UNA HISTORIA
RESUMIDA DE CANARIAS
ÉPOCA COLONIAL: DECADA 1911-1920
CAPITULO-XLII
Eduardo Pedro García
Rodríguez
De cómo eran los festejos en honor de Ntra.
Sra. de la Encarnación
y de la patrona Santa Úrsula a comienzos del siglo XX lo podemos conocer a
través de algunas de las noticias reseñadas en la prensa de la época. Momentos
en los que el Municipio de Adeje contaba con algo más de mil setecientas
personas, de los que casi la mitad habitaban en el casco. En este transito del
siglo XIX al XX se contaba con una amplia representación de cada uno de los
estamentos laborales. A modo de ejemplos citar a los comerciantes, como Antonio
Socas Trujillo, en la calle Nueva, o Miguel García en la calle de la Iglesia; carpintero,
Petronilo Casañas, en la Norte;
zapateros, como Adolfo Casañas, José García y Nicolás Esquivel en la de la Iglesia, o Manuel Socas,
en la de San Lorenzo. Como venteros, situados en la calle Nueva, se encontraban
Manuel Ramos, Fermín González Socas y Francisco González Alayón; como cartero,
Fernando Jorge García, con domicilio en la de la Iglesia. Bodegones
existían, en la calle norte, el de Nicolás Alayón; en la Nueva, el de Manuel Ramos; y
en la de la Iglesia,
los de Tomás Alonso y el de Fernando Jorge García. Con molino se recoge a
finales del siglo XIX a Francisco Trujillo Clemente, en el Risco, y a comienzo
del veinte a José Trujillo Clemente. Además de una larga lista de otras
profesiones como jornaleros, pescadores residentes en el pueblo, peatón,
cabreros. Años donde los 100 kilos de papas se pagaban a 10 pesetas; los de
almendras a 15; el kilo de queso a 1; la docena de huevos a 1,20; el guacal de
plátanos de exportación a 2,50. Llegando el sueldo anual de un guarda de
montes, a 650 ptas., y el del Secretario del Ayuntamiento a las 750 ptas.
Son años donde las celebraciones se
comenzaban al alba, así ocurre en 1904, cuando el sábado 22 de octubre: al
amanecer, repique general de campanas y salva de 21 disparos de cañón que
anunciará el vecindario el comienzo de las fiestas. Los dos días siguientes
también se redunda en el repique de campanas y las salvas de cañón,
participando además una banda de música, que en esta primera década del siglo
solía ser la Banda
de Música de Guía de Isora. O como ocurría en otros años, como el día 20 de
octubre de 1908, cuando se produce una diana tocada por la renombrada banda
de Guía que recorrerá las calles de la población a las seis de la mañana.
Igual acto y horario se ejecutó el día 21.
Si estos horarios nos pueden parecer
intempestivos, los de 1910 son de verdadero sobresalto. El día 8 de octubre se
inició a las cuatro de la mañana un repique general de campanas e inmensidad
de cohetes, darán el aviso del principio de la fiesta. Este año la banda de
música procedía de Granadilla de Abona, dirigida por José Reyes Martín. Fue
recibida el día 9, y participó esa noche amenizando el paseo en la plaza de la Parroquia de Santa
Úrsula. Y al día siguiente, a las cinco de la mañana recorrerá la banda de
música las calles de la villa, tocando una preciosa diana. Esta banda se
trasladó desde Granadilla en barco, regresando en la mañana del día 11, a
las seis de la mañana el pueblo adejero en masa concurrirá a despedir la banda
de música, que se dirigirá al puerto de la Caleta para embarcar en el vapor `Velox´, con
dirección al Médano.
Los actos religiosos se desarrollaban en la Parroquia de Santa
Úrsula, de donde partían las diversas procesiones. Así en la noche del 22 de
octubre de 1904 y después de haberse inaugurado, esa tarde, un nuevo órgano, se
ejecutó una suplica a la
Santísima Virgen de la Encarnación compatrona de esta Parroquia.
Concluido este acto saldrá procesionalmente dicha imagen, recorriendo las
calles de la población, cuyas casas estarán adornadas e iluminadas
convenientemente, quemándose en el trayecto vistosas ruedas de fuegos de
artificios.
En la mañana del día principal se oficiaba
una misa, como el domingo 23 de octubre de 1904, a cuatro voces con sermón,
que estará a cargo del Venerable Sr. Cura Párroco de la Granadilla. Se solía
recurrir a párrocos de los pueblos cercanos, como en el caso citado que lo era
Esteban Hernández; este año también participó el de San Miguel de Abona,
Norberto Álvarez; o en el año de 1908, en el que colaboró el de Arona, Julio
Mendoza. Después de la misa se salía en procesión con la imagen de la patrona,
Santa Úrsula, por las principales calles del pueblo, quemándose ruedas de fuego.
