UNA HISTORIA
RESUMIDA DE CANARIAS
ÉPOCA COLONIAL: DECADA 1911-1920
CAPITULO-XI
Eduardo Pedro García Rodríguez
1912 enero 27.
A lo largo del siglo XX se fue
completando la dotación de servicios en los olvidados pueblos del Sureste de
Tenerife, entre los que se encontraba El Escobonal y los restantes
núcleos de la Comarca de Agache, que
vieron como la mayoría de ellos llegaban muchas décadas después de que lo
hicieran en la cabecera municipal, a pesar de pertenecer al mismo término y
pagar los mismos impuestos. El año pasado se cumplió el primer Centenario de la
creación en El Escobonal de la primera Cartería u oficina de Correos de Agache
y, con este motivo, vamos a recordar como llegó hasta aquí un servicio tan
básico para la población.
Los inicios del servicio de correos en Guimar y en el
suroeste de Tenerife
A mediados del siglo XIX ya
existía una Cartería o Administración de Correos en Güímar, de carácter
estatal, de la que inicialmente dependieron las Carterías municipales de
Candelaria, Arafo y Fasnia. Según informó el Eco del Comercio el 17 de mayo de
1854, reproduciendo una disposición publicada en el Boletín Oficial de la
provincia por el “Capitán General y Gobernador civil de estas Islas”, desde el
día 20 de dicho mes quedarían establecidas tres expediciones semanales de Santa
Cruz a Granadilla, con una escala en Güímar. Años después, en 1863 ya estaba
organizada la red de recogida de correspondencia entre Santa Cruz de Tenerife y
Arico, hasta donde era conducida a través del Camino Real por un peatón a
caballo, que repartía y recogía la de todos los pueblos del tránsito. Cuando
este peatón se ponía enfermo en el recorrido, los alcaldes estaban obligados a
sustituirlo en el acto, para evitar los perjuicios que se ocasionaban con el
retraso de la correspondencia; pero ello no siempre ocurría así, como
denunciaba el corresponsal en Arico del periódico El Progreso de Canarias el 28
de mayo de 1868: “Esta demora de 33 horas se dice que la motivó el haber
enfermado en el camino el peatón conductor, no obstante que llegó hasta el
Escobonal, situado al Norte de Fasnia á la distancia de media legua escasa”;
por ello, llamaba la atención de la Administración Principal
de Correos, para que enterada del retraso sufrido en dicho pueblo, “procure
evitar que se repita esta falta que puede ser muy trascendental”.
Entre 1891 y 1908, el servicio
de conducción diaria de la correspondencia por el Sureste de la isla se sacó a
subasta pública a través de dos medios: de Santa Cruz a Güímar en carruaje de
cuatro ruedas (el “coche correo del Sur”) y de Güímar a Arico a caballo, a
pesar de que la
Carretera General del Sur llegaba por entonces hasta El
Escobonal.
Como curiosidad, en la segunda
mitad del siglo XIX existía un único cartero para todo el municipio de Güímar,
nombrado por la
Dirección General de Correos. En 1898, el contratista del
servicio de Santa Cruz de Tenerife a Arico era don Daniel Ramos, mientras que
el cartero oficial de Güímar era don Santiago García Olivera, ambos vecinos de Güímar;
por su parte, el cartero municipal de El Escobonal era don Santiago García (no
sabemos si se trata del mismo titular de Güímar), el peatón municipal de Güímar
a Arico era don Florentín Castro (vecino de La Medida) y de Arico a Güímar
don Estanislao Rodríguez.
A mediados de 1909 se aprobó un
plan de reforma del Cuerpo de Correos, según el cual se creaban Estafetas
postales en todas las cabezas de partido y poblaciones que excediesen de 5.000
habitantes; en el Sur de Tenerife, donde no existía ninguna, se crearía una en
Güímar y otra en Granadilla, a cargo de empleados de dicho Cuerpo. Pero pasaron
dos años y medio y la nueva Estafeta de Correos de Güímar seguía sin crearse,
por lo que el 13 de enero de 1912 el Ayuntamiento de esta villa solicitó que se
habilitase dicha Estafeta para el servicio de paquetes postales, en sustitución
de la Cartería
estatal existente, “beneficio que se estenderia no solo a esta población sino
que también á los pueblos limítrofes de Arafo, Candelaria y Fasnia”, y para su
rápida instalación ofrecía un local y su total cooperación. Tan “justa
petición” fue apoyada de forma entusiasta por La Opinión y La Prensa, pues como decía
este último periódico, “la actual Cartería resulta deficiente dadas las
necesidades y desarrollo del pueblo”, por lo que en ningún otro “sería tan
urgente y necesaria esa mejora”, al tratarse de “un centro de exportación
agrícola de los más importantes de la isla, de un considerable núcleo de
población, visitado además por numerosos extranjeros que acuden á disfrutar de
las delicias de aquel clima y de las bellezas de la espléndida campiña
güimarera”. Pero todavía habría de pasar un año y medio para que la petición
fuese atendida, pues el 5 de septiembre de 1913 se posesionó de la Administración de
Correos de Güímar el oficial del Cuerpo don Antonio Pizarroso y Vega, que
permanecería a su frente hasta 1915, quedando instaladas las oficinas en la
calle Doctor Díaz Núñez, nº 7. Esta nueva oficina comenzó a prestar el
importante servicio de paquetes postales, así como la admisión de certificados,
imposiciones en la Caja
de Ahorros, giros, etc. En 1913, también se estableció en la nueva Estafeta una
Expendeduría oficial de sellos y tarjetas postales.
La creación de la carteria-oficina de correos de El
Escobonal
Mientras tanto, en la Cartería o Estafeta de
Correos de Güímar tenían que retirar su correspondencia los habitantes en los
alejados núcleos de población de Agache o esperar que un peatón la llevase a
estos pueblos. Inicialmente, el correo llegaba a El Escobonal por el Camino
Real transportado a caballo por un peatón conductor, que desde 1885 lo hacía a
través de la
Carretera General del Sur. En enero de 1907, un vecino de El
Escobonal se quejaba de los abusos cometidos por la mujer del administrador de
Correos de Güímar, que dificultaba la recepción de la correspondencia, denuncia
que fue recogida por El Progreso el 21 de dicho mes:
Un apreciable suscriptor de este
diario en el Escobonal nos escribe denunciándonos los abusos que se vienen
cometiendo en la cartería de Güimar, donde la señora administradora (¡!) hace
de la correspondencia lo que le viene en gana.
Dicho suscriptor se lamenta, no
sólo de no recibir nuestro periódico, sino también de la falta de otra
correspondencia á él dirigida, no obstante haberse presentado á reclamarla
personalmente, acompañado de testigos.
“Item más –dice nuestro
comunicante– distante este pago (El Escobonal) trece kilómetros de Güimar, hay
que ir á buscar las cartas á dicho pueblo y si la señora está de
buen humor las entrega, previo
el pago de 10 ó más céntimos y otras veces se las da á cierta mujer, debido á
no se qué privilegios, la cual ha sido encontrada ebria en la carretera, con
cartas de Cuba perdidas, sin que hayan servido para nada las protestas de este
desgraciado y sufrido barrio, que cuenta con un total de 500 vecinos”.
Comprenderá el digno
administrador jefe de esta Central de Correos, que tales abusos son
intolerables y que urge aplicar remedio á los males denunciados, mandando á esa
señora á hacer calcetas, en vez de distribuir la correspondencia.
De la rectitud y reconocido celo
de dicho funcionario esperamos esa medida moralizadora.
El administrador de Correos de
Güímar se dio prisa en contestar al vecino de El Escobonal y tomar las medidas
necesarias, tal como se hizo eco el mismo periódico el 29 de dicho mes:
“Nuestro distinguido amigo D. José Sánchez Toscano, ha tenido la atención, que
mucho le agradecemos, de enviarnos un oficio del Administrador de Correos en
Güimar, contestando á la denuncia formulada en este diario por un suscriptor
del pueblo del Escobonal. / Quedamos enterados, y muy agradecidos al Sr.
Sánchez Toscano por la actividad y celo demostrados para corregir los abusos á
que hacíamos referencia”.
La solución a los problemas
denunciados por los vecinos de El Escobonal vendría por
la creación de una Cartería
rural en dicho pueblo, tanto para el mismo como para los restantes de la
comarca de Agache (Lomo de Mena, La
Medida y Pájara), por lo que a partir de entonces se
incrementarían las gestiones para conseguir tan necesario servicio, realizadas
sobre todo por el alcalde de barrio don José Tejera García. Gracias a ello,
dicha oficina se vendría a crear por el Estado cinco años después.
