1898 mayo 3.
Fallecía en su domicilio del
casco de Arona, a los 51 años de edad, desconociéndose la enfermedad que le
ocasionó la muerte al no haber médico, Eugenio Domínguez Alfonso (1846-1898). Capitán
de la milicia local y de las milicias provinciales, comandante de armas,
concejal y rico propietario.
Además de ser uno de los
propietarios más ricos de Arona, continuó la tradición militar de la familia y
alcanzó el empleo de capitán de las Milicias Provinciales; como tal fue
comandante de armas de Adeje y Arona,
ayudante y jefe del Detall interino de su Batallón. También fue capitán
de la Milicia
Nacional de Arona, miembro de la Junta Municipal y
concejal de su Ayuntamiento.
Este ilustre personaje nació en
el pueblo de Arona el 28 de agosto de 1846, siendo hijo de don Antonio
Francisco Domínguez Villarreal y de doña Josefa Alfonso y Feo, natural ésta de
San Miguel. Dos días después recibió el bautismo en la iglesia de San Antonio
Abad de manos del párroco don Miguel Rodríguez Guillama, quien le impuso los
nombres “Eugenio Antonio de San Juan”, habiendo sido padrino el teniente don
José Medina Domínguez, vecino de dicho lugar.
Alférez y teniente de
milicias provinciales, comandante militar de Arona y Adeje, capitán de la
milicia nacional local.
Siguiendo la larga tradición
militar de los Domínguez de Arona, en la que su padre llegó a ser capitán de
Milicias con grado de teniente coronel, el 1 de diciembre de 1864, a los 18
años de edad, don Eugenio elevó instancia desde Arona al capitán general e
inspector de Milicias para solicitar su ingreso como oficial en las Milicias
Canarias: “Dn. Eugenio Domínguez y Alfonso
de diez y ocho años de edad, vecino de Arona e hijo legitimo del capitan
de la Seccion
Provincial de Abona D. Antonio Domínguez y Villarreal á VE.
con el devido respeto expone: que desea obtener empleo de Subteniente en el
espresado cuerpo por la mucha afición que tiene á la carrera de las armas; y a fin de poder alcanzar dicha
gracia / A V.E. suplica se digne disponer se le coloque en el escalafón de los
jóvenes que aspiran á ellas, y que se le proponga cuando proseda para el
referido empleo: cuyo favor espera de la rectitud de V.E.”. El 12 de ese mismo
mes el comandante jefe, don Antonio Alfonso Feo, emitió su informe favorable:
“le considero acreedor por que reside en
Arona demarcacion del mismo y pertenece á familia distinguida del país”.
En cumplimiento de lo ordenado
por el capitán general e inspector de los Cuerpos de Milicias Provinciales, el
1 de junio de 1865 fue examinado de las obligaciones de alférez en Granadilla
de Abona, ante la junta constituida por don Antonio Alfonso Feo, comandante
jefe de la Sección,
y don Salvador Hurtado y Aragón, ayudante del propio cuerpo; don Eugenio
ocupaba el primer lugar en el escalafón de los aspirantes a subteniente y
mereció la censura de “bueno” en Ordenanza y Táctica y “regular” en
Contabilidad de Compañía y Procedimientos militares. Pero no obtuvo el
nombramiento “por no haber presentado los documentos que se exigen”.
El 8 agosto 1869 don Eugenio
Domínguez Alfonso fue declarado soldado suplente por el Ayuntamiento de Arona,
en el acto de alistamiento. Y el 27 de marzo de 1871 volvió a solicitar su
ingreso como alférez en
las Milicias Canarias,
elevando nueva instancia
en Granadilla al capitán general: “D. Eugenio Domínguez Alfonso natural
y empadronado en el pueblo de Arona ante V.E. atentamente expone: que deseando
seguir la honrosa carrera de las armas
siendo oficial de
Milicias con destino
á Sección de Abona, presenta como indispensable sdocumentos su partida
de bautismo y certificación de
robustez física. Y teniendo en cuenta haber sufrido ya,
cuando otra vez solicitó igual merced, que no aprovecho por circunstancias de
familia, el correspondiente examen, / Suplica á V.E. se le coloque en el
correspondiente escalafon, suponiendo que de la distinguida bondada de V.E. le sea esta gracia otorgada”.
