Eduardo Pedro García
Rodríguez
1586 Mayo 18.
En el mes de abril del año mencionado había
zarpado del puerto de Plymouth un navío corsario de nombre El Faco (sic), artillado con diez cañones y cargado de paños, bacalao
y cecina de vaca para comerciar en la isla portuguesa de Porto Santo. Tal era
por lo menos el propósito aparente de los piratas, según declaró John Reman,
uno de los
que quedó en la isla de Gran
Canaria prisionero. La embarcación inglesa se presentó con el fin indicado en
la isla de la Madera,
mas, siendo allí recibidos con varios disparos de cañón, los corsarios
decidieron proseguir la travesía hacia las Canarias. El 2 de mayo arribaban los
ingleses a la desierta isla de Lobos, desde donde se trasladaron a la de La Gomera con el propósito de
hacer aguada. Desembarcaron con dicho objeto en un paraje ignorado de la isla,
mas no hallándola a su alcance retornaron al navío para continuar su ruta. De La Gomera cruzaron a la isla
de Gran Canaria, en cuyo puerto de Arinaga volvieron a poner pie en tierra los
ingleses, cautivando aun pescador canario de nombre Sebastián García, natural
de Agüimes, por medio del cual pudieron hacer la provisión de agua, zarpando
seguidamente con el cautivo.
Sebastián García sirvióles
entonces de confidente, y al enterarse el capitán inglés por boca del pescador
canario de cómo en el Puerto de la
Luz se hallaban fondeados buen número de navíos españoles
cargando mercancías, decidió dirigirse al mismo con el deseo de hacer una buena
presa que colmase los beneficios económicos del viaje.
El sábado 17 de mayo de 1586 el
navío inglés se fué acercando con el mayor sigilo a la capital de la isla, y a
la madrugada varios ingleses, llevando como práctico aun mercader amigo de
Edward Kingsmill, y gran conocedor de la costa, se aproximaron en una lancha al
puerto hasta divisar los bultos inmóviles de los navíos apostados.
Entonces Sebastián García fué
señalando a los piratas las embarcaciones y lugares, cayendo éstos por sorpresa
sobre la nao de Francisco Cortés, de la que lograron apoderarse, para luego
alzar velas y desaparecer lentamente.
Aquella misma mañana otros cuatro
navíos españoles se dispusieron en breve tiempo para salir en persecución de
los piratas, y éstos, al verlos zarpar, acortando por momentos la distancia,
optaron por abandonar la nao a su suerte, no sin antes saquear algunos cofres
que conducía la embarcación.
Pocos días más tarde los piratas
reincidieron en un nuevo desembarco en la playa de Maspalomas; mas acudiendo a
combatir con ellos algunos vecinos de Agüimes tuvieron que huir
précipitadamentie, sin poder impedir que Sebastián García recobrase la libertad
y que uno de los ingleses, John Reman, quedase prisionero.
Con menos precisión conocemos en
cambio el saqueo del famoso ingenio de Adeje por los ingleses en 1586. Sabemos,
eso sí, que aquella comarca, tan frecuentada en años anteriores por pacíficos
piratas, sufría ahora quizá más que ninguna otra los zarpazos de la fiera que
había amamantado. En 1583, tres años antes del saqueo del ingenio, el capitán
Pedro Soler, que lo era de las comarcas de Abona y Vilaflor, fronteras de
Adeje, comunicaba al Cabildo de la isla de Tenerife que acababa de rechazar en
las costas de Chasna (Vilaflor) , sin otros auxilio que el de sus propios
criados, una incursión de los ingleses que trataban de insultar al país;
respondiéndole a ello, complacido, el Regimiento tinerfeño: "En cuanto vuestro nombre resuene entre
los ingleses, ya se guardadaran muy bien de volver a nuestra isla, escarmentados
del daño que por vuestro brazo recibieron."
Pese al optimismo del Cabildo, en
1586 se repitió una incursión británica por el sur de la isla de Tenerife. Los
ingleses desembarcaron en la costa de Adeje, se apoderaron del pueblo,
profanaron las iglesias, saquearon por completo el ingenio azucarero de los
Ponte, cargando hasta con sus ropas, y retornaron seguidamente a los navíos sin
hallar enemigo ni contradictor. Sólo uno de los piratas, Edward Francis, se
perdió del grueso de la expedición y fué hallado por los naturales en un
barranco-seguramente el actual barranco del Inglés-malherido y extenuado, de
donde pasó a la cárcel de La
Laguna a disposición del Tribunal del Santo Oficio. (En: A.
Rumeu de Armas, 1991).
eduardobenchomo@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario