martes, 4 de febrero de 2014

CAPÍTULO XLV-IX






EFEMERIDES CANARIAS
UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERÍODO COLONIAL, DÉCADA 1841-1850

CAPÍTULO XLV-IX



Eduardo Pedro García Rodríguez

1848 Marzo 14.

Propuesto por el Gobierno metropolitano de Isabel II para el obispado de la colonia de Canarias, llegó a Las Palmas de Gran Canaria, capital de su nueva diócesis. D. Buenaventura Codina y Augerolas, nació el 3 de Junio de 1785 en Hostalrich, provincia de Gerona. Hechos los estudios primarios completó su formación en la Universidad de Cervera donde se graduó en Filosofía y Teología.
Ingresó en la Congregación de la Misión de San Vicente de Paúl en la que llegué a ser Visitador Superior de la Congregación en España en al año 1841.
 El episcopado del Obispo de la secta católica Codina se inserta en la difícil centuria decimonónica en la que la Iglesia española se vio sometida a un auténtico vendaval de cambios que van desde las planteadas por las relaciones Iglesia-Estado a las ocasionadas por los graves problemas sociales de la época. En este entorno, la figura del Obispo Codina emerge firme y serena como “un hombre de bien”, es decir, si infatigable hombre de Dios y pastor que incluso expone su propia vida en aras de confirmar esta trayectoria. Para comprender con si menor acierto la vida de este excepcional obispo le contemplaremos en las siguientes facetas:
Una vez que se incorporó a la Comunidad de Badajoz en 1828, fue el brazo derecho de los Visitadores, recayendo en él desde 1833 todo el peso de la superioridad de la Casa Central en donde se formaban las nuevas generaciones y se organizaban numerosas tandas de ejercicios espirituales para seglares, sacerdotes y ordenándolos, El 24 de Julio de 1834 se produce si estallido de las célebres matanzas de religiosos. El asesinato organizado duró todo si día, Comenzó así para los religiosos un peligros éxodo huyendo del fanatismo de las masas. El E Codina supo conducir con prudencia y acierto a sus compañeros hasta instalarse provisionalmente. Además hay que destacar que si P. Codina como Visitador de la Congregación en España se preocupó por la formación de los misioneros y si ejercicio de su actividad especifica con un talante de extraordinaria abnegación.
b) Su labor de acompañamiento a las Hijas de la Caridad.
Las Cortes constituyentes de 1854 elaboraron un proyecto de secularización de la beneficencia nacional. Contra éste presentó si ya Obispo de Canarias una exposición a dichas Cortes en las que se expresa su admiración por la labor de las Hijas de la Caridad en favor de los m1.s pobres y necesitados, Y enumera los centros en que se lleva a cabo esta labor de caridad como el hospital y la Misericordia de Tolosa, de Zaragoza, y aún de su mismo obispado en donde habían dado recientes pruebas de su heroicidad atendiendo con tal entrega a los afectados por la epidemia del cólera morbo de 1851. De su incansable actividad fundadora nos hablan las doce instituciones de beneficencia creadas bajo su etapa de responsabilidad.
Al llegar a la Diócesis de la secta en la colonia se encuentra con un Seminario que presentaba un estado deplorable. El número de alumnos era exiguo, apenas unos catorce, No se admitían más por falta de local disponible. La enseñanza era rutinaria. Para los estudios de dogma y de moral se empleaba si texto del Arzobispo de Lyón y las demás asignaturas se seguían por autores ya bastante superados. Codina introduce al jesuita Perrone para si dogma y al P. Larraga para la moral, Coloca como rector del Seminario al que era entonces cura ecónomo de Artenara, D. Pedro González, y en unión con él sigue personalmente si nuevo plan de formación académica y espiritual de los alumnos, Hacia si final de su episcopado encomienda a los jesuitas la dirección del Seminario que en ese momento no sólo llegò a tener un número muy elevado de alumnos (unos 50) sino que se corìvertir1 en uno de los principales centros culturales y educativos de la región.
