martes, 6 de mayo de 2014

EFEMERIDES CANARIAS






UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS

ÉPOCA COLONIAL: DECADA 1911-1920



CAPITULO-XI



Eduardo Pedro García Rodríguez

1912 enero 27.
A lo largo del siglo XX se fue completando la dotación de servicios en los olvidados pueblos del Sureste de Tenerife, entre los que se encontraba El Escobonal y los restantes
núcleos de la Comarca de Agache, que vieron como la mayoría de ellos llegaban muchas décadas después de que lo hicieran en la cabecera municipal, a pesar de pertenecer al mismo término y pagar los mismos impuestos. El año pasado se cumplió el primer Centenario de la creación en El Escobonal de la primera Cartería u oficina de Correos de Agache y, con este motivo, vamos a recordar como llegó hasta aquí un servicio tan básico para la población.


Los inicios del servicio de correos en Guimar y en el suroeste de Tenerife 

A mediados del siglo XIX ya existía una Cartería o Administración de Correos en Güímar, de carácter estatal, de la que inicialmente dependieron las Carterías municipales de Candelaria, Arafo y Fasnia. Según informó el Eco del Comercio el 17 de mayo de 1854, reproduciendo una disposición publicada en el Boletín Oficial de la provincia por el “Capitán General y Gobernador civil de estas Islas”, desde el día 20 de dicho mes quedarían establecidas tres expediciones semanales de Santa Cruz a Granadilla, con una escala en Güímar. Años después, en 1863 ya estaba organizada la red de recogida de correspondencia entre Santa Cruz de Tenerife y Arico, hasta donde era conducida a través del Camino Real por un peatón a caballo, que repartía y recogía la de todos los pueblos del tránsito. Cuando este peatón se ponía enfermo en el recorrido, los alcaldes estaban obligados a sustituirlo en el acto, para evitar los perjuicios que se ocasionaban con el retraso de la correspondencia; pero ello no siempre ocurría así, como denunciaba el corresponsal en Arico del periódico El Progreso de Canarias el 28 de mayo de 1868: “Esta demora de 33 horas se dice que la motivó el haber enfermado en el camino el peatón conductor, no obstante que llegó hasta el Escobonal, situado al Norte de Fasnia á la distancia de media legua escasa”; por ello, llamaba la atención de la Administración Principal de Correos, para que enterada del retraso sufrido en dicho pueblo, “procure evitar que se repita esta falta que puede ser muy trascendental”.

Entre 1891 y 1908, el servicio de conducción diaria de la correspondencia por el Sureste de la isla se sacó a subasta pública a través de dos medios: de Santa Cruz a Güímar en carruaje de cuatro ruedas (el “coche correo del Sur”) y de Güímar a Arico a caballo, a pesar de que la Carretera General del Sur llegaba por entonces hasta El Escobonal.

Como curiosidad, en la segunda mitad del siglo XIX existía un único cartero para todo el municipio de Güímar, nombrado por la Dirección General de Correos. En 1898, el contratista del servicio de Santa Cruz de Tenerife a Arico era don Daniel Ramos, mientras que el cartero oficial de Güímar era don Santiago García Olivera, ambos vecinos de Güímar; por su parte, el cartero municipal de El Escobonal era don Santiago García (no sabemos si se trata del mismo titular de Güímar), el peatón municipal de Güímar a Arico era don Florentín Castro (vecino de La Medida) y de Arico a Güímar don Estanislao Rodríguez.

A mediados de 1909 se aprobó un plan de reforma del Cuerpo de Correos, según el cual se creaban Estafetas postales en todas las cabezas de partido y poblaciones que excediesen de 5.000 habitantes; en el Sur de Tenerife, donde no existía ninguna, se crearía una en Güímar y otra en Granadilla, a cargo de empleados de dicho Cuerpo. Pero pasaron dos años y medio y la nueva Estafeta de Correos de Güímar seguía sin crearse, por lo que el 13 de enero de 1912 el Ayuntamiento de esta villa solicitó que se habilitase dicha Estafeta para el servicio de paquetes postales, en sustitución de la Cartería estatal existente, “beneficio que se estenderia no solo a esta población sino que también á los pueblos limítrofes de Arafo, Candelaria y Fasnia”, y para su rápida instalación ofrecía un local y su total cooperación. Tan “justa petición” fue apoyada de forma entusiasta por La Opinión y La Prensa, pues como decía este último periódico, “la actual Cartería resulta deficiente dadas las necesidades y desarrollo del pueblo”, por lo que en ningún otro “sería tan urgente y necesaria esa mejora”, al tratarse de “un centro de exportación agrícola de los más importantes de la isla, de un considerable núcleo de población, visitado además por numerosos extranjeros que acuden á disfrutar de las delicias de aquel clima y de las bellezas de la espléndida campiña güimarera”. Pero todavía habría de pasar un año y medio para que la petición fuese atendida, pues el 5 de septiembre de 1913 se posesionó de la Administración de Correos de Güímar el oficial del Cuerpo don Antonio Pizarroso y Vega, que permanecería a su frente hasta 1915, quedando instaladas las oficinas en la calle Doctor Díaz Núñez, nº 7. Esta nueva oficina comenzó a prestar el importante servicio de paquetes postales, así como la admisión de certificados, imposiciones en la Caja de Ahorros, giros, etc. En 1913, también se estableció en la nueva Estafeta una Expendeduría oficial de sellos y tarjetas postales.

La creación de la carteria-oficina de correos de El Escobonal

Mientras tanto, en la Cartería o Estafeta de Correos de Güímar tenían que retirar su correspondencia los habitantes en los alejados núcleos de población de Agache o esperar que un peatón la llevase a estos pueblos. Inicialmente, el correo llegaba a El Escobonal por el Camino Real transportado a caballo por un peatón conductor, que desde 1885 lo hacía a través de la Carretera General del Sur. En enero de 1907, un vecino de El Escobonal se quejaba de los abusos cometidos por la mujer del administrador de Correos de Güímar, que dificultaba la recepción de la correspondencia, denuncia que fue recogida por El Progreso el 21 de dicho mes:

Un apreciable suscriptor de este diario en el Escobonal nos escribe denunciándonos los abusos que se vienen cometiendo en la cartería de Güimar, donde la señora administradora (¡!) hace de la correspondencia lo que le viene en gana.

Dicho suscriptor se lamenta, no sólo de no recibir nuestro periódico, sino también de la falta de otra correspondencia á él dirigida, no obstante haberse presentado á reclamarla personalmente, acompañado de testigos.

“Item más –dice nuestro comunicante– distante este pago (El Escobonal) trece kilómetros de Güimar, hay que ir á buscar las cartas á dicho pueblo y si la señora está de
buen humor las entrega, previo el pago de 10 ó más céntimos y otras veces se las da á cierta mujer, debido á no se qué privilegios, la cual ha sido encontrada ebria en la carretera, con cartas de Cuba perdidas, sin que hayan servido para nada las protestas de este desgraciado y sufrido barrio, que cuenta con un total de 500 vecinos”.

Comprenderá el digno administrador jefe de esta Central de Correos, que tales abusos son intolerables y que urge aplicar remedio á los males denunciados, mandando á esa señora á hacer calcetas, en vez de distribuir la correspondencia.

De la rectitud y reconocido celo de dicho funcionario esperamos esa medida moralizadora.

El administrador de Correos de Güímar se dio prisa en contestar al vecino de El Escobonal y tomar las medidas necesarias, tal como se hizo eco el mismo periódico el 29 de dicho mes: “Nuestro distinguido amigo D. José Sánchez Toscano, ha tenido la atención, que mucho le agradecemos, de enviarnos un oficio del Administrador de Correos en Güimar, contestando á la denuncia formulada en este diario por un suscriptor del pueblo del Escobonal. / Quedamos enterados, y muy agradecidos al Sr. Sánchez Toscano por la actividad y celo demostrados para corregir los abusos á que hacíamos referencia”.

La solución a los problemas denunciados por los vecinos de El Escobonal vendría por
la creación de una Cartería rural en dicho pueblo, tanto para el mismo como para los restantes de la comarca de Agache (Lomo de Mena, La Medida y Pájara), por lo que a partir de entonces se incrementarían las gestiones para conseguir tan necesario servicio, realizadas sobre todo por el alcalde de barrio don José Tejera García. Gracias a ello, dicha oficina se vendría a crear por el Estado cinco años después.

El 27 de enero de 1912, el Pleno del Ayuntamiento de Güímar, bajo la presidencia del alcalde Gumersindo García Rodríguez, quedó enterado de la creación por el director general de Correos de la Cartería de El Escobonal, para este pago y los inmediatos de Agache, la cual quedaría instalada en la casa de don Andrés García Campos, nombrado primer cartero rural de esta localidad; pero tanto el citado alcalde de barrio como la Corporación se sorprendieron por la ubicación de la misma en un lugar tan poco céntrico (La Quebrada), en un extremo de dicho pago cercano al municipio de Fasnia, a lo que se oponían:

[…] leyosele por mi el Secretario una comunicación del Señor Alcalde Pedáneo del barrio del Escobonal dando cuenta de haber recibido un escrito que acompaña del Señor
Administrador Principal de Correos de esta Provincia, en que le transcribe una resolución del Sr. Director General del Ramo, por la que se crea una cartería en el pago que representa, y aduciendo ciertas consideraciones sobre la inconveniencia de que la oficina de que se trata se instalara en la casa habitación de Don Andres Garcia Campos, por la distancia que media entre el citado edificio y el principal núcleo de población de aquel, y pagos limítrofes.

Exponen algunos Señores Concejales su conformidad con lo manifestado por el Señor Alcalde pedáneo comunicante, haciendo observar que la indicación de Don Andrés Garcia Campos para Cartero, debe obedecer á un error de nombre, dado que de otro modo, seria indudable que al informarse, como quizá haya acontecido, el Señor Jefe Provincial, del punto en que dicho Señor tiene su domicilio, no lo hubiese propuesto para tal cargo; pues hubiera visto que el expresado edificio se halla precisamente en el extremo Sur mas apartado del Escobonal y á su alrededor solo existe dos ó tres casas
diseminadas.

El Señor Presidente aclara: que el único que ha podido sufrir el error, causa de la propuesta del Señor Jefe provincial de Correos, debió ser el individuo que redactara la instancia solicitando dicha Carteria, pues bien claramente lo dice en su escrito el Señor Alcalde pedáneo, el aludido Señor Administrador, por todo lo que propone se incoe un expediente en que conste la opinión de los vecinos mas caracterizados de los pagos de que se trata referente al punto mas adecuado dentro del Escobonal para abrir la oficina de la Cartería, remitiéndose original al ya repetido Administrador provincial del Ramo.

La municipalidad acordó de un modo unanime conforme á lo expuesto por la presidencia.

El 14 de febrero inmediato, el diario El Progreso recogía la queja dirigida al administrador de Correos por los vecinos de los distintos núcleos de Agache, debido a la mala ubicación de la Cartería, situada en el extremo de la comarca:

Aunque ya en diferentes ocasiones nos hemos dirigido al Sr. Administrador de Correos haciéndonos eco de justificadísimas quejas, sin que otra cosa hayamos obtenido que la convicción de que la indiferencia y el “á mí qué” se ejercitan por sistema, volveremos á intentar que el Sr. Doblado se digne ordenar, como es su deber, algo bien fácil y que redunda en beneficio del servicio público.

Con motivo de la reciente creación de una Cartería en el Escobonal –término municipal de Güimar– nos escriben de esta villa haciéndonos saber la contrariedad y desaliento que ha causado en dicho pago, Lomo de Mena y Medida, la noticia de que la oficina de que se trata se instalará en un edificio tan distante de sus domicilios que, á excepción hecha de dos ó tres vecinos, los demás nada han ganado con tal mejora, pues les resulta igualmente molesto ir á depositar sus cartas á las cercanías de Fasnia, que es donde se halla situada la casa del nuevo cartero, que seguirlas llevando al casco de Güímar como actualmente lo hacen.

Esperamos que por esta vez el señor Administrador de Correos pondrá remedio á estas quejas, en bien del servicio público.

Ese mismo día, el periódico La Opinión también informaba “Desde Güímar” del malestar vecinal por la ubicación de la nueva Cartería:

Según nos comunican de dicha villa ha causado profundo disgusto entre los vecinos del Escobonal y Lomo de Mena el hecho de que la cartería recientemente creada para el primero de los citados pagos piense instalarse en el punto más distante y aislado de la jurisdicción, pues ha recaído el nombramiento de cartero en un individuo que habita en
el extremo Sur casi en los límites de Fasnia, por lo que la mejora de que se trata vendría á resultar de una lamentable ineficacia, dado que la mayoría absoluta de aquellos habitantes quedan en iguales condiciones que lo estaban hasta ahora en cuanto á dificultades para la imposición de sus correspondencias.

Llamamos la atención del Sr. Administrador Principal de Correos sobre las quejas que se nos formulan á fin de que se estudie el punto más adecuado en que, dentro del Escobonal, deba abrirse al público la citada cartería, al objeto de que preste el servicio
para que se le creó.

Al día siguiente, La Opinión insistía sobre “La cartería del Escobonal”, pero en sentido más favorable a la ubicación aprobada para la Cartería y a su titular:

Ampliando las noticias que ayer publicamos referente á esta cartería, y mejor informados hoy de lo que hay en el asunto, debemos consignar que la persona designada
para ejercer el cargo de cartero, no pone obstáculo de ningún género para que la oficina se establezca en la Plaza, siempre que la Dirección lo ordene y el Ayuntamiento de Güimar abone los alquileres de la casa que haya de ocupar la cartería.

El lugar donde pretende establecerse dista unos 800 metros de la referida Plaza, que es la que separa el Escobonal de arriba del de abajo; pero éste tiene doble número de vecinos que el primero y, por lo tanto, resultan beneficiados un mayor número de aquéllos.

Esto se puede comprobar oficialmente en el Instituto de Estadística que tiene el censo de cada barrio.

Por esto es de lamentar que, después de haberse recabado una mejora tan satisfactoria para el Escobonal que tantos y tan sensibles perjuicios venía sufriendo en el reparto de la correspondencia pública, puesto que éste se hacía con notable retraso, en ocasiones hasta de 11 días, se venga á discutir, sin serenidad de juicio, si la cartería se halla 800 metros más arriba ó más abajo, cuando lo lógico fuera recabar más beneficio dentro de los ya obtenidos.

Ese mismo día, La Prensa también se hacía eco de las quejas en un artículo más crítico titulado “De los pueblos”:

Por noticias recibidas de Güimar sabemos que los vecinos del Escobonal y Lomo de Mena, disgustados con el nombramiento de cartero recaído en un Sr. que habita en un sitio aislado por completo del resto del vecindario, han protestado ante la alcaldía de aquella villa, alegando que la designación hecha traerá la ineficacia de una mejora que creada recientemente con un fin necesario y práctico, viene á resultar para el servicio privado del cartero y unos cuantos vecinos de las inmediaciones de Fasnia, pues el resto de los habitantes, dado lo que distan sus domicilios del edificio de la cartería, quedarán con las mismas dificultades que hasta hoy tuvieron.

Esperamos que el Sr. Doblado atenderá las quejas de aquellos vecinos, disponiendo lo conducente á fin de que la oficina de que se trata sea instalada en un punto céntrico del Escobonal, allí donde venga á prestar facilidades á la mayoría de los habitantes en cuestión.

El 22 de ese reiterado mes de febrero, el mismo periódico insistía con dureza en las quejas, en un artículo firmado por M. Castillo (probablemente se trataba de don Miguel
 Castillo Alfonso, director de la Banda de Música de la Sociedad “Euterpe” de Güímar), en nombre de “varios vecinos de Escobonal” que daban otras alternativas:

Aunque «La Opinión» aconseja en un artículo, bajo el lema «La Cartería del Escobonal», que éste asunto no debe discutirse, aún hemos de ocuparnos de él por seguir entendiendo que el punto en que ha de instalarse dicha Cartería, hará de una mejora que pudo ser importantísima, la más inútil de las oficinas del ramo de Correos.

No estamos conformes con permanecer en silencio, y no lo estamos porque conocedores del terreno y con absoluta firmeza de juicio, podemos probar que, nuestras peticiones han sido justísimas, no convenciéndonos los razonamientos de «La Opinión» sobre que no debemos discutir lo que directamente nos atañe é interesa.

Este sistema de convencimiento empleado por el diario á que nos referimos, es el que nos ha hecho permanecer estacionarios, anquilosados moralmente, mientras los demás pueblos, siguiendo las huellas del progreso, han surgido y se han hecho grandes.

En este caso, en que para dejar establecida con equidad y buen acierto la Cartería no se gravará en nada el presupuesto del Estado, ¿porqué no hacer las cosas del modo más justo, y, sobre todo, porqué no se consulta á los vecinos interesados ni se pide informe al Ayuntamiento de Güimar, y viendo el asunto indiferentemente se designe á un señor que vive casi en los límites de Fasnia para ponerse al frente de un servicio que debe hallarse en un punto el más céntrico, puesto que allí ha de afluir todo el vecindario á depositar sus cartas?

