Eduardo Pedro García Rodríguez
En las Islas
Canarias y especialmente en la de Chinech (Tenerife) el comercio minorista
tradicional de siempre ha conformado un núcleo dinamizador de los pagos,
barrios y pueblos, en ocasiones constituían el centro de la vida social del
núcleo poblacional, sirviendo como centro receptor y emisor de noticias y como
centros de información de de la vida cotidiana de la localidad, en determinados
aspectos cumplían con la función que hoy
realiza la llamada prensa del corazón, eran además el lugar donde los carteros
acostumbraban a dejar las cartas cuyos destinatarios le “cogía” un poco lejos.
Este comercio de proximidad estaba compuesto por dos sectores claramente
diferenciados, la venta de “chochos y moscas”, establecimientos generalmente
montados más para entretenimiento de sus propietarios que por la rentabilidad
económica, y casi siempre regentadas por mujeres, y eran conocidos por nombres
en los cuales imperaban los diminutivos, por ejemplo: la venta de josefita, la
de francisquito etc., generalmente las existencias de productos ofrecidos a la
clientela eran bastantes limitados; algunas latas de conservas, unos paquetes
de velas y mariposas (1) cigarros, algunos
paquetes de legumbres, gofio, azúcar, café unos botes de leche condensada,
alguna ristra de chorizos de perro (así se llamaban a los chorizos del país,
hoy le denominan “sobrasada canaria”) alguna sama salada pendiente de un de una
puncha (clavo) además de algunos pares de lonas (alpargatas) y unas cuantas
escobas de hojas de palma.
Habitualmente tanto
las estanterías como el mostrador -casi siempre pintados de verde- estaban
confeccionados con tablas recicladas de aquellas cajas de maderas que servían
de embalaje a las botellas de coñac o vinos finos (de Jerez o similares) al que
tan aficionados eran los colonos españoles establecidos en las islas, no
faltaba en ninguna de estas ventas el consabido papel matamoscas cuyos rollos
colgado del techos mantenía atrapados unos cuantos centenares de estos
insectos, figuarando racimos de uvas secas o pasas. El fuerte del negocio
de estos comercios minoristas lo
constituía la venta de vinos –en ocasiones de cosecha propia – y los alcoholes,
coñac, ron, anís y algunas cervezas de ¾ litros que adornaban las estanterías,
era frecuente ver en el mismo mostrador a parroquianos tomando “la mañana” o
“echando” unos vasos de vino y a un ama de casa comprando un kilo de gofio.
En contrapartida tida
a estos pequeños comercios denominados como hemos dicho ventas de Chochos y
moscas, estaban los establecimientos de mayor empaque, estos eran conocidos por
nombres donde estaban ausentes los diminutivos, por el contrario eran conocidos
como: La venta de doña Frasquita, la de don Rosendo, don Rogelio etc., y por supuesto,
la variedad de sus existencias era mucho más amplia y sus instalaciones más
adecuadas al desempeño de sus funciones, las estantería eran de tablas de pino
y arrancaban de una especie de aparador provistos de varias gavetas las cuales
tenían al frente unas ventanillas en forma de rombo dotadas de cristal a través
del cual se podía ver los granos, arroz, lentejas, judías, garbanzas,
chícharos, azúcar, café etc., el mostrador
tenía varias ventanas también cubiertas de cristales y protegidas por un
enrejillado metálico que hacía las veces de escaparates donde se mostraban
juegos de café, escudillas, platos “finos” etc. Generalmente estaban dotados de
balanzas y dos surtidores-medidores, uno para el aceite y otro para el
petróleo, las copas se servían en un extremo del mostrador especialmente
reservado para este fin al objeto de no entorpecer las compras de otros
clientes, y en la pared de enfrente de este espacio reservado había un
fregadero y un seca vasos consistente en un tablero con unos tarugos de madera
donde reposaban los mismos. Podríamos afirmar que estos establecimientos fueron
los antecesores de los actuales hipermercados pues en ellos se podía comprar
desde un alfiler hasta un juego de cuarto (dormitorio), y estaban ubicados en
los núcleos más importantes de población o en el centro de los pueblos.
Habitualmente estos
establecimiento cumplían funciones de bancos ocasionales, pues al fin y al
cabos eran los que manejaban el poco o mucho dinero que circulaba en los
pueblos, por ello no era infrecuente que cuando un vecino pasaba un apuro
económico momentáneo acudía al ventero en solicitud de un préstamo de veinte o treinta duros, en la seguridad de
sería atendido y además no le cobraba intereses pues estas operaciones eran
entendidas como un favor personal entre vecinos.
Pero el verdadero
cometido social de estos venteros y venteras era el de auténticos sustentadores
de las familias menos pudientes de la comunidad, ellos con sus créditos en
especies hacían posible la supervivencia de la mayoría de las familias de los
obreros y campesinos pobres, mediante las ventas a “fiado”, sistema tradicional
y aún hoy en día se sigue empleando en algunas localidades.