Entre los festejos populares podemos citar
las obras de teatro que se ejecutaban en la Plaza de la Iglesia, como el sainete en la noche del 22 de
octubre de 1904, en el que interviene la banda de música de Guía. Eran obras
costumbristas representadas por aficionados locales. Al finalizar la función se
solían quemar fuegos de artificios y después dejar paso a los diversos bailes
populares que se desarrollaban en casas particulares o en la plaza.
Los paseos a primeras horas de la tarde, con
animación de la banda de música, era otro de los actos clásicos. A esta hora
también se realizaban carreras de cintas, a caballo, como en 1904 que se
efectuaron en la “calle de los Morales”, con cintas bordadas por
varias señoritas de esta Villa”. Asimismo se realizaban diversos juegos,
como la cucaña, elevación de globos aerostáticos, carreras de sacos o carreras
de burro. En esta última actividad se produjo un curioso caso, en la acaecida
el 24 de octubre de 1904, donde el premio consistió en 10 pesetas para aquel
que llegue el último a la meta.
Un ejemplo de la manera de ejecutarse el
desarrollo de estos juegos populares nos lo muestra lo acontecido en la tarde
del día 9 de octubre de 1910: de dos a cuatro de la tarde habrá cucañas,
carreras de sacos y juegos de la sartén, y de cuatro a las seis amenizada por
la banda, carrera de cintas bordadas por distinguidas señoritas de la
localidad, y en la que varios jóvenes de esta villa y de los pueblos próximos,
montados en briosos corceles lujosamente ataviados, lucirán sus facultades de
excelentes jinetes.” Asimismo cabe citar actos como el desarrollado en la
tarde del día 20 de octubre de 1908, cuando se toreó una hermosa vaca, por
el aficionado Chailla.
Las imágenes que acompañan este artículo nos
muestran como se encontraba el pueblo de Adeje a mediados de la década de los
años veinte. El primer término nos brinda una floreciente agricultura, gracias
al agua del Barranco del Infierno, con las viviendas alineadas a los lados de
la denominada Calle de la
Iglesia, hoy Calle Grande. Y donde se resalta la Parroquia de Santa
Úrsula, la Iglesia
del antiguo Convento Franciscano y el Ayuntamiento a medio construir.
1920.
Festejos en la Punta de Abona en la década de 1920
En el Porís de Abona, en esta
década de 1920, habitaban algo más de doscientas personas, no constando ningún
residente en la Punta
de Abona, en las 5 casas de recreo que se registran en el Nomenclátor de
1930. La mayoría de los vecinos del Porís se dedicaba a la pesca y su venta,
sacrificada labor que realizaban sus mujeres, trasladándose a pie al resto del
Municipio y a los de Fasnia y Güímar. Pueblo vinculado con la mar y con el
trabajo en los barcos de cabotaje, encontrándose en el Padrón de 1924 algunos
vecinos anotados con la profesión de marino: Diego García García. Juan
Rodríguez Marrero. Martín Marrero. Juan Marrero. Martín Marrero Arbelo. Segundo
de la Cruz.
Al escasear aún las vías de
comunicación, el Porís de Abona era la entrada y salida de viajeros y de
mercancías, a través de los barcos de cabotaje. Lo que motivó que en esta
década dispusiera de dos fondas, la regentada por Bernardo Morales y Juana
García, y la Fonda
el Canario, a cargo de Juan Martín Alamo, Juan Canario, y Primitiva
Cruz Fariña.
En la década de 1920 los festejos
en honor de la Virgen
de las Mercedes se celebraban en la
Punta de Abona, Porís de Abona, los días 23 y 24 de
septiembre. La comisión organizadora de 1920 contrató al vapor Esperanto,
que saldría de Santa Cruz de Tenerife en la mañana del día 23, regresando en la
tarde del día 24, para conducir a las muchas personas que han manifestado
sus deseos de presenciar estas típicas fiestas, una de las mejores del Sur.
Indicándose que la imagen, hará este año su descanso en la Playa Grande, donde
se preparan grandes regocijos populares.
En 1921 se da cuenta que la
pirotecnia estará a cargo de Dávila, de Güímar, y Toste de Los Realejos. El
sermón religioso lo impartirá José Azofra del Campo, maestreescuela de la Catedral de Las Palmas.
Y como en estos años era costumbre, se organiza un viaje en barco desde Santa
Cruz de Tenerife: Con objeto de conducir a los forasteros, el jueves, día
22, a las tres de la tarde saldrá desde este puerto para Abona, el vapor
Guanche, que regresará el 24 al mediodía. El precio del pasaje de ida y vuelta
es de 5 pesetas por persona.
Para el año
de 1924 se indicaba: La
Comisión nos interesa hacer público que los vehículos
pueden ir, por carretera, hasta la misma ermita de las Mercedes, donde se
celebrará la fiesta. Vehículos que se citan también en el programa del año
siguiente, cuando está previsto que la
Banda de Arafo llegue, a las 7 de la mañana, acompañada de
numeroso vehículos ocupados por gran cantidad de forasteros, recorrerán las
principales calles del pueblo, dirigiéndose a la ermita, donde se celebrará una
solemne función religiosa.
