UNA HISTORIA RESUMIDA DE
CANARIAS
PERIODO COLONIAL
1481-1490
CAPITULO-XVI
Eduardo
Pedro García Rodríguez
1489. Pasivo
Pedro de Vera, Beatriz de Bobadilla permaneció sitiada "mucho
tiempo", hasta que Inés, que estaba en Sevilla, hizo llegar la noticia a
la corte. Mal ejemplo toda revolución popular triunfante, a 4 de marzo de 1489,
los reyes ordenaron a Vera rescatar a "nuestra criada", señora de
Gomera y Fierro, como tutriz de sus hijos. Aunque no lo necesitase, ampararía
de paso a la Peraza ,
que "posee por suyas ciertas yslas, que son de las yslas de Canaria",
para que sus vasallos "no se sustraigan a su obediencia". El
gobernador se comportó, a la manera oficial de la época: "en vengança de
la dicha muerte", hizo matar "a muchos vecinos de la Isla.. , y las mujeres,
muchachos y niños y niñas cautivaron". Tras haber "tomado e prendido
a todos los vecinos... e a sus mujeres e fijos", se repartió el lote con
Beatriz: "metiolos en una nao e en sus navíos... De ellos perecieron y
otros fueron vendidos.., dados e enajenados en nuestros reinos e señoríos e
otros fuera dellos.
Cobrados 1.000 castellanos en oro y 500 quintales de
orchilla, a dos castellanos quintal, por el gasto, Vera se reservó ambas
partidas, dando "cautivos en pago de su sueldo, a "los escuderos e
maestres de navíos e otras gentes, que fueron en lo suso dicho".
Valorado el gomero o gomera, entre 7.500 y 10.500
maravedís, el obispo de Canarias y
Málaga, que residía en la ciudad andaluza, quedó a cargo de la distribución,
no olvidando el gobernador obsequiar a Isabel, con un camello y 9 esclavas y al
Príncipe D. Juan, con tres cajas de conservas y una grande de azúcar. (L. Al.
Toledo)
1489. Que unas
islas volcánicas, pobladas por guanches,
padeciesen dos conquistas en toda regla, en poco más de una década,
escapa a la lógica. Pero el hecho es que Alonso Fernández de Lugo, emprendería
una segunda conquista de las Canarias, recién terminada la primera. Partícipe
de la guerra de Vera, residente en Tamaránt (Gran Canaria), en 1489 era
propietario de plantaciones de caña e ingenio y Alcaide en Algueres?. Mal
pagador, le perseguían los acreedores, cuando fue llamado a Granada por los
Católicos para participar en la toma de aquel reino. A 19 de febrero de 1492,
le compensaron por los servicios prestados y el 1.400.000 de maravedís, que
adelantó para la invasión y conquista de Benahurae (La Palma ), con donadío en el
Valle de Graxere, entre la villa de Galel y la costa[1],
adjuntando licencia para tomar agua donde quisiera, destinada a regar 90
fanegadas de tierra de sembradura, aptas a plantación de caña dulce y frutales.
El Alonso de Lugo azucarero, es para Bernáldez caballero sevillano "de
noble generación, hombre pacífico y de muy buena condición y de sana conciencia,
agudo y de buen corazón e ingenio, cuidadoso de ganar honra e de servir a Dios
y a sus Altezas... en conquistar las gentes bárbaras e idólatras, ignorantes y
enemigas de la fe cathólica". Mediador entre Pedro de Vera y los guanches,
"porque con mucho amor los trataba e conquistaba"?, se le atribuye la
iniciativa de la guerra: "quando vido tiempo conveniente, demandó a el rey
e a la reyna, la conquista de Palma". (L.Al.Toledo)
1489.
El tratado de Medina del Campo,
firmado por los Reyes Católicos en 1489, al conceder a los ingleses libertad
completa de comercio en todos sus dominios, les abrió las puertas de las
Canarias, pues nunca las consideraron los reyes españoles como colonias
cerradas al comercio con otros países.
Las relaciones comerciales entre
las Islas Canarias e Inglaterra pueden datarse como de los primeros años del
siglo XVI. Hasta entonces el área comercial de la expansión inglesa había
quedado reducida a sus límites medievales con el canal de la Mancha , como gran centro de
empresas mercantiles, y las costas del Occidente europeo, como teatro de más
arriesgadas hazañas.
Sin embargo, el tráfico activo
con las islas Canarias no se inició hasta el año 1519, en que los comerciantes
de Bristol organizaron expediciones comerciales a las islas Azores y Canarias,
así como a las vecinas costas de Marruecos y Berbería (136) .
