Eduardo Pedro García Rodríguez
Hace 2400 años Platón escribió un diálogo en el
que empieza a hablar de porqué las cosas tienen nombre, para apropiarnos de las
cosas. Esto se hace a través del lenguaje, surge la necesidad de articular por
eso surgen las palabras. Platón hace dos clases de palabras; unas ligadas a la
acción, el verbo, y otro tipo de palabras agente, que realizan la acción, el
nombre. Aristóteles distingue entre nombre propio y nombre común.
Los gentilicios son palabras
derivadas en las que participan la raíz con el nombre del lugar y el componente
morfológico, de diferente composición, que indica pertenencia a un lugar. Los
estudios morfológicos establecen una cantidad respetable de morfemas utilizados
en lengua castellana, muchos de los cuales son de uso corriente en Canarias.
Los eufemismos son formas de evitar conceptos que no gustan, que son
desfavorables
EL
TOPONIMO CHINECH-TENERIFE Y EL GENTILICIO GUANCHE
Vamos
a dar una ojeada al topónimo castellano o castellanizado de la isla y al
gentilicio de sus primeros habitantes, guiado por autores de reconocida
solvencia, simplemente para recordar algunos conceptos recogidos por los estudiosos
y que debido a esta frenética manera de vivir que nos han impuesto y por la
acción inevitable del transcurso del tiempo posiblemente se ha ido difuminando
en la memoria de la generaciones anteriores. Y especialmente por la presión
recibida por los eseñantes por parte del sistema imperante que les inducen a
soslayar cualquier aspecto de la cultura
ancestral canaria que pueda generar en los alumnos sentimientos de identidad y
autoestima como canarios.
Bethencourt Alfonso:
“Cuanto
a la etimología que da Viana a la voz Tenerife, que fue el primero que se ocupó
de este particular y al que han seguido Abreu Galindo y demás cronistas, no
puede aceptarse. Dice que los indígenas de La Palma , descubriendo el Teide gran parte del año
nevado, lo denominaron Tenerife, palabra compuesta de las simples Tener,
“nieve” y de Ife, “monte elevado”. Aparte de figurar este vocablo en la
genealogía de los más antiguos soberanos de Tenerife, puede asegurarse de que
antes del siglo XV era indistintamente conocida por dicho nombre, Nivaria o del
infierno. Ya lo expresan Bontier y Le Verrier: “La isla del Infierno que se
llama Tonerfis, tiene la figura de un
rastrillo”.
Precisamente
el apelativo del Infierno no lo dieron a la isla los navegantes que se
aventuraban por estos mares, como dicen los cronistas, por sugerirles tal idea
el aspecto espantoso de las erupciones volcánicas.
Esta
es una explicación habilidosa pero incierta. Se lo dieron, cuando puestos en
contacto con los indígenas de Tenerife tradujeron fielmente la voz guanche
Chinechi, Chineche o Achinech, modalidades de un sólo término, que significa
“infierno”; que los naturales emplazaban en el centro de la isla, donde moraba
Guayota y demás di vinidades infernales, siendo el Echeyde o Teide la boca de
comunicación con el mundo de los vivos o séase la boca del infierno, de los que
nos ocuparemos en otro lugar. Y esto es tanto más exacto cuanto en nuestros
días, en la actualidad, en pleno siglo XX, cuando por los pueblos del Sur muere
alguna persona reputada de perversa, es frecuente oír frases como las
siguientes: “Este va a Chinechi”, “¡janda, a lo más hondo de Chineche!”, “de
Chinechi no salgas”; porque de allí salen los xaxos condenados a encarnar en
los vivos “La interpretación dada por los cronistas a la palabra no es exacta.
Escribe
Fray Alonso de Espinosa: “Los naturales de esta isla que llamamos guanches, en
su lenguaje antiguo la llamaron Achinech”; y Fray Abreu Galindo observa: “Esta
isla de Tenerife se llamaba en su común hablar Chineche (otras veces dice
Achinech) y a los naturales llamaban Bincheni”. No, los naturales no
denominaban a su propia isla Chinechi o “infierno”, ni así mismo Binchini o
“Bincheni” o “habitante del Infierno” (de Beny- cheni, al parecer), sino que
fueron dictados que les aplicaron los invasores cuando se enteraron de sus
creencias teogónicas. Mas en lo firme está Marín y Cubas al declarar que los
naturales la denominaban Guanchini, de donde probablemente el nombré genérico
de guanches que dieron a sus habitantes.” (J. Bethencourt Alfonso, 1991)
Buenaventura Bonnet y Reverón:
“Según
afirman los geógrafos Vidal de la
Blache y C. de Almeida, así como el historiador César Cantú
en su”Historia Universal”, veinte
leguas al sur del cabo Tenéz, en Argelia, al norte de Orleansville, existe una
cadena de montañas llamada Gebel
Guanxeris o Guartcheris; del
nombre de esas montañas tomaron nombre las tribus que viven en sus alrededores,
cuya analogía con la voz Guanche que
designaba al habitante de Tenerife y al de la Palma es evidente.
