CAPITULO XVIII
Chaurero n Eguerew
INVASIÓN, SAQUEO Y OCUPACIÓN DE LA ISLA CHINECH
(TENERIFE) XIII
Chaurero n Eguerew
Los Once Menceyes de
Chinech (Tenerife) en los años de la invasión española. V
BENEHARO II[1]
Etimología del topónimo
Anaga. Tf. ant. Top. Comarca
oriental de la Isla. Expr.
t.: Ahanaga, Anagas, Anagla, Anagua, Hanaga, Hanagua, Naga, Nagas. 2. GC. desus. Top. Aldea
de cuevas en Moya Usáb. m.: Naga.
― *a-naga, loc. adv. lugar de [N·G]
lit. ‘arriba, encima’, 'lo alto', p. ext. 'el Oriente'.
N. B. La
forma Anaga predomina con notable diferencia sobre los demás registros, muy
especialmente en la documentación oficial hispana. Algunas otras notaciones omiten
la vocal de estado, un hecho que aparece con relativa frecuencia en la
documentación y que permite asumir la voz Naga como una variante. En cambio, el
resto de las menciones constituyen excepciones que sólo cabe interpretar como
erratas.
En cuanto a la
traducción del topónimo, la literalidad remite a la posición ‘en altura’ de
esta comarca de características tan abruptas. No obstante, dentro de las hablas
meridionales (tuareg) se utiliza también este término para referirse al ‘Este’
(cardinal), lo cual refleja exactamente el cuadrante que ocupa Anaga en la Isla.
Como segunda
lectura, que no parece excluyente de la anterior, pero cuya relación permanece
sin atestiguar, ha de apuntarse que esta designación coincide por completo con
el nombre de un barrio del aduar de Timlilt, de la fracción de los ayt
Sεadelli, perteneciente a la confederación tribal Ghujdama, asentada en el Alto
Atlas marroquí (Amahan 1983: 56). (Dr. Ignacio Reyes García, 2004)
Beneharo.
m. Tf. ant. desus. Antr.
Jefe del bando de Anaga.
Expr. t. Benearo,Benecaro, Benecharo, Benhearo.
― benehar < *we-n-ăwəssar, comp. m. ‘viejo’.*wa-n, we-n, pl. wi-n, m.; ta-n, pl. ti-n, f. loc. det. de [W/T+N] ‘el/la de’.*ăwəssar > ăwššar > ehhar,
adj. vb. m. sing. De [W·S·R] ‘vejez’. (Dr. Ignacio Reyes García, 2004)
Mencey de Anaga en el tiempo de la invasión española,
despues de bautizado por el rito católico le fue impuesto el nombre de Pedro de
los Santos. (Díaz Dorta,1913 :23)
Era viudo, de su matrimonio tuvo a Guacimara; D. Enrique y
D. Diego de Anaga; Guajara, según Viana
fue esposa de Chimenchia (Tinguaro), de quienes descienden: Ana
Hernández Pérez; que casó con Gaspar González de la Caja, Pedro Hernández,
Francisca Pérez, que casó con Luís Hernández, Inés Pérez esposa de Gonzalo
Hernández y Juana Pérez quien casó con Juan Suárez.
Se le suponía de los confederados con los españoles
pero la actitud indecisa de este Mencey hacía los invasores no llegó a
convencer totalmente al capìtan de los mercenarios Alonso de Lugo, quien
siempre mantuvo una actitud de desconfianza hacía este Mencey e incluso despues
de ocupada la isla no dudó en perseguirlo con saña depredando su hacienda e
incluso consiguiendo su expulsión de la isla, como veremos más adelante.
Los cronistas al hacer referencia al pacto de paz
concertado por gobernador colonial de Tamaránt el judio converso Pedro de Vera
con el Mencey de Güímar Añaterve, lo hacen extensiso al resto de los meneceyatos
extremo este que no está debidamnete documentado, ya que es más probable que
los menceyatos de Abona, Adeje y Anaga mantuvieran una actitud de neutralidad,
dimanada de la resolución que tomaron en la reunión de Taoro,[2] más temerosos de poner la jefetura de todos los
tabores de la isla bajo el mando de Benchomo que del posible podderío militar
de los invasores, debido a la aptencias unificadoras del Mencey de Taoro. En
todo caso no está documentado que Beneharo asumiera dicho pacto ni que como
queda dicho, apoyara a Alonso de Lugo en su primer intento de invasión de la
isla en 1494.
