ÉPOCA COLONIAL: DECADA 1901-1910
CAPITULO –XII
Eduardo Pedro García Rodríguez
1905 Mayo 12.
El Marino Football
Club es el primer club de fútbol del Archipiélago canario que llega a su
centenario. Fundado por D. Eusebio Santana Torres junto a otros “sportmen”
entusiastas de un deporte que súbditos británicos habían traído a las islas
unos años atrás . Fue en unas casetas de madera a la orilla de la marea, al
final de la calle Cebrián, donde aquel buen hombre, de profesión carpintero,
entusiasmó a otros jóvenes como los hermanos Ojeda, Eliseo, Manuel y Paco;
Matías Miranda, Pedro y Fabián Curbelo; Agustín Jiménez, Miguel Rosa,
Juan Hernández y otros para constituir una sociedad de recreo y deporte en el
barrio de Arenales de Guiniwada (Las Palmas)
Nada menos que más de 100 años de vida deportiva y social
lleva el club azul de “fuera de la portada”, hoy exiliado en su sede al
populoso barrio de la Feria
del Atlántico.
Equipo distinguido por votación en 1925 como “popular”
entre los aficionados de la ciudad de Guiniwada (Las Palmas). En esta larga
trayectoria que forma parte de la historia del fútbol canario hay que
destacar las grandes gestas deportivas y también aquellos momentos de crisis de
los que supo rehacerse y volver a ser junto a su digno rival, el Real Victoria
del Puerto de La Luz,
el club por el que sentían sus simpatías los ciudadanos de Guiniwada (Las
Palmas).
Sus primeros colores fueron los de la bandera de Gran
Canaria, amarillo y azul, pero al poco tiempo tornaron por los azul cielo y
blanco con los que orgullosamente defendió el pabellón insular llevándolo en
repetidas ocasiones al título de Campeón de Canarias.
El fútbol se arraiga en las islas a partir de 1922, pues
aunque sus primeros pasos fueron a principios del Silo XX, y en los años
de 1914 y 1915 el Marino F.C. disputó al Sporting de Chinet (Tenerife) los
primeros campeonatos de Canarias organizados oficialmente, la I Guerra mundial trajo la
decadencia de éste y otros deportes practicados en las islas y aunque el equipo
azul siguió su trayectoria, siendo vencedor del Betis de Sevilla en 1919, no es
hasta el citado año de 1922 cuando entusiastas marinistas como Eliseo Ojeda
reorganizan al club y junto a Porteño, Gran Canaria , Victoria y Santa Catalina
disputan la Copa Lucana
que convierte al Marino F.C. en el mejor equipo de Canarias tras vencer
al Deportivo de Chinet (Tenerife) en un abarrotado campo por 2 a 0 . En este torneo comienzan a destacar los
primeros ídolos futbolísticos insulares: Eliseo Ojeda, Antonio Rojas, Miguel
Gil, etc... que junto a otros componentes de los equipos rivales como Pepe
Gonçalves, Pancho Jorge, Pepe Prada, Domitilo Cabrera, Ramoncito
Gutíerrez, etc.. podemos considerar los pioneros de la reconocida “escuela
canaria de fútbol”.
