El frutero Santa Úrsula, uno de los mejores
barcos de la Compañía
Canaria de Cabotaje -vinculada al naviero tinerfeño Álvaro
Rodríguez López-, se hundió el 31 de enero de 1932 en aguas de Tazacorte,
después de que hubiera sido prácticamente destruido por un voraz incendio
declarado al atardecer del día 27, cuando buscaba el abrigo de la costa de
Fuencaliente.
De 361 toneladas brutas, 173 netas y 570 de
peso muerto, eran sus principales dimensiones 41,75 metros de eslora total,
7,25 de manga, 3,53 de puntal y 2,30 de calado máximo. Estaba propulsado por un
motor diesel Bolinder, de 300 caballos, que le daba 9 nudos de velocidad.
Naviera Alvaro Rodríguez Lopez
Álvaro Rodríguez López, el naviero más
importante de Canarias en la primera mitad del siglo XX, tiene su origen en una
empresa familiar fundada por su padre y ocupa un lugar muy destacado en la
historia marítima del archipiélago, pues llegó a poseer una de las mejores
flotas que han navegado en el archipiélago, con la que estableció enlaces
regulares con la Península
y el Norte de África.
La primera etapa de Rodríguez López fue el soporte de su propia actividad agrícola en La Gomera, principalmente en la finca de Tecina, en la que consiguió crear un auténtico emporio, cuyo éxito responde a la implantación de una perfecta organización capitalista en un medio rural que no conocía otro sistema que el paterno-feudal; y como importante empresa consignataria establecida en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, en el que representaba a los armadores noruegos Otto Thoresen y Fred. Olsen.
En diciembre de 1929 se constituyó en la capital tinerfeña la Compañía Canaria de Cabotaje, a la que Rodríguez López aportó el grueso de su flota, hasta su disolución en 1932. El 22 de octubre de 1942 se convirtió en la sociedad limitada Álvaro Rodríguez López y Hermano y el 12 de junio de 1957 adoptó la denominación Álvaro Rodríguez López, S.A.
En 1921 se produjo una auténtica revolución en el transporte marítimo de Canarias con la incorporación de las nuevas motonaves Sancho II y Santa Úrsula, que figuraban entre los primeros barcos españoles propulsados por motores diesel. El primero de ellos fue el más longevo de todos los barcos de la contraseña de Rodríguez López, con nada menos que 48 años de singladuras.
En 1925 pasó a la contraseña de Rodríguez López el vapor Bure, que fue rebautizado Sausal, siendo devuelto a Fred. Olsen tres años después. En 1928 se produjo la incorporación de los vapores SAN CRISTÓBAL y SANTA BRÍGIDA, que no era otro que el famoso ÁGUILA DE ORO, nombre que recuperó en 1934 cuando pasó a la propiedad del capitán Juan Padrón Saavedra.
En 1929 compró el vapor “SAN ISIDRO” y en 1933, el vapor “SANTA EULALIA MÁRTIR”. En 1934 fueron incorporados los buques “SANTA ELENA MÁRTIR”, “SANTA ANA MÁRTIR”, “SANTA ROSA DE LIMA” y “SAN JUAN II”. En 1934 y 1935, para reforzar las líneas con la Península, fletó los vapores “RIO MIERA” y “MARI ELI”.
Hasta el comienzo de la guerra civil de los españoles, Rodríguez López atendía un servicio regular entre las islas de Tenerife, La Gomera y La Palma y cubría una línea con varios puertos del Sur y Levante de la Península, así como las plazas de Ceuta y Melilla.
El 18 de julio de 1936 la flota de Rodríguez López estaba compuesta por siete unidades -”SAN ISIDRO”, “SAN JUAN II”, “SANCHO II”, “SANTA ANA MÁRTIR”, “SANTA ELENA MÁRTIR”, “SANTA EULALIA VIRGEN” y “SANTA ROSA DE LIMA”- y todos se encontraban en aguas canarias, por lo que quedaron en zona nacional. En agosto del citado año, el buque “SAN JUAN II” viajó a La Gomera con fuerzas de la Guardia Civil para la ocupación de la Isla. Luego hizo viajes a La Coruña, Lisboa y Sevilla, y estableció un servicio de enlace constante entre el Archipiélago y los puertos de la Península Iberica.
