APUNTES PARA SU HISTORIA
CAPITULO
IV-VIII
El Mayorazgo de los
Señores de Nava en el Valle de Guerra
Del matrimonio que dio paso
al Mayorazgo del Valle de Guerra, nacería Álvaro Vázquez de Nava y de la Guerra , quien haría el
número II del Señorío de Nava. Fue Regidor perpetuo de Tenerife en 1560. Casó
con Juana de Carmenatis, y de esa unión nació Alonso Vázquez de Nava III y
Carmenatis en 1570, cuando el Papa Pío V negociaba con España y Venecia la
conveniencia de crear una liga fuerte para frenar al Imperio turco.
Alonso crecería corriendo
por las propiedades que fueron de su abuelo también Alonso en el Valle de
Guerra, y cursaría estudios en La
Laguna. El cargo de Regidor que desempeñaba su padre, al igual
que lo hacía en la isla de La
Palma el capitán Francisco Díaz Pimienta, permitió al joven
Alonso conocer de cerca las gestas del Capitán palmero de Lepanto.
Corrían los primeros días de
1600. Las fiestas navideñas apenas acababan de celebrarse cuando el Señor de
Nava III casó en La Laguna
con Antonia de Grimón y Hemerando; el almanaque señalaba 10 de enero.
Don Alonso Vázquez de Nava
disponía de un oratorio en su casa del Valle de Guerra que dotó en 1604. Con
tal motivo solicitó a la autoridad eclesiástica la apertura del oratorio al
vecindario, con la finalidad de que los varios centenares de campesinos que se
habían desplazado desde otros pueblos de Tenerife a trabajar en las viñas del
Valle, y que se quedaban a descansar en él los fines de semana, pudieran oír
misas en domingos y festivos. Cabe deducir que esta petición no fue aceptada
por el clero, habida cuenta de que en la solicitud que en 1612 hace doña
Inés de Castilla a las mismas autoridades para construir una ermita en su
hacienda del Valle de Guerra, justifica su petición en que en aquel pago no
había lugar destinado al culto para tantos vecinos temporales (unos 300)
venidos en temporada de viña al Valle, junto a los 80 locales, aproximadamente.
Podríamos preguntarnos si la ausencia de respuesta del clero al Señor de Nava
podría estar justificada en algún trato derivado del matrimonio de doña Inés de
Castilla con el capitán García Fernández de Valcárcel, y su posterior deseo de
construcción de una ermita en el Valle de Guerra, como veremos más adelante.
El Mayorazgo de
Fernández de Valcárcel
Hija de María de Castilla y
Hernando Esteban Guerra de la
Vega , Inés de Castilla casó en 1595 con el capitán García
Fernández de Valcárcel y Lugo. Cinco años después su madre María asigna a su
esposo una parcela de terreno en el Valle de Guerra, con el que funda el
Mayorazgo de la Casa
de Valcárcel. En 1612 proyecta junto a su marido la construcción de una casa en
el Valle, en el sitio conocido como La Sepultura (donde actualmente se encuentra el
Centro Ciudadano), junto a la que construirían una ermita bajo las advocaciones
del Santo y Dulce Nombre de Jesús y de Nuestra Señora del Rosario del Valle de
Guerra, obteniendo licencia de la autoridad eclesiástica, el 20 de marzo de
1615.
Poco tiempo después el capitán
García Fernández de Valcárcel pasó a Indias, donde desempeñó el cargo de
Gobernador y Capitán General de la provincia española de Honduras, donde murió.
Tuvo dos hijos: Alonso de
Lugo que moriría joven, y Ana de Valcárcel y Lugo, quien sería heredera del
Mayorazgo de la Casa
de Valcárcel, una vez que la herencia por línea masculina quedara sin
efecto por la muerte de su hermano. Ana casó en 1624 con Esteban de
LLarena.
La figura del
capitán Díaz Pimienta y su influencia pro Librea
Entre los contactos que el
Capitán Díaz Pimienta debió mantener como consecuencia del desempeño de sus
cargos, eran frecuentes los de carácter militar, cuya cúpula de mando estaba
establecida en La Laguna ,
con todo lo que ello suponía en la propagación de la heroica gesta de La Liga Santa , siendo tema
de conversación en las reuniones que con frecuencia se celebraban en los
diferentes círculos sociales de la ciudad de Aguere. Además, como Regidor Perpetuo de La Palma , se relacionaba con
cierta frecuencia con el igualmente Regidor Perpetuo de Tenerife, Don Álvaro
Vázquez de Nava II, tío de Inés de Castilla.
También Lucía, la hija de
Díaz Pimienta, casó con el Alférez Mayor de La Palma y Alguacil de la Inquisición en
Canarias, circunstancia que contribuyó a la propagación de las hazañas bélicas
de su padre por el resto de las islas, y por tanto también en La Laguna y en el Valle de
Guerra.
Pero los vínculos del
Capitán con Tenerife no se limitaron al ámbito cívico-militar, sino que además
los tuvo de tipo filial, ya que su hijo -también llamado Francisco-, nacido en
1594, estuvo viviendo en Garachico
en casa de unos tíos “que lo criaron algunos años con amor y afecto de
padres”, lo que a buen seguro -entendiendo la mentalidad de aquellos
tiempos-, sirvió para que en todo Tenerife se hablara del Capitán Díaz
Pimienta, de la Batalla
de Lepanto, y de La Virgen
del Rosario, a propósito del enorme trasiego de gente de todos los sitios que
diariamente entraba y salía en Garachico,
pues casi todo el tráfico marítimo con la isla se efectuaba desde su puerto, el
más importante de Tenerife hasta 1706 con motivo de la erupción del volcán que
sepultó el puerto y parte de la ciudad, pasando a desempeñar el papel de puerto
principal el de Santa Cruz.
No es de extrañar pues, que
tanto en La Laguna ,
como en el propio Valle de Guerra, la gente estuviese al corriente de los
sucesos heroicos de Lepanto y de la intercesión atribuida a la Virgen del Rosario en la
victoria, así como de la existencia de una ermita de la Virgen del Rosario en
Barlovento –Isla de La Palma-,
de las celebraciones de fiestas que en su honor le brindaban los soldados de
las milicias, y de las noticias que llegaban de Sevilla rememorando las
Suntuosas Fiestas de 1572 en honor a don Juan de Austria y sus héroes de
Lepanto, por lo que habida cuenta del fervor religioso predominante en la
época, es presumible que los vecinos del Valle de Guerra que acudían a la
ermita a escuchar misa, participaran de las fiestas en honor de la Patrona del Rosario,
admirados por las milagrosas y legendarias noticias que de la gesta de Lepanto
les iba llegando.
De
confirmarse esta circunstancia podríamos encontrarnos en una coincidencia de
fechas por la que, el día que doña Inés de Castilla inauguraba la ermita de
Nuestra Señora del Rosario del Valle de Guerra, pudiera haberse celebrado algún
tipo de fiesta conmemorativa de los sucesos de Lepanto, dando lugar a lo que
desde entonces se conoce como La
Librea. (Julio Rodríguez de Castro, 2011).
Hernán Guerra
Ya hemos visto como Lope
Fernández de la Guerra
divide el valle entre sus dos herederos universales sus primos Hernando Joanes
y Hernán Guerra, invasor conquistador y escribano publico. Lope Fernández los
había perdonado y a ellos pasaba su cuantiosa herencia.
En escritura de arras otorgadas
por Hernán Guerra a favor de su primera esposa Juana Fernández, dice que casó con ella en la villa de Fuentes de
León, de donde ambos eran naturales. Reconoce recibió al
casar con ella 150.000 maravedís y le da en arras 50.000 más. Ante Antón de Vallejo, 13 de abril de 1513, reg.
606 del A. N. T.. folio 1024,—El testamento del mismo, en el reg. de Vallejo,
núm. 610, fol. 782.
El colono Hernán Guerra
había recibido diversos repartimientos de tierras en concepto de botín de
guerra como conquistador, entre ellos los siguientes:
635-35.—Hernando
Guerra, Juan Ordoñez. Digo q. por cuanto yo
hove fecho merced en nombre de sus Altezas a vos H. G., escribano
público, e a vos J. O. vs. e porque vos el dho. F. G. fuestes a Castilla e se pensó en esta isla q. érades muerto, yo hice repartimiento en Lope Fernandes, v° e regidor, del
Valle de Osma con sus aguas e tas. de
s. en dho. L. F. fasta tanto q. se supiese de vos, e agora acatando q. vos el
dho. F. G., escribano público, sois v°
e fuestes conquistador en esta isla vos hago merced de dho. valle con sus aguas
e tas. de s. q. le pertenecía según está dho. por el alvalá q. yo os di
primero a vos y al dho. Juan Ordoñez e por
esta mi alvalá vos fago merced de dho. valle a vos solo, no embargando cualquier renunciación q. a otra
persona haya fecho, por cuanto el dho.