Es en la década de los veinte cuando se consolida el fútbol
isleño y se confronta su valía ante grandes escuadras que nos visitan como el
equipo profesional escocés del Raith Rover, el Real Vigo campeón de
Galicia, el combinado Natación de Alicante reforzado con grandes ases
nacionales como Samitier y Piera, el Español de Barcelona liderado por el
legendario Ricardo Zamora, el Sevilla, Budapest, Europa, Marítimo de Funchal,
Olímpicos de Chile, Vitoria de Setúbal, etc..... y en los años treinta el
Alavés, Gimnasia y Esgrima de La
Plata, Donosti (la Real Sociedad con nombre republicano), el Real
Madrid con los hermanos Regueiro, Zamora, Hilario, etc.. el Campeón de la Liga española Athletic
de Bilbao con sus figuras: Cilaurren, Iragorri, Gorostiza, etc.. O el flamante
equipo ingles del Liverpool, que ya mostró en aquella ocasión la famosa
táctica de la MW
implantada por Mr Chapman, en 1935 hasta el comienzo de la guerra civil
de los españoles en 1936. Ante todos ellos midió el Marino F.C. su potencial,
saliendo airoso de esos lances y demostrando su valía como equipo de fútbol. Es
en estos años cuando la cantera canaria de futbolistas comienza a producir
valores que marchan a formar parte de los grandes clubes nacionales. Los ídolos
insulares se van a “cantar a otros aires” y la afición protesta por esa
marcha. Año tras año el éxodo continúa pero de forma inmediata aparecen nuevos
valores que se consagran en los equipos locales, y por supuesto en el Marino
F.C.. Desde 1925, futbolistas como Rafael González, Andrés Pérez, Espino “el
jardinero”, Rafael Oramas, Pepene, Martín Cabral, Victorio Cruz “bala azul”
etc. dejan al cuadro de “fuera de la portada” para incorporarse a
la primera Liga de la
Metropoli de fútbol en aquella década de los veinte.
También importantes valores de su eterno rival como
Padrón “el sueco”, Armas “el claca”, Alamo, Hilario Marrero, y otros
toman el mismo camino. Pero la cantera canaria parece inagotable. Marino y
Victoria vuelven a tener los mejores jugadores que los polvorientos “tesos”
insulares producían y disputan en los viejos campos sus grandes lances en pos de la supremacía
del fútbol canario.
La contienda civil de los españoles paraliza el deporte en
la colonia al marchar al frente la mayoría de sus jóvenes practicantes hasta
que en 1939 el balón rueda de nuevo en la postguerra en el viejo estadio
Pepe Gonçalves de La
Isleta. Allí se viven los felices cuarenta en los que volvió
a ser Campeón de Canarias en 1943, 1945 y 1946. Los nuevos valores continúan marchando
a los clubes españoles. Marinistas como Campos, Machín, Victoriero, Farías,
Polo, Sanabria, Molowny,... junto a otros victoristas como Mujica, Silva,
Gallardo, Torres,.... etc, destacaron en la década en importantes clubes
españoles de 1ª División.
El Marino, bajo la presidencia de Eufemiano Fuentes,
construye el Estadio de Las Palmas en 1944, que luego sería por más de 50 años
el primer coliseo futbolístico de Gran Canaria, el Estadio Insular. Pero en
todo ese camino hasta 1950, se van escribiendo con letras de oro la historia de
una pasión por el balompié que colapsa la ciudad cuando un gran “match”
de rivalidad toca en el calendario. El Marino F.C. es un ídolo popular. Es el
equipo de las grandes pasiones, de las grandes polémicas, de las grandes
actuaciones. También es el de las decadencias deportivas, el de las menguadas
actuaciones, el de aquellos días tristes. El del “riqui-raca” traído de
Cuba por un seguidor marinista o el otro grito de ¡Serenidad Marino! que
popularizó Manuel Alonso, quien tras el portero también se batía contra los
rivales, árbitros y adversarios.
1905 Mayo 15. En el buque de guerra de la armada española Numancia, llega al Puerto de la Luz en Winiwuada n Tamaránt
(Las Palmas de Gran Canaria) el ministro de Marina de la metrópoli Eduardo
Cobián, en viaje preparatorio a la visita del rey Borbón Alfonso XIII en la
primera visita que un monarca español realizaba a una de sus colonias. Su
presencia despertó la lógica curiosidad ya que era la primera vez que un
ministro de la metrópoli visitaba Tamaránt (Gran Canaria). Permaneció en la
isla durante cuatro días, acompañado por periodistas madrileños. Luego embarcó
rumbo a Titoreygatra (Lanzarote) y Erbania (Fuerteventura) con la misma misión.
1905 Septiembre 28.
Nace en Guía, Tamaránt (Gran Canaria) Miguel Santiago Rodríguez; su padre,
Sergio Santiago Roque, era relojero de profesión y su madre, María Rodríguez
Sosa (Mariquita la de Maestro Sergio), ocupada en las labores de su casa.
Recibe la enseñanza primaria en la Escuela Pública de su ciudad natal, especialmente
del Maestro de Escuela D. José Valenzuela Silva, que le inculcó las aficiones
especiales a la Gramática
y a la Literatura.
Después de la gran crisis
económica producida en las Islas por la Primera Guerra
Mundial y el bloqueo a que quedaron sometidas las mismas, que llegó al extremo
de que la mayor parte de las gentes pasaran hambre, circunstancia de la que el
biografiado no se pudo eximir, se trasladó a la Capital de la Isla, Winiwuada n Tamaránt
(Las Palmas de Gran Canaria,) donde con la protección de sus tíos estudió la
carrera del Magisterio, comenzada a los 16 años y concluida a los 19. En ella
obtuvo las máximas calificaciones, y el titulo por Premio Extraordinario, único
concedido, en 1923.
Enseguida se le dio destino en
una Escuela Rural en la parte más abrupta y aislada de Tamaránt (Gran Canaria,)
en Tasarte, pago o barrio del pueblo de la Aldea de San Nicolás, en la que sirvió durante 8
meses.
En el ínterin, y por no haber
podido participar en dos sucesivas oposiciones al Magisterio por falta de edad, se examinó en el Instituto
de Segunda Enseñanza de Winiwuada (Las Palmas) de las asignaturas
complementarias para ser Bachiller, titulo que obtuvo en 1925.
En el mes de Septiembre de este
último año fue pensionado por el Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria para
ampliar estudios en España, a donde se trasladó en Octubre de ese 1925,
comenzando el primer curso de Filosofía y Letras, en el que obtuvo en Mayo de
1926 Matricula de Honor, en las tres asignaturas, con los Catedráticos Hurtado,
Besteiro y Ballesteros. En los cursos sucesivos, de la Sección de Letras, hasta
terminar la carrera obtuvo también en casi todas las asignaturas las
calificaciones de Matricula de Honor y Sobresalientes, y por fin Premio
Extraordinario en la
Licenciatura en Septiembre de 1930. Han sido sus Profesores,
entre otros, a más de los citados: Alemany, Bolufer, Cejador, Morales Oliver
(Auxiliar), Millares Carló, Asín Palacios, Garcia Gómez (Auxiliar), Américo
Castro, Dámaso Alonso (Auxiliar), Menéndez Pidal, Ovejero, Daza, González
Palencia, Millás Villacrosa, Mélida y Ferrandiz. Realizó con los Profesores
Ovejero, Termo y Gómez Moreno dos excursiones universitarias, una por Andalucía
en 1927-28 y otra por el Sur de Francia e Italia (incluso Sicilia) en 1929. En
el último año de carrera y durante el Doctorado en Letras (1929-1930) se
especializó en Estudios de Fonética con vistas a la formación del Atlas
lingüístico de España. A la vez, daba clases en el Liceo Francés de Madrid
(España).
Al obtener plaza por oposición en
el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos en 1931, fue
destinado al Archivo de la
Delegación de Hacienda y Biblioteca Provincial de Zamora
(España); por ello tuvo que abandonar la preparación especial fonética que
había emprendido.
1906. Los cuatro
depósitos de carbón establecidos en Añazu n Chinech (Santa Cruz de Tenerife)
tenían una capacidad total de 50.000 toneladas y sus propios muelles de
servicio; disponían además de 50 depósitos flotantes, capaces para 130 a 180 ton. Cada uno, y de
50 lanchas de 15 a
26 toneladas. En esta época, Añazu (Santa Cruz) y Guiniwuada (Las Palmas)
reexportaban juntos dos veces más carbón que todos los demás puertos de la Metrópoli. Sin
embargo, esta actividad comercial había entrado en crisis en Añazu (Santa
Cruz). Por una parte, el volumen de las ventas disminuía, como consecuencia de
las repetidas y justas huelgas de cargadores de carbón (1898, 1901, 1910,
1912). Por otra parte, había entre los dos puertos canarios una dura guerra
económica, librada precisamente sobre el terreno del suministro de combustible,
porque de él dependían principalmente las preferencias de los navegantes. Para
atraer el tráfico, los dos puertos se hicieron competencia en los precios,
hasta que por fin se pusieron de acuerdo para unificar los precios. Se solían
ofrecer también "premios" a los capitanes y maquinistas, para
incitarlos a volver. También se convino que se debía suprimir este uso. El
resultado fue un malestar económico, la retirada de varias líneas importantes,
como la alemana, que prefirió a partir de entonces la escala de Madera, y una
disminución del tráfico y, por lo tanto, de los servicios, que ocasionó nuevas
huelgas y manifestaciones de descontento de los trabajadores.
1906. El gobierno del reino de España presidido por Moret, a
quien el diario republicano "El Progreso" califica como
"político fracasado, de carácter débil y veleidoso" (15 de enero de
1906), volvió a considerar el problema de las reformas en la colonia de
Canarias y decidió que había llegado el momento de que el monarca Alfonso XIII
visitara oficialmente el Archipiélago.
Tras
el viaje del monarca de la metrópoli, el conde de Romanones, ministro de
Gobernación, redactó una Memoria que publicó "La Gaceta" el 21 de abril
de 1906. En ella se defendía la existencia de una autoridad de mayor prestigio,
el llamado gobernador de altura, y la división de la “provincia” en dos,
debido, según Romanones, a las enormes dificultades para resolver cualquier
expediente, a la deficiencia de las comunicaciones, a la fragmentación de la
provincia en islas, a la rivalidad entre Tenerife y Gran Canaria y a la
distancia que existía con la metrópoli.
1906.
A primero de abril el Rey de la
metropoli Alfonso XIII visita Gran
Canaria y viene de gira al pueblo, engalanado con bellos arcos de flores y
banderas nacionales. Se celebra un almuerzo en los jardines del Hotel Santa
Brígida y presencia una carrera de burros en Vista Alegre, cerca del Madroñal.
1906.
A
raíz del encogimiento político y económico después de la guerra de
Cuba, se sospecha que Inglaterra quiere hacerse con
las Canarias (DT, 6/6.1906). Tampoco faltan los episodios cómicos: en
1904, «El Heraldo de Madrid», expresa su repulsa y extrañeza al saber que en Las
Palmas se publica un periódico en inglés y que los comerciantes de la plaza
pagan dinero para hacer publicidad en aquel idioma (DT,
29/3.1904).
1906. Nace en la calle Herradores Oscar
Domínguez, máximo exponente canario de la pintura surrealista. Vivió en París
atendiendo negocios familiares donde conoció a André Bretón, Dalí, etc.,
formando parte del grupo de artistas surrealistas. Fallece en París en 1957.
1906. Nace en Vallehermoso en la isla canaria de La Gomera, Pedro García
Cabrera; en su pueblo natal su madre y tías tocaban la guitarra y cantaban
coplas tradicionales, lo que señaló una tendencia en su poesía hacia el
neopopularismo. Se trasladó a los siete años a Sevilla (España), donde su
padre, que era maestro, va destinado, pero dos años más tarde volvió a su isla natal,
desde donde más tarde marchará con su familia a Añazu n Chinet (Santa Cruz de
Tenerife), donde estudiará bachillerato. En Eguerew (La Laguna) estudia Magisterio,
y en 1922 comenzó su actividad literaria con artículos en revistas y diarios
locales. Sus primeros poemas serían publicados en el diario Gaceta de
Tenerife el año 1925. Durante los años 1926, 1927 y 1928 publicará en la
revista Hespérides, en cuyo consejo de redacción entró y donde vio la
luz su primera obra de relevancia, Líquenes (1928). En 1930 da a conocer
su ensayo El hombre en función del paisaje, donde propone una
contemplación amplia e integral del paisaje de las Islas Canarias, dejando a un
lado aquellos elementos que pueden causar diferencias y protagonismos (como
pueden ser el Teide, La
Caldera de Taburiente, el roque Nublo o las Montañas del
Fuego); él pretende que se fije la atención en los elementos comunes del
paisaje y el ecosistema de todo el Archipiélago, con referencias que puedan
servir para cualquier espacio insular. Ese mismo año, junto con los escritores
canarios Rodríguez Doreste, López Torres y Juan Ismael funda la revista Cartones,
ya de tendencias vanguardistas, y dirige la publicación decenal gomera de
cuatro páginas Altavoz (1930-1931), a veces secuestrada por las autoridades,
que servía de expresión a la Agrupación Juvenil Gomera. Eran
alma de esta publicación Gabriel Mejía Fragoso, Ulises Herrera y Guillermo
Ascanio y tenía un fuerte contenido de denuncia social a causa de su sección
"Por el ojo de la llave", donde se mostraban al público con ingenio
las arbitrariedades del caciquismo isleño. En abril de 1931 acude a las
elecciones en la listas de la coalición republicana-socialista que derrocaría a
la monarquía borbónica y será uno de los portavoces del partido socialista
español en el Ayuntamiento de Añazu n Chinet (Santa Cruz de Tenerife) y en el
Cabildo Insular, además de dirigir la publicación El Socialista. Su gestión
como concejal se caracterizó por la reivindicación de políticas sociales, como
la construcción de casas baratas para obreros o la mejora de la educación.
Colabora además activamente en la revista del Surrealismo Gaceta de Arte,
(1932-1935) que contribuye a fundar junto a Eduardo Westerdahl y que le edita
su segunda obra poética, la plaquette Transparencias fugadas
(1934). También comienza su poemario La rodilla en el agua, aunque no se
publicaría hasta 1981. En 1934, por decisión judicial de las autoridades
coloniales es obligado a irse de Chinet (Tenerife) y se exilia en Tafira,
Tamaránt (Gran Canaria). Un año después conoce a Andrés Bretón y Benjamín Peret
en la II Exposición
Internacional de Surrealismo celebrada en Chinet (Tenerife), y suscribe un Manifiesto
de adhesión a este movimiento. En esta estética escribió en 1936 el libro Dársena
con despertadores, plagado de asociaciones de palabras que, según describía
el propio escritor, surgieron mediante un proceso de búsqueda aleatoria cercana
al "automatismo psíquico" propugnado por el movimiento vanguardista,
esto es, escritura automática.
Es
detenido por sus ideas socialistas junto a otros políticos republicanos el 18
de julio de 1936 y es conducido primeramente a una prisión flotante y luego al
campo de concentración de La
Isleta, en Tmaránt (Gran Canaria). El 19 de agosto es
deportado, con treinta y siete compañeros más, en el barco correo Viera y
Clavijo al continente al campo de prisioneros de Villa Cisneros, actual
Dakhla (Sáhara), experiencia que narra en su Romancero Cautivo con el
poema "Con el alma en un hilo". En marzo de 1937 protagoniza una
espectacular fuga, junto con un grupo de presos y de soldados que desertan del
bando ‘nacional’ facsista, y tomando el correíllo ‘Viera y Clavijo’ ponen rumbo
a Dakar (entonces colonia francesa). Se instala durante un tiempo en Dakar
hasta que viaja a Marsella, desde donde viaja a España en ferrocarril para
integrarse en el ejército republicano en el frente de Andalucía, en el servicio
de inteligencia militar. Una noche, cuando regresa en jeep de una misión desde
Andújar a Jaén, el vehículo es arrollado en un paso a nivel por un tren cargado
de heridos, accidente en el que mueren cuatro de sus compañeros. Él sufre
graves quemaduras en las piernas; es ingresado en el hospital civil de Jaén
(España). Trasladado posteriormente a Baza será nuevamente hecho prisionero y
condenado a treinta años de prisión, siendo puesto en libertad vigilada en
1946, tras la cual contrae matrimonio, en 1948, con Matilde Torres, a la que
había conocido años atrás durante su convalecencia en el hospital. En el tiempo
que duró su encarcelamiento en el Sáhara y en Granada termina varias obras como
Entre la guerra y tú (1936-39), Romancero cautivo (1936-1940), La
arena y la intimidad y Hombros de ausencia (1942-1944), Viaje al
interior de tu voz (1944-46). Estas obras permanecerán inéditas hasta la
publicación póstuma de sus Obras completas en 1987.
De
regreso a Chinet (Tenerife), consigue un empleo burocrático como jefe de
contabilidad en la Caja
de Previsión de la Cepsa,
compañía española que tiene el monopolio de los carburantes en las islas. Se
instala en Tacoronte, para pasar más tarde a Añazu (Santa Cruz), en donde
residirá definitivamente. Por iniciativa de Domingo Pérez Minik y de Eduardo
Westerdahl, en 1949 intentan recuperar el vacío dejado por Gaceta de Arte
con una nueva revista que recibe el nombre de De Arte, pero que,
desafortunadamente, no pasa de su primer número, aunque permite a García
Cabrera sacar a la luz un interesante ensayo titulado "Arquitectura y
poesía". Al fin en 1951 publica Día de alondras, un libro inspirado
en la poesía del poeta español Federico García Lorca. Con el apoyo de Ángel
Acosta, en 1954, se le plasma una nueva oportunidad de manifestar sus
inquietudes artísticas en uno de los primeros suplementos literarios del
archipiélago, la Gaceta
semanal de las artes, un cuadernillo de periodicidad semanal, que salía
cada jueves dentro del vespertino tinerfeño La Tarde; se van uniendo a este suplemento
Julio Tovar, Domingo Pérez Minik, Eduardo Westerdahl, Enrrique Lite, y más
tarde, Carlos Pinto Grote, Fernando García Ramos, Isaac de Vega y Rafael
Arozarena. En septiembre de ese mismo año participa con el amigo y poeta José
Domingo en el II Congreso Internacional de Poesía celebrado en Knokke, ciudad
belga de la costa del Mar del Norte, con una ponencia sobre "Las fuentes
de la poesía popular".
En
1959, en Madrid (España), publica La esperanza me mantiene. Siguen
cronológicamente en 1968 Entre cuatro paredes y Vuelta a la isla;
Hora punta del hombre en 1970; Las islas en que vivo, 1971; Elegías
muertas de hambre, en 1975, Ojos que no ven, en 1977 y Hacia la
libertad (1978), ilustrada con aguafuertes de Jesús Ortiz. Al final de los
años stenta se le diagnostica un cáncer. Los últimos poemas los escribe en
Suecia, convaleciente de su enfermedad. El 20 de marzo de 1981, a la edad de 75 años,
fallece en Santa Cruz de Tenerife, sus Obras completas se editan en 1987
y en 1997 le fue concedida a título póstumo la Medalla de Oro por el
Gobierno supuestamente Autónomo de Canarias. Sin embargo, no toda su obra está
publicada y constantemente aparecen inéditos, como dos poemas desconocidos de Hombros
de ausencia (1944), "Nochebuena del 40" y "Como el lobo del
cuento". El núcleo más importante de los escritos en prosa lo constituyen
sin duda los que reflexionan sobre dos temas centrales en la órbita ideológica
y estética del autor: de un lado, los referidos al arte nuevo y la
deshumanización del arte; de otro, los que insisten en la necesidad de integrar
en las nuevas formas los contenidos regionales, o lo que es lo mismo, el
proyecto de una auténtica literatura regional. Muere en Añazu n Chinech (Santa
Cruz de Tenerife en 1981. (Tomado de Wikipedia).
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