EFEMÉRIDES DE LA NACIÓN CANARIA UNA HISTORIA RESUMIDA DE
CANARIAS
CAPITULO III: DE LA ANTIGÜEDAD AL SIGLO XV.
1491 - 1500
Eduardo
Pedro García Rodríguez
1496.
La etapa precolonial en el pago de Los
Batanes, La Laguna Tenerife.
“Para este
periodo cronológico no se puede identificar a El Batán como una
entidad con carácter propio. Esto solo se hará ostensible acabada la conquista, una vez
que tras los repartos hechos entre los conquistadores,
se favorezca el asentamiento de un reducido grupo humano para la explotación de sus recursos.
La
documentación de las primeras décadas del siglo XVI recoge diferentes topónimos para el actual barranco del Río, dentro de cuyos
límites se asienta nuestro pago: Tedex, Tedix, Tedixe, Tedixa o Tedexa.
Sin embargo, un análisis detallado de los mismos, pone en evidencia
que todos ellos son corrupciones de una sola palabra aborigen cuyo
significado nos es desconocido.
A la
llegada de los españoles, la isla parece haber estado dividida en nueve
circunscripciones políticas aborígenes denominadas Menceyatos. Los mismos
eran entidades territoriales autónomas, con unos órganos de poder
propios y ocupando un espacio geográfico perfectamente
delimitado. Su trazado era vertical, acotando varios
pisos
altííudinales desde la costa hasta la cumbre, lo cual permitía al grupo
humano explotar los recursos naturales característicos de cada área.
Todo indica
que los bordes entre los diferentes menceyatos estuvieron constituidos por diversos accidentes
geográficos, entre los cuales ocupan un
lugar privilegiado los barrancos. Ahora bien, es importante señalar que dichos límites distan mucho de poderse considerar
auténticas fronteras tal y como las entendemos en la actualidad, ya que su
carácter permeable permitía el intercambio de mate-rías primas y conocimientos técnicos entre los diferentes menceyatos, amén de estar abiertas a la movilidad de la
población autóctona en determinadas festividades aborígenes.
Pocos han
sido los historiadores que se han interesado en fijar sobre el
terreno el trazado de los bordes entre los diferentes menceyatos.
Bethencourt Afonso a finales del siglo XIX
y
Diego Cuscoy en pleno siglo XX, han
considerado que el barranco del Río constituía parte del límite que separaba a dos de los mas poderosos menceyatos aborígenes: Anaga y Tegueste. Ambos
dieron un trazado muy similar a
dicho borde: arrancando desde la parte oriental de la desembocadura del barranco del Río en la Punta
del Hidalgo, subiría por el mismo
hasta el monte de Las
Mercedes, llegando a San Roque a través
del Lomo Largo, siguiendo por el barranco de las Carnicerías hasta La Cuesta. Desde aquí seguiría su curso hasta llejar
al mar.
Sin oponerse
a esta primera línea de interpretación, diversos autores han señalado la
posible existencia de una entidad "política" menor
encajada entre los menceyatos de Tegueste y Anaga, dentro de cuyos límites
estaría el Barranco del Río: el Achimenceyato de La Punía del Hidalgo. Según
Núñez de la Peña, al repartirse los hijos del Gran Tinerfe sus
posesiones, Aguahuco, hijo bastardo de este, tuvo en suerte la Punta del Hidalgo, término
especialmente pobre a decir del cronista. A
la llegada de los conquistadores, Zebenzuí sería el señor del Achimenceyato destacado, no solo por su valor, sino porque "...era grande
robador de ganado ageno, que a los de Anaga destruía por estar allí cerca, y a los
pastores de los términos comarcanos...". Posteriormente, autores como Viera y Clavijo, Sabino
Berthelot o Eugenio de Sainte Marie,
retomarían las tesis de Nuñez de la Peña, asumiendo como cierta la
posible existencia de dicha entidad aborigen.