El 4 de abril inmediato el
comandante accidental, don Miguel Alfonso Feo, emitió su informe favorable
desde Granadilla: “Fue inscrito en dicho escalafón en Diciembre de 1864 y
examinado y considerado apto para obtener el empleo que solicitaba según acta
remitida a la
Subinspección en dos de Junio de 1865; pero no fue propuesto
cuando le tocó por no haber presentado
los documentos que son
necesarios para ello.
/ En vista
de lo expuesto y atendiendo á que es persona de
arraigo, de distinción en el pasis y de
cualidades ventajosas para el servicio,
considero conveniente se
acceda a su
petición siempre que
sea del beneplácito de V.E.”.
Esta vez sí adjuntó toda la
documentación que se requería, por lo que el 12 de agosto de 1871 fue propuesto
para alférez de la 3ª Compañía de la
Sección de Abona, vacante por ascenso de don Alejandro
Bretillard y Vega. Según el informe del comandante jefe de dicho Cuerpo: “Es
paisano de familia distinguida en el país, tiena afianzadas las
correspondientes asistencias para sostenerse con decencia y reune
los requisitos necesarios
para merecer dicho empleo, según
todo lo acredita con los documentos que
se acompañan”. Y, tras ser aprobado, el 4 de septiembre de ese mismo año,
recién cumplidos los 25 años de edad, ingresó en las Milicias con el empleo de
alférez, por reunir las condiciones reglamentarias; fue destinado al Batallón
Provincial de Abona, donde permaneció en situación de provincia hasta el 31 de
enero de 1884. En el mismo día de su ingreso prestó el juramento de fidelidad y
obediencia a S.M. el Rey don Amadeo I y a la Constitución
democrática de 1869, ante el teniente coronel comandante en jefe del Cuerpo.
El 11 de octubre del mismo año
1871 el nuevo alférez fue nombrado comandante de armas de Arona por el capitán
general e inspector de las Milicias, en sustitución del capitán retirado don
José Sierra Pérez que desempeñaba dicho cargo: “Residiendo en el pueblo de
Arona de esta Isla el Alférez de la Sección Provincial
de Abona Don Eugenio Domínguez y Alfonso
y correspondiéndole hacerse cargo
de la Comandancia de Armas del espresado pueblo por pertenecer á la Compañía de aquella demarcación, he tenido por conveniente
nombrarle para el desempeño de dicho
cargo, quedando satisfecho del celo con que lo ha ejercido hasta la fecha el
Capitán retirado don José Sierra y Pérez”. Desempeñó dicho cargo, probablemente,
hasta diciembre de 1874. En ese período, el 18 de enero de 1873 se le concedió
a don Eugenio, como alférez de la 3ª Compañía, un mes de licencia para la
ciudad de La Laguna,
“con objeto de atender á asuntos muy urgentes”.
Por entonces también fue elegido
capitán de la 3ª Compañía de la Milicia Nacional local de
su pueblo natal,
dedicada fundamentalmente al orden
público; ostentaba dicho empleo en 1874, al igual que su hermano
Aquilino, que era capitán de la 1ª Compañía. En ese mismo año don Eugenio
pertenecía a la Junta
Municipal del Ayuntamiento de Arona.
El 1 de diciembre de 1874 se le
propuso para teniente de la 3ª compañía vacante por haber pasado a la Sección del Hierro don
Agustín Abreu y Abreu. Según el informe del comandante jefe era alférez de la
3ª Compañía y “es el primero de su
clase y tenía la correspondiente instrucción y reune las
asistencias necesarias para sostener con decoro sunuevo empleo”. Y por
Real Orden de 23 de ese mismo mes de diciembre fue ascendido por antigüedad a
teniente de Milicias.