En el programa de los festejos de
1926 se anotan más detalles, como la llegada el día 23 de la banda de música de
Arafo. Ese mismo día arriba el vapor Isora, con romeros trasladados
desde la capital. En la tarde noche de ese primer día se realizarán diversos
juegos en la plaza que se encuentra con iluminación eléctrica facilitada por
la empresa del Cine de Güímar. Por la noche se realizará una procesión
durante la que se verán vistosos fuegos artificiales, confeccionados por los
pirotécnicos del Puerto de la
Cruz y el realejo, y a las 10 la Entrada, en la que
igualmente se quemaran gran cantidad de fuegos traídos de Valencia. En la
mañana del día 24 se oficia una función religiosa, a cargo de un orador de Las
Palmas. Además habrá regatas de falúas a motor, cucañas marítimas y otras
diversiones.
Otros apuntes que se han encontrado es de los
festejos celebrados en 1928, en los que participa la Banda de Arafo, con
idénticas ceremonias religiosas ya apuntadas, y los romeros que llegan en el
barco Isora. Además, habrá regatas de falúas a motor, y entre los
balandros Victoria, San Juan y Villa de Arico. (Marcos Brito, 2013)
1920. La masa obrera en la colonia
Canaria vive en situación de total pobreza. La mayor parte se encuadra dentro
del sector primario, con variadas situaciones sociolaborales en su seno,
predominando en general las atrasadas: braceros (o jornaleros), medianeros,
propietarios de minúsculas parcelas, arrendatarios, aparceros. Las relaciones
de producción se caracterizan por su «flexibilidad y polivalencia» según la
caracterización de los profesores Francisco Galván y L. Martínez de Azagra,
siendo resultado de la combinación de las diferentes fórmulas de relaciones
laborales, con dualidades como aparceros-asalariados, por ejemplo.
El grupo de los
jornaleros predomina en la población trabajadora agrícola. Su porcentaje
aumenta
constantemente desde el siglo XVIII: sube del 49,48%, en el Censo de
Floridablanca (1778), aunque en éste aparecen juntos jornaleros y labradores,
al 56,25% en el Censo de Olive (1860), con un total de 40.950 efectivos, donde
figuran ya sólo como jornaleros.
Este aumento se
genera por efecto de varias causas que se encadenan: campesinos proletarizados
al tener que vender su pequeño trozo de tierra, bien para hacer frente a las
deudas o comprarse el billete para emigrar después de las sucesivas crisis; la
desamortización actuó en el mismo sentido: los campesinos tuvieron que
abandonar las propiedades, comunales o eclesiásticas que usufructuaban, y
emigrar o colocarse como jornaleros de los grandes propietarios criollos y
colonos.
Sus condiciones
de vida no son, pues, envidiables, rozan la animalidad: trabajan por el
sustento, recibiendo salarios insuficientes, en especies en muchos casos. La pintora
inglesa Elizabeth Murray nos describe la situación de los campesino de Chinet
(Tenerife) a mediados del siglo XIX, apuntando que «no se encuentran en una
situación próspera; sus recursos son muy limitados. Su pobreza se debe
principalmente a la costumbre que prevalece entre los terratenientes de
cultivar sus tierras en lo que llaman 'a medias'». Es una sociedad patriarcal;
su mundo tiene un horizonte esencialmente rural, donde el trabajo, la familia y
la religión compondrían una cosmovisión cerrada; la naturaleza marcaría desde
el ritmo del tiempo al disfrute del ocio.
Las clases
trabajadoras, absolutamente mayoritarias, están sometidas a una intensa
explotación y sufrirán los efectos de las sucesivas crisis, marcada su posición
social por una brutal desigualdad; condiciones miserables de existencia; alto
índice de analfabetismo (alrededor del 80% no sabe leer ni escribir); sus
viviendas carecen de salubridad; están expuestas al paro; y no tienen seguro de
accidente laboral. Ante este panorama, ¿cómo explicar la aparente falta de
conflictividad social? varios han sido los argumentos que se han ofrecido,
entre los más socorridos la emigración. Efectivamente, tras las sucesivas
crisis económicas o las dificultades económicas impuestas por el colonialismo español
y el caciquismo local, los campesinos, los braceros o los jornaleros urbanos
empobrecidos, optaban por vender su pequeño predio o su casa para comprar un
billete y lanzarse ala aventura americana.
1920. Desde las primeras décadas del
siglo, y sobre todo a partir de los años veinte, se observa en la colonia
Canaria una evolución hacia una cierta modernización de las relaciones
laborales, propiciadas por el aumento del nivel organizativo y la capacidad de
lucha de las organizaciones obreras, aunque también influyan en ello las leyes
de ámbito metropolitano.
Se comenzará a
instaurar el seguro por invalidez y vejez cuando se crea el Instituto Nacional
español de Previsión, aunque de forma voluntaria lo es hasta 1917, 1o cual
limita su eficacia; aumentará tras su obligatoriedad por ley de 1921, y tras
superar las reticencias de unos y otros, patronos y obreros, ante el
intervencionismo estatalista.