El 27 de enero de 1912, el Pleno
del Ayuntamiento de Güímar, bajo la presidencia del alcalde Gumersindo García
Rodríguez, quedó enterado de la creación por el director general de Correos de la Cartería de El Escobonal,
para este pago y los inmediatos de Agache, la cual quedaría instalada en la
casa de don Andrés García Campos, nombrado primer cartero rural de esta
localidad; pero tanto el citado alcalde de barrio como la Corporación se
sorprendieron por la ubicación de la misma en un lugar tan poco céntrico (La Quebrada), en un extremo
de dicho pago cercano al municipio de Fasnia, a lo que se oponían:
[…] leyosele por mi el
Secretario una comunicación del Señor Alcalde Pedáneo del barrio del Escobonal
dando cuenta de haber recibido un escrito que acompaña del Señor
Administrador Principal de
Correos de esta Provincia, en que le transcribe una resolución del Sr. Director
General del Ramo, por la que se crea una cartería en el pago que representa, y
aduciendo ciertas consideraciones sobre la inconveniencia de que la oficina de
que se trata se instalara en la casa habitación de Don Andres Garcia Campos,
por la distancia que media entre el citado edificio y el principal núcleo de
población de aquel, y pagos limítrofes.
Exponen algunos Señores
Concejales su conformidad con lo manifestado por el Señor Alcalde pedáneo
comunicante, haciendo observar que la indicación de Don Andrés Garcia Campos
para Cartero, debe obedecer á un error de nombre, dado que de otro modo, seria
indudable que al informarse, como quizá haya acontecido, el Señor Jefe
Provincial, del punto en que dicho Señor tiene su domicilio, no lo hubiese
propuesto para tal cargo; pues hubiera visto que el expresado edificio se halla
precisamente en el extremo Sur mas apartado del Escobonal y á su alrededor solo
existe dos ó tres casas
diseminadas.
El Señor Presidente aclara: que
el único que ha podido sufrir el error, causa de la propuesta del Señor Jefe
provincial de Correos, debió ser el individuo que redactara la instancia
solicitando dicha Carteria, pues bien claramente lo dice en su escrito el Señor
Alcalde pedáneo, el aludido Señor Administrador, por todo lo que propone se
incoe un expediente en que conste la opinión de los vecinos mas caracterizados
de los pagos de que se trata referente al punto mas adecuado dentro del
Escobonal para abrir la oficina de la Cartería, remitiéndose original al ya repetido
Administrador provincial del Ramo.
La municipalidad acordó de un
modo unanime conforme á lo expuesto por la presidencia.
El 14 de febrero inmediato, el
diario El Progreso recogía la queja dirigida al administrador de Correos por
los vecinos de los distintos núcleos de Agache, debido a la mala ubicación de la Cartería, situada en el
extremo de la comarca:
Aunque ya en diferentes
ocasiones nos hemos dirigido al Sr. Administrador de Correos haciéndonos eco de
justificadísimas quejas, sin que otra cosa hayamos obtenido que la convicción
de que la indiferencia y el “á mí qué” se ejercitan por sistema, volveremos á
intentar que el Sr. Doblado se digne ordenar, como es su deber, algo bien fácil
y que redunda en beneficio del servicio público.
Con motivo de la reciente
creación de una Cartería en el Escobonal –término municipal de Güimar– nos
escriben de esta villa haciéndonos saber la contrariedad y desaliento que ha
causado en dicho pago, Lomo de Mena y Medida, la noticia de que la oficina de
que se trata se instalará en un edificio tan distante de sus domicilios que, á
excepción hecha de dos ó tres vecinos, los demás nada han ganado con tal
mejora, pues les resulta igualmente molesto ir á depositar sus cartas á las
cercanías de Fasnia, que es donde se halla situada la casa del nuevo cartero,
que seguirlas llevando al casco de Güímar como actualmente lo hacen.
Esperamos que por esta vez el
señor Administrador de Correos pondrá remedio á estas quejas, en bien del
servicio público.
Ese mismo día, el periódico La Opinión también informaba
“Desde Güímar” del malestar vecinal por la ubicación de la nueva Cartería:
Según nos comunican de dicha
villa ha causado profundo disgusto entre los vecinos del Escobonal y Lomo de
Mena el hecho de que la cartería recientemente creada para el primero de los
citados pagos piense instalarse en el punto más distante y aislado de la
jurisdicción, pues ha recaído el nombramiento de cartero en un individuo que
habita en
el extremo Sur casi en los
límites de Fasnia, por lo que la mejora de que se trata vendría á resultar de
una lamentable ineficacia, dado que la mayoría absoluta de aquellos habitantes
quedan en iguales condiciones que lo estaban hasta ahora en cuanto á
dificultades para la imposición de sus correspondencias.
Llamamos la atención del Sr.
Administrador Principal de Correos sobre las quejas que se nos formulan á fin
de que se estudie el punto más adecuado en que, dentro del Escobonal, deba
abrirse al público la citada cartería, al objeto de que preste el servicio
para que se le creó.
