jueves, 1 de enero de 2015

La luz de Mafasca en Fuerteventura ¿leyenda o realidad?


 Las Islas Canarias albergan un sinfín de misterios y leyendas. Uno de los más populares, sobre todo en Fuerteventura, es el de La Luz de Mafasca.
Según cuenta la historia, un día, unos pastores se encaminaban a casa después de un largo día de trabajo. Como se encontraban hambrientos y cansados, decidieron hacer una parada en el camino para hacer un fuego y poder así asar el carnero que acababan de matar.
Comenzaron a juntar leña para la hoguera y tras unas aulagas encontraron una pequeña cruz de madera. En la isla era costumbre colocar una cruz en el lugar donde fallece una persona, pero con lo hambriento que estaban, a los pastores poco pareció importarles esto y cogieron también estos trozos de madera para alimentar el fuego que les calentaría esa noche y les daría alimento.
Después de encender hacer la hoguera y cuando las llamas empezaron a consumir aquella cruz de madera desgastada, surgió una extraña luz entre las cenizas que saltaba de un lado a otro. Los pastores, del susto, corrieron y corrieron para alejarse de aquel objeto luminoso que no era otra cosa que el alma que albergaba esa cruz.

La Luz de Mafasca

El alma molesta e indignada del difunto que en forma de luz quiso asustar a los pastores que se atrevieron a perturbar su paz y quemar su recuerdo en este mundo.
Desde entonces muchas personas afirman haber visto esa luz, la luz de Mafasca. La luz que acompaña a los viajeros por los senderos solitarios de Fuerteventura. Son varios los lugares donde se afirma haberla visto, como en el lugar que lleva su nombre, “El Llano de Mafasca”

La luminaria aparece en las noches oscuras y silenciosas, es pequeña, pero en ocasiones puede llegar a tener grandes dimensiones durante algunos segundos. Quien la ha visto cuenta que sube y baja valles a velocidades inimaginables. No es de extrañar que los testigos se asusten y entren en pánico cuando esta luz se les acerca.

Un relato de quién la ha visto

Sus apariciones datan de muchos siglos atrás, este es el relato de Petra Padrón, uno de los testigos:
Estaba acompañada de otras cuatro personas. Serían sobre las nueve de la noche cuando ya regresábamos de dejar el ganado en las montañas. De pronto, en medio de los caminos, a lo lejos, vimos aparecer una lucecita de color rojizo. Cuando nos acercamos para ver lo que era aquello, de pronto empezó a saltar de un lado a otro, sin tener en cuenta las piedras o los obstáculos. A veces aumentaba un poco de brillo y cambiaba de dirección. En aquella época no había ni coches, ni helicópteros, ni aviones ni nada.


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