martes, 6 de enero de 2015

EL MENCEYATO DE TEGUESTE


APUNTES PARA SU HISTORIA
CAPITULO IV-VIII



Eduardo Pedro García Rodríguez

El Mayorazgo de los Señores de Nava en el Valle de Guerra
La Hija de Hernando Esteban Guerra y de Juana Martínez, Beatriz de la Guerra y Martínez, recibe parte del Valle de Guerra de su padre por dote, al casar en 1532 en La Laguna con Alonso Vázquez de Nava I, que procedía de Jerez de los Caballeros. Fruto de ese matrimonio fue la fundación de un Mayorazgo de las tierras del Valle de Guerra en 1539, lo que les garantizaba la perpetuidad de las propiedades entre sus herederos de acuerdo a las condiciones estipuladas en el dicho Mayorazgo.
Del matrimonio que dio paso al Mayorazgo del Valle de Guerra, nacería Álvaro Vázquez de Nava y de la Guerra, quien haría el número II del Señorío de Nava. Fue Regidor perpetuo de Tenerife en 1560. Casó con Juana de Carmenatis, y de esa unión nació Alonso Vázquez de Nava III y Carmenatis en 1570, cuando el Papa Pío V negociaba con España y Venecia la conveniencia de crear una liga fuerte para frenar al Imperio turco.
Alonso crecería corriendo por las propiedades que fueron de su abuelo también Alonso en el Valle de Guerra, y cursaría estudios en La Laguna. El cargo de Regidor que desempeñaba su padre, al igual que lo hacía en la isla de La Palma el capitán Francisco Díaz Pimienta, permitió al joven Alonso conocer de cerca las gestas del Capitán palmero de Lepanto. 
Corrían los primeros días de 1600. Las fiestas navideñas apenas acababan de celebrarse cuando el Señor de Nava III casó en La Laguna con Antonia de Grimón y Hemerando; el almanaque señalaba 10 de enero.
Don Alonso Vázquez de Nava disponía de un oratorio en su casa del Valle de Guerra que dotó en 1604. Con tal motivo solicitó a la autoridad eclesiástica la apertura del oratorio al vecindario, con la finalidad de que los varios centenares de campesinos que se habían desplazado desde otros pueblos de Tenerife a trabajar en las viñas del Valle, y que se quedaban a descansar en él los fines de semana, pudieran oír misas en domingos y festivos. Cabe deducir que esta petición no fue aceptada por el clero,  habida cuenta de que en la solicitud que en 1612 hace doña Inés de Castilla a las mismas autoridades para construir una ermita en su hacienda del Valle de Guerra, justifica su petición en que en aquel pago no había lugar destinado al culto para tantos vecinos temporales (unos 300) venidos en temporada de viña al Valle, junto a los 80 locales, aproximadamente. Podríamos preguntarnos si la ausencia de respuesta del clero al Señor de Nava podría estar justificada en algún trato derivado del matrimonio de doña Inés de Castilla con el capitán García Fernández de Valcárcel, y su posterior deseo de construcción de una ermita en el Valle de Guerra, como veremos más adelante.
 El Mayorazgo de Fernández de Valcárcel
Hija de María de Castilla y Hernando Esteban Guerra de la Vega, Inés de Castilla casó en 1595 con el capitán García Fernández de Valcárcel y Lugo. Cinco años después su madre María asigna a su esposo una parcela de terreno en el Valle de Guerra, con el que funda el Mayorazgo de la Casa de Valcárcel. En 1612 proyecta junto a su marido la construcción de una casa en el Valle, en el sitio conocido como La Sepultura (donde actualmente se encuentra el Centro Ciudadano), junto a la que construirían una ermita bajo las advocaciones del Santo y Dulce Nombre de Jesús y de Nuestra Señora del Rosario del Valle de Guerra, obteniendo licencia de la autoridad eclesiástica, el 20 de marzo de 1615.
Poco tiempo después el capitán García Fernández de Valcárcel pasó a Indias, donde desempeñó el cargo de Gobernador y Capitán General de la provincia española de Honduras, donde murió.
Tuvo dos hijos: Alonso de Lugo que moriría joven, y Ana de Valcárcel y Lugo, quien sería heredera del Mayorazgo de la Casa de Valcárcel, una vez que la herencia por línea masculina quedara sin efecto por la muerte de su hermano. Ana casó en 1624 con Esteban de LLarena.
 La figura del capitán Díaz Pimienta y su influencia pro Librea
Entre los contactos que el Capitán Díaz Pimienta debió mantener como consecuencia del desempeño de sus cargos, eran frecuentes los de carácter militar, cuya cúpula de mando estaba establecida en La Laguna, con todo lo que ello suponía en la propagación de la heroica gesta de La Liga Santa, siendo tema de conversación en las reuniones que con frecuencia se celebraban en los diferentes círculos sociales de la ciudad de Aguere. Además, como Regidor Perpetuo de La Palma, se relacionaba con cierta frecuencia con el igualmente Regidor Perpetuo de Tenerife, Don Álvaro Vázquez de Nava II, tío de Inés de Castilla.
También Lucía, la hija de Díaz Pimienta, casó con el Alférez Mayor de La Palma y Alguacil de la Inquisición en Canarias, circunstancia que contribuyó a la propagación de las hazañas bélicas de su padre por el resto de las islas, y por tanto también en La Laguna y en el Valle de Guerra.
Pero los vínculos del Capitán con Tenerife no se limitaron al ámbito cívico-militar, sino que además los tuvo de tipo filial, ya que su hijo -también llamado Francisco-, nacido en 1594, estuvo viviendo en Garachico en casa de unos tíos “que lo criaron algunos años con amor y afecto de padres”, lo que a buen seguro -entendiendo la mentalidad de aquellos tiempos-, sirvió para que en todo Tenerife se hablara del Capitán Díaz Pimienta, de la Batalla de Lepanto, y de La Virgen del Rosario, a propósito del enorme trasiego de gente de todos los sitios que diariamente entraba y salía en Garachico, pues casi todo el tráfico marítimo con la isla se efectuaba desde su puerto, el más importante de Tenerife hasta 1706 con motivo de la erupción del volcán que sepultó el puerto y parte de la ciudad, pasando a desempeñar el papel de puerto principal el de Santa Cruz.
No es de extrañar pues, que tanto en La Laguna, como en el propio Valle de Guerra, la gente estuviese al corriente de los sucesos heroicos de Lepanto y de la intercesión atribuida a la Virgen del Rosario en la victoria, así como de la existencia de una ermita de la Virgen del Rosario en Barlovento –Isla de La Palma-, de las celebraciones de fiestas que en su honor le brindaban los soldados de las milicias, y de las noticias que llegaban de Sevilla rememorando las Suntuosas Fiestas de 1572 en honor a don Juan de Austria y sus héroes de Lepanto, por lo que habida cuenta del fervor religioso predominante en la época, es presumible que los vecinos del Valle de Guerra que acudían a la ermita a escuchar misa, participaran de las fiestas en honor de la Patrona del Rosario, admirados por las milagrosas y legendarias noticias que de la gesta de Lepanto les iba llegando.
De confirmarse esta circunstancia podríamos encontrarnos en una coincidencia de fechas por la que, el día que doña Inés de Castilla inauguraba la ermita de Nuestra Señora del Rosario del Valle de Guerra, pudiera haberse celebrado algún tipo de fiesta conmemorativa de los sucesos de Lepanto, dando lugar a lo que desde entonces se conoce como La Librea. (Julio Rodríguez de Castro, 2011).

