UNA HISTORIA
RESUMIDA DE CANARIAS
ÉPOCA COLONIAL: DECADA 1911-1920
CAPITULO-XII
Eduardo Pedro García
Rodríguez
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Nueva estructura del reparto de correos en el sur de
Tenerife
Con respecto a las mejoras del
servicio de Correos desde Santa Cruz hacia el Sureste de la isla, La Opinión, recogía el 31 de
julio de ese reiterado año 1912 la siguiente “Información postal”, que tenía
que ver con la reciente llegada de la Carretera General
hasta Fasnia:
Debido a las gestiones del digno
y celoso administrador principal de Correos de esta Provincia, se ha dispuesto
por R. O. del Ministerio de la
Gobernación, de fecha 17 del corriente, la supresión de las
conducciones del Correo entre esta Capital y Güimar, y de
Güimar á Arico, estableciéndose
en cambio, una conducción en carruaje de cuatro ruedas de Santa Cruz de
Tenerife á Barranco Hondo, Candelaria, Arafo, Güimar, Escobonal y Fasnia (39
kilómetros) y otra á caballo de Fasnia á Arico (16 kilómetros),
subvencionándose la primera con 3.800 pesetas y la segunda con 1.599 pesetas
anuales.
Pero a pesar de la creación de la Cartería de El Escobonal
y de las mejoras en la conducción de la correspondencia, en este pueblo seguían
los problemas con el reparto de los periódicos, como destacaba El Progreso el
jueves 6 de agosto de 1914: “¿Qué ocurre?.- Se nos dice que los periódicos
puestos en esta estafeta de correos con destino al Escobonal no llegan a sus
destinatarios desde el día 23 del pasado. / Creemos un deber llamar la atención
al Sr. administrador sobre este abuso por si en lo sucesivo se puede evitar”.
El 1 de abril de 1917, Gaceta de
Tenerife informaba de la nueva subasta del transporte de la correspondencia por
el Sureste de la isla, de forma semejante a la realizada cinco años antes, pues
había de efectuarse “en carruaje de cuatro ruedas entre la oficina del ramo de
Santa Cruz de Tenerife y la de Fasnia y a caballo entre la de este punto y la
de Arico, bajo el tipo máximo de ocho mil pesetas anuales y demás condiciones
del pliego”, por lo que se deduce que, a pesar del tiempo transcurrido, la Carretera General
aún no pasaba de Fasnia. Cinco años después, el 19 de abril de 1922, El
Progreso se ocupaba de otra subasta de la “Conducción de correspondencia al Sur
de Tenerife”, que, tal como venía haciéndose hasta entonces, debía efectuarse:
“en carruaje de cuatro ruedas entre Santa Cruz de Tenerife y Fasnia y a caballo
entre este punto y Arico”, debiendo atender en el recorrido a las carterías de
“Barranco Hondo, Candelaria, Arafo, Guimar, Escobonal y Fasnia”, todo ello por
el tipo máximo de 6.620 ptas, según el pliego expuesto “en la Secretaría de esta
Administración Principal y en la
Subalterna de Guimar”. Pero el 23 de ese mismo mes de abril,
el Pleno del Ayuntamiento de Güímar solicitaba la sustitución de los medios de
transporte anunciados, por considerarlos obsoletos:
A propuesta del Concejal Marrero
Martín, se acordó por unanimidad hacer presente al Excmo. Sr. Ministro de la Gobernación el
sentimiento con que se ha visto por esta Corporación el anuncio de subasta
inserto en el B. O. de la provincia nº 46 para la conducción de correspondencia
entre la Capital
a Fasnia por medio de carruaje de cuatro ruedas, sin determinar expresamente en
aquel que fuese automóvil, así como la misma conducción a caballo desde Fasnia
hasta Arico, por los perjuicios que de concurrir solamente empresas de
carruajes de tracción de sangre se irrogarían a toda esta región y por no haber
razones que aconsejen la conducción de la correspondencia a caballo en el
segundo trayecto ya que se halla abierta al servicio público la carretera hasta
la villa de Arico; suplicándole por medio de instancia quede sin efecto la
subasta
anunciada para contratar el
servicio de conducción arriba expuesto y que en su lugar y previos los trámites
indispensables para ello se anuncie una nueva debidamente retribuida para
exigirse que pueda ser conducida en automóvil a todo el trayecto.
