1993.
PENDONES Y CONQUISTA
A pesar de la evidente libertad
de expresión, que ha llegado traída por el actual régimen democrático, y del
consecuente cambio de actitud hacia el análisis y final consideración de la
historia del País experimentado en la época presente, aquí en el Archipiélago;
sin embargo, nuestros políticos de servicio, obstinadamente persisten en
ignorar la riada de información académica sobre la Historia de Canarias, ya
fácilmente obtenible en numerosas publicaciones expuestas en cualquier librería
o kioscos de las Islas, para que sigan endiñándonos la grotesca celebración de
las efemérides de la vandálica invasión y criminal toma de las Islas por
sicarios y mercenarios europeos, mayoritariamente castellanos. Obscenidad a la
que eufemísticamente califican de "conquista"; sacando
fetichistamente en procesión a la infame insignia del odiado y provacador
"Pendón de la Conquista ".
Canarias, al contrario que el
continente Americano, nunca fue descubierta ni redescubierta por nadie. Tanto
en la Edad Antigua
como en la Edad Media ,
siempre se supo que existía y donde estaba situada; habiendo tenido, durante su
Historia precolonial, contactos con civilizaciones como la del Rey Juba II de
Mauritania y con los antiguos emprendedores navegantes fenicios. Como
irrefutablemente lo prueban las numerosas ánforas y otros objetos fenicios que
a menudo se siguen encontrando en los fondos de las aguas costeras de
Fuerteventura y de Lanzarote.
En todo caso, fueron los
religiosos misioneros franciscanos los verdaderos adelantados europeos en
nuestras Islas, muy en particular, en Benahoare (La Palma ) y en Chinet
(Tenerife), y nunca el villano esclavista, Alonso Fernández de Lugo.
Oportunista asesino que traicioneramente se aprovechó de la buena imagen,
previamente creada durante más de medio siglo por la obra evangelizadora de
dichos misioneros, embaucando, engañando y manipulando a nuestros antepasados
guanches para luego usarlos unos contra otros, terminando por traicionarlos a
todos. Siendo apresados y vendidos en gran número como esclavos en puertos de
Europa y del Norte de África. Se cuentan más de 1.200 de ellos sólo en una
redada hecha en la Isla
de La Palma.
Tal monstruo, Alonso Fernández de
Lugo, tenía como notable característica la astuta habilidad de saber escurrir
el bulto a tiempo y de escapar de las batallas que raramente hizo de frente al
oponente enemigo. Como sucedió en La
Palma y en la
Batalla de Acentejo en Tenerife, así como durante una de sus
correrías esclavistas en el vecino continente Africano; donde, cobardemente,
abandonó a sus correligionarios a su suerte cuando se supo derrotado,
entregándose prisionero para más tarde obtener su libertad tras hacer que se
pagara por él un gran rescate.
Hagamos votos para que durante
las próximas celebraciones de las Fiestas de Mayo, en Tenerife - en Añaza y
Agüere- y de la efemérides del V Centenario de la fundación de la ciudad de
Santa Cruz de La Palma
-de la que soy oriundo-, los responsables actuales, tal como viene ocurriendo
en Las Palmas -Tamarán-, tengan el buen juicio de ahorrarnos el bochorno de la
ridicula charada del espectáculo conmemorativo de lajnencionada
"conquista".
TEDOTE
Revista Akli, mayo de 1993.
(Archivo personal de Eduardo Pedro García Rodríguez)
Imagen: Pendejos en La Laguna.
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