiéredes ser informado, que vengan e parescan ante vos a vuestros llama­mientos e enplasamientos a los plasos e so las penas que vos de nuestra parte les ponemos e daremos por puestas. Para lo qual con sus yncidengias e depen­dencias, anexidades e conexidades vos damos poder conplido por esta nuestra carta. E no fagades ende al. Dada en la noble villa de Valladolid, a veinte e quatro días del mes de enero del nascimiento de nuestro salvador Ihesu Christo de mili e quatrocientos e noventa e quatro años.=Don Albaro. = Johannes, doctor.=Ligengiatus de Illescas. —Franciscus, liçenciatus. =E yo Alonso del Már­mol, etc. (A.S.: Registro del Sello: Fol. 84. (En: A. Rumeu de Armas, 1975: 429-30) “
Como vemos Lope de Salazar no específica con quien concertó las paces, de haberla pactado con el Mencey seguro que lo hubiera declarado por ser un dato relevante para su defensa ante el Consejo, por ello es probable que el campo de acción de Lope de Salazar en el menceyato de Anaga estaba limitado al achimenceyato de Añazu, el abarcaba desde el actual Barranco de Ganigues (Barranco del Hierro) hasta Igueste en Abikure, dominio de los Ibaute, lugar escogido por los mercenarios para instalar sus campamentos durante las dos invasiones.
De la reticencia mostrada por Beneharo a encontrarse con los españoles da fe el hecho de que dos veces fue el pusilamine y converso  Fernando Guanarteme (Thenesor Semidan) a verse con este Mencey, por orden de Alonso de Lugo en los inicios de la segunda invasión hasta que el mencey de Anaga fue llevado al campamento de los cristianos, según recoge la tantas veces citadas Informaciones de Dña. Margarita Gunarteme.
«… que vido que el dicho Dn. Fernando Guanarteme fue donde estaba el Rey de Anaga, Rey guanche, Las noticias con que volvió D. Fernando Guanarteme respecto a la actitud del mencey Beneharo no eran favorables; y por esto al siguiente día, 2 de mayo, tornó Guanarteme a dar con el mencey de Anaga y consiguió viniera al Real de Santa Cruz a celebrar una conferencia con el general Lugo, del que resultó serían enemigos...».[3]
La realidades que determinados sectores de las clases nobles de Anaga especialmente las que desde hacía tiempo venían manteniendo relaciones comerciales con los extranjeros eran proclives a los invasores, mientras que otro sector mejor conocedor de las verdaderas intenciones e idiosincrasia de los españoles eran reacios a sumarse a las pretensiones castellanas, estando de hecho el menceyato dividido en dos bandos, uno pro invasores liderado por los Ibaute y otro seguidores de Benaharo.
Recordemos que durante la invernada de las tropas españolas en el campamento de Añazu durante el año 1495, una cuadrilla de doce soldados españoles que acostumbraban com­batir siempre unidos, obtuvieron licencia de Alonso de Lugo para hacer una entrada por los valles de Anaga, y  llegaron a Taganana sin encontrar resistencia alguna, donde se apoderaron de un rico rebaño de cabras, pero a su regreso al campamento al llegar al valle de Abikure  se vieron frenados por un tabor al frente del cual iba el Mencey Beneharo, teniendo lugar el combate que hemos reseñado en el capitulo correspondiente.

