CAPITULO XXIV
Chaurero n Eguerew
INVASIÓN, SAQUEO Y OCUPACIÓN DE LA ISLA CHINECH
(TENERIFE) XIX
El Penúltimo
Menceyato Universal de Canarias
En el año 1502 del calendario inventado de
hecho por los constructores primitivos del mundo cristiano, (el pueblo guanche
tenía y tiene su propio calendario) y,
luego de haber transcurrido 5 años del llamado “Pacto de Los Realejo” por los
escribas de la historia oficial, colonial e imperialista de Castilla y del
Pontificado “infalible” de Roma, el pueblo invadido, colonizado, expoliados,
hasta cosificados y masacrado por acciones de lesa humanidad, continúa
expresando, desarrollando y materializando sentidas reivindicaciones de
liberación del colonialismo interno y
externo, existentes en cada uno de los menceyatos tanto de guerra como de
paces, estos últimos por haber sido alevosamente traicionados por quienes les
habían prometido la paz y la buena amistad, asegurándoles
“buen tratamiento y libertad, y ofreciéndoles la noticia de cosas tan
provechosas para sus cuerpos y almas, que se tendrían por bienaventurados
después de sabidas”. Tarde descubrieron los menceyes y notables de los
menceyatos sureños el verdadero rostro del cristianismo, tarde comprendieron
que iban a ser sometidos al catolicismo compulsiva y violentamente. La esclavitud, la
tortura y la hoguera fueron los mecanismos para inducir a la conversión.
Territorios, propiedades, riquezas y almas de
asesinados pasaron a engrosar los activos del clero, de la reina de Castilla y
de las hordas mercenarias, todos vasallos del Pontificado de Roma
Como
queda dicho si bien los invasores daban por sometida la isla desde 1496, la realidad es que una
parte importante de la población guanche continúa sosteniendo una guerra de
guerrillas contra el invasor, atacando los asentamientos europeos, asaltando
los hatos de ganados, recuperando así parte de lo que habían sido despojados
por los conquistadores. Éstos no podían organizar campañas militares contra los
denominados alzados por carecer de efectivos suficientes, ya que las tropas
mercenarias tuvieron que ser licenciadas ante la imposibilidad de Alonso
Fernández de Lugo y sus financiadores de la invasión y conquista para continuar
sosteniendo la nómina del ejército de mercenarios. Los pocos soldados que
decidieron quedarse en la tierra como colonos, más las tropas de indígenas
auxiliares de las otras islas, eran insuficientes para mantener la seguridad de
los recién implantados asentamientos europeos. Además, Lugo, en su insaciable
sed de rapiña, estaba inmerso en la preparación de una cabalgada para la
captura de esclavos y saqueo de las costas del continente, en la que obligaba a
participar a un buen numero de conquistadores y guanches de paces, actitud tiránica
habitual en el conquistador que motivó el que varios de los invasores y algunos
guanches de paces elevaran sus quejas ante el Consejo de Castilla como veremos
más adelante.
Tal
como ha quedado dicho la propiedad de la tierra fue usurpada por los españoles,
al crecer en número y ambición, fueron apoderándose de las tierras que desde
siempre las comunidades guanches habían tenido como propiedad usufructuaria.
El
latrocinio de los españoles procuró siempre revestirse de un manto legalista,
primero obteniendo concesiones del Adelantado y posteriormente del Cabildo dada
su calidad de "vecinos" y luego utilizando numerosas argucias,
válidas todas porque en sociedad tan diferenciada no hubo posibilidad de queja
para los perjudicados. La ocuparon de hecho, actuando con violencia y arguyendo
toda suerte de "justificaciones".
En 1502 los invasores deciden ampliar el
asentamiento de Eguerew (La
Laguna) para “ennoblecer” la población y crean la “villa de
abajo”, para ello se amplía
considerablemente una cuadrícula de calles para cubrir el espacio entre el
templo católico de La
Concepción y la casa del Adelantado, es decir, entre el Lomo
de La Concepción
y el actual convento de Las Catalinas (Plaza de Abajo), en esta cuadricula se
obligó a construir casas a todos los colonos que habían recibido grandes
cantidades de tierras aunque estuviesen afincados en otros lugares de la isla.
Los guanches de paces y los esclavos libertos que habían asumido los postulados
coloniales quedaron confinados en la “villa de arriba”,[1] en el
perímetro comprendido entre las actuales calles de Candilas y Maya, cuyas
viviendas tenían cuatro o seis metros de frente.
“Como
es conocido, se traslada el centro de la villa desde el lugar fundacional
hacia la zona más llana situada al este, y en concreto Lugo se asentará en
lo que hoy es el monasterio de Santa Catalina, próximo al barranco de Araguygo
o del Drago y la atalaya de Sejeita (S.
Roque) y donde se iniciaba el camino a Añazu (Santa Cruz).
Está
demostrado que la decisión se adoptó poco antes de 1500, pues en abril de ese
año ya el Cabildo prohibía edificar en lo que pasó a
denominarse villa de Arriba, prohibiendo incluso el
reparo de las casas ya construidas, bajo la doble sanción de derribar la obra y
pagar 2.000 mrs. También se había prohibido por el Cabildo colonial,la
venta de alimentos y otros artículos en el sector del Lomo de la Concepción desde el 24
de marzo de 1500. “Vender nada en la
Villa de Arriba. Yten ordenaron y mandaron que no sea osado
ninguno de vender en la Vylla
de Arriba ninguna cosa, pan ni vino ni carne ni pescado ni caça ni lienço ni
paño ni otra cosa ninguna, s[o pena] que perderá todo lo que vendiere y pagará
dos mill [mrs.] de pena para los reparos de la ysla.”
Antes
de 1506, desde luego, había terminado su vivienda, que
señoreará la que sería plaza Mayor de la villa, ya que en esa
fecha se cita la morada de Lugo en la plaza del Adelantado con motivo de la
fundación de la ermita de S. Miguel. (José
Miguel Rodríguez Yanes, 1995: 36)
Desde este
asentamiento mitad villa y mitad campamento militar compuesto por unas míseras
construcciones de piedra y barro con techos de paja desde donde Alonso de Lugo
y su plana mayor dirigían las razzias al interior de la isla la captura de
guanches que esclavizar para rápidamente comercializarlos. Siendo inmensas las
deudas del milite y estando bastante esquilmada la población guanche, en estas condiciones se hacía apremiante
la sustitución de esa mano de obra barata que se les escapaba de las manos.
La solución estaba en las costas africanas.
Allí seguían siendo infieles y además muchos de ellos negros, de los cuales se
discutía en las altas esferas eclesiásticas si tenían o no alma, si eran
hombres o animales.