Fue el ya mencionado Juan de
Bethencourt Afonso quien, basándose en
fuentes orales, es el primero que intenta darle unos límites bien
definidos al achimenceyato. Según dicho autor, los mismos serían:
"...al Norte con el mar, al
Sur las espaldas de los montes de Las Mercedes, el Drago, etc.. aguas
vertientes; al Este el barranco de las Casas-Bajas que lo separa de Valleseco y una región riscosa hasta el valle de Chinamada; al Oeste el barranco de Las Palmas que lo limitaba con Tegueste...".
Mas
recientemente, Hernández Marrero ha hecho notar, siguiendo las datas de
repartimiento, la difícil adscripción del área de la Punta
del Hidalgo a un menceyato en concreto. Sí por un lado, las datas repartidas en
el menceyato de Anaga no sobrepasan, en dirección a Tegueste el barranco de Taborno, por otro el límite oriental
de este último menceyato desaparece de
la documentación en el barranco de
Juan Perdomo y la montaña de Tejina. Ello nos deja una amplia zona que
abarca desde la Mesa de Tejina hasta la Punta del Hidalgo y desde la costa hasta la cumbre, encajada entre
Tegueste y Anaga, cuya adscripción
"política" no estaría clara. No es una situación única: Arico, Acentejo, Agache, Higan, Chasna o
Geneto son casos similares. Para
dicho autor:
"...Estas
"regiones intermedias" pudieron haber sido unidades territoriales
en proceso de segmentación y/o consolidación de un territorio más amplio o
menceyato, como el de Anega, Güimar o Tegueste. Señalando cierta individualidad
en el territorio, mostrada por un topónimo común, creemos que éstas no
alcanzaron a ser entidades políticas independientes o menceyatos,
o por lo menos no lo eran a la llegada de los europeos..“.
En el caso
concreto de La Punta del Hidalgo; ¿cuáles serían los límites
de esta "región intermedia"?. En la cosía, el topónimo Punta
del Hidalgo despeja cualquier posible duda sobre su ubicación
a estas cotas, constituyendo
probablemente el lugar donde se asentaría de manera permanente la población aborigen. No ocurre lo mismo a
medida que ascendemos, ya que aparentemente desaparece cualquier referencia al mismo. Reducir los límites del
Achimenceyato a las zonas costeras nos parece absurdo ya que, no solo se
opondría frontalmente con lo que llevamos
señalado, en cuanto a que las unidades
políticas aborígenes se articulan de costa a cumbre, sino que además mermaría considerablemente las
posibilidades de abastecimiento del
ganado aborigen, reducido en la práctica a alimentarse de la vegetación costera. Dentro de esta línea de
interpretación, creemos que buena parte del barranco del Río, o por lo
menos desde su desembocadura hasta el
actual área de El Batán, se incluiría dentro de esta entidad territorial.
Podemos
aducir algunos testimonios escritos que avalarían tal hipótesis. En un
arrendamiento de 1530 se habla explícitamente de dicho barranco como del
"...barranco de la Madalena que primero se llamaba de agua del
Hidalgo...". Dicho topónimo se repite en otra documentación
contemporánea consultada, lo cual podría sugerir su inclusión dentro del
Achimenceyato. Igualmente, en un barranco paralelo al nuestro,
denominado por la documentación "barranco del Hidalgo", Gonzalo
de Córdoba se concierta en 1537, con Gonzalo González para que este
le construya un molino de cubo y rodezno dentro de su propiedad. Si
estos topónimos posteriores a la conquista reflejaran la realidad
territorial aborigen
anterior, sería evidente que el Achimenceyato se extendería, al igual que ocurre con otras entidades
territoriales aborígenes, de costa a cumbre.
A partir de
estas consideraciones y a pesar de la escasez de datos, pueden realizarse algunas precisiones
relativas a la forma en que se organizó la explotación del barranco dentro del
modelo económico aborigen. A nivel general, es importante señalar que la economía guanche se basaba fundamentalmente en la
ganadería, con una subsidiaria y muy
rudimentaria agricultura de secano.