El Cabildo Catedral se hallaba en igual estado de postración y casi de extinción, De las dignidades solamente se hallaba una provista, la de Arcediano, ostentada por un hombre anciano y enfermo, Dos canónigos de oficio y uno de gracia, bastante enfermo, que no prestaba ningún servicio. Luego existían otros sacerdotes auxiliares. Por diferentes circunstancias, a las cuales no fue ajeno si cólera morbo de 1851, si Cabildo Catedral se vio reducido hacia 1853 a sólo un canónigo, si Doctoral Graciliano Afonso. Gestiones hechas personalmente por si obispo ante la Corte logran recomponer si Capítulo y se ocupan todas la prebendas en clérigos que destacan no sólo por sus cualidades intelectuales, sino pastorales, como si Arcediano Rafael Monje o los hermanos Jacinto y Rafael Pantoja.
El 8 de Junio de 1851 se declaró oficialmente la epidemia del “cólera morbo” que al parecer había sido importada desde Cuba. El terror se apoderé de la población y las tres cuartas partes del vecindario huyó a los pueblos del interior. Huyeron también las autoridades civiles, militares y judiciales. Los cuatro párrocos de la ciudad recorrían cada día con la Unción de enfermos los barrios extremos de su feligresía y el Sr. Obispo acompañado de su hermano visitaba los más cercanos de Triana y Vegueta, regresando sólo al mediodía a su Palacio, para tomar una breve comida, y luego continuar hasta el anochecer en esta tarea, Muertos varios capellanes del hospital de San Martín, y no teniendo con quien sustituirles se trasladó el mismo al establecimiento, donde pasaba todo el día ejerciendo de capellán y enfermero. Por fin el 9 de Agosto la epidemia se declaró finalizada. En si sélo término de seis meses la población de Las Palmas se vio reducida a la mitad. La epidemia dejé corno rastro generalizado una situación grave de miseria, La necesidad de alimentos era tal que si hambre comenzaba a hacer estragos como si cólera. El Obispo nombró una junta de 34 individuos para hacer frente a esta circunstancia. É1 fue si primer benefactor, aunque ya sostenía prácticamente sólo el hospital y si hospicio. De este despojo en favor del necesitado nos había el hecho de su renuncia a la Gran Cruz de Isabel la Católica, pues decía que ese dinero estaría mejor empleado en los pobres de su obispado. El estaba muy contento y satisfecho llevando su cruz de madera.
Los últimos años de su vida los pasó sumido en una profunda noche oscura. Todo parece indicar, según afirma su paje, que si P. Etienne, Superior de la Congregación, le notificó su expulsión de la misma por no haber dado cuenta de su nombramiento de Obispo y haberse consagrado sin su autorización. El Obispo le contestó dándole  cuenta de la triple renuncia que hizo a su obispado y si precepto de obediencia con que el Papa le obligó a aceptar su cargo. Estas amargas circunstancias originaron, en palabras del paje cronista, “la decadencia física vertical del Sr. Obispo”. Finalmente un accidente en la parroquia de Tafira le originó una hidropesía que le ocasionó la muerte el 18 de Noviembre de 1857.
En el año 1978 fueron exhumados sus restos que se hallaban en la cripta de la Catedral, donde había sido enterrado ciento veinte años antes. Su cuerpo estaba incorrupto. Vestido con suma pobreza ostentaba aquel sencillo crucifijo de madera que él había preferido al otro más suntuoso de Isabel TI. Si se exhibe hoy en la Capilla de los Dolores del primer tempio de la Diócesis, pero su espíritu se percibe hoy como ayer en unas palabras suyas escritas al Ministro Bravo Murillo en 1851:
“Desde mi instalación en este Obispado no he perdonado trabajo alguno para introducir reformas saludables en la moral pública y privada. Mucho se ha conseguido por la gracia de Dios, por medio de la predicación que he ejercido continua mente. Esta Iglesia, la más pobre, es la esposa que por voluntad de Dios se me ha dado. La cuidaré mientras pueda. Y cuando no, solicitaré un retiro para acabar mis días en paz y prepararme para dar buena cuenta, cuando sea presentado ante el tribunal de Nuestro Señor Jesucristo’