El esclavista
gestiona en la metrópoli la consecución de nuevas fuentes de ingresos
económicos que por esas fecha sólo las producían la venta de seres humanos
esclavizados y consigue mediante sus contactos en la corrupta corte castellana
que ser nombrado capitán de berbería y se le encarga en 1497 la
reconstrucción de la torre de Mar Pequeña la cual tendría carácter realego y
sería pertrechada de artillería, guarnición y materiales traídos de las islas
recién conquistadas (La Palma
y Tenerife). Según nos dice García Talavera, entre tanto, se habían producido
durísimos y sangrientos enfrentamientos entre Inés Peraza, viuda de Diego de
Herrera, y su enemigo acérrimo Alonso Fernández de Lugo, por el control de la
importantísima zona comercial. Nuestro avaricioso y deshonesto adelantado le
asestaría un duro golpe a doña Inés al casarse con la no menos tristemente
célebre Beatriz de Bobadilla, viuda de Hernán Peraza.[2]
Así pues Alonso de Lugo haciendo uso de sus
prerrogativas al tener la encomienda de los notables guanches les obliga a
seguirle en sus razzias en el continente donde durante algún tiempo consiguen
abundantes presas, posiblemente envalentonados con los éxitos de las rápidas
cabalgadas esclavistas, no calcularon bien las fuerzas del enemigo. Lo cierto
es que tras unos años de costoso mantenimiento hubo que abandonar la empresa,
dejando atrás un amplio rastro de sangre, sudor y lágrimas en el que, como era
lógico, se llevaron la peor parte los guanches, los cuales eran llevados allí
como carne de cañón, con el pretexto de que se desenvolvían bien en aquellos
terrenos, eran buenos guerreros y además lograban entenderse al hablar con sus
hermanos bereberes. Sus protestas no fueron escuchadas y murieron más de la
mitad de los que allá fueron.
“También
relevantes jefes canariis y tinerfeños cayeron en aquellas costas. Entre otros
Maninidra, el guapo Maninidra, como le llamaban, quedó exánime en el combate. “Por cuanto Pedro Maninidra murió por los
moros en defensa de la Santa
Fe Católica...” decía el adelantado en una data a sus
hijos. De igual manera, el Adelantado y los conquistadores pagarían alto precio
a su insaciable afán de lucro. Allí murieron Pedro Benítez, regidor de
Tenerife, y Francisco de Lugo, sobrinos de Alonso, y algunos dicen que hasta su
propio hijo Fernando.
A pesar de la desastrosa derrota
sufrida por Alonso de Lugo y su pandilla de mercenarios en la batalla de
Butata, el bandolero no renunciaba a las cabalgadas para capturar imazighen
(bereberes,) con el natural descontento de los guanches que eran obligados a
seguirle, así en 1502 se reaviva un foco de resistencia guanche contra Alonso
de Lugo por exigir éste que de grado ó por fuerza se organizase otra
expedición para la captura de esclavos
en las costas del continente, a pesar de las continuas protestas de estos que
dio lugar a que el 15 de enero de 1502 el Consejo de Castilla emitiera citación
a Alonso de Lugo, gobernador de Tenerife y La Palma, para que en un plazo de cien días
comparezca ante el Consejo, o envíe a su procurador, para seguir los pleitos
que trata con los canarios de Tenerife sobre la libertad de éstos.
Así
la situación, en agosto de 1502 Los guanches que conformaban los tabores
resistentes (alzados) de los distintos menceyatos de la isla Chinech
(Tenerife), deciden reconstruir el Menceyato de Adeje, donde había residido el
trono universal de la isla, proclamando mencey al noble adejero Ichasagua, uno
de los nobles que no se acogieron al tratado de Los Realejos. Era Ichasagua
guerrero enérgico y de poderosas fuerzas, de pocas palabras y hombre de acción.
Fue vencedor en varias ediciones de los juegos Beñesmeres, siendo hombre
valeroso y de gran sagacidad y serenidad. Estableció su corte en la fortaleza
de Ahiyo, entre Adeje y Arona, señalándose por la tamusni, en la
falda sur de la montaña de Hengua la cueva Menceya como parte
integrante del auchón real.[3]
Descendientes
del Mencey Ichazagua
Según
recoge el investigador Nelson Díaz Frías: “[…] hasta bien entrado el
siglo XVIII, del
apellido “Chasagua (también escrito en la vacilante grafía de la
época “Chaasagua” y “Chazagua”. Los García-Chasagua
chasneros eran descendientes
de un guerrero guanche llamado Ichasagua, el cual lideró hacia1502 una desesperada sublevación
guanche contra la ya inexorable ocupación española de la isla. El único autor que cita al guerrero
“Ichazagua” que se suicidó
ritualmente en el todavía conocido como “Llano del Rey” en Arona) es Bethencourt Alfonso, el cual muy bien
pudo conocer su nombre y detalles de la
rebelión que lideró a través de la tradición oral del siglo XIX, o a través de
los detalles aportados por un libro escrito en el siglo XVI por el nieto del
mencey Bencomo, uno de cuyos ejemplares lo poseía a principio del siglo XIX la familia
chasnera Oliva. En todo caso, no hay duda de la existencia histórica del rey Ichasagua, pues así viene probado notarialmente por una escritura
pública de apenas cien años después de la revolución liderada por este caudillo guanche.
El
miembro más lejano que de esta familia hemos localizado es Juan García
Chasagua, nacido a finales del siglo XVI, el cual contrajo primeras nupcias con María
de las Nieves, y viudo de ella, en Vilaflor en 1645 con
Isabel María. Juan García Chasagua y su primera esposa,
María de las Nieves, fueron vecinos del hoy pago aronero de Chayofa
(perteneciente a la jurisdicción de Vilaflor hasta 1798), teniendo al
menos tres hijos de su unión:
I. Salvador
García Chasagua, casado en Vilaflor en 1659 con Ana Hernández.
II.María
García Chasagua, que casó en 1659 con Mateo González.
III .Juana García Chasagua, casada en
Chasna en 1650 con Domingo Álvarez de Cospedal, natural de Vilaflor e hijo de
Pedro Álvarez y de María Cabrera de
Cospedal.
De
entre los hijos que procrearon destaca Pedro García
Cospedal (o Espadal) que casó en el Puerto de la Cruz en 1675 con
Blasina González de Vera, avecindándose en Vilaflor, donde dejaron larga
descendencia hoy extendida por los municipios de Vilaflor y Arona.
Los
arriba mencionados Juan García Chasagua y su segunda esposa, Isabel
María, hija de Pedro Rodríguez y de Jacomina Rodríguez, fueron vecinos del pago
chasnero de Chayofa, pasando luego a residir a Adeje. De este enlace nacieron al menos cuatro hijos:
I. Isabel María, casada en Adeje en 1668 con Manuel
González.