Seguramente en los recuerdos del Mencey y de gran parte
de los anaguenses estaba presente la felonía de que habían sido objeto hacía
menos de tres décadas por parte de los cristianos a los que Beneharo I les
había permitido construir en Añazu una casa de contratación la que convirtieron
en un fuerte, y allí venían los guanches a comerciar
con los cristianos especialmente con orchilla, ganados, pieles, quesos etc.
Pero sucedió
que los españoles no tardaron mucho tiempo en mostrar su verdadera faz y
comenzaron ha hacer correrías en el propio menceyato de Anga y en los
limítrofes de Tegueste y Tacoronte robando los hatos de ganado y capturando
cuantos guanches podían,
Esta situación
de atropello por parte de los cristianos fue denunciada por Beneharo I a Sancho de Herrera para que pusiera coto a los
desmanes de sus vasallos, Sancho de Herrera para conservar la punta de lanza que suponía
el torreón y la supuesta amistad entre ellos firmada, pactaron que:
que si algún cristiano cometiese delito alguno o les agraviase en algo, que se
lo entregasen a ellos, para ser juzgados por sus leyes,
y si por el contrario era un guanche quien atentara contra un español, éste
seria entregado a los cristianos para ser juzgado por las propias.
Hecho este pacto y aceptado por ambas partes, sucedió que los españoles como
era habitual faltaron al mismo, agraviando a los guanches; los cuales
quejándose del agravio recibido, el responsable del torreón se los entregó, en cumplimiento de lo pactado, para que ellos hiciesen justicia a los españoles. El Mencey de Anaga, usando de
clemencia con ellos, no les quiso
aplicarles el rigor de la Ley
y tras una reprimenda, los devolvió en
paz a su capitán sin daño.
Pasado cierto tiempo algunos guanches de Anaga
contravinieron el pacto, hecho que en virtud de lo pactado fue puesto en
conocimiento del Mencey, el cual puso a disposición del capitán del
torreón a los delincuentes, apenas cayeron estos en manos de los españoles le
aplicaron sus cristianas leyes ahorcándolos inmediatamente. Ante tal felonía
los anaguenses no pudieron sufrir tal injusticia de aquellos advenedizos
extranjeros y, conocida su doblez decidieron romper el pacto, asaltaron el
torreón matando a algunos de los defensores, otros consiguieron huir en una
nave que tenían prevista para el transporte de mercancías entre esta isla y la
de Lanzarote. Acto seguido los guanches demolieron el citado torreón sin dejar
piedra sobre piedra, hasta el punto que ha sido imposible localizar el sitio
exacto donde estuvo ubicado.
Es probale que quienes concertaran las paces con los
invasores fuesen determinadas familias influyentes del menceyato y que Beneharo
se viese forzado por estas a asumir por lo menos aparentemente el pacto de paz
con los extranjeros. Una de estas familias dominantes en el Tagoror de Anaga
indudablemente era los Ibautes una de las pocas de este meneceyato a las que se
les permitión consevar su apellido de origen pero a las que no se le antepuso
el «don » prueba evidente de que no eran descendientes directos del
Mencey.
Los Ibaute dominaban en los valles de Abikure o Abicor
e Igueste hoy conocidos como San Andrés e Igueste de San Andrés
respectivamente, zona ricas en agua y con excelentes bahías donde las naves
podían fondear con seguridad, hacer
aguadas, comerciar con la orchilla y hacer correrías hasta los menceyatos de
Tegueste y Tacoronte a la captura de guanches y rebaños de ganados y cuanto
pudiesen saquear.
Las relaciones « comerciales » matenidas por
los Ibaute y el negrero Lopez de Salazar, eran antiguas y aran aprobechadas por
el negrero con la ayuda de los Ibautes para depredar la isla, es así que
aprobenchando esta connivencia que los españoles le encargan a Salazar el consuguir
un pacto de paz con el menceyato de Anaga, misión aprobechada por este tratante
en esclavos para rentabilizar su estancia en la isla capturando y esclavizando
a algunos pastores en los dominios del Gran Rey, es decir, del menceyato de
Taoro. Pero como entre truhuanes andaba el juego, el pesquisidor colonial
Francisco Maldonado vió la oportunidad de meter mano en la bolsa del esclavista
Lope de Salazar y de inmediato puso mano a la obra y acusandole de haber
quebrantado la « paz » con los guanches despojó al Salazar de cuanto
pudo, según testimonio del despojado ante el Consejo de Castilla, el cual
emitió una carta de comisión con fecha
24 de enero de 1494 desde Valladolid dirigida al gobernador colonial de turno
en Tamaránt (Gran Canaria) en los siguientes términos:
“Lope de
Salazar.—Comisyón.
