sábado, 1 de febrero de 2014

EL GOFIO DE COSCO



    

        El cosco o “rofe  rofe” es una planta silvestre  (Mesembryanthemum nodiflorum,) muy extendida en toda la isla de Fuerteventura. Los campesinos majoreros tradicionalmente la han recolectado  con una doble finalidad. Por un lado servía  como  barrilla que se exportaba para usarse en la fabricación de jabón y para ello los campesinos una vez seca la planta la quemaban , compactándose  las cenizas  en lo que se llamaba la piedra de barrilla que se exportaba fundamentalmente a Inglaterra.
          
 Por otro lado, se  recogían  la semillas  de la planta que se utilizaban como alimento fabricándose un gofio , algo salado, pero muy codiciado por sus cualidades nutritivas. Para su elaboración,  una vez seca la planta,  se llevaba a los “lavaderos”, u  oquedades  naturales de las rocas en las costas, donde se removía en el agua marina. Con ello las vainas se abrían y las semillas flotaban en los charcos  facilitándose así su recogida.
         Una vez tostadas, las semillas se pasaban por el  molino  de mano, útil especialmente codiciado en las tareas domésticas  de toda Canarias, y el gofio obtenido calmaba el hambre y alimentaba, por lo que gracias a él durante siglos la población ha podido  subsistir en la isla, sobre todo en las épocas de hambrunas.

                Pero no siempre se podía recoger el  cosco silvestre en toda Fuerteventura.

Así a principios del siglo XIX, se concedieron los derechos de explotación de la dehesa de Guriame a los hermanos del Corral, quienes prohibieron  coger el cosco y la barrilla en toda la dehesa, cuyo uso era tradicionalmente público.

               La privatización de todo el norte de la isla  provocó que el 5 agosto de 1829  se concentraran  en la dehesa  entre  400 y 500 hombres armados con garrotes quienes apresaron al administrador. El Coronel rápidamente  organizó la tropa y se amenazó con abrir fuego contra los amotinados si no se liberaba al secuestrado. Resuelto pacíficamente el  levantamiento fueron detenidos 30 personas responsables del tumulto siendo encarceladas en el castillo  de Caleta de Fustes y posteriormente en la fortaleza  del Tostón  del Cotillo, que reunía mejores condiciones.

              A los apresados se les embargaron los bienes “para asegurar el sustento de la tropa y demás costas”, y sólo empezaron a ser liberados a finales de 1829. Todavía en 1833 el alcalde de Villaverde D. Manuel Guerra estaba en la cárcel real de las Palmas. 

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