La contabilidad en
estos comercios era de lo más elemental pero tremendamente efectiva, a pesar de
que eran muy pocos los venteros y venteras que sabían leer y escribir en
castellano, no obstante, dominaban códigos trasmitidos de generación en
generación que les servían para desarrollar una aritmética práctica que
escapaba a la comprensión de los europeos.
Según nos expone el docto profesor de la Universidad de Eguerew
( La Laguna )
don José Manuel González Rodríguez: “En el Norte de la isla de Tenerife,
pescadoras y venteras han venido utilizando un complicado y curioso sistema de
signos para representar el dinero, para ejecutar diversos cálculos: recuentos,
sumas, restas, productos... y para conseguir de este modo gobernar las
economías de sus familias desconociendo nuestros sistemas decimal de
numeración. Prefijada la notación de cada moneda, los cálculos se realizan de
distintos modos, acorde con la habilidad matemática de calculador. No obstante,
la forma más corriente de sumar y recontar consiste en ir 'anotando las
cuentas' en columnas separadas por monedas (una para las perras, otra para las
pesetas, etc.) procediendo a contar en cada columna la cantidad de signos que
se reconocen, eliminando signos a medida que se alcance una unidad de orden
superior, que se señaliza en la columna contigua.
Podemos
clasificar los sistemas de signos según tres principios distintos; el modo de
distribución temporal, con variaciones diferentes a medida que nos alejamos de
1900; el tipo de simbología que se produce en cada región o comarca, provocando
una distribución espacial; y la diferente tipología encontrada a tenor del
sector comercial de donde provengan los signos, diferenciados entre pescadoras
y venteras.”
Signoaritméticos
tradicionales canarios.
Como hemos apuntado
más arriba, las ventas eran el sostén de las economías más débiles de la
comunidad, ya que con sus créditos permitían el “ir escapando” a obreros y
jornaleros del campo. El registro de los débitos se efectuaba en un libro al
que llamaban “libreta de los fiados”, a la vista tengo uno que perteneció a la
venta de Seña Concha, establecimiento que estuvo ubicado en la calle de La Resbala , municipio de La Matanza de Acentejo, es un
libro corriente con tapas azules con unas medidas de 31X13 centímetros y con
páginas numeradas de la 1 a la 80, está bastante ajado pero aún son legibles
algunas de las anotaciones que contiene y de la cuales insertaremos una
selección al final de este trabajo ya que consideramos que ofrecen algún interés. El libro no
registra fecha alguna, no obstante de los precios de algunos de los artículo registrados
podemos deducir que es de los principios de los años setenta del pasado siglo
XX.
Fue Doña Concepción
Suárez Martín, conocida en la comunidad como “Cha Concha” mujer enérgica y de
gran capacidad e iniciativa dotada de una singular inteligencia natural, nació
en Puerto Mequínez (Puerto de la
Cruz ) en el año 1908, en su juventud de dedicó a la gangocha
hasta que contrajo matrimonio con don Antonio Pérez “Rompe y Raja” sobre nombre
o remoquete por el que era conocido. El joven matrimonio decidió establecerse
por cuenta propia y montaron en La
Resbala el establecimiento que durante muchas décadas sería
cono como la venta de Seña Concha. Doña Concha no sólo fue una inteligente
comerciante, además como canaria de buena sepa tuvo tiempo para parir criar y
educar a 8 hijos.
Por otra parte, uno
de los muchos testimonio dejados por
doña Concha y que es un dato etnográfico interesante es el siguiente: “En mi
juventud, cierto día del año nos reuníamos por la tarde familiares y algunos
vecinos, al anochecer íbamos barranco
arriba hasta el convento de los guanches, allí
comíamos, bebíamos y bailabamos
todos juntos hasta la media noche, a partir de entonces sólo bailaban los
hombres los cuales bailaban “como locos” hasta el amanecer”. De este testimonio
podemos deducir que hasta tiempos recientes los Kankus daban en determinado día
del año la bienvenida a la Sol
, como es tradicional con la
Danza Sagrada.
Retomando el tema
de los fiados, a continuación transcribimos algunos apuntes tomados de uno de los
libros de de Seña Concha, muy pocos, al objeto de no hacer un listado
engorroso para el lector, en dicho
apuntes tratamos de respetar en lo posible la ortografía original, al final de
este trabajo también insertamos una lista de algunos de los artículos que se
vendían en la venta de Seña Concha con sus precios correspondientes, es posible
que a más de una lectora – o lector- se le pongan los “dientes largos” pero que
le vamos hacer, el capitalismo jamás se saciará.
