APUNTES PARA SU HISTORIA
CAPITULO
III-IX
El Hotel del siglo xix
A
lo largo del tiempo la casa fue teniendo sucesivas reformas y ampliaciones. Una
de las más significativas fue la efectuada a mediados del Siglo XIX. En ese
periodo la casa había pasado a ser propiedad de la prestigiosa familia Baulén,
emparentada con las más nobles y antiguas familias de la isla. El objeto de las
obras era adecuar el viejo inmueble para su uso como hotel, especialmente
dirigido a los enfermos y personas delicadas del pulmón. La reforma terminó de
darle su aspecto definitivo a la casa, dotándola de una galería acristalada y
de una preciosa fuente en el patio central.
Esta vertía sus aguas a un estanque inferior
decorado con esgrafiados. En la propia fuente podemos leer una fecha que nos
indica la época en que se efectuaron las obras: 1866. Los artífices de la
reforma intentaron suplir la falta de simetría de la fachada, diseñando a base
de esgrafiados, fingidas ventanas en donde no existen.
Cerca
de la casa existe un pequeño recinto realizado con un gusto y un cuidado
sorprendentes. Está cerrado por dos muros rematados por balaustres de madera.
La puerta se abre entre dos pilastras terminadas en perillones curvos de piedra
labrada. En el muro aún son apreciables los restos de los esgrafiados que los
decoraban. Parte del interior está techado por un pequeño tejado a un agua
sostenido por una gruesa viga de tea.
Tanto
los esgrafiados como en general la elegancia del pequeño recinto, nos inclinan
a pensar que es contemporáneo con la reforma del hotel. Según testimonios
orales de vecinos del cercano barrio de La Hoya , se trataba de una capilla al aire libre.
El Parque y los Dragos
Los
alrededores de la casa aún conservan un especial encanto. En el barranquillo
que la circunda, destaca la presencia de una serie de dragos, uno de los cuales
tiene especial longevidad. Por su aspecto nos atrevemos a señalar que podría
tratarse del mencionado en la data a Diego de Torres, anteriormente citada. Los
dragos (dracaena draco) son una especie vegetal reliquia del Pleistoceno.
De
una época más reciente se conservan algunos interesantes ejemplares arbóreos.
Son los restos del parque que decoraba la fachada de naciente. Destacan la fruta
huevo y la aromática pomarrosa. Ambos evocan un tiempo en el que la Casa de La Raya constituía un enclave
elegante y espléndido.
Entre
las dependencias anejas a la casa nos llama poderosamente la atención la estufa
destinada al secado de la cochinilla. Representa una reliquia por su
peculiaridad y porque puede ser considerada el símbolo de una época marcada por
el cultivo y comercio del insecto tintóreo: la cochinilla es un parásito del
cactus llamado tunera, nopal, penca, chumbera, etc. Esta especie se introdujo
desde América hacia el siglo XVII y hoy forma parte inseparable del paisaje
vegetal de las Islas Canarias y zonas del sur de
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