No conocemos la respuesta de la
administración, pero dado que la sugerencia del Ayuntamiento suponía una mejora
clara para el servicio, suponemos que ésta sería atendida, aunque es mucho
suponer. Lo cierto es que años más tarde, tras la creación de la empresa
Transportes de Tenerife, la conducción de la correspondencia la haría la
guagua-correo que todos recordamos.
A la izquierda, en primer plano,
bajo la carretera, la casa de don Andrés García y doña Ifigenia Marrero, donde
estuvo la Cartería,
que luego pasó a la casa de la derecha, construida por don Martín García
Marrero. A la derecha, este recordado cartero.
Nuevos carteros y cambio de sede la carteria de El
Escobonal
Con el fin de mejorar el reparto
de la correspondencia en Agache, el 8 de agosto de 1924 la Administración de
Correos pidió al Ayuntamiento de Güímar que nombrase un cartero para los pagos
de La Medida,
Pájara y Lomo de Mena; y el 8 de octubre de ese mismo año la Corporación municipal
nombró a Florentín Castro Díaz como primer cartero rural de dichos pagos, lo
que permitió recibir el paquete directo en el primero de dichos barrios, aunque
con carácter provisional. Y el 8 de agosto de 1925, el cartero rural de La Medida solicitó al
Ayuntamiento el oportuno matasellos.
El lunes 20 de mayo de 1929, el
diario El Progreso se hacía eco de la muerte del primer cartero de El
Escobonal: “En el Escobonal ha fallecido el encargado de aquella estafeta de
Correos, don Andrés García Campos, persona muy estimada de sus numerosas amistades”.
Don Andrés había permanecido al frente de la Cartería rural de este
pueblo
durante 17 años. Y tras la
muerte de este primer cartero, quedó encargada de la Cartería su viuda, doña
Efigenia Marrero Díaz, con la colaboración de sus hijos doña Peregrina y don
Martín García Marrero; pero del reparto se encargaba doña Josefa Rosa “La Cartera”, quien trabajó
como peatón de Correos, sobre todo durante la Guerra Civil,
repartiendo la correspondencia por todas las casas del pueblo, con la ayuda de
sus hijos don Eliberto y doña Maximina del Pino Rosa.
Continuando con las mejoras de
este servicio en el municipio de Güímar, el 28 de marzo de 1931 el Pleno del
Ayuntamiento solicitó nuevas carterías rurales para los barrios de San Juan y La Medida, con sus correspondientes
placas y fechadores. El 21 de octubre de 1931 también se solicitó una
“cartería-peatonía” para los barrios de Guaza, La Hoya y San Juan. Y el 20 de
mayo de 1932 la
Administración de Correos creó la Cartería rural de La Medida, segregada de la de
El Escobonal, que también atendería a los pagos de Pájara y Lomo de Mena.
En 1937 ya figuraba como cartero
de El Escobonal don Martín García Marrero (1893- 1986), hijo de los anteriores
carteros don Andrés García y doña Efigenia Marrero, a los que ocasionalmente
había ayudado en dicha labor desde su juventud; permanecería al frente de la Cartería durante por lo
menos 43 años y en la primera etapa contó también con la colaboración de doña
Josefa “La Cartera”.
Don Martín construyó una casa, también en La Quebrada y cerca de la de
sus padres, pero anexa a la Carretera General, a donde pasó la Cartería, con el
correspondiente buzón público. Con su profesión de cartero fue conocido y
apreciado por sus paisanos, que todavía lo recordamos con las cartas en la mano
y recorriendo diariamente a pie la dispersa geografía del pueblo, a pesar de su
avanzada edad. Además, en su juventud destacó por su fortaleza como luchador y
fue capataz de una plantación de caña de azúcar en Cuba, agricultor-propietario
en su pueblo, y primer presidente de la Sociedad Cultural
“El Porvenir”, así como concejal y procurador síndico suplente del Ayuntamiento
de Güímar durante la II
República (de 1931 a 1936) por el Partido Republicano
Radical.
Varias décadas después de la
creación de la Cartería
de El Escobonal, los vecinos del “Lugar de Arriba” aún seguían protestando por
su mala ubicación. Así, el 3 de julio de 1953, un grupo de vecinos de La Montaña, todos
agricultores y mayores de edad, elevaron una instancia al alcalde de Güímar,
para exponerle:
Que encontrándose la Cartería rural del Barrio
del Escobonal a una distancia de 2 kilómetros aproximadamente de la Montaña y otros lugares
cercanos donde residen unos seiscientos vecinos y no existiendo cartero rural,
con el consiguiente perjuicio para
el reparto de correspondencia,
que a veces llega con mucho retraso.