II.
Pedro García Chasagua, casado
en Adeje en 1673 con Juana Francisca. Una de sus hijas,
llamada Isabel “Chazagua”, casó en la parroquia adejera
en 1718 con Melchor Díaz.
III.María García, casada en Adeje en
1680 con Juan Sebastián.
IV.Manuel
García Chasagua, que celebró nupcias en Adeje en 1683 con Eufrasia María,
descendiente a su vez del mencey de Adeje.
Es muy posible que también fuese hijo del mencionado Juan García
Chasagua, aunque ignoramos de cuál de sus dos esposas, Domingo García
Chasagua, casado en Vilaflor en 1665 con María Alonso, natural de
Chasna e hija del guanche Pedro Alonso y de Beatriz González. Tuvieron
por hijos a:
I.
Juan García Chasagua, casado en 1685 con Ana Hernández.
II. María
García Chasagua, que casó en 1687 con Baltasar
González.
III. Isabel
González, unida en 1694 a
Gregorio González Pestaña.
IV. Pedro García Chasagua, casado en
1694 con Magdalena María.
V Nicolás
García Chasagua, que casó en Chasna, como todos sus hermanos,
en 1698 con María de la Cruz.”
(Nelson Díaz Frías, 2002)
Otro Juan
García Chasagua. Otorgó su testamento el 21 de noviembre de
1700. Declara ser natural y vecino de Chasna en el pago de Beña,
y ordena enterrarse en la parroquia de Adeje. Declara tener en el pago
de Beña dos pedazos de tierra que llevan media fanega de tierra, con su
casa pajiza, así como tres higueras avaluadas en 165 reales de vellón, pagándose
tributo de dichas tierras al Licenciado Salvador González, de La Granadilla.
Declara
tener sembrada a medías tierras con su sobrino Juan García.
Nombra heredero a su hermano Juan García Chasagua, vecino de Adeje. El 13 de
enero de 1701 modificó parcialmente el testamento anterior.
Retomando
el tema de la
Reconstitución del Menceyato
de Adexe por parte de los tabores resistentes (alzados) a los cuales se
sumaron buen número de los considerados
de paces, así como considerables contingentes de guanches de las otras
islas, los cuales eran victimas de la
insaciable sed esclavista de los invasores quienes no escatimaban medios para
llevar a cabo toda clase de ultrajes
y atropellos contra los sometidos.
La
proclamación del Mencey Ichasagua, conmovió una vez más los inseguros cimientos
de los recién implantados asentamientos europeos. Comprendiendo Alonso Lugo
todo el alcance político que tenía un hecho de esta naturaleza, en un país que
no estaba totalmente pacificado, ordena la invasión del territorio de los
alzados, aprovechando para esta operación las fuerzas mercenarias que estaba
preparando para sus correrías y saqueo, y captura de esclavos en el continente.
Ordena la prisión del príncipe Izora, D. Pedro, hermano de don Diego de Adeje,
(Pelinor.)
La
continua actividad de los tabores resistentes mantenían en jaque a los colonos
establecidos en los antiguos asentamiento guanches, esta inseguridad fue una
constante preocupación del Cabildo colonial desde mucho antes de 1502 y
continuó siéndolo muchas décadas después, tal como quedó reflejado en muchas de
sus actas, de las cuales reproducimos algunas para una mejor inteligencia del
posible lector, en ellas podemos constatar una máxima tradicional en los
españoles como es que, siendo ellos impenitentes masacradores y ladrones
adoptan la postura de victima criminalizando a los oprimidos de sus propios
horrores.
Así tenemos que en sesión del 26 de enero de 1498 como medida de
defensa ante los tabores alzados disponen:
“Primeramente ordenaron e mandaron que a
qualquier persona que se le provase que
esclavo alçado esté en su hato e le dio de comer e non lo tomare, que se busque el dicho esclavo a su costa; e
que, si non paresciere, que lo pague
al dueño del dicho esclavo.” Y el 15 de mayo del mismo año: “Ordenaron e mandaron que qualquier esclavo
que tuviere a otro escondido e se le provare que le diere de comer, que le den
cient acotes y le echen fuera de la ysla.” “Otrosy ordenaron e mandaron que por quanto la
ysla ha estado rebuelta con los esclavos alçados e hazen muchos
dapños en todos los vecinos, de los quales han sydo tomados muchos e
son ydos fuera de la tierra, de lo qual no se podría averyguar el
mal que hazen e que han fecho ni se podría pagar por
ende, ordenaron e mandaron que de lo de hasta aquí non se le pyda ni demande
nada por lo susodicho, pero que dende aquí adelante, sy hezieren algund dapño,
que lo paguen e por via de justicia serán echados de las
tierras; entiéndese que por los muchos dapños que
ha rescybido el señor Governador e non son a personas con otros señores de
esclavos que ay pedimiento, se acordó que ninguna persona non demandase
nada de todo lo dicho, dixo porque nunca
se podría averiguar, salvo que de aquí adelante lo hezieren que lo
paguen: perdiese e será echado fuera
de la ysla.” En ese mismo Cabildo se presentó la celebre carta de Alonso de
Lugo (probablemente escrita desde la isla Gomera) incitando a la captura de los
guanches resistentes:
“De acá
fueron ciertos esclavos, éstos y los que se apregonaren serán de quien
los tomare y llamad todos los vecinos y fazer vuestras quadrillas de todos
los onbres sueltos y fáganse cinco o seys que vayan a buscar todos y yo los do
por byen tomados, salvo los de Adexe y Abona y Anaga y Guy-mar,
que todos se dé por cada uno mili mrs.; y esto tomad por máxima y por
byen para que por ésto haced vuestros pregonez y por ésta lo prometo, y asy
lo prometer y con toda diligencia. Que mucho vos ama, Alonso de Lugo.”
“E luego el dicho señor teniente Gerónimo de Valdés
dixo que por hazer el mandado del señor Governador que él mandava
que todos los esclavos que en esta ysla hasta oy día avya alçados fuesen de la persona
que los tomasen, segund en la carta del dicho
señor Governador se contenya, salvo los de Adexe y Abona y Guymar y Anaga y que por cada uno déstos pagasen mili, mrs.; y mandó a mí, el dicho escrivano, lo
heziese pregonar. Testigos, todos los
señores sobredichos.” Con fecha 28 de julio de 1499 se pregona a la puerta del
templo de La Concepción
la incitación a la caza de guanches: “Manda el señor teniente Gerónimo de Valdés que qualquier o qualesquier persona que
fueren a buscar esclavos
por toda esta ysla de Tenerife, convyene a saber de los que andan aleados que de qualquiera manera que los
tomaren serán suyos y él los da por bien tomados y asy lo manda, y promete que haze seguras a
todas personas dello syn
que le sea demandado ningund derecho, salvo los de Adexe y Abona y Guymar y
Anaga y que por cada pieza déstas les darán mili mrs.”