Analizando
las voces Gebel- Guan-xeris,
tendremos que Gebel significa
“monte”; guan, en el lenguaje de
aquellos aborígenes quería decir “hombre”, palabra que entraba en la
composición de otras, así hemos visto ya, los habitantes de Tenerife y los de la Palma tenían como nombre
común el de guanches, como
denominación particular, los de esta última isla se llamaban Haouarythes, que según los
historiadores, en nada o en muy poco diferían de los de Tenerife.
Guan-arteme estaba formado
de Guan y Artemi, o sea “hombre
descendiente de Artemi Semidán”, y también “hijos de Artemi;” guan-oth, compuesto de guan, “hombre), y oth.“ el que ampara), era el hombre que amparaba, y lo mismo
sucedía en las localidades Guan-tecira, y
el pueblo de la Guan cha que existe en esta isla, como
recuerdo de la raza vencida. La
terminación Cha, significa lugar; por
eso, Chasna significaba “las bandas
del Sur”.
Nos
resta estudiar el subfijo xeris, cheris o seris. La voz egipcia shait
o sheit, expresaba la tierra del
lago, cerca de Moeris, donde residieron antes de que los griegos fundaran a
Crocodrilópolis, tribus arias en tiempos de Ramsés 3º, como ya hemos probado.
Luego, el verdadero nombre sería: Gebel Guan-sheit, y su traducción, “Monte de
los hombres de la tierra del lago”. Los guanches que residieron en Egipto en
tiempos anteriores al año 1300 antes de Jesucristo pasaron luego a Argelia,
bautizando las montañas donde vivieron con la denominación ya indicada,
emigrando más tarde parte de esa población a las Canarias.
Sabido
es que en Berbería las montañas toman en general su nombre de las tribus que
las pueblan, y esta costumbre nos ha facilitado el estudio de esos ramales
arios. El monte Wan-nasch reese, (el Guan-xeris de Samson y el Gauser de
Duval), está a ocho leguas al S. E. de Sinaab, sirviendo de guía y dirección a
los marinos, elevándose mucho por encima de las montañas del país. Véanse Suis
y Schaw.
Los
geógrafos antiguos y los escritores posteriores al siglo XV, hablan de los Ouanxeris. Edrisi los llama Wanschrys, incluyendo entre esas tribus
a los Haouarylhes, habitantes de la Palma.
Del
espíritu guerrero de los Guanches da fe León Africano, cuando dice: “Las tribus
que habitan esta alta montaña (Guanxeris),
han sostenida la guerra contra el rey de Tlemencen durante más de sesenta
años... Cuentan con 20.000 peones y 2.500 soldados de a caballo.)
Luís
de Mármol cita también a los Gaunxeris
como una población del desierto de Zuenziga, si bien reduce e número de sus
combatientes.
Por
último, en su común hablar, según Abreu Galindo, los guanches llamaban a la
isla de Tenerife, Chineche. De la
unión de esta voz con el prefijo guan,
resulta Guan chineche, que vendría a
ser “hombre de la tierra”, etimología
que nos parece demasiado artificiosa, tanto más cuanto que este historiador,
como los que le siguieron, desconocían por completo la filología y los
descubrimientos efectuados hace poco de etnografía. Otros se inclinan a afirmar
que de guan y de Chinerfe nació la palabra guanche, pero esto es tan artificioso
como lo anterior.
Por
desconocimiento de las leyes de construcción del lenguaje guanche no podemos
afirmar si la voz Tenerife se deriva
de Chinerfe; pero lo que sí sabemos
es que antes de conquistarse esta isla, los P. P. Bontier y Leverrier, en el
capítulo 68 de su historia, dicen que la isla del Infierno (Tenerife) se llama Tonerfis. Los habitantes de la Palma decían a los
españoles, señalando al Teide, Tiner-Ife;
o mejor, según otros, Time Rife
(monte blanco), y los de Gran Canaria, según Marín y Cubas, llamaban Tenerfe a una
punta de tierra que desde allá se descubre al sur de Tenerife. Es muy
significativo también que la tradición consigne que existió un Mencey,
dominador único de la isla, llamado Tinerfe el Grande.
Pero
dejando a un lado esta cuestión, hemos de hacer constar que la palabra guanche
servía para designar como nombre colectivo a varias tribus, las que a su vez
conservaban sus denominaciones particulares. Un mismo origen tenían los
guanches de Tenerife, Palma y quizá el Hierro, y sin embargo se distinguían con
otros nombres, como tendremos ocasión de ver.”[…] (Buenaventura Bonnet,
1925:137-39)
Rafael Muñoz Jiménez:
[…]
Aquí no hablamos de si antes de la oleada beréber hacia las islas hubo otros
pueblos que habitaron el Archipiélago, pues el punto desde el que miro es el
lexicográfico. Ni siquiera si hubo colonias de otros pueblos, como parece
deducirse de lo que hemos dicho en el Capítulo 2 (pp. 25-41); es, precisamente,
el léxico que ha llegado hasta nosotros el que nos habla de una presencia
beréber y por eso digo que lo que en un comienzo latía en mi mente como una
hipótesis se ha convertido en una certeza: el pueblo prehispánico es beréber.
Grupo primero: tipo achinech
1.
Variantes del vocablo
achinech,
achinach, achineche, chinechi, chineche, chinec, achine-tche, atchimetche,
chinet.
2. El contexto
Achinech.
A
la cual [isla] los antiguos llamaron Nivaria, porque un alto monte que en medio
de ella está, llamado Teide, que por su gran altura casi todo el año tiene
nieve.
Vese
este pico de Teide de más de sesenta leguas a la mar, y desde él se divisan
todas las demás islas. Concuerda muy bien el nombre antiguo con el que los
palmeses le pusieron, que es Tenerife, porque según estoy informado Tener
quiere decir nieve, y Fe monte; así que Tenerife dirá monte nevado, que es lo
mismo que Nivaria.
Los
naturales de esta isla [de Tenerife] que llamamos guanches, en su lenguaje
antiguo la llamaron Achinech (Espinosa).
chinechi
Los isleños [de Tenerife], anteriormente a la
conquista, le decían Chinechi, y los palmeros Tenerife, que en su lengua
significa tanto como "monte de nieve", como el
candor
ha dado su nombre al Cáucaso. (Torriani).
Achineche.
Esta
isla de Tenerife fue llamada anteriormente Nivaria, por la nieve que siempre
tiene un monte muy alto que en esta isla está, que llaman el pico del Teide,
que aparece más de sesenta leguas el mar adentro; y los mareantes dicen no han
visto cosa más alta. Los naturales de la isla de La Palma le pusieron este
nombre, Tenerife, compuesto de dos dicciones: tener, que quiere decir
"monte" y ife, que es "blanco"; y así, quiere decir
"monte blanco", porque este monte de esta isla está mirando de frente
a La Palma y
del la se ve claro.
Los
naturales de la mesma isla de Tenerife, en su propio lenguaje y común hablar,
la llaman y nombran el día de hoy Achineche
(Abreu Galindo).
Chinechi.
Esta
isla tuvo varios nombres assi en la antigüedad como en estos tempos. Nivaria
por tener perpetua nieve el alto monte Teide mui descollado de mas de tres
leguas de alto, y nueve el pie de su circunferencia, y en lo alto tiene una
llanada de mas de legua de onde
se
divisan todas las yslas, y en dias claros el Africa de mas de 40 leguas, assi
mismo este monte esta humeando por ser volcán, y sacase cantidad de piedra
azufre, y por eso en los roteros es llamada ysla de Ynfierno; los de Canaria
llaman Thenerife porque assi
nombran
los canarios una punta de tierra que mira al sur donde se descubre esta ysla de
Thenerife; de sus mismos naturales unos la llaman Chinechi y otros Binchini y
sus moradores guanches derivados del termino Gucancha que significa perro y asi
llaman al
demonio
que se les aparece en esta forma grande y lanudo (Marín y Cubas).
4. Análisis
Las
variantes del primer grupo (achinech,
achinach, achineche, chinechi, chineche, chinec, achinetche, atchimetche,
chinet) son la transcripción de la palabra zanata, tal como la pronunciaban
los antiguos habitantes prehispánicos. Hay que tener en cuenta que la palabra
zanata no es nada más que la versión gráfica de una palabra que ni siquiera los
árabes la pronunciaban así, sino zenete. El arabófono, aún en nuestros días,
cuando quiere escribir una palabra que conoce del árabe hablado, la pone en
árabe literal. En lengua árabe la distinción entre lengua clásica y lengua
moderna no es pertinente; la única distinción es la que existe entre árabe literal (de littera, carta, escrito) y árabe hablado (la lengua que no se escribe, sino que se habla). Por lo
tanto, lo que hacían los árabes respecto a dicho vocablo era traspasar a la
grafía árabe, que solamente anota tres vocales largas (a, i, u) y tres breves (a,
i, u) una palabra que no era árabe,
sino beréber, -o, mejor aún, zanata
-a los modos de expresión gráfica árabe.
El
gramático árabe conoce el fenómeno de la imala,
que consiste en el cambio del timbre vocálico de la a, cuando tiende a pronunciarse e.
Pero
los gramáticos se refieren a palabras árabes; este no es el caso de nuestro
vocablo.
Ahora
bien, ya hemos anotado que es Ibn Jaldün
quien nos dice que zanata no es árabe; y que la z es un modo de transcribir un
sonido que el alfabeto árabe no posee. Ese sonido, intermedio entre s y y,
"acompañado de un silbido" (de una aspiración) aparece trascrito en
las voces citadas mediante una ch. En este grupo la aspiración no aparece, pero
sí se muestra en el grupo de tipo heneto, que no es sino la palabra zenete, con
la terminación o para castellanizar una palabra terminada en consonante.[…]”
Grupo segundo: tipo bincheni
1.
Variantes del vocablo
binchini, bincheni, vicheni.
2. El contexto
binchini de sus mismos naturales [de Tenerife] unos la llaman
Chinechi y otros Binchini y sus moradores guanches
derivados del termino Gucancha que significa perro y asi llaman al demonio que
se les aparece en esta forma grande y lanudo (Marín y Cubas).
Bincheni.
Esta
isla de Tenerife se llamaba, en su común hablar, Chineche, ya los naturales llamaban Bincheni (Abreu).
3. Análisis
Álvarez Delgado
Parece,
efectivamente, que el primer elemento de esta palabra, benchini / bincheni / binchini, es efectivamente el prefijo
ben y no bin, si bien los berberólogos han supuesto que se trata de forma igual
al demostrativo bereber wi-n=
"el de" seguido del infijo de anexión, como en su hipótesis de guan. Ya vimos que ésta era falsa, y
además la forma bin no aparece en
formas canarias casi nunca, y en Tenerife nunca; y esas pocas veces que aparece
es de seguro cambio por ben, como hemos establecido para el Bincheni, de Abreu y Galindo. (...).
Como
se ve, Álvarez Delgado descompone la palabra en dos elementos: ben / bin y cheni / chini. Se equivoca al negar que venga
del complejo wi n. Seguramente lo que
le despistó fue la consonante b; sin
embargo se da con frecuencia en beréber que w, se pronuncie g o b; así, por ejemplo, awal se pronuncia agwal o abwal. Así pues,
es un complejo relativo con valor de demostrativo: wi n, "el que",
"éste", "el".
El
segundo elemento de benchini o bincheni es de la misma raiz chin= "tierra, piedra", que
estudiamos a propósito de guanche, por lo que están en 1o cierto los
tratadistas que han tratado de identificar etimológicamente ambas palabras. Y
eso es lo que sirvió a Abreu para cometer el error de decir que los guanches,
como se llamaban ellos mismos y los llamaban todos, eran designados como benchini o bincheni, siendo semánticamente algo diferentes las dos palabras.
Que
sean "algo diferentes" las palabras benchini o bincheni,
desde el punto de vista semántico, es falso. Son más bien algo diferentes desde
el punto de vista del oído de quien las transcribió; son la misma palabra wi n ten, que podía sonar a unos b9ncin, o bincen.
Respecto
de la -i final de estas formas hay muchas posibilidades, ya que puede ser
paragoge (como dijimos de Chinachi, o que se trate de desinencia de genitivo
singular, como indicamos de xiraxi o, finalmente, deberse a trascripción
hispánica de algún sufijo o desinencia impropia de la voz indígena. La segunda
interpretación parece la más segura.
Una
vez más Álvarez Delgado nos habla de disinencias
de una lengua -la beréber- que no las tiene. En beréber no se expresa el
genitivo singular ni ningún otro caso. Esa misteriosa terminación en -i tampoco
es debida a interferencias ajenas a esa lengua, sino, seguramente, el vestigio
de un etnónimo o antropónimo keni.
[…]
Por
consiguiente, hay que interpretar la forma ben-chini
y sus variantes bincheni o binchino por "propio de la
tierra" o "lo tinerfeño", abarcando tanto a hombres como a
mujeres, y estando en esto su diferencia con guanche, que conforme la explicada
etimología, se refiere solamente a "el tinerfeño", el hombre de
Tenerife.
Siempre
que leo las explicaciones de Álvarez Delgado, me quedo atónito. ¿Es posible que
llegase a creerse que la diferencia entre bincheni
y guanche sea solamente en cuanto al
género? Chin / chen proviene del latín gens > gen cuya s final cae, debido a la
ley del desgaste, tan frecuente en beréber. No significa "propio de la
tierra", ni "lo tinerfeño" sino "la gente", "la
tribu". […]
Dr. Ignacio Reyes García:
Durante
siglos, habitó en la memoria del mar la estampa de una isla elevada entre aguas
turbulentas, cuyo rostro níveo y, a menudo, airado parecía flamear sobre las
nubes. Para el imaginario y la audacia de los navegantes antiguos, aquella
tierra emergida en el confín atlántico del mundo, justo en el centro del
enigmático archipiélago de las Afortunadas, vivió distinguida como «Isla del
Infierno».
Mediado
el siglo XIV de nuestra era, la aventura amenazaba las fronteras del misterio.
Las primeras singladuras de la expansión mercantil
europea reabrían el océano, el temido abismo que ocultaba la muerte diaria del
Sol. Algunos mapas, portulanos y relatos de viajes trazaban ya, con vacilante
exactitud, la derrota hacia las costas isleñas. Unos pocos nombres geográficos
apenas fijaban el destino. Quizá los apelativos descriptivos habían perdido
algo de su halo mítico o fabuloso, pero en las voces nativas alentaba todavía
una atractiva rareza.
Transcurridos cientos de años después de haber sido
registradas, y presumiblemente otros tantos desde que fueron creadas, muchas de
aquellas denominaciones aún se conservan casi intactas. Un buen ejemplo nos lo
proporciona el nesónimo Tenerife,
trascrito por entonces bajo las formas Tenerefiz
(ca. 1350), Tenerefix (1420), Tenerify (1421) o Thenerifie (ca. 1484), todas alojadas muy cerca del enunciado
original.
Fuentes etnohistóricas posteriores, especialmente las
redactadas por Juan de Abreu Galindo (ca. 1590) y el padre Alonso de Espinosa
(1594), advierten que el nombre fue recogido en la vecina isla de La Palma. Por los informes
que recaban, descubren también que el término se compone de dos voces,
traducidas del siguiente modo: tener,
'monte', e ife, 'blanco', aunque
Espinosa invierte los significados y asocia el color a la 'nieve' de la
formulación pliniana (Ning[u]aria).
En todo caso, el imponente volcán que domina la isla
condiciona cualquier definición. Sin embargo, más inclinados a observar las
consecuencias de su actividad que la belleza de su imagen, los habitantes de
Tenerife le dieron el nombre de Ashenshen
o Ashinesh[en], 'el (lugar) que resuena
o retumba'. No existe, pues, ninguna afinidad morfológica o semántica entre
ambas voces, salvo el componente orográfico que les sirve de referencia, además
de su indudable adscripción amazighe
(o bereber). Ahora bien, la etimología cierta de los vocablos que integran el
topónimo Tenerife presenta algunas peculiaridades etnolingüísticas.
El sustantivo femenino tener (< te-ner), que
la información disponible asocia con el concepto 'monte', significa en realidad
'frente'. Dialectos continentales, como el zenaga del sur mauritano o la tamazight del Marruecos central,
conservan esa estructura biconsonántica [N·R] con este significado. Pero se
trata de la misma fórmula que otras hablas y dialectos expresan mediante las
raíces G·N·R o K·N·R, base del etnónimo canario
(en su acepción de 'vanguardia' o 'valiente').
La utilización de símiles anatómicos para designar
formas del relieve constituye una práctica muy extendida en la lengua amazighe. Por ejemplo, la 'cabeza' (eghäf, ixf, afa) o el 'mentón (amar) asoman con bastante frecuencia en
la toponimia continental. La 'frente', en su acepción de 'fachada' o 'frontal',
bien pudo acoger la imagen de aquel 'monte' inmenso, avistado por los palmeros
en la orilla superior del horizonte. De hecho, una noción aledaña como
'llanura, llano' o 'región despejada', tenere,
comparte en varios dialectos la misma raíz [N·R].
En cuanto al nombre verbal ife (< efey), que la
documentación antigua remata con las terminaciones -z, -x, -y e -ie, posee también una raíz bilítera [F·Y]. Esas
oscilaciones gráficas inducen a pensar que este último radical, hoy reducido a
la vocal e, recibía una pronunciación menos palatal que postalveolar, como
sucede en cabilio. Otros dialectos, en cambio, adoptan aquí fonemas con un
punto de articulación velar (F·W o F·K). Pero se trata solamente de variaciones
fonéticas, ya que todas sus dicciones se mantienen en el campo semántico de 'la
luz, la claridad, el resplandor o el brillo'.
Con estos datos, podemos restituir el compuesto tener-efey con el valor literal de 'la
frente (que) brilla' o bien, de manera un tanto más literaria pero,
seguramente, más cercana a la tradición amazighe,
como 'el monte claro'.
EL GENTILICIO “GUANCHE”
Bethencourt Alfonso:
“Según
Viera la palabra guanche se deriva de guan, «hombre», pero nada se encuentra en
los vocabularios bereberes que justifique dicha significación. Mr. D' Avezac
llama la atención sobre la homofonía de la voz guanches con la de guanscheris o
guanseris, con la que se designa una tribu bereber que habita las montañas del
mismo nombre, Djebel guanseris, pues se sabe que en Berbería el suelo toma la
denominación de la tribu que lo puebla. El Edrisi las llama Wanschyrs.
León
Africano dice sobre el mismo asunto: «Las tribus guerreras que ocupan estas
altas montañas (guanseris monte) han sostenido la guerra contra el rey Tlemsen
por espacio de más de sesenta años... cuenta veinte mil combatientes, entre
ellos dos mil quinientos caballos».
Mármol
1os cita como tribu bereber del desierto de Zuenziga, dándoles sólo cinco mil
guerreros, y Schaw precisa la situación de sus montañas.”
Rafael Muñoz Jiménez
Grupo tercero: tipo guanchinech
1. Variantes del vocablo
guanchinet, guanchinec, guanches, guanhes, ganches,
guanchos,
guancho, guanchez, guanche.
2. El contexto
guanche
Guanche
quiere decir natural de Tenerife, como Mahorero natural de Fuerteventura,
porque Guan quiere decir persona y chinec, Tenerife, así que Guanchinec dirá
hombre de Tenerife (Espinosa).
guanachinet.
Los
de la isla de Canaria eran llamados Canarios y los de Thenerife Guanachinet
(Cedeño).
Guanchinet.
Los
naturales de esta dicha Isla de Theneriffe se llamaban guanchinet, que los Españoles corrompieron el nombre en guanche,
que quería decir natural de Thenerife, porque en su lengua Guan quiere dezir persona y Chinet
lo mismo que Theneriffe, as sí juntas las dos dicciones, dize hombre de
Tenerife. (Núñez de la Peña ).
guanches.
A
los naturales de esta isla [Tenerife] llaman guanches los conquistadores (Abreu).
guanches.
Los naturales de esta isla [de Tenerife] que
llamamos guanches, en su lenguaje
antiguo llamaban Achinech (Espinosa).
guanches.
Os islenhos se chaman guanches, que em nossa linguagem quere
dizer valentes, o enrochadoes, e assim o sáo os que ha ainda agora (Frutuoso).
ganches.
Tenarife é outra ilha destas
maior de todas; está bem povoada e dá muito páo e vinho; os naturais dela se
chaman Ganches, por serem muito
enrochadores (Frutuoso).
guanchini.
Los forasteros [llaman a Tenerife] Ysla de
Infierno por un alto monte, que aunque perpetuamente tiene nieve esta humeando
y en sus cuebas se halla azufre y es volvan, y tiene tres leguas
perpendiculares de alto, aunque el no lo esta, mas de todas partes de su vida
tiene niebes los naturales le llaman Guanchini
(Marín y Cubas), guanhes ...en Anaga, término desta isla de Tenerife en los
campos de Amazy q. se han de regar con el agua de Avhana; los dhos. campos
eran, en el tiempo de los guanhes, del rey de Anaga. (Datas).
3. Análisis
Abercromby
GUANCHE
(Núñez), BINCHENI (Gal.1), 'un tinerfeño', VINCHENI (Gal. 2), 'naturales de
Tenerife'. La primera palabra es una reducción de (g)wa-n-Chinet 'el de Chinet
(Tenerife)'. Las otras dos formas son de wi-n-Chinet: ui es el plural de wa,
'él,
éste,
el que'. En Español ui podía escribirse bi, vi. Para Chinet, Chineche, cfr.:
(Zen.) tiniq 'una gruta, cueva'. (G. Nef.) Tanut, el diminutivo de anu, 'un
pozo', quizá como referencia al cráter, en la cima del Pico.