Página 1
Ylda
Resto 90,30
judías 25,00
aceite 16,50
petroleo 3,60
bandejas 30,00
pescado 51,00
1 pan 3,00
tela 34,00
petroleo 3,60
pan 3,00
platanos 6,00
1 camisa 23,00
Anita
Galletas 3,00
Mescla 6,00
El marido
[de] Maria
Cal 35,00
almoniaco 290,00
Página 2
Rafaela
almoniaco 290,00
Cal 40,00
resto
guano 300,00
1 resto 20,00
1 lonas 10,00
pago 100
rresto 235,50
Página 3
Maria
Paloma
Cal 160,00
mais 60,00
sigarros 6,00
Doña
Lola Paca
Cal 30
hilos 48,00
almoniaco
30 87,00
Manuel Peres
Cal 35 k 55,80
almoniaco 101,50
|
Página 4
Carmen
Lola
Cal 160,00
Cal 160,00
almoniaco 260,00
gofio 7,00
seña
Madalena
pescado 21,25
binagre 1,50
cal 32,00
almoniaco 58,00
Página 7
Cho Rubio,
pa Doña Loreto
35
cal
101,50
35
almonico
55,00
Página 12
Doña
Yrenes
Basos 3 10,00
1 baso 6,00
La hija [
de el] gallo
resto
pescado 9,00
la chica
Página 13
Angelina
la baga
varios 138,30
sabana 88,00
paño 14,00
Pagina 18
Ylda
petroleo 3,60
añil
50
café 7,40
aceite
16,50
azucar
6,00
cal
40,00
almoniaco 116,00
petroleo 3,60
pan
3,00
|
Página 19
Maria
Matias
1 camisa 18,00
2 a 16 32,00
El de
chaurera
guano 50,00
la nobia
[de] Antoñico la cafesita
rresto
bandeja
15,00
Anita
1 lonas
16,00
semento 65,00
Doña Yrene
1 bela 2,00
Página 21
Engrasia
rresto
45,00
cuhillo
6,00
fonil
6,00
rresto 15,00
sulfato
49,00
|
Precios de
algunos articulo
Pesetas
1 baño (Barreño metálico)
99
1 frasco de
Visnú
19
(Una Crema que
usaban la señoras para el rostro)
1 Bolsa de Cemento
65
1 Par de lonas
(alpargatas)
15
1 Manta 100
1 Cántaro
bañadera (Palangana)
36
1 Litro de
Petróleo
3,60
1 Kilo de
azúcar
4
1 Kilo de Sal
1,50
1 de Millo
(Maiz)
10
1 Vela
2
1 Camisa de punto
20
1 Kilo de
gofio
7
1 Par de botas 70
1 Coladera
(Colador)
7
1 Cuchillo
6
1 Fiambrera
16
1 Cafetera
25
1 Carrete de hilo
blanco
1,50
1 Camisilla
(Camiseta)
23
1 Plana (Herramienta
de albañil)
23
1 Calsoncillos
32
Pantalón 230
1 Par de Bota
80
1 Botella de
Coñac
101
Café (250 gramos
)
7,40
Aceite 1 litro
5,50
Judías
11
Garbanzos
7,50
Sopa (Fideos) 6
1 Pan
3
1 Sobre de reunido
(Especia colorante) 0,25
1 Barra de
Jabón
3
1 Saco de Papas
rosadas para semilla (1 quintal) 350
1 Paquete de
cigarrillos (tabaco negro)
3
1 Pijama
130
1 Par de medias
(Nilón)
12
1 Gorra
20
1 Sombrero 6
1 caja de Fósforos
(Cerillas)
0,50
1 Juego de
tocador
100
1 Bolso
30
1 Caja de
pañuelos (6 unidades)
20,50
1 paquete de
cortadillos (fideos gruesos en forma de tubos) 3
1 Paquete de
lentejas (1/2 kilo)
3
6 Escudillas
(Bols)
66
1 Caldero
(olla)
65
1 Camisa
18
1 Llitro aceite de
Oliva
16,50
1 Ondilla
(Tazón)
7
1 Litro de
vino
10
1 Lata de
sardinas
3
El Espíritu Libre
de Doña Concepción Suárez Martín “Cha Concha” viajó al Seno de Magek el día 8
de febrero de 2002, allí nos veremos.
Ciudad colonial
de Eguerew Noviembre de 2006
Fuente
consultada:
Las matemáticas y
las ciencias tradicionales en Canarias
José Manuel
González Rodríguez
En: nti.educa.rcanaria.es/culturacanaria/documentos.htm - 9k
Balanza y juego de
pesos habitualmente usados en las ventas
(1) Las
“Mariposas” eran unos pabilos o mechas insertadas en un soporte de corcho las
cuales eran encendidas y puestas a flotar en un recipiente con aceite, estas
luminarias era dedicadas a los espíritus de los familiares muertos y se
colocaban tantas mariposas como fallecidos se querían honrar.
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