En cuanto a la actualidad y conveniencia de esta Causa están, entre otras razones, la necesidad que tenemos todos de testigos que nos hagan presente a Dios y su rostro según se nos indica en la Lumen Gentium, Nº 5° y en Novo Millennio Ineunte, Nº 7; además su amor a los pobres y a los enfermos (Cf. Sollicitudo Rei Socialis, no 42) y sobre todo su obediencia al Sucesor de Pedro y su espíritu misionero (Cf. Ecleesia Suam, Nº 185). Por otra parte hay un motivo que sirvió de origen en el inicio de este proceso de beatificación: servir de estimulo a los diocesanos para llevar a la práctica las constituciones del último Sínodo Diocesano; y última mente la Carta Apostólica del Santo Padre ‘NOVO MILLENNIO INEUNTE’, como reclamo a la espiritualidad en la Iglesia”.
1848 Mayo 13. En la Catedral de la secta católica en Winiwuada n Tamaránt (Las Palmas de Gran Canaria) se celebra una misa de pontifical oficiada por el obispo de la secta católica en Chinech (Tenerife). El motivo era la llegada del nuevo obispo de la diócesis canariense Buenaventura Codina, a Gran Canaria.

1848 Agosto 31.
Inventario de la Torre de Gando en la isla de Gran Canaria.

Inventario general de todas las partes que constituyen la citada Torre con expresión de las puertas, ventanas, herrages, artneros etc. que hay en ella, cuya descripción particular y estado en que por el Cuerpo de Ingenieros se entrega á la plaza en el día de la fecha, es como sigue:

Esta Torre es de figura circular y á cuya puerta, distante de su pié cuatro varas y media, se llega por una escalera de pinsapo compuesta de trece escalones pintada al óleo y que acaba de ser construida en el presente mes.

Dá entrada á esta Torre una puerta compuesta de dos hojas que giran sobre quicialera de 5 pies de ancho por 7 de alto con cerradura y llave por la parte interior; como asimismo dos aldavones de hierro por el mismo lado para mayor seguridad y tiene además por la parte exterior un candado con sus dos argollas con su correspondiente llave; á derecha é izquierda de esta puerta, hay dos pequeñas ventanas de madera de tea con su tranca por la parte interior; la que como la puerta de entrada, se hallan también pintadas al óleo y en muy buen estado de servicio.

Esta puerta dá al primer piso de dicha Torre cuyo pavimento es de tabla y en cuyo centro partiendo desde el piso, se encuentra el pilar ó pié derecho de cuyo extremo arrancan los arcos que forman la bóveda sobre la que descansa la explanada: rodea este pilar un poyo de mampostería de media vara de ancho y cubierto de madera por la parte superior. En este mismo piso se encuentra el brocal de madera de un pozo que en la actualidad se halla cegado y asimismo dos tramos de escalera de madera de tea con su correspondiente meseta y pasamanos, todo en muy buen estado de servicio, siendo
construida nuevamente la primera escalera que unida á la meseta y segundo tramo, sirve de comunicación desde este piso á la explanada donde se encuentran tres piezas de artillería y una garita de mampostería, la cual tiene en su piso la correspondiente abertura y sirve asimismo para defender el acceso á la puerta.

Contiguo al arranque del primer tramo de la escalera, se encuentra un portalón con sus correspondientes bisagras y cerrojo y sirve una escalera de tea de cinco cuartas de ancho y 6 1/2 varas de largo, para comunicar desde el piso principal á este subterráneo donde se encuentra el repuesto de pólvora, teniendo este mismo subterráneo dos claraboyas con su barra de hierro por la parte exterior, las que sirven para darle ventilación y claridad.

A más de lo dicho anteriormente, se encuentran en el piso principal tres perchas de madera de tea pendientes cada una de dos alcayatas y un armero capaz de cuatro fusiles y cuatro carabinas.

A la parte exterior y hacia el lado Sur se encuentra una cocina de 4 varas de largo y 5 1/2 de ancho, á la que se entra por una puerta de tea de una hoja de 5 pies de ancho por 7 de alto, la que tiene cerrojo y llave.

Las llaves de la puerta, la del candado y también la de la cocina se hallan en poder del cabo de Artillería Comandante del puesto, á cuyo cargo asimismo se encuentran también el armero que queda descrito, las tres perchas y un valde para el servicio del pozo que se encuentra á la parte exterior del Castillo, habiéndose construido esos efectos y utensilios por cuenta de los arbitrios de fortificación.
Las Palmas de Canaria á 31 de Agosto de I848

RECIBI                                                                            ENTREGUÉ
El Sargento Mayor de la Plaza                                   El Tente Conl. Comandante
Fonto de la Cueva.                                                       de Ingenieros
                                                                                      Nicolás Clavijo.
(En: José María Pinto y de la Rosa. 1996).