Hernán Guerra

Ya hemos visto como Lope Fernández de la Guerra divide el valle entre sus dos herederos universales sus primos Hernando Joanes y Hernán Guerra, invasor conquistador y escribano publico. Lope Fernández los había perdonado y a ellos pasaba su cuantiosa herencia.

En escritura de arras otorgadas por Hernán Guerra a favor de su primera esposa Juana Fernández, dice que casó con ella en la villa de Fuentes de León, de donde ambos eran naturales. Reconoce recibió al casar con ella 150.000 maravedís y le da en arras 50.000 más. Ante Antón de Vallejo, 13 de abril de 1513, reg. 606 del A. N. T.. folio 1024,—El testamento del mismo, en el reg. de Vallejo, núm. 610, fol. 782.

El colono Hernán Guerra había recibido diversos repartimientos de tierras en concepto de botín de guerra como conquistador, entre ellos los siguientes:
635-35.—Hernando Guerra, Juan Ordoñez. Digo q. por cuan­to yo hove fecho merced en nombre de sus Altezas a vos H. G., escribano público, e a vos J. O. vs. e porque vos el dho. F. G. fuestes a Castilla e se pensó en esta isla q. érades muerto, yo hice repartimiento en Lope Fernandes, v° e regidor, del Valle de Osma con sus aguas e tas. de s. en dho. L. F. fasta tanto q. se supiese de vos, e agora acatando q. vos el dho. F. G., escribano público, sois v° e fuestes conquistador en esta isla vos hago merced de dho. valle con sus aguas e tas. de s. q. le pertenecía según está dho. por el alvalá q. yo os di primero a vos y al dho. Juan Ordoñez e por esta mi alvalá vos fago merced de dho. valle a vos solo, no embargando cualquier renunciación q. a otra persona haya fecho, por cuanto el dho. J. O. es ido d esta isla e no es v° d ella. 20-V-1508.
También recibió tierras en Tegueste ya que se le cita como colindante en la data: 1.207-36.—Goncalo Martín d Alcántara, v°. 3 c. de s. q. son en Tegeste, linderos tas. de Hernando de Llarena a donde está un drago grande lindero del dho. Fernando de Llarena y un lomo de camino q. va a Tocorronte [sic] asomante a las tas. de Andrés Suarres y de la otra parte un lomo q. linda con Hernán Gera, es­cribano público desta isla, e de otra parte con tas. de Catalina Hernández, vuestra muger. Vos do 2 c. 3-XII-1515.
Además un solar en Aguere (La Laguna), citado en la data 1.491-37.—Juan de Mesa, mi criado. 6 h. en mis tierras de Heneto para viñas y también vos hago merced de un solar en la villa de arriba, linderos Alonso Lopes y Fernán Guerra y Andrés d Armas. El Adelantado. 7-H-1515. En otra donación  que no indica el lugar: 1841-8.-Hernán Guerra, vº, 150 f. de s. Le do 100 f. 15-III- 1505.
Figura en diversos documentos de su propia escribanía de los que reproducimos solamente  tres de ellos en honor a la brevedad, con fecha 2 de septiembre de 1510 al fol. 199 r.  Hernando de Ormán da poder especial a Pedro Isasaga para que le haga su testamento, tome sus bienes y pague las deudas que debiere, conforme a una memoria que deja en casa de Leonor Núñez. Da poder a Hernán Guerra juntamente con el dicho Pedro Isasaga. Ts.: Manuel de Gibraleón y Fernán Esteban Cárdeno.— Sin firma. El 14 de octubre de de 1510 al fol. 445 r. Pedro López, zapatero, reconoce deber a Juan Pacho, mercader, 1.800 mrs. porque se los debía a Hernán Guerra, esc. púb., de 2 procesos, y el dicho Hernán Guerra a Juan Pacho. Los pagará en dineros de contado de hoy, día de la fecha, en 20 días primeros siguientes. Ts.: Fernán Esteban y Diego Ortiz.—Pero López. Y por último, al fol. 446 r., de fecha de las misma fecha: Gonzalo Muñoz y Hernán Guerra, vs., reconoce deber a Diego Fernández Amarillo, v°., 10 doblas de oro que éste dio a Francisco Baldaya a cuenta de 17.000 mrs. que le prometió por casamiento con su hija Leonor Fernández. Se obligan a pagar estas 10 doblas de oro si no se hiciera el dicho casamiento con Francisco Baldaya, por defecto de no desatar el casamiento de la dicha Leonor Fer­nández con Juan de Meló. Ts.: Fernán Esteban y Juan Galán.— Gonzalo Muñoz y Hernán Guerra.

