sábado, 10 de enero de 2015

EFEMÉRIDES DE LA NACIÓN CANARIA




UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS

PERIODO COLONIAL 1491-1500

CAPITULO I-XXIII



Eduardo Pedro García Rodríguez


1494 Octubre 23. Madrid (f. 588). Orden al gobernador o juez de residencia de Gran Canaria y a las justicias de La Palma y demás islas, para que entreguen a Juanoto Berardi, mercader florentino, estante en Sevilla, los ganados, esclavos, caballos, trigo, vino, dinero, escrituras y demás mercancías que tenía su factor en la conquista de La Palma, Lorenzo de Rebata, cuando falleció en la Gomera. Don Alvaro. Johannes. Andreas. Filipus. Franciscus licenciatus. Petrus. Mármol. (E.Aznar; 1981)

1494 Noviembre 4. Madrid (f. 541). Orden al licenciado Pedro Ruiz de Villena, del Consejo Real y juez de terminos de Sevilla, a petición de doña Inés Peraza, viuda de Diego de Herrera, para que determine en la sentencia dada por el Consejo en el pleito seguido por dicha señora y el consejo de Sevilla sobre el heredamiento de Villamartín, por la que se dictó cierta condena contra doña Inés Peraza, pero se reservó su derecho sobre la propiedad de dicho heredamiento. Don Alvaro. Johannes. Andreas. Antonius. Gundisalvus licenciatus. Filipus. Mármol.  (E.Aznar; 1981)

1494  Noviembre 8. Madrid. El Rey e la Reyna. Doña Ynés Peraça: Ya sabéys lo que vos ovimos escrito rogándovos y encargándovos que diésedes a Alonso de Lugo toda la gente y favor y ayuda que pudiésedes para la conquista de la ysla Tenerife, de quél tiene cargo; y porque agora dis que la ha más menester, y todavía tiene el dicho cargo que nos se le prorrogamos, nos vos mandamos y encargamos le fagáys dar toda la gente de cavallo e de pie e foraxidos que podáys, como por cosa de nuestro servicio.

En lo qual mucho plaser e servicio nos faréis. Dada en Madrid, a VIII de Noviembre de XCIIII años.=Yo el Rey.=Yo la Reyna.

Misiva de los Reyes Catolicos a doña Beatriz de Bolbadilla, señora tutriz de La Gomera y El Hierro, con el encargo expreso de alistar a sus vasallos en las huestes invasoras de Tenerife.

1494 Noviembre 8. Madrid.  El Rey e la Reyna. Doña Beatrís de Bovadilla: Ya sabéys lo que vos ovimos escrito rogándovos y encargándovos que diésedes a Alonso de Lugo toda la gente, favor e ayuda que pudiésedes para la conquista de la ysla de Tenerife, de que él tiene cargo; porque agora diz que la ha más menester, y todavía tiene el dicho cargo que nos se le prorrogamos, nos vos mandamos y encargamos le fagáys dar toda la gente de cavallo e pie y favor y ayuda que podáys como por cosa de nuestro servicio. En lo qual mucho plaser e servicio nos haréis. De Madrid, a ocho de noviembre de XC111I años.=Yo el Rey. =Yo la Reyna. (A. Rumeu 1975:434)

1494. Noviembre 8.  Madrid. El Rey e la Reyna. Por quanto en el asiento que por nuestro mandado se tomó con Alonso de Lugo sobre la conquista de la ysla de Tenerife, que es una de las Canarias, se asentó que dentro de diez meses contados desde el día que desenbarcase en la dicha ysla la diese ganada; lo qual, por algunos justos ynpedimentos, dis que lo no a podido haser, e nuestra merced e voluntad es que la dicha conquista se continúe. Por la presente prorrogamos el dicho término de los dichos diez meses para lo susodicho por otros dies meses conplidos, contados desde el día que se fenecieren los otros dies meses primeros. De lo qual mandamos dar la presente, firmada de nuestros nombres e fecha a VIII de noviembre de XCIIII años. =Yo el Rey. =Yo la Reyna. (A. Rumeu 1975:432)

1494 Noviembre 10. Madrid (f. 414). Perdón de Viernes Santo a favor de  Pedro García de Herrera, hijo de Diego de Herrera, y de doña Ines Peraza, condenado a muerte en rebeldía hace dieciseis años, por la justicia de Sevilla, como autor de la muerte de su mujer doña Antonia, muerte que ahora le perdonan los parientes de la dicha doña Antonia. Se ordena al Justicia mayor, miembros del Consejo, oidores de la Audiencia y demás justicias del Reino que no actuen contra su persona y que le restituyan sus bienes, salvo aquéllos que fueron adjudicados, por la sentencia o alguna condición del perdón, a los demandantes. El Rey y la Reina. Alvarez de Toledo. Respaldada: Rodericus. (E.Aznar; 1981)

1494 Noviembre 14. Se enfrentan defensores guanches e  invasores esàñoles en Eguerew (La Laguna).

Creemos que la ciudad de La Laguna, la cual asienta sus cimientos en unos terrenos que fueron generosamente regados con ríos de sangre de cientos de nuestros antecesores, debe rendir  justo y merecido homenaje a quienes ofertaron el bien más preciado como es la vida, en aras de sus ideales de una Patria Libre, y que hasta la fecha han sido injustamente ninguneados por una sociedad que como la lagunera, presume de sus antecedentes presuntamente fundacionales.

Un frío y lluvioso amanecer del día catorce de noviembre del año 1494, en las inmediaciones de las faldas de la Sierra de Sejeita (San Roque), en los terrenos conocidos posteriormente como Finca del Obispado y hasta la altura de la entrada del actual Barrio Nuevo, en La Jardina, Chinech unos tabores de guerreros guanches compuestos por hombres enfermos que apenas podían sostenerse en pie debido a los estragos que en ellos -y en la población en general- estaba causando el envenenamiento de las aguas nacientes, Eres, fuentes y riachuelos,  llevado a cabo por las tropas invasoras y, que éstas denominaron como "modorra".

Estas tropas invasores, enviadas  a Alonso  de Lugo como participación en la invasión y conquista de la isla a cambio de parte de los despojos del botín de guerra por el duque de Medina Sidonia, como participación de este noble español y  mercader de esclavos.

La tropa invasora estaba compuesta por mercenarios de la Hermandad de Andalucía, conocidos como los "pardillos" debido al capote corto de color pardo con que estaban uniformados, eran hombres cuyo oficio era la guerra, gentes carentes de ningún tipo de escrúpulos, sin más Dios que la muerte y la paga que por matar recibían, a éstos se unía las fuerzas de los asesinos y ladrones convictos indultados por los reyes católicos a condición de que sirviesen en la invasión y conquista de Tenerife a su costa durante seis meses, más los auxiliares isleños de otras islas reclutados casi todos ellos a cambio de ser liberados de la esclavitud. Como se puede ver, no eran simples aventureros bisoños los que vinieron a la conquista tras el señuelo de unos repartos de tierras, como nos lo han venido presentando la historiografía oficial por el contrario, eran tropas aguerridas y veteranas de las luchas sostenidas en las españas y en Italia.

Ello explica la enorme cantidad de crímenes, violaciones y cruentas tropelías sin cuento cometidas por estos mercenarios, aun después de dada por sometidas las isla, hasta que éstas fueron reembarcadas para España en 1497, según consta  documentalmente de los archivos notariales de Sevilla de la liquidación  de los sueldos de ese grupo expedicionario.

