RETAZOS DE CULTURA
GUANCHE
Según el Dr. D. Juan
Bethencourt Alfonso en: Historia del Pueblo Guanche
Tomo II, Edición
Anotada por Manuel A. Fariña González.
Es indudable que en
la historiografía canaria existe un antes y un después de la publicación de la magna
obra de D. Juan Bethencourt. La sociedad canaria tiene una deuda de gratitud
contraída con el librero y editor D. Francisco Lemus, quien asumió el riesgo económico de su publicación.
Recopilación de E. P.
G. R.
CREENCIAS:
—Almas. Los guanches creían que
algunas almas iban a penar, desde el Pico a Montaña de Roja. Creían en un Dios
que nos gobernaba. Tenían santitos chicos de palo. Creían que el fuego era
sagrado. Tenían sus curas, que vestían con un camisón hasta los pies. Había
cuevas-iglesias en el barranco del Infierno (Adeje) (Arona).
—Cuando tronaba se echaban al
suelo, porque lo consideraban como castigo de Dios (Sur de Tenerife).
Creían los guanches en las ánimas
arrimadas, cuando se ponían malos, y las conjuraban con brasas y hogueras y
entre otras ceremonias botaban las brasas de un risco abajo. Creían que había
cielo (Sur de Tenerife).
—ídolos. Agustín Reyes Trujillo,
del Valle de Arona, encontró hace unos 66 años en una cueva en Chó, un santito
de los guanches de barro pardo-coloradento algo quemado del fuego. Por las
dimensiones que señalaba, tendría de largo unos 12 centímetros y unos 5 de
ancho, siendo el grueso como de 1 cm. Era del sexo masculino. Consistía en una
especie de tableta de barro de las dimensiones dichas, y de relieve por una
cara el santito, con sus extremidades inferiores y superiores señaladas, así
como los dedos de pies y manos indicados con rayas interdigitales. El ombligo
señalado también boca, narices como aplastadas y ojos, boca, etc. Era para
colgar, porque la cabeza por la coronilla tenía como un pico aplastado de
delante atrás, atravesada por un agu-jerito para meter la correa.
Junto al santito encontró como
una taza de barro con su manguito para aventar leche. Ambos objetos los rompió
(Arona, 1907).
—Prácticas comunitarias
(Socialismo). Es tradición que los guanches creían en un Ser Supremo y no eran
sabeístas. Lo que sí celebraban los guanches eran ciertos días de Luna y del
Sol, no porque creyeran en ellos —como supone algún mal informado historiador—
sino porque les indicaban la época en que se llevaban a cabo sus faenas
agrícolas y de ganaderos; pues todos los trabajos estaban reglamentados por sus
menceyes, y no podían adelantarlos ni atrasarlos bajo severísimas penas. Por
esto hacían grandes fiestas y regocijos cuando dichos astros llegaban a
determinados períodos, pues ellos les señalaban lo que habían de hacer. Había
un plazo fijo en que todos castraban sus machos; en que se recogían los mocanes
y las creses, y cada uno iba a donde le señalaban y cogía la cantidad
prefijada; sembraban su cebada; hacían los quesos; destetaban los baifítos,
etc., pero repetimos, ninguno podía hacer lo que quería y cuando quería, sino
cuando y como se lo ordenaban.
Esta vida independiente y a la
vez mancomunada o comunista era necesaria e indispensable en unos menceyatos de
tan pocos recursos, dados sus medios de trabajo, que había de sustentar un tal
relativo crecido número de habitantes (Güímar).
—Procesiones. Tenían procesiones
y rezaban (Granadilla).
17.
FIESTAS Y MÚSICA:
—Ajijides. El ajijide va siempre
presidido del gurguseo o séase del grito lanzado por uno de la cuadrilla como
anuncio o indicación del grito colectivo o coreado que le ha de seguir: da como
el tono y prepara al rancho que ha de contestar. El que gurgusea lo hace sólo
con la boca, o valiéndose de la mano para repiquetearlo, emitiendo un grito
prolongado con dos falsetes al final a manera de breves carcajadas, que es la
señal para que seguidamente la comitiva grite dos o tres carcajadas acompasadas,
(Vid. Tomo I, pág. 155).
—Bailaderos. En el monte de La Esperanza , el Hoyan del
Bailadero. El Llano del Bailadero, en el fondo del barranco del Infierno, en
Adeje. El Bailadero, cerca del pico de Amogoje, en la cumbre entre Igueste de
San Andrés y Taganana (Hoy bailan las brujas). El Bailadero entre Barranco
Hondo y la caseta del caminero, en Candelaria. El Bailadero (de las brujas) en
la cumbre, sobre las casas de Arguenche, en El Escobonal (Güímar).
El Bailadero, cerca de la cumbre
en El Escobonal.
—Festejos. Es tradición que una
de las fiestas de los guanches era el 2 de Febrero, día de La Candelaria (Araya).
Tenían festejos y todos los
gastos los hacía el rey. Al rey le entregaban todo, haciéndose fiestas cuando
lo hacían en las cosechas; pero sólo entregaban la parte que les correspondía.
En los meses de abril y mayo
celebraban en cada reino sus fiestas con luchas y bailes.
—Los reinos se desafiaban a
luchar (Araya).
Por Pascuas, fin de Diciembre,
tenían festejos los guanches; sacrificaban baifos.
—Las fiestas las celebraban los
días señalados, a la salida del sol (Fasnia etc.). Todos los días iban a buscar
el Sol, los de Arafo, al Pino, con tambores y flautas. Así que salía el sol se
retiraban. Era una ceremonia. Todos los días, también, iban desde Chinguaro a la Montaña Grande , en
la costa, a buscar el Sol, (Igueste de Candelaria).
Hacían muchos festejos
«celebrando mucho la sazón de Julio y Agosto, a la que llamaban Beñesmer»,
(Vid. Ocampo).
—Festejos generales. Calculando
que los guanches tuvieran tres fiestas generales, subordinadas a la base
alimenticia con que contaban, probablemente eran: una a fines de Mayo, y
semanas sucesivas, en que tenían segura la cosecha de cebada y el provecho del
ganado; otra para el mes de los Santos o Noviembre, en que rompe el invierno y
podían disponer con mayor holgura de las reservas alimenticias si presentaba
buen cariz; y otra por Enero, por poderse apreciar en este tiempo las
condiciones del año, tanto para el ganado cuanto para los cereales.
Fiestas:
1 .a) La de fin de Junio, por San
Juan, está justificada, por estar casi cogida la cebada; encerrado el provecho
de ganado (como el queso), además de la leche. Quitan las cabras viejas en
Agosto y Setiembre, y hacen la sesina, porque los pastos secos son los que dan
más nutrición y más sabrosa la carne, más sebo, etc. En Julio y Agosto, en los
días caniculares, porque hay menos leche y sale el queso muy seco y malo,
(porque se destila mucho) hacen la manteca (porque hay más manteca) y tal vez
menos caseína, pues hay más cuando el pasto es verde o tierno.
2.a) Una fiesta general que
celebraban a mediados de Agosto, quizás con carácter de rogativa. Sin duda por
esto celebran la Virgen
de Candelaria en sustitución a un ídolo (debían hacerlo en 2 de Febrero).
3.a) Quizás en Marzo fue la
tercera fiesta; pues es la época en que se está seguro de la cosecha de cebada
y en fuerza de producto el ganado.
—Fiestas nacionales. Por el mes
de mayo se reunía todo el reino en el palacio del rey, que era engalanado con
flores, etc. (Candelaria, Barranco Hondo, etc.).
—Hogueras. En Junio hacían
hogueras sobre las más altas montañas en señal de regocijo por un día señalado,
pero se ignora por qué. (Como hoy se hacen por San Juan, etc.). Terminada la
llama, saltaban y danzaban sobre las cenizas (Candelaria, Barranco Hondo,
etc.).
Los días que celebraban hacían
hogueras en las alturas más elevadas (Araya de Candelaria).
Música:
Instrumentos musicales:
Es tradición que entre sus
instrumentos músicos tenían uno que consistía en varios trocitos de palos de
son, como el de laurel y otros, que ataban por los extremos, a distancia y
paralelamente unos de otros, con una correa fuerte; de manera que se asemejaba
luego como a una escalenta de cuerda; exactamente igual a lo que hoy se llama
huesera porque son de huesos y que usan los negros. Este instrumento rudo lo
sujetaban al cuello con un lazo de correa y con una mano lo sostenían tenso por
el extremo inferior; mientras con la otra pasaban otro trozo de madera arriba y
abajo, con distintos aires. También usaban busios (strombus). Otro de los
instrumentos consistía en lanzas o astas largas hechas de madera con son o que
producen sonido, que colocaban tendidas en equilibrio sobre un hombro y
golpeaban con un trozo de madera. También usaban como instrumentos dos lapas o
pa tellas grandes, que colocaban una entre el pulgar e índice y otra entre éste
y el dedo del medio de la mano derecha, cogiéndolas por un punto próximo a los
bordes y haciendo coincidir los vértices de las espiras por sus caras convexas.
Como las valvas las cogían muy cerca del borde, podían repiquetearlas
frotándolas rápidamente y con diferentes aires. Así dispuestas las repicaban,
con distintos compases, entre el pulgar y otro dedo de la mano izquierda
(Güímar).
—Busios. Es muy generalizada la
tradición de que los reyes de Moreque y de Añico (hoy Roque del Conde), que se
hallan distantes varios kilómetros se hablaban por medio de busios (¿serían
señales convencionales?) (Arona).
—Los tocaban (Arona).
—Caña. La caña o huesera sirve
para acompañar al tambor; dando un ruido acompasado. Lo mismo ocurría con las
chácaras.
—Carrascal. Consistía este
instrumento en un palito de brezo o de haya —o de otro palo duro— con muescas
hechas en un filo que hacían al palo; y con una tablita provista también de
filo, lo rascaban al compás del tajaraste (Guía de Isora).
—Castañuelas. De cascara de lapas
y de lajitas de piedra (Granadilla).
—Los pastores se entretenían en
tocar flautas de caña o panderos de madera de drago y piel de cabra, cantando
sus amores, ha/añas de sus antepasados, etc. (Granadilla).
—Drago: construían panderos y
tambores. Cañas: hacían cañizos, flautas y biombos (¿pero habían cañas?).
(Granadilla).
—Flautas. Hacían flautas de
maljurada (Güímar).
De ordinario las flautas no
emplean más de 4 tonos y dos semitonos en dos octavas. Las flautas como de 1/2
vara.
—Lanzas. Se asegura que la
costumbre que tienen algunos pastores de tocar la lanza puesta al hombro cuando
van de marcha, la heredaron de los guanches; y que era uno de sus instrumentos
músicos. Suenan más cuando son de sabina.
—Lapas. Como instrumentos usaban
lapas, a guisa de castañuelas y ciertos palos sonoros (Candelaria, Barranco
Hondo, etc.). Conchas de lapas, colocando una entre el dedo del medio e índice,
y otra entre éste y el pulgar de la misma mano, que repiqueteaban valiéndose
del índice y pulgar de la otra mano (Candelaria, Barranco Hondo, etc.).
—Panderetas. Las hacían con fondo
de cuero de cabra, poniéndoles lapas como sonajeras (Granadilla).
—Panderos. Utilizaban flautas de
caña y panderos de madera de drago y piel de cabra (Granadilla. Daute). Al
pandero suelen ponerles chácaras, además de las sonajillas.
—Sinadera o zumbadera. Consitía
en una tablilla delgada y como de 20 a 30 centímetros de larga, a uno de cuyos
extremos le ataban una correa como de una vara de larga; que hacían sonar
trazando círculos en el aire; aumentando o disminuyendo el tono, según la
velocidad dada a la tablita (Guía de Isora).
—Sonajeras. Consistía en una
tabla con mango, en la que practicaban dos hendiduras paralelas en su mayor
longitud. En estas hendiduras colocaban palitos de leña blanca atravesados y en
estos palitos, lapas o rodajas o discos de valvas marinas horadadas por el
centro.
Las hacían sonar sacudiéndolas al
aire o chocándolas con la otra mano (Arona).
—Sonajero. Un trozo de madera
hueco con lapas o lajitas dentro, que luego sacudían a compás (Granadilla).
—Tambores. Tambores de drago y
flautas de caña (Daute).
—Dicen tenían tambores, hechos de
drago y que dentro de los dos fondos (entre ambos) ponían unas piedrecitas
(Arona).
—Hacían los parches de tambores
con cueros de perro (Sur de Tenerife). Usaban tambores sin cuerdas, como
destemplados que producen un ruido más o menos desagradable; siendo el oficio
del tambor el acompañar la flauta.