Según
Diego Cuscoy y Lorenzo Perera, en Anaga debió desarrollarse una ganadería
específica, similar a la practicada en Teño, que han denominado Regional.
Las condiciones geográficas del macizo, donde se dan una brusca elevación del
suelo, se suceden numerosos y angostos barrancos de gran pendiente,
existe una fuerte humedad a lo largo de todo el año y donde hay un
manto vegetal especialmente rico, permitían a los aborígenes el desarrollo de una ganadería
trashumante de ganado menor, especialmente cabras y ovejas, que no
implicaba traslados estacionales a otras áreas de la isla en busca de pastos frescos. En
sus desplazamientos, ganados y pastores
seguirían rutas forzosamente cortas y ascendentes, de limitado desarrollo vertical, ya que no sobrepasarían la
zona de medianías, que les permitía un aprovechamiento racional de los pastos
de los distintos pisos de vegetación del macizo anaguense.
El registro de especies forrajeras
consumibles por dicho ganado es amplio, dado
que, como ya hemos
señalado, los límites del Achimenceyato
afectarían a diversos pisos de vegetación, proporcionando suficientes nutrientes
para su cabaña ganadera. Desde la costa
hasta los 300 metros
de altura, el ganado aprovecharía la vegetación xerófíla costera, con especies tales como la tisaiga, el
cornical, la vinagrera, amén de diversos tipos de arbustos. El cauce del barranco proporcionaría al pastor indígena un curso de
agua permanente y pasto fresco y
abundante en sus márgenes, siendo el único camino natural que le permitiría subir hasta las
medianías. En ellas, entre los 300 y 500 metros , abundaban
los arbustos perennnes que permiten ramonear al ganado. El bosque de
laurisilva, presente de forma importante a
partir de los 500-600
metros , formaría una imponente barrera natural que
marcaría el limite ascencional del ganado en busca de pasto.
Por último,
debemos señalar que estos diferentes pisos bioclimáticos
permitirían a los guanches llevar a cabo otras actividades complementarias,
tales como la recolección de frutos silvestres o la fabricación de diversos artefactos
derivados de la madera.” (Angel Ignacio
Eff-Darwich Peña, 2005: 17 y ss.)
Escueta la población castellana, residente en la rada,
Fajardo trajo especialistas y materiales de Gran Canaria, trabajando algunos in
situ. En los hornos de la "isla" se coció la primera cal, labrando la
madera el mercader Gonzalo Segura, que mandó para ensamblar las piezas de la
"cepa" de la torre. La barca de cuatro remos, destinada a cargar y descargar
los navíos, llegó de Sevilla con 12 redes de torre, tres serones de cinta y un
chinchorro. El segundo se hizo en Guiniwada (Villa Real de Las Palmas),
aprovechando carcasa, varada en la aldea de San Nicolás. Para abastecer el
plato de la gente, se contrataron dos pescadores, en 1.125 maravedís al mes,
comprando Fajardo, con cargo a la "avería", radicada en Sevilla, uno
de los barcos en que viajó. Debía ser menor, pues lo dieron por 3.370
maravedís. Insuficientes las embarcaciones aportadas voluntariamente, para el
trasiego de materiales, se recurrió al embargo. A 7 de julio, Rodrigo Quintero
hubo de dejar el transporte de azúcar, para servir a la corona. Su carabela se
perdió en la barra de Santa Cruz, el 16 de noviembre. (L. Al.Toledo)
Los ecuderos y peones que habían
participado en la primera entrada y mástarde en la construcción y defensa de
las torres, cuando la fase inicial del segundo desembarco, reclaman su sueldos
al capitán conquistador Alonso de Lugo Carta de comisión Alonso Fajardo, gobernador de Gran Canaria,
para que les administre «entero complimiento de justicia» (inédito)
1496.
El asentamiento de colonos
europeos en el Menceyato de Daute y más concretamente el lugar de Garachico
data de 1496.
