Chaureo n Eguerew
Si te confían el mando de un
buque y al trazar el rumbo no atiendes a la indicaciones del servicio metereológico
que te recomienda dirigirte tres grados al norte para una navegación serena,
pero confiando en tu supuesta capacidad conduces el barco al centro de una
tormenta y acabas hundiéndolo, puedes achacar el naufragio a la mala suerte y,
algunos lo creerán así.
Sí se te confía
el mando de un segundo barco con instrucciones precisas de conducirlo a un
determinado puerto y, una vez próximo al destino, cuando vas costeando recibes
la señal del faro correspondiente indicándote que te alejes de la costa pues
corres el peligro de encallar y, tu haciendo uso de tu supuesta suficiencia
desoyes las indicaciones del farero y acabas incrustando el navío contra unos
arrecifes hundiéndolo, puedes a aducir
que tuviste mala suerte pues la niebla ocultaba los peñascos y, algunos lo
creerán así.
Sí a pesar de los desastres
anteriores empleando tu piquito de oro
consigues que determinados ingenuos deslumbrados por tus cuentos de hazañas
marineras te confíen el gobierno de otro navío en la esperanza de que lo
conducirás al puerto previsto y, una vez en puerto durante las maniobras de
atraque haciendo uso una vez más de tu supuesta suficiencia desoye las
indicaciones de los prácticos del puerto y acaba empotrando el buque contra el
muelle y hundiéndolo, compañero… tú no tienes mala suerte… ¡Eres un puñetero
hundidor de barcos.!
Aviso a posibles armadores,
consignatarios, cargadores y tripulaciones. Son muchos los supuestos
“capitanes” hundidores de barcos que pretenden continuar navegando en la mar
del independentismo canario, algunos de ellos con patentes de corso concedidas
por el sistema imperante, los cuales se presentan con excelentes credenciales
en las que naturalmente no suele mencionarse los barcos que han hundido y las
tripulaciones que han ahogado.
Junio de 2010.
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