Eduardo Pedro García Rodríguez
1591.
Anunciada
visita de Morato Arrez, metáfora que pudo ocultar a Drake? o a las armadas del
Prior, rey destronado de Portugal, se mandó aviso a Luís de la Cueva, para que pusiese a
resguardo su gobernación, procurando que "lo estén las demás islas",
pues de asentarse enemigos en el archipiélago, pondrían en precario la
comunicación con Indias.
Apurado y en
carta privada, De la Cueva
se sinceró. Al ignorar la vetustez de la tradición, confesó que holandeses y
otros enemigos de la corona, eran habituales de los puertos de Canarias, desde
hacía unos 26 años. Se detenían para hacer aguaje, rescatando leña y
bastimentos, a cambio de paños a la ida y oro a la vuelta, en ruta a Indias y la Berbería. Bien
recibidos por generosos y correctos, de cambiar de talante, podrían hacer lo
que les diese la gana, porque la guarnición, de 60 hombres, no tenía artillería
ni un grano de pólvora, el alcaide de Santa Cruz era un "muchacho"
inexperto y el corregidor, anciano inválido. Recibido el informe, Alonso de
Guzmán hubo de mandar 250 hombres, con la artillería que pudo rapiñar, en dos
barcos de embargo, agregados a la flota. De retorno traerían a Luís de la Cueva, culpable por ligero
de lengua.
1591 Abril. Arriba al puerto de Añazu n
Chinech (Santa Cruz de Tenerife), la
flota de Guinea, la cual venía perseguida por navíos corsarios ingleses. Uno de
los navíos españoles se vio separado del grueso de la flota por un temporal,
siendo perseguido y acosado por los corsarios, no encontrando otro recurso para
salvarse que encallar en la costa. El corregidor de Chinech (Tenerife),
Cangas, envió en su socorro un
destacamento de 200 hombres, pero sólo pudieron ayudar a rescatar a la
tripulación y la mercancía; la hermosa nao se perdió irremisiblemente.
1591 Abril 6.
El capitán general de canarias
estuvo a punto de ser capturado en abril de 1591 por unos corsarios ingleses,
según carta de dicho general a la metrópoli.
“Su carta al Rey de 6 de abril de
dicho año revela datos de sumo interés: después de haber recorrido don Luís de la Cueva Lanzarote y
Fuerteventura, en compañía del obispo de Canarias don Fernando Suárez de
Figueroa, embarcaron en la última de las citadas islas dirigiéndose al Puerto
de la Luz; mas a
medio camino tropezaron con un navío, pirata que persiguiéndoles trató por
todos los medios de darles alcance. Durante
todo el resto de la travesía no
pudieron separarse los españoles de tan incómoda compañía, antes al contrario,
la persecución adquirió hondo dramatismo al acercarse el navío isleño a las
costas de Gran Canaria, pues vióse forzado para librarse de caer en sus garras
a desembarcar su gente en las cercanías de Telde. Los ingleses entonces
bombardearon con sus cañones la costa, llevándose unas barcas que por allí
transitaban.
El mismo don Luís de la Cueva comunicaba al Rey en
la carta antes mencionada que las islas estaban “infestadas” de corsarios y la
gente “atemorizada” de resultas de sus robos y saqueos.
La primavera y el verano de este
año de 1591 se caracterizaron por una acción tan constante que sólo es
comparable a la ocurrida en el Archipiélago en 1552. Sabemos por una carta de
Gangas que en abril había llegado a Santa Cruz la flota de Guinea, perseguida
por los ingleses. Uno de los navíos, separado del grueso de la escuadra por el
temporal, víóse tan acosado y perseguido que no encontró otro recurso para
salvaxse que encallar en la costa, y aunque el corregidor de Tenerife envió en
su socorro 200 hombres armados, no pudieron conseguir sino salvar la
tripulación y mercaderías, perdiéndose la magnífica nao.
En los tres meses que transcurren
desde abril a junio de 1591, fue tan intensa la persecu-
ción en aguas del Archipiélago,
que según confesión del propio Cangas lograron los ingleses apoderarse de más
de ocho navíos que a él se dirigían procedentes de Lisboa, Sevilla y Cádiz.
(A.Rumeu de Armas, t.II. 2ª pte. 1991)
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