sábado, 6 de diciembre de 2014

Canarias y la indiferencia ciudadana


Desde pequeños nos han convencido de que esto no tiene futuro, desde pequeños nos han contado como nuestros abuelos emigraban a Venezuela, a Cuba y a donde hiciese falta para comer, siempre nos han creado esa idea y nosotros como buenos humanos que somos nos hemos adaptado a ella buenamente, con aquello de que somos poca cosa, de que no valemos para crear, para innovar, para dar soluciones, de que en estas islas no se puede mover nada. Es un inmovilismo constante, una resistencia al cambio, una capacidad para asumir tremenda, una nula muestra de dignidad ciudadana, todo se traga, que nos echen encima lo que haga falta y el que no corre, vuela.
Ocurren cosas curiosísimas que demuestran estas teorías, como que en una ciudad como Santa Cruz la misma mafia lleva gobernando durante 36 años. Yo no sé que pasa, pero nada cambia y sólo unos pocos jóvenes - la llave del cambio - alertamos de la escandalosa situación. A nadie le importa, lo “normal” es no ser consciente de los problemas, ni críticos con la situación, si no asumir que las cosas siempre han sido así y que no se pueden cambiar, echándole la culpa a múltiples causas que siempre nos colocan en el escalón más bajo, ese es el discurso. Desde hace unos años yo ya no vivo allí y me de la sensación de que no soy el único canario que siente que no le van a dejar vivir en sus islas, porque entre la miseria y la falta de oportunidades en una sociedad que poco se preocupa por el civismo, por si misma, una sociedad que sonríe con poco y se llena la boca hablando mucho y haciendo poco, una sociedad que se alegra con placeres vacios.
Una economía anquilosada y mal estructurada para el reparto de la riqueza, donde la noción de centro comercial llama más que la de pequeño comercio, donde hay que ir a lo grande, donde no sabemos reconocer quien es pueblo, quienes somos nosotros y que es esa gran maquinaria que sólo aspira a sacar rentabilidad y emplearnos de mala manera. Porque aunque recibamos doce millones de turistas al año, hace seis millones de turistas que no se crea empleo, de hecho se destruye, y los que se quedan trabajan más horas, el dinero va para Iberostar y Meliá a ritmo de touroperador. Hay un 35% de paro y un 70% de paro juvenil el cual es el más alto de la Unión Europea y muy probablemente de todo el primer mundo, para colmo, cuando lo dices te dicen que no hay nadie pasándolo mal, que lo que ocurre es que hay mucha economía sumergida y que aquí nadie pasa hambre y que la justicia social reina, que el que está mal se lo merece, y además es un rebenque, que hay gentes a las que les gusta levantarse por la mañana y no tener proyectos, que nadie quiere moverse… ¡No! El hambre está ahí, la peor sanidad pública de España está ahí, el mayor fracaso escolar está ahí, y las familias que siempre han vivido bien están ahí, y la cantinela sigue y nadie mira, nadie dice nada. Yo no digo que los políticos sean los únicos responsables de que una sociedad no tire para delante, ya que al fin y al cabo los elegimos entre todos, pero si digo que esta gente tiene ganas y afán de robarnos, de engañarnos de hacernos creer que no hay más, que no hay dinero, que no hay posibilidades, que somos un pueblo acomplejado y sin futuro, que España nos roba ,cuando por cierto, prácticamente todo el progreso social que ha llegado a estas islas ha venido desde Madrid.
Digo que esta gente no quiere un pueblo culto que no se deje engañar, que nos quieren en la playa o de botellón, o viendo productos de entretenimiento barato en la televisión que te acabas de comprar en el MediaMarkt cuando no tienes ni para pagar los libros de tus hijos. Antes los caciques alimentaban a nuestros abuelos y bisabuelos, les daban de comer por cortar piñas de plátano, y con eso malvivían, hoy no se llaman caciques, pero siempre han estado ahí, son los mismos, los mismos de siempre, las mismas familias y la mafia con cuerpo de ley, y controla, y sonríe, y nosotros miramos como el medianero en La Orotava para que nos den un poco más de lo que teníamos, para que parezca que ganamos algo, y sonríen, y se ríen, de nosotros, de nuestra tierra, de nuestra gente. Y nadie se siente menospreciado, nadie… qué complejo tenemos? Nos han enseñado que no valemos, y lo peor, nos lo hemos creído siempre, siempre. 
Una sociedad que no crea en si misma no vale nada, estará hipotecada por su oligarquía y lo que pueda saquearles, una sociedad civil que no se defienda jamás llegará a ese ansiado progreso colectivo que es tan posible como necesario. Te seguirán convenciendo de que es imposible y tú seguirás creyéndote lo que digan los que curiosamente más se benefician de la situación. Todo tiene una razón de ser, la realidad es como tú creas que es, no como te la cuenten.
La palabra es conformismo, del cutre. Mentalidad de esclavo, de esclavo feliz. De resignados, los resignados que creían que las cosas eran como se las contaba el patrón, el patrón que hablaba de esfuerzo y meritocracia cuando el es rico de cuna y corrupto de profesión.

Fuente: file:///C:/Documents%20and%20Settings/Edu/Escritorio/Son%20las%20Siete%20•%20Canarias%20y%20la%20indiferencia%20ciudadana.htm


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