Según recoge el historiador Juan
G. Martines: “En fecha en la que el Adelantado Fernández
de Lugo cedió amplias zonas de terreno
en el lugar, a tres banqueros genoveses Cristóbal de Ponte, Viña e Interian, pueden considerarse como fundadores de la Villa de
hoy, quienes prosperaron rápidamente sobre todo por el cultivo de la caña de
azúcar y su exportación, junto a la de los vinos de Icod, por la excelente caleta de su puerto.
El primer templo fue la iglesia de San Pedro, que probablemente existiera antes de 1500; erigida en parroquia en 1514 por el obispo Arce. Le sigue en antigüedad, que no en importancia, la de Santa Ana, cuya edificación se inicia en 1530.
También en el siglo XVI se fundan conventos de franciscanos, dominicos y agustinos, estos últimos con colegio.
Tuvo un destacado desarrollo
económico en la antigüedad dado por el trabajo en los ingenios y el movimiento
del puerto, para cuya defensa se levantó un castillo. Fue la capital comercial
de Tenerife, hasta que en 1706, la
erupción de l volcán de Las Arenas Negras o Garachico,
única de las seis erupciones históricas ocurridas en la isla, destruyó gran
parte de los terrenos agrícolas y su puerto, de gran importancia comercial,
terminando con la prosperidad del lugar.
En 1773, elegido por los vecinos,
tuvo su primer alcalde mayor.
Este bello lugar guarda en sus calles, casonas, conventos e iglesias mucha historia de ahí que cuente con un increíble patrimonio cultural y artístico que la convierte en una de las localidades más interesantes a la hora de visitar en la isla de Tenerife. Garachico ha sido declarado Bien de Interés Cultural en 1994 por el Gobierno de Canarias y está pendiente de su declaración por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad. La Villa posee La Medalla de Oro de las Bellas Artes, concedida en 1980, así como otras distinciones y premios de categoría nacional.
La Villa y Puerto de Garachico fue fundada en 1499 por el genovés Cristóbal de Ponte. En seguida alcanzó notoriedad y riqueza debido en gran parte a su puerto. Prosperá rápidamente y las familias más poderosas se instalan aquí y construyen fantásticas casas y mansiones. Debido a la creciente oleada de piratería se construyó en 1575 el castillo fortaleza de San Miguel.
Castillo de San Miguel. Es una fortaleza de planta cuadrada, cuya fecha de fundación debe considerarse la del 25 de Julio de 1575, cuando la Real Cédula de Felipe II autorizó al alcalde del lugar y más tarde regidor de Tenerife, Fabián Viña Negrón, a llevar a cabo los trabajos de construcción.
La puerta de entrada muestra diferentes escudos: en la zona central, como blasón principal y de mejor talla de todo el conjunto, aparecen las armas heráldicas del emperador Carlos I de España y V de Alemania, usadas también por su hijo Felipe II.
El interior acoge ocasionalmente exposiciones de arte y presenta dos habitaciones espaciosas, cubiertas con bóvedas de medio cañón.
El conquistador Fernández de Lugo declaró a Garachico capital de Daute (nombre con el que se conoció el menceyato que los aborígenes dieron a la comarca de El Tanque, Los Silos, Buenavista y Garachico) a principios del siglo XVI. Con la erupción del volcán de Trevejo en 1706 la floreciente actividad mercantil entró en declive. El auge de los puertos de La Orotava y de Santa Cruz, hicieron que Garchico perdiese importancia como referencia portuaria y mercantil.Pero Garachico siempre ha sido famoso por su puerto, sus casas, sus vinos dulces, sus cultivos y por lo variado de su territorio. Conventos, Iglesias y palacios... destacan el viejo castillo de San Miguel, junto a la piscina natural del Caletón, verdadera maravilla de la naturaleza. La piscina natural de El Caletón está formada por las caprichosas formas que el magma del volcán Trevejo dejó en su contacto con el agua del mar. Esta piscina natural es un lugar realmente sorprendente para el turista que puede bañarse rodeado de un entorno magnífico.Otro punto de interés es el convento y la iglesia de San Francisco. Destacan las balconadas y el depurado trabajo de gárgolas y columnas. La iglesia presenta una fachada elegante y austera y planta de cruz latina. La capilla mayor posee un artesonado mudéjar; en el retablo mayor podemos ver la imagen de Nuestra Señora de la Luz, una de las tallas más antiguas de Garachico, encontrada en 1525 en las costas del sur de la Isla por un pescador. Actualmente es la Casa de la Cultura y alberga la Biblioteca Municipal, el Archivo Municipal, el Museo de Ciencias Naturales, el Museo de la Historia Local y sala de exposiciones.