La realidad es que Beneharo no participó abiertamente en los planes de los españoles, por el contrario tuvo enfrentamientos armados con los mismos como hemos visto, pero después de sometida la isla reclamó el status de bando de paz como veremos más adelante.
En todo caso, una vez ocupada la isla por los castellanos la venganza de Alonso de Lugo contra Beneharo de Anaga o Don Pedro de los Santos no se hizo esperar. Una vez regresado los menceyes de su presentación en Almazan como trofeos de guerra, Lugo inicio una política depredatoria contra el Mencey Beneharo, usurpándole sus ganados e incluso sus esclavos parientes suyo que había rescatado de las garras del Adelantado comprándolos y libertándolos a continuación. Esta técnica de ahorramiento o liberación de esclavos guanches por parte de sus parientes o amigos libres se estaba dando en la isla desde hacía tiempo, y fue considerada varias veces como peligrosa por los miembros del Cabildo colonial.[4]
Para conocer mejor las vicisitudes de este Mencey sigamos a Antonio Rumeu de Armas:
“El primer mencey perfectamente documentado fue don Femando de Anaga. De él sabemos que, reincorporado a Tenerife tras el solemne acto de sumisión en Almazán, se le obligó más tarde por mandato regio —me­diando torcidos informes— a trasladar su residencia a la isla de Gran Ca­naria. Además de esto, el conquistador tuvo la osadía de cautivar a su propío hijo, don Enrique de Anaga, que pudo al fin alcanzar la libertad, en 1501, gracias a la acalorada intervención del bachiller Alonso de Sepúlveda, procurador de los pobres de la corte, a quien los monarcas hispanos habían dado particular comisión para liberar de las garras de sus opreso­res a los guanches indebidamente cautivados.
El propio bachiller Sepúlveda, informado por don Enrique de los des­pojos de ganados y esclavos de que había sido víctima el rey, su padre, denunció el caso a Fernando e Isabel. Estos soberanos dispusieron, por su carta de comisión de 16 de septiembre de 1500, que don Juan de Silva, conde de Cifuentes y corregidor de Sevilla (juez especial encargado de fa­llar las causas de libertad de los canarios), resolviese sumariamente y de plano la reclamación antedicha.
Esta resolución semifavorable animó al rey de Anaga a impetrar justicia por su propia cuenta. Las denuncias que formula, en 1502, son del mayor interés: “Don Fernando, rey que fue de Naga, canario de la isla de Tene­rife, nos fizo relación... que al tiempo que, por nuestro mandado, se pasó de la dicha ysla de Thenerife a esa dicha ysla de la Gran Canaria, dis que Alonso de Lugo... no le dexó pasar su hazienda, segund que por nos le avía sido mandado, y demás desto le tomó dos esclavos (que compró del, porque heran sus parientes), e que asimismo le tomó la mitad de sus ga­nados, e otros muchos agravios, que dis que le fizo injustamente...”. Para reparar la tropelía, los soberanos de Castilla expidieron orden el 22 de fe­brero, dirigida al gobernador de Gran Canaria Antonio de Torres, con objeto de que, previas las oportunas informaciones, fallase sumariamente con arreglo a derecho.
En el forzado éxodo a Gran Canaria, el mencey de Anaga llevó consigo a sus hijos don Diego y don Juan de Anaga, a quienes estaban estableci­dos, en 1505, en Arguineguín, dedicados a apacentar sus ganados.
Andando el tiempo se produjo el retorno a la tierra natal, pues en un poder otorgado en Tenerife el 22 de agosto de 1508, aparecen como fir­mantes “don Diego de Naga y don Enrique de Anaga, hijos del rey de Anaga”.

Este último, don Enrique, se singularizó por la defensa de sus hermanos los aborígenes. Cuando, en el año acabado de señalar, se incoó por el gobernador de Gran Canaria don Lope de Sosa el oportuno juicio de residencia contra el conquistador, el infante anagués fue quien promovió querella particular por atentado contra la libertad de los guanches, soste­niendo que Alonso de Lugo no había respetado los bandos de paces, lo que le permitió reducir a esclavitud, contra todo derecho, a importante número de indígenas.” (A. Rumeu de Armas, 1975: 341-42)
La persecución de los colonizadores se cebaba en los guanches sometidos, a la que D. Enrique no a pesar de su condición de libre,  vemos que en 1508 figura preso en la cárcel de La Laguna un D. Enrique, guanche, recordemos que el don sólo se le anteponía al nombre de los menceyes y sus descendientes directos: Y después desto en 23 de diciembre de 1508 el dicho Sr. Ad. fue a la cárcel pública del Concejo y dijo que Diego Amarillo era alcaide de la cárcel, que él recibiese los presos y prisiones de Francisco Dias, alguacil, y siendo contento, el dicho Ad. lo da por recibido.
Y luego el dicho Francisco Dias, Alg. m. metió los presos tras la red, que fue­ron los siguientes:
Alonso Mendes                                                Tomé Dias
Antón Rodrigues, calderero.                                 Don Enrique, guanche
Cristóval Rodrigues de León                                 Pedro
Juan Felipe                                                      Juan Martín de Castilla
Blasy g.°                                                        Francisco Borjes
Fernand Xuares                                                Cristóval de San Lúcar
Miguel Marques                                           Vicente, criado de Vargas
Y luego el dicho Diego Amarillo dijo que se daba y dio por contento de los dichos presos tras la red.”