En la sesión del 9 de noviembre de 1499: “Asy juntos
en presencia de mí, Antón Sanches, escrivano del Cabildo, dixo Juan
de Badajos, jurado, que requería al señor teniente que estava presente que
dos onbres que están en esta ysla, guachen, que se dizen el uno Juan Alonso
y el otro Alonso, y asy mesmo otros tres, uno que fue de Alonso Sánchez
e otro del teniente de Padilla y otro del señor Obispo, por la razón que
son onbres de quienes se espera mucho dapño en esta ysla, y que por
tanto que los mande echar desta dicha ysla, so protestación que faze qué sy
algund dapño dello veniere en la ysla, sea a cargo del dicho señor teniente
y no al suyo, por el cargo que tiene.” A este requerimiento respondió Jeronimo
de Valdés: “que él estava en esta ysla por
persona del señor Governador,
a quien tiene que dar cuenta, e que vya que hera más
servycio de Dios y de sus Altezas soltallos por thomar los que andavan
alçados que no echallos de la tierra; y asy mismo responde a los tres que
agora se tomaron quél hará lo que fuere servycio de sus Altezas.”
A
pesar de las inhumanas acciones represivas llevadas a cabo por los invasores,
la resistencia compuesta por un importante núcleo del pueblo guanche iba en
aumento, haciendo temer a los conquistadores la inminente expulsión de éstos, a juzgar por la petición que en la sesión
antedicha del Cabildo colonial formuló Juan de Badajoz:
“Asy mismo requirió
el dicho Juan de Badajos, jurado, al dicho señor teniente que por quanto en esta ysla o en la ysla de
Canaria ay una premática de sus Altezas en
que mandan que todos los vecinos e moradores de todos los sus reynos e señoríos saquen todos y
qualesquier bienes que quisyeren de unas
tierras a otras, que no le sean ynpedidos segund que en la dicha premática más largamente se contiene, la qual creyó
que a llegado a su noticia, le pide
e requiere le dexe sacar todos sus bienes desta ysla libres y desenbarga-damente, segund sus Altezas en su premática lo
mandavan.” La repuesta de Jerónimo de Valdés fue ciertamente evasiva: “el dicho señor teniente dixo que le enseñe la
dicha premática y quél está presto y
aparejado a cunplir todo lo que sus Altezas mandan.”
Entre
otros acuerdos que había tomando el Cabildo referente a la represión de los
guanches resistentes, el 19 de enero de 1500 dispone: “que visto el mucho daño en la isla hacen los esclavos que cualquier
esclavo que se huyere de hoy en adelante, que muera por ello, y si fuere muger
que le den cien azotes y le echen de la tierra.”
Ante
esta situación de inseguridad el Cabildo colonial decide la invasión de los
menceyatos de Adeje y Abona, por dos puntos distintos. Un grupo de tropas
mercenarias españolas apoyadas por guerreros isleños especialmente canarii y
guanches de paces, superando las cumbres desembocaba por Chasna. Este ejército
iba comandado por Guillén Castellano, lanzaroteño, Jerónimo Valdés, Sancho de
Vargas, Andrés Suárez Gallinato y Francisco Espinosa.[4] Simultáneamente, desembarcaba por la
playa de Los Cristianos[5] el
mercenario flamenco mal llamado borgoñón, Jorge Grimón, al frente de 50 espingarderos
y ballesteros, portando además socorros alimenticios para las tropas que habían
penetrado por las cumbres.
Según
la tamusni[6]
estas fuerzas se pusieron en contacto y recorrieron el territorio sin poder
librar una verdadera batalla, ya que Ichasagua, conociendo las tácticas de
combate de los españoles, ordenó a sus tabores que se desplegaran por todas
partes; pero en cuanto el ejército invasor se fraccionaba en columnas los
alzados se concentraban y arremetían contra los invasores, trabando encarnizados
combates, de los cuales salieron siempre victoriosos los guanches gracias a la
nueva estrategia empleada por Ichasagua y porque ya eran muchos los guanches
que tenían armas europeas, arrebatadas a las tropas españolas durante los
encuentros mantenidos con éstas y especialmente en la gran batalla de Acentejo.
Estas escaramuzas se mantuvieron varios meses sin resultados positivos para los
invasores. Las pérdidas y el desgaste que estaba sufriendo el ejército español
por los nuevos métodos de guerrilla empleados por Ichasagua, obligaron al
adelantado a cambiar de táctica, empleando las argucias políticas y de engaño
que tan buenos resultados le habían dado en campañas anteriores. Así decidió
replegar las tropas dejando a algunos guanches comprometidos con su causa, los
cuales tenían por misión sembrar la discordia entre los Tabores de los alzados.
A
pesar de estas maniobras de sorriba era evidente que la fracción del pueblo
guanche que ofrecía tenaz resistencia al invasor iba ganando en número y en
organización, pues se incrementaban con muchos guanches de los bandos de paces
que habían experimentado la "paz" y “compresión” de los invasores y
un considerable número de gomeros, que fueron incrementando los efectivos de
los alzados. Una de las medidas tomadas para tratar de sofocar la resistencia
consistió en crear, bajo coacciones y amenazas, cuadrillas de guancheros
formadas por guanches adictos o sujetos a los españoles, que eran además
perfectos conocedores de los escarpados parajes de las sierras donde se
refugiaban los alzados, y donde los invasores no se atrevían a penetrar.
Así
las cosas el 25 de noviembre de 1502 para tratar el tema de los alzados se
reúne el Cabildo colonial bajo la presidencia del alcalde mayor Pedro Mejia,
por ausencia de Alonso de Lugo el que posiblemente por esa fecha estaría
inmerso en una de sus cabalgadas en el continente a la captura de esclavos, de
dicha reunión vamos reproducir la parte del acta en que trata de la formación
de una cuadrilla de guancheros auspiciada por la nefasta Beatriz de Bobadilla,
a la sazón ya casada con su alma gemela Alonso de Lugo, y que sería dirigida
por los Tacoronte:
“En xxv de novienbre de Mdii años.
En este dicho día, en la yglesia
de la Concebcisyón
de la villa de San Cristóval, entraron en Cabildo los onrados señores Pero
Mexía, alcalde mayor de la ysla, y los regidores fernando de Trosyllo e
Cristóval d’ Espyno e Gerónimo de Valdés e Mateo Vyña e Guillén Castellano e el
jurado francisco de Albornoz, e fezieron e ordenaron lo syguiente:
Habla sobre los guanches.