1848 septiembre 19.
Nace en Santa  Cruz de Tenerife el criollo Luís Dogour y Ruz.

La Familia Dugour en Canarias

“Hacia mediados de la segunda década del siglo XIX parte de Francia con destino a América, el matrimonio formado por D. Miguel Dugour Dª. Isabel Martín. A su paso por las costas africanas, el barco en el que viajaban naufraga. Después de permanecer en aquel continente durante algún tiempo, deciden embarcar en otro buque, en el que arri- ban al puerto de Santa Cruz de Tenerife, en las Islas Canarias.

La joven pareja viene acompañada de su pequeño hijo, José Desiré, nacido en la ciudad de Nancy en 1813. La amable acogida que les dispensa el pueblo canario, determina la decisión familiar de permanecer definitivamente en las Islas, las que poco después considerarán su segunda patria.

El 7 de febrero de 1838, con 25 años de edad, José Desiré Dugour Martín contrae matrimonio con la joven  Peregrina Ruz y Sosa, de 17 años. La pareja se establece poco tiempo después en la isla de Lanzarote, a donde se trasladó José Desiré para hacerse cargo de la administración de un negocio relativo a la cochinilla o grana.

Fruto de este matrimonio sería el nacimiento de 9 hijos, a saber: Julia, Alfonso -que llegaría a ser un prestigioso poeta y periodista-, Luís -el protagonista de este artículo, médico y espiritista canario-, Peregrina, Mercedes, Emilia, Concepción, Isabel y Ramiro.

José Desiré Dugour ocupó un lugar importantísimo en la vida cultural del siglo XIX en Tenerife, destacando como enseñante, periodista, dramaturgo, poeta, historiador y músico. Fue el primer historiador de Santa Cruz de Tenerife, dejó sin terminar una obra titulada "Apuntes para la historia de Santa Cruz de Tenerife", que se publica- ría póstumamente, el mismo año de su defunción. En los archivos de la Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, se conserva otro manuscrito de su autoría, también sin concluir, titulado "Historia de las Islas Canarias", encabezado por una dedicatoria a su hijo Alfonso. Fue autor, asimismo, de numerosas biografías.

Murió en Santa Cruz de Tenerife el 10 de marzo de 1875. Sus restos se encuentran hoy en el Panteón de Tinerfeños Ilustres, en unión de los de otras once eminentes personalidades de la isla, entre ellas los de Luís Benítez de Lugo, VIII Marqués de La Florida, renombrado pionero canario del Espiritismo español.

Doña Peregrina Ruz Sosa, su viuda, fallecería 20 años después, el 11 de abril de 1895.

Rasgos de la Vida de Luís Dugour y Ruz

Escasa información poseemos sobre la vida de este médico y espiritista canario de la primera época. Sólo sabemos que nació en Santa Cruz de Tenerife el 19 de septiembre de 1848; fue el segundo entre sus hermanos (le precedió Alfonso, nacido en 1844). Se licenció en Medicina y se casó con María de la Concepción Rodríguez, hermana del presbítero e historiador lagunero José Rodríguez Moure. De este matrimonio nacería Pilar Dugour Rodríguez Moure, bautizada el 9 de mayo de 1883.

Tuvo su residencia en una casa de la Calle del Sol (hoy Dr. Allart) de la capital tinerfeña, en cuya inmediata vecindad tendría su sede por algún tiempo, hasta su desaparición, el periódico santacrucero "Diario de Tenerife".

Luís Dugour, al igual que su hermano Alfonso, fue masón; su nombre figuró entre los fundadores de la logia Hijos del Teide, nacida como derivación de otra conocida logia más antigua, Teide nº 53, registrada con el nº 94 del Gran Oriente Lusitano Unido.

Como otros notables médicos contemporáneos suyos, ejerció la docencia, siendo profesor en el antiguo Establecimiento Municipal de Segunda Enseñanza de Santa Cruz de Tenerife, ubicado en las cercanías de la Plaza Ireneo González   -cuyo inmueble está hoy dedicado a Escuela de Arte y Oficios-, donde impartió la materia de agricultura.