Berthelot
Viera
hace derivar la palabra guanche de guan, hombre, en el dialecto de Tenerife;
pero nada encontramos en los vocabularios bereberes que pueda garantizar esta
significación.
Se
debía a Mr. D'Avezac, tan recomendado ya por sus estudios sobre la etnografia
africana, el habernos indicado la sinonimia de una palabra que los
historiadores han empleado como denominación nacional, y que por esta misma
razón ha llegado a ser una de las más importantes: según sus juiciosas
observaciones y la nota que ha tenido la bondad de transmitirnos sobre este
asunto, hemos reconocido la homofonía de la palabra guanches con la de
guanscheris o guanseris, con la cual se designa una tribu bereber, que habita
las montañas del mismo nombre (Djebel ouanseris) a 20 leguas póco más o menos
al sur del cabo Tenez, del otro lado del Cheliff. Es sabido que en Berbería las
montañas derivan su denominación en general de las tribus que las pueblan; el
Edrisi las llama Wanschyrs y en el número de las tribus de este territorio o de
esta filiación, nombra los Haouarithas.
Igualmente
se encuentra en León Africano varias noticias acerca del país de los
guancheris. "Las tribus guerreras que ocupan esta alta montaña guanseris
monte), dice, han sostenido la guerra contra el rey Tlemsen por espacio de más
de sesenta años ...cuenta veinte mil combatientes, entre ellos dos mil
quinientos caballos". Mármol, que cita los guanscheris (guanaxeris) como
una población bereber del desierto de Zuenziga, no le da más de cinco mil
guerreros y Schaw indica la verdadera posición de sus montañas.
Viera
deriva también el nombre de Tenerife de Tener (montaña) y de if (blanco) del
dialecto de La Palma ,
es decir montaña blanca alusivo a la nieve que cubre con frecuencia el pico del
Teide.
Galindo
nos dice, al contrario, que la isla de Tenerife se, llamaba Atchimetche y que sus habitantes habían
recibido el nombre de Vincheni.
Tratemos de dar la más plausible explicación de estos dos nombres.
Desde
luego en Atchimetche encontramos de
nuevo el a'y bereber como designación de la tribu. Así pues, Atchimetche o A'yt Chimetche será la tribu de Chinetche,
de la que quizá los españoles han hecho Tinerfe
o Chinerfe como se encuentra inscrito
en los mapas de la Edad
Media ; paro A'yt en
la lengua schilah es un equivalente del prefijo Atchi de los guanches usado
delante de los nombres propios para señalar la filiación; luego, según nuestros
vocabularios, Atchi-netche es un
sinónimo de la palabra Guan-netche,
en la cual volvemos a encontrar los Guanschyrs
o los Guanscheris del Edrisi.
En
cuanto a Bincheni recordaremos que
los españoles emplean indistintamente la
V por la B ;
luego, el nombre de Bin-cheni nos
parece en este sentido una corrupción del de Ben-y'Cheni o de Beny'Chenerfe
es decir la tribu de Chenerfe, o los
hijos de Tinerfe, según los
historiadores de la conquista. Se reconoce en esta expresión de Vincheni por Beny'Cheny los dos elementos lingüísticos que ya hemos notado, (el
árabe y el bereber).
La
homofonía de Beny'cheni de Atchimetche, de Guancheni o de Guanchtinerfe
nos parece demostrada, y en definitiva será a los antiguos Guanscherys a quienes debemos referir los Vinchini de Galindo y los Guanchineses
de Viera. No obstante, Jorge Glas, teniendo consideración a una cierta analogía
de sonido entre la Z
y el ch de los españoles, deriva el
nombre de Vincheni de los Zeneti o Zenetah, una de las cinco grandes tribus bereberes, pero quizás
hubiera sido más natural encontrar los Zenetah
en el nombrede Henetah, dado por los
antiguos habitantes de la isla aun pueblo guanche dependiente del Menceyato de
Güímar. Sea lo que fuere, si la primera interpretación es admisible, la
denominación de Tenerife o de Chenerife
según los españoles de la
Edad Media , será tal vez la reunión de dos nombres
desfigurados por la mala ortografía: Chenetah
por Zenetah, unido a la palabra Rit; y de aquí Zenet'rif, es decir, la playa o el país de los Zenetahes. Antonio Mª Manrique
Guanche.
(N.
de la Peña ).
Este autor trae también guanchinet,
que significa el habitante de la isla de Tenerife. Viera dice guanchiner y guanctinerfe. Aquel nombre (guanche)
parece querer decir "hijo del jefe", formado de las palabras huald y chef Quizá con este nombre se hiciese referencia al Teide, o bien a
una persona constituída en autoridad o jefe. Guens quiere decir, en árabe, nación o estado. Guen sená es nuestra nación.
Álvarez Delgado
Guanche se deriva de guan-chen
o guan-chin (en transcripción
fonética guán-chen o guán-chin), cuya final se pierde por la
pluralización española y por la debilidad de las finales en la articulación
usual de Canarias. El primer componente de guanche
o guán-chen ha sido corrientemente
dado por los cronistas con el sentido de "hombre" o
"persona".
Quizá
el mayor error que cometió Álvarez Delgado en su obra etimológica fue el
creerse a pies juntillas las "traducciones" de los primeros
cronistas. Se apoya, en efecto, en fuentes como Espinosa o Núñez de la Peña. Pero aquellos
autores y, en concreto, Espinosa, no traducían sino que malinterpretaban. La
prueba la tenemos en los nombres de la divinidad que nos da el fraile dominico,
como veremos en el capítulo reservado
a
este tema. y la cosa es grave, porque se han repetido después sus argumentos,
apoyándose tan ciegamente en sus palabras, que, a mi modo de ver, se ha hecho
un daño enorme para el conocimiento del pasado de las islas.
Después
de una disgresión sobre ciertos vocablos que empiezan por guan, sigue diciendo: La -n
final de guan no es un infijo de
anexión o postizo al radical gua-
hipotético, sino que forma parte de la misma raíz. Lo garantiza la forma Teniquisguán = "hombre de
piedra", compuesto de tenique =
"piedra", en caso oblicuo teniquis
y el elemento guan.
Antes
decíamos que el que Álvarez Delgado hable de desinencias (vide p. 228) en una
lengua que no las tiene es algo que no puede ser comentado otra vez; y menos
cuando hable de un caso oblicuo, término técnico con el que los arabistas
designan el genitivo.
El
segundo elemento de guánchen o guánchin, es la raíz del nombre indígena
de la isla de Tenerife, que Espinosa escribe Achinech, pero Torriani y Abreu Galindo consignan Chinichi. La oposición de las distintas
grafias (las variantes Chineche y Chiniche son alteraciones en la
transmisión de Chinichi), prueba sin
duda alguna que la forma indígena primitiva era Chinech.
Sobre
ésta, con las tantas veces citada prótesis de A- se forma la grafía de Espinosa Achinech, y sobre la misma primitiva con paragoge obligada en las
fuentes italianas por la paladial final y la inexistencia en italiano de
consonante final absoluta, la forma de Torriani Chinichi. Esto prueba cumplidamente que la forma Achinech no puede estar integrada por el
artículo o determinativo ach- y el
resto como radical, sino que Chinech
está compuesta de un sufijo nominal por el estilo del de Ach-may-ex y el radical chin
"tierra o zona", que hace valer a Chinet
frente a chin lo que "territorio"
o "país" frente a "tierra" o "zona".
Una
vez más hay que asombrarse por la imaginación que sobresale en el autor de
aquellas líneas. y por lo peligroso que resulta. Porque si el elemento -ex de Ach-may-ex es un sufijo del "estilo" del -ech de Chinech (si no he entendido mal), querría decir que convierte a ex
en un sufijo, cuando es us, el dios
guanche, como veremos.
Resulta
probado que guan = "hombre"
y chin o chen = "tierra" o "país", así como que la voz guanche es indígena exclusivamente de Tenerife.
Segura la posibilidad de que donde los indígenas decían guánchin o guánchen
transcribieran los españoles guanches,
por el carácter débil de la final; parece indiscutible que efectivamente el
valor y etimología de esta voz es guanche
= 'hombre del país", sin otras explicaciones razonables.
Wolfel
Difícilmente
podemos poner en duda la derivación de guanche
de guanchinec(h), tanto más cuanto que está atestiguada por bincheni, los que podemos reconstruir ambos como singular y plural
de la misma palabra: wa-n-tinet /wi-n-tinet "el de Tenerife 1os de
Tenerife".
Estimado,
sí le parece en la próxima entrega desarrollaremos los topónimo y gentilicios
de Benahuare.
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