Si queremos descansar un rato o
simplemente queremos charlar con los amables vecinos de Garachico la plaza de Juan Gonzáeles de la Torre es nuestro lugar. El
parque de la antigua Puerta de Tierra tiene como antesala la plaza de Juan González de la Torre. Este parque conserva la
estructura pétrea que tenía como fin controlar a los pasajeros y mercancías que
entraban y salían por el puerto. Su antigüedad se remonta a los inicios del
puerto de Garachico. En los jardines
existe un viejo Lagar que pertenece a la hacienda de San Juan Degollado, y se
ha creado el llamado Rincón de los Poetas con un busto de Rafael Alberti.
El Convento de Santo Domingo de Guzmán se encuentra situado sobre un altozano, viniendo desde Icod de los Vinos. Sobresalen los siete balcones del segundo cuerpo, que descansan sobre ménsulas de forma bulbosa. La entrada del convento nos conduce a las instalaciones actuales, que acogen al Hospital Residencia de Ancianos. La iglesia se construyó sobre la primitiva ermita de San Sebastián y fue respetada por la erupción volcánica de 1706 debido a su situación. La capilla ha sido acondicionada como Auditorio municipal y Museo de Arte Contemporáneo.
La Iglesia de Santa Anta se corresponde a la segunda década del siglo XVIII. La fachada, de gran elegancia, combina elementos platerescos y renacentistas. En la Capilla Mayor se exponen: un magnífico crucificado de Martín de Andújar que representan a San Joaquín y a Santa Ana. En la parte superior del retablo del Cristo de la Misericordia aparecen tres pinturas del siglo XVII atribuidas a Murillo. Destacan además el retablo de la Capilla del Santísimo con una imagen de San Francisco, de principios del XVII; la Pila Bautismal perteneciente al barroco, del siglo XVII, y una custodia procesional del siglo XVI procedente del convento de Santa Clara.
Este es un pequeño resumen de otros monumentos que no debemos perdernos en Garachico: Convento de las Concepcionistas. Tiene un monumental retablo barroco de la primera mitad del siglo XVIII, en cuya hornacina central destaca la imagen de la Concepción (siglo XIX). También tiene una talla de San Diego de Alcalá, obra andaluza del siglo XVII. Convento de Santo Domingo. Corresponde a la primera mitad del siglo XVII y en su fachada se pueden ver originales elementos platerescos. Su iglesia sirvió como cementerio en el pasado. Iglesia de San Pedro. Edificada a finales del siglo XV, conserva una talla de La Concepción (escuela flamenca del siglo XVII) y una magnífica lámpara de plata. Ermita de San Roque. Data de finales del XVI y reedificada en el XVIII, tiene una talla de Las Mercedes del siglo XVIII. Asilo de ancianos. Ubicado en la plaza de Santo Domingo. Fue un convento dominico y tiene una imagen de Santo Domingo de Guzmán.