Bailes y Danzas:
—Bailes: El baile de los palos
sólo se bailaba entre cuatro, aunque se pusieran varios en hilera. Hemos dicho
que todas las parejas ejecutan sus movimientos en una misma dirección,
estableciéndose en las dos filas como una especie de balanceo, primero hacia la
derecha de los hombres y luego sobre la izquierda, sin perder el paralelismo
ambas líneas de bailadores; y claro está que para que así suceda, el hombre
rompe el baile con el pie derecho, mientras la mujer lo hace con el izquierdo.
El tajaraste como aún lo baila
algún viejo en La
Esperanza. Se llevaba el compás como ahora pero sin saltar
tanto y dando como dos pasitos menuditos y parejos con cada pie —alternando—
hacia adelante y atrás. (Candelaria, Barranco Hondo, etc.). El tajaraste
(Arafo).
—Tango. En el tango de Icod no
hay chácaras, sino flauta y tambor.
—Danzas: (Un baile de guanches).
Es tradicional en Güímar de que uno de los bailes que tenían, consistía en
ponerse en dos filas hombres y mujeres, los hombres juntos, y separados, y que
observando un compás particular, bailaban con un pasito muy breve y menudo,
cuatro hacia adelante y otros cuatro atrás. Algunos dicen, que además daban dos
a cada lado (Güímar).
La danza que bailan delante de
San Pedro, en Güímar; en El Socorro, Candelaria etc., es originaria de los
guanches; pero sin tambor y con correas en lugar de cintas. Tocaban y
acompañaban con lapas (Candelaria).
—Uno de los bailes salteado era
algo parecido al tajaraste de hoy, que se halla modificado; bailaban dando dos
pasitos o saltos con un pie hacia adelante y otros dos después adelantando el
otro. Para esto se ponían en fila los bailarines. (Candelaria, Barranco Hondo,
etc.).
—Danza de las cintas. Hay la
tradición que la danza que entre varios hombres bailan alrededor de un palo que
lleva otro, entrelazando artísticamente las cintas, como la bailan en Güímar,
viene de los guanches. Sólo la bailaban delante de los menceyes y príncipes en
ciertos días o acontecimientos (Arona).
La danza que bailan en Güímar la
han reputado siempre como de origen guanche, pero que no la bailaban con tambor
sino al son de chácaras de lapas, y con correas en lugar de cintas (Granadilla,
Las Vegas, etc.
Distribución geográfica de los
intrumentos musicales citados:
Arico: Chácaras, Flauta, Tambor y
Tajaraste.
Arona: Tambores de drago con dos
fondos y dentro piedrecitas.
Candelaria: Lapas usadas como
castañuelas, palos sonoros.
Daute: Tambores de drago, flautas
de caña.
Granadilla: Especie de pandereta
de cuero de cabra y algunas lapas. Castañuelas de lapas y lajitas de piedra.
Güímar: La costumbre que aún
tienen los pastores, de marcha, atravesarse la lanza sobre un hombro, tocándola
con un trozo de madera. Suenan más si son de sabina.
Huesera. Con trocitos de palos de
son, con los de laurel, unidos por correas, distanciados, como una escalerita.
Sujeto al cuello y tenso por la mano; que rascaban con un trozo de madera, con
distintos aires.
Lapas. Entre pulgar e índice y
otra entre éste y el del medio, cerca de los bordes. Así las repicaban entre el
pulgar y otro dedo la otra mano. Flautas de maljurada, las mejores de laurel y
de caña.
Tenerife: Dentro de un trozo
hueco de madera ponían piedrecitas que luego sacudían. Tajaraste: pandero sin
sonajülas.
Distribución espacial de los
bailes citados:
Arafo y La Esperanza : El Tajaraste.
Arona: Baile de los palos.
Candelaria: La danza de Güímar.
Sin tambor pero sí con lapas. Utilizaban correas en lugar de cintas. Sólo la
bailaban delante de los menceyes, príncipes y ciertos días o acontecimientos.
El Tajaraste. El compás era como el que bailan ahora (1913) algunos viejos de La Esperanza , pero sin
saltar tanto y dando como dos pasitos menuditos y parejos con cada pie,
alternando, hacia adelante y atrás.
Icod: El tango.
18.
COMUNICACIONES Y COMERCIO:
Caminos. El de Los Guanches, que
de La Victoria
llega a la Tosca
de Ana María, sigue por el Llano a pasar por la Cuesta de Pere-ra, derecho
al Cantillo, atravesando el caserío de La Corujera , tirando a la Tosquita a salir al Pino,
y entra en la jurisdicción de la
Villa (de La
Orotava ) por la casa blanca que está al pie de la Cuesta de Bacalao, en la Villa. (Este camino
atraviesa la parte alta de los caseríos del pueblo). Un camino, además de la
carretera que lo une con La
Victoria y la
Villa , llamado de Candelaria, que va a las cumbres para ir al
sur de Tenerife. El pago de la
Corujera está a lo largo del Camino de Los Guanches.
—El camino del Montillo,
conocido antiguamente con el nombre de vereda de los
guanches (hoy en parte destruida)
que ponía en comunicación desde la
Punta del Hidalgo a La Matanza ; y se cree que conducían los guanches sus
ganados a darles agua
(El Sauzal)
—Desde Santa Cruz partía un
camino a Güímar, cerca de la orilla del mar (Barranco Hondo, Candelaria).
—Caminos (ganado). Tenían veredas
públicas de cumbre a costa (y aún existen algunas), y en ciertas partes
espacios muy anchos para hacer noche o sestear el ganado, etc. (Guía).
—Vueltas del ganado. Los ganados
de la parte de Imoque, del rey de Adeje, tenían su vuelta que aún se conoce
(así como las de la parte acá del de Abona) que iban al Charco del Rey en el
barranco de dicho nombre, que la separaba de Abona. (Arona).
—Comercio. Era de cambio de
efectos (trueque) (Araya).
Comunicaciones interinsulares. Es
bastante general la tradición de que los guanches comunicaban, si bien no con
frecuencia, entre algunas islas, como por ejemplo entre Tenerife y La Gomera ; y no sólo lo
afirman sino que describen el medio de que se valían: con balsas de foles.
Por lo que respecta a las dos
islas mencionadas, existen varias corrientes en que los maderos y ciertos
objetos abandonados van a parar de Tenerife a La Gomera y viceversa, según
las mareas, como ha sucedido en nuestros tiempos. Los marinos o mejor
pescadores de las playas del Sur de Tenerife señalan algunas de esas
corrientes, como la que parte de la playa de Troya, entre Arona y Adeje, y otra
(en la desembocadura del barranco de Juan López), en la playa de Las Arenas, en
Valle Santiago, en que afirman serán transportados los objetos de una isla a
otra en ciertas épocas del año.
Lo cierto es que a favor de esas
corrientes no creemos imposible pueda transportar un individuo de una isla a
otra sobre un cuerpo flotante, en un gran apuro; de lo que tenemos casi un
testimonio histórico con lo sucedido a los asesinos del Conde de La Gomera Hernán
Pera-za, que pudieron salvarse aprovechando el medio que la tradición refiere
utilizaban los guanches en ciertos casos, que como llevamos dicho era en balsas
de f oles.
—Correo. Diariamente le enteraba
un individuo de cada tagoro las novedades ocurridas (Güímar).
—Señales. En tiempo de guerra
establecían atalayas sobre las montañas y se comunicaban en muy poco tiempo y a
grandes distancias las órdenes y noticias por medio de silbos, y con humo
durante el día y hogueras por la noche (Granadilla).
—Encendiendo hogueras en las
montañas de Arguayo, de Tejina, Roque del Conde y de Jama, en San Miguel, y
montaña del Pozo, en Chasna ¿se veían de todo el reino de Adeje?
—Desde Santa Cruz partía un
camino a Güímar, cerca de la orilla del mar (Barranco Hondo, Candelaria).
—Caminos (ganado). Tenían veredas
públicas de cumbre a costa (y aún existen algunas), y en ciertas partes
espacios muy anchos para hacer noche o sestear el ganado, etc. (Guía).
—Vueltas del ganado. Los ganados
de la parte de Imoque, del rey de Adeje, tenían su vuelta que aún se conoce
(así como las de la parte acá del de Abona) que iban al Charco del Rey en el
barranco de dicho nombre, que la separaba de Abona. (Arona).
—Comercio. Era de cambio de
efectos (trueque) (Araya).
Comunicaciones interinsulares. Es
bastante general la tradición de que los guanches comunicaban, si bien no con
frecuencia, entre algunas islas, como por ejemplo entre Tenerife y La Gomera ; y no sólo lo
afirman sino que describen el medio de que se valían: con balsas de foles.
