1842 septiembre 9. Nace Ireneo
González Hernández (1842-1918) Nacido en La Laguna se le considera en algunos textos
históricos como el mejor gramático canario del siglo XIX. Fue catedrático de
latín, retórica, poética, lengua castellana y religión. De hecho, fue
sacerdote, entre otras iglesias, en la de San Francisco, en Santa Cruz, aunque
destacó más por su actividad docente. En 1822 publicó su obra Nociones de
gramática castellana.
Fue cofundador del Gabinete Instructivo
de Santa Cruz de Tenerife tal como recoge el cronista de la ciudad Luís Cola
Benítez:
En recuerdo del Gabinete instructivo
“Decía un cronista local que los vientos
revolucionarios de "La
Gloriosa" pasaron por Santa Cruz sin dejar la menor
huella. Esto es cierto en cuanto al devenir de la política local, pero no tanto
en lo concerniente al escenario social. Desde que el decreto de 20 de noviembre
de 1868 permitió en España la libertad de asociación surgieron innumerables
ateneos, círculos y sociedades de opinión que se extendieron por la geografía
nacional. Santa Cruz no permaneció ajena a este movimiento y, entre otras
iniciativas, se propició la creación de una asociación insólita, por sus
componentes e intenciones, en un entorno social anegado por el analfabetismo de
la mayor parte de la población.
Aquellos vientos revolucionarios dejaron en Santa
Cruz el recuerdo de unos hombres que muchos tildan de románticos luchadores por
las libertades, y propiciaron la creación de una sociedad, el Gabinete
instructivo, que a lo largo de un tercio de siglo logró aglutinar una pléyade
de patriotas de las más diversas ideologías. En ella se trató de enaltecer,
instruir y motivar a la comunidad y más de una vez sus miembros se erigieron en
sus conductores desde la tribuna del más vivo debate al servicio de la cultura
y del progreso. Una sociedad orlada por la tolerancia y el respeto a la
libertad de las conciencias, forjadora de ideas y de ideales, y que en cierta
forma recogía el testigo y servía de puente entre las ilustradas tertulias y
foros dieciochescos, tantas veces citados, y los movimientos vanguardistas del
siglo XX.
Muchos de aquellos hombres, auténticos próceres
del intelecto, no son para el ciudadano de hoy desconocidos y sus nombres le
son familiares, aunque a veces no sea capaz de situar sus actuaciones
personales. Algunos fueron alcaldes: Bernabé Rodríguez, Suárez Guerra, Emilio
Serra, Anselmo de Miranda, Febles Campos. Otros están presentes en rótulos de
calles y plazas: Domínguez Alfonso, Doctor Guigou, Ireneo González, Pulido,
Valentín Sanz, Puerta Canseco, Villalba Hervás, Costa y Grijalva. Y muchos más
que de alguna forma siguen vivos en la memoria colectiva.
El 9 de mayo de 1869 se reunieron en casa de
Elías Zerolo Herrera, que entonces tenía 20 años, un grupo de inquietos
ciudadanos, entre los que se encontraban el marqués de la Florida, Villalba Hervás,
Domínguez Alfonso, Darío Cullen, Rafael Calzadilla, Izquierdo y Azcárate,
Gil-Roldán y Ríos, José D. Dugour y su hijo Alfonso, José Tabares Bartlett, y
otros. Llama la atención la juventud de la mayor parte de los asistentes y la
disparidad de sus ideologías, pues allí se encontraron con un objetivo común,
liberales, republicanos, conservadores, carlistas e indiferentes a cualquier
pensamiento político. En la reunión se acordó la creación de un
"Gabinete", para lo que se eligió una comisión presidida por el
sacerdote Ireneo González Hernández. Se creaba, según sus fundadores, para la
comunicación mutua de ideas expuestas por medio de discursos escritos u orales,
que contribuyan al desarrollo de las facultades intelectuales de sus miembros.
Los fines no podían ser más loables.
El 24 de julio se celebró la solemne sesión
inaugural, en la que se constituyó la primera directiva presidida por Juan de la Puerta Canseco.
Esta fecha quedó instituida como la fundacional, y en el reglamento social se
consideró preceptivo hacer coincidir con ella la sesión extraordinaria anual,
con lo que, al mismo tiempo, se daba un especial realce a la conmemoración de la Gesta de 1797, el más
glorioso hecho de la historia de Canarias. En la inauguración se señalaron los
objetivos de la entidad, insistiéndose en que siempre los progresos sociales
son obra genuina de la libertad de discusión.
A lo largo de su trayectoria, aquellos hombres realmente
pusieron las bases del Santa Cruz del siglo XX. Allí se luchó por la
emancipación de la mujer, nacieron los barrios para obreros, por primera vez se
pidió el telégrafo con la
Península, se fomentó el cultivo de la vid, se trató de las
franquicias y de la libertad de comercio, se propuso la creación de un hospital
para niños y de una escuela agrícola, se crearon la Sociedad de Socorros
Mutuos y Enseñanza Gratuita, la de Edificaciones y Reformas Urbanas, la Unión Mercantil y
Agrícola, el Círculo Cinegético, la
Sociedad de Bellas Artes, germen del actual Museo, y muchas
más.