Luís Dugour y Ruz falleció en la capital tinerfeña el 16 de mayo de 1913.

Militancia espiritista

Si pocos datos biográficos poseemos sobre Luís Dugour y Ruz, tampoco son abundantes, aunque sí muy interesantes, los referidos a su actuación como espiritista.

Las primeras informaciones sobre el quehacer espírita del Dr. Dugour que hemos podido recuperar, proceden de una carta remitida por el Círculo Espiritista de Santa Cruz de Tenerife, fechada el 8 de marzo de 1879, al Grupo Marietta, de Madrid. En ella los espiritistas tinerfeños, presididos por el Dr. Dugour, tercian en una polémica que desde el año anterior venía zarandeando a buena parte del movimiento espiritista español, como consecuencia de las críticas vertidas por algunas conocidos espiritistas residentes en la capital española, contra los fenómenos de materialización ocurridos en el Grupo Marietta –para más amplia información léase la obra "La Médium de las Flores"- , especialmente contra el presidente de dicho Grupo, Antonio Torres Solanot y Casas, vizconde de Torres Solanot (1).

Algunos antiguos miembros de la Sociedad Espiritista Española, que ya había sido disuelta por esas fechas, entre ellos César Bassols -militar, escritor y médium, hijo del general Joaquín Bassols y Marañosa- y Francisco Migue- les, publicaron un manifiesto muy crítico y en un tono alejado de las formas fraternales que deben presidir estos asuntos entre los espiritistas, contra el Vizconde y el Grupo Marietta, que levantó una gran polvareda.

La citada carta apareció publicada en la revista "El Espiritista", órgano del Grupo Marietta (marzo de 1879), pu- blicación continuadora de la conocida revista "El Criterio Espiritista", que lo había sido de la antigua Sociedad Espiritista Española, del Centro General del Espiritismo en España (fundado por Torres Solanot en 1873) y de la Sociedad Propagandista del Espiritismo. En la misma los espiritistas canarios se solidarizan sin reservas con el Vizconde de Torres Solanot, a quien reconocen su autoridad y enormes méritos por sus trabajos en favor de la difusión del Espiritismo en España. En la parte final de la misiva, fragmento que transcribimos a continuación, se aportan interesantes datos relativos a las actividades y logros del Círculo Espiritista de Tenerife:

"(...) Dispensadnos el que no terminemos esta comunicación sin manifestaros algunos de los adelantos que está obteniendo este Círculo en sus estudios espiritistas. Creemos que de ello os regocijaréis, y por eso no prescindimos de ponerlo en vuestro conocimiento.

Hace cuatro meses que está entre nosotros un médium vidente y auditivo de grandes facultades, con el cual hemos celebrado sesiones que nos han causado admiración. Además tenemos dos médiums parlantes, quienes casi instantáneamente quedan sumidos en el sueño sonambúlico sin el auxilio del magnetizador, dándonos comu- nicaciones tan importantes y preciosas que llaman la atención de las personas ilustradas. Hay veces que la pala- bra les dura hora y media, deseando todos que se alargue doble tiempo. Es de advertir que los tres médiums de que hemos hecho referencia no tienen más instrucción que las de las primeras letras y no obstante tratan y des- envuelven con mucho acierto, cuestiones sobre materias que les son completamente desconocidas.

En la materialización del espíritu notamos algún adelanto, si bien no hemos podido obtener la tangibilidad y la creemos muy difícil: no obstante, nuestra esperanza no desmaya y la fundamos en la fe y en la protección de los buenos espíritus.

En la última sesión se nos prometió un aporte, sin señalarnos tiempo, pero recomendándonos la unidad de pen- samiento. De los médiums psicógrafos nada otra cosa diremos, sino que poseemos tres completamente desarro- llados.

Terminamos enviándoos un fraternal abrazo de todos los hermanos de este Círculo; y contad en ellos con el justo aprecio que merecen vuestras virtudes.

Que Dios nos proteja e ilumine para poder dirigirnos hacia él, por la Caridad y la Ciencia.