Don Fernando e doña Ysabel, etc. A vos el governador o juez de
residencia que es o fuere de la ysla de la Gran Canaria, salud e
gracia. Sepades que Lope de Salazar, vesyno del Real de Las Palmas, que es en
la dicha isla, nos hizo relación por su petición que
ante nos en el nuestro Consejo presentó diziendo: que
Francisco Maldonado, nuestro pesquisydor en la dicha ysla, le avía hecho muchos
agravios e ynjusticias, especialmente que podía aver año e medio, poco más o menos,
que por su mandado él fue a Tenerife al vando de Anaga, a concertar
pazes entre la dicha ysla e el dicho vando de Anaga; e que la paz se avía
concertado en cierta forma, que era que los de la dicha ysla pudiesen saltear
e cativar qualesquiera canarios que afuera de los dichos mojones que entre
ellos fueron limitados se tomasen, si fuesen de los otros vandos e dentro de
los dichos
límites; asimismo y que podría aver seys meses, poco más o menos, quél avía ydo a saltear, e que tomó fuera de los dichos
límites tres canarios del grand rey,
el qual tiene la dicha isla por enemigo e contrario sin tener con él consideración alguna de paz, e dis que los dichos
canarios pudieron ser tomados dentro de los dichos límites, pues no eran del
vando de Anaga, e dis quel dicho pesquisidor los consintió vender; e que
estando él rescatando los dichos tres
canarios, quel dicho pesquisidor enbió a Rodrigo Maldonado, su alcalde, en un calanbre con hasta treinta ombres de
armada, para que lo prendiese, disíendo quél por lo susodicho avía quebrantado
la paz; e que como lo sintió e fue
ynformado de su yntención que se fue por otra parte a la dicha villa de Las Palmas, donde el dicho pesquisidor estava, e se
avía entrado en una yglesia porque de
hecho o de contra derecho no procedieran contra él a pena de muerte e que asy lo avía dicho; e dis que en la dicha
yglesia le hizo sacar con hasta treinta
onbres, e que estando en ella le mandó pregonar como quebrantador de paz, no
seyendo así; e quel alguasil, por su mandado, le tomó los dichos esclavos, quel avía dentro de la ysla e todos los otros
hiso que tenía fuera, fuera de la
dicha ysla, e que los tenía secrestados; e que para pagar la cowansa, quél
avía armado para le prender, él avía
vendido un esclavo suyo negro por doze mili
e quinientos maravedíes. E dis, que por los grandes agravios quel dicho
pesquisidor le avía hecho, dio ocasión a que secretamente se saliese de la
dicha ysla, e viniese a nuestra corte
a pedir conplimiento de justicia. Por ende, que nos suplicava e pedía por merced sobre ello le proveyésemos de remedio
con justicia, mandando alçar la secrestación de los dichos bienes e
mandando se lo restituir, e condenásemos al
dicho pesquisidor en los
dichos doze mili e quinientos maravedíes
e en todas las costas e daños
que a esta cabsa se le avía recrescido. E que a su noticia era venido que después que salió de la dicha ysla, el
dicho pesquesidor mandava vender los
dichos bienes avia vendido de sus bienes
una caravela, que podía valer
cinquenta mill maravedíes, e una yunta de bueyes e doze vacas; e dis
que a cabsa de vender el dicho navio avía perdido çien mili maravedíes, poco más o menos, e en lo quaJ él
resabía mucho agravio e daño.
Asimismo nos suplicó cerca dello le mandásemos proveer de remedio con justicia, o como la nuestra merced fuese.
E nos tovimoslo por bien: confiando de vos que soys tal que
guardaréys nuestro servicio e la justicia a las partes, bien e fiel e
diligentemente faréys lo que por nos vos fuese encomendado
e cometido, es nuestra merced de vos encomendar e cometer lo susodicho, e
por la presente vos lo encomendamos e cometemos. Por que vos mandamos que
veades lo susodicho, e llamadas e oídas las partes a quien atañe, lo más brevemente
e syn dilación que ser pueda synplemente, de plano, syn escrépitu e
figura de juysio, solamente la verdad sabida, libréeles e determinedes sobre
ello lo que hallardes por derecho, por vuestra sentencia
o sentencias así ynterlocutorias como definitivas; la qual
e las quales, e el mandamiento o mandamientos que en
la dicha rasón dierdes e pronungíáredes Uevedes e fagades llevar a devida
esecugión con efecto quanto e como con fuero e con derecho devades. E
mandamos a las partes a quien atañe, e a otras qualesquier personas de que entendiéredes ser
informado, que vengan e parescan ante vos a vuestros llamamientos e enplasamientos a los plasos e so las
penas que vos de nuestra parte les
ponemos e daremos por puestas. Para lo qual con sus yncidengias e dependencias,
anexidades e conexidades vos damos poder conplido por esta nuestra carta. E no fagades ende al. Dada en la noble villa
de Valladolid, a veinte e quatro días
del mes de enero del nascimiento de nuestro salvador Ihesu Christo de mili e quatrocientos e noventa e quatro
años.=Don Albaro. = Johannes, doctor.=Ligengiatus
de Illescas. —Franciscus, liçenciatus. =E yo Alonso del Mármol, etc. (A.S.: Registro del Sello: Fol. 84. (En:
A. Rumeu de Armas, 1975: 429-30) “
Como
vemos Lope de Salazar no específica con quien concertó las paces, de haberla
pactado con el Mencey seguro que lo hubiera declarado por ser un dato relevante
para su defensa ante el Consejo, por ello es probable que el campo de acción de
Lope de Salazar en el menceyato de Anaga estaba limitado al achimenceyato de
Añazu, el abarcaba desde el actual Barranco de Ganigues (Barranco del Hierro)
hasta Igueste en Abikure, dominio de los Ibaute, lugar escogido por los
mercenarios para instalar sus campamentos durante las dos invasiones.
De
la reticencia mostrada por Beneharo a encontrarse con los españoles da fe el
hecho de que dos veces fue el pusilamine y converso Fernando Guanarteme
(Thenesor Semidan) a verse con este Mencey, por orden de Alonso de Lugo en los
inicios de la segunda invasión hasta que el mencey de
Anaga fue llevado al campamento de los cristianos,
según recoge la tantas veces citadas Informaciones
de Dña. Margarita Gunarteme.
«…
que vido que el dicho Dn.
Fernando Guanarteme fue donde estaba el Rey de
Anaga, Rey guanche, Las noticias con que
volvió D. Fernando Guanarteme respecto a la actitud del mencey Beneharo no eran
favorables; y por esto al siguiente día, 2 de mayo, tornó Guanarteme a dar con
el mencey de Anaga y consiguió viniera al Real de Santa Cruz a celebrar una
conferencia con el general Lugo, del que resultó serían enemigos...».[3]
La realidades que determinados sectores de las clases
nobles de Anaga especialmente las que desde hacía tiempo venían manteniendo
relaciones comerciales con los extranjeros eran proclives a los invasores,
mientras que otro sector mejor conocedor de las verdaderas intenciones e
idiosincrasia de los españoles eran reacios a sumarse a las pretensiones
castellanas, estando de hecho el menceyato dividido en dos bandos, uno pro invasores liderado por los Ibaute y otro
seguidores de Benaharo.
Recordemos que durante la invernada de las tropas
españolas en el campamento de Añazu durante el año 1495, una
cuadrilla de doce soldados españoles que acostumbraban combatir siempre unidos, obtuvieron licencia de Alonso de Lugo para hacer una entrada por los valles de Anaga, y llegaron a Taganana sin encontrar resistencia alguna, donde se apoderaron de un rico rebaño de cabras,
pero a su regreso al campamento al llegar al valle de Abikure se vieron frenados por un tabor al frente del
cual iba el Mencey Beneharo, teniendo lugar el combate que hemos reseñado en el
capitulo correspondiente.
La
realidad es que Beneharo no participó abiertamente en los planes de los
españoles, por el contrario tuvo enfrentamientos armados con los mismos como
hemos visto, pero después de sometida la isla reclamó el status de bando de paz como veremos más adelante.
En todo caso, una
vez ocupada la isla por los castellanos la venganza de Alonso de Lugo contra
Beneharo de Anaga o Don Pedro de los Santos no se hizo esperar. Una vez
regresado los menceyes de su presentación en Almazan como trofeos de guerra,
Lugo inicio una política depredatoria contra el Mencey Beneharo, usurpándole
sus ganados e incluso sus esclavos parientes suyo que había rescatado de las
garras del Adelantado comprándolos y libertándolos a continuación. Esta técnica de ahorramiento o liberación
de esclavos guanches por parte de sus parientes o amigos libres se estaba dando
en la isla desde hacía tiempo, y fue considerada varias veces como peligrosa
por los miembros del Cabildo colonial.[4]
Para
conocer mejor las vicisitudes de este Mencey sigamos a Antonio Rumeu de Armas:
“El
primer mencey perfectamente documentado fue don Femando de Anaga. De él sabemos
que, reincorporado a Tenerife tras el solemne acto de sumisión
en Almazán, se le obligó más tarde por mandato regio —mediando
torcidos informes— a trasladar su residencia a la isla de Gran Canaria.