Y veamos, por último, qué fue de los herederos de Lope Fernández. “Elena Velázquez, vivía aún en 1514, viuda, en la calle de Vallejo; luego casó con Diego del Castillo, con quien no tuvo descendencia, otorgó su testamento ante Alonso Gutiérrez, el 24 de abril de 1527, y muere antes del 18 de julio siguiente, fecha en que ante el escribano Alonso Gutiérrez, para perdonar a Juan Martín, que había dado muerte a Lucía, su esclava negra. Ésta es, también, la última noticia del hijastro de Lope. Hernán Guerra, su primo y heredero, conquistador que había sido de Tenerife y luego escribano público de esta isla, recibido en cabildo de 29 de abril de 1505, continuó viviendo en la isla por algunos años. Como del bando de Lope, figuró entre los contrarios al Adelantado y recibió poder del licenciado Cristóbal Lebrón, para que lo defendiera en su nombre ante Sus Altezas de las acusaciones hechas en su residencia, de las que seguramente no era ajeno don Alonso Fernández de Lugo, cuyas actividades estuvo encargado de refrenar. En La Laguna, y ante sí mismo, otorgó testamento, el 12 de abril de 1519, con motivo de hallarse enfermo.

Dispone ser enterrado en San Francisco, en la sepultura de Lope y en hábito franciscano, y además de mandas a las iglesias de la Concepción y los Remedios, a los hospitales y monasterios de esta ciudad y para la obra de la ermita de la Candelaria, dispone se digan misas en el monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe, como también en esta isla, por sus padres, Rodrigo Alonso y Juana Fernández, y por los de su mujer, también llamada Juana Fernández, que fueron Alonso Álvarez y Catalina García.

Funda capellanía en la iglesia de la villa de Fuentes, a cuyo fin lega 450 ducados para comprar bienes para su dotación, y nombra primer capellán a su hermano Juan Guerra, al que sucederán
luego sus parientes más próximos, con la obligación de cuatro misas semanales: la una por su tío Lope Fernández, otra por sus padres y las dos restantes por su alma, y que la rememoración se haga en la sepultura de sus padres en dicha iglesia.

Instituye por sus herederos, por partes iguales, a sus hijos: Juana, Francisca, María y Nufro y al que espera su mujer. Nombra tutores de sus hijos menores a su mujer, a su hermano Juan y a su concuñado Nufro de Figueroa. Lega a Hernando Esteban el ganado que tenía, salvo alguna res de la que dispone para otras personas, entre ellas una para Beatricica, hija de Hernando Esteban, la que luego había de ser mujer de Alonso Vázquez de Nava. Y encarga a su mujer y a su hermano hagan un altar en la iglesia de la villa de Fuentes, en el que pongan un retablo pintado de Nuestra Señora, San Miguel, San Nufro y San Gregorio, y compren para el mismo un cáliz de plata y los ornamentos necesarios.

Aunque Hernán Guerra no muere de aquella enfermedad, a poco se marcha de la isla con su familia, para regresar a la villa las acusaciones hechas en su residencia, de las que seguramente no era ajeno don Alonso Fernández de Lugo, cuyas actividades estuvo encargado de refrenar.

En La Laguna, y ante sí mismo, otorgó testamento, el 12 de abril de 1519, con motivo de hallarse enfermo.

Dispone ser enterrado en San Francisco, en la sepultura de Lope y en hábito franciscano, y además de mandas a las iglesias de la Concepción y los Remedios, a los hospitales y monasterios de esta ciudad y para la obra de la ermita de la Candelaria, dispone se digan misas en el monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe, como también en esta isla, por sus padres, Rodrigo Alonso y Juana Fernández, y por los de su mujer, también llamada Juana Fernández,
que fueron Alonso Álvarez y Catalina García.

Funda capellanía en la iglesia de la villa de Fuentes, a cuyo fin lega 450 ducados para comprar bienes para su dotación, y nombra primer capellán a su hermano Juan Guerra, al que sucederán
luego sus parientes más próximos, con la obligación de cuatro misas semanales: la una por su tío Lope Fernández, otra por sus padres y las dos restantes por su alma, y que la rememoración se haga en la sepultura de sus padres en dicha iglesia.

Instituye por sus herederos, por partes iguales, a sus hijos: Juana, Francisca, María y Nufro y al que espera su mujer. Nombra tutores de sus hijos menores a su mujer, a su hermano Juan y a su concuñado Nufro de Figueroa. Lega a Hernando Esteban el ganado que tenía, salvo alguna res de la que dispone para otras personas, entre ellas una para Beatricica, hija de Hernando Esteban, la que luego había de ser mujer de Alonso Vázquez de Nava. Y encarga a su mujer y a su hermano hagan un altar en la iglesia de la villa de Fuentes, en el que pongan un retablo pintado de Nuestra Señora, San Miguel, San Nufro y San Gregorio, y compren para el mismo un cáliz de plata y los ornamentos necesarios.

