sábado, 22 de febrero de 2014

BENEDETTO BORDONE PASA POR CANARIAS






El viajero italiano Benedetto Bordone, que pasó por las islas Canarias en la primera mitad del siglo XIV, nos dejó una breve descripción de sus habitantes y costumbres entre las que recoge la figura del mensajero al “más allá” en los siguientes términos: “...que la menor de ellas es de circunferencia de 90 millas, pero aquellas, que habitan los infieles son de muchos mayores, e de pueblos más abundantes, y sobre todas las otras la Gran Canaria, en la cual se encuentra alrededor de ocho mil almas, más o menos, y después de esta Tenerife, después sigue La Palma, que poca gente conoce no obstante isla bellísima, y todas tres fortísimas de manera que no temen de alguno de ser de alguno tomada. Tenerife, es la más alta isla del mundo, de la cual con tiempo sereno se puede ver a setenta leguas de distancia en el mar, que son millas doscientas cuarenta, y tiene en el medio, en forma de una punta hecho, altísimo, la cual continuamente arde, y así se afirma de aquellos que la han visto, y además dicen que aquel monte tenía por altura millas seis, por tres islas o sea la Gran Canaria, Tenerife y La Palma, tienen por número nueve señores, los cuales por la fuerza se hacen, y por tales tiranías grandísimas guerras entre ellos se cometen,  no ya con armas, por que son de aquellas del todo privados, pero con piedras y mazas de madera, a sus guerras imponen el fin, y por eso todos desnudos son, en el matarlos hacen admirable operación, no obstante algunos de pieles de cabras sean cubiertos, y similmente algunos otros, para ampararlos no tanto de las guerras, cuanto del frío “no obstante poco o nada haga”

De cebo de pico y de zumo de hierbas hacen de ello una composición con la cual se untan para hacer su piel gruesa. Habitan en las cuevas de las montañas, y sus víveres es el pan de cebada, carne y leche de cabra. Tienen vino y higos abundantemente y las cosechas es de marzo  y de abril. Viven sin alguna religión que el sol, y que la luna y que otra cosa como ellos más es disgusto, adoran.  Y entre ellos las mujeres no son comunes, pero cada uno tantas coge, cuantas a él gusta, haría alguno “por vil que sea” que alguna de aquella fue mujer a casa condujera si con el señor suyo no fuese virgen, eso que a grandísima vergüenza con tal cosa se tendría, esto dormir que hace la mujer con el señor a grandísimo honor se tiene.

Y además de aquella costumbre, hay otra que está hecha de esta manera: que creado el señor, y en la señoría puesto sin otro impedimento, habrá algunos de sus súbditos a su señoría se presenta, y aquella para honrar la fiesta se ofrece de sí mismo matar, y por tal cosa ver, o sea el efecto de la ofrenda hecha todo el pueblo se reúne en un cierto valle profundísimo, y aquello, que de morir por el señor mismo se ofrece, a altísima rupe (¿cima?) accede, y después de algunas ceremonias echas, y algunas palabras en laude de su señor dichas, subido en de aquella rupe altísima se tira, por aquella, no queda más que en el fondo de aquel valle en pedazos combertido, donde después del pueblo es encontrado, y el señor por tal efecto, a sus parientes de mucho agradecido le queda.

Estos isleños son buenísimos saltadores, y una piedra con mano trayendo, donde le gusta la ponen. Sua carnes con zumos de hierbas pintan, estas sus pinturas son de diferentes colores echas, o sea verde, amarillo, y bermellón, con muchos bellos animalitos, y además de follaje, y otras cosas”

Este texto de Benedetto Bordone aunque un poco confuso en algunos de sus pasajes, podemos entender el fondo del mismo. En él, nos aporta tres datos del máximo interés, el primero nos habla de la existencia de la vid en Canarias en tiempos anteriores a la colonización normando española, así mismo nos dice de las higueras de leche, frutal cuya introducción en las islas especialmente en la de Gran Canaria el sistema ha venido atribuyendo a los mallorquines, extremo éste que la arqueología se ha encargado de desmentir, y la existencia en la antigua sociedad mazigia guanche de la figura del mensajero, practica que sincretisada ha perdurado hasta nuestros días, como tendremos oportunidad de ver.

 En este aspecto es sumamente interesante un trabajo de la profesora y arqueóloga María del Carmen del Arco Aguilar y su equipo relativo al habitat guanche en el Menceyato de Icod de los Vinos en Tenerife. De dicho trabajo reproducimos algunos párrafos que consideramos de interés para el tema en cuestión, al tiempo que queda desmontada una de las tantas falacias históricas como es la de que las higueras en Canarias fueron introducidas por lo mallorquines: “Además, nuestros estudios paleocarpológicos han venido a señalarnos que en Don Gaspar se cultiva Vitis vinifera desde comienzos de la Era. Esta es una aportación fundamental pues se trata de un cultivo para el que toda la historiografía señala su introducción tras la conquista.
Aunque los restos identificados son es­casos, no se trata de un hallazgo aislado pues determinamos varias unidades en distintos niveles pertenecientes todos ellos a la secuencia de ocupación indígena. Indudablemente desde nuestra perspectiva estamos ante el mismo planteamiento que el expresado más arriba sobre el stock fundacional, el tipo de simientes y productos agrícolas con los que se planifica la colonización de la isla, y éste es un cultivo plenamente introducido en el Occidente Mediterráneo y N de África para las fechas del primer milenio a.C. que barajamos.”
En ese mismo sentido no debemos olvidar que otro de los cultivos, en el campo de la arboricultura, siempre relegado a su introducción postconquista o en manos de los navegantes mediterráneos del S. XIII-XIV (mallorquines) fue la higuera y que en la Cueva de Las Palomas los estudios antracológicos han permi­tido identificar carbón de Ficus carica desde el S. III a. C, hallazgo del que hoy podemos presentar su confirmación por similares determinaciones en la Cueva de Los Cabezazos (Tegueste).
Nosotros hemos dicho siempre: lógico, es otro de los cultivos mediterráneos bien implantados. Por lo tanto, debe estar en el paquete fundacional y, en ese sentido, nuestra hipótesis es que con probabilidad el espectro de cultivos se ampliará. Así, en el campo de la arboricultura, no nos resultaría nada extraño la determinación del olivo, el granado o de la palmera dactilífera.” (María del C. del Arco et al. 2000:193-4)




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