Hoy, en la que fue sede de aquella irrepetible
sociedad, frente a la Plaza
del Príncipe, se ubican las instalaciones del moderno Hotel Príncipe Paz, a
cuyos responsables ha propuesto la "Tertulia Amigos del 25 de Julio"
la colocación de una placa que recuerde y salve del olvido, en modesto pero
sentido homenaje, a la más singular sociedad privada que ha tenido Santa Cruz,
en la que la cultura y el progreso marcharon hermanados de forma ejemplar en
beneficio de la ciudad.“
(Luís Cola Benítez, 2014, de
la Tertulia Amigos
del 25 de Julio www.amigos25julio.com)
Barranco de Chamoco
Descripción
del Barranco de Chamaco o Badajoz según Ireneo
González Hernández
Considerado el mejor gramático canario del siglo XIX, Ireneo González fue catedrático por oposición de latín, retórica y poética, lengua castellana y religión. Escribió posiblemente la más bella y detallada descripción del Barranco de Badajoz que fue publicada en la revista “Ilustración de Canarias” el 30 de septiembre de 1883 con el título “El Valle de Güimar”.
Considerado el mejor gramático canario del siglo XIX, Ireneo González fue catedrático por oposición de latín, retórica y poética, lengua castellana y religión. Escribió posiblemente la más bella y detallada descripción del Barranco de Badajoz que fue publicada en la revista “Ilustración de Canarias” el 30 de septiembre de 1883 con el título “El Valle de Güimar”.
“Ilustración de Canarias” el
30 de septiembre de 1883 con el título “El Valle de Güimar”.
“El Barranco de Badajoz situado al S. O. Y formado
por la ladera, es lo más notable que allí se encuentra: es lo más grandioso que
después del Teide, podemos por su belleza salvaje admirar en esta Isla. Desde
el fondo del barranco cubierto de maljuradas cuyas amarillas flores semejan una
alfombra de oro, apenas se alcanza á ver una tercera parte de la altura de los
riscos cortados perpendicularmente, ocultas casi siempre sus cumbres entre las
nubes, y poblados en la parte superior de gigantescas mocaneras. Precipítase al
centro de la herradura de forma irregular en que el barranco termina, una
hermosa cascada con sonoro rumor y grata vista. A la izquierda la cueva del
culantrillo , verde y pequeña galería, da paso á cristalinas aguas; á la
derecha por la Madre
vieja con cavidad semi-oscura, entretegida de helechos y jibalveras discurren
grandiosamente mansos arroyuelos; mientras que bajo los pies se oyen
bullir confusamente las aguas de la
Mina. En las alturas se divisan recuerdos de nuestros
antepasados los pacíficos moradores de aquellas soledades. En la cueva del
cañizo se alcanzan á ver cruzados unos palos que algún temerario que ha llegado
á penetrar allí asegura se de sabina. Al frente, entre la Cascada y la Madre vieja, pero á una
altura accesible sólo para algunos pájaros, está la lanzita, palo que debiendo
ser bastante grande aparece del tamaño de un bastón, y que no puede
conjeturarse cómo ni por quien fue puesto allí.
Si algún atrevido intenta buscar el origen de la Cascada, llegará con gran
riesgo de su vida al fondo de una especie de embudo cortado verticalmente, de
paredes completamente lisas y de una elevación tal que causa algo más que
espanto, más que horror. Allí la vida se encuentra á cada momento en inminente
riesgo; una piedra del tamaño de una avellana desprendida de la altura produce
un ruido que aturde. En el fondo, un poco
más arriba del naciente del agua que brota en
diferentes partes al pie de unos peñascos, existe un agujero de dos pies de
diámetro; si se arroja por él una piedra, se oye que cae de uno en otro salto
durante algunos segundos, y se va oyendo más confusamente el golpe, y luego el
sordo rumor de la caída, sin que llegue á percibirse el término de ésta aunque
se aplique el oído á la boca del abismo. Este lugar se denomina la hondura, ó
la fuga de cuatro reales.
En la parte opuesta, la Madre vieja da entrada,
aunque completamente inaccesible, á otro abismo inmenso que corre parejas con la Hondura y se llama el
Osario á causa de los huesos que en el fondo hay, de cabras despeñadas. Este
sólo puede verse desde la cumbre.” (file:///C:/Documents%20and%20Settings/Edu/Escritorio/Archivo%20Municipal%20de%20G%C3%BC%C3%ADmar.htm).
Imagen: Sede del Gabinete
Instructivo, hoy, Hotel Príncipe Paz.
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