En la colonia
Canaria el número de trabajadores del sector agrario afiliado al retiro obrero
era de 17.853 y el total de cotizantes al retiro obrero entre 1921 y 1931 es de
85.397, lo cual constituye un 2,13% del total del Estado.
La implantación
obligatoria de la jornada de 8 horas en 1920, aunque se transgrediese en
multitud de ocasiones; el reconocimiento del derecho a la huelga; la ley del
descanso dominical, etc., son una serie de conquistas que mejoran la situación
laboral de los trabajadores. La firma de varios convenios y bases de trabajo
aspecto esencial para normalizar los derechos laborales se inicia desde
principios de siglo en los sectores más modernos -singularmente los puertos-, y
luego irá generalizándose desde los años veinte en la construcción, el
transporte y el comercio; experimentará un salto importante con los Comités
Paritarios bajo la Dictadura
de Primo de Rivera, aunque fue una medida paternalista de eficacia limitada;
tuvo un alcance cualitativo y cuantitativo grande en los años treinta, al
prescribirse como obligatoria la implantación de convenios por medio de los
Jurados Mixtos. En la colonia Canaria su eficacia no fue despreciable: según el
censo de Jurados Mixtos los trabajadores que tenían firma las bases en 1932
eran 15.026 hombres y 14.299 mujeres en las Canarias Orientales y 15.299 y
14.845, respectivamente, en las Occidentales, o sea un total de 60.026. (José
Alcaraz et al;1991)
1920. La isla de La
Gomera cuenta con 20.485 habitantes. – El poeta de Agulo Pedro Betancourt publica su obra “Salterio”.
1920. Nace en Achbuna (Granadilla de
Abona) en Chinet (Tenerife) Isaac de Vega. Estudia Magisterio en la Universidad de Eguerew
(La Laguna).
Pronto ejerce la enseñanza, primero en la isla de Esero (El Hierro) y
posteriormente en su isla natal. Colabora con narraciones y artículos en
suplementos como "Gaceta semanal de las artes", del diario tinerfeño La Tarde, y en revistas
como Fablas o Liminar. Se integra en el grupo Fetasa, junto a
Rafael Arozarena, Antonio Bermejo, Francisco Pimentel y José Antonio Padrón.
Recibe el Premio Canarias de Literatura en 1988, ex aequo con su
compañero de generación Arozarena. Es miembro de la Academia Canaria
de la Lengua
desde el año 2000. Obras: Antes
del amanecer (1956), novela. Fetasa (1957), novela 84-7307-031-3
[1973], 84-85543-62-9 [1984]. Cuatro relatos (1968), relatos. 8485896-45-9
[1992]. Parhelios (1977), novela. 84-7330-076-. Conjuro en Ijuana
(1981), relatos. 84-300-5249-6 [1981], 84-87137-21-0 [1989]. Siemprevivas
(1983)
84-85543-47-5. Pulsatila (1988), novela. 84-245-0518-2. Tassili (1992), novela
84-322-4679-4. Siete cuentos (1994), relatos 84-7985-028-0.Carpanel (1996), novela
84-87417-82-5. Cuando tenemos que huir y otras historias (1997), relatos
84-7926-272-9.Gehena y otras historias (1998), relatos. 84-930421-0-2. El cafetín. (2002), novela. Literatura y vivencia (2002), ensayo. 84-96059-07-3. Bibliografía: Obra completa (2005), cinco volúmenes, edición de Juan José Delgado.
84-85543-47-5. Pulsatila (1988), novela. 84-245-0518-2. Tassili (1992), novela
84-322-4679-4. Siete cuentos (1994), relatos 84-7985-028-0.Carpanel (1996), novela
84-87417-82-5. Cuando tenemos que huir y otras historias (1997), relatos
84-7926-272-9.Gehena y otras historias (1998), relatos. 84-930421-0-2. El cafetín. (2002), novela. Literatura y vivencia (2002), ensayo. 84-96059-07-3. Bibliografía: Obra completa (2005), cinco volúmenes, edición de Juan José Delgado.
1920. En el núcleo de La Luz, en La Orotava, Chinet (Tenerife)
sólo dos personas, de los 130 habitantes censados, aparecen registradas que
sabían leer y escribir, el resto eran analfabetos. En el libro de actas del
colegio las faltas de asistencia a clases eran numerosas. Si en la escuela
había 60 niños matriculados era imposible que cupieran todos sentados. El
absentismo escolar se daba por que los alumnos tenían que efectuar tareas en el
campo, ayudar a sus padres o por que no querían acudir a clase. En sus inicios
había muchos niños y niñas sin escolarizar, el barrio comprendía desde El
Mayorazgo hasta el barranco de La
Montañeta de Este a Oeste y desde La Vera y La Perdoma de Norte a Sur, de
acuerdo con el padrón de habitantes, aunque en su territorio se encontraban los
caseríos o núcleos de San Miguel, Las Candias, Puesto Escondido, La Sabina, Casa de La Paloma, y los callejones
del Pino y de La Arbeja,
de acceso a La Perdoma,
La Güina.
La escuela mixta
de La Luz estuvo
ubicada en frente del callejón del Pino, para luego trasladarse a La Güina y al lugar en el que
permaneció abierta hasta mediados de los años ochenta del siglo pasado.
Las primeras
maestras de la escuela mixta, sobresaliendo doña Carmen González, que ejerció
la docencia en época de la
República y que llegó a ser depurada por la Dictadura de Franco y
rehabilitada posteriormente. También destacaron las maestras nacionales doña
María y doña Carmen Nieves Pérez López, que jalonaron toda una época con su
sabiduría, humanidad y dedicación a la docencia.
1920.
El protagonismo
internacional de Canarias en la
Gran Guerra: La confrontación diplomática y estratégica
En el segundo día de la VII edición del Curso de las
Relaciones Internacionales del martes 1 de abril, que se están celebrando en la Casa Museo León y
Castillo de Telde con motivo del centenario de la Gran Guerra, cuyo
título “La Primera
Guerra Mundial: La hecatombe internacional” comprende el
programa de actuaciones y ponencias que se presentan en la institución
museística y Centro de Estudios de Historia Contemporánea teldense, dependiente
de la Consejería
de Presidencia, Cultura y Nuevas Tecnologías del Cabildo de Gran Canaria.
El director de la Casa Museo León y
Castillo da la bienvenida a estas VII Jornadas de las Relaciones
Internacionales, presentando al doctor Ponce Marrero, que imparte la segunda
ponencia del ciclo de conferencias. Profesor titular de Historia Contemporánea
de la Universidad
de Las Palmas de Gran Canaria, el doctor D. Javier Ponce Marrero, director y
coordinador del Curso, Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de
Salamanca, sección de Historia, especialidad en Historia Contemporánea. Master
por la Universidad
de Lovaina (Bélgica), autor de libros y publicaciones; Canarias y la política
exterior española en la
Primera Guerra Mundial 1914-1918: el protagonismo
internacional de las islas como escenario de confrontación diplomática y
estratégica. La rivalidad anglo-alemana en Canarias en vísperas de la Gran Guerra.
Canarias, economía y guerra: 1913-1920. Canarias y la diplomacia española ante
la crisis internacional de 1911, y otros títulos, revistas, colaboraciones.
Ha participado en numerosos congresos nacionales e
internacionales y proyectos de investigación. Es el creador de los cursos
anuales de la Historia
de las Relaciones Internacionales que se celebran en la Casa Museo León y
Castillo, convertidos en uno de los proyectos realizados más prestigiosos de
esta Casa Museo, por la importancia de los ponentes invitados, temas,
monográficos, y la convocatoria del numeroso público asistente. La conferencia
de este segundo ciclo tratará: “El protagonismo internacional de Canarias en la Gran Guerra: la
confrontación diplomática y estratégica”.
Ponce Marrero expresa: “Buenas tardes, gracias por
la magnífica acogida y entusiasmo que la Casa Museo León y Castillo y Antonio González nos
ha dispensado siempre desde que le hice la propuesta hace años, de estos cursos
y más por la importancia de este lugar en Telde, la Casa de un Embajador, durante
la Primera Guerra
Mundial, el más importante que tuvo España y que se ocupó de la política
exterior, de la neutralidad española durante la Gran Guerra que
estamos viendo en estos días.
Se hace necesario que analicemos el perfil
internacional que tiene Canarias en la era del imperialismo, entre 1880 y 1914,
justo los años previos a la
Primera Guerra Mundial. La guerra es la culminación, el
clímax de esa etapa imperialista. Ya en la guerra las dos fases en que Canarias
va a estar muy presente la
Guerra alemana de cruceros y el bloqueo aliado que afectó de
manera importante al Archipiélago, son los primeros meses de la guerra.
Barcos que actuaron cerca de Canarias y luego la
guerra submarina, que es la primera vez que aparecen submarinos en Canarias.
Luego ya, en la Segunda
Guerra también aparecen, que causaron un gran impacto en la
sociedad canaria al ser un arma nueva. Esa fase que son los dos últimos años de
la guerra, en Canarias hubieron submarinos desde noviembre del 1916 hasta la
primavera de 1918.
El perfil internacional ha de hacerse desde la
revalorización estratégica que va a sufrir el Archipiélago, y una creciente
vulnerabilidad defensiva. Dos elementos coincidentes en el tiempo y que van a
tener mucha importancia en la
Primera Guerra Mundial. En cuanto a la revalorización
estratégica el elemento clave es la revolución de los transportes y el vapor,
que se impone y significa que esa navegación que frecuenta el Atlántico oriental,
que viene del Atlántico sur, que va a Gran Bretaña, al resto de Europa,
necesita una base de aprovisionamiento y ahí están las Islas Canarias, situadas
estratégicamente.
Canarias y el Puerto de Las Palmas, de manera
particular, se va a convertir en el primer puerto de escala de todo el
Atlántico oriental, esto significa puerto de escala destinado al
aprovisionamiento de carbon y carga en general, reparaciones, etc. Va a tener
un gran valor económico para la navegación británica, y esto va a ir acompañado
de un creciente valor estratégico.