A esta caterva de mercenarios fue  a la que tuvieron que enfrentarse las tropas de Benchomo y sus aliados, tropas enfermas, presa de las fiebres producidas por el  envenenamiento de las aguas de fuentes, nacientes y eres, por parte de los "pardillos", quienes ya habían practicado con éxito este sistema de “guerra química" en las luchas de Granada. Curiosamente, esta epidemia de "modorra' no afectó a los denominados bandos de paces, sirviendo éstos incluso  de refugio a los soldados españoles con Lugo al frente quienes huían de la pestilencia como fue el caso del Menceyato de Güímar. Los cronistas recogen que los muertos guanches en la batalla de Aguere fueron miles; no es verdad, los guanche no cayeron bajo las armas de los temibles invasores, caían muertos antes de trabar combate víctimas de la "epidemia", y aún así, estuvieron a punto en varias ocasiones de obtener la victoria, esto nos demuestra el indomable espíritu que animaba a nuestros antepasados al preferir autoinmolarse en un suicidio ritual colectivo ante el enemigo que perder la patria y la libertad sin prestar batalla al invasor, no en vano los tabores acudieron a la lucha vestidos con sus vestidos mortuorios. Algún cronista dejo recogido que, “los guanches se presentaron a la batalla con las ropas de mortaja puestas”

Son los propios cronistas españoles quienes afirman que los guanches caían en la lucha a montones sin darles resuello.

Los hechos acaecidos en las laderas de Sejeita corresponden a las grandes epopeyas protagonizadas por los pueblos en lucha por su libertad e independencia. Sucesos menos significados que los que tuvieron lugar durante el desarrollo de la batalla de Eguerew han sido magnificados por historiadores, poetas y políticos, en cambio, los de esta y otras heroicas luchas sostenidas en nuestro país, han merecido siempre el silencio del mundillo intelectual dependiente canario, como si este ignorar los grandes acontecimientos protagonizados por nuestro pueblo obedeciese a consignas emanadas de determinados poderes fácticos, soslayando o ninguneando  acontecimientos que, para bien o para mal, han conformado la historia de nuestro pueblo. Gestas heroicas que a no dudar de haber sucedido en tiempos de Hornero, hoy sería cantadas y celebradas por toda la humanidad.

Veamos algunas reseñas que de la batalla de La Jardina nos han trasmitido algunos historiadores:4

"Peléose ese día valerosamente y con mucho trabajo, porque era tanta la resistencia que losguanches hacían, y tanta la ligereza y desasosiego con que peleaban, no daban a los nuestros sosiego alguno ni lugar de resollar". "Entre otros peleó este día valentísimamente el rey de Taoro, porque con una alabarda, dicen, se defendió de siete hombres de a caballo, y al cabo se escapó dentre ellos y se subió por la cuesta de San Roque. Mas aunque destos se escapó, no pudo escaparse de un Fulano de Buen día, que sin conocerlo ni saber que era rey (aunque él en su lengua se lo decía ser el Mencey, que es rey), como no lo entendiese, no le valió su reinado, que lo pasó con la lanza en un barranquillo estrecho, do quedo. ". (Fray Alonso de Espinosa, 1980, 108-9)

En este pasaje Espinosa adjudica a Benchomo hechos que la mayoría de los historiadores atribuyen al hermano de éste, Chimenchia o Tinguaro, según el criollo, poeta y médico lagunero Antonio de Viana. Creemos que Espinosa trató este tema con suma ligereza al igual que otros muchos aspectos de nuestra historia, tal como han demostrado investigadores posteriores de la talla de Marín de Cubas, Agustín Millares Torres, Leopoldo de la Rosa Olivera y Antonio Rumeu de Armas entre otros muchos.

No es comprensible que el tal fulano Buendía no entendiese las palabras de Benchomo, en el caso de que éste las hubiese pronunciado, siendo como era canario y que en realidad sellamaba Pablo Martín Buendía, el cual formaba parte de la Compañía de canarios comandada por Pedro Mananidra, autor de una anécdota recogida por Espinosa para los sucesos de La Laguna y que otros autores sitúan en los de Acentejo, e incluso en el continente. Es más que probable que de haber sucedido la muerte de Benchomo tal como la narra Espinosa, ésta no fuese motivada por el fragor de la lucha o el no-entendimiento entre Benchomo y Buendía, sino por posibles recompensas y prebendas ofrecidas por el general Alonso de Lugo  por la muerte del Caudillo guanche, tal como se desprende no sólo del hecho de hacer cortar la cabeza del cadáver que suponían de Benchomo (practica habitual en los ejércitos españoles), sino también de las sustanciosas datas de tierras en Tahoro y en otras localidades, además de las cueva habitación del Mencey de Tacoronte, en 8 de julio de 1497 y las del Mencey de Icod en 16 de mayo de 1503, con que posteriormente Alonso de Lugo distinguió a Buendía. Estas recompensas eran a todas luces cantidades desmesuradas para un simple soldado, que además era canario.