J. O. es ido d esta isla e no es v° d ella. 20-V-1508.
También
recibió tierras en Tegueste ya que
se le cita como colindante en la data: 1.207-36.—Goncalo
Martín d Alcántara, v°. 3 c. de s. q. son en Tegeste, linderos tas. de Hernando de Llarena a donde
está un drago grande lindero del dho.
Fernando de Llarena y un lomo de camino
q. va a Tocorronte [sic] asomante a
las tas. de Andrés Suarres y de la otra
parte un lomo q. linda con Hernán Gera, escribano público desta isla, e de
otra parte con tas. de Catalina Hernández,
vuestra muger. Vos do 2 c. 3-XII-1515.
Además un solar en Aguere (La Laguna ), citado en la data 1.491-37.—Juan de Mesa, mi
criado. 6 h. en mis tierras de Heneto
para viñas y también vos hago merced de un solar en la villa de arriba,
linderos Alonso Lopes y Fernán Guerra y Andrés d Armas. El Adelantado.
7-H-1515. En otra donación que no indica
el lugar: 1841-8.-Hernán Guerra, vº, 150 f. de s. Le do 100 f. 15-III-
1505.
Figura en diversos documentos de su propia
escribanía de los que reproducimos solamente
tres de ellos en honor a la brevedad, con fecha 2 de septiembre de 1510
al fol. 199 r. Hernando de Ormán da poder especial a Pedro Isasaga para que le haga
su testamento, tome sus bienes y pague las deudas que
debiere, conforme a una memoria que deja en casa de Leonor Núñez. Da poder a Hernán Guerra juntamente con el dicho Pedro Isasaga. Ts.: Manuel de Gibraleón y Fernán Esteban Cárdeno.— Sin
firma. El 14 de octubre de de 1510 al fol. 445 r. Pedro López, zapatero,
reconoce deber a Juan Pacho, mercader, 1.800
mrs. porque se los debía a Hernán Guerra, esc. púb., de 2 procesos, y el dicho Hernán Guerra a Juan Pacho. Los pagará en dineros de contado de hoy, día de la fecha, en 20 días primeros siguientes. Ts.: Fernán Esteban y Diego Ortiz.—Pero López. Y por
último, al fol. 446 r., de fecha de las misma fecha: Gonzalo Muñoz y Hernán Guerra, vs., reconoce deber a Diego Fernández Amarillo, v°., 10 doblas de oro que éste dio a Francisco Baldaya a cuenta de 17.000 mrs. que le prometió por casamiento con su
hija Leonor Fernández. Se obligan a pagar estas 10 doblas de oro si no se hiciera el dicho casamiento con Francisco Baldaya, por defecto de no desatar el casamiento de la dicha Leonor Fernández
con Juan de Meló. Ts.: Fernán Esteban y Juan Galán.— Gonzalo Muñoz y Hernán
Guerra.
Y veamos, por último, qué
fue de los herederos de Lope Fernández. “Elena Velázquez, vivía aún en 1514,
viuda, en la calle de Vallejo; luego casó con Diego del Castillo, con quien no
tuvo descendencia, otorgó su testamento ante Alonso Gutiérrez, el 24 de abril
de 1527, y muere antes del 18 de julio siguiente, fecha en que ante el
escribano Alonso Gutiérrez, para perdonar a Juan Martín, que había dado muerte
a Lucía, su esclava negra. Ésta es, también, la última noticia del hijastro de
Lope. Hernán Guerra, su primo y heredero, conquistador que había sido de
Tenerife y luego escribano público de esta isla, recibido en cabildo de 29 de
abril de 1505, continuó viviendo en la isla por algunos años. Como del bando de
Lope, figuró entre los contrarios al Adelantado y recibió poder del licenciado
Cristóbal Lebrón, para que lo defendiera en su nombre ante Sus Altezas de las acusaciones hechas en su residencia, de
las que seguramente no era ajeno
don Alonso Fernández de Lugo, cuyas actividades estuvo encargado de refrenar.
