1848 agosto 29. Nace
en Añazu n Chinech (Santa Cruz de Tenerife) el criollo hijo de catalanes Imelda
Serís Granier Se dedicó a la política tras una carrera de 25 años en la Armada española. Fue
elegido senador por Chinech (Tenerife). Durante este período se construyó la
carretera de Candelaria y Granadilla al Médano, se restablecieron los juzgados
de Eguerew (La Laguna)
y La Orotava;
y el Colegio de Abogados de Añazu (Santa Cruz). Consiguió la exención del
impuesto a los carbones que suministraban los puertos canarios y aparatos para
el funcionamiento de las farolas de la colonia. Creó generosamente la Institución Imeldo
Serís, en la Rambla
Veinticinco de Julio, donde se establecieron la Escuela Náutica y
la histórica Escuela de Comercio, en principio creada como escuela para hijos
de españoles que muestra un busto de su fundador.
Tras participar en la Guerra de los Diez años y
obtener numerosas distinciones, el 15 de noviembre de 1883 se rehabilitó a su
favor el título de Marqués de Villasegura. El rey de la metrópoli Alfonso XII
le nombró gentilhombre de Cámara con ejercicio.
Deja un legado para la fundación de la Escuela de Comercio
La historia de la Escuela de Empresa y
Turismo se remonta al año 1904, cuando D. Imeldo Serís-Granier y Blanco,
Marqués de Viliasegura, deja un legado de 150.000 ptas. “para que se
construyera un edificio dedicado a establecimiento de enseñanza”. “para hijos
de españoles” La ejecución de sus últimas voluntades da lugar a la creación de la Fundación que con el
nombre de Instituto de Enseñanza Imeldo Serís aparece como propietaria del
“sitio” de la Calle
25 de Julio de Santa Cruz de Tenerife donde se construiría el “establecimiento
de enseñanza” objeto de la
Fundación.
En el año 1933, el Ministerio de Instrucción
Pública y Bellas Artes, agotados los recursos disponibles para la terminación
de las obras, autoriza a los albaceas la cesión del edificio al Ayuntamiento de
Santa Cruz de Tenerife, que se compromete a terminarlo, conservarlo, mantener
el nombre de Instituto Imeldo Serís y su finalidad docente.
Con posterioridad, en el año 1939, por resolución
de 1 de Febrero de la
Jefatura de Enseñanza Profesional y Técnica, previa
autorización del Ministerio de Educación Nacional español, se aprueba el traslado
de la Escuela
Superior de Comercio desde su sede provisional de la Calle Viera y Clavijo,
en el propio Palacio Municipal, al edificio del Instituto Imeldo Serís.
En el año 1972, por Decreto de 10 de Mayo, la Escuela de Comercio se
integra en la Universidad
de La Laguna,
con el nombre de Escuela Universitaria de Estudios Empresariales. En el año
1987 pasa a denominarse Escuela Universitaria de Ciencias Empresariales y se
traslada en 1995 al Campus de Guajara, en la Ciudad de La Laguna. Finalmente,
en el año 2012 pasa a llamarse Escuela de Empresa y Turismo para plasmar en su
denominación a los estudios de Turismo que comenzaron a impartirse en el Centro
desde el año 1998.
El antiguo tranvía de Tenerife. “El tranvía Villasegura”. Según Bruno Juan Álvarez Abreu.
“El amigo y convecino de Santa Cruz Rafael Cedres Jorge, me acaba de
mandar con dedicatoria incluida, al que le estoy muy agradecido, su último
libro sobre la historia del Tranvía en Tenerife, titulado “El Antiguo tranvia”,
“El Tranvía Villasegura”, que transmito, basándome en los temas más importantes
del contenido bibliográfico del mismo. Se le denominó “El tranvía Villasegura”,
porque fue insinuado para su pueblo desde Madrid por el santacrucero Imeldo
Seris Granier y Blanco, nacido el
29 de Agosto de 1848. Su madre era doña Manuela Blanco y Pestana y su Padre don
Domingo Seris-Granier y Figueroa. En el año 1865 ingresó en la Escuela del Cuerpo de
Marina adquiriendo la graduación de teniente de Navío de la Real Armada. Antes de
su entrada en la política estuvo 24 años en la Armada. Participó
en la guerra de los 10 años (1868-1878) en la que Cuba intenta la independencia
de España. El 15 de noviembre de 1883 se rehabilitó en su favor el título de
Marqués de Villasegura (fue el séptimo en ostentar este título). Falleció
repentinamente en Madrid el 16 de noviembre de 1904 a los 56 años. En 1894
inicia su carrera en la política. Prestó su apoyo tanto en la isla como en el
Senado a la construcción del antiguo tranvía insular de Tenerife, presentando
las correspondientes mociones para que se adjudicasen las concesiones
pertinentes. Tal fue su dedicación que el tranvía se denominó
“Tranvía Villasegura”.
El Ayuntamiento de Santa Cruz el 4 de Diciembre de 1899 acuerda denominar
la entonces calle “de La Luz”
como calle “Imeldo Serís”.
Nos cuenta el amigo
Rafael Cedres Jorge autor de esta magnifica producción histórica que: “…El antiguo tranvía fue un sistema de
transporte ferroviario público que circuló entre Santa Cruz y Tacoronte entre
1901 y 1956, aunque a Tacoronte no llegó hasta 1904.
Tomó el nombre de Tranvía Villasegura en honor del Senador y Diputado
tinerfeño Imeldo Serís, Marqués de Villasegura, como agradecimiento por su
actuación en las cortes Españolas para lograr que se otorgasen las concesiones
que permitiesen su construcción.
El objetivo inicial del proyecto que fue redactado por el ingeniero
militar Julio Cervera era que el tranvía llegara hasta Icod pasando por La Orotava, pero esta
previsión no se cumplió y finalmente solo se pudo construir hasta Tacoronte.
El tranvía pasó por varias etapas a lo largo de sus 55 años de existencia
marcadas unas veces por las actuaciones de la empresa concesionaria que lo
explotaba y otras por las circunstancias sociales y políticas de España. En
este sentido de la euforia inicial de su inauguración se pasó a una situación
de desidia ocasionada principalmente por las actuaciones encaminadas a obtener
beneficios hasta que en 1927 el tranvía es adquirido por el Cabildo Insular,
que acomete un plan de mejora y modernización, que finalmente no pudo completar
ya que cuando mejor empezaba a funcionar se encontró con las restricciones de la Guerra Civil,
Posguerra y Segunda Guerra Mundial.
A pesar de todo el tranvía supuso un gran medio de transporte social,
especialmente en la etapa del Cabildo, que lo orientó a favorecer el transporte
de la clase obrera estableciendo tarifas especiales a precios reducidos en
determinadas franjas horarias.
El libro presenta la historia del tranvía estructurada en capítulos
temáticos, de tal forma que facilita abordar su estudio de forma independiente.
Además se ha incluido una selección de fotos que nos recuerda el paso de
los vehículos tranviarios por distintos puntos del trazado de la línea.
Desgraciadamente no se conserva ninguno de aquellos tranvías, que al
final de su vida fueron subastados como chatarra y el importe obtenido se
decidió destinarlo a la construcción del Hospital Universitario. …”
Robert Havet, actual Cónsul de Bélgica en Santa Cruz de Tenerife,
expresa: “…Esta obra, resultado de una excelente labor de investigación de
Don Rafael Cedrés Jorge, documenta e ilustra las etapas de la construcción del
antiguo Tranvía Villasegura que circulara entre las ciudades de Santa Cruz y
Tacoronte durante la primera mitad del siglo XX.
Don Rafael Cedrés Jorge, investigador muy minucioso, ha recorrido
archivos, bibliotecas, museos y librerías, lo que le ha permitido reunir todo
un riquísimo material histórico e iconográfico que ilustra esta obra.
Al igual que el lector interesado en conocer esta faceta de la historia
de la Isla de
Tenerife, he podido descubrir, al leer a Don Rafael Cedrés Jorge, cual ha sido
el aporte de varios de mis compatriotas a la construcción del antiguo Tranvía
Villasegura. Los nombres de Don Alex De Reus, del Doctor Allart, de Don Fernand
de Massy, reflejan y honran la presencia belga en las Islas Canarias a finales
del siglo XIX y principios del siglo XX, cuando la industria ferroviaria del
Reino de Bélgica era floreciente y se exportaba por toda Europa y tierras más
lejanas.