Hay otro elemento que es la vulnerabilidad
defensiva y, además, esto va a coincidir con que el noroeste de Africa, hasta
Marruecos, con colonias que van a ser muy importantes para los europeos, se
está revalorizando, un continente que en el reparto colonial resulta muy
atractivo. En Canarias había muchos intereses extranjeros por su propio valor
intrínseco estratégico, económico y además estaba cerca, como punta de lanza,
para el imperialismo en el noroeste africano.
Estamos en el momento en que las grandes Armadas, la Royal Navy, luego la Armada Alemana van
a realizar la gran evolución tecnológica que van a incorporar, con la
modernización de los adelantos tecnológicos, y frente a esto la armada española
que no se moderniza.
Canarias en algunos hitos internacionales de esa
era del imperialismo va a estar presente, lo cual nos muestra ese interés que
las potencias ven en el Archipiélago. Coyunturas internacionales, un primer
conflicto hispano- alemán por Las Carolinas en 1885. Todavía Alemania no se ha
sumado al imperialismo. La guerra hispano-norteamericana del 98, los americanos
no tenían grandes intereses en esta parte del Atlántico, otra cosa fueron los
intereses de las potencias europeas. A los franceses no les interesa, saben que
el Archipiélago es un coto de los británicos, lo que interesa es que nadie
ocupe el Archipiélago porque tienen un África occidental francesa enfrente.
Los británicos defendían el mantenimiento del statu
quo, pero no quisieron hacer ningún plan de acción sobre Canarias. Los alemanes
no necesitaban ocupar otro Archipiélago, sino Las Carolinas y Las Marianas que
se les entregó, del año 1885, ahora cuando España pierde la guerra en el 98,
entrega estas islas Carolinas y Marianas. Alemania encuentra en estos
archipiélagos del Pacífico la demanda de territorios que se le planteaba a su
mercado. Ese equilibrio de fuerzas hizo que, finalmente, en Canarias en el 98
no se produjera ninguna otra acción y se mantuviera el archipiélago bajo la soberanía
política española. Canarias en el 98 se convierte en la última frontera, ya no
hay un Caribe o un Pacífico, ya no hay otro límite, Canarias es el territorio
más alejado La política exterior española de 1898 a 1907 va a pasar por un
período de gran ansiedad, el proceso de redistribución colonial por la pérdida
de las colonias, puede no haberse cerrado, podría acabar por afectar también a
Canarias.
España en el 98 descubre que no tiene socios
internacionales, ha estado aislada internacionalmente, en esa coyuntura crítica
donde pierde la Armada,
las alarmas sobre Canarias se van a producir y van a durar hasta los siguientes
años, además, coincide que a finales del XIX, Alemania con Guillermo II plantea
su Weltpolitik, su política mundial. La Alemania que ahora busca mercados, que ahora
necesita territorios coloniales, y coincide con ese momento de máxima
vulnerabilidad española, y la conversión de Canarias en la última frontera.
Del estudio de Canarias en la Primera Guerra
Mundial se deduce el protagonismo internacional de las islas como escenario de
confrontación diplomática y estratégica. Si se tiene en cuenta que en los
primeros días de guerra, y debido a la superioridad bélica de los aliados en
alta mar, los buques mercantes de las potencias centrales desaparecieron de los
mares del mundo, para Canarias esto significó la pérdida del mercado alemán, el
segundo más importante para sus productos de exportación.
Alemania recurrió a buques de países neutrales para
mantener sus relaciones comerciales, pero desde el comienzo de la contienda
mundial el archipiélago se vio sometido a un riguroso control británico de sus
aguas y de la navegación que las atravesaba, incluida la neutral.
Ello supuso una mayor dependencia del comercio
exterior canario de la flota mercante británica, que vino acompañada igualmente
de una mayor dependencia en lo estratégico, pues desde el comienzo de la guerra
fueron buques y oficiales británicos de la Quinta y especialmente de la Novena Escuadra de
Cruceros los únicos que ejercieron una activa vigilancia de las islas e
interpretaron ─o, en su caso, impusieron─ el sentido de la neutralidad que le
correspondía practicar a España en Canarias.
La dependencia económica canaria de Gran Bretaña
pronto agravó la situación del archipiélago en el contexto de la economía de
guerra. Las líneas de navegación británicas fueron abandonando los puertos
canarios por la escasez de tonelaje debida a la misma contienda, y por la
exigencia aliada de asegurarse un incremento del limitado espacio de tonelaje
para transportar suministros de guerra y artículos estrictamente esenciales
para cubrir sus necesidades inmediatas. Esta situación tomó tintes dramáticos a
finales de 1916 con las primeras acciones de submarinos alemanes en aguas
próximas a Canarias, que provocaron una inmediata y sensible reducción de la
navegación que llegaba a las islas.
