EFEMERIDES CANARIAS
UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERÍODO COLONIAL,
DÉCADA 1831-1840
CAPÍTULO XLIV-IX
Eduardo Pedro García
Rodríguez
1837. A
raíz de las gestiones del diputado por Chinech (Tenerife) Gumersindo Fernández
de Moratín, las Cortes de la metropoli aprobaron el restablecimiento de los
decretos de 1822, que declaraban a Añazu (Santa Cruz) puerto de depósito de
primera clase, a la vez que habilitaban un puerto en cada isla de la colonia
para el comercio en general. Bien que mal, la cobertura legal existía. No del
todo bien, ya que había que negociarla y renovarla periódicamente; pero mejor
que en otros puertos de la metrópoli y de sus islas, que no disponían siquiera
de esta posibilidad. Ello explica, junto con la situación geográfica de las
islas, el que la navegación haya podido continuar sus actividades de manera más
o menos normal, en un período de grave depresión económica; y también el que la
insuficiencia del movimiento y de los estímulos económicos no haya permitido la
dotación del puerto, cuya infraestructura seguirá siendo insuficiente a lo
largo de toda la primera mitad del siglo, sin que se noten apenas señales de
recuperación. (Cioranescu)
1837. Tejeda,
Tamaránt (G. Canaria). Los vecinos se amotinan y expulsan al párroco don Pedro
González.
1837.
Igualmente
suelen topar con barcos extranjeros encallados en la desierta costa de África, Tomás de Brito, vecino de Arrecuife,
noticioso de hallarse allí un gran bajel sumergido, se fue allá y lo trajo a remolque primero a Pto. de Cabras y después a
Lanzarote. Resultó ser una fragata
fuertísima, nominada Fruncís Spaigh, cargada de madera; y sabida
la noticia en Londres, un tal Mr. Thomas Mahy, se presentó autorizado a reclamarla, pues había
sido arrebatada por un huracán desde
el Canadá donde estaba cargando. Con efecto, pagó los gastos, y le fue dado el buque el cual recondujo a Inglaterra en el mes de julio, equipado con nuevos
aparejos que le trajeron de allá. (J. Álvarez Rixo,
1982:153)
1837. A raíz de las gestiones del diputado por Chinech (Tenerife)
Gumersindo Fernández de Moratín, las Cortes de la Meteropli aprobaron el
restablecimiento de los decretos de 1822, que declaraba a Añazu (Santa Cruz) puerto de depósito de
primera clase, a la vez que habilitaban un puerto en cada isla para el comercio
en general. Bien que mal, la cobertura legal colonial existía. No del todo
bien, ya que había que negociarla y renovarla periódicamente; pero mejor que en
otros puertos de España y de sus islas, que no disponían siquiera de esta
posibilidad. Ello explica, junto con la situación geográfica de las islas, el
que la navegación haya podido continuar sus actividades de manera más o menos
normal, en un período de grave depresión económica; y también el que la
insuficiencia del movimiento y de los estímulos económicos no haya permitido la
dotación del puerto, cuya infraestructura seguirá siendo insuficiente a lo
largo de toda la primera mitad del siglo, sin que se noten apenas señales de
recuperación.
1837. Enero 1.
En Tedote n Benahuare (Santa Cruz de La Palma) ve la luz por primera vez Manuel de Abreu
Lecuona, Doctor en Medicina. Hijo de José Abreu Luján, natural de la misma
ciudad, y de Ramona Lecuona Carta, que lo era de Añazu n Chinet (Santa Cruz de
Tenerife), adquirió sus primeros conocimientos de Dorotea Vizcaíno Bustamante
que amplió más tarde con Blas Carrillo Batista, considerado el profesor más
sobresaliente de su época en Benahuare (La Palma).
Calificado como alumno aventajado y estudioso por Francisco
Torres Luján, con el que aprendió la lengua latina, marchó a La Laguna a fin de cursar
Filosofía, equivalente entonces a la segunda enseñanza. En Madrid estudió en la Facultad de Medicina y
obtuvo la licenciatura por aquella Universidad el 17 de junio de 1865, fecha en
que realizó los ejercicios de grado; la investidura la recibió el día 25
siguiente y dio principio a su actividad profesional el 1 de agosto inmediato.
En aquella época estudió griego, lengua que llegó a hablar y escribir con
suficiencia. Establecido en su ciudad natal, continuó con la práctica de su
carrera médica, donde fue muchos años Subdelegado de Sanidad, además de haber
ejercido los cargos de Cónsul de la República de Cuba y de Médico auxiliar de la Administración de
justicia y la penitenciaría; ocupó la dirección del hospital de Nuestra Señora
de los Dolores, de la Cuna
de Expósitos y de Sanidad del puerto, y desempeñó la cátedra de Historia
Natural en el colegio "Santa Catalina". Considerado un personaje de
gran capacidad e inteligencia, que puso su posición social y el prestigio de su
profesión al servicio de sus ideales políticos, llevó una vida muy activa al
frente de las presidencias de la Junta Revolucionaria
de Benahuare (La Palma)
de 1869 y del Partido Progresista, así como de la jefatura del Partido Liberal
en dicha isla. Tuvo descendencia del matrimonio que celebró en la localidad de
su nacimiento, el 12 de julio de 1867, con Juana Pérez Abreu, hija Juan Antonio
Pérez Pino y de María de los Dolores Abreu Luján, falleció en su hacienda
de Breña Baja el 23 de septiembre de 1902, aunque sus restos reposan
definitivamente en Tedote n Benahuare (Santa Cruz de La Palma), adonde fueron
trasladados.
1837 Abril 10.
Nace en la Orotava, Chinech
(Tenerife) el criollo Luís Benítez de Lugo. Fue marqués de la Florida. Afiliado
en el partido de la democracia a pesar de su origen nobiliario, fue elegido
diputado en las Constituyentes españolas el año de 1873, desempeñando el cargo
de secretario. En la sesión del 2 de enero de 1874 pronunció en el Congreso
español un enérgico discurso, hallándose designado en aquella ocasión para
ocupar el ministerio de Ultramar. Los acontecimientos políticos lo relegaron a
la vida privada, falleciendo prematuramente en Añazu n Chinet (Santa Cruz de
Tenerife) el 3 de mayo de 1876.
1837 Junio 30.
Inventario del Castillo de San
Francisco del Risco o del Rey, Cuerpo de Ingenieros del ejército español en Las
Palmas de Gran Canaria general del todas las partes que constituyen el citado
Castillo
Inventario con expresión de las
puertas, ventanas, herrages, etc. que hay en él, cuya descripción particular y
estado en el día de la fecha es como sigue:
Entrada y Puente que conduce á
ella.- Se llega á dicha Fortaleza por medio de un puente fijo colocado sobre el
foso que rodea el frente abaluartado del lado Este del Fuerte, en el cual se
halla la puerta principal.
Dicho puente está formado de 6 pies derechos con zapatas
y soleras que sostienen los cuartones y tablazón. La madera es de tea.
Dimensiones del tablero del Puente 3,20 mts por 11,30 mts. Puerta principal de
una hoja de tea con postigo central de 2,67 por 2,31 mts, midiendo el postigo
I,75 mts por 1,06 mts. la puerta gira sobre quicialeras y el postigo sobre
bisagras.
Los herrages de la puerta son
cerradura y llave, cerrojo con dos armellas, cuatro planchas con cuatro
tornillos de doble tuerca cada uno, que refuerzan la puerta y el larguero de
quicio, el cual está además reforzado en las inmediaciones de los puntos de
giro por dos planchitas de hierro y guarnecida con plancha cuadrángular de hierro
y clavos la quicialera superior. Los herrages del postigo son cerradura y llave
y siete visagras. La puerta está reforzada al exterior con clavos de cabeza
redonda. Al interior se atranca con una palanca reforzada con un rectángulo de
hierro. Los herrages de la palanca son dos anillas, una pequeña y otra grande.
Dicha palanca resbala por un extremo y se apoya por el otro en dos cabidades
rectangulares practicadas lateralmente en los muros. En el umbral de la puerta
hay dos argollones grandes con brazo sugetos á dos de las varias losas que
constituyen el ya expresado umbral.
Depósito de Efectos.- Puerta de
entrada de dos hojas, de tea de 1. por 0,58 mts cada hoja, que giran sobre
quicialeras; los largueros de quicio están reforzados en su parte inferior con
dos planchitas de hierro y tiene al exterior 6 filas de clavos de cabeza
redonda y una palanca giratoria de sugetar en la parte superior. Los herrages
son dos cerraduras, llaves y botón de agarrar. El pavimento es de empedrado
ordinario, el techo envigado con mampostería encima. Dos pies derechos con tres
perchas de colgar y una
tabla de apoyo para colocación de
efectos y útiles.
Depósito de Efectos y Almacén
provisional de Pólvoras.- Está á la izquierda de la puerta de entrada: tiene
una puerta de tea de dos hojas de 1,05 por 0,71. mts cada hoja y giran sobre
quicialeras. Los herrages son dos cerraduras, dos llaves, tres armellas
exteriores y macho y hembra interiormente. Puerta de dos hojas con bastidor de
tea de 0,84 por 0,53 mts cada hoja con cerradura, cerrojo y cuatro armellas.
Tiene 1 perchas y colgaderos para
efectos. El pavimento es empedrado de entrefino, el techo envigado y entablado
en mal estado por estar las cabezas faltas de apoyo.
Cuerpo de Guardia y Dormitorio de
Tropa.- Siguiendo por la derecha. tiene una puerta de entrada de tea de dos
hojas de 2,r2 por 0,59 mts cada una que giran sobre quicialeras y están
reforzadas con cinco filas de clavos s de cabeza redonda al exterior. Tienen
tres armellas al interior.