El Presidente                El Secretario

Luís Dugour                 Miguel Miranda"



Una Casa encantada en Santa Cruz de Tenerife

El segundo documento con importante información sobre la actividad espiritista de Luís Dugour y Ruz al que hemos tenido acceso, se refiere a una curiosa historia relativa a un notable fenómeno de manifestación espiritual que nuestro protagonista conoció, investigó y resolvió, junto con sus compañeros del Círculo Espiritista de Santa Cruz de Tenerife.  He aquí los pormenores de dicha historia, los cuales hemos recogido en su mayor parte de las páginas de una antigua revista espiritista cubana (2).

A raíz de la Revolución de Septiembre de 1868 (3) en España, se creó una sociedad política y de recreo en la calle de San Francisco, en Santa Cruz de Tenerife, por aquel tiempo todavía capital de Canarias, con el nombre de "La Joven Democracia" (4).

Con frecuencia se celebraban veladas en ella, que concluían muy tarde en la noche, por lo cual había socios que en vez de retirarse a su casa, improvisaban en el escenario del teatro una cama y allí pasaban las pocas horas que restaban para ser de día.

En diferentes noches hubo un individuo a quien le fue de todo punto imposible conciliar el sueño. Contaba aquel que sentía a su lado gritos de desesperación y en medio de las sombras veía destacarse un cuerpo humano, con algo de feroz y bestial, que parecía tratar de acometerle.

Dicho individuo manifestaba al otro día lo que le había sucedido y todos tomaban a chacota su cuento, atribuyendo el caso a efectos de la imaginación sobreexcitada.

Pocos años después que el golpe de Pavía terminara con la Primera República española (5), "La Joven Democracia" se disolvió y fue a vivir a la casa una familia que, por reveses de la fortuna, había venido a menos en su posición social.

Cierta noche, pasando de una habitación a otra, una joven vio destacarse ante ella una sombra negra, que no tardó en convertirse en la figura de un hombre, coincidente en sus características con la descripción que del mismo personaje habían hecho varios socios de la expresada Sociedad que lo habían visto con anterioridad.

Grande fue la sorpresa que le produjo a la joven tan extraña aparición, pero por prudencia decidió ocultar el hecho a su familia.

Otra noche se le presentó el mismo individuo, señalándole la aparición, que mantenía agarrado un puñal en su mano, hacia un punto determinado de la pared del cuarto.

Al otro día, se encerró en la habitación y comenzó a hacer un hoyo en la pared, creyendo la valerosa joven que allí se ocultaba algún tesoro. Después de un trabajo de dos horas largas, descubrió con gran sorpresa gran número de huesos, que le parecieron pertenecer a un cuerpo humano.

Suspendió la tarea y enseguida mandó llamar a un amigo de la casa, el médico Luís Dugour y Ruz, que era a la sazón presidente de la Sociedad Espiritista de Santa Cruz de Tenerife.

El Sr. Dugour reconoció los huesos, se enteró en todos sus detalles del caso y a la noche siguiente lo comunicó a la Sociedad Espiritista.

Puesto el asunto en conocimiento del espíritu protector o guía de ésta, se evocó al espíritu estacionado en la casa de los hechos y tras presentarse manifestó, con extraordinaria sorpresa de todos, lo siguiente:

Que hacía unos 20 años atrás había llegado de América del Sur a Santa Cruz de Tenerife, acompañando, en calidad de mayordomo, a un caballero que a fuerza de trabajo había acumulado una gran riqueza.

Que tan pronto desembarcaron, en vez de irse a hospedar a alguna fonda, buscaron una casa y encontraron vacía la de la calle San Francisco, donde se instalaron, admitiendo a su servicio a dos criados.

Pasaron algunas semanas sin que ocurriese la menor novedad, hasta que un día al mayordomo le asaltó la idea de matar a su jefe, para robarle.

Luchando con esa idea, un aciago día en que estimó se conjugaban todas las circunstancias favorables a su oculta y perversa intención, decidido a llevar a cabo su horrendo plan, despidió a los criados, diciéndoles que a la jornada siguiente tenía que embarcarse con su amo para la Península. Se marcharon los criados y aquella misma noche el mayordomo dio horrible muerte a su indefenso compañero.

Encerrado en una habitación con el cadáver de su víctima, que arrojaba a borbotones la sangre por distintos puntos del cuerpo, se sentó tranquilamente, lo descuartizó y en un gran agujero que formó en la pared con una hachuela de cocina, fue depositando los trozos del cuerpo, uno por uno. Terminado este espeluznante trabajo, cubrió con barro y cal la pared, lavó la sangre del suelo, empaquetó la ropa y al otro día, dueño de todo, se embarcó para un pueblo de la Península, donde estuvo disfrutando de las riquezas de su víctima hasta que le sorprendió la muerte

Llegado este momento, su espíritu se encontró de repente impulsado por una fuerza irresistible, que le dirigió hacia la misma casa donde había, algunos años antes, cometido tan alevoso crimen. Envuelto en su periespíritu y sin poder darse cuenta de su estado, se creía ver con el puñal en la mano destrozando a su víctima, le salpicaba la sangre el rostro, y esto le llenaba de coraje y comenzaba a dar gritos de desesperación. Sentía pasos, empuñaba el arma homicida, recorría la casa y salía a la calle, amenazando con matar al que tratara de denunciarle a los tribunales de justicia.

Y en esta penosísima situación estuvo esta entidad hasta que ocurrió la exhumación de los huesos. En sesión efectuada con el objetivo de realizar lo que hoy llamaríamos una reunión de desobsesión, los miembros de la Sociedad Espiritista de Santa Cruz de Tenerife lograron que el espíritu del criminal reconociese su verdadera situación y la gravedad del acto que había cometido; seguidamente, mediante el concurso de la persuasión y la poderosa fuerza del pensamiento positivo en forma de sentidas oraciones, se le hizo abandonar la casa del crimen, para a partir de aquel momento entrar en el camino del arrepentimiento y la regeneración.

Deber de Conciencia

Con el presente artículo hemos querido rescatar del olvido más profundo, la que fue una figura señera del Espiritismo en las Islas Canarias, colocándola en el luminoso sitial de los seres humanos que en esta tierra contribuye- ron con su trabajo y su compromiso ejemplar, a la elevación espiritual de sus contemporáneos. Así pues, hermano Luís Dugour y Ruz, cumplimos con un deber de conciencia dando a la luz  los pocos detalles que con esfuerzo hemos podido desenterrar de tu quehacer norteado por el ideal espírita y solicitamos tu inspiración para continuar en el camino que contribuiste a abrir en esta tierra volcánica y fragmentada, pero también abierta y generosa.

NOTAS

1) El Vizconde de Torres Solanot realizó sus experimentos con la médium "M..." entre el 30 de noviembre de 1877 y el 30 de marzo de
1878, período durante el cual se celebraron un total de 124 sesiones, aumentando progresivamente su duración desde los 10 hasta los 75 minutos. En la revista "El Criterio Espiritista", de Madrid (número de mayo de 1878), Torres Solanot comenzó a narrar estas experiencias.

2) "Revista Espiritista de La Habana" (Año II (1890), págs. 117-118), órgano del Centro Espiritista "La Reencarnación".

3) Llamada "La Gloriosa". Con ella, sobre todo a partir de la Ley de Libertad de Asociación -aprobada el 21 de noviembre de ese mismo año-, se inauguró en nuestro país un período de mayores libertades públicas.

4) "La Joven Democracia" se fundó en el otoño de 1869. Fue la organización que aglutinaba a las juventudes del partido republicano tinerfe- ño. Estuvo presidida por el que sería en los años siguientes una de las personalidades más relevantes de la cultura canaria, Elías Zerolo Herrera. Tras su desaparición fue sustituida por otra sociedad similar, que se llamó "Juventud Republicana"

5) En la madrugada del 3 de enero de 1874, el general Manuel Pavía y Rodríguez de Alburquerque, irrumpe al mando de sus tropas en las Cortes, terminando con la Primera República española. Por los datos de que disponemos, podemos inferir que los aconteci mientos descritos en el relato debieron haber sucedido entre 1877 y 1880.”

(Oscar García Rodríguez,  en: Boletín informativo del Grupo Espírita de La Palma, año 1 nº 1 enero-febrero-marzo de 2003)

Imagen: Grabado. La calle San Francisco tal y como era en la época de los hechos aquí relatados
1848 Noviembre 18. En la isla Benahuare un huracán de viento y agua hace correr impetuosamente los barrancos, el de Dolores se llevó el puente de la calle Tracera y se entró por dicha calle".
Imagen tomada de: Carlos Gaviño de Franchy

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