Esta reducción en la navegación se generalizó
cuando Alemania inició en febrero de 1917 la guerra submarina a ultranza. Con
la campaña submarina a ultranza puesta en marcha por Alemania, el propio
emplazamiento oceánico canario determinó entonces la disminución ─dramática
para Canarias─ del interés económico con el que Gran Bretaña veía el
archipiélago. No obstante, el mismo emplazamiento oceánico de Canarias mantuvo
su interés estratégico, pues hacía a las islas susceptibles de utilización por
los contendientes en la guerra naval, que podían encontrar en ellas de plena
soberanía española.
facilidades para el suministro y las comunicaciones
─por cable y radiotelegráficas─ de las unidades desplegadas en el Atlántico.
Las operaciones navales alemanas en las cercanías
de Canarias se derivaban de la importancia que el archipiélago tenía como
enclave oceánico en las importantes rutas de Sudamérica y El Cabo. En la primera
fase de la guerra, especialmente en los meses iniciales, las islas sirvieron de
apoyo fundamental a los cruceros auxiliares alemanes que debían hacer la guerra
al comercio atlántico. Posteriormente desempeñaron el papel de frontera cuando
Alemania decidió la extensión de la guerra submarina.
Las unidades navales de Gran Bretaña en Canarias
tenían la misión de proteger su tráfico marítimo y evitar la utilización del
archipiélago por los cruceros y submarinos alemanes. Por otra parte, las
condiciones y medios de defensa eran claramente insuficientes para hacer frente
a los problemas e incidentes que suscitaba la presencia efectiva de las fuerzas
navales en conflicto.
Asimismo, esto nos explica que la neutralidad
española que se vio sometida a presiones, lo fue especialmente en relación con
Canarias. De todo ello podemos concluir que Canarias fue el territorio español
más conflictivo y que más preocupaciones ocasionó a la diplomacia hispana
durante todo el desarrollo de la contienda, y en particular durante la fase de
guerra submarina alemana, cuando el archipiélago constituyó reiteradamente uno
de los puntos más delicados de la defensa y seguridad españolas, y ─ante las
presiones aliadas─ de mayor compromiso para la política exterior de España.
Así que la guerra, desde su comienzo y hasta el
final, delimitó en toda su amplitud los rasgos fundamentales que caracterizaron
el perfil internacional del archipiélago en el período de expansión
imperialista del capitalismo europeo: su revalorización estratégica y la
consiguiente confluencia de intereses extranjeros que agravó su vulnerabilidad
defensiva. De paso, la guerra nos mostró que este perfil internacional de
Canarias era piedra de toque de las limitaciones, condicionantes y
preocupaciones de la política exterior de España, de las fases de su
neutralidad y de las presiones y conflictos a los que ésta se vio sometida”.
Finalizada la extensa y documentadísima ponencia se
abre una interesante rueda de preguntas que dan lugar a las aclaraciones,
puntualizaciones y conclusiones por parte del ponente, en referencia al tema
tratado de interés general para todos los asistentes, como se comprobó, por
tratarse de Canarias y la
Primera Guerra Mundial, con ciertas aclaraciones que en manos
de un investigador experto y especialista en el tema histórico que nos ocupa y,
extraordinariamente expuesto para una mejor comprensión con proyecciones,
mapas, fechas y una amplia información, desde los contenidos de acuerdos,
tratados, conferencias, visitas, actuaciones de los protagonistas, desde el
campo militar al civil, navegación de la Armada alemana en nuestras aguas, anécdotas, etc,
relacionados con la posición de las Canarias en el Atlántico.
Ponencia del doctor Ponce Marrero en la que se
pudieron esclarecer y recibir la información precisa, para entender el contexto
de la importancia del protagonismo internacional que tuvieron las Islas
Canarias en la Gran Guerra,
originada por la confrontación diplomática y estratégica como elemento clave, a
tener en cuenta por las potencias intervinientes en el gran conflicto bélico, la Gran Guerra. (Jesús Ruiz Mesa,
2014)
1920.
Carnavalito alegre/chisoa segura/si tu amor no te quiere/pa que te apuras
Los ímpetus eran otros en esos
carnavales de antaño. Las ganas de parranda y algarabía que se acumulaban
durante el año de espera entre festejo y festejo se desbordaban de alegría en
apenas los tres días de carnaval, de domingo a martes. Este último era la
jornada principal en el que no se trabajaba, momento de disfrazarse y salir con
una parranda a visitar las casas en busca de lo que quieran dar pa animar la
parranda. Se utilizaba lo que se tenía a mano, las disponibilidades no eran
abundantes, escaseaba hasta lo imprescindible, se preparaban sombreros con
flores de colores y vergas de los cultivos de los tomates, trajes de retales de
ropa vieja y de papeles de colores, las caras pintadas o simplemente tiznadas y
donde la máscara no tenía mucha relevancia.