Al día siguiente, La Opinión insistía sobre “La
cartería del Escobonal”, pero en sentido más favorable a la ubicación aprobada
para la Cartería
y a su titular:
Ampliando las noticias que ayer publicamos
referente á esta cartería, y mejor informados hoy de lo que hay en el asunto,
debemos consignar que la persona designada
para ejercer el cargo de
cartero, no pone obstáculo de ningún género para que la oficina se establezca
en la Plaza,
siempre que la Dirección
lo ordene y el Ayuntamiento de Güimar abone los alquileres de la casa que haya
de ocupar la cartería.
El lugar donde pretende
establecerse dista unos 800 metros de la referida Plaza, que es la que separa
el Escobonal de arriba del de abajo; pero éste tiene doble número de vecinos
que el primero y, por lo tanto, resultan beneficiados un mayor número de
aquéllos.
Esto se puede comprobar
oficialmente en el Instituto de Estadística que tiene el censo de cada barrio.
Por esto es de lamentar que,
después de haberse recabado una mejora tan satisfactoria para el Escobonal que
tantos y tan sensibles perjuicios venía sufriendo en el reparto de la
correspondencia pública, puesto que éste se hacía con notable retraso, en
ocasiones hasta de 11 días, se venga á discutir, sin serenidad de juicio, si la
cartería se halla 800 metros más arriba ó más abajo, cuando lo lógico fuera
recabar más beneficio dentro de los ya obtenidos.
Ese mismo día, La Prensa también se hacía eco
de las quejas en un artículo más crítico titulado “De los pueblos”:
Por noticias recibidas de Güimar
sabemos que los vecinos del Escobonal y Lomo de Mena, disgustados con el
nombramiento de cartero recaído en un Sr. que habita en un sitio aislado por
completo del resto del vecindario, han protestado ante la alcaldía de aquella
villa, alegando que la designación hecha traerá la ineficacia de una mejora que
creada recientemente con un fin necesario y práctico, viene á resultar para el
servicio privado del cartero y unos cuantos vecinos de las inmediaciones de
Fasnia, pues el resto de los habitantes, dado lo que distan sus domicilios del
edificio de la cartería, quedarán con las mismas dificultades que hasta hoy
tuvieron.
Esperamos que el Sr. Doblado
atenderá las quejas de aquellos vecinos, disponiendo lo conducente á fin de que
la oficina de que se trata sea instalada en un punto céntrico del Escobonal,
allí donde venga á prestar facilidades á la mayoría de los habitantes en
cuestión.
El 22 de ese reiterado mes de
febrero, el mismo periódico insistía con dureza en las quejas, en un artículo
firmado por M. Castillo (probablemente se trataba de don Miguel
Castillo Alfonso, director de la Banda de Música de la Sociedad “Euterpe” de
Güímar), en nombre de “varios vecinos de Escobonal” que daban otras
alternativas:
Aunque «La Opinión» aconseja en un
artículo, bajo el lema «La
Cartería del Escobonal», que éste asunto no debe discutirse,
aún hemos de ocuparnos de él por seguir entendiendo que el punto en que ha de
instalarse dicha Cartería, hará de una mejora que pudo ser importantísima, la
más inútil de las oficinas del ramo de Correos.
No estamos conformes con
permanecer en silencio, y no lo estamos porque conocedores del terreno y con
absoluta firmeza de juicio, podemos probar que, nuestras peticiones han sido
justísimas, no convenciéndonos los razonamientos de «La Opinión» sobre que no
debemos discutir lo que directamente nos atañe é interesa.
Este sistema de convencimiento
empleado por el diario á que nos referimos, es el que nos ha hecho permanecer
estacionarios, anquilosados moralmente, mientras los demás pueblos, siguiendo
las huellas del progreso, han surgido y se han hecho grandes.
En este caso, en que para dejar
establecida con equidad y buen acierto la Cartería no se gravará en nada el presupuesto del
Estado, ¿porqué no hacer las cosas del modo más justo, y, sobre todo, porqué no
se consulta á los vecinos interesados ni se pide informe al Ayuntamiento de
Güimar, y viendo el asunto indiferentemente se designe á un señor que vive casi
en los límites de Fasnia para ponerse al frente de un servicio que debe
hallarse en un punto el más céntrico, puesto que allí ha de afluir todo el
vecindario á depositar sus cartas?