Además de esto, el conquistador tuvo la osadía de cautivar a su propío
hijo, don Enrique de Anaga, que pudo al fin alcanzar la libertad, en
1501, gracias a la acalorada intervención del bachiller Alonso de Sepúlveda,
procurador de los pobres de la corte, a quien los monarcas hispanos habían
dado particular comisión para liberar de las garras de sus opresores
a los guanches indebidamente cautivados.
El
propio bachiller Sepúlveda, informado por don Enrique de los despojos de
ganados y esclavos de que había sido víctima el rey, su padre, denunció
el caso a Fernando e Isabel. Estos soberanos dispusieron, por su carta
de comisión de 16 de septiembre de 1500, que don Juan de Silva, conde
de Cifuentes y corregidor de Sevilla (juez especial encargado de fallar
las causas de libertad de los canarios), resolviese sumariamente y de plano
la reclamación antedicha.
Esta
resolución semifavorable animó al rey de Anaga a impetrar justicia por
su propia cuenta. Las denuncias que formula, en 1502, son del mayor interés:
“Don Fernando, rey que fue de Naga, canario de la isla de Tenerife,
nos fizo relación... que al tiempo que, por nuestro mandado, se pasó de
la dicha ysla de Thenerife a esa dicha ysla de la Gran Canaria, dis que
Alonso de Lugo... no le dexó pasar su hazienda, segund que por nos le avía
sido mandado, y demás desto le tomó dos esclavos (que compró del, porque
heran sus parientes), e que
asimismo le tomó la mitad de sus ganados, e otros muchos
agravios, que dis que le fizo injustamente...”. Para reparar la tropelía, los
soberanos de Castilla expidieron orden el 22 de febrero,
dirigida al gobernador de Gran Canaria Antonio de Torres, con objeto
de que, previas las oportunas informaciones, fallase sumariamente con
arreglo a derecho.
En
el forzado éxodo a Gran Canaria, el mencey de Anaga llevó consigo a
sus hijos don Diego y don Juan de Anaga, a quienes estaban establecidos, en
1505, en Arguineguín, dedicados a apacentar sus ganados.
Andando
el tiempo se produjo el retorno a la tierra natal, pues en un poder otorgado en
Tenerife el 22 de agosto de 1508, aparecen como firmantes “don Diego de Naga y don Enrique de Anaga, hijos del rey de Anaga”.
Este
último, don Enrique, se singularizó por la defensa de sus hermanos
los aborígenes. Cuando, en el año acabado de señalar, se incoó por
el gobernador de Gran Canaria don Lope de Sosa el oportuno juicio de residencia
contra el conquistador, el infante anagués fue quien
promovió querella particular por atentado contra la libertad
de los guanches, sosteniendo que Alonso de Lugo no había respetado los bandos
de paces, lo que le permitió reducir a esclavitud, contra todo
derecho, a importante número de indígenas.” (A. Rumeu de
Armas, 1975: 341-42)
La
persecución de los colonizadores se cebaba en los guanches sometidos, a la que
D. Enrique no a pesar de su condición de libre,
vemos que en 1508 figura preso en la cárcel de La Laguna un D. Enrique,
guanche, recordemos que el don sólo se le anteponía al nombre de los menceyes y
sus descendientes directos: “Y
después desto en 23 de diciembre de 1508 el dicho Sr. Ad. fue a la cárcel
pública del Concejo y dijo que Diego Amarillo era alcaide de
la cárcel, que él recibiese los presos y prisiones de Francisco
Dias, alguacil, y siendo contento, el dicho Ad. lo da por
recibido.
Y
luego el dicho Francisco Dias, Alg. m. metió los presos tras la red, que fueron
los siguientes:
Alonso Mendes Tomé Dias
Antón Rodrigues, calderero. Don Enrique, guanche
Cristóval Rodrigues de León Pedro
Juan Felipe Juan Martín de Castilla
Blasy g.° Francisco Borjes
Fernand Xuares Cristóval de San Lúcar
Miguel
Marques Vicente, criado de Vargas
Y luego el dicho Diego Amarillo dijo que se daba
y dio por contento de los dichos presos
tras la red.”
Los
que dedicamos nuestros días a la
Historia de Canarias, ajenos a ciertos comisariados
culturales, por nuestra naturaleza, deseamos expresarnos de manera tal que
nuestros discursos irradien algo de lo verdadero: buscamos deshacer
ambigüedades, formar argumentos fuertes y claros que confluyan en conclusiones
sólidas y pertinentes, iluminar algún asunto problemático apuntando la luz
hacia donde no se había mirado antes, abrir caminos para las nuevas generaciones.
Es también un deseo natural nuestro encontrarnos con alguien que no esté de
acuerdo, para hablar. Que nos irradie con su propio discurso un nuevo reflejo
de lo verdadero, ilumine problemas que no habíamos visto, señale el camino de
la autentica identidad canaria, no tutelada por promiscuos intereses
coloniales.
Díaz
Dorta atribuye otro hijo a Beneharo: María Hernández Bencomo y el Príncipe
Alonso de Palazuelos, hijo de Pedro de los Santos (Beneharo
II)
y de Leonor Sánchez. (Archivo de
Montes de Oca.)
En el
campo de la ficción literaria las desventuras de Beneharo II, ha venido siendo
fuente de inspiración para poetas y escritores,
D. Ramón Gil Roldán siguiendo a Viera y Clavijo compuso uno de los más
bellos poemas que haya producido la literatura colonial en Canarias, La Raza, poema musicado por los
otrora rescatadores y divulgadores del folklore canario Los Sabandeños en su
“Canta del Mencey loco”. El tema también se objeto de varias producciones
videográficas y cortos cinematográficos.
“¡Guayotaaaaaa! Demonio del
fuego, que tantas veces intentaste robarle la tierra al Guanche, convirtiendo
en yermos sus fértiles valles. Que una vez tuviste el valor de apresar en tu
negrura a Majek ¿Dónde escondes tu furia ahora?
La sangre de hombres y mujeres
libres que lucharon con valor por seguir siéndolo. El dolor de sus hermanos que
no querían otra cosa que vivir en paz. Ese dolor lloró en los ojos de Beneharo,
doblegando sus fuerzas y postrándole de rodillas. Cual era aquel dios, que
adorara aquel pueblo, que hiciera distinción entre los hombres. Que le
impulsara a llegar, desde el otro lado del horizonte, a tierras ajenas y matar
las almas de sus gentes con el veneno de la esclavitud.” (Carlos Soriano, 2009)
No puede morir
jamás,
quien de esclavo
se libera
rompiendo para ser
libre,
con su vida las
cadenas.
Ramón Gil-Roldán,
1919.
Retomando el tema de las relaciones entre los
Ibaute de Anaga y el traficante en esclavos Lope de Salazar, no esta
documentado que este interviniera directamente en la invasión de Chinech
(Tenerife), aunque Alonso de Lugo en una de las data le dice “conquistador que
fuiste”, fue generosamente datado en Abikure antiguos dominios de los Ibaute,
así mismo esto lo fueron en Anaga y otros lugares tal como está recogido en la Datas de repartimiento de
las tierras usurpadas como veremos.
No es mucha la información que nos ha llegado en torno a
los descendientes de Diego de Ibaute, Díaz Dorta recoge los siguientes: Andrés
Hernández Ibaute y Leonor de Sosa, vecinos de Sta
Cruz. Testamento de su padre en La
Laguna ante Márquez en 1559; Juana
Ibaute y Antonio González, hijo de Antonio González y
Catalina Gaspar, con dote en 1553; fueron vecinos de
Güimar; Gonzalo Ibaute y Francisca González Delgado, Testó
ante Miguel García en 1528 folio 347. Del matrimonio de Bárbara González
y Hernando de Ibaute nació
Margarita de Llerena, quien casó con el Capitán Juan Delgado de Adexe.
Hernando fue uno de los firmantes
en uno de los poderes a procuradores en el denominado pleito de los naturales, en defensa del derecho exclusivo de los
guanches a cargar la imagen de la Diosa Chaxiraxi sincritizada como Virgen de
Candelaria, conjuntamente con Pero
Hernández, Diego Díaz
de Vera, Francisco Hernández y
Hernando de Ibaute, por si y
en nombre de los
de su sangre,
acudieron a la Real Audiencia de
Canarias, defendidos por el licenciado Borrero y obtuvieron
resolución favorable del
tribunal el 11 de noviembre del mismo
año 1587 y en la festividad del inmediato
2 de febrero volvieron
a cargar la
imagen de la Virgen Juan Fernández de Arico, Martin Cabeza, Francisco González y Diego Díaz de Vera.
La familia Ibaute tenía su auchón en el Valle Ibaute, que
actualmente es conocido como Valle de Las Huertas, en la actualidad es apellido
común en la isla aunque derivado en Baute, así como en el resto del
archipiélago donde aproximadamente 1.156 portan este apellido guanche. Muchos
de sus descendientes han destacado en las profesiones liberales y en la
política dependiente. En la actualidad (2010) un descendiente de esta familia
ocupa la presidencia del gobierno supuestamente autónomo de Canarias, y como
sus antecesores está al servicio de la metrópoli.
Datas concedidas a Diego Ibaute y a su hijo Pedro:
609-10.—Diego de Ibaute. Un pedazo de ta. de s. a la
cabezada de Ibaute, q. se decía en tiempo de los guanches Ama
Amau-tama, en q. puede haber 8 f. de sembradura, dende unas
palmas pequeñas a la mano izquierda de parte de abajo para
Bicor. Digo al escribano vos asiente 6 f. de sembradura. El Adelantado.
Ts. Al° López, Juan Navarro, Juan Cabello.
22-junio-1503.
1.606-12.—Diego de
Ibaute. En Heneto 2 c. de s. y medio c. en Anaga
de Jagua. Digo que vos dé Lope Fernandes medio c. de sembradura. 10-XI-1503.
[Traslado.]
576-43.—Diego
de Bauten, natural de esta isla y v°. En vecindad en
Eneto q. se llama la ta. Acafyo arriba, 60 f. de sembradura;
entiéndese q. cae la dcha. ta. desde un tagoro de cafyz de Eneto
de ahí para arriba. Q. digo q. vos do 2 c. de sembradura. 9-III-1505.
600-1.—Diego
de Ybaute. «Yo Alonso Fernandez de Lugo, Adelantado de
las islas de Canaria, Governador e Justicia mayor desta Isla de
Thenerife e de la de San Miguel de la
Palma por sus Altezas e por virtud del poder
que tengo para dar e repartir las tierras e aguas e heredades desta
Isla, doy a vos Diego de Baute, vecino desta Isla, en
repartimiento e vecindad hocho hanegas de tierra de
sequero que son en Managua en la somada de Ajauga de la banda de
haca Abycor que se llamava, e otro pedazo de tierra que esta en
un valle cuesta delante de donde mora Salazar, de la banda de faga Jauga que
avra una cayz de tierra de sembradura e tres cuevas
que están encima de las tierras e del otro cabo del barranco que son las dichas
cuevas en el barranco de Yancas que es en el lomo, lo cual todo vos doy en
vecindad como dicho es e por esto mando a los escribanos
del Cabildo que lo asienten en el libro del repartimiento. Fecha
xxiii de enero de M dxiii años. E son los nombres de las cuevas
estos: Adabitojás, la una; e la otra Daguarfa e la
otra Choba. Digo que vos do las dichas tierras en el dicho
lugar sin perjuicio de terçero con tal que no sean de riego.
= El Adelantado». 28-1-1513.
603-4.—Diego de Ibaute, natural desta isla. En repartimiento y
vecindad, un pedazo ta. a la cabezada del barranco d Ibaute junto
con la cumbre en q. puede haber 12
f., q. ha nombre a fuer de Thenerife
Afardeni. Digo q. vos do el dho. c. en el dho. lugar. 16-1-1517.
1.262-10.—Pedro
de Bavte, hijo de Diego de Bavte. Un pedazo de tas. de
s. en q. pueden haber 3 c., q. son en la Punta de Naga en el
valle de Anosmat, q. han linderos el lomo de Amazer, el barranco
de Aguímar y por abajo el risco de la mar y de arriba la
montaña. Digo 2 c. 9-XII-1521.
Fernando
de Ibaute ya había fallecido antes de 1555 según se desprende de la siguiente
data concedida a Juan de Anrriquez, posiblemente pariente de los Ibaute: 1.293-17.—Juan
Anrríquez. Un pedazo de ta. de s. en el término de Anaga
en q. puede haber 3 c. [decía uno] e medio en dos pedazos
q. están sobre la montaña de Jagua q. solían sembrar en tiempo de
guanches. Vos do la dha. ta. 19-X-1511.—1555 presentólo Catalina Alonso, mujer de
Hernando de Ibabte, difunto. [Registra la
enmienda].
Datas
de Lope de Salzar y algunos de sus parientes:
197-39.—Lope de Salazar, Sancho de Salazar, Gonçalo el Real y
Pedro Domo [sic]. Por lo mucho q. avéis servido a Sus Altezas y
a mí en su nombre e por lo q. espero... vos hago gracia de un valle
q. se dise el de las Higueras... para vos e para vuestro hermano
Sancho de Salasar y para vuestro yerno Goncalo el Real y sy
algund v° cupiere más será Pedro Domo vuestro cuñado q. ha de venir a bivir a
esta isla; queda para otros dos vs. q. vos traeréis.
8-II-98 años.
12.—Lope
de Salazar, v°
de la isla
de Tenerife. Do
a vos en el valle
de las Figueras q. es en el vando de Anaga el llano en q. están las figueras q. está la puerta de vuestra casa e vos do más una f. de r. q. está en el barranco
de Abycore; y doos más en el dho.
barranco veinte fs. de ta. de s. q. está en el lomillo donde está el almásligo; do vos más en el barranco de Baute, en la cabecada del, en el canpo donde está
un canto grande, 30 fasta 40 f. de t. de s.... 17-V-99.
437-15.—Lope
de Salazar. Como a conquistador q. fuistes, en el valle de
Abicore un asiento de colmenas, así como se dan los asientos
q. ninguno pueda poner colmenar media legua de donde vos le
pusierdes; así mismo el dho. valle un herido de un molino donde
vos le quisierdes asentar. 5-VI-1499.
1.233-16.—Lope
de Salazar y otros. Por quanto avrá 15 años q. yo ove
dado a vos L. de S. el valle de las Higueras, q. es en eJ vando
de Anaga, con todas sus tas. y aguas para vos e vuestro hermano
Sancho de Salazar e Goncalo Real, vuestro yerno, e Pedro Perdomo,
vuestro cuñado, como en vuestro título se contiene e porque es
verdad q. G. R., v. y., ni P. P. no quisieron venir a bivir en
esta ysla e después vos tener vezindad disteis algunas tas. en el dho.
valle a algunas personas, las quales son Baltasar de Morales e
Costanca Mexía e sus hijos e Juana Goncales así por la buena amistad
como por averos yo dado poder para ello, q. digo q. todo lo
fasta agora avéis dado vos en mi nonbre en el dho. valle de los susodichos
q. yo soy dello contento q. todo lo q. tienen e poseen sea
suyo sin ningund entrévalo e q. todo lo q. queda así de tas. de
r. como de s. en todo el dho. valle en lugar de G. R. e P. P. e de
otros dos vezinos q. en el tytulo nonbro... Digo q. vos do en lugar
de los dhos. cada medio c. de senbradura de r. y cada dos c. de senbradura.
26-IX-1513.
85-1.—Lope de Salazar. Avrá
quinze años... q. yo ove dadoa
vos el Valle de las Higueras q. es en vando de Anaga con todas sus tas. e aguas para vos e vuestro
hermano Sancho de
Salasar e Gonzalo Real vuestro yerno e Pedro Perdomo vuestro cuñado como en
vuestro título se contiene; e porque es verdad q. Goncalo Real vuestro yerno ni Pedro Perdomo no
quisieron venir a bevir
en esta isla e después vos por thener vecindad distes algunas tas. en el dho. valle a algunas personas
las quales son Baltasar
de Morales e Constanza Mexía e sus hijos e Juan Conejales así por la buena amistad como por averos yo dado
poder para ello... [lo
confirma] e todo lo q. queda... en todo el dho. Valle de las Higueras yo lo doy e hago merced dellas a
vuestros hijos Luis de
Salasar e Diego de Salasar los quales asiento por vs. del dho. valle en lugar de Gonzalo Real
y Pedro Per domo e de los
otros dos vs. q. en el título nonbro. Digo q. vos do en la dha. vezindad en lugar de los dhs. J/a
c. de senbradura de r. e cada dos c. de s. 26-X-1513.
1.786-22 bis.—Lope
de Salazar. Un solar de 200
pies, en el arrabal
o ciudad. Vos do un solar de 60
pies mas de los que mando dar, o 60.26-IV-1517.
Medición. Un solar de 110
pies, linde el camino de la montaña que va a la casa de Francisco de Negrón, solar de Diego de Salazar.
Imagen:
Estatua en honor de Beneharo II, Plaza de la Basílica de Candelaria.
Obra de José Abad. Fotografía de: D.M.C.
[1] Citado en:
A. de Viana, T. Marín y Cubas, G. Chil y Naranjo, Bory de Saint Vincent, J.
Bethencourt Alfonso, M. de Ossuna y Saviñón, Antonio Rumeu de Armas, Cipriano
de Arribas y Sánchez, Nicolás Díaz Dorta
[2] Reunión los menceyes en el Tagoror internacional,
Bencomo de
Taoro, Beneharo de Anaga, Acaymo de Tacoronte, Belicar de Icod, Romen de Daute, Pelinor de Adeje y Adjoña de Abona, solo faltaba Añaterve de
Güímar,
por no haberle invitado Bencomo dado
que él representaba al derrocado mencey. Esto preocupo y disgusto profundamente
a los demás menceyes.
[3] Recordemos que Fernando
Guanarteme no participó en la primera invasión de 1494.
[4] Recordemos el caso del
hijo del Mencey Bentor vendido dos veces por Alonso de Lugo.
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