Como tal teniente, fue propuesto
para desempeñar la
Comandancia de Armas de la Villa de Adeje, donde ahora residía, tal como
informó el comandante militar don Aureliano Font al brigadier gobernador
militar del Distrito el 6 de diciembre de 1876: “Habiéndome manifestado el
Teniente de la Seccion
de Abona Don Eugenio Domínguez y Alfonso que habia trasladado su residencia al
pueblo de Adeje de este Cantón en el que se halla de Comandante de armas el
Sargento primero Petronilo Casañas García, perteneciente á la misma Compañía
del referido Teniente y como este desempeña dicha comisión he creido oportuno
ponerlo en el superior conocimiento de V.E. por si considera atendibles los
deseos del referido oficial y tiene
á bien proponerlo para
Comandante de armas del pueblo de
Adeje”. El 11 de ese mismo mes el capitán general aprobó la anterior propuesta
del comandante militar de Abona “para comandante de armas del pueblo de Adeje
al Teniente de aquella Seccion D. Eugenio Domínguez Alfonso, en atención á
haber trasladado su residencia á aquel
punto”; y tomó posesión el día 15 de ese mismo mes. Continuó en este importante
cargo hasta el 31 de mayo de 1878.
Capitán de las milicias provinciales, comandante de armas de Arona,
concejal del Ayuntamiento y ayudante interino del batallón de Abona.
El 2 de enero de 1877 solicitó
desde Adeje, teniente y comandante de Armas de Adeje,
licencia de 12 días para la Villa de La Orotava, para asuntos
propios. El 5 de enero informó el comandante jefe: “si bien la Compañía del recurrente
no tiene otro oficial Subalterno, tiene su Capitán, y como en dicha licencia no
falta mas que a un domingo de ejercicio, y no ha obtenido ninguna licencia le
considero acreedor a la gracia que solicita”. Y el 10 de dicho mes se le
concedió la licencia que solicitaba.
El 1 de febrero de 1878 se le
propuso para capitán de la 2ª Compañía, vacante por pase al arma de Infantería
de don Alejandro Bretillard y Vega. Según el informe del comandante jefe de la
Sección, era
teniente de la 3ª
Compaía y reunía “la idoneidad
e instrucción necesaria para este
empleo y conveniencias que se requieren para sostenerse con decencia”. Y por
Real Orden de 23 de dicho mes ascendió por antigüedad a capitán de Milicias.
El 31 de marzo de 1878 solicitó un mes de licencia para La Laguna para evacuar asuntos
propios y se le concedió el 9 de abril inmediato.
Habiendo fijado de nuevo su
residencia en el pueblo natal de Arona, don Eugenio fue nombrado comandante de
armas del mismo por renuncia del capitán retirado don José Sierra Pérez,
efectuada el 22 de mayo de 1878, tal como le comunicó al comandante militar del
Cantón de Abona: “Habiendo sido nombrado Comandante de armas de este pueblo,
como Capitan retirado con fuero militar en circunstancias especiales, que en
este pueblo no habia oficial ni persona que pudiera desempeñar dicho cargo y
variadas aquellas circunstancias por
hallarse en la actualidad viviendo en este pueblo el Capitan Don Eugenio Domínguez
á quien por ordenanza pertenece, y hallarme ya en la avanzada edad de setenta
años con mis desasones habituales, me impiden atender al
servicio cual corresponde
y me obliga á renunciar el
expresado cargo de Comandante de armas, como lo verifico”. Al día siguiente, el
citado comandante militar informó al gobernador militar de Santa Cruz de
Tenerife: “el Capitan de la
Seccion de Abona Don Eugenio Domínguez y Alfonso reside como
vecino de dicho pueblo, por haberse
trasladado de la Villa de Adeje, cuya
Comandancia de armas biene desempeñando
hace tiempo la cual dista 2 leguas de su actual residencia, y como creo
convenga mas al
mejor servicio desempeñe la
de Arona, lo
propongo á V.E., por
si tomándolo en consideración se digna elevarlo al Exmo. Señor Capitán
General del Distrito”. Y el 28 de mayo de 1878 se aprobó la propuesta por la
máxima autoridad militar de la región, quedando nombrado comandante de Armas de
Arona el capitán Domínguez Alfonso, quien se hizo cargo de dicho cometido el 1
de junio inmediato; por dicho motivo cesó en la Comandancia de armas
de la Villa de
Adeje, para la que fue nombrado de nuevo el sargento 1º don Petronilo Casañas
García. Continuó como comandante de armas de Arona durante cinco años y medio,
hasta el 31 de enero de 1884; en este período colaboró activamente en cuantas
obras repercutieran en el progreso social y material de la localidad.