Es por lo que suplican a V.S.
que: teniendo por presentada esta solicitud se digne solicitar del Sr.
Administrador Provincial de Correos de S/C de Tenerife, les sea concedido
previos los informes oportunos la instalación de una Cartería Rural de correos
en La Montaña,
centro del lugar donde más falta hace dicha cartería para el servicio de todos
los vecinos, por ser de urgente necesidad.
Pero según los técnicos
municipales faltaban muchos requisitos para tramitar la petición, que
evidentemente no logró su objetivo.
Según un informe elaborado por
el Ayuntamiento en 1965, el municipio contaba por entonces con una
Administración de Correos en la cabecera municipal y cuatro carterías
rurales en Fátima, San Juan-La
Hoya, La Medida-Pájara
y El Escobonal. Además del
administrador existían 7
carteros, uno urbano y seis rurales, tres de ellos en Agache: en La Medida, Lomo de Mena y El
Escobonal. En este último lugar existía por entonces un único buzón, en La Fonda, aparte del existente
en la propia Cartería.
A la izquierda, la casa de don
Domingo Mesa, en La Hoya
de los Almendreros, donde estuvo la oficina unos cuatro años. A la derecha la
casa de don Lizardo “El Cartero”,
en La Vera, en la que permaneció
durante más de 20 años.
Don Martín García Marrero
continuó como cartero de El Escobonal hasta enero de 1980, en que previa
denuncia por su avanzada edad tuvo que dejar este empleo, cuando
contaba nada menos que 86 años,
más de la mitad de ellos como cartero. Al mes siguiente se
hizo cargo de la Cartería don Lizardo de la Rosa Campos,
sobrino-nieto del anterior, que contó en sus inicios con la experiencia y
enseñanzas de don Martín. Nuestro amigo Lizardo aún continúa al frente de ella,
tras 32 años de servicio, habiéndose ganado en este tiempo la simpatía y el
cariño de todos sus paisanos, tanto por su entusiasmo profesional como por su
carácter alegre y su entrañable trato humano.
En el mismo año 1980 se gestionó
y obtuvo por el Ayuntamiento, ante la Dirección General
de Correos, la colocación de nuevos buzones en los diferentes barrios: El Pino,
La Corujera,
El Montijo, La Montaña
y El Tablado, a los que se sumaba el ya existente en La Fonda; todos se han
mantenido hasta la actualidad, menos el de El Pino, que ha sido suprimido. Y
con respecto a la Cartería,
tras la jubilación de don Martín abandonó La Quebrada, quedando
instalada inicialmente en casa de don Domingo Mesa, en La Hoya de los Almendreros,
durante unos cuatro años; luego en el domicilio del nuevo cartero, en La Vera, durante otros 23 años;
y desde 2007 en un local cedido por el Ayuntamiento en una antiguavivienda de
maestros de la Plaza
de San José, ahora sí, en el centro del pueblo.
Sede actual de la oficina de
Correos, en la Plaza
de San José, en una antigua vivienda de maestros. (Octavio Rodríguez Delgado,
2012)
Notas:
1 Sobre este tema puede verse
también el artículo de este mismo autor: “Los servicios públicos en El
Escobonal: la Cartería
u oficina de Correos (1912-2012)”. Programa de las 258 Fiestas de San José (El
Escobonal). Agosto de 2012.
1912 febrero.
El vapor "Viera y Clavijo" se construyó en
los astilleros Caledon, en Dundee y fue entregado a la Compañía de Vapores
Interinsulares Canarios en febrero de 1912. El día 15 de ese
mismo mes zarpó desde Liverpool con destino a Las
Palmas de Gran Canaria, incorporándose de inmediato al servicio interinsular
canario. El 17 de marzo arribó por primera vez al puerto de Santa Cruz de
Tenerife, al mando del capitán Pedro Schwartz, continuando viaje hacia
Arrecife.
Al tratarse el "Viera y Clavijo" del
primero de los seis correíllos que entraba en
servicio, acaparó el interés informativo local y fue muy visitado por las autoridades
insulares, celebrándose varias recepciones a bordo. El 26 de marzo siguiente
fondeó por primera vez en La
Estaca (El Hierro) y ello fue motivo de júbilo para la
población herreña.
Durante años, el "Viera y Clavijo" y sus
compañeros de flota enlazaron la mar isleña con tierra insular y
el territorio continental (africano,) hasta que en los difíciles tiempos de la Primera Guerra
Europea, entre 1914 y 1918, fue fletado por armadores del
Cantábrico conjuntamente con los vapores "La Palma" y "León
y Castillo", estableciendo un tráfico de transporte carbonero entre puertos
del Norte de la península ibérica.
Con la vuelta de la paz, los correíllos mayores
retornaron a Canarias y, ya en 1930 se incorporó a la flota de Compañía
Trasmediterránea. (Juan Carlos Díaz Lorenzo).
1912 febrero 8.
El día 8 de febrero del año 1912
un fuerte temporal de lluvia, viento y fuerte oleaje se abatió sobre Gran
Canaria, las carreteras quedaron cortadas por la caída de árboles a
consecuencia del fuerte viento, lo teléfonos dejaron de funcionar y todos los
barrancos de la Isla
corrieron de banda a banda. En la ciudad, el sector que fue más afectado por
este fuerte temporal fue el del puerto de La Luz, y en especial, la playa de Las Canteras; las
olas de proporciones gigantescas derrumbaron murallas de contención arrasando
con casas hasta llegar al otro lado del itmo, todas las casetas de madera,
tanto las de la playa como las de la Avenida Marítima,
fueron barridas por el enorme oleaje. Las barcas de los pescadores
desaparecieron de la arena y en el Muelle, el antiguo barco “El Correíllo”
Viera y Clavijo rompió amarras y colisionó con un barco carbonero de bandera
inglesa.
1912 mayo 4.
Las represalias contra los periodistas por los
criollo españolistas a cuenta de su labor, estuvieron
presentes en las Islas hasta bien entrado el siglo xx. Sirvan como ejemplos
estos casos: a finales del siglo xix, Patricio Perera Álvarez, redactor-jefe de
«Unión Conservadora», fallece a consecuencia de la agresión
que le propinan sus rivales políticos (véanse detalles en Unión
Conservadora, 9 y 25-8-1899); en vísperas de la guerra europea, Leoncio
Rodríguez, director de «La
Prensa», es agredido por denunciar ciertas atrocidades en una
becerrada (véanse detalles en: La
Prensa, 11-7-1911); días más
tarde le ocurre otro tanto a Jerónimo Fernaud, redactor de «La Opinión», por informar
sobre un juicio (véanse detalles en La Opinión, 1-8-1911). La intimidación
con la violencia, por lo demás, no sólo mediatizó la
labor de la prensa canaria, pues a finales de la
guerra europea el periodista tinerfeño Manuel Delgado Barreto, redactor de «La Acción» de Madrid, sufrió
una agresión en la capital de España
(véanse detalles en: Gaceta de Tenerife, 21-5-1918).
1912 Mayo 8. El 1912 mayo 4.
Muere Secundino Delgado, Padre del Nacionalismo Canario.
Muere en Añazu a los 45 años el
periodista, político y líder independentista, Secundino Delgado Rodríguez,
considerado como el padre del nacionalismo canario. Participó en el movimiento
insurreccional de Cuba contra la dominación española, abrazando igualmente la
idea de ver liberado el archipiélago canario de yugo español. Sus restos
descansan en un lugar indeterminado del cementerio de San Rafael y San Roque de
la capital tinerfeña.
