1903 mayo 17.
Falleció en el pago de Arico el
Nuevo, a las nueve de la noche, José García Torres (1816-1903), Comandante de
milicias, sargento mayor interino, alcalde de constitucional, juez municipal y
presidente del comité local del partido conservador de Granadilla1
Era relativamente frecuente en
las Milicias Canarias que hombres muy jóvenes accediesen a la
oficialidad, para lo que debían
demostrar notables méritos
personales y familiares, así como
un patrimonio económico que le permitiese vivir con dignidad, sin desmerecer al
uniforme. Tal fue el caso del personaje que hoy nos ocupa, don José García
Torres.
Siguiendo la tradición familiar,
sin haber cumplido aún los 13 años de edad alcanzó el empleo de
subteniente, con 16
el de teniente
y con 17
el de capitán
de las Milicias Provinciales. Sirvió en las
Compañías de fusileros, Cazadores y Carabineros del Regimiento de Abona; estuvo
de guarnición en la plaza de Santa Cruz de Tenerife y fue movilizado en
persecución del contrabando; desempeñó en varias ocasiones, a plena
satisfacción de sus superiores, el cargo de sargento mayor del Batallón de
Abona, quedando encargado, por tanto, de la Oficina del Detall. Truncó su brillante carrera
al solicitar voluntariamente su prematuro retiro de las Milicias, por lo que no
pasó de comandante graduado. Vivió el resto de su vida como propietario y
labrador, alcanzando un notable prestigio en la sociedad local. Por este motivo
fue elegido por sus paisanos para desempeñar los cargos de alcalde
constitucional, juez municipal y presidente del comité local del Partido
Liberal Conservador de Granadilla de Abona; también fue jurado y miembro de la Sociedad Económica
de Amigos del País de Santa Cruz de Tenerife. Falleció en Arico el Nuevo, donde
habían nacido la mitad de sus antepasados y su esposa.
Capitán de milicia
con tan sólo 17 años
Nuestro biografiado nació en
Granadilla de Abona el 15 de agosto de 1816, siendo hijo de don Antonio García
del Castillo y Osorio, natural de la misma localidad, y de doña María del Pilar
de Torres Trinidad, que lo era de Arico. Tres días después fue bautizado en la
iglesia parroquial de San Antonio de Padua por Fray Juan Tabares, predicador
jubilado de San Francisco y morador en el convento de dicha localidad, con
licencia del párroco propio don Isidoro Rivero y Peraza de Ayala; se le puso
por nombre “José Joaquín Ramón” y actuó como madrina su tía materna doña Paula
de Torres Trinidad, natural también de Arico.
Don José se sintió atraído desde
muy joven por la carrera militar, que habían seguido muchos de sus antepasados
por ambas líneas. En su familia paterna destacaron: sus tatarabuelos, el
alférez don Mateo Rodríguez del Castillo y el capitán don Juan Lozano Fonte
García del Castillo; su bisabuelo, don José Rodríguez Osorio (1697-?), que fue
subteniente de Milicias; sus tíos-bisabuelos don Francisco Antonio Lozano Fonte
del Castillo, teniente coronel de los Reales Ejércitos en América, y don Diego
Fonte del Castillo, capitán de Milicias y alcalde de Granadilla; y su
tío-abuelo, don José Rodríguez Osorio (1755-1795), alférez de Milicias. En su
familia materna, su tatarabuelo, don Diego de Torres Vera (1654- 1712), fue
alférez de Milicias; su bisabuelo don Diego Antonio
de Torres (1711-1779), capitán de
Milicias y alcalde de Arico; su abuelo, don Juan Antonio de Torres (1747-1815),
capitán de Milicias graduado de Infantería, alcalde y síndico personero de
Arico; su tío abuelo, don Diego Antonio Estanislao Torres (1749-1832),
labrador, teniente de Milicias, mayordomo
de la fábrica
parroquial, promotor de
la independencia y
primer síndico personero del
Ayuntamiento de Fasnia; y sus tíos maternos, don Diego de Torres Trinidad
(1790-1878), capitán de Milicias y alcalde de Arico, y don Pedro de Torres y
Trinidad (1793- 1865), teniente de Milicias y alcalde también de Arico. Por su
parte, su abuelo paterno, don José García del Castillo Vital, fue alcalde real
de Granadilla.
Continuando la tradición
familiar, don José solicitó su ingreso como oficial en las Milicias Canarias,
que le sería concedido al reunir las condiciones reglamentarias. Sus inicios
serían meteóricos, pues el 22 de julio de 1829 entró a servir por elección en
el Regimiento de Milicias Provinciales de Abona con el empleo de subteniente de
Bandera, plaza que se hallaba vacante por pase al Regimiento de la Laguna de don Manuel
Catalán, que la servía. Como dato a tener en cuenta, aún no había cumplido los
13 años de edad. Dicho nombramiento le fue ratificado mediante Real Despacho,
dado en palacio a 4 de diciembre de 1830 por el Rey don Fernando VII.
El 12 de noviembre de 1832, el
joven García Torres ascendió por elección a teniente de la 1ª Compañía del
mismo Regimiento, vacante por haber obtenido licencia absoluta su tío don Pedro
de Torres, que la servía. El nombramiento fue ratificado en virtud de Real
Despacho, dado en palacio a 20 de febrero de 1833 por don Fernando VII, y su
plaza de subteniente abanderado fue cubierta en
1833 por don Bernardo González Torres. Como curiosidad, el 1 de enero de
1834 nuestro teniente entregó en la plaza de Santa Cruz a 37 individuos del
Regimiento de Abona, en relevo de igual número que estaban prestando sus
servicios en dicha guarnición.
Poco tiempo después, el 1 de mayo
de 1834, el comandante general de las Islas Canarias, don Francisco Tomás
Morales, tuvo a bien nombrarlo capitán de la 1ª Compañía del Regimiento de
Abona, que se hallaba vacante, en atención a los méritos que se le habían
apreciado; ¡tenía tan solo 17 años de edad!. También fue aprobado dicho ascenso
mediante Real Despacho, dado en palacio a 8 de marzo de 1835 por la Reina Gobernadora
doña María Cristina de Borbón, en nombre de la Reina Isabel II que
aún era menor de edad:
Por cuanto atendiendo a los
servicios y méritos de vos D. José Garcia Teniente del Regimiento Provincial de
Infantería de abona en las Islas Canarias tubo por conveniente al Real servicio
el Comandante general que era de aquellas Islas Dn. Francisco Tomas Morales
conferiros en primero de Mayo de mil ochocientos treinta y cuatro la primera
Compañía del mencionado Cuerpo, que se hallaba vacante por pase á la de
Cazadores de Don Francisco Peraza que la servia; y he venido en aprovar dicho
empleo. Por tanto mando al Comandante general de Canarias dé la órden
conveniente para que se os ponga en posesión de la referida Compañía, y á los
oficiales y Soldados de ella que os reconozcan y respeten pos su Capitan,
obedeciendo las órdenes que les diereis de mi servicio por escrito y de
palabra, sin réplica ni dilacion alguna; y que asi ellos como los demas Cabos mayores
y menores, oficiales y Soldados de mis Ejercitos os hayan y tengan por tal
Capitan de Milicias de Infantería guardandoos y haciendoos guardar las honras,
preeminencias y exenciones que os tocan y deber ser guardadas, sin que os falte
cosa alguna: que asi es mi voluntad, y que el Ministro de mi Real Hacienda á
quien perteneciere dé asimismo la orden necesaria para que en los oficios
principales de ella se tome rason de este despacho, y se os forme asiendo con
prevencion de que siempre que mande juntar dicha Compañía para acudir á los
parages que convenga á mi Real servicio, se os asistirá con el sueldo que á los
demas Capitanes de la propia clase de tropas regladas, en consecuencia de lo
que tengo resuelto.
Movilización y
nombramiento como mayor interino de su batallón
Desde su
ingreso en el
Regimiento, nuestro biografiado
había permanecido en
situación de provincia, pero el 9
de mayo de 1836 fue movilizado para servir de guarnición en la plaza de Santa
Cruz de Tenerife. Allí permaneció hasta el 31 de julio de ese mismo año, en que
volvió a su anterior situación, pues el 18 de este último mes el comandante
general don Antonio Moreno comunicó al comandante del Destacamento de Milicias
de la guarnición de Santa Cruz, que había accedido a relevar al capitán del
Regimiento de Abona don José García Torres, que en la actualidad se hallaba
sirviendo en dicho Destacamento, tal como había solicitado, siendo reemplazado
el 1 de agosto inmediato por el capitán de su mismo cuerpo don Antonio
Espínola.
En 1840 solicitó su prematuro
retiro, pues el 1 de septiembre de dicho año, el capitán general don Antonio
Moreno Zaldarriaga dijo al brigadier gobernador militar de la Plaza de Santa Cruz de
Tenerife: “Para dar curso con toda certeza a una instancia del capitan del
Regimiento Provincial de Abona D. José García Torres que solicita a S. M. la
licencia absoluta para separarse de la carrera de las armas a causa de los
achaques que dice padece y manifiesta en el adjunto certificado, he dispuesto
que mañana a las 12 del dia se presente en la casa morada de V.S. con el fin de
que sea reconocido por los medicos cirujanos castrenses de la plaza, y que
certifiquen en la forma prevenida, si la enfermedad que alega le constituye
inútil para el servicio poco activo de estos cuerpos de Milicias; cuyo
documento pasara a V.S. a sus manos con devolución a aquel para los efectos a
que haya lugar”. No sabemos la argumentación, pero lo cierto fue que no se le
concedió la licencia absoluta que había pedido.
El 1 de julio de 1843 se hizo
cargo accidentalmente de la
Oficina del Detall de su Regimiento, como sargento mayor del
mismo, comisión en la que continuó hasta el 15 de mayo de 1844. El 1 de agosto
de este último año quedó adscrito a la 5ª Compañía delRegimiento de Milicias Provinciales
de Garachico, por haberse suprimido el Regimiento de Abona.
En mayo y junio de 1845
permaneció movilizado durante siete días en persecución del contrabando, por
entonces frecuente en las costas del Sur de Tenerife. El 1 de noviembre de ese
mismo año pasó a la Compañía
de Carabineros del nuevo Batallón Ligero Provincial de Abona nº 3 de Canarias,
en el que continuó en situación de provincia. El 20 de septiembre de 1846 se
hizo cargo de nuevo de la oficina del Detall de su cuerpo, cometido que desempeñó
con acierto hasta el 20 de junio de 1848.
Por entonces pasó a la 1ª
Compañía de Cazadores del propio Batallón, en la que ya figuraba en 1847 y
continuaba en agosto de 1849. El Sr. García Torres destacó en el mando de dicha
compañía, como se desprende del oficio que el capitán general de Canarias envió
el 23 de marzo de 1848 al general subinspector de la Tropa veterana y Milicias de
dichas islas: “Por el oficio de V.E. de 20 del corriente nº 83 hé visto el buen
estado en que se encuentra la 1ª Compañía del Batallon provl. de Abona en su
armamento, municiones, cartucheras, y correaje; como tambien lo adelantado de
su instrucción en los fuegos, manejo del arma, marchas y evoluciones, debido al
celo en el cumplimiento de sus deberes del Capitan que la manda D. José García,
á cuyo oficial ordenará V.E. al Comte. del referido batallon, se dé las gracias
en mi nombre”2.
El 1 de enero de 1850, el capitán
don José García Torres ya había sido examinado por los jefes del Batallón
Provincial de Abona 3º de Canarias, “para que con arreglo á la Real Orden de 31 de
agosto de 1849” se le tuviese presente para el ascenso á sargento mayor, “en
caso de vacante y corresponder al Cuerpo cubrirla”; el otro aspirante examinado
era el capitán sanmiguelero don Antonio Alfonso Feo. El resultado del examen,
según certificó el primer comandante don Nicolás Esterás, fue el siguiente: en
Ordenanza, “Sabe de memoria las obligaciones de Soldado, Cabo y Sargento, de
Subteniente, Teniente, Capitán y Sargento mayor, como las ordenes generales
para oficiales y las leyes penales”; en Táctica, “Desde la instrucción del
recluta hasta la de Batallon sabe hacerlas, enseñarlas y mandar”; en manejo de
papeles, “Ha acreditado saber dirigir como corresponde una Compañía, pues la
suya sobresale á las demas: manifiesta entender en documentos; y es idoneo para
el desempeño de Sargento mayor, cuyo cargo ha desempeñado tres veces con
exactitud”; en procedimientos militares, “Se halla regularmente enterado para
la formación de un Proceso”; y en aptitud física, “Tiene buena presencia, voz
regular, robustez, carácter para el mando, celo, actividad, amor al servicio,
últimamente tiene genio puramente militar y demas que corresponden á un buen
Jefe”; en todas esas disciplinas merecía la censura de “Bueno”. Igual
valoración obtuvo el 1 de enero de 1851 y el 1 de enero de 1852, pero al no
quedar vacante dicha plaza no tuvo opción de cubrirla en propiedad.
El 4 de febrero de dicho año 1850
don José pasó por el difícil trance de perder a su madre, doña María del Pilar
Torres, que falleció en Granadilla a los 70 años de edad. Seis años más tarde,
el 13 de junio de 1856, murió en el mismo pueblo su padre, don Antonio García
Osorio. Sólo habían tenido dos hijos: don Ramón García Torres y nuestro
biografiado.
Por orden de su jefe volvió a
quedar encargado de la mencionada oficina del Detall, como sargento mayor
interino, desde el 1 de septiembre de 1850 hasta el 10 de julio de 1851. Como
curiosidad, en ese periodo (el 31 de diciembre de dicho año 1850), los
oficiales de su compañía (la 1ª del Batallón) eran el teniente don Pedro Pérez
Chaves, que actuaba como comandante accidental de la misma, y el subteniente
don Juan García y García, acompañados por el sargento 1º don José García
Martín, tres sargentos segundos, un tambor, cuatro cabos primeros y dos cabos
segundos, además de los correspondientes soldados.
El 18 de febrero de 1852, el
mencionado comandante del Batallón Ligero Provincial de Abona
nº 3 de
Canarias, don Eugenio
Loño, elaboró la
relación conceptuada por antigüedad de los capitanes de dicho
cuerpo que, después de haberles explorado la voluntad, deseaban optar de nuevo
al empleo de sargento mayor de dichos cuerpos cuando por antigüedad les
correspondiese, la cual fue remitida el 25 al capitán general de Canarias.
Nuestro biografiado figuraba con la antigüedad del 1 de mayo de 1934, en que
entró a servir, y sus notas
de concepto eran:
buena instrucción, bastante
capacidad, bastante aptitud, ejemplar conducta y una renta de 10.000 reales. En dicha relación le acompañaban los capitanes don Antonio
González Torres (también de Granadilla), con su misma antigüedad, y don Antonio
Alfonso Feo (de San Miguel), que era el más joven. Pero el 20 de octubre de ese
mismo año, nuestro biografiado renunció al ascenso, en instancia fechada en
Santa Cruz de Tenerife:
D. José
Garcia y Torres
vecino del Pueblo
de la Granadilla, Capitan de
la compañía de Carabineros del Batallon Ligero nº 3º y en la actualidad
Sargento Mayor interino del mismo, á V. E. con la debida consideración espone:
que á consecuencia de la circular expedida por el antecesor de V. E., para que
los Capitanes de Milicias Provinciales que quisiesen obtar á la tercera parte
de las vacantes de las segundas Comandancias de las mismas, lo hiciesen
presentes, el que suscribe fué uno de los aspirantes, y comunicada por V. E. la
órden para que estos se presenten á examen el dia
20 del actual, debe manifestar
que si bien en aquella época pretendió ser de los agraciados, en el dia se
halla, con sentimiento suyo, en circunstancias que no le permiten llevar
adelante su propósito, atendido el mal estado de salud de su padre anciano y
viudo, que reclama la asistencia del proponente y por lo tanto:
Suplica á V. E. se sirva
relevarle de la presentacion al espresado examen, dispensandole igualmente que
no haya dirijido esta exposición por conducto de su Jefe inmediato, en
consideración á hallarse en la actualidad el que representa en esta Capital,
así lo espera
de la rectitud de V. E.
Volvió a ocupar la plaza de sargento mayor interino desde el
1 de abril de 1852 hasta el 2 de febrero de 1853, esta vez como sargento mayor
accidental del Batallón. En esta situación, se hizo cargo de la Comandancia militar de
Abona en octubre de 1852, porque al teniente coronel primer comandante don
Eugenio Loño se le concedió licencia para tomar algunos baños de mar en el
Puerto del Médano, por un mes, por tener quebrantada su salud. A partir de
entonces permanecería en situación de provincia hasta su retiro.
Retiro con uso de
uniforme y fuero de guerra, y concesion de grado de comandante de milicias
El 14 de marzo de 1853, nuestro
personaje se dirigió a la Reina
doña Isabel II mediante instancia
fechada en Granadilla, con el fin de solicitar su retiro de las Milicias:
D. José García y Torres Capitán
de Carabineros del Batallón Ligero provincial de Abona 3º de Canarias. A L.R.P.
de V.M. reverentemente dice: Que habiéndose empleado gustoso más de veinte años
en la carrera de las armas, con el mayor entusiasmo y exactitud, como lo
acredita su hoja de servicios, pero siéndole en el día absolutamente
perjudicial separarse de su Casa e intereses para cumplir con los sagrados
deberes de aquel destino y cuando habiendo sido atacado, por dos veces de
inflamación cerebral, para evitar sus funestas consecuencias, y aliviar los
continuos dolores de cabeza que padece, está obligado a huir de todo calor,
agitación o frío. En consideración a estas poderosas razones, y mediante a que
según el artículo 57 del Reglamento de estas milicias marca por segundo plazo
el de veinte años para obtener alguna recompensa, cuyo tiempo tiene extinguido
y excede en mucho al señalado a cualesquiera miliciano por obligación de la Ley de reemplazo, y por tanto
A V.M. rendidamente suplica se
digne concederle su retiro con uso de uniforme y fuero entero de guerra, según
lo previene el precitado artículo del enunciado Reglamento, quedando siempre
animado de los
mayores deseos de
sacrificarse en defensa
de su adorada Reina, y de la
patria cuando sea necesario, cuya gracia espera alcanzar de la soberana
justificación de V.M. cuya importante vida guarde Dios muchos años para
felicidad de la Nación.
Al día siguiente el comandante
jefe del Regimiento, don Eugenio Loño, informó favorablemente la solicitud: “El
recurrente, Señora, ha desempeñado con la mayor exactitud los destinos de su
empleo, se halla adornado de las mejores circunstancias, y me consta ser cierto
el menoscabo de su salud, por cuya razón se ve imposibilitado de continuar en
el servicio de su empleo con la misma puntualidad que hasta el día; por lo cual
lo creo merecedor de que V.M., si lo tiene de su Real agrado, le otorgue la
gracia a que aspira”. El 31 de ese mismo mes el capitán general de Canarias,
don José María Laviña, informaba desde Santa Cruz: “El individuo que tiene la
honra de elevar esta instancia a V.M., le considero comprendido en el artículo
57 del Reglamento de Milicias Provinciales de estas Islas; y tanto por ésto
como por las demás buenas circunstancias que le acompañan, es merecedor a la
gracia que solicita. Sin embargo V.M. dictará la resolución que fuere de su
Real agrado”.
Por su hoja de servicios, fechada
a 15 de dicho mes de marzo de 1853, conocemos las notas de concepto que nuestro
capitán mereció en junta de jefes: se le consideraba valor; buena aplicación,
capacidad y conducta; buena instrucción en Táctica, Ordenanza, Causas y
Procedimientos militares, Documentación y Contabilidad. Se afirmaba, además,
que este oficial había hecho “bastantes” progresos en su instrucción durante el
tiempo que llevaba de servicio, pero no se había hallado en ninguna campaña ni
acción de guerra, y no se le había concedido ninguna orden militar, cruz ni
medalla; tampoco había disfrutado ninguna licencia temporal. Como curiosidad,
tenía por entonces una salud “delicada”, muchas conveniencias y continuaba
soltero, residiendo en Granadilla.