Algunas costumbres olvidadas se practicaban
con buen humor; lanzarse polvos talcos por la calle, solos o mezclados con
harina, o simplemente harina que era más asequible y más barata; vaciar huevos
y rellenar las cáscaras con flores y papelitos de colores para luego
arrojarlas; embadurnarse las manos con restos del carbón o del hollín del fuego
de leña de la cocina, para tiznarle la cara al que encontraban por la calle; o
robar gallinas a cualquier vecino para hacer caldo con el que brindar a todo el
mundo, incluyendo a sus propietarios que se enteraban con posterioridad que la
gallina era suya. Días de fiesta, de trasgresión, de liberar tensiones, y sobre
todo de hospitalidad. En cada casa se dispensaba a los visitantes según sus
disponibilidades, siempre había alguna cosita sobre la mesa con que invitar.
Y que no faltasen la carne cochino, el pescado frito, las rebanadas y los
chochos. Y estos últimos que fueran de nuestras medianías, los más deseados,
los de La Escalona
o los de los Llanos de Trevejos.
En Los Cristianos se festejaba los carnavales
tres días, domingo, lunes y martes, días de cambiar de aspecto y de sexo, como
narró Encarnación Alayón Melo, se vestían de mujeres, los hombres de
mujeres, casi siempre cambiarse, y después cada uno hacía la machangada que le
parecía, unos se vestían de monos, otros se vestían de marinos, otros pescaban,
me acuerdo de otros lo hacían de ciegos, me acuerdo de Pedro Melo, era el que
los guiaba, de Juan Bariajo me acuerdo, los otros dos no me acuerdo, no se si
era Miguel el Chasnero, y tocaban y cantaban y después iban a otro sitio. Otros
salían con una caña y compraban, entonces lo más que había era manices y cosas
así, eso era la carnada que tiraban, y a los muchachos chicos le tiraban un
puñado de manices y con la caña de pescar, y los muchachos chicos se volvían
locos en el suelo.
Las parrandas y los bailes estaban por
doquier, de Buzanada y sus alrededores tenemos la referencia de Encarnación
García Toledo, los carnavales haber si había un papel, de colores, y si la
que tenía una sábana, porque no teníamos nada. Una viejita que estaba en esta calle,
al lado de esta casa, si nos prestaba una sabana le metíamos aquello aquí y la
doblábamos y unos papeles alrededor y aquello era el traje de los carnavales.
Se iba a parrandear bajo el son de tocadores como José González o Antonio
González García; y cada uno tocaba un rato y díamos de aquí a Cabo Blanco
con esa parranda y de aquí Aldea, caminando por áhi padentro con esa parranda y
volvíamos pafuera. En Buzanada sobresalía la alegría de Carmen Cabeza,
que estaba en todos los saraos, tanto en carnavales como en San Juan, que
improvisaba versos con suma facilidad, tal como recuerda María García Sierra, Cha
Carmen Cabeza la más que cantaba, se ponía cosas viejas en la cabeza, una vez
pasó por ahí y le cantó a mi madre: Dichosa de seña Leonisa/ que le queda esa
florita/ y yo no tengo ninguna/ que ya me quedé solita. O aquel en el que
solicita que no paré la diversión; Silencio pido señores/ que dure el baile
hasta el día/ porque mi José me dijo/ que hasta otro año no volvía.
Referencias a Cabo Blanco nos trae el
comentario de María Luisa Reverón Alayón, íbamos de aquí, las parrandas a
Aldea, vestidas con unas mantas, otras veces con unas sabanas, con papeles, que
poníamos las flores de papeles y pegadas a las sabanas, de medio parriba eran
unos paños que se usaban antes unos cojines en las camas, uno por delante y
otros potrás, y muy guapas, y un sombrero, yo siempre tenía un sombrero.
La alegría de las parrandas y de los
parranderos dieron lugar a un alegre apodo de los hermanos Benito, en 1920
estaba censado en Los Ancones, Arona, y Domingo Fumero González, conocidos por Jaramago
y Carnaval, y que heredaron sus familiares. Y a otras múltiples anécdotas
como la de cierto cabrero que por irse a festejarlos a Vilaflor dejó las cabras
encerradas durante tres días.
En el Valle de San Lorenzo había un barrio
donde estas fiestas tenía relevancia especial: Llano Mora, sobre todo en los
años treinta y cuarenta. María Luisa Hernández Reverón, quien en esos años,
confeccionaba caretas de tela con agujeros en los ojos y boca, y atados a la
cabeza, nos cuenta como se sentían esas fiestas: Antes los carnavales
eran Llano Mora arriba, Llano Mora abajo, parrandas de abajo y de arriba abajo,
y después se empezó a darle la vuelta al Valle, pasaban por La Hoya, por El Pinito, por
Llano Mora, por La
Cabezada. Tocando y cantando, y caminando, y en los
ventorrillos se paraban a beber. Empezaban el domingo, lunes, pero el día
grande era el martes. Todavía al final de los años cuarenta se juntaban
esas parrandas en Llano Mora, María Luisa Hernández Reverón nos contó un cantar
de su abuela María Tacoronte Reverón: Carnavalito alegre/ chispa segura/ si
tu amor no te quiere/ pa que te apuras. (Marcos Brito, 2014)
No hay comentarios:
Publicar un comentario