¿Será acaso para que luego los
lectores de «La Opinión»
puedan saborear conceptos tan delatores de nuestro estado moral como este: «el
cartero no pone obstáculo de ningún género para que la oficina se establezca en
la plaza». ¡Oh, ironía! He aquí que un nombramiento de cartero rural da ciertas
preeminencias sobre las aspiraciones de un vecindario. ¡Oh, témpora, oh, mores!
Por otra parte hemos propuesto
al Ayuntamiento designe para ocupar el cargo de cartero á D. Daniel Rodríguez
Delgado, persona culta y honorable que desempeña actualmente en Escobonal una
escuela de niños creada por el Municipio y sostenida de sus fondos; y toda vez
que la citada Corporación abona el alquiler de la casa en que dicho Sr. habita
¿á qué cargar el presupuesto Municipal con gastos innecesarios cuando más
lógico sería que aunándose el Estado y el Municipio viniese la pequeña
retribución del cartero á servir de ayuda al funcionario que nos ocupa, al no
existir como no existe incompatibilidad entre ambos cargos? ¿O es que de un
modo inexorable se había de imponer al Municipio la carga de abonar nuevos alquileres
como condición forzosa para
que respetando la designación
hecha pudiese prestar utilidad la mejora que se discute?
Pero no: era preciso dar la nota
retrospectiva publicando en las columnas de un periódico la conseja enervante:
«no discutáis estas cosas» Pues bien, estas cosas pequeñas descubren un
resurgir siquiera lento en los derechos del pueblo. El consentimiento callado
de hechos injustos, la pasividad de enfermos de espíritu no cuadra con las
corrientes de la vida moderna á que deseamos incorporarnos.
El Nomenclator sólo nos habla de
números perfectamente impresos (no nos hemos tomado el trabajo de consultarlo).
Sobre el terreno, allí es donde existe la verdad. La topografía narra
elocuentemente la justicia de nuestras quejas.
Vayamos sobre el terreno, y
después, con seguridad de juicio, podremos hablar; entonces es cuando existe el
derecho de pregonar la rectificación en los informes.
Insistimos rogando al Sr.
Administrador principal de Correos envíe al Escobonal á un delegado suyo para
que serenamente, rectamente, sin dejarse influir por ajenas insinuaciones de
quien ansíe resucitar viejos rescoldos caciquiles, informe la verdad acerca de
la justicia que solicitamos.
Al día siguiente, el diario La Región recogía igualmente
las quejas de los agacheros
por la situación de la nueva
Cartería:
Un estimado correligionario de
Güimar nos remite la siguiente nota que con mucho gusto insertamos:
Por noticias fidedignas de
Güimar sabemos que con motivo de la creación de una cartería en el Escobonal,
mejora que solicitaron desde hace algún tiempo los vecinos de
dicho pago, éstos se han
presentado en queja ante el Ayuntamiento de la citada Villa en el sentido de
que la designación para cartero ha recaído en un sujeto que tiene su domicilio
en el sitio más aislado del término, hasta el punto que la casi totalidad de
los habitantes ningún beneficio reciben con la nueva oficina, dado que la
distancia que separa sus casas, de ella, es grandísima.
Sabemos que la Corporación municipal
de Güimar ha incoado un expediente oyendo la opinión de los vecinos más
caracterizados del Escobonal, á fin de remitirlo al Sr. Administrador Principal
de Correos de la Provincia.
Esperamos que el Sr. Doblado,
que con tanto interés vela por la buena marcha del importante servicio que le
está encomendado, atenderá las quejas de los vecinos á que nos referimos,
disponiendo que la oficina del nuevo cartero se instale en un punto céntrico
del Escobonal, dando así facilidades á la mayoría de los interesados.
La “Cueva del Correo” en La Quebrada.
A pesar de las reiteradas quejas
vecinales y las propuestas alternativas, la primera Cartería de El Escobonal se
mantuvo en La Quebrada,
en la antigua casa de don Andrés
García Campos, situada por
debajo de la
Carretera General del Sur. Pero durante algunos años la
correspondencia se recibiría y entregaría en una cueva cercana (la “Cueva del
Correo”), que por entonces era propiedad del citado cartero; estaba abierta en
una cortada de la Carretera
y en ella se instalaría luego una venta; así la recordaba el poeta Adolfo “El
Pajarero”: Recuerdo la cueva del Correo, bajando para El Tablado, cuando se
hacían los bailes en casa Cho Juan Amaro.
No obstante, para aplacar las
protestas de los vecinos de El Escobonal de Arriba, se colocaría un buzón en La Fonda, en el centro
geográfico del pueblo, que a partir de los años cincuenta quedaría instalado en
la fachada del Cine de la localidad.
Continua
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