La figura más representativa en
el círculo de este tráfico mercantil fué la de Willíam Hawkins, famoso mercader
y pirata de Plymouth y hombre de negocios preeminente (que llegó a empuñar la
vara de alcalde de su ciudad natal) quien, en unión de sus hijos William y
John, estableció un servicio regular marítimo con las Canarias, dedicándose a
la compra de azúcares y vinos en las distintas islas del Archipiélago, en las
que contaban con poderosos auxiliares y amigos.
Los Libros de registro del puerto
de Plymouth atestiguan la extraordinaria actividad desplegada por esta familia
afortunada, que consiguió, al par que riquezas para su casa, propagar la
excelencia de los vinos canarios, dándoles popularidad y fama y abriéndoles los
hogares de las clases acomodadas de su nación. Este tráfico lo llevaban a cabo
en pequeños buques de veinte a cincuenta toneladas, ligerísimos y muy
marineros, que tardaban en hacer el recorrido de ida y retorno unos tres meses
aproximados. (En: A. Rumeu de Armas, 1991)
1489 Marzo 4. Medina del Campo. AS, RS ACV, pc. VII-I 4/5-6.
Doña Ynés Peraca para que la
pongan en la posesyón de las islas de la Grand Canaria.
Don Fernando e Doña Ysabel etc. A vos Pedro de Vera,
nuestro gouernador de la ysla de la Grand Canaria , salud e gracia. Bien sabedes cómo
Doña Ynés Peraça, muger que fué de Diego de Herrera, tyene e posee por suias e
como suias ciertas islas que son de las yslas de Canaria, e agora nos es fecha
rrelación que algunos vezinos de una ysla dellas mataron a Ferrand Peraça, su
fijo, e se han levantado e quieren levantar algunos de los vecinos de la dicha
ysla e se quieren o querrán substraer de su obedienc;ia en 1o qual s y asy
ouiese de pasar diz que ella rrecebiría agrauio e dapno. E por su parte nos fué
suplicado e pedido por merced que sobre ello le proueyésemos de rremedio con
justicia o como la nuestra merced fuese. E nos touimos lo por bien, por que vos
mandamos que s y asy es que la dicha Inés Peraça em estado en posesyón de las
dichas yslas que amparéis e defendáys en la posesión de las dichas sus yslas a
la dicha Doña Ynés e non consyntades nin dedes logar que los vecinos de las
dichas ys,las se le subtrayan de su obecliencia, e para las tener e poseer e
para los fazer acudir con los fructos e rentas dellas e para fazer justiçia de
los malfechores la deys e fagades dar todo el fauor e ayuda que vos pidiere e
menester ouiere, e en ello nin en parte dello non consyntades que le sea puesto
enbargo nin contrario alguno. E los vnos nin los otros etc.
Emplazamiento en forma. etc. Dada en la villa de Medina
del Campo, a quatro días del mes de marzço año etc. De mill e quatrozientos e
ochenta e nueue años. Yo el Rey, yo la Reyna. Yo Alfon de Auila, secretario del Rey e de
la Reyna
nuestros señores, la fiz escreuir por su mandado. (D.J.Wölfel)
1489 Enero 9.
Una esclava canaria
de nombre Isabel de 11 años, es vendida al mercader de Játiva, Miguel de Urrea.
1489 Enero 10. Valladolid (f. 331). Orden a Pedro de Ezequiel,
veinticuatro de Sevilla, para que sentencie el pleito que está pendiente entre
doña Ines de Peraza y la citada ciudad por el lugar de Villamartín, en el que
es juez comisario, y para que obligue a los letrados solicitados por doña Ines
de Peraza a que ayuden. Don Alvaro. Johannes. Andreas. Antonius. Mármol. (E.
Aznar; 1981)
1489 Enero 17. Valladolid (f. 227). Incitativa a Pedro de Vera,
gobernador de Gran Canaria, para que entienda en la petición del jurado Pedro
Fernández Señorino, quien dió en Alonso de Lugo los 20.000 maravedís que debía
al carpintero Gonzalo Fernández, vecino de dicha isla, a pesar de lo cual le
han sido embargados por el alcalde Pedro García de Santo Domingo, dos negros,
cuatro bueyes y cuatro asnos, con un valor superior a los 30.000 maravedís. El
Rey y la Reina. Avila.