Es una gran satisfacción recordar a través de esta detallada
investigación de Don Rafael Cedrés Jorge, el lugar que ocuparon estos
distinguidos compatriotas en el desarrollo económico local, junto a las
Autoridades tinerfeñas de la época y de todos aquellos, más anónimos, que
participaron en esta interesante aventura premonitoria, considerando la
reciente puesta en marcha del nuevo tranvía entre Santa Cruz y La Laguna.
Con este trabajo, Don Rafael Cedrés Jorge rinde homenaje a todos aquellos
que, a título individual y en privado, contribuyeron a llevar a esta linda isla
hacia su futuro, entre ellos el Dr. Allart y Don Fernand de Massy, ambos
predecesores míos en el cargo de Cónsul de Bélgica en Tenerife…”
El proyecto original con el que se construyó el tranvía fue redactado por
Julio Cervera en enero de 1897. Se trata de un proyecto manuscrito para la
construcción de un ferrocarril (tranvía) de tracción eléctrica que uniría Santa
Cruz con Icod, pasando por La
Laguna, aunque el proyecto solo recoge el trazado de la
primera sección que cubría el trazado de Santa Cruz a La Laguna.
Cervera afirma que debido a la orografía de la isla, sería muy complicado
instalar un ferrocarril incluso de vía estrecha, recomendando la construcción
de un tranvía de tracción eléctrica. Así mismo cataloga el proyecto que
presenta como el más racional, práctico y conveniente para los intereses del
país.
La línea proyectada comienza junto al puerto de Santa Cruz, en la
carretera a San Andrés, para dar servicio de embarque y desembarque de
mercancías del puerto. Continúa la línea por La Marina, cruzando las vías
del tren de obras del puerto, avanzando por el margen izquierdo de la Plaza de la Constitución (actual
Plaza de La Candelaria),
Calle del Castillo, Plaza de Weyler y Carretera a La Laguna (actuales Rambla de
Pulido, plaza de la paz, en la que había doble vía, General Mola, puente
Zurita, General Mola y Carretera a La
Cuesta), terminando en La Laguna, justo antes del Puente de Hierro, donde
confluyen las carreteras de La
Orotava y la de Tegueste y Tejina. En este punto se
establecería un apartadero y almacén de mercancías. Desde aquí se partiría con
la línea al Valle de La
Orotava.
Para regresar desde La
Laguna se utilizará el mismo trazado, con 5 apartaderos para
el cruce de los tranvías, hasta la
Plaza de Weyler, donde se derivaría por la Calle de la Luz (actual Imeldo Serís) y
del Sol (actual Dr. Allart) cruzando el Castillo de San Cristóbal (actual Bravo
Murillo) para unirse con la línea de subida en la Plaza de la Constitución.
Además se instalará un pequeño ramal hacia el puerto, otro para enlazar
la línea con las cocheras y un tercer ramal con una plataforma giratoria que
permitirá conducir los tranvías al taller de reparaciones. En la Laguna se ubicará otro
ramal apartadero con su muelle de mercancías.
El proyecto recoge todos los datos técnicos necesarios para la
instalación del tranvía eléctrico, indicando detalladamente como se deben
instalar cada uno de los elementos y los lugares de instalación.
Recoge también las características del material móvil, de los equipos
para generar energía eléctrica y la forma y lugares de alimentación de las
líneas de trabajo. Además incluye los planos, perfiles longitudinales, radios
de curvas y pendientes. El trazado solo tiene una curva de 15 metros de radio,
siendo el resto de mayores radios.
Las rampas son relativamente suaves, existiendo una de 8,60% en un
desarrollo de 39 metros, otra de 8,13 % y el resto de inferiores porcentajes.