Garachico es la joya de la isla. ¿Por qué? Hay muchas y variadas razones. Aparte de ser un increíble compendio de monumentos, religiosos y civiles, y tradiciones (como la romería de San Roque), sus gentes son hospitalarias y nos abren sus puertas con los brazos abiertos. Disfrutaremos de la tranquilidad, paz y sosiego que se respira en toda la comarca. Podemos refrescarnos en un entorno sin igual: las piscinas naturales del Caletón. Si nos gusta la pesca disponemos de sitios adecuados como La Puntilla, La Gaviota, La Crucita, El Jurado... ¿no les apetece todavía visitar este hermoso lugar? Ustedes se lo pierden. (Juan G. Martínez. Gulliveria. Diciembre 2005.)
1496. El territorio de Icod constituyó el menceyato de Icoden,
rigiéndole en el momento de la invasión y conquista Belicar, que asímismo
sometido, le fue impuesto bautismo por el rito católico, bautizado con el
nombre de Blás Martín. Residía en las cuevas de Artaos, (Sanguiñal) las que
fueron donadas con dos fanegas de tierra al canario conquistador Pablo Martín
Buendía, como consta en el título 16 de Mayo de 1503, folios 40 y 48 y libro 21
original, cuaderno 18 folios 18 y 35.
1496. Una vez pactada las denominadas paces de Los Realejos,
Pelinor creyó estar a salvo de los desmanes de los invasores ya que él había
contribuido a la invasión aliándose con los mismos. Poco tiempo tardó en darse
cuenta de error y del poco honor que daban los invasores a sus compromisos
aunque estos hubiesen sido contraídos en nombre de su dios. Su menceyato fue
uno de los primeros en ser victima de la insaciable sed de rapiña del
mercenario esclavista Alonso de Lugo y su horda de mercenarios. Según Arribas.
“Fué Adeje no solo uno de tantos Menceyatos que se formaron con motivo de la
rebelión que mermó a Tinerfe el grande su poder omnímodo sino el centro mismo
de éste. Quedó el gran Tinerfe reducido á este menceyato, pues su cuarto hijo
Albitocazpeyel fué el único que no se rebeló, por lo que heredó pacíficamente
el territorio; sucedióle su hijo Pelinor, que bautizado se llamó Diego de
Adeje, siendo su padrino Don Diego de Muros, obispo de Canarias.
Fué por los españoles muy
considerado y no por eso dejó de tener que ir á Berbería con sus parientes más
cercanos, donde parece que murió. Su mujer apadrinada por el dicho Obispo tomó
el nombre de Catalina Murillo.
Hubo repartos de tierras y además
se le concedió Don y el escudo siguiente de armas: "En campo de oro dos
palmas verdes cruzadas con una corona encima, de oro; aliado derecho una R y al
siniestro una D; en la parte media del escudo dos rejas abiertas por medio y en
cada lado tres ovejas blancas por la parte de adentro y al pié dos lobos
blancos con collares rojos". Hubieron los hijos siguientes:
12 Fernando Díaz (alias Alonso)
fue uno de los que confirieron poder para no ir á Berbería por ante Vallejo en
1512 fólio 715; siguió un pleito contra el Adelantado sobre la pertenencia de
200 cabras, que se tranzó. Véase para saber de esta familia, un documento de la
partición de bienes entre sus hijos, ante Antón Martín en Garachico el año 1533
en 15 de Septiembre, como así mismo el testimonio de 1541 ante el referido
escribano.
22 hijo fué María de Lugo,
tomando el apellido de su padrino el Adelantado, á la que dotó; casó primero
con Diego de Adeje su tío y en segundas
nupcias con Andrés de Llarena, indígena de Güimar. Fueron hijos del D. Diego referido;
12 Alonso Díaz Llarena. -22 Márcos Díaz. -32 Fernán Pérez. - 42 Diego Díaz. -52
Juan de Regla que casó con Luisa Delgado. -62 Isabel Pérez que casó con Juan
Doramas e1 2º. -Hijos del segundo matrimonio ósea de Andres Llarena; 12 Andrés
de Llarena e12, casó con Margarita González. - 22 María Diaz, casó con Juan
Gaspar. 3er hijo fue Isabel Díaz y Pérez y fueron hijos; 12 Juan Díaz. -22
Estéban. -32 Alonso, casó con María Trujillo. -Anna Roquesa, casada con Pedro
Hernández. -52 Ángela Gómez. -62 Melchora Bonilla. -72 Julián Gómez. -82 Isabel
Díaz, monja en Garachico.