Don Alvaro. Johannes. Antonius. Franciscus. (E. Aznar; 1981)
1489 Enero 19: Valladolid (f. 143). Orden a Pedro de Vera,
gobernador de la isla de Gran Canaria, para que ejecute una obligación del
jurado Pedro Fernández de Señorino contra Alonso de Lugo, vecino de dicha isla
y alcaide de Agaete, que le debe 2.400 arrobas de azucar y le tiene hipotecado
un ingenio. Don Alvaro. Johannes. Antonius. Andreas. Franciscus. Castillo. (E.
Aznar; 1981)
1489 Enero 19. Valladolid (f. 358). Incitativa a Pedro de Vera,
gobernador de la Isla
de Gran Canaria, para que haga cumplir la sentencia dada por Fernando de
Trujillo, teniente de gobernador, en el pleito entre el jurado Pedro Fernández
Señorino y Adán Acedo, vecinos de dicha isla, sobre un contrato hecho entre
ellos. Don Alvaro. Johannes. Antonius. Franciscus. (E. Aznar; 1981)
1489 Marzo 4. Medina del Campo (f. 76). Orden a Pedro de Vera,
gobernador de Gran Canaria, para que ponga a doña Inés Peraza, viuda de Diego de
Herrera, en posesión de las islas de Canaria que le pertenecen y para que le
prestodo favor y ayuda para castigar a los vecinos de una de dichas islas que
se ha matando a su hijo Fernando Peraza. El Rey y la Reina. A vila.
1489 Marzo 4. Medina del Campo (f. 300). Orden a Pedro de Vera,
gobernador de Gran Canaria, para que ampare a doña Beatriz de Bobadilla, viuda
de Fernando Peraza, como tutora de sus hijos, en la posesión de las islas de la Gomera y el Hierro, que
pertenecían al dicho Fernando Peraza por donación de su madre doña Inés Peraza.
El Rey y la Reina. A
vila. (E. Aznar; 1981)
1489 Marzo 4. Medina del Campo. AS, RS ACV, pc. VII-I 4/5-6.
Doña Ynés Peraca para que la
pongan en la posesyón de las islas de la Grand Canaria.
Don Fernando e Doña Ysabel etc. A vos Pedro de Vera,
nuestro gouernador de la ysla de la Grand Canaria , salud e gracia. Bien sabedes cómo
Doña Ynés Peraça, muger que fué de Diego de Herrera, tyene e posee por suias e como suias ciertas islas
que son de las yslas de Canaria, e agora nos es fecha rrelación que algunos
vezinos de una ysla dellas mataron a Ferrand Peraça, su fijo, e se han
levantado e quieren levantar algunos de los vecinos de la dicha ysla e se
quieren o querrán substraer de su obedienc;ia en 1o qual s y asy ouiese de
pasar diz que ella rrecebiría agrauio e dapno. E por su parte nos fué suplicado
e pedido por merced que sobre ello le proueyésemos de rremedio con justicia o
como la nuestra merced fuese. E nos touimos lo por bien, por que vos mandamos
que s y asy es que la dicha Inés Peraça em estado en posesyón de las dichas
yslas que amparéis e defendáys en la posesión de las dichas sus yslas a la
dicha Doña Ynés e non consyntades nin dedes logar que los vecinos de las dichas
ys,las se le subtrayan de su obecliencia, e para las tener e poseer e para los
fazer acudir con los fructos e rentas dellas e para fazer justicia de los
malfechores la deys e fagades dar todo el fauor e ayuda q11e vos pidiere e
menester ouiere, e en ello nin en parte dello non consyntades que le sea puesto
enbargo nin contrario alguno. E los vnos nin los otros etc.
Emplazamiento en forma. etc. Dada en la villa de Medina
del Campo, a quatro días del mes de marzço año etc. De mill e quatrozientos e
ochenta e nueue años. Yo el Rey, yo la Reyna. Yo Alfon de Auila, secretario del Rey e de
la Reyna
nuestros señores, la fiz escreuir por su mandado. (D.J.Wölfel)
1489 Junio 10. .Seguían en Tamaránt (Gran Canaria) por parte de los
invasores los repartimientos del botín de guerra, tierras y aguas arrebatadas a
los canarios, constando de los libros de Datas que hasta fines de ese año
dirigía y autorizaba el jefe de los invasores y gobernador colonial el
sanguinario Pedro de Vera.
También resulta de esos libros,
entre otras curiosas concesiones, la que se le señalaba en 10 de junio de aquel
año a Hernando de Prado sobre terrenos situados en Tenoya, que habían de
regarse pasando el agua por canales de madera
colocados en el cauce de aquel barranco, revelando este hecho el aprovechamiento de las antiguas infraestructuras
de regadíos de los antiguos canarios, lo que facilitó a los colonos europeos un
rápido desarrollo que la agricultura en tan pocos años.