"En vano buscará el español una mordaza para nuestras bocas y
una losa para nuestros corazones"
“Nació Secundido Delgado en la
calle San Lucas de Santa Cruz de Tenerife, en 1867, aunque viviera mucho tiempo
en la localidad de Arafo. Emigró a Cuba muy jóven, como tantos otros paisanos
isleños de su época, buscando mejores condiciones de vida, que como a tantos
canarios les era negada en su propio país, consecuencia del colonialismo y su
sistema caciquil imperante. En la perla del Caribe entra en contacto con
revolucionarios cubanos y canarios unidos por un mismo ideal en torno a la
libertad de aquella isla antillana. Fue el padre indiscutible del nacionalismo
canario (como en Cuba fue apostol de su independencia fue el descendiente de
canarios por vía materna: José Martí Perez). Aquella frase que se le acuña,
"...todo por y para la libertad de los pueblos y de los hombres",
es de apliación en las Canarias del siglo XIX y principios del XX. Estamos pues
ante la presencia de un insólito personaje que jugándose su bienestar y
prosperidad, por sus ideales prefirió denunciar el mal que aquejaba a las islas
y a los isleños, muy a sabiendas de lo que estaba arriezgando en semejante
empresa. Conociendo el peligro de un enfrentamiento a la dura administración
española, repetía frecuentemente " Qué importan los sacrificios si
algún día llega a alumbrar nuestra Patria el Sol de la libertad".Aquel
grito que lanzaba Secundino era apremiante y necesario, y que podía haber
hallado eco en la decada de los años 30, si otras circunstancias políticas
tranformadas en guerra civil no hubieran truncando aquel buen deseo ya
suficientemente arraigado entre los canarios. Desde los inicios del siglo XX,
canarios residentes en América que captaban la opresión caciquil del sistema
social imperante en estas Islas, pensaban la viabilidad de un Estado canario
independiente de España, al igual que los, por aquellos momentos, emancipados
de Cuba, Puerto Rico o Filipinas. En 1924 se constituyó en La Habana el Partido Nacionalista
Canario, que no tuvo gran aceptación, por falta de verdadero
conocimiento, en las propias Islas Canarias ni en su política partidista de
ámbito español, si bien constituyó un referente histórico que ha encauzado
ideales nacionalistas. En Cuba colabora con los "rebeldes"
independentistas en la guerra contra el ejército español de ocupación, y donde
pronto será un "elemento peligroso", para los servicios de
información del ejército colonial. Acusado de coparticipar en un atentado con
explosivos en el edificio del Palacio del Gobierno en La Habana, ha de salir de Cuba
y regresar a Tenerife, su isla natal, a principios de mayo de 1896; pero como
quiera que el Capitán General era el sanguinario Valeriano Weyler,
militar vinculado a la Cuba
colonial, y recien nombrado para el mando en la Isla de Tenerife, conocedor de su paradero le
denuncia por telegrama a las autoridades militares de Canarias, que le
perseguirán insistentemente. Secundino tendrá que huir de su país -esta vez por
motivaciones políticas-, transcurridos unos nueve meses de su llegada de Cuba,
con la ayuda de portuarios que le esconden en un barco con dirección a
Venezuela. En Caracas, a los pocos meses y en unión de otro gran patriota
palmero, José
Esteban Guerra Zerpa (fundandor del periódico Diario de
Avisisos de Santa Cruz de la
Palma), editan la revista quincenal, independiente y
noticiosa de las Islas Canarias, El Guanche, de la que sólo se
publicaron cinco números por la presión que el embajador de España en Caracas
ejerció sobre el presidente venezolano, general Crespo, para que dispusiese el
cierre inmediato de la misma y prohibiese toda clase de organizaciones canarias
de tipo nacionalista en aquel país.
Con estas medidas se da al
traste, tanto con la revista, como con el incipiente "Club patriótico
para la propagación de los ideales que defiende El Guanche", que no
eran otros que concienciar a los canarios residentes en Venezuela, en el camino
de las aspiraciones que tenían proyectadas para la Patria isleña. Tan
"peligroso" llegó a ser Secundino Delgado que para erradicar
totalmente cualquier brote de esta índole que afectase a los intereses
españoles, llegó a ser expulsado de aquella República hermana por órden expresa
del mismo presidente y dictador General Crespo. Después de una breve estancia
en Curazao, donde al parecer coninuó publicando su revista El Guanche, aspecto sin confirmar, pasa a Nueva York. Secundino
reside en Nueva York donde su espíritu patriótico y de regeneración social y
político por la que lucha, hace que esté en constante demanda de todo lo que
entiende que perjudica a Canarias y a sus hijos. De ahí que su incansable pluma
no cesa en denunciar las tropelías que en el solar patrio se cometen.
Finalizada la guerra de Cuba con su independencia, lo encontramos nuevamente en
Santa Cruz de Tenerife, alternando su residencia en su querido pueblo de Arafo.