Aunque Hernán Guerra no muere de aquella enfermedad, a poco se marcha de la isla con su familia, para regresar a la villa de Fuentes, no sin antes vender sus derechos a las tierras de Tacoronte (la mitad del Valle de Guerra) a Juan Pacho, al que traspasa dos tercios de las mismas, y el resto a Gaspar Jorba, derecho que este último vende luego a Alonso Vázquez de Nava. Más tarde se entabla pleito entre Hernán Guerra y los adquirentes de sus bienes, porque aquél afirmaba que en la venta de las tierras no había incluido el patronato fundado por Lope, y que no podía venderlas, por expresa disposición de su tío, a lo que los compradores se oponen. Hernán Guerra, para seguir el pleito, hace nuevo viaje a Tenerife, en fecha que ignoramos, pero ha de regresar a Fuentes sin resolverlo.

Hernán Guerra muere en la villa de Fuentes de León, pendiente aún el pleito, y sus hijos, Alonso Álvarez, presbítero, Juan Guerra, Juana Fernández, que estaba viuda de Francisco Vázquez, vecinos éstos de dicha villa, Francisca Alyarez, mujer de Pedro de Vergara, que residían en Cala, y Nufro Guerra, que estaba ausente, transan por cien coronas de oro de a 450 mrs., que les entregó Diego Rodríguez, criado de Juan Pacho, y ceden sus discutidos derechos, por escritura otorgada en la citada villa extremeña, el 19 de junio de 1546, ante el escribano de la misma Alonso López.

Y así termina la vinculación de los descendientes de uno de los dos herederos de Lope Fernández con sus bienes y con la isla de Tenerife.

El otro heredero, Hernando Esteban, el hijo de Bartolomé Joanes, era menor de edad a la muerte de Lope, lo que hace desechar la afirmación de los genealogistas y del poeta Antonio de Viana de sus heroicidades en la conquista de Tenerife, de las que no pudo ser protagonista. El 14 de diciembre de 1512 se presenta ante el teniente de gobernador Lebrón y, por tener pleitos pendientes, pide se le nombre por curador a su primo el escribano Hernán Guerra, a lo que accede Lebrón; el nombrado acepta el cargo y comparece luego a otorgar poderes para los pleitos pendientes y para la transacción con Elena Velázquez, en nombre de Hernando Esteban.

Este vivía con su primo Hernán Guerra; pero, al parecer, también vino a Tenerife su madre, Beatriz Domínguez, e igualmente se establecieron en la isla su hermana Marina Guerra con su marido Benito González y sus hijos.

De Hernando Esteban, que por mucho tiempo se le conoce de esta forma, si bien más tarde se nombra Fernán Guerra, asi como de su matrimonio y descendencia, hay sobradas noticias de antiguo conocidas. Vino a ser el fundador de la que hasta principios del siglo XIX fue la opulenta familia de los Guerra en La Laguna, y nuestros genealogistas se han encargado de ella con generosidad.

De Hernando Esteban podemos añadir que tuvo que ver con la Inquisición, aunque no podamos conocer el motivo, pues mano amiga ha hecho desaparecer los folios que a él se referían. Pero el motivo no fue, seguramente, por falta de limpieza de sangre, pues cuando a algunos de sus descendientes se les sigue proceso por tal motivo, no es precisamente por proceder de Hernando Guerra.” (Leopoldo de la Rosa Olivera).

Juan Primo de la Guerra, fragmentos de su  Diaro 1801

Como en  el resto del menceyato La mayoría de los terratenientes vivían fuera del valle desplazándose al mismo en épocas vacacionales o en las de recogida de las cosechas para controlar las mismas.
Del Diario de Juan Primo de la Guerra extraemos algunos pasajes para ilustrar un poco las relaciones entre los hacendados en Valle de Guerra durante las primeras décadas del siglo xix,  sus medianeros y jornaleros.
Enero
Año 1801 el lunes 19 de enero esperaba a Pedro Díaz para tomar algunas medidas y continuar la parte del camino en contorno de la casa, pero a la fecha de hoy todavía no ha llegado. Tiene entre manos, en La Laguna, la com­posición de una casa perteneciente al Cabildo, y en estos días se ha dado algún golpe por unas piedras que cayeron en la obra. Aquí se ha trabajado desde el sábado. Ayer se alistó parte del callejón o serventía que va por un costado de la viña. La piedra se condujo para continuar la pared, y el paso quedó libre para la carrera y las corsas que traen la piedra de un pajar antiguo que está en paredes hace tiempo.