Los que dedicamos nuestros días a la Historia de Canarias, ajenos a ciertos comisariados culturales, por nuestra naturaleza, deseamos expresarnos de manera tal que nuestros discursos irradien algo de lo verdadero: buscamos deshacer ambigüedades, formar argumentos fuertes y claros que confluyan en conclusiones sólidas y pertinentes, iluminar algún asunto problemático apuntando la luz hacia donde no se había mirado antes, abrir caminos para las nuevas generaciones. Es también un deseo natural nuestro encontrarnos con alguien que no esté de acuerdo, para hablar. Que nos irradie con su propio discurso un nuevo reflejo de lo verdadero, ilumine problemas que no habíamos visto, señale el camino de la autentica identidad canaria, no tutelada por promiscuos intereses coloniales.


Díaz Dorta atribuye otro hijo a Beneharo: María Hernández Bencomo y el Príncipe Alonso de Palazuelos, hijo de Pedro de los Santos (Beneharo II) y de Leonor Sánchez. (Archivo de Montes de Oca.)
En el campo de la ficción literaria las desventuras de Beneharo II, ha venido siendo fuente de inspiración para poetas y escritores,  D. Ramón Gil Roldán siguiendo a Viera y Clavijo compuso uno de los más bellos poemas que haya producido la literatura colonial en Canarias, La Raza, poema musicado por los otrora rescatadores y divulgadores del folklore canario Los Sabandeños en su “Canta del Mencey loco”. El tema también se objeto de varias producciones videográficas y cortos cinematográficos.
¡Guayotaaaaaa! Demonio del fuego, que tantas veces intentaste robarle la tierra al Guanche, convirtiendo en yermos sus fértiles valles. Que una vez tuviste el valor de apresar en tu negrura a Majek ¿Dónde escondes tu furia ahora?
La sangre de hombres y mujeres libres que lucharon con valor por seguir siéndolo. El dolor de sus hermanos que no querían otra cosa que vivir en paz. Ese dolor lloró en los ojos de Beneharo, doblegando sus fuerzas y postrándole de rodillas. Cual era aquel dios, que adorara aquel pueblo, que hiciera distinción entre los hombres. Que le impulsara a llegar, desde el otro lado del horizonte, a tierras ajenas y matar las almas de sus gentes con el veneno de la esclavitud.” (Carlos Soriano, 2009)
No puede morir jamás,
quien de esclavo se libera
rompiendo para ser libre,
con su vida las cadenas.
Ramón Gil-Roldán, 1919.
 Retomando el tema de las relaciones entre los Ibaute de Anaga y el traficante en esclavos Lope de Salazar, no esta documentado que este interviniera directamente en la invasión de Chinech (Tenerife), aunque Alonso de Lugo en una de las data le dice “conquistador que fuiste”, fue generosamente datado en Abikure antiguos dominios de los Ibaute, así mismo esto lo fueron en Anaga y otros lugares tal como está recogido en la Datas de repartimiento de las tierras usurpadas como veremos.
No es mucha la información que nos ha llegado en torno a los descendientes de Diego de Ibaute, Díaz Dorta recoge los siguientes: Andrés Hernández Ibaute y Leonor de Sosa, veci­nos de Sta Cruz. Testamento de su padre en La Laguna ante Márquez en 1559; Juana Ibaute y Antonio González, hijo de Antonio González y Catalina Gaspar, con dote en 1553; fueron veci­nos de Güimar; Gonzalo Ibaute y Francisca González Delgado, Testó ante Miguel García en 1528 folio 347. Del matrimonio de Bárbara González y Hernando de Ibaute nació Margarita de Llerena, quien casó con el Capitán Juan Delgado de Adexe.

Hernando fue uno de los firmantes en uno de los poderes a procuradores en el denominado pleito de los naturales, en defensa del derecho exclusivo de los guanches a cargar la imagen de la Diosa Chaxiraxi sincritizada como Virgen de Candelaria, conjuntamente con Pero  Hernández,  Diego  Díaz  de  Vera, Francisco Hernández  y  Hernando  de Ibaute, por  si y  en  nombre  de los  de  su  sangre,  acudieron  a la Real Audiencia de Canarias,  defendidos por  el licenciado Borrero y  obtuvieron  resolución  favorable del tribunal  el 11 de noviembre del mismo año 1587 y  en la festividad del  inmediato  2  de febrero  volvieron  a  cargar  la  imagen  de  la Virgen Juan Fernández  de Arico, Martin Cabeza,  Francisco González y Diego Díaz  de Vera.
La familia Ibaute tenía su auchón en el Valle Ibaute, que actualmente es conocido como Valle de Las Huertas, en la actualidad es apellido común en la isla aunque derivado en Baute, así como en el resto del archipiélago donde aproximadamente 1.156 portan este apellido guanche. Muchos de sus descendientes han destacado en las profesiones liberales y en la política dependiente. En la actualidad (2010) un descendiente de esta familia ocupa la presidencia del gobierno supuestamente autónomo de Canarias, y como sus antecesores está al servicio de la metrópoli.
Datas concedidas a Diego Ibaute y a su hijo Pedro:
609-10.—Diego de Ibaute. Un pedazo de ta. de s. a la cabezada de Ibaute, q. se decía en tiempo de los guanches Ama Amau-tama, en q. puede haber 8 f. de sembradura, dende unas palmas pequeñas a la mano izquierda de parte de abajo para Bicor. Digo al escribano vos asiente 6 f. de sembradura. El Adelantado. Ts. Al° López, Juan Navarro, Juan Cabello. 22-junio-1503.
1.606-12.—Diego de Ibaute. En Heneto 2 c. de s. y medio c. en Anaga de Jagua. Digo que vos dé Lope Fernandes medio c. de sem­bradura. 10-XI-1503. [Traslado.]