Por lo que respecta a las dos
islas mencionadas, existen varias corrientes en que los maderos y ciertos
objetos abandonados van a parar de Tenerife a La Gomera y viceversa, según
las mareas, como ha sucedido en nuestros tiempos. Los marinos o mejor
pescadores de las playas del Sur de Tenerife señalan algunas de esas
corrientes, como la que parte de la playa de Troya, entre Arona y Adeje, y otra
(en la desembocadura del barranco de Juan López), en la playa de Las Arenas, en
Valle Santiago, en que afirman serán transportados los objetos de una isla a
otra en ciertas épocas del año.
Lo cierto es que a favor de esas
corrientes no creemos imposible pueda transportar un individuo de una isla a
otra sobre un cuerpo flotante, en un gran apuro; de lo que tenemos casi un
testimonio histórico con lo sucedido a los asesinos del Conde de La Gomera Hernán
Pera-za, que pudieron salvarse aprovechando el medio que la tradición refiere
utilizaban los guanches en ciertos casos, que como llevamos dicho era en balsas
de f oles.
—Correo. Diariamente le enteraba
un individuo de cada tagoro las novedades ocurridas (Güímar).
—Señales. En tiempo de guerra
establecían atalayas sobre las montañas y se comunicaban en muy poco tiempo y a
grandes distancias las órdenes y noticias por medio de silbos, y con humo
durante el día y hogueras por la noche (Granadilla).
—Encendiendo hogueras en las
montañas de Arguayo, de Tejina, Roque del Conde y de Jama, en San Miguel, y
montaña del Pozo, en Chasna ¿se veían de todo el reino de Adeje?
—Silbo de los guanches. En Los
Realejos afirman, como en Santa Úrsula, que los guanches hacían oírse sus
silbos de una ladera a otra del Valle de La Orotava.
—Es tradición que Bartolomé,
natural de La Hondura ,
de Arona, hablaba silbando a los demás que estaban al otro lado del barranco de
Chija, antes de La Hondura ,
casado con Anica la Espaina ,
natural. Dicho Bartolomé ejercía un mando superior en el territorio de Chija o
de Hondura (Arona).
—Ahora he descubierto que en
Vilaflor se entienden silbando, como en La Gomera , muchas personas; y que esto viene de
antiguo. También hay en Granadilla muchos que se entienden también silbando, en
los altos de Arico, por Chajaños, etc. (Vilaflor, Granadilla, Arico). (Vid.
Cap. VI del Tomo I).
Es sabido que los guanches se
entendían por el silbo, como en La Gomera. Aún hoy se hablan algunos en Barranco
Hondo y otros puntos, pero en muchísima menor escala que antes.
Dicen que también se entendían
con busios, pero no he podido averiguar si eran con ciertos toques
convencionales o cómo (Barranco Hondo, Candelaria).
En Chivisaya y en La Esperanza hablan
silbando, aunque no está muy generalizado.
Existe muy viva la tradición de
que los guanches hablaban y enseñaban a hablar a sus hijos, silbando, saltar y
correr (Arafo).
—Silbo articulado y busios. En
Igueste y en La Esperanza
se entienden silbando y se llaman con busios. Hará como 60 años se usaba hablar
silbando entre los viejos, pero que se ha perdido la costumbre. En La Esperanza y La Victoria hay quien se
entiende con busios (El Rosario).
—Es muy generalizada la tradición
de que los reyes de Moreque y de Añico (hoy Roque del Conde), que se halla
distantes varios kilómetros se hablaban por medio de busios (¿Serían señales
convencionales?) (Arona).
* * *
ANOTACIONES
1 En el plan original de la obra
«Historia del Pueblo Guanche», no se había redactado este capítulo. La idea que
Bethencourt Alfonso tenía al respecto era la de dar una visión general de la economía y la
cultura guanche, comparándola con la del resto del Archipiélago Canario, e
incorporarla en el III.er Tomo. Cuando nos enfrentamos a las tareas de edición,
decidimos colocar este anexo documental en el II.° Tomo para no romper el hilo
argumental de los temas presentados. Las anotaciones y referencias tomadas por
el autor, nos han ayudado notablemente a configurar este capítulo.
2
«Hay ejemplares en que la herencia (guanche) es todavía más patente. En la Lám. LXVI , 3, (cuenco
con mangos cortos, de San Miguel) el primitivo mamelón de pared se robustece
notablemente hasta convenirse en un mango corto. Consideramos a esta pieza como
una de las más arcaizantes producidas por la alfarería tradicional de Tenerife.
Se fabricó en los hoy desaparecidos alfares de San Miguel, y admite una
comparación con la pieza primitiva de la Lám. XLVIII ,!...
De Las Galletas, y por
consiguiente fabricada en San Miguel, a cuyo término pertenece dicha localidad,
procede el ejemplar de la fig. 79, con agarraderos en forma de mamelones
prolongados, paredes gruesas y borde biselado. De la misma localidad procede la
pieza de la Lám. LXIV ,
1.
Vasija que formó parte de las
colecciones del Museo Municipal de Santa Cruz de Tenerife, que se clasificó
como guanche, es decir, prehispánica, y que como tal fue publicada en varias
ocasiones, es la que ahora publicamos de perfil y de frente en la Lám. LXVIII. Se
localizó en Fetapodón- lugar que no hemos podido situar-, en la zona de Güímar.
La halló el Dr. Bethencourt Alfonso, quien, al darla por guanche, hace suponer
que la encontró en una cueva. El dato es interesante —aunque ello suponga
desconocimiento de la alfarería tradicional—, porque en escondrijos y covachas
han sido también halladas las piezas, ya citadas, de Las Galletas y de la Playa de Santiago...». (Luís
Diego Cuscoy. «Gánigo. Estudio de la cerámica de Tenerife». Santa Cruz de
Tenerife: Museo Arqueológico de Santa Cruz de Tenerife, 1971, págs. 172-173).
Otras investigaciones de interés,
para conocer las características de la cerámica aborigen y tradicional de la
cerámica de San Miguel son:
Rafael González Antón. «La
alfarería popular en Canarias». Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura de
Tenerife, 1977.
Con motivo de la celebración del
I Congreso de Alfarería Popular de Canarias, celebrado en La Guancha en 1981,
colaboramos en la organización de la primera exposición pública que se había
hecho de la cerámica tradicional de San Miguel. Igualmente presentamos a dicho
Congreso, la ponencia titulada «La
Cerámica tradicional en San Miguel de Abona» (inédita).
3
Como hemos dicho anteriormente la aportación que hace el autor sobre la
navegación prehistórica e histórica, desarrollada en las costas de las islas,
es una de las contribuciones más originales de Bethencourt Alfonso. Para ello
se basa, fundamentalmente, en la información oral.
4
Las últimas investigaciones paleomédicas realizadas sobre restos humanos
de guanches nos hablan de la incidencia en ellos de enfermedades maxilo-dentales,
enfermedades con repercusiones sobre los huesos (infecciones, reumatismo,
tumores, traumatismos, trastornos circulatorios óseos, malformaciones
congénitas, etc.), enfermedades de los tejidos blandos (antracosis,
arterieesclerosis, neumonía, gastroenteritis, etc.) y la fulminante acción de
algunas epidemias a finales del siglo xv, sobre todo la conocida como «modorra»
que posiblemente se correspondía con el tifus, (Vid., Catálogo de la exposición
MOMIAS. Los secretos del pasado»; págs. 42-53.).
5 Para conocer el destino de muchas de las
momias encontradas en Canarias, y posteriormente enviadas al exterior, es
interesante conocer el artículo de D. Luis Diego Cuscoy. «Glosa a un fragmento
de los «Apuntes»de Don José de Anchieta y Marcan. Necrópolis y Momias» en
Anuario de Estudios Atlánticos. Madrid-Las Palmas de Gran Canaria:
C.S.I.C.-Casa de Colón, 1976 (n.° 22), pp. 233-270.
6
Vid. M. Sierra Delage «Documentación existente en el Museo Nacional de
Etnología en relación con colecciones de Canarias, costa noroccidental de
África y Afro-América», en VI Coloquio de Historia Canario-Americana. Aula
Canarias-No-roeste de África (1984). Las Palmas de Gran Canaria; Viceconsejería
de Cultura y Deportes del Gobierno Autónomo de Canarias/Cabildo Insular de Gran
Canaria, 1987. (Tomo 111.°), págs. 69-68.
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