Continuaba el plantío de cañas de
azúcar, vides y árboles frutales en los sitios más favorecidos de la isla,
especialmente en Telde, Firgas, Arucas y Gáldar, cobrándose los mercenarios
conquistadores en terrenos los sueldos que por sus servicios se les adeudaban y
estableciéndose una justa proporción entre caballeros y peones, como antes
hemos indicado.
La medida agraria usada en la colonia era la aranzada, o sea
una fanega de tierra com puesta de 1.600 brazas cuadradas, constituyendo cinco
aranzadas una suerte y cuatro suertes una caballería, equivalente ésta a veinte
fanegas.
Estos repartimientos hechos al
capricho del gobernador, eran a veces justos, aunque con
frecuencia se inspiraban en la
amistad, parentesco o simpatías del mismo jefe o de las personas que lo
rodeaban. Imposible era complacer a todos y por eso principiaron desde luego
las quejas, reclamaciones y protestas de los que se creían agraviados, elevando
sus solicitudes al general o llevándolas hasta el mismo trono con gran copia de
documentos e informaciones redactadas a gusto de las partes solicitantes.
Envanecido Vera con la confianza
de los reyes y seguro de que sus decisiones serían aprobadas, continuaba
obrando a su antojo sin temor de acumular sobre su cabeza el odio de sus
compañeros de armas y el disgusto de los principales colonos. Despreciando
también el poder cada día más avasallador del Santo Oficio, recientemente
instalado en Sevilla, patrocinaba con orgullosa arrogancia el grupo de judíos
conversos que huyendo de las iras inquisitoriales se había fijado en Las
Palmas, sin cuidarse de cumplir los despachos y edictos que se le dirigían para
la vigilancia de aquellos y prisión de algu- nos de sus principales individuos.
Entre estos cristianos nuevos se
encontraban, con vehementes sospechas de herejía, el portugués Bartolomé Páez,
el comerciante Luís Álvarez y el escribano del consejo Gonzalo de Burgos, jefe
reconocido de estos ocultos disidentes cuyos conciliábulos eran censurados de
toda la población europea. El gobernador había recibido Órdenes apremiantes de
remitir a Sevilla al infiel y atrevido escribano; pero ésta, escudado en la
amistad y protección de Vera y
con la facilidad de apoderarse de los despachos y extraviarlos, se había
burlado hasta entonces de las censuras de aquel tribunal, esperando a favor de
la distancia obtener el olvido de su persona. Sin embargo, cuando en el mes de
diciembre de 1489 llegó el capitán Maldonado a relevar a Vera en el cargo de
gobernador, no se pudo evitar por más tiempo su prisión y fue remitido a España
en la misma nave que había de conducir a su protector.
En efecto, Pedro de Vera dejó
Gran Canaria, cuya conquista había tenido la suerte de concluir, después de
imponer asentamientos de europeo en sus
tres principales poblaciones de Las Palmas, Gáldar y Telde y de favorecer a sus
parientes y amigos con buenos lotes de terrenos y aguas elegidos en los más
feraces valles de la isla. Su ausencia no fue sentida de los nuevos colonos y
todos respiraron viéndose libres de su despótica autoridad.
Era su sucesor, como ya hemos
dicho, el capitán Francisco de Maldonado, nombrado aquel mismo año de 1489, pues
consta que con fecha 27 de septiembre se le prevenía procediese inmediatamente
a satisfacer los sueldos que aún se adeudaban a los mercenarios conquistadores,
o su abono en tierras con arreglo al importe liquidado.
Después de presentar su título
fue recibido el gobernador con mucho agasajo, esperando
todos en su rectitud la revisión
de los repartimientos anteriores y la reparación de los agravios causados por
Vera. Al mismo tiempo se vio muy obsequiado por doña Inés Peraza y su yerno don
Pedro Fernández de Saavedra, que reunía bajo su mando la jurisdicción civil y
criminal de Fuerteventura y la dirección y superintendencia de las armas,
enviándole un mensajero que lo saludase en su nombre y remitiéndole algunos
escogidos productos de su señorío.
De tan cariñosas relaciones nació
el proyecto de unir sus fuerzas y provocar un reconocimiento en la isla de
Tenerife, cuya conquista ambicionaba Maldonado soñando con los triunfos
alcanzados por Vera en Canaria. (Agustín Millares Torres; 1977, t. II:213).
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