En La Laguna ,
y ante sí mismo, otorgó testamento, el 12 de abril de 1519, con motivo de
hallarse enfermo.
Dispone
ser enterrado en San Francisco, en la sepultura de Lope y en hábito
franciscano, y además de mandas a las iglesias de la Concepción y los
Remedios, a los hospitales y monasterios de esta ciudad y para la obra de la
ermita de la Candelaria ,
dispone se digan misas en el monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe, como
también en esta isla, por sus padres, Rodrigo Alonso y Juana Fernández, y por
los de su mujer, también llamada Juana Fernández, que fueron Alonso Álvarez y
Catalina García.
Funda
capellanía en la iglesia de la villa de Fuentes, a cuyo fin lega 450 ducados
para comprar bienes para su dotación, y nombra primer capellán a su hermano
Juan Guerra, al que sucederán
luego
sus parientes más próximos, con la obligación de cuatro misas semanales: la una
por su tío Lope Fernández, otra por sus padres y las dos restantes por su alma,
y que la rememoración se haga en la sepultura de sus padres en dicha iglesia.
Instituye
por sus herederos, por partes iguales, a sus hijos: Juana, Francisca, María y
Nufro y al que espera su mujer. Nombra tutores de sus hijos menores a su mujer,
a su hermano Juan y a su concuñado Nufro de Figueroa. Lega a Hernando Esteban
el ganado que tenía, salvo alguna res de la que dispone para otras personas,
entre ellas una para Beatricica, hija de Hernando Esteban, la que luego había
de ser mujer de Alonso Vázquez de Nava. Y encarga a su mujer y a su hermano
hagan un altar en la iglesia de la villa de Fuentes, en el que pongan un
retablo pintado de Nuestra Señora, San Miguel, San Nufro y San Gregorio, y
compren para el mismo un cáliz de plata y los ornamentos necesarios.
Aunque
Hernán Guerra no muere de aquella enfermedad, a poco se marcha de la isla con
su familia, para regresar a la villa las acusaciones hechas en su residencia,
de las que seguramente no era ajeno don Alonso Fernández de Lugo, cuyas
actividades estuvo encargado de refrenar.
En
La Laguna , y
ante sí mismo, otorgó testamento, el 12 de abril de 1519, con motivo de
hallarse enfermo.
Dispone
ser enterrado en San Francisco, en la sepultura de Lope y en hábito
franciscano, y además de mandas a las iglesias de la Concepción y los
Remedios, a los hospitales y monasterios de esta ciudad y para la obra de la
ermita de la Candelaria ,
dispone se digan misas en el monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe, como
también en esta isla, por sus padres, Rodrigo Alonso y Juana Fernández, y por
los de su mujer, también llamada Juana Fernández,
que
fueron Alonso Álvarez y Catalina García.
Funda
capellanía en la iglesia de la villa de Fuentes, a cuyo fin lega 450 ducados
para comprar bienes para su dotación, y nombra primer capellán a su hermano
Juan Guerra, al que sucederán
luego
sus parientes más próximos, con la obligación de cuatro misas semanales: la una
por su tío Lope Fernández, otra por sus padres y las dos restantes por su alma,
y que la rememoración se haga en la sepultura de sus padres en dicha iglesia.
Instituye
por sus herederos, por partes iguales, a sus hijos: Juana, Francisca, María y Nufro
y al que espera su mujer. Nombra tutores de sus hijos menores a su mujer, a su
hermano Juan y a su concuñado Nufro de Figueroa. Lega a Hernando Esteban el
ganado que tenía, salvo alguna res de la que dispone para otras personas, entre
ellas una para Beatricica, hija de Hernando Esteban, la que luego había de ser
mujer de Alonso Vázquez de Nava. Y encarga a su mujer y a su hermano hagan un
altar en la iglesia de la villa de Fuentes, en el que pongan un retablo pintado
de Nuestra Señora, San Miguel, San Nufro y San Gregorio, y compren para el
mismo un cáliz de plata y los ornamentos necesarios.