Seguirá colaborando en medios escritos, e impulsará el semanario Vacaguare de ideología autonomista, que se
publica en Aguere, hasta 1902 en que la autoridad española dispone su cierre, y
aunque aparece como director el jóven Manuel Déniz Carballo, todo apunta a
que el verdadero promotor era Secundino. En el periódico Vacaguare, puntualiza lo siguiente: "...que nuestro
periódico, aunque vea la luz propia en Tenerife, no es un periódico tinerfeño,
sino un periódico CANARIO; que todos los desmanes, todos los errores, todas las
injusticias que en nuestras islas se realicen, sea de donde sea, en ciudad,
villa, pueblo, villorio o caserío, todo lo hremos público, din temores de
ninguna especie; que anhelamos el bienestar que por derecho y ley natural
corresponde disfrutar los hijos de estos siete hermosos peñones, y que tras
ellos marchemos, puesta nuestra confianza en la razón que nos asiste, y en la
indudable creencia que tenemos de que no habrá un solo canario honrado que no
secunde la misión que nos hemos impuesto...y finalmente arengaba con su
sempiterna frase: Pueblo de las Islas Canarias... ¡Viva nuestra
autonomía!" Más tarde aquel inicial firme independentista canario,
desde Florida y Cuba, tornó su ímpetu en los últimos años de su vida para
convertirse en autonomista, sin duda condicionado por la imposibilidad de
defender publicamente el independentismo en Canarias tras la pérdida de las
últimas colonias americanas por parte de España, y el analfabetimos y control
caciquil reinante. Este ilustre tinefeño, amante de su tierra como nadie,
nacionalista de pro, tenía claro que había que acabar de una vez con las
rencillas y discordias que gentes sin amor por Canarias fomentaban en las Islas
para provecho de sus intereses personales y de dominio. En este ideal nos dejó
escrito: "...despreciad con valor la prensa venal y asalariada que
fomenta la discordia entre las Islas, nuestra Patria, con el fin de dividir al
pueblo para que el lobo debore con paciencia y gusto su víctima...La
emancipación y el mejoramiento de esta Patria, no lo esperemos de esos sabios
de librea que asisten a las Cortes para hacer la venia al amor....¡¡ Ah !!, el
día que se nos caiga la venda, estas siete joyas volverán a ser como el nombre
que llevaban..." A pesar de ella sus proclamas autonomistas fueron
determinantes en su detención el 2 de marzo de 1902 por órden del General
Weyler, que dispuso su prisión en la cárcel modelo de Madrid. Lo que aquel
general, nombrado como Marqués de Tenerife, no pudo llevar a cabo desde La Habana a pesar del intento
en 1896, si lo logró desde su puesto de mando en Madrid, como ministro de la Guerra. Lamentables
fueron los últimos años de su vida. Aquella órden se cumplió y Secundino fue
detenido por la Guardia
Civil española en Canarias, cuando se hallaba en su casa de
descanso de Arafo. Conducido a pie hasta la prisión de Santa Cruz de Tenerife,
para seguidamente ser trasladado a la
Modelo de Madrid. Se llevaron a cabo gestiones para su
liberación especialmente por el consulado de los Estados Unidos, que
representaba los intereses de Cuba en España dada su nacionalidad cubana. No
obstante fue internado en la
Cárcel Modelo de la capital de España, donde permaneció casi
un año sin recibir el auto de procesamiento, motivo de la detención, ni ser
sometido a juicio. Con la intermediación de su paisano canario, Nicolás Estévanez,
se logró su libertad. Durante su estancia en prisión adquirió o agravó la
enfermedad pulmonar que padecía y que causó más tarde su muerte, 4 de mayo de
1912, en la casa donde habitaba en la Calle Progreso de Santa Cruz de Tenerife. El
asunto había trascendido a la prensa madrileña y a toda la de España y al
propio Congreso, donde ningún diputado español supo dar razones de aquella
injusticia.” (Tomado de: Nación Canaria, 09/05/08)
periodista palmero, Luís Felipe Gómez
Wangüemert, afincado durante la mayor parte de su vida en Cuba, escribe una
semblanza a su amigo Secundino Delgado Rodríguez, que acababa de fallecer en
Tenerife: "Acaba de morir en Santa Cruz de Tenerife, en su tierra, a la
que tanto amó y a la que no pudo ver poseedora de todas las libertades que
anhelaba para ella, un hombre todo corazón, un ideólogo, un rebelde: Secundino
Delgado. De vivir en los tiempos de Garibaldi, hubiérase puesto a sus órdenes
para pelear en defensa de los pueblos oprimidos. Pasóse muchos años en América,
y fue allí revolucionario. No podía ser otra cosa" .
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