576-43.—Diego de Bauten, natural de esta isla y v°. En ve­cindad en Eneto q. se llama la ta. Acafyo arriba, 60 f. de sembra­dura; entiéndese q. cae la dcha. ta. desde un tagoro de cafyz de Eneto de ahí para arriba. Q. digo q. vos do 2 c. de sembradura. 9-III-1505.
600-1.—Diego de Ybaute. «Yo Alonso Fernandez de Lugo, Ade­lantado de las islas de Canaria, Governador e Justicia mayor desta Isla de Thenerife e de la de San Miguel de la Palma por sus Altezas e por virtud del poder que tengo para dar e repartir las tierras e aguas e heredades desta Isla, doy a vos Diego de Baute, vecino desta Isla, en repartimiento e vecindad hocho hanegas de tierra de sequero que son en Managua en la somada de Ajauga de la banda de haca Abycor que se llamava, e otro pedazo de tierra que esta en un valle cuesta delante de donde mora Salazar, de la banda de faga Jauga que avra una cayz de tierra de sembradura e tres cuevas que están encima de las tierras e del otro cabo del barranco que son las dichas cuevas en el barranco de Yancas que es en el lomo, lo cual todo vos doy en vecindad como dicho es e por esto mando a los escribanos del Cabildo que lo asienten en el libro del repartimiento. Fecha xxiii de enero de M dxiii años. E son los nombres de las cuevas estos: Adabitojás, la una; e la otra Daguarfa e la otra Choba. Digo que vos do las dichas tierras en el dicho lugar sin perjuicio de terçero con tal que no sean de riego. = El Adelantado». 28-1-1513.

603-4.—Diego de Ibaute, natural desta isla. En repartimiento y vecindad, un pedazo ta. a la cabezada del barranco d Ibaute junto con la cumbre en q. puede haber 12 f., q. ha nombre a fuer de Thenerife Afardeni. Digo q. vos do el dho. c. en el dho. lugar. 16-1-1517.

1.262-10.—Pedro de Bavte, hijo de Diego de Bavte. Un peda­zo de tas. de s. en q. pueden haber 3 c., q. son en la Punta de Naga en el valle de Anosmat, q. han linderos el lomo de Amazer, el barranco de Aguímar y por abajo el risco de la mar y de arriba la montaña. Digo 2 c. 9-XII-1521.

Fernando de Ibaute ya había fallecido antes de 1555 según se desprende de la siguiente data concedida a Juan de Anrriquez, posiblemente pariente de los Ibaute: 1.293-17.—Juan Anrríquez. Un pedazo de ta. de s. en el tér­mino de Anaga en q. puede haber 3 c. [decía uno] e medio en dos pedazos q. están sobre la montaña de Jagua q. solían sembrar en tiempo de guanches. Vos do la dha. ta. 19-X-1511.—1555 pre­sentólo Catalina Alonso, mujer de Hernando de Ibabte, difunto. [Registra la enmienda].

Datas de Lope de Salzar y algunos de sus parientes:
197-39.—Lope de Salazar, Sancho de Salazar, Gonçalo el Real y Pedro Domo [sic]. Por lo mucho q. avéis servido a Sus Altezas y a mí en su nombre e por lo q. espero... vos hago gracia de un valle q. se dise el de las Higueras... para vos e para vuestro her­mano Sancho de Salasar y para vuestro yerno Goncalo el Real y sy algund v° cupiere más será Pedro Domo vuestro cuñado q. ha de venir a bivir a esta isla; queda para otros dos vs. q. vos trae­réis. 8-II-98 años.
12.—Lope   de  Salazar,    de  la  isla  de  Tenerife.  Do  a  vos        en el valle de las Figueras q. es en el vando de Anaga el llano en q. están las figueras q. está la puerta de vuestra casa e vos do más una f. de r. q. está en el barranco de Abycore; y doos más en el dho. barranco veinte fs. de ta. de s. q. está en el lomillo donde está el almásligo; do vos más en el barranco de Baute, en la cabecada del, en el canpo donde está un canto gran­de, 30 fasta 40 f. de t. de s.... 17-V-99.
437-15.—Lope de Salazar. Como a conquistador q. fuistes, en el valle de Abicore un asiento de colmenas, así como se dan los asientos q. ninguno pueda poner colmenar media legua de donde vos le pusierdes; así mismo el dho. valle un herido de un molino donde vos le quisierdes asentar. 5-VI-1499.
1.233-16.—Lope de Salazar y otros. Por quanto avrá 15 años q. yo ove dado a vos L. de S. el valle de las Higueras, q. es en eJ vando de Anaga, con todas sus tas. y aguas para vos e vuestro her­mano Sancho de Salazar e Goncalo Real, vuestro yerno, e Pedro Perdomo, vuestro cuñado, como en vuestro título se contiene e porque es verdad q. G. R., v. y., ni P. P. no quisieron venir a bivir en esta ysla e después vos tener vezindad disteis algunas tas. en el dho. valle a algunas personas, las quales son Baltasar de Morales e Costanca Mexía e sus hijos e Juana Goncales así por la buena amistad como por averos yo dado poder para ello, q. digo q. todo lo fasta agora avéis dado vos en mi nonbre en el dho. valle de los susodichos q. yo soy dello contento q. todo lo q. tienen e poseen sea suyo sin ningund entrévalo e q. todo lo q. queda así de tas. de r. como de s. en todo el dho. valle en lugar de G. R. e P. P. e de otros dos vezinos q. en el tytulo nonbro... Digo q. vos do en lugar de los dhos. cada medio c. de senbradura de r. y cada dos c. de senbradura. 26-IX-1513.
85-1.—Lope  de Salazar. Avrá quinze años...  q. yo ove dadoa vos  el Valle de las Higueras q. es en vando de Anaga con todas sus tas. e aguas para vos e vuestro hermano San­cho de Salasar e Gonzalo Real vuestro yerno e Pedro Perdomo vuestro cuñado como en vuestro título se contiene; e porque es verdad q. Goncalo Real vuestro yerno ni Pedro Perdomo no qui­sieron venir a bevir en esta isla e después vos por thener vecindad distes algunas tas. en el dho. valle a algunas personas las quales son Baltasar de Morales e Constanza Mexía e sus hijos e Juan Conejales así por la buena amistad como por averos yo dado poder para ello... [lo confirma] e todo lo q. queda... en todo el dho. Valle de las Higueras yo lo doy e hago merced dellas a vuestros hijos Luis de Salasar e Diego de Salasar los quales asiento por vs. del dho. valle en lugar de Gonzalo Real y Pedro Per domo e de los otros dos vs. q. en el título nonbro. Digo q. vos do en la dha. vezindad en lugar de los dhs. J/a c. de senbradura de r. e cada dos c. de s. 26-X-1513.
1.786-22 bis.—Lope de Salazar. Un solar de 200 pies, en el arra­bal o ciudad. Vos do un solar de 60 pies mas de los que mando dar, o 60.26-IV-1517. Medición. Un solar de 110 pies, linde el camino de la montaña que va a la casa de Francisco de Negrón, solar de Diego de Salazar.
Imagen: Estatua en honor de Beneharo II, Plaza de la Basílica de Candelaria. Obra de José Abad. Fotografía de: D.M.C.



[1] Citado en: A. de Viana, T. Marín y Cubas, G. Chil y Naranjo, Bory de Saint Vincent, J. Bethencourt Alfonso, M. de Ossuna y Saviñón, Antonio Rumeu de Armas, Cipriano de Arribas y Sánchez, Nicolás Díaz Dorta
[2] Reunión los menceyes en el Tagoror internacional, Bencomo de Taoro, Beneharo de Anaga, Acaymo de Tacoronte, Belicar de Icod, Romen de Daute, Pelinor de Adeje y Adjoña de Abona, solo faltaba Añaterve de Güímar, por no haberle invitado Bencomo dado que él representaba al derrocado mencey. Esto preocupo y disgusto profundamente a los demás menceyes.

[3] Recordemos que Fernando Guanarteme no participó en la primera invasión de 1494.
[4] Recordemos el caso del hijo del Mencey Bentor vendido dos veces por Alonso de Lugo.

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