Los nobles y plebeyos del
distrito de Adeje separadamente con fecha 8 de Enero de 1511 dirigen al
Adelantado la siguiente petición firmada por Andrés de Güimar, D. Pedro, y D.
Alonso, hijos del Mencey de Adeje, Francisco de Aponte, Alonso de Bonilla,
Fernando de Ossorio y Juan Delgado, indígenas. Solicítase que en atención á
haberse mandado por pregón que todos vengan á vivir á poblado en el término de
seis meses y digan donde oyen misa, se revoque la orden, por ser corto el plazo
y tener mujeres é hijos, ó se amplíe; y pidiendo además que en atención á que
en Icod y Daute todo el territorio son heredades, se les señale la antigua
corte de Adeje por residencia. El
original existe en el oficio
1º de cabildo. Otra solicitud se halla
así mismo en dicho año dirigida al consistorio de Tenerife por Guanches y
Gomeros, en el que se expresan todos los guanches que hay en la isla y donde
oyen misa; y apelan porque de Adeje pocas veces pueden venir por impedírselo
sus ganados. (B. de la S.E.A. del P.)” (Cipriano de Arribas y Sánchez; 1993)
1496. Según Arribas en la época de la invasión europea de la isla
Chinech (Tenerife): “El Mencey de Abona, tenía su residencia habitual en
Vilaflor en el territorio de Adjoña. Ocupó este reino el tercer hijo de Tinerfe
llamado Adguajoña, sucediéndole á su muerte su hijo Adjoña, que luego bautizado
llamóse Gaspar Hemández y su mujer Catalina Francisca zapata. Recibió sus
correspondientes repartos. Pasó á combatir á Berbería. Hubieron los hijos
siguientes:
11 Juan Gaspar, casó en primeras
con Maria Díaz y en segundas con María Benítez. -21 Catalina Gaspar casó en
primeras con Alonso González y en segundas con Rodrigo Pérez. -3º Anna
Hemández, -41 Elvira Hernández casó con Juan Romano. -51 Juana Hernández entenada
del Rey. Adjoña volvió de Berbería falleciendo en Candelaria donde residía.”
(Cipriano de Arribas y Sánchez; 1993)
1496.
Los
Reyes Católicos pusieron fin al proceso de conquista de las Islas Canarias en
1496. Ese proceso había comenzado dos siglos antes como parte de la expansión
catalana y mallorquina por el mar durante el siglo XIV, que había llevado a
navegantes de esas tierras, junto a marineros italianos, a las islas Canarias;
no persiguieron su conquista al no encontrar interés económico suficiente para
hacerlo.
El
verdadero proceso de conquista lo inició el francés Juan de Béthencourt en
1402, y se prolongó durante todo el siglo XV por la dura resistencia de sus
habitantes.
Los habitantes de la isla eran los guanches, pueblo sedentario, que a la llegada de los navegantes europeos se encontraban a un nivel de cultura poco avanzado, pues no conocían los metales. Vivían fundamentalmente de la ganadería.
Los habitantes de la isla eran los guanches, pueblo sedentario, que a la llegada de los navegantes europeos se encontraban a un nivel de cultura poco avanzado, pues no conocían los metales. Vivían fundamentalmente de la ganadería.
La
conquista y organización de Canarias se presenta como un ensayo de lo que
después sería la conquista de América. Los habitantes fueron obligados a
convertirse al cristianismo, se produjo el mestizaje con la población aborigen
y se destruyó casi completamente la cultura guanche. Aunque no se puede hablar
de desaparición de la población aborigen, si parece que hubo un descenso
considerable, probