La evidencia demuestra que los
humanos han estado recolectando y usando la miel desde hace miles de años. Los
humanos usaron la miel de múltiples maneras, consumiéndola como comestible y
como crema para uso tópico.
La primera señal de que los
humanos recolectaban miel es una pintura de seis mil años de antigüedad en una
cueva en Valencia, España, donde se ilustra a un hombre subiendo una escalera
para recolectar la sustancia pegajosa. Desde entonces, la miel ha tenido una
historia interesante.
La miel hizo sus primeras
apariciones en el judaísmo, budismo y cristianismo, con Juan el Bautista quien
sobrevivía a base de miel y langosta en el Antiguo Testamento. Cuando Julio
César gobernó Roma, la miel era intercambiable con el oro como sustituto para
la moneda. La miel era bastante popular entre los antiguos egipcios también, ya
que incluso fue usada para los procesos de momificación.
La mayoría
de humanos hoy en día siguen consumiendo miel, aunque aquellos más informados
aplican miel a su piel también.
La miel se piensa, por lo general, que es un endulzante
alternativo al azúcar
Miel o Azúcar
La miel es una sustancia compleja
que está compuesta de más de 100 compuestos diferentes. La azúcar de mesa es
toda una historia distinta; literalmente está hecho de sucrosa. El Azúcar no
posee ningún valor nutricional, carente de vitaminas, minerales y otros
micronutrientes. La miel, en cambio, contiene vitaminas y minerales, así como
niveles importantes de flavonoides y antioxidantes.
Estas propiedades de la miel para
la salud son verificables por la ciencia. Los niveles de vitamina E en la
sangre permanecen altos, los niveles de azúcar no experimentan repuntes y los
niveles de triglicéridos mejoran cuando se consume miel en lugar de cualquier
endulzante artificial como el azúcar.
Otros beneficios de la miel para
la salud incluyen un incremento en la absorción del calcio y un conteo alto de
hemoglobina. La miel también puede usarse para aliviar la artritis y ayudar
contra la constipación, úlceras e inflamaciones intestinales. Muchos de los que
padecen alergias usan la miel con notable éxito e incluso un estudio demostró
una reducción del 60 por ciento de los síntomas de alergia al polen de abedul
tras el consumo de miel. Un estudio en 2007 realizado por el Penn State College
of Medicine dio fuerza a la reputación de la miel como medicina para la tos. El
estudio demostró que la miel supera en gran medida a los
medicamentos prescritos para la tos.
Pomada a base de miel
La miel contiene una enzima que produce peróxido de
hidrógeno, lo que la vuelve útil para cortes y otras heridas. El peróxido de
hidrógeno desinfecta las laceraciones y previene el crecimiento de bacterias en
las áreas afectadas, haciendo de la miel una excelente crema para uso tópico.
La miel incluso ha demostrado su potencial para combatir al notorio
estafilococo MRSA. Esas mismas propiedades antibacteriales dan a la miel la
capacidad de combatir el acné cuando se aplica a la piel.
La investigación apoya el uso
tópico de la miel también. Un estudió encontró que la miel curaba las
quemaduras superficiales más rápido y efectivamente que el tratamiento médico
estándar. Otro estudio encontró que la miel era más efectiva que el tratamiento
estándar para curar las cesáreas e histerectomías abdominales. La miel permitía
a los pacientes estar libres de infecciones más pronto así como a curar sus
cicatrices más rápido.
No obstante, no toda la miel es
creada de igual manera. Como con cualquier alimento, obtener tu miel de
procedencia local y orgánica será muchas veces superior desde un punto de vista
nutricional. Por otra parte, la mayoría de las mieles posee un alto contenido
de antioxidantes a medida se tornan más oscuras, así que encontrar una variedad
oscura de la miel debería ser una prioridad. (www.tenerifeVivela)
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