E luego platicaron en Cabildo
sobre poner remedio cómo se tomasen los alçados guanches que andaban robando la
ysla.
Requirimiento de guanches. fol.37
f.
E luego paresçió ende presente
Ximón e Fernando Tacoronte e Gaspar e Francisco de Tacoronte, guanches, por
lengua de guillén. E hezieron un requerimiento al dicho señor alcalde mayor
Pero Mexía que estava presente que por quanto el señor Governador Alonso de
Lugo e por la señora Bovadilla e regidores les ha sydo mandado que tomen los
guanches alçados ladrones, que ellos están prestos de lo hazer e cunplir e
trabajar en
ello con todo su poder con tal
que les sean dados los mantenimientos y espensas nescesarias y las otras cosas;
e que por quanto al presente el señor alcalde tyene preso a un guanche que se
dize don Pedro de Adexe, el qual sabe la
tierra del reyno de Adexe do andan los alçados, que por tanto se lo mandase dar
e que ellos se obligavan e obligaron con sus personas e bienes muebles e rayzes
para se lo dar cada que se 1o pediese e demandarel so pena sus personas a
merced del rey e los bienes perdidos.
Respuesta del alcalde.
E luego el dicho señor alcalde
dixo que lo requerido por los dichos guanches le paresce bien, pues que le dan
fiador de la faz que les da el dicho guanche; que pedía a los señores regidores
le digan su parescer.
Parescer de los regidores. fol.
37 v.
E luego todos los dichos
regidores dixeron que su voto e parescer es que al dicho guanche que asy está
preso se lo de el dicho alcalde a los dichos guanches para sacar los dichos
alçados, pues que es servycio de Dios e bien e pro de la ysla; con tanto quel
dicho alcalde resciba fiança bastante de la haz del dicho guanche.
Respuesta del alcalde.
E luego el dicho alcalde
respondió al voto e parescer de los dichos regidores, en que dixo que en
presencia de todos, que la señora Bovadilla le encomendó la vara de justicia,
con acuerdo de todos ellos, para que él feziese justicia a servicio de Dios e de sus Altezas, y que el dicho
guanche él le tenía preso por ciertas
querellas que dél dieron, de las quales el dicho alcalde ha quesydo saber la
verdad y no ha hallado por do pueda proceder contra él por ningund rigor de
justicia, e que el dicho guanche está preso y que él no lo ha soltado fasta más
se ynformar, y que pues al parescer de todos
los señores regidores e suyo es que el dicho guanche puede aprovechar
para ayudar a tomar los alçados que andan robando la tierra e vecinos della, e
que le plaze dar en fiado a todos los quatro guanches que hezieron la dicha
obligación, para que cada e quando se lo pediere el alcalde o otro juez lo
pornán en la cárcel segund que se obligaron.”
A
esta protocolaria solicitud, el alcalde mostró su conformidad a la petición de
los Tacoronte, pues ya tenía preparada la estrategia para tratar de minar la
unidad de los alzados, valiéndose del ascendiente que tanto don Pedro de Adeje
como los Tacoronte tenían sobre algunos de los alzados, hay que reconocer que
los Tacoronte supieron sutilmente rescatar de las garras de los invasores al
Príncipe Izora bautizado por el rito católico como D. Pedro de Adeje, quien estaba recluido por
sospechas de acoger y ayudar a los alzados, dicho infante, posteriormente tuvo
una participación decisiva en la digresión de los alzados en el reino de Adeje.
Conformada
esta cuadrilla, éstos mantienen contactos secretos con determinados Sigoñes de
los tabores de Ichasagua, transmitiendo una serie de promesas de parte de los
invasores conquistadores, las cuales, por otra parte y como era habitual en
ellos, jamás cumplirían. Por fin, don Pedro de Tacoronte en compañía de otros
notables consigue reunir en Tagoror a algunos de los sigoñes alzados en un
lugar de Abona que posteriormente se conocería como Los Parlamentos, del
Valle de San Lorenzo.
Llevaban
los comisionados poderes del Cabildo colonial para negociar la paz bajo las
mismas condiciones del tratado de Los Realejos, con la sibilina promesa de
olvido de todo lo pasado; proposiciones que acabaron por aceptar los
principales alzados, siempre que el
Mencey Ichasagua entrara en el concierto.
Aceptado
el principio de acuerdo, la asamblea se dirigió el 2 de diciembre de 1502 hacía
el píe del actual pueblo de Arona, al lugar denominado El Llano del Rey, el
cual hasta fines del siglo XVIII en los documentos oficiales se cita como El Llano del Rey Ichasagua. Bethencourt
Alfonso nos narra el encuentro de la siguiente manera: Cuando llegó la comitiva
a presencia del Mencey encontraron a éste en píe rodeado de algunos de sus
consejeros, mirando al numeroso grupo que se le aproximaba, al frente del cual
venía el infante Izora, cuando éste llegó a su presencia y después de dirigirle
un saludo le dio a conocer su misión y las proposiciones de paz. El Mencey
Ichasagua, sin corresponder al saludo de Izora, sin pronunciar una sola
palabra, recorrió con la mirada los rostros de todos los circunstantes como
tratando de adivinarles el pensamiento, tiró de pronto de un puñal que llevaba
al cinto y se lo hundió en el pecho. Así, cumpliendo con la tradición de sus
ancestros, mediante el suicidio ritual[7] murió
el penúltimo Mencey Guanche, sin siquiera molestarse en dar repuesta a las
propuestas que los invasores le trasmitían a mediante unos sometidos o
renegados.
Tras
el fallecimiento del Mencey Ichasagua, algunos de los conjurados aceptaron las
paces propuesta por los conquistadores y consiguieron arrastrar consigo a
muchos de los alzados. La historia es testigo del poco honor que los españoles
hicieron a lo pactado, como es habitual en ellos. Otros, los más indómitos, se
dispersaron por las cumbres y montes manteniendo viva la lucha contra el
invasor. Con el transcurso del tiempo, unos se fueron integrando en la nueva
sociedad, otros, continuaron su lucha y su vida en las zonas más inaccesibles
de nuestra geografía, y si bien con el tiempo las acciones de guerra se fueron
aminorando, no es menos cierto que estos alzados jamás se rindieron al invasor,
por tanto, podemos afirmar que aún continuamos en guerra con la potencia
invasora, en una especie de tregua indefinida no declarada.
En
todo caso la desaparición física del gran Ichasagua no supuso la desapareción
del Menceyato de Adexe ni del espíritu de resistencia del pueblo guanche, por
el contrario durante sucesivas generaciones se ha mantenido vigente hasta
nuestros días conforme veremos más adelante.