Las obras de construcción se inician el 29 de octubre de 1899 con la
ceremonia de colocación de la primera piedra en la zona de la explanada de la
marina, junto al castillo de San Juan. Para el acto la zona y los vapores
fondeados en el puerto fueron engalanados con banderas de Bélgica, España y de
Tenerife. Al acto asistieron el Dr. Allart, Cónsul de Bélgica, el Marqués de
Villasegura, el Gobernador Civil, el Capitán General, el alcalde de Santa Cruz
y otras autoridades civiles y militares. En el acto se llevaron a cabo diversos
discursos por parte de las autoridades y representantes de la empresa
concesionaria. Como recuerdo del momento, Mr. Fichefet regaló al Marqués de
Villasegura una paleta de obra (cuchara) elaborada en plata por Don Francisco
García Talavera con una inscripción grabada por Don Ricardo Pérez que dice:
“TRANVIA-VILLASEGURA. Inauguración de las obras. Santa cruz de Tenerife, a 29
de octubre de 1899”. El marqués de Villasegura fue vitoreado por la gran
cantidad de público asistente que le supo reconocer su labor en Madrid para
conseguir que se llevase a cabo la implantación del tranvía. El acto finalizó
con una invitación a los asistentes a un brindis con abundantes dulces, pastas
y champagne, estando amenizado por la charanga de Cazadores, tocando entre
otras piezas los “Cantos Canarios de Teobaldo Power” y el pasodoble “El Tranvía
eléctrico”.
La explotación de Santa Cruz a
La Laguna.
El servicio tranviario para el público se inició el 8 de abril. Al día
siguiente la empresa concesionaria firma con el Obispo de La Laguna las escrituras en
las que este cede a la citada empresa una capilla de la iglesia de La Concepción de La Laguna para ser utilizada
como estación del tranvía. La empresa debía construir otra capilla así como
abordar una serie de reparaciones arquitectónicas en el entorno.
La ampliación a Tacoronte. Las primeras actuaciones para ampliar la línea
hasta Tacoronte se inician en diciembre de 1900 con la aprobación de los
pliegos de condiciones que han de regir la adjudicación de la concesión y
construcción de este tramo de línea.
El 15 de noviembre de 1901 se redacta la memoria descriptiva del proyecto
del tranvía por tracción eléctrica para la ampliación.
En materia de personal siendo explotado entonces por el Cabildo Insular
de Tenerife. El 23 de junio de 1931 se constituye el “Gremio de Tranviarios de
Tenerife” con el objetivo de conseguir la máxima compenetración entre
trabajadores y patronal y en octubre se redacta una nueva reglamentación de
aplicación para todo el personal que presta servicios en la explotación.
Con la puesta en marcha del suministro eléctrico por la empresa
adjudicataria, se redujo los gastos del tranvía en materia de carbón y agua, lo
que supuso un alivio importante en las cuentas de la explotación, hasta que
poco a poco los costes de las tarifas eléctricas supusieron un nuevo escollo a
salvar, ya que las facturas por consumo eléctrico se incrementaban. El 24 de
diciembre de 1931 se entrega en el Cabildo la primera comunicación de acuerdo
de huelga del personal tranviario por parte del sindicato ferroviario. El
Cabildo se ve obligado a rechazar las propuestas de subidas salariales
solicitadas ya que así lo había prohibido el Gobierno de La República, pero plantea
la posibilidad de distribuir los beneficios que genere la explotación en el año
1932. Finalmente casi todos los trabajadores fueron a la huelga. Algunos de los
problemas laborales se fueron resolviendo en 1932, con una subida salarial,
cubriendo plazas vacantes en propiedad y otras medidas.
Las consecuencias de estas medidas fueron que se tuvieron que subir los
precios de los billetes entre 5 y 10 céntimos de peseta para hacer frente a los
nuevos costes.
El fin del servicio.
El 15 de noviembre de 1956 se decreta por el Presidente del Cabildo la
suspensión cautelar del servicio del tranvía como consecuencia del último
accidente sufrido el día anterior, hasta que se proceda a la revisión por los
técnicos de todo el material móvil.
Para resolver los efectos de esta suspensión se solicita a la exclusiva
de transportes que aumente la frecuencia y número de servicios. Aunque la
suspensión se decretó con carácter temporal, lo cierto es que nunca más
volvieron a circular salvo para transportar los raíles y líneas aéreas que se
iban desmontando para retirarlas, hecho que fue autorizado por el Ministerio en
1957. En los años siguientes se realizaron sucesivas subastas para la
enajenación de todo el material tranviario, que había sido valorado en
13.842.178,61 pesetas (83.193,17 euros).” (Bruno Juan Álvarez Abreu, 2013)
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