En 1938 los buques “SANTA ANA MÁRTIR” y “SANTA ROSA DE LIMA” fueron vendidos al armador bilbaíno Blas Otero y rebautizados “TERCIO MONTEJURRA” y “TERCIO SAN MIGUEL” y en ese mismo año, Rodríguez López compró los vapores “ISORA” y “ADEJE”, que hasta entonces habían sido propiedad del armador José Peña Hernández.
Los buques “SAN ISIDRO” e “ISORA” sirvieron de buque-prisión en Santa Cruz de Tenerife, mientras que los buques “SANCHO II”, “SANTA ROSA DE LIMA”, “SANTA ANA MÁRTIR” y “SANTA ELENA MÁRTIR” hicieron viajes regulares a los puertos norteafricanos y al Sur de la Península.
A excepción del “SANCHO II”, el resto de los barcos de Álvaro Rodríguez López fueron todos vendidos a armadores peninsulares. No quedaba otra solución, ya que, sin exportación frutera ni fletes que los sustentaran, la única alternativa era el amarre o el desguace.
Ultima etapa
El 16 de julio de 1948 se constituyó en Santa Cruz de Tenerife la Naviera Frutera Canaria, en escritura otorgada ante el notario Lorenzo Martínez Fuset, fundada por José Luis de Aznar y Zavala y los hermanos Álvaro y Conrado Rodríguez López. “Se confía -dice la crónica de ‘La Tarde’- en que los sectores agrícolas y comerciales de las islas, así como el país en general, concurran a cubrir acciones de esta nueva empresa, iniciada con las máximas probabilidades de éxito”.
El 2 de marzo de 1949 fue botado en Santa Cruz el motovelero “SANTA ANA MÁRTIR”, de casco de madera, que acabó sus días varado en la playa de Playa Santiago, en La Gomera y sirvió de hoguera una noche de San Juan y en julio de ese mismo año se adquirió en Valencia el buque “PROCYON”, que fue rebautizado “SAN JUAN NEPOMUCENO”.
Uno de los ejemplo más representativos del poderío económico de Álvaro Rodríguez López lo encontramos en el edificio que fue su sede social en la calle de La Marina, un proyecto encargado al arquitecto José Enrique Marrero Regalado, en el que destaca un gusto por el regionalismo “como respuesta canaria a los intentos de una arquitectura nacional”, destaca el profesor Alberto Darias Príncipe.
Hasta que se construyó la hilera de nuevos edificios en la parte frontal de la avenida de Anaga, la sede de Rodríguez López destacaba sobremanera en la fachada de la ciudad. El edificio fue adquirido por RTVE para los estudios de Radio Nacional de España y Televisión Española. La parte inferior fue sede de la Delegación de Cultura y más tarde, con carácter provisional, de la Consejería de Turismo y Transportes del Gobierno de Canarias.
Álvaro Rodríguez López falleció en Santa Cruz de Tenerife el 8 de agosto de 1958, a la edad de 73 años. Estaba en posesión del título de caballero de la Gran Cruz de la Orden Civil de Beneficencia y la Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco, entre otras distinciones.
En agosto de 1969 finalizó la actividad naviera de Rodríguez López con la venta del histórico “SANCHO II” a los armadores gomeros Negrín Hermanos. El ocaso de su extraordinaria actividad empresarial se acusó a partir de mediados de la década de los setenta con en el cese de actividad de la finca de Tecina, las fábricas de conservas y salazones en Alcalá (Sur de Tenerife) y Playa de Santiago (La Gomera) y la posterior enajenación de otras propiedades. (Juan Carlos Díaz Lorenzo, 2009)
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