Por
otra parte, los resistentes continuaron asestando golpes a los colonos durante
más de cinco décadas después de los sucesos de Adeje, tal como ha quedado
reflejado en las actas del Cabildo colonial, como veremos:
"E luego Alonso de las Hijas
e Fernando de Trugillo e Mateo Viña e Batysta Ascaño y el bachiller Pero
Fernades dixeron que denuncian e denunciavan al señor Adelantado que ay muchos
guanches alçados en esta ysla e que roban los ganados y facen otros daños; que
piden se faga lo que sea justicia procediendo contra ellos"
"....muchos esclavos guanches que se huen andan alçados cinco o seis años entre los libres, porque como todos son de una nación y biven en los campos e sierras acójense y encúbrense unos a otros y esto házenlo tan sagazmente, de más de ser la tierra aparejada para ello, segund los barrancos e malezas e cuevas y asperujas que no se puede saver sino por presunciones. Especialmente porque es jente que aunque unos a otros se quieran mal encúbrense tanto e guárdanse los secretos que antes morirán que descobrirse y tienelo esto por honra y este estilo tenían antes que la dicha isla se ganase y todavía se les a quedado, pues saverlo dellos por tormentos es inposible aunque los hagan pedaços, porque jamás por tormento declaran verdad y por ser de esta condición e manera es gente muy dañosa ... muchos esclavos guanches e negros e moriscos de los vezinos e moradores de la dicha isla se an huido e ausentado e huyen de cada día e se an andado e andan por las sierras e montañas un año e dos e quatro e cinco e más tiempo...”
”Las Hijas y Valdés dijeron que hacían saber al Señor Ad., y Señor Ldo., cómo en esta isla eran venidos y estaban muchos guanches, así de los que fueron desterrados por delitos que hicieron como otros que se vinieron echados de otras partes por malhechores, los cuales no tienen haciendas ni las trajeron, y no trabajan sino andan por los campos de hato en hato comiendo de los ganados, robándolos de los vecinos y aconsejando a los esclavos que se alcen y encubriéndolos; y como sean naturales y estruyen la isla y tienen por partido de decir que la tierra y ganados eran de sus abuelos y que por aquello lo habían de comer.
”Ordenaron
que ningún guanche pueda tener ni tenga, agora sea horro o cativo, ningunas
armas ni genero dellas ofensivas ni defensivas, chicas ni grandes ni puñal ni
espada ni lanza, ni dardo ni otra manera alguna de armas, ni cuchillos grandes,
ni bordón herrado con punta ni otra ninguna arma de palo ni de hierro, salvo un
cuchillo para poder deshollar reses e servirse en casa, que tenga de anchulla
(sic) un xeme y no más, ni tengan ni traigan pelota de hierro ni de metal
alguno ni de piedra; e que todas las armas susodichas que ahora tienen las
traigan ante la Justicia
dentro de diez días que esta ordenanza sea apregonada... ni ascondidas sobre
tierra ni debaxo de tierra...”
El
preservar los rebaños usurpados de las acciones recuperadoras de los alzados
era una constante en los colonizadores, así en sesión cabildalicia de fecha 4
de agosto de 1503, abordan la cuestión:
“Ordenaron
e mandaron que todas las ovejas que se apacentaren desde Acentejo
fasta la laguna y de Anaga y de Thegueste que vengan todas a se apacentar
a Tacoronte e que cada noche fagan majada los pastores y ganados e
que estén recogidos a los almacigos debaxo de las tierras de Lope Fernández, fol.
43 v. media legua fazia las tierras de su Señoría] y el cargo destas ovejas ha
de thener Pero Fernández de las Yslas el qual ha de ser
obligado a contar los dichos hatos después de avelles sydo a
ellos entregados y contados e dar cuenta a sus dueños de más o de
menos. De más entiéndese para que lo den a su dueño
sy se fallare demasyado y sy de menos que sea obligado de fazérselo saber a su
dueño el ganado que le falta; e que los pastores esclavos o horros fagan lo que les mandaren en la guarda del dicho
ganado y en el contar dello y sy se
fallare que el esclavo o horro pastor le faltare ganado que le den término al susodicho para lo yr a buscar y no lo
trayendo que sea castigado por la Justicia e que los
ganados susodichos los traygan a Tacoronte dentro de xv días.
Su
Señoría votó que, porque aya buen recábudo en los ganados e porque son
mala gente los esclavos guanches e ladrones, que sean castigados por la Justicia aquellos que no dieren buena cuenta a sus dueños e
les faltare non trayendo el ganado que asy perdieren dentro del
término de la dicha ordenança y esto dixo que su
Señoría votava non enbargante que tiene ganado, que su
Señoría lo a por byen.”
En sesión del 17 de mayo de 1506 presidida por
Alonso de Lugo, el Cabildo colonial continúa tomando represalias contra los
guanches esclavizados, y como queda dicho, se arrogan el papel de victimas
siendo verdugos:
“Fue por el señor Adelantado platicado que, por
quanto de los navios portugueses [que] a esta ysla vienen se rescibe mucho daño,
porque segund a sydo ynformado que lievan
e sacan los malhechores debdores y alçados y fazen otros daños (que su voto es que ningund navio portugués viniese a la
dicha ysla por quanto viniendo e faziendo el dicho
daño e daños) que los sacan por los puertos
despoblados e no usados de noche en tales tienpos que no puede la Justicia remediar.
E luego Alonso de las
Hijas e Fernando de Trugillo e Mateo Viña e Batysta
Ascaño y el bachiller Pero Fernandes dixeron que denuncian e denunciavan al señor Adelantado que ay muchos guanches alçados en esta ysla e que roban
los ganados y facen otros daños; que piden se faga lo que sea justicia procediendo
contra ellos.
E
luego Lope Fernandes e Fernando de Llerena regidores dixeron que como
personas que les toca tyenen dos esclavos alçados, que ellos
son contentos que contra ellos se proceda e se faga como por
justicia lo que contra ellos [se] fallare por derecho.
E
luego el señor Adelantado dixo que está presto de hazer justicia e que
cometya e cometyó lo susodicho a Sancho de Vargas su teniente para
que proceda contra ellos por todo rigor de derecho segund
fallare por justicia por su sentencia difinityva y aquella devida
esecución, para lo qual le dio poder bastante.
Fue acordado e
consultado en este Cabildo que porque los pastoras guanches son
ladrones y roban toda la ysla y destruyen los ganados, de que se
quexa todo el pueblo, y hasta aquí non se a podido remediar de pastores castellanos
por falta de non los aver, que agora por evitar el daño dieron términos
asy: y a todos los que tyenen pastores guanches de aquí a quatro meses primeros syguientes
saquen los dichos guanches pastores fue[ra] desta dicha ysla,[8] so
pena que sy por caso alguna persona non los quisyre sacar, que el tal esclavo o esclavos pertenesca a la cámara de sus
Altezas, para lo qual lo aplican. Lo
qual queda en secreto, que non se notyfique a los que tyenen pastores guanches que lo aprovava e aprovó e ovo por firme e bien
ordenado e mandado e que aquello mismo él
votava e votó e tnandava e mandó, e mandó que se cunpla e guarde e sea pregonado segund e como e so las penas
de suso contenidas.”
Casi un año después persiste por parte del Cabildo
colonial la deshumanizada persecución de los infelices guanches sometidos, en
la sesión del 23 de mayo de 1507 disponen:
“Otrosy ordenaron e mandaron que qualquier vezino e morador e estante en esta que hallare qualquier esclavo de qualquier
persona que sea en qualquier de los puertos
desta dicha ysla, o fuera de la cabeca de la villa o logar donde su amo del tal esclavo bevyere e tovyere su hazienda
fuera de la dicha su hazienda, syn
licencia de su amo que la lleve por escrito firmada de su nonbre e del escrivano, que trayga al tal esclavo que asy
hallare a la cárcel pública del Concejo desta ysla para que allí sea castigado;
so pena que la persona quel tal esclavo hallare e no le traxere a la dicha
cárcel, segund dicho es, que,pagará el dicho esclavo a su dueño e de más pague cinco mili mrs. de pena para
los propios desta ysla; lo qual
mandaron pregonar públicamente para que todos lo sepan e ninguno
pretenda ynorancia.”
En la reunión del Cabildo
colonial de 27 de septiembre de 1508, en la iglesia de San
Miguel. Con asistencia del Gob. Sosa;
Trujillo, Las Hijas, Gallinato, Corvalán, Llerena, Reg.; F.
Dias, Alg. m.; Zorroza, Personero; Benites, Reg.
Se trató una vez más “sobre el daño que los
esclavos pastores hacían en los ganados de sus señores, hurtándolos para sus
rescates y dándolo en guarda a sus parientes y amigos y por que a todos es
manifiesto, acordó el dicho señor Gob. y Regs. que ninguna persona reciba ningún esclavo vendido ni dado en
guarda ni de otra manera, ni ningún ganado, ni dinero, así de los esclavos
guanches, como de otros cualquier esclavos.
También se mandó pregonar
que ninguno de los guanches libres, ni otras personas, no vayan a los hatos de los ganados, ni
tomen ni coman ni reciban ninguna cosa de
los dichos pastores esclavos.”
La
conflictividad social en las islas Canarias, ha sido una constante durante más
de cinco siglos de opresión de un sector minoritario y prepotente de la
población sobre el resto de la misma. El sector más desprotegido se vio siempre
sometido, primero con la esclavitud, después por una situación de vasallaje y, posteriormente,
obligados a sobrevivir bajo las férreas estructuras caciquiles, las cuales no
escatimaban – ni escatiman- medios para dominar todas las etapas productivas
del país sometido, sumiendo al pueblo en el más abyecto estado de miseria y
embrutecimiento, hasta bien entrado los años sesenta del pasado siglo XX.
La
lucha por la libertad, descolonización e independencia de nuestra matria no ha
cesado durante estos más de cinco siglos de dominación española, si bien ha
venido teniendo altos y bajos debido a los potentes medios materiales,
psicológicos e ideológicos empleados por
el colonialismo español, los cuales se han agudizado mucho mas en las
últimas décadas con el empleo masivo de los modernos medios de comunicación
social, además de la importante colaboración de los isleños dependientes
herederos ideológicos de los primeros invasores, que hoy conforman una parte
importante de la burguesía dependentista fiel servidora de los intereses
coloniales españoles y europeos a cambios de unas pobres migajas económicas que
sus amos de Madrid les arroja desde su opulenta mesa ricamente surtida a costa
de la miseria del explotado y sufrido pueblo canario.
Pero
como hemos dicho, el espíritu del Menceyato de Adexe y de los resistentes
(alzados) continúan vigentes quizás con
más bríos que en tiempos pasados, prueba de ello es el solemne acto de
reafirmación de la dirección del meneceyato en su dimensión como menceyato
universal de la nación canaria que los alzados protagonizaron en Daute, y cuyo
documento no me resisto a reproducir íntegramente:
NOSOTROS,
GUANCHES QUE VENIMOS ALZADOS DESDE EL SIGLO XV HASTA LA FECHA
DECLARAMOS:
QUE
AYER, 2 DE DICIEMBRE DE 1502, NUESTRO MENKEY ELECTO ICHASAGUA, VALIENTE
VENCEDOR EN TODAS LAS LUCHAS MANTENIDAS CONTRA LOS INVASORES, FUE VÍCTIMA DE
LAS ARGUCIAS Y ENGAÑOS DEL ENEMIGO... NOSOTROS, FIELES SEGUIDORES DE LA JUSTA CAUSA DE LA LIBERTAD DE LA MATRIA, DECIDEMOS
RETIRARNOS A LAS CUMBRES Y MONTES DE NUESTRA TIERRA, PARA PREPARAR LA ESTRATEGIA DE LUCHA
MÁS ADECUADA TENDENTE A CONSEGUIR LA EXPULSIÓN DE NUESTRA
MATRIA, DEL GENOCIDA Y ESCLAVISTA INVASOR. POR ELLO, SUPERADO EL PERIODO DE
REFLEXIÓN Y ESCUCHADO AL TAGOROR DE ANCIANOS Y NOTABLES, HEMOS DECIDIDO QUE:
HOY:
24 DE FEBRERO DE 2002, A LAS DOCE HORAS
SOLAR, NOSOTROS, LOS CANARIOS, RETOMAMOS LA DIRECCIÓN Y GOBIERNO
DEL MENCEYATO DE ADEJE, ÚNICO QUE TUVO Y TIENE EL GOBIERNO UNIVERSAL DE LA ISLA DE CHINECH, Y QUE A
PARTIR DE ESTE MOMENTO, OBSTENTA EL GOBIERNO UNIVERSAL DE TODA LA NACIÓN CANARIA,
SIENDO EL ÚNICO GOBIERNO LEGÍTIMO QUE REPRESENTA A TODOS CANARIOS, TANTO EN EL
ORDEN INTERNO COMO EN NUESTRAS RELACIONES EN EL ÁMBITO DE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL,
ESPECIALMENTE CON LA
ORGANIZACIÓN DE PAÍSES AFRICANOS Y CON LAS NACIONES UNIDAS.
(ONU)
ENTENDEMOS
QUE CUANDO LAS CAUSAS SON JUSTAS COMO LO ES LA NUESTRA, NO PRECISAN DE
ACCIONES VIOLENTAS PARA QUE ÉSTAS SEAN RECONOCIDAS, POR ELLO, CONFIAMOS EN QUE EL RESTO DE LA NACIONES DE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL,
COMPROMETIDAS CON LAS CAUSAS DE LA
LIBERTAD, LA
JUSTICIA Y LA DEMOCRACIA EN LOS PUEBLOS, NO DUDARÁN EN APOYAR
LAS JUSTAS REVINDICACIONES DEL PUEBLO CANARIO TENDENTES A LA CONSECUCIÓN DE LA DESCOLONIZACIÓN DE
NUESTRA PATRIA, LA CUAL
LLEVA MÁS DE 500 AÑOS SOMETIDA POR LAS FUERZAS DE LAS ARMAS A
LA ADMINISTRACIÓN DE
UN ESTADO EUROPEO DENOMINADO ESPAÑA.
POR
ELLO, NOS ACOGEMOS BAJO EL AMPARO Y PROTECCIÓN DE LA ORGANIZACIÓN DE
LAS NACIONES UNIDAS (ONU) Y DE LA ORGANIZACIÓN DE
PAÍSES AFRICANOS (U.A.) COMO ORGANIMOS GARANTES DE LA LIBERTAD DE LOS
PUEBLOS.
A
PARTIR DE ESTE MOMENTO, EL TAGOROR NACIONAL DEL MENCEYATO DE ADEJE, TOMARÁ
TODAS LAS MEDIDAS NECESARIAS ENCAMINADAS A REGULARIZAR LA VIDA SOCIAL,
ECONÓMICA, CULTURAL Y DE RELACIONES EXTERIORES DE NUESTRA NACIÓN, PROMULGANDO
CUANTAS DISPOCISIONES DE GOBIERNO SEAN
PRECISAS PARA LA CONCECUCIÓN
DE LOS FINES DE INTERÉS NACIONAL, POR CONSIGUIENTE:
DECLARAMOS ILEGAL, CUALQUIER OTRA FORMA DE GOBIRNO QUE NO HAYA EMANADO DEL
MENCEYATO DE ADEJE.
LLAMAMOS
A TODOS LOS ALZADOS DEL PAÍS PARA QUE UNIDOS Y MEDIANTE EL ESFUERZO COMÚN,
HAGAMOS QUE NUESTRA PATRIA OCUPE EL LUGAR QUE LE CORRESPONDE EN EL CONCIERTO DE
LAS NACIONES LIBRES DEL MUNDO, COMO REPÚBLICA CANARIA INDEPENDIENTE, Y QUE
HASTA EL MOMENTO LE HABÍA SIDO USURPADO.
NOSOTROS, LOS GUANCHES ALZADOS DE ESTE SIGLO XXI,
ASUMIMOS PLENAMENTE EL CONTENIDO DE ÉSTE DOCUMENTO Y NOS COMPROMETEMOS POR
NUESTRO HONOR Y DIGNIDAD DE CANARIOS, A
CUMPLIR Y HACER CUMPLIR, TODO LO EN ÉL CONTENIDO, PARA LO CUAL LO RACTIFICAMOS
ESTAMPANDO AL PÍE DEL MISMO NUESTRO SIGNO O FIRMA.
HECHO
EN EL ACHIMENCEYATO DE TENO ALTO, MENCEYATO DE DAUTE, CHINECH, A LAS 12 HORAS.
CANARIAS,
A 24 DE FEBRERO DE 2002.
[1] Recordemos que en el Lomo
de la Concepción
existía previo al asentamiento castellano un poblado guanche, de donde fueron
expulsados por los invasores quienes lo ocuparon como primeras viviendas.
[2] La figura de Beatriz de Bobadilla y Ossorio (Bobadilla, diminutivo de Bobada, “lugar de pasto o
paso de bueyes” (del latín bos bovis, buey). Durante la Edad Media fue un
nombre de uso común) fue un fiel reflejo de la sociedad colonizadora
europea en Canarias durante los siglos XV y posteriores. “Mujer despiadada,
cruel, sanguinaria, ambiciosa, ladrona y ninfómana” calificativos a los que
habría que añadir los de envenenadora, comerciante en seres humanos y Señora de
horca y cuchillo.
Nacida en
Medina del Campo, Castilla, en 1462 y descendiente de mercenarios y esclavistas
dados en denominar de noble linaje, Beatriz llegó a la corte
castellano-aragonesa a los 17 años como dama de honor de la reina Isabel I, de
Castilla. Casi inmediatamente se convirtió en barragana del rey Fernando de
Aragón tal como recogen las crónicas.
[3] Este topónimo
está confirmado en un documento recogido por Carmen Rosa Pérez Barrios al
estudiar la escritura de constitución del Mayorazgo de Chasna o Los Soler
instituido por los colonos de origen catalán Pedro Soler y su mujer María de
Cabrera, el 29 de agosto de 1602 en La Laguna ante Alonso Gallego, entre las propiedades
vinculadas cita: “Tierras con cuevas y moradas compradas a Baltasar
Alonso y a María Hernández su
mujer, en Arona, en El LLano del Rey Ichasagua, y que lindaban con Martín de Linares, por el lado de Adeje con
tierras de Antón Domínguez, y de Baltasar Alonso y su mujer, y por el
norte con Nicolás de Linares.
[4] Curiosamente estos militis
son los firmantes de la primera data concedida al Mencey Pelinor, en 1500: “a
vos don Diego, natural de Tenerife, q. fuestes Rey d Adexe en la isla de
Tenerife, de daros 30 f.
de ta. con su agua ellas, y si por la ventura desta alguna ta. en algún tiempo
desta alguna ta. se quitare, q. no sea ninguna parte de la del dho. don Diego;
y estas dhas. 30 f.
son en la ta. y agua del río de Chasna, q. es en el Reino d Adés, adonde se
parten los caminos con Abona”.
[5] De este hecho tomó nombre
el lugar y no de un hipotético desembarco de deslenguados como apunta alguna
leyenda.
[6] Tamusni, es la Historial oral del
pueblo guanche conservada y trasmitida
por los ancianos.
[7]
Debemos tener en cuenta que el suicido en el pueblo guanche consistía en hacer
voluntariamente el viaje al Seno de la Diosa Magek con
objeto de informar a los espíritus de los ancestros de las vicisitudes
por las que atravesada la matria (patria).
[8] Es decir, han de ser
vendidos en los mercados esclavistas de la metrópoli.
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