El pavimento es de empedrado
ordinario y el techo envigado y en
mediano estado.
Tiene dos camastros sostenidos
por cuatro pies derechos faltándoles algunas tablas y teniendo ambos 27
desprendidas. Hay un poyo de mampostería de 2,92 por 0,28 mts que tiene en su
meseta una tabla del mismo largo y 0,20 mts de ancho con escopleaduras para 30
carabinas. Hay un cepo de tea con 7 agujeros el cual tiene un visagrón doble de
hierro, cerradura y cerrojo con cuatro
armellas.
Cocinas.- Puerta de entrada de
una hoja de tea con bastidor y umbral de tea de 1,90 por 0,87 mts y llevan dos
armellas y un refuerzo de hierro en el extremo de un larguero de quicio. El
techo envigado y entablado en mal estado, estando el local inservible.
Almacén General de Pólvora.- La
puerta de entrada de tea de dos hojas con doble bastidor en ángulo de 2,5 por
0,77 mts cada hoja. En la superior tiene
un tejadillo en ángulo á dos aguas, también de madera, sostenido por tres
hierros salientes. Lleva como herrages cerradura con llave, cerrojo con cuatro armellas, ocho bisagras
inútiles y cuatro en mediano estado, y otra cerradura sin llave. Una segunda
puerta de dos hojas también de tea de 2,12 por 0,77 mts cada una, giran sobre
quicialeras, estas y los largueros de
quicio están reforzados en la parte superior é inferior respectivamente, con
aros de hierro. Tiene cerradura, llave y cerrojo con cuatro armellas. Esta
puerta conduce á un corredor cuyo pavimento está entablado. Una tercera puerta
de tea de dos hojas de 1,06 por 0,75 mts cada una, que giran sobre quicialeras.
Tiene cerradura, llave y cerrojo con
tres armellas. El pavimento es de entarimado en todo el almacén.
Pabellón del Gobernador del
Castillo.-
Número 1. Vestíbulo ó Corredor.-
Puerta de entrada de dos hojas de tea con bastidor de 1,10 por 0,64 mts cada
una. Cerradura, llave y dos pasadores de cartera con dos abrazaderas cada uno y
clavos de cabeza redonda al exterior, el pavimento es de losas. Al frente hay
una ventana de dos hojas con bastidor de 1,90 por 90 mts cada una. Tiene
falleba con abrazaderas, alcayatas de sugeción y ocho bisagras. Dos ventanas de
cristal de corredera de 0,75 por 0,78 mts cada una y tiene cada una doce
cristales.
Número 2. Habitación de la
derecha con puerta de entrada de una hoja con bastidor de tea de 1,99 por 1,03
mts y gira sobre quicialeras con cerradura y llave. El pavimento es de losas y
tiene una ventana de tea de dos hojas con falleba y bisagras: tiene dos hojas
de corredera con cristales.
Número 3. Habitación de la
izquierda con puerta de entrada de una hoja igual en todo á la del número
anterior; tiene además dos anillas para candado y el pavimento es de losas y
tiene una ventana con puertas de dos hojas y bastidor todo de tea de I,2I por
0,39 mts, seis bisagras, falleba con cinco abrazaderas y una alcayata de
sugeción. Dos ventanas de corredera de 0,60 por 0,78 mts cada una con seis
cristales cada una.
Número 4. Cuartito de efectos.
Antes de entrar en el pabellón á la izquierda, puerta de entrada de una hoja
con bastidor de tea de 1,80 por 0,70 mts, candado y dos armellas y tres
bisagras. En la parte superior de la puerta, hay un claro con nueve brazos
verticales.
El pavimento empedrado ordinario.
Número 5. Cocina.- Al exterior y en el
lado Sur del Pabellón tiene puerta de entrada de una hoja con bastidor de tea
de 1,90 por 0,76 mts, gira sobre quicialera y el larguero de quicio está
reforzado inferiormente con aro de hierro. Tiene dos armellas y el pavimento es
de empedrado ordinario.
Campanario.- Sobre el plano de
fuegos del frente principal del Castillo hay dos pies derechos sostenidos en su
base por un cuartón coronados por un puente todo de tea, cuya armadura ha
servido de sostén de la campana.
Asta de la bandera.- En el ángulo
Norte del citado frente existe un asta de bandera con apoyos ó escalones, driza
y manilla doble para sugetar esta última. Dicha asta se halla sugeta con una
especie de cepo formado por un murete de material y dos cuartones de tea
atravesados.
Garita.- Hay también una garita
de material en estado ruinoso, la cual tiene en su coronación una perilla de
tea. Las Palmas 30 de Junio de I873.
(En: José María Pinto y de la
Rosa. 1996)
1837 Junio 21.
Querer
considerar a este país (Lanzarote) de posibilidades sin hacerse cargo que estas son eventuales según la mayor o menor
fatalidad del año, ha puesto a su
vecindario en compromisos, por habérsele señalado en contribuciones que
si un año pudieran pasar, otros son exacciones temerarias. Así es, que en la
sesión de la Diputación
provincial celebrada el 21 de junio de
1837, se trató sobre la petición del pueblo del Arrecife y otros de
Lanzarote, para que se les dispensase del pago de la de Paja y Utensilios a causa de la escasez del año. Véase el Boletín oficial de Canarias n.° 7 de agosto 10 de 1837.
Y según dicho documento N. 24, del año 1839, la suma general de
la contribución extraordinaria de guerra asignada a toda isla fue 184.477,
Rl.vn. siendo la respectiva a su puerto del Arrecife 48.845, Rl.vn. en la forma
siguiente:
Cuota asignada a la riqueza territorial pecuaria .......... 10.800.
Rvn.
Dha------------ a la otra, industrial y de comercio......... 23.060.
Dha.----------- a los Consumos.................................. 14.945.
El siguiente 1840, le cupo por la de Paja y Utensilios 2.334, 21 mrs. (Boletín Orí. N.° 105). Pero tan imposibilitado
estaba el país para exhibirla, que la Diputación provincial
en sesión de 15 de Julio decretó la formación de comisiones para recoger
caridades con que remediar la miseria de
los pueblos de las islas de Lanzarote y Fuerte-ventura. (Bol. Ofl. N.°
90, o 97). de 12 de agosto del citado año 40. Finalmente el de 1844, el
Ayuntamiento del Arrecife tuvo que reclamar
contra la excesiva señalada en su corta posibilidad de jurisdicción
para presos pobres. (Bol. Ofl. N.° 124 de octubre 9 de 44).
Pudieran estas
calamidades ser menos sensibles, si hubieran más luces y más patriotismo, puesto que la experiencia de ellas, a hombres menos negligentes, les habría estimulado a
solicitar arbitrios con que precaverlos. Pero aquí se verifica
el común refrán de los moros, después de
salir de su apuro, fuera María de casa. Todas las amarguras se echan a
las espaldas; pues era fácil haber creado en años abundantes una caja
de ahorro donde depositarse algunos granos o dinero para los apuros públicos
con premio moderado y otras bases benéficas
y humanas. En tonterías de lujo, son diligentes nuestros paisanos: mas en imitar las conveniencias civiles de otros
parajes, nada. No obstante, los
vecinos por los años de 1766, hicieron un arreglo con el Señor de la isla marqués de Velamazán y de
Lanzarote, que siendo bien observado
podía garantizarles de mucho en las desolaciones.
Al haber llegado
a este punto de escasez de cosechas y de aguas, no podemos prescindir de hacer
algunas observaciones generales referentes a toda la isla, puesto que la
población de ella en tiempo de los aborígenes
según menciona la Historia
fue tan superabundante, que para no
aumentarse mandó el bárbaro gobierno destruir todos los niños varones que nacían. Nos confunde de qué
manera se surtían de agua para beber
tantas gentes y sus numerosos ganados: pues si fuesen sólo algunas pocas
rancherías a manera de los indios que pueblan la vieja California, ya
entendemos tendrían bastante con las fuentecillas
que manan al norte en Famara, los remanientes situados a orillas del mar frente a la isla Graciosa y
denominan el Río; con algunas otras
filtraciones que en los inviernos lluviosos suelen quedar en al parte
montañosa del país. Porque los aljibes o cisternas que tuvieron debieron ser algunas hoyas formadas con
piedra y barro, puesto que no tenían conocimiento del uso de la cal para
mahonar sus fondos y paredes.
Quieren algunos decir, hay tradición que los paganos tuvieron varios
pozos, y en prueba de ello citan los existentes en Haría, lugar al
extremo oriental de la isla, aunque distintos de ellos son los abiertos más
modernamente, con uno que otro encontrado por algún punto. Pudiera ser; y que
con los estremecimientos ocasionados por los volcanes se hubiesen alterado sus
fondos, perdiéndose su agua, quedándose
además muchos de ellos cubiertos de las arenas y la lava. Lo cierto es,
que el año 1802, hacia el poniente de los aljibes del Arrecife, situados en lo llamado la Vega se descubrió un pozo. Y
entusiasmada la gente con la
esperanza de hallar agua potable, lo excavaron y limpiaron, pero resultó ser salada, como que no está muy lejos el mar.
Yo no creo hiciesen los antiguos el trabajo para no servirles de-nada, o bien se conformaban con agua muy salobre,
séase que la geología del país ha sufrido notables alteraciones.
Por razón de ignorar el uso de la cal, no podían tener la Mareta que hoy admiramos en la villa de Teguise, salvo que
se suponga estaría formada aquella natural y
redonda hondonada sin paredes donde hoy la vemos, y que el agua de
lluvia introducida allí, se mantuviese parte
del año. Pero siempre nos encontramos con la misma dificultad. Porque
si a pesar de dicha Mareta de cosa de 150 varas de diámetro, que hoy está segura y bien obrada,
tantísimo aljibe en todos los pueblos de la isla, y los muchos pozos que
están en el citado Haría, no basta cuando hay años escasos de lluvias, para 16 a 18.000 personas que la pueblan; como pudo haber
antiguamente si es cierto que fue tan
poblada? Si mi opinión valiese diría: Que no hubo jamás tanta gente en
Lanzarote como hoy tiene, y que los indígenas con pocos medios para subsistir, se creerían numerosos cada vez que les faltaban alimentos y procurarían disminuirse,
porque los bárbaros no suelen tener previsión ni discursos más finos para
precaverse de las miserias. (J.
Álvarez Rixo, 1982:78-79)
1837 Septiembre 18.
Lunes, en Puerto Mequínez (Puerto de la
Cruz) sopló un fuerte viento del Sur-Suroeste que causó la
pérdida de la goleta de matrícula de ese puerto La Josefina ,la
cual se fue a pique en una tarde.
1837 Diciembre 27.
La goleta americana Samuel, encalló en la escollera del muelle en Añazu
n Chinet (Santa Cruz de Tenerife)
1837 Diciembre 28.
El Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma solicitó al “Gobierno
de S.M. se le diese el convento de Santa Agueda para trasladar a él el Hospital
y la Cuna de Expósito”.
Si en la
Isla de San Miguel de La Palma durante el siglo XVI van a sobresalir las
fundaciones de la iglesia católicas masculinas (dominicos y franciscanos), en
el siglo XVII predominarán las femeninas. Así, las primeras en establecerse
fueron las monjas clarisas, que fundaron su convento junto a una ermita
dedicada a “la Gloriosa
Santa Águeda”, entronizada en 1574 como Patrona de Santa Cruz
de La Palma y,
también a raíz de una sequía, elegida por votación, entre otras advocaciones,
como “Abogada de las Mieses”.
No se le conoce relación alguna con la
agricultura, por lo que se presenta como un interesante caso de advocación
cambiada producido por el azar pues, como relata Viera y Clavijo, “echaron
suertes y salió por abogada de las mieses la santa mártir”.
La importancia de la tierra para la subsistencia
explica el sentido trascendente que alcanza esta protectora de la ciudad y de
la isla, en definitiva. A la santa se la representa con sus senos colocados
sobre un plato aludiendo a su martirio. Es patrona también de las enfermeras,
de las desgracias que provienen del fuego, de los volcanes, de enfermedades del
pecho, etc. Lamentablemente es una fiesta que ha sido, inexplicablemente,
olvidada.
Esta iglesia fue edificada, según un acta de 1607
“con gran fervor con limosnas de los vecinos” y gran apoyo del Cabildo, que
había hecho voto solemne de guardar su día y hacer procesión a su ermita. Ya en
el acta del Cabildo de 27 de enero de 1581 se dispone que “para el dia de señora Santa Agueda se ruega que todos linpien sus
calles y pertenencias y enrramen las calles y los mayordomos de los oficios
acudan con los pendones a la prosesion."
Los gastos finales ascendieron a “más de 3.000
ducados”. El italiano Torriani había dibujado un plano de la ciudad palmera en
1590 donde ya aparecía la capilla de “Santa Agata protettora della Cittá”.
El Cabildo trató de fundar en esta ciudad un
Convento de Religiosos, en palabras del Teniente Cervera, “porque con el favor
de Dios se espera ‘redundará’ de ello buen fruto ainsí al servicio de Dios como
para el consuelo de los vecinos que tuvieren hijas, porque bien es de creer que
habiendo Religiosas, por las oraciones y sufragios de sus siervas, hará Dios
mucha merced a esta Isla de bienes temporales y espirituales …”.
El Cabildo envió esta petición por escrito al
Padre Fray Andrés de Medina en Tenerife. La respuesta no se hizo esperar. Así,
“los Venerables Vicario y Beneficiados de esta Isla y los caballeros, como
Padres de la Patria”,
confirmen “a dónde y en qué lugar se fundará el dicho convento y de qué
advocación y de qué orden y hábito e institución y a qué Prelado han de estar
subordinadas…”.
Se acordó, como se ha dicho, que el Monasterio se
edifique junto a la Iglesia
de Santa Águeda, según el acta del Cabildo del 14 de abril de 1597.
Las siete religiosas fundadoras se embarcaron en
Garachico, procedentes de La
Laguna y con rumbo a la capital palmera. Durante la travesía
marítima, una gran tempestad les impidió llegar a “buen puerto”, al de Santa
Cruz de La Palma.
El barco las dejó en otro lugar lejano de la
costa palmera, teniendo que atravesar “malos caminos” hasta que, el 25 de
agosto de 1603, llegaron finalmente a la capital e ingresaron en el primer
monasterio femenino – el tercero de su orden en Canarias-, que tomó por
advocación a la mencionada santa mártir.
En el acta del Cabildo del 28 de julio de 1603 se
menciona que “se faculta al Padre Canino para cortar la madera que falta para
acabar el Convento”.
Viera y Clavijo afirmó en su obra que la
comunidad llegó a “ser de más de cuarenta y cinco religiosas, bajo la dirección
y obediencia de los padres de San Francisco”.
Unas religiosas clarisas que pronto produjeron una gran empatía en la sociedad de la época. “Toda la ciudad” concurría a dicho Convento ya que las monjas “celebraban los divinos oficios con mucha devoción”.
Unas religiosas clarisas que pronto produjeron una gran empatía en la sociedad de la época. “Toda la ciudad” concurría a dicho Convento ya que las monjas “celebraban los divinos oficios con mucha devoción”.
Tal fue así que se trató de adecentar los caminos
que conducían al monasterio. El Capitán Juan del Valle, Regidor, tomó a su
cargo el “aderezar y allanar el camino que va a dicho convento por estar un
poco escabroso”. Más tarde se confirma en el acta de 8 de junio de 1605 que el
camino está muy “limpio, llano y adornado”.
El Vicario y el Clero, mancomunadamente,
decidieron que “fuesen por allí las procesiones que se hiciesen en la Semana Santa y las
demás, en lo cual convinieron… y aderezada la calle y adornada con edificios
que se han fecho y hacen cada día.” (Acta del Cabildo del 7 de mayo de 1607).
El Beneficio seguía yendo en procesión a cantar la Misa Solemne el día 5
de febrero, onomástica de la
Patrona de la ciudad, Santa Águeda, a pesar que el
Ayuntamiento había dejado de acudir, “como era costumbre y obligación”.
Un dato curioso es que en el año 1866, siendo
“Párroco ecónomo el Dr. D. José Ana Jiménez, trató de impedir que las
procesiones de Semana Santa fuesen por allí. Los vecinos se quejaron y el
Gobernador Eclesiástico dispuso que se siguiese esta costumbre, jamás
interrumpida de que dichas procesiones fuesen a aquel Templo”.
En el testamento del Capitán Juan del Valle,
otorgado ante el escribano Tomás González el 19 de febrero de 1609, existe una
cláusula que declara que “el Convento de Monjas de Santa Águeda de esta isla le
deben 7.000 reales que les prestó para poder acabar dicho convento y entrar
dentro de él. Que posteriormente prestó para el sostenimiento de las monjas
3.730 reales. Que de esto ha recibido algunas cantidades, todas las cuales
obran en una cuenta detallada que posee y manda que se cobre el resto a dho.
Convento”.
Ya en 1616 se les permitió agrandarlo hacia la
placeta que existía en un lateral de la iglesia, llamada plazuela de Alarcón.
Uno de los ilustres hijos de La
Palma que ayudaron a iniciar la fundación del convento y su
mejora fue el mencionado Regidor Juan de Valle.
Debido a estas obras, las monjas se trasladaron
provisionalmente a una casa particular de la Calle Real, la misma
que perteneció posteriormente a don José María Fierro, hoy la sede del Real
Club Náutico de la capital palmera. Allí iniciaron la tradición de montar un
altar efímero, como descanso para la procesión del Santísimo en la mañana de la Pascua de Resurrección.
Las religiosas “de coro y velo negro” eligieron
abadesa a la madre María de San Luis Vandeval Bellido, hija natural del
Licenciado don Luis Vandeval Bellido, mayordomo del monasterio.
Este recinto sacro alcanzaba su máximo apogeo en
lo que a ingresos se refiere, gracias a que cada vez eran más “las señoras del
país que con su profesión y las rentas que sus dotes resultaban se fue la casa
enriqueciendo…”. Según escribe el Obispo de Canarias García Ximénez: “era el
mayor, más numeroso y antiguo de los dos conventos de monjas de clausura de la
ciudad”.
La nobleza de la isla manifestaba abiertamente su
preferencia por este convento, donde profesaban aquellas amadas hijas
destinadas a la clausura. Es por ello que las grandes familias aportaban
grandes sumas de dinero para que la calidad de vida de sus moradoras fueran las
idóneas de acuerdo a lo acostumbrado en la estirpe familiar.
Se mejoró y amplió el monasterio, su templo y
aledaños, por “ser la yglesia tan corta que se queda la gente de la parte de
afuera”. Allí vivían sus hijas y familiares, por lo que no se escatimaban las
donaciones. También se decidió levantar “diez palmoz en redondo” las paredes de
la capilla mayor.
El carpintero don Amaro Hernández de León recibió
doce mil reales, que compartió con el cantero y albañil don Domingo Álvarez. Se
nombraron regidores para el seguimiento de la obra a don Diego de Guisla y a
don Nicolás de Sotomayor Topete. Curiosamente también se nombró para el mismo
cometido a un monje que pertenecía a una familia de canteros, fray Pedro de
Carmona.
Un ejemplo de la generosidad de las acaudaladas
familias para con el monasterio, fue el hecho que “madres discretas y de
consejo de este dicho convento” contrataron el 26 de julio de 1679 la hechura
de un nuevo retablo mayor, ya que el antiguo se encontraba bastante
deteriorado, “por no ser decente se haze de nueuo”.
Doña María de San Luis, una de las ricas monjas
herederas, dio de sus bienes cien ducados, “de los que la religión me a
permitido para mis necessidades y e podido ahorrar de ellas”.
“Ángela Bernardina de Santa Ana de Cáceres, la
cual retirándose para los servicios y cultos de Nuestro señor de las casas del
siglo se ha entrado en religión en Señora Santa Clara de esta ciudad para ser
religiosa de Velo Negro”. Era práctica y costumbre que la dote por entrar en
dicho convento se elevara a 5.500 reales, y como esta señorita no contaba sino
con 4.500, donados por un bienhechor, el complemento de los 1.000 restantes que
faltaban para cumplir con las condiciones contenidas en los estatutos de la Orden. Éstos señalaban “no
darse la profesión sin tener completa la cantidad de la dote”. Su madre doña
Hermenegilda Xaviera de Cáceres, estando viuda, cargó esta suma “sobre unas
casas con su aposento y sitios bajos” que se encontraban en la Calle Real de la
ciudad.
Otra religiosa profesa, Mauricia de San Rafael,
recibió de su madre un legado que mejoró su situación en el monasterio, a
condición expresa de que a su muerte no pasara a la Comunidad. También
costeó de su pecunio uno de los días de la estancia de la Virgen de Las Nieves
durante su Bajada Lustral a la ciudad, por lo que “instituyó la fundación con
aquella donación”.
Para perpetuar la memoria de doña Margarita de
San Esteban Pinto de Guisla, abadesa en el momento de la fabricación del nuevo
y magnífico retablo, al igual que la de su familia, hizo pintar su nombre en
las cartelas del sotabanco en 1697.
También se conservan los nombres de las familias
influyentes que se alzaron con los diferentes patronatos de las
capillas-altares embutidas en la pared: los Lorenzo de Cepeda, Sotomayor,
Domenech y Massieu-Salgado.
Según la disposición propia de las iglesias
monjiles, la de Santa Clara o Santa Águeda, hoy del Hospital de Dolores, poseía
tan sólo una nave paralela a la calle y dos puertas gemelas.
Una nave única que tiene 32 metros 35 cms de
longitud y 8 mts 65 cms de ancho. La capilla mayor es cuadrilonga (aprox. de 8
por 7 mts). Las cubiertas son armaduras mudejáricas y el arco triunfal es de
medio punto, apoyando en sendas pilastras renacentistas.
En cuanto a la fachada, la puerta tiene también
curva semicircular, que descansa también en pilastras, pero éstas con unos
magníficos capiteles en los que se han labrado unas volutas enrolladas en
sentido inverso, como si se tratase de una derivación del estilo jónico.
En su interior existen varios retablos-hornacina
de madera de la segunda mitad del siglo XVIII, como denotan sus soportes
estípites, sobrepuestos a las antiguas capillas o nichos de cantería, dos de
las cuales fueron descubiertas recientemente.
Se sabe que en la nave se encontraban varios
retablos, como el de San José, Santa Rosa de Viterbo, Santa Catalina de
Bolonia, San Pedro de Alcántara y el del coro bajo con nicho dorado y un gran
crucifijo sevillano. Así constan en los inventarios de 1828 y 1836.
En estos mismos años también aparece documentada
la imagen de la
Inmaculada Concepción, ubicada en el nicho central del
retablo mayor y con vestidos sobrepuestos, cuya antigüedad data de principios
del siglo XVII. Es posterior a la de Santa Águeda (traída “despaña” en 1594,
una preciosa imagen que acusa la elegancia de la imaginería sevillana del
manierismo bajorrenacentista). Ambas se encontraban entronizadas en el retablo
mayor, junto con Santa Clara.
Existe también una talla de Santa Lucía, colocada
en el templo hospitalario después de 1673 y una pequeña escultura de San Juan
Nepomuceno, de mediados del siglo XVIII. Una preciosa talla de San Lorenzo se encuentra
custodiada en la amplia sacristía.
También se conservan del antiguo convento un
facistol y la sillería del coro del XVII. Ésta está labrada en madera de
viñátigo y ya constaba en 1836 de cuarenta y cuatro sillas fijas. Existen otras
tres sillas de brazos para el altar, donadas por la abadesa Santa Clara
Albertos en 1778, según consta en la inscripción que tiene el lienzo trasero
del respaldo.
Don Pedro de Escobar Pereira, en su testamento,
dejó 200 reales para que se hiciese una custodia de plata y se colocase en una
de las manos de la venerada imagen de Santa Clara, encareciendo a sus herederos
“la máxima puntualidad” en el encargo.
Su hija, doña Clara de Santa Gertrudis, había
profesado en el querido convento, quedando huérfana siendo aún niña al ocurrir
el fallecimiento de su madre, doña Sebastiana Pereira y Brito. Fue esta dama la
que encargó a su marido que la “entrase en aquella Religión”.
Según la iconografía de los Santos, Santa Clara,
como primera discípula de San Francisco de Asís y co-fundadora de las monjas
franciscanas o clarisas, antiguamente portaba también un báculo, prohibido
posteriormente por un decreto de la Sagrada Congregación
de Ritos. Nuestra preciosa talla sí poseía ambos atributos. Se cuenta que fue
quemada en una hoguera por una monja loca que odiaba las imágenes de candelero.
El ostensorio o ciborio eucarístico se relaciona
con la devoción de la santa a la Santísima Eucaristía
y con un hecho acaecido al final de su vida. El magnífico báculo de plata en su
color, de 135 cms de altura, se conserva en la Parroquia Matriz
de El Salvador de esta ciudad.
Su altura se distribuye en seis cañones lisos de
22 cms cada uno y un cayado de 24 cms de alto por 14 cms de ancho. Tiene forma
y decoración muy naturalista y desbordante que lo diferencia del barroco
peninsular. Podría situarse hacia mediados del siglo XVIII.
También se encontraba ubicado en la hornacina
superior del retablo mayor una preciosa imagen de “Jesucristo Resucitado”,
según el inventario realizado el 30 de septiembre de 1836, con motivo de la
supresión del Convento de Santa Águeda.
Sería interesante rescatar esta talla del olvido
al que está sometido e introducirla en las procesiones de la suntuosa Semana
Santa de Santa Cruz de La Palma,
concretamente en el Domingo de Resurrección, como broche de oro a las
celebraciones de Pascua.
La licencia para llevar a cabo este altar fue
dada por Fray Sebastián Sanabria el 12 de diciembre de 1672. Se contó con la
ayuda del carpintero Andrés del Rosario y de su yerno, Juan Fernández. El
precio fue de 8.000 reales y también se le hacía entrega del retablo antiguo,
“que por no ser decente se haze este nuevo”.
El maestro Del Rosario hace una referencia en una
cláusula de su testamento de 3 de abril de 1693 sobre este trabajo: “declaro
que io concerte y me obligue a un Retablo de la Religiosas de Sta Clara
desta ciudad…”
La importancia de este magnífico altar radica
principalmente en que es considerado como el iniciador de la tipología típica
de retablo palmero- como indica el querido profesor Jesús Pérez Morera-, es
decir, la que sigue la línea de tres calles cerrándose la central sin ático, a
la manera portuguesa, con el “semicírculo del entablamento que se ve obligado a
curvarse siguiendo la trayectoria de la hornacina”.
Se considera que ha tenido varios autores por la
diferencia de estilos que se observan en su trazado y ejecución. A parte de los
mencionados maestros, el Profesor Trujillo también atribuye su ejecución al
carpintero Marcos
Hernández Duarte, autor del de la Virgen de Las Nieves. Así,
la abundante decoración de gruesa talla y recortado contorno del primer cuerpo
contrasta con las formas más austeras y bajorrenacentistas del segundo.
El antiguo retablo se vendió a la parroquia de
Ntra. Sra de Montserrat en Los Sauces. Así consta en la visita que realizó a
ese templo el Licenciado don Juan Pinto de Guisla en 1686. Desapareció en 1757
cuando el Visitador don Estanislao de Lugo mandó que se hiciera otro debido a
su deterioro.
Al sagrario original de planta poligonal se le añadió
una puerta de estilo rococó a mediados del siglo XVIII, tal y como podemos
verlo en la actualidad.
Las monjas claras erigieron un altar efímero para
que allí descansara “Su Divina Majestad” en la custodia, durante la solemne
procesión del Domingo de Pascua de Resurrección. Lo que se inició como una
piadosa costumbre, vino a convertirse más tarde en una obligación, puesto que
don Juan Fierro y Monteverde y su mujer doña Tomasa Espinosa y Valle, en su
testamento otorgado ante el Escribano Público don Pedro de Mendoza Alvarado el
16 de junio de 1691, impusieron la “obligación al poseedor del mayorazgo que
tenían fundado, entre cuyos bienes se comprende la casa de su habitación de
hacer y enramar con decencia el altar que se venía armando…”
Este
convento se extinguió en 1822, siendo Abadesa la Muy Rvda. Madre Santa
Liberata de Salazar. Fue nuevamente restablecido en 1828 pero definitivamente
suprimido el 28 de diciembre de 1837, siendo Abadesa la Muy Rvda. Madre Santa
Clara de Salazar.
Tras la ley
de desamortización de las clausuras, dictaminada por el ministro Mendizábal el
28 de diciembre de 1837, el Ayuntamiento de esta ciudad solicitó al “Gobierno
de S.M. se le diese este edificio para trasladar a él el Hospital y la Cuna de Expósito”. Esto le
fue concedido por Real Orden el 14 de junio de 1842. La misma iglesia del
Convento de Santa Clara sirvió de oratorio para ambos asilos benéficos. (José G. Rguez. Escudero).
No hay comentarios:
Publicar un comentario