Simultáneamente, el 23 de mayo de
1878 el comandante jefe de la
Sección de Abona solicitó el traslado a la 3ª compañía de don
Eugenio que era capitán de la 2ª, pues: “Existiendo vacante el mando de la 3ª Compañía de esta Sección por fallecimiento
del Capitan Don Nicolás Dorta y Gonzalez y careciendo esta de oficial que
pueda encargarse de ella, por estar
disfrutando de licencia temporal el único efectivo que tiene, y residiendo
avecindado en la cabecera de la misma, el Capitán de la 2ª Compañía Don Eugenio
Domínguez y Alfonso, que dista de la que manda unas seis leguas, tengo el honor
de proponer á V.E., por si se digno hacerlo al Excmo Señor Inspector General de
esta Milicias que el Capitan Domínguez sea trasladado a mandar la 3ª Compañía, con lo cual creo
estará mas atendido el mejor servicio,
puesto que la 2ª Compañía tiene oficial
que pueda encargarse de ella”.
Dicha propuesta de traslado fue aprobada por el capitán general e
inspector de las Milicias el 28 de ese mismo mes de mayo.
Mientras tanto, con respecto a su
Batallón de Abona continuaba en situación de provincia como capitán de la 3ª
Compañía y comandante de Armas de Arona, en la que se encontraba el 9 de marzo
de 1879, cuando solicitó un mes de licencia para la ciudad de La Laguna para evacuar asuntos
propios, pues le ocasionaría “perjuicios de consideración el no hallarse desde
el 18 de dicho mes en la expresada ciudad”. El 11 de dicho mes se le concedió
dicha licencia por el capitán general del Distrito, pero no llegó a agotarla,
pues el 29 de ese mismo mes de marzo re reincorporó a su Cuerpo; en ese período
quedó encargado de la
Comandancia de armas el sargento segundo de la misma Compañía
y Cuerpo don Antonio Alfonso Villarreal, “por ser el mas caracterizado que
existe en aquella localidad”.
El 22 de enero de 1880 solicitó
otro mes de licencia para La
Laguna por “hallarse un poco mal de salud y asuntos de particular interés”;
aún figuraba como capitán de la 3ª
Compañía. Y el 3 de febrero
inmediato se le concedió por el capitán general otro mes de licencia para la
ciudad de La Laguna
“con objeto de restablecer su salud y evacuar asuntos propios”, comenzando a
usarla el día 11. Como curiosidad, el 7 de julio de ese mismo año se informó
por don José Bello y Colombo, jefe del Detall del Batallón Ligero Provincial de
Abona nº 7 de Canarias, sobre el capitán don Eugenio Domínguez y Alfonso, que:
“No consta en su hoja de servicios el calificativo de apto para el deempeño del
empleo que ejerce, según concepto que mereció al inspector de estos Cuerpos en
la revista que tuvo lugar en el mes de Julio del año pasado”.
Como curiosidad, en enero de
dicho año 1880 figuraba como elector para diputados a
Cortes, al ser uno de los mayores
contribuyentes del municipio de Arona.
