Eduardo Pedro García Rodríguez
Hemos
tenido la oportunidad de leer un artículo en repuesta a una nota de difundida
por el colectivo Ben Magek, publicado en el periódico Canarias 7 de fecha 16 de
mayo de 2003 y firmado por D. José M. Clan Fernández, y titulado Defensa de
Canarias.
El artículo en cuestión, no tiene
desperdicio en tanto que pretende ser un canto al militarismo-imperialista, y a
tratar de justificar la presencia en nuestra colonizada nación de un
proteccionismo militar que jamás ha sido pedido ni deseado por el pueblo
canario, pero vamos por partes, según el mencionado autor: “La situación
geoestratégica de Canarias, encrucijada en tres continentes, punto de escala de
las principales rutas comerciales que los enlazan etcétera hace que estas
islas, ya desde el siglo XV, constituyan una ideal base operativa y logística,
nada desdeñable para el continente africano...”.
Estamos de acuerdo con el autor
en cuanto a la importancia geoestratégica de las Isla Canarias, esta
importancia estratégica ya fue valorada en el siglo XV, por los nefastos reyes
españoles Isabel y Fernando quienes declararon unilateralmente la guerra al
pueblo canario, ocupando militarmente las islas denominadas “realengas”. Culminación
de la iniciada en 1402 mediante cruentas y sangrientas batallas que duraron
casi un siglo durante las cuales se cometieron por parte de los invasores las
más inhumanas atrocidades contra un pueblo que, como el canario, que jamás
traspasó sus fronteras para ofender a nadie.
Continúa
el autor desarrollando su panfleto y nos dice: “...Basta con repasar la
historia de Canarias desde el siglo XVI hasta hoy para comprobar que en las
épocas de crisis y de conflictos internacionales las Islas Canarias han estado
siempre en el punto de mira de otras potencias extranjeras...” Efectivamente,
en algunas ocasiones históricas las islas han estado presentes en los planes de
algunos países europeos, pero siempre como consecuencia de las nefastas
políticas exteriores desarrolladas por España, y que consecuentemente, han
afectado a sus colonias y, entre ellas, a esta sometida nación africana de
Canarias.
Prosigue
el articulista el desarrollo de su tesis y nos espeta: “Aunque España,
actualmente no posee ningún enemigo y riesgo declarado, la defensa territorial
no puede obviarse porque es tan importante como otras funciones
estatales.” Bien, siguiendo el
razonamiento de este autor está claro que España no precisa tener enemigos
declarados para llevar la guerra allí donde a sus intereses conviene, además el
articulista debe padecer de amnesia pues “olvida” hechos tan recientes como los
de la isla Perejil, o la invasión de Irak en los que España ha sido
protagonista en el primero y comparsa en el segundo.
Continua
el autor su relato y nos lanza el siguiente canto de Sirena: “La paz, la
seguridad y la tranquilidad que disfrutamos en España y en este Archipiélago en
particular no es fruto de la casualidad. La paz tiene un precio que es preciso
preservar y asegurar constantemente.”
¡Muy
bueno el chiste, oiga,! mire usted, los canarios llevamos más de quinientos
años pagando un altísimo precio, por la paz, que siempre hemos tenido excepto
cuando España nos ha utilizado como carne de cañón para defensa de sus
mezquinos intereses, o como moneda de cambio debido a nuestra situación
geoestratégica.
Lo que realmente se pretende con
las instalaciones de bases de mísiles, radares y antenas de seguimiento, es
pura y simplemente, continuar
manteniendo a Canarias como plataforma de agresión contra los países de nuestro
continente, dentro de los planes estratégicos de dominio de la OTAN y del imperialismo
norteamericano. Los canarios, hemos sido siempre un pueblo pacífico y aspiramos
a vivir en paz y armonía con todos los países del mundo, especialmente con los
de nuestro entorno geográfico, objetivo que veremos culminado cuando alcancemos
nuestra liberación política y económica. El único enemigo declarado que
tenemos los canarios, está instalado desde hace siglos dentro de nuestra nación,
y es quienes nos dominan y explotan.
Las islas Canarias históricamente
han venido siendo usadas por la potencia colonizadora como plataforma de
agresión contra las naciones del continente desde los primeros tiempos de la
invasión y conquista, en expediciones de razias dirigidas por los europeos,
Bethencourt, García de Herreras, Rejón, Lugos y un largo etc,.
Las
Islas Canarias jamás han sufrido ataques por parte de los pueblos de nuestro
continente africano, excepto un par
de ellos dirigidos contra Lanzarote (Arráez), en justa represalia a los
continuos ataques depredatorios que los europeos instalados en las islas
efectuaban continuamente en las costas del continente a la captura de oro y
esclavos.
Las
islas, sí han sufrido históricamente gravísimos ataques e invasiones que han
partido siempre de las potencias
europeas, como consecuencia de las nefastas políticas exteriores
desarrolladas por los sucesivos gobiernos del Estado español.
Por
lo expuesto creo que queda bien claro que no es de nuestro continente África, de donde los canarios
debemos temer ningún tipo de agresión, y sí del adversario que tenemos dentro y
de las alianzas que éste pacta con otras potencias imperialistas, con total
desprecio de los sentimientos del pueblo canario. Por último, recordar que la
nación Canaria dijo NO a la
OTAN y que el gobierno español de turno haciendo –como
siempre- caso omiso a los deseos de los habitantes de esta colonia, nos
introdujo con “calzador” en dicha organización, y cuyas nefastas maniobras
militares en nuestras aguas y costas, han venido produciendo destructivas
consecuencias sobre nuestra fauna marítima y terrestre y aún sobre la
población. Por otra parte, aún esta vigente en la memoria popular la “protección”
que el pueblo canario recibió de las fuerzas armadas españolas durante la
última guerra civil de los españoles.
Los
canarios estamos hartos de los mesiánicos “salvadores” tanto de dentro
como de fuera de nuestras fronteras, y también lo estamos de que en pleno siglo
XXI, pretendan continuar practicando con
nosotros los timos de la estampita y las cuentas de vidrios.
MAYO DE 2003.
Extraído del Boletín Informativo de Kebehi Benchomo
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