¿Será acaso para que luego los lectores de «La Opinión» puedan saborear conceptos tan delatores de nuestro estado moral como este: «el cartero no pone obstáculo de ningún género para que la oficina se establezca en la plaza». ¡Oh, ironía! He aquí que un nombramiento de cartero rural da ciertas preeminencias sobre las aspiraciones de un vecindario. ¡Oh, témpora, oh, mores!

Por otra parte hemos propuesto al Ayuntamiento designe para ocupar el cargo de cartero á D. Daniel Rodríguez Delgado, persona culta y honorable que desempeña actualmente en Escobonal una escuela de niños creada por el Municipio y sostenida de sus fondos; y toda vez que la citada Corporación abona el alquiler de la casa en que dicho Sr. habita ¿á qué cargar el presupuesto Municipal con gastos innecesarios cuando más lógico sería que aunándose el Estado y el Municipio viniese la pequeña retribución del cartero á servir de ayuda al funcionario que nos ocupa, al no existir como no existe incompatibilidad entre ambos cargos? ¿O es que de un modo inexorable se había de imponer al Municipio la carga de abonar nuevos alquileres como condición forzosa para
que respetando la designación hecha pudiese prestar utilidad la mejora que se discute?

Pero no: era preciso dar la nota retrospectiva publicando en las columnas de un periódico la conseja enervante: «no discutáis estas cosas» Pues bien, estas cosas pequeñas descubren un resurgir siquiera lento en los derechos del pueblo. El consentimiento callado de hechos injustos, la pasividad de enfermos de espíritu no cuadra con las corrientes de la vida moderna á que deseamos incorporarnos.

El Nomenclator sólo nos habla de números perfectamente impresos (no nos hemos tomado el trabajo de consultarlo). Sobre el terreno, allí es donde existe la verdad. La topografía narra elocuentemente la justicia de nuestras quejas.
Vayamos sobre el terreno, y después, con seguridad de juicio, podremos hablar; entonces es cuando existe el derecho de pregonar la rectificación en los informes.

Insistimos rogando al Sr. Administrador principal de Correos envíe al Escobonal á un delegado suyo para que serenamente, rectamente, sin dejarse influir por ajenas insinuaciones de quien ansíe resucitar viejos rescoldos caciquiles, informe la verdad acerca de la justicia que solicitamos.

Al día siguiente, el diario La Región recogía igualmente las quejas de los agacheros
por la situación de la nueva Cartería:

Un estimado correligionario de Güimar nos remite la siguiente nota que con mucho gusto insertamos:

Por noticias fidedignas de Güimar sabemos que con motivo de la creación de una cartería en el Escobonal, mejora que solicitaron desde hace algún tiempo los vecinos de
dicho pago, éstos se han presentado en queja ante el Ayuntamiento de la citada Villa en el sentido de que la designación para cartero ha recaído en un sujeto que tiene su domicilio en el sitio más aislado del término, hasta el punto que la casi totalidad de los habitantes ningún beneficio reciben con la nueva oficina, dado que la distancia que separa sus casas, de ella, es grandísima.

Sabemos que la Corporación municipal de Güimar ha incoado un expediente oyendo la opinión de los vecinos más caracterizados del Escobonal, á fin de remitirlo al Sr. Administrador Principal de Correos de la Provincia.

Esperamos que el Sr. Doblado, que con tanto interés vela por la buena marcha del importante servicio que le está encomendado, atenderá las quejas de los vecinos á que nos referimos, disponiendo que la oficina del nuevo cartero se instale en un punto céntrico del Escobonal, dando así facilidades á la mayoría de los interesados.

La “Cueva del Correo” en La Quebrada.

A pesar de las reiteradas quejas vecinales y las propuestas alternativas, la primera Cartería de El Escobonal se mantuvo en La Quebrada, en la antigua casa de don Andrés
García Campos, situada por debajo de la Carretera General del Sur. Pero durante algunos años la correspondencia se recibiría y entregaría en una cueva cercana (la “Cueva del Correo”), que por entonces era propiedad del citado cartero; estaba abierta en una cortada de la Carretera y en ella se instalaría luego una venta; así la recordaba el poeta Adolfo “El Pajarero”: Recuerdo la cueva del Correo, bajando para El Tablado, cuando se hacían los bailes en casa Cho Juan Amaro.

No obstante, para aplacar las protestas de los vecinos de El Escobonal de Arriba, se colocaría un buzón en La Fonda, en el centro geográfico del pueblo, que a partir de los años cincuenta quedaría instalado en la fachada del Cine de la localidad.
Continua

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