En ese mismo año contribuyó con
20 ptas, junto con su hermano Aquilino, para la construcción de la ermita de
Ntra. Sra. de Los Cristianos, que no se llegó a levantar por entonces,
figurando en los primeros puestos de la suscripción realizada entre los vecinos
de Arona. Simultáneamente, en 1881 era concejal del Ayuntamiento y pertenecía a
la “Junta de presupuestos, repartos, arbitrios y cuentas”, a la “Junta
Municipal de Amillaramiento” y a la “Comisión de Contribución Industrial”; en
esta última continuaba en 1882.
El 28 de julio de 1882 se le
concedieron por el comandante militar del Cantón de Abona, don Benito Guerrero,
otros 15 días de licencia para la Plaza de Santa Cruz de Tenerife, “con objeto de
evacuar asuntos de interés propios”, que disfrutó desde ese mismo día hasta el
12 de agosto inmediato. Por entonces continuaba como capitán de la 3ª Compañía.
En 1 de febrero de 1884 se
encargó accidentalmente del Detall y de la Ayudantía del Batallón al que pertenecía. En
dicha situación, como “Capitán Ayudante interino del Batallón de Abona”, el 15
de marzo de 1884 se le expidió pase y marchó a la plaza de Santa Cruz de
Tenerife en comisión del servicio. Continuó desempeñando dichas comisiones en
su Batallón hasta el 17 de abril siguiente, fecha en la que pasó a situación de
provincia, volviéndose a encargar de la Comandancia de Armas de Arona. Continuó en esta
situación y cometido hasta el 2 de noviembre del mismo año, en que se hizo
cargo otra vez del Detall y Ayudantía del Batallón con carácter interino, por
disfrutar de licencia el propietario, funciones que desempeñó hasta el 31 de
diciembre, en que quedó de nuevo en provincia.
Siendo capitán de la 3ª Compañía
del Batallón Ligero Provincial de Abona, el 23 de enero de 1885 elevó instancia
a sus superiores en solicitud de 20 días de licencia para la ciudad de La Laguna, “con objeto de
evacuar asuntos propios”; se le concedió por el gobernador militar de Santa
Cruz de Tenerife el 28 de ese mismo mes e hizo uso de ella del 6 al 22 de
febrero inmediato.
Capitán del ejercito territorial de Canarias
Por Real Orden de 10 de febrero
de 1886 fue declarado capitán de la
Reserva del Ejército Territorial de estas Islas, por reorganización
de los cuerpos de Milicias. Y el 1 de abril siguiente pasó por disposición del
director general del Arma al Batallón Reserva de La Orotava nº 2 de Canarias,
de nueva creación, al ser suprimido el Batallón Provincial de Abona, siendo
destinado a mandar la 4ª Compañía, en la que permaneció hasta su retiro.
El 4 de abril de dicho año 1886
volvió a tomar parte como elector de la Sección de Arona en la votación para diputados a
Cortes. Y el 17 de ese mismo mes emprendió marcha para la plaza de Santa Cruz
de Tenerife como “Capitán del extinguido Batallón de Milicias de Abona”,
cumpliendo con lo dispuesto por el general gobernador militar del distrito. Y
en cumplimiento de lo dispuesto por el capitán general el 22 de mayo inmediato,
el día 30 de dicho mes el capitán de la Reserva que nos ocupa se hizo cargo del Cuartel
de Granadilla, como “representante de esta Comandancia Militar”, y ese mismo
día lo entregó, bajo inventario, al comisionado del Batallón Reserva de la Orotava número 2.
El 2
de septiembre de 1888, a
los 42 años de edad,
contrajo matrimonio en la
parroquia de San Miguel de Abona con doña Guadalupe Alfonso Gorrín, de 20 años,
natural de Guía y vecina de dicha localidad, hija del comandante retirado don
Miguel Alfonso Feo y doña Clara Gorrín González; los casó el cura párroco
propio don Agustín Pérez Camacho, una vez dispensados por el superior diocesano
de un segundo grado igual de consanguinidad, y actuaron como testigos don Juan
Pulido, don Antonio Acevedo y don Francisco Frías, de dicha vecindad. En el
momento de la boda don Eugenio figuraba como propietario y vecino de Arona.