Aunque
Hernán Guerra no muere de aquella enfermedad, a poco se marcha de la isla con
su familia, para regresar a la villa de
Fuentes, no sin antes vender sus derechos a las tierras de Tacoronte (la mitad
del Valle de Guerra) a Juan Pacho, al que traspasa dos tercios de las mismas, y el resto a Gaspar Jorba, derecho que este último vende luego a Alonso
Vázquez de Nava. Más tarde se entabla pleito entre Hernán Guerra y los
adquirentes de sus bienes, porque aquél afirmaba que en la venta de las tierras
no había incluido el patronato fundado por Lope, y que no podía venderlas, por
expresa disposición de su tío, a lo que los compradores se oponen. Hernán
Guerra, para seguir el pleito, hace nuevo viaje a Tenerife, en fecha que
ignoramos, pero ha de regresar a Fuentes sin resolverlo.
Hernán Guerra muere en la
villa de Fuentes de León, pendiente aún el pleito, y sus hijos, Alonso Álvarez,
presbítero, Juan Guerra, Juana Fernández, que estaba viuda de Francisco
Vázquez, vecinos éstos de dicha villa, Francisca Alyarez, mujer de Pedro de
Vergara, que residían en Cala, y Nufro Guerra, que estaba ausente, transan por
cien coronas de oro de a 450 mrs., que les entregó Diego Rodríguez, criado de
Juan Pacho, y ceden sus discutidos derechos, por escritura otorgada en la
citada villa extremeña, el 19 de junio de 1546, ante el escribano de la misma
Alonso López.
Y así termina la
vinculación de los descendientes de uno de los dos herederos de Lope Fernández
con sus bienes y con la isla de Tenerife.
El otro heredero, Hernando
Esteban, el hijo de Bartolomé Joanes, era menor de edad a la muerte de Lope, lo
que hace desechar la afirmación de los genealogistas y del poeta Antonio de
Viana de sus heroicidades en la conquista de Tenerife, de las que no pudo ser protagonista. El 14 de diciembre
de 1512 se presenta ante el
teniente de gobernador Lebrón y, por tener pleitos pendientes, pide se
le nombre por curador a su primo el escribano Hernán Guerra, a lo que accede
Lebrón; el nombrado acepta el cargo
y comparece luego a otorgar poderes para los pleitos pendientes y para la transacción con Elena Velázquez, en
nombre de Hernando Esteban.
Este
vivía con su primo Hernán Guerra; pero, al parecer, también vino a Tenerife su
madre, Beatriz Domínguez, e igualmente se establecieron en la isla su hermana
Marina Guerra con su marido Benito González y sus hijos.
De
Hernando Esteban, que por mucho tiempo se le conoce de esta forma, si bien más
tarde se nombra Fernán Guerra, asi como de su matrimonio y descendencia, hay
sobradas noticias de antiguo conocidas. Vino a ser el fundador de la que hasta
principios del siglo XIX fue la opulenta familia de los Guerra en La Laguna , y nuestros
genealogistas se han encargado de ella con generosidad.
De
Hernando Esteban podemos añadir que tuvo que ver con la Inquisición , aunque no
podamos conocer el motivo, pues mano amiga ha hecho desaparecer los folios que
a él se referían. Pero el motivo no fue, seguramente, por falta de limpieza de
sangre, pues cuando a algunos de sus descendientes se les sigue proceso por tal
motivo, no es precisamente por proceder de Hernando Guerra.” (Leopoldo de la Rosa Olivera ).
Juan Primo de la Guerra , fragmentos de su Diaro 1801
Como en el resto del menceyato La mayoría de los terratenientes vivían fuera del valle desplazándose
al mismo en épocas vacacionales o en las de recogida de las cosechas para
controlar las mismas.
Del Diario de Juan Primo de la Guerra extraemos algunos
pasajes para ilustrar un poco las relaciones entre los hacendados en Valle de
Guerra durante las primeras décadas del siglo xix, sus medianeros y jornaleros.
Enero
Año 1801 el lunes 19 de enero esperaba a Pedro Díaz para tomar algunas medidas y continuar la parte del camino en contorno de la casa, pero a la fecha de hoy todavía no ha llegado. Tiene entre manos, en La Laguna , la composición de una casa perteneciente al Cabildo, y en estos días se ha dado algún golpe por unas piedras que cayeron en la obra. Aquí se ha trabajado desde el sábado. Ayer se alistó parte del callejón o serventía que va por un costado de la viña. La piedra se condujo para continuar la pared, y el paso quedó libre para la
carrera y las corsas que traen la piedra de un pajar antiguo que está en paredes hace tiempo.
Casi todos los días que he pasado aquí he recibido carta de mi madre. En la del 16 me da noticia de haber llegado a La Palma un barco que viene de Cádiz y va para América y de que, entre los estragos que refiere haber hecho la peste en aquella ciudad, dicen haber muerto allí el obispo don Antonio de la Plaza , quien del obispado de Canaria fue promovido a aquella diócesis, donde permanecía. También se dice haber muerto de la misma epidemia doña Juana Cólogan, hija de don Tomás Cólogan y de doña Isabel Fallón, la que en el año antecedente había salido de esta isla y de la casa de sus padres establecida en el Puerto de La Orotava , habiéndose
verificado su casamiento con su pariente don Tomás Costello,
quien pasó a esta isla y llevó a su mujer en su compañía a dicha ciudad de Cádiz.
5 de febrero, en el Valle.—El 21 del mes pasado volví a La Laguna , dejando al cuidado del medianero Ángel Figueroa
la continuación de la pared en que se trabaja.
Domingo 1 de marzo, en el Valle de Guerra.—Ha vuelto de Tacoronte esta tarde el medianero Ángel Figueroa, lo envié a ver un caballo que vende don Sebastián Casilda. Es hijo de yegua inglesa. Me ha dado noticia de que no es malo y acaso podré tomarlo.
Jueves 5, en el Valle de Guerra.—Mi madre, en carta de ayer, me pondera los estragos de la enfermedad que se experimenta en Santa Cruz. Dice de haber venido a tierra el corregidor don Marcos Herreros, quien subió a La Laguna. Se piensa que a
éste le ha valido la recomendación del marqués de Branciforte
para que el comandante general le abreviase el término de
su detención a bordo, no obstante haberle representado en
contra la Junta
de Sanidad. También me da noticia mi madre de
haberse presentado por frente de Santa Cruz siete navíos
y una fragata de guerra inglesa, mientras que por alguna otra
parte de la isla se dice haberse visto algunos
otros. Se piensa si las presas hechas por el
corsario «La Mosca »
y otro francés que cruza por estas inmediaciones (de las cuales están en La Palma dos portuguesas hechas por «La Mosca »
y en Santa Cruz una del otro corsario) podrán
haber atraído los ingleses sobre estas islas. Quizá es convoy que lleva otro destino. Hoy se han visto de aquí dos embarcaciones, la una que cerca del anochecer parecía haber echado algunas lanchas en contorno y la otra más pequeña. En esta semana se ha continuado la pared de la cerca.
3 de diciembre, en el Valle de Guerra.—Me he mantenido en la ciudad hasta ayer, que vine por la mañana. El día antecedente había enviado algunos árboles que me trajeron de Icod y ayer y hoy ha estado
plantándolos Juan Melián, hijo de Josef Melián, medianero en las tierras del
Valle de Jiménez. Compónese de manzaneros,
cereceros, guinderos y algunos limoneros. Dudo que algunos peguen por el tiempo
que llevan fuera de la tierra.
18, en el Valle de Guerra.—El miércoles 9 fui
por la tarde a La Laguna. El maestro Juan Antonio me había dado noticia de que el miércoles 2 del presente en
que vine de La Laguna , estuvo a hablarme don Antonio Basilio, comprador de la hacienda de Reguera, quien le dejó a otro
maestro el testimonio de la escritura. Fui a su casa, le hablé del
reconocimiento del tributo y testimonio
de él que debía quedar en mi poder. En orden a atrasados y satisfacción de la
décima, me contestó que tenía
pronto el dinero de ésta y que creía corriente las pagas del tributo y que Reguera le había hecho papel para
su seguridad; pero hay equivocación,
pues aunque después de secuestradas las
haciendas de Carta por el descubierto de la tesorería, se sacó despacho de la Audiencia para que el
administrador (que lo ha sido
don Antonio Angles) pagara el tributo y que efectivamente lo ha pagado en el tiempo del depósito, antes de él se debían algunas pagas que están por satisfacerse.
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