"...En.fin, entre tantas dudas, cerca de las diez del día, se fue reconociendo en el enemigo flaqueza, pues aunque les había venido otro buen socorro de gente no era tan brava, y acometiendo diez o doce de a caballo contra el capitán Tinguaro, que tenía la partesana, lo alancearon y atropellaron, y llegó uno de a pié con un chuzo y le acabó de matar a golpes y heridas;  i le fue cortada la cabeza y puesta en un palo se llevó en alto; los guanches huyeron todos a una ". El autor sigue narrando el desplazamiento del ejército español hasta La Matanza, donde se fortificaron para pasar la noche, y nos dice: "...al amanecer se prevenían muchos para dar á los cristianos otro asalto no menos fuerte, hallándose entre ellos el rey Bencomo, a quien Alonso de Lugo envió un recado con la cabeza de su capitán Tínguaro, ofreciéndole la paz y amistad de parte de los Reyes de Castilla, y que no dejaría la tierra hasta perder todos la vida, y cuando así fuera otros más fuerte y mejores vendrían á quitar- les la tierra y destruirlos, y que si favoreciese Dios á los cristianos, que allí veía la mejor victoria de ayer en la cabeza de su mejor capitán; ...Volvió el Rey a enviarle la cabeza a Alonso de Lugo, diciéndole que cada cual supiese guardar la suya. " (Tomás Marín de Cubas [1694],1,993:194-5)

Arrogantes y prepotentes palabras dirigidas a unas tropas diezmadas por la "epidemia" y casi inexistentes, por el capitán Alonso Fernández de Lugo, quien el año anterior había huido a uña de caballo, abandonando a su suerte a los restos de sus tropas en la "rota de Acentejo", y que salvó la vida gracias al apoyo de los guerreros del menceyato de Güímar, quienes le condujeron por los montes de La Esperanza (Chikayka) ya quienes agradeció el hecho de salvarle la vida, embarcando con engaño a 300 de ellos y manándolos a vender a los mercados de esclavos de Valencia y Sevilla. Este y otros pasajes de nuestra historia nos muestran cuál era el concepto de hidalguía y orgullo de raza que animaba a los españoles de la época.

"...Mientras Bencomo y sus aliados abandonaban heridos el campo de batalla, el valeroso Tinguaro, que se había distinguido en aquella jornada con brillantes actos de arrojo personal, se retiraba por las faldas de la montaña de San Roque exhausto y moribundo, defendiéndose con una alabarda de siete soldados de a caballo que le perseguían con encarnizamiento como presa de gran estima. El primero que lo alcanzó fue Pedro Martín Buendía, que de nuevo lo hirió con su lanza derribándolo en tierra. Tinguaro entonces, soltando el arma y cruzando los brazos díjole en su lengua: "No mates al noble hermano de Bencomo que se entrega prisionero".
Pero el canario sin atender a su ruego ni a los gritos de sus compañeros que de lejos se lo le descargó un segundo golpe dejándole muerto en el acto. Dudóse por algún tiempo si aquel cadáver era el de Tinguaro o el de Bencomo, siendo sus cadáveres objeto de vergonzosos ultrajes de parte de los soldados que no podían olvidarse de la derrota de Acentejo. Al fin se le cortó la cabeza de orden del general, colocándola en una pica en medio del campamento para  que sirviera de escarmiento a todos los lsleños . (Agustln MIllares Torres, 1977. T. I. II:300)

Cabeza que posteriormente fue enviada por Alonso de Lugo espichada en una pica al campamento guanche de El Peñón con un mensaje de rendición, al frente de la comitiva iba el converso y traidor ex guanarteme de Tamaránt Fernando Guanarteme, la repuesta de Bentor nuevo mencey de Taoro fue: “La vista de esa cabeza no me intimida, póngala con su cuerpo, y cada uno cuide de la suya”. (Eduardo Pedro García Rodríguez)

1494 Noviembre 25. Madrid (f. 293). Comisión al gobernador o juez de residencia de Gran Canaria, para que entienda en la petición de Andrés Fernández, sillero, vecino de Baeza, que reclama, en nombre propio y en el de sus hermanos Pedro González, cardador, y María, los bienes muebles y raices que en la villa de Telde poseía su hermano Benito de Arévalo, vecino de dicha villa, muerto hace tres años en una armada a la isla de Tenerife. Don Alvaro. Johannes. Andreas. Gundisalvus licenciatus. Filipus. Mármol. (E.Aznar; 1981)

1494 Noviembre 25. Madrid. Incitativa del Consejo real, a petición de Andrés Fernández Sillero y consortes,  la reclamación de  los bienes de Benito  Arévalo, vecino de Telde, que resultó muerto en un asalto llevado a cabo en la isla de Tenerife. La expedición. se había verificado en 1491 Andres Ferranades Syllero. Ynçitativa.

Don Fernando e doña Ysabel, etc. A vos el que es o fuere nuestro govemador o jues de resydenl;ia de la ysla de la Grand Canaria, salud e graçia. Sepades que Andrés Ferrandes Syllero, vecino de la cibdad de Baeça, por sy y en nombre de Pedro Gonczales, cardador, e de María, sus hermanos legítimos, herederos que dis que son de Benito de Arévalo, su hermano defunto, nos fisorelación por su petición, que ante nos en el nuestro Consejo presentó, disiendo:  que puede aver tres años, poco más o menos, quel dicho Benito de Arévalo fallesció desta presente vida, el qual dis que fue muerto en nuestro servicio en una armada que fiso para la ysla de Tenerife; y que al tienpo que fallesció dexó muchos bienes muebles e raíses en la villa de Telde, ques en la dicha ysla, adonde era vesino, e que algunos dellos fueron depositados por el govemador
de la dicha isla para sus herederos; y nos suplicó e pidió por merced, para s y y en 1os dichos nombres, que sobre ello le proveyésemos de remedio con justicia, mandándovos que syn ningund dilación le fuesen entregados todos los dichos bienes muebles e raíses e debdas e sueldos quel dicho Benito de Arévalo, su hermano, dexó al tienpo de su fin, para que él e los dichos sus hermanos, como sus legítimos herederos, los oviesen e heredasen, pues querían e aceptavan su herencia o como la nuestra merced fuese. Y nos tovímoslo por bien por que vos mandamos que veades lo susodicho, e llamadas e oydas las partes a quien atañe, breve e sumariamente, syn dar lugar a luengas ni dilaciones de malicia, fagades e administredes al dicho Andrés Ferrandes Syllero ya los dichos sus hermanos entero conplimiento de justicia, en manera que la ayan e alcancen, e por defecto della non tengan cabsa ni rason de se n os más venir ni enbiar a quexar sobrello.

E non fagades ende al por alguna manera, so pena de la nuestra merced e de dies mill maravedís para la nuestra cámara; e demás mandamos al ome, que vos esta nuestra carta mostrare, que vos enplase que parescades ante nos en la nuestra corte, doquier que nos seamos del día que vos enplasare a quinse días primeros syguientes, so la dicha pena; so la qual mandamos a qualquier escrivano público, que para esto fuere llamado, que dé ende al que ge la mostrare testimonio sygnado con su sygno, por que nos sepamos cómo se cunple nuestro mandado. Dada en la villa de Madrid, a veinte e cinco días del mes de noviembre, año del nascimiento de nuestro salvador Ihesu Christo de mill e quatrientos e noventa e quatro años. =Don Alvaro. =Iohanes, doctor. =Andreas, doctor. = Gundisalvus, licenciatus. =Filipus, doctor. = Yo Alfon del Mármol, escrivano de cámara del rey e de la reyna nuestros señores, la fis escrevir por su mandado, con acuerdo de los del su Consejo. (A. Rumeu 1975:434)


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