1991.
Se jubila
Manuel
a Acosta, doña “Manolita”, ya forma parte de la historia del
callejero de Puerto del Rosario. Desde ayer una calle lleva su nombre en
reconocimiento a su labor docente durante 50 años y hasta su jubilación en
1991, que se centró preferentemente en las enseñanzas de piano y solfeo o
lenguaje musical.
La iniciativa responde a un acuerdo plenario
aprobado por el Ayuntamiento de Puerto del Rosario. La ex profesora también
tiene en su haber el Premio Cabildo de Fuerteventura al Mérito Cultural. La
calle se encuentra en las proximidades del futuro Palacio de Congresos, donde
se ubicará la Escuela
Insular de Música.
Doña Manuela tuvo sus primeros contactos con el
mundo de la música en Fuerteventura, con la escasez de recursos y de
profesionales de la docencia que existía entonces en la Isla. Los estudios la
llevarían luego a Gran Canaria, donde se formó para regresar a su tierra natal
a desarrollar su labor docente. Primero de forma particular y con medios muy
precarios, para luego seguir por las escuelas de los distintos pueblos, hasta
conseguir ir contribuyendo poco a poco a crear la necesidad y el interés social
que ya en 1980 fructificaría en el nacimiento del Aula de Música de
Fuerteventura, germen de la actual Escuela Insular de Música.
El alcalde de Puerto del Rosario, Marcial
Morales, destacó el ejemplo de doña Manolita en el nuevo Puerto del Rosario,
destacando tantos sus virtudes y capacidades profesionales como su calidad
humana. "Un ejemplo también de ciudadanía y de compromiso con su pueblo,
en el que todos deberíamos reflejarnos", señaló el regidor.
Por su parte, el presidente del Cabildo de
Fuerteventura, Mario Cabrera, destacó la figura de Manuela Acosta "como
referencia en los comienzos de la docencia musical en la isla y que próximamente
verá culminado uno de sus grandes sueños, una nueva Escuela de Música con todas
las prestaciones en el Palacio de Congresos ubicado a pié de esta calle que ya
se llama Doña Manuela Acosta Martín".
Una emocionada doña Manolita, que estuvo acompañada
por algunos familiares y profesores de la Escuela de Música, apenas pudo articular
palabras. Solamente logró hilvanar: " Gracias, pero creo que no soy
merecedora de tanto elogios ni de este reconocimiento".
El Cabildo también dedicó en su día un aula de la Escuela de Música a esta ex profesora, cuyo acto fue además complementado con un concierto homenaje en el Auditorio Insular. Doña Manolita sigue todavía sentándose frente a su viejo piano. (Antonio Cabrera)
El Cabildo también dedicó en su día un aula de la Escuela de Música a esta ex profesora, cuyo acto fue además complementado con un concierto homenaje en el Auditorio Insular. Doña Manolita sigue todavía sentándose frente a su viejo piano. (Antonio Cabrera)
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