Casi todos los días que he pasado aquí he recibido carta de mi madre. En la del 16 me da noticia de haber llegado a La Palma un barco que viene de Cádiz y va para América y de que, entre los estragos que refiere haber hecho la peste en aquella ciudad, dicen haber muerto allí el obispo don Antonio de la Plaza, quien del obispado de Canaria fue promovido a aquella diócesis, donde per­manecía. También se dice haber muerto de la misma epidemia doña Juana Cólogan, hija de don Tomás Cólogan y de doña Isa­bel Fallón, la que en el año antecedente había salido de esta isla y de la casa de sus padres establecida en el Puerto de La Orotava, habiéndose verificado su casamiento con su pariente don Tomás Costello, quien pasó a esta isla y llevó a su mujer en su compa­ñía a dicha ciudad de Cádiz.
5 de febrero, en el Valle.—El 21 del mes pasado volví a La Laguna, dejando al cuidado del medianero Ángel Figueroa la continuación de la pared en que se trabaja.
Domingo 1 de marzo, en el Valle de Guerra.—Ha vuelto de Tacoronte esta tarde el medianero Ángel Figueroa, lo envié a ver un caballo que vende don Sebastián Casilda. Es hijo de yegua inglesa. Me ha dado noticia de que no es malo y acaso podré tomarlo.

Jueves 5, en el Valle de Guerra.—Mi madre, en carta de ayer, me pondera los estragos de la enfermedad que se experimenta en Santa Cruz. Dice de haber venido a tierra el corregidor don Marcos Herreros, quien subió a La Laguna. Se piensa que a éste le ha valido la recomendación del marqués de Branciforte para que el comandante general le abreviase el término de su deten­ción a bordo, no obstante haberle representado en contra la Junta de Sanidad. También me da noticia mi madre de haberse pre­sentado por frente de Santa Cruz siete navíos y una fragata de guerra inglesa, mientras que por alguna otra parte de la isla se dice haberse visto algunos otros. Se piensa si las presas hechas por el corsario «La Mosca» y otro francés que cruza por estas inmediaciones (de las cuales están en La Palma dos portuguesas hechas por «La Mosca» y en Santa Cruz una del otro corsario) podrán haber atraído los ingleses sobre estas islas. Quizá es con­voy que lleva otro destino. Hoy se han visto de aquí dos embar­caciones, la una que cerca del anochecer parecía haber echado algunas lanchas en contorno y la otra más pequeña. En esta se­mana se ha continuado la pared de la cerca.
3 de diciembre, en el Valle de Guerra.—Me he mantenido en la ciudad hasta ayer, que vine por la mañana. El día antecedente había enviado algunos árboles que me trajeron de Icod y ayer y hoy ha estado plantándolos Juan Melián, hijo de Josef Melián, medianero en las tierras del Valle de Jiménez. Compónese de manzaneros, cereceros, guinderos y algunos limoneros. Dudo que algunos peguen por el tiempo que llevan fuera de la tierra.
18, en el Valle de Guerra.—El miércoles 9 fui por la tarde a La Laguna. El maestro Juan Antonio me había dado noticia de que el miércoles 2 del presente en que vine de La Laguna, estuvo a hablarme don Antonio Basilio, comprador de la hacienda de Reguera, quien le dejó a otro maestro el tes­timonio de la escritura. Fui a su casa, le hablé del reconocimien­to del tributo y testimonio de él que debía quedar en mi poder. En orden a atrasados y satisfacción de la décima, me contestó que tenía pronto el dinero de ésta y que creía corriente las pagas del tributo y que Reguera le había hecho papel para su segu­ridad; pero hay equivocación, pues aunque después de secues­tradas las haciendas de Carta por el descubierto de la tesorería, se sacó despacho de la Audiencia para que el administrador (que lo ha sido don Antonio Angles) pagara el tributo y que efectiva­mente lo ha pagado en el tiempo del depósito, antes de él se debían algunas pagas que están por satisfacerse.


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