De resultas de lo expuesto, el 16
de enero de 1854 se le expidió en palacio el oportuno Real Despacho con su
retiro, concedido por la Reina
doña Isabel II: “Por cuanto he venido en conceder el retiro con uso de uniforme
y fuero entero de guerra á D. José García Torres, Capitan del Batallon de
Milicias Provinciales de Abona nº 3 en las Islas Canarias, que le corresponde
por sus años de servicio con arreglo al articulo 57 del Reglamento provincial
de las expresadas Milicias”. El 18 de ese mismo mes, el subsecretario del
Ministerio de la Guerra
le comunicó al capitán general de Canarias, que de Real Orden comunicada por el
ministro de la Guerra,
remitía el Real Despacho de retiro expedido a favor de don José García Torres,
capitán del Batallón de Milicias Provinciales de Abona nº 3 de Canarias, para
que le fuese entregado al mismo. Nuestro biografiado tenía por entonces
solamente 37 años de edad, de los cuales había servido durante 24 años y medio
a las Milicias Canarias. Se truncaba así la que podía haber sido una brillante
carrera militar.
Después de su retiro, por Real
resolución de 12 de junio de ese mismo año 1854 se le concedió el grado de
comandante de Milicias, con la antigüedad de 20 de diciembre de 1851, en virtud
de la gracia general concedida “por el feliz y venturoso Natalicio de la
augusta Princesa María Isabel”; dicha
graduación le sería
ratificada mediante el
oportuno Real Despacho, dado
en palacio a
18 de agosto
de dicho año,
“atendiendo a los méritos
y servicios” prestados por nuestro capitán.
Una vez retirado del Ejército,
don José García se dedicaría casi exclusivamente al cuidado de su importante
hacienda agrícola, como propietario y labrador. Pero su prestigio local y la
vinculación sentimental del Sr. García Torres con los oficiales de Milicias de
Abona aún continuaría durante muchos años, pues con frecuencia asistía como
padrino o testigo a las bodas, bautizos y entierros de los militares de la
jurisdicción. Así, actuó como testigo en la boda celebrada el 26 de abril de
1829 por don Nicolás Antonio de Reverón, subteniente de Milicias, y doña María
Josefa García de Vera y González; también lo fue en el entierro de don Diego
Oramas Bello, comandante graduado de Milicias y ex-alcalde de Granadilla,
efectuado el 28 de junio de 1879; y, junto a su esposa, actuaron como padrinos
de bautismo de don Francisco Granados y Campiña, hijo de don Calixto Granados y
Armenteros, teniente coronel de Infantería y comandante de la Sección de Abona,
celebrado el 8 de diciembre de 1870.
El 20 de febrero de 1858, el
capitán y comandante militar del Cantón Sur de Tenerife, don Diego Oramas,
tramitó la instancia promovida al capitán general de Canarias por nuestro
biografiado, quien a pesar de estar retirado en Granadilla solicitaba que se le
concediese su superior permiso para contraer esponsales con doña Francisca de
Torres y Peraza, vecina del pueblo de Arico, “cuya señora reune todas las
buenas circunstancias que se requieren en estos casos por los reglamentos y órdenes
vigentes”. Figuraba por entonces como “Comandante graduado, capitán retirado de
las Milicias Provinciales de estas Islas con goce de fueron entero de Guerra”3.
Una vez concedida la licencia
solicitada, el 28 de febrero de 1858, a los 41 años de edad, don José contrajo
matrimonio en la parroquia de San Juan Bautista de Arico con su prima hermana
doña Francisca de Torres y Peraza, hija de don Pedro de Torres Trinidad y de
doña María Peraza y Mejías, naturales de dicha localidad y pertenecientes a sendas
familias de larga tradición militar4; celebró la ceremonia el párroco don
Antonio Martín Bautista, actuando como testigos don Ramón García Osorio, vecino
de Granadilla, don Diego de Torres Trinidad,
don Marcos Peraza
y otros muchos vecinos
de Arico. Como
indica una nota marginal de su partida de boda: los
nuevos esposos “pasaron inmediatamente después de contraído el matrimonio a
vivir a la Granadilla”.
Alcalde constitucional, juez municipal y presidente del comité local del petido liberal conservador de
Granadilla
El prestigio que nuestro
personaje había alcanzado en su fulgurante carrera militar lo conservaba en la
vida civil. Así, siendo aún militar, fue elegido alcalde constitucional de
Granadilla, cargo que ejerció en 1853. Años después volvió a acceder a la Alcaldía, que ya
ostentaba en junio de 1875 y en el que continuaba en noviembre 1876. Y por
tercera vez lo hizo en 1890, en que la desempeñó a plena satisfacción de sus
vecinos, a pesar de su avanzada edad. En lo político mantuvo siempre una
estrecha amistad con don Juan Camella, que además era su compadre, y con don
Martín Rodríguez, primo de su esposa y rico propietario del Sur de Tenerife.
En 1862 ya figuraba entre los electores
de Granadilla de Abona, dentro de la
Sección de la
Orotava del Distrito electoral de Canarias, para las
elecciones de diputados a Cortes, al ser el segundo mayor contribuyente de la
localidad. Continuaba entre los mayores contribuyentes de la localidad en 1902,
por lo que también tenía derecho a nombrar compromisarios para la elección de
senadores. En 1866 encabezó en Granadilla la suscripción insular a favor de don
Santiago de la Cruz,
por su papel fundamental en la propagación del cultivo de la cochinilla en
estas islas.
También estuvo vinculado al
Juzgado municipal de la localidad, en el que con frecuencia actuaba como
testigo. En 1873 fue elegido por sorteo como uno de los jurados del distrito
municipal de Granadilla por los cabezas de familia, para los juicios a celebrar
en el partido judicial de La Orotava. Finalmente, como prueba de la
consideración que se le tenía en Granadilla fue su elección como juez
municipal, cargo que ostentó desde el 1 de agosto de 1883 hasta el 30 de julio
de 1885; en esos dos años actuó como suplente suyo don José García y Martín,
teniente retirado de Milicias.
En enero de 1884 ya era socio de la Sociedad de Amigos del
País de Santa Cruz de Tenerife. El 31 de marzo de 1890 encabezó un elogioso
escrito, remitido desde Granadilla a Diario de Tenerife y publicado el 18 de
abril inmediato, como cariñosa despedida al notario don Vicente María Vivas y
Perdomo, tras 17 años de ejercicio en la localidad. Y, como curiosidad, en 1896
donó para un bazar dos juegos de té.
Durante su tercera etapa en la Alcaldía también ostentó
el cargo de presidente del comité local del Partido Liberal Conservador de
Granadilla de Abona, cargo que mantuvo hasta mayo de 1890, en que se renovó la
junta directiva del mismo:
Bajo la presidencia del Sr D.
José García Torres, Presidente del comité local del partido liberal conservador
de Granadilla, se han reunido nuestros correligionarios de aquella localidad
para proceder á la renovación de dicho comité. / Por unanimidad fueron
designados, á propuesta de una comisión nominadora, para Presidente D. Gregorio
de Frías Pomar, Vice-presidente D. Aristides Guimerá, Vocales D. José Martin
Sierra, D. Antonio González Torres, D. Marcos Sánchez Garcia y D José Batista
Pérez, y para Secretario D. Francisco Reyes Garcia.
Los concurrentes dieron por
unanimidad un voto de gracias al Presidente saliente Sr. García Torres, que con
tanto celo como generoso desprendimiento ha defendido los intereses del partido
conservador en aquella importante localidad.
Probablemente, su actividad
política fue la causa de incendio que sufrió en 1889 la casa o salón que don
José tenía en El Médano, en el que estaba depositada una importante cantidad de
tabaco preparada para la exportación, tal como informaba La Opinión dos años después,
el 16 de noviembre de 1891, en un artículo titulado “¿Aldea española o aduar riffeño?”:
“Otro incendio fue el de la casa que D.
José García Torres, también amigo nuestro, tiene en el puerto del Médano y que
encerraba á la sazón una regular partida de tabaco en rama de nuestro compañero
de redacción, el Sr. Rodríguez Peraza”.
Fallecimiento en
Arico
No obstante, los últimos años de
su larga vida (parece que había mejorado de salud) los pasó en el pueblo de
Arico, del que era oriundo y donde había nacido su esposa, doña Francisca de
Torres y Peraza, quien murió en Arico el Nuevo en julio de 1896, como recogió
el Diario de Tenerife el 15 de dicho mes: “E.P.D. / Ha fallecido en Arico la
esposa del Sr. D. José García Torres, a quien acompañamos en su sentimiento”.
Ese mismo día, La Opinión
también se hacía eco de la triste noticia: “También han dejado de existir en la Victoria y Arico,
respectivamente, la señora madre de nuestro querido amigo D. Francisco de Armas
y León, y la señora esposa de D. José García Torres, también querido amigo
nuestro, y á quienes acompañamos en su justo dolor”.
El militar retirado don José
García Torres falleció también en el pago de Arico el Nuevo el 17 de mayo de
1903, a las nueve de la noche, cuando contaba 87 años de edad; había recibido
los Santos Sacramentos de Penitencia y Extremaunción, siendo testigos de su
defunción don Ramón Peraza Pérez y don Ramón Rodríguez Pomar, naturales y
vecinos de dicho pueblo. Al día siguiente se celebró el funeral de corpore
insepulto, que corrió a cargo de don Manuel Hernández Reyes, cura párroco de la
iglesia de la Concepción
del Realejo Bajo, y a continuación recibió sepultura en el cementerio de dicha
localidad.
El 25 de mayo, La Región Canaria se
hacía eco de la muerte de nuestro personaje: “Ha fallecido en Arico, á la
avanzada edad de 87 años, el respetable anciano D. José García Torres. / Reciba
su familia nuestro pésame”. Asimismo, el periódico El Magisterio Canario
recogía su fallecimiento en su número del 1 de junio de 1903: “Ha fallecido en
Arico el respetable anciano Sr. D. José García Torres, a cuya apreciable
familia y especialmente a su hijo, nuestro amigo D. Antonio García Izquierdo,
damos nuestro pésame”.
En el momento de su muerte, el
Sr. García Torres continuaba viudo de doña Francisca Torres Peraza, con la que
no había tenido sucesión. Sin embargo, antes de su matrimonio había tenido un
hijo natural con doña Juana Izquierdo, natural de La Gomera: don Antonio García
Izquierdo (1852-1922) nacido en Granadilla y fallecido en Santa Cruz de
Tenerife, que fue gerente de la
Sociedad de construcciones económicas “El Progreso” de dicha
capital, concejal del Ayuntamiento de Santa Cruz y consejero del Cabildo de
Tenerife; fundó y construyó la ermita
dedicada a la Santa Cruz en
Chajaña (Arico), que
luego cedió al Obispado; y contrajo matrimonio con doña
Lucrecia Alfonso Frías, hija de don Eulogio Alfonso y Feo (estudiante de
Magisterio, 2º teniente de la Milicia Nacional de San Miguel de Abona y
propietario) y de doña Juana de Frías Bethencourt.
(Octavio Rodríguez Delgado)
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Notas:
1
Sobre este personaje pueden verse también otros artículos de este mismo
autor: “Personajes del Sur (Granadilla-Arico): Don José García Torres (1816-1903),
capitán de Milicias, juez municipal y alcalde de Granadilla”, El Día (La Prensa del domingo), 25 de
febrero de 1990; y “Granadilla de Abona y sus personajes: Don José García
Torres (1816-1903), Capitán de Milicias, Juez Municipal y Alcalde de Granadilla
de Abona”, La Rendija,
nº 10: 26-27, septiembre de 1994. Con posterioridad, la reseña biográfica se ha
visto enriquecida con nuevos datos. También puede consultarse su expediente
personal en el Archivo General Militar de Segovia y en el Archivo Regional
Militar de Canarias.
2 Archivo Regional Militar de Canarias. Caja nº 6281.
3 Ibidem.
4 Como ya hemos
señalado con anterioridad, don Pedro de Torres Trinidad había sido teniente de
Milicias y alcalde de Arico; por su parte, doña María Peraza
y Mejías era hermana del comandante graduado don
Antonio Peraza y Mejías y del teniente coronel graduado don
Francisco Peraza y Mejías.
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