En 1891, nuestro biografiado
abrió una suscripción en los pueblos de Vilaflor, Arona y San Miguel de Abona
con el fin de dejar transitable y con menos peligro el camino que, viniendo
desde La Orotava,
descendía desde la montaña de Guajara hasta dichas localidades.
Volviendo a su carrera militar,
don Eugenio permaneció en el Batallón Reserva de La Orotava hasta fin de
agosto del mencionado año 1893, en que por efecto del R.D. de fecha 29 de dicho
mes cambió su denominación por la de Batallón de Reserva de Canarias nº 2, en
el que continuó prestando sus servicios. Según su hoja de servicios, fechada a
30 de junio de 1895, conocemos las
notas de concepto
que había merecido
en junta de
jefes: buena aplicación,
capacidad, conducta y puntualidad en el servicio; y en cuanto a la instrucción,
era buena en ordenanza, táctica, procedimientos militares, detall y contabilidad,
teoría y práctica del tiro, y arte militar. Como curiosidad, por entonces tenía
buena salud, estaba casado y medía 1,70 m de estatura.
En julio de dicho año 1895
solicitó el retiro como capitán del Batallón Reserva nº 2 y por Real Orden de
10 de septiembre de ese mismo año (D.O. nº 202) se le concedió mediante Real
Despacho su licencia absoluta, en la que figuraba como “Capitán de Infantería del Ejército Territorial de las
Islas Canarias”, tal como se le comunicaba
al capitán general de Canarias: “En vista de la instancia que V.E. elevó á este
Ministerio, con fecha 27 de julio último, promovida por el capitán de Infantería
del ejército territorial de esas
islas, Don Eugenio Domínguez y Alfonso, con destino en el batallón Reserva núm.
2, en súplica de su licencia absoluta, la Reina Regente del
Reino, en nombre de su Augusto Hijo el Rey (q. D. g.), ha tenido á bien
disponer que el expresado capitán sea baja, por fin del presente mes, en el
arma á que pertenece; expidiéndosele la licencia absoluta, sin goce de sueldo ni uso de uniforme, con
arreglo al art. 34 de la ley
constitutiva del Ejército de 29 de noviembre de1878”. Contaba tan sólo 49 años
de edad, 24 de ellos de ininterrumpida entrega al Ejército, con lo que se
truncaba una prometedora carrera militar.
En los años sucesivos, don
Eugenio Domínguez Alfonso se dedicó al cuidado de su importante hacienda
familiar. Sin embargo, no podría cumplir la mayoría de los planes que había
trazado para el futuro, pues el día 3 de mayo de 1898 fallecía en su domicilio
del casco de Arona, a los 51 años de edad, desconociéndose la enfermedad que le
ocasionó la muerte al no haber médico en el pueblo, a pesar de que lo era su
hermano don Eduardo, residente en Santa Cruz. Al día siguiente se ofició el
funeral en la iglesia de San Antonio Abad por el cura párroco don Julio Mendoza
Morera y a continuación recibió sepultura en el cementerio de su pueblo natal,
siendo testigo del triste acto don Antonio Bethencourt.
El 12 de ese mismo mes de mayo,
el periódico La Opinión
se hizo eco de su muerte: “En el pueblo de Arona ha fallecido después de larga
y penosa enfermedad el Sr. D. Eugenio Domínguez Alfonso, rico propietario de
aquella localidad y capitán retirado de este Ejército territorial”. Al día
siguiente, El Liberal de Tenerife también recogía su muerte: “Ha fallecido en
Arona nuestro distinguido amigo D. Eugenio Domínguez Alfonso, capitán de este
ejército territorial y rico propietario de aquel pueblo. / A sus hermanos D.
Eduardo, D. Antonio y D. Aquilino, también muy queridos amigos nuestros y á toda
la respetable familia del finado, damos el más sentido pésame”.
Concluye así la vida de un
destacado hijo de Arona que había pasado desapercibida a la mayoría de sus
paisanos, eclipsada sobre todo por la de sus dos hermanos más ilustres: don
Eduardo Domínguez Alfonso (1840-1923), médico militar, profesor y director del
Establecimiento de Segunda Enseñanza de Santa Cruz de Tenerife, presidente de la Academia Médico
Quirúrgica de Canarias y de la Diputación Provincial, y primer presidente del
Cabildo Insular de Tenerife; y don Antonio Domínguez Alfonso (1849-1916),
profesor, Dr. en Derecho, decano del Colegio de Abogados de Tenerife, juez
municipal de Madrid, gobernador civil de Manila, intendente de Hacienda y
coronel de Voluntarios en Filipinas, diputado a Cortes y senador.
Le sobrevivió su
esposa, doña Guadalupe Alfonso Gorrín, quien en
1900 estaba empadronada como
transeúnte en la calle Numancia nº 15 de Santa Cruz de Tenerife; figuraba con
32 años y tan solo tres meses y un día de residencia en dicha capital, pues
tenía su casa en Arona; le acompañaban sus dos hijos, nacidos en Arona,
estudiantes y con el mismo tiempo de vecindad en la ciudad: Eugenio, de 11
años, y Antonio Domínguez Alfonso, de 8 años; también convivían con ellos en
ese mismo período dos criados o sirvientes: Modesto Díaz, de 37 años y natural
de San Miguel, y Petra Urbano, de 27 años y natural de Adeje.
Luego, doña Guadalupe celebró
segundas nupcias con don Fabro, natural de Jaén y director de banco. Vivieron
en Jaén, donde él murió, y una vez viuda ella regresó a Tenerife y se
estableció en La Laguna,
donde falleció.
Don Eugenio y doña Guadalupe
habían procreado dos hijos, ambos empresarios y pioneros turísticos: Don
Eugenio (1889-1964), juez municipal, alcalde de Arona, jefe local de las
Milicias de Acción Ciudadana, juez de paz, jefe de la Hermandad Sindical,
empresario y pionero turístico, que da nombre al Casino y al colegio de Arona;
en 1923 casó en Arona con la maestra doña María Sierra Medina, natural y vecina
de dicho pueblo e hija de don Juan Sierra Martínez y doña Elisa Medina Cabeza,
dejando ilustre sucesión. Y don Antonio Domínguez Alfonso (1892-1979),
estudiante de Derecho, sargento de Artillería, miembro de Acción Ciudadana,
presidente del “Atlético Arona”, teniente de alcalde y alcalde accidental de
Arona, empresario y pionero turístico, que da nombre al campo de fútbol de Los
Cristianos y a una calle de Playa de Las Américas; en 1914 contrajo matrimonio
en Santa Cruz de Tenerife con su prima doña María Alfonso y Alfonso, natural y
vecina de San Miguel de Abona e hija de don Miguel Alfonso González y de doña
Corina Alfonso, sin sucesión.
Como curiosidad, en 1913, muchos
años después de su muerte, don Eugenio Domínguez Alfonso aún figuraba aún entre
los principales propietarios de terrenos rústicos en Vilaflor, donde sus
descendientes pagaban una contribución de 60,5 ptas.
(Octavio Rodríguez Delgado) [blog.octaviordelgado.es]
Notas:
1 Sobre este personaje puede
verse también otro artículo de este mismo autor: “El capitán don Eugenio
Domínguez Alfonso”. El Día (La Prensa del domingo), 17 de julio de 1988. Con
posterioridad, la reseña biográfica se ha visto enriquecida con nuevos datos.
También puede consultarse su expediente personal en el Archivo General Militar
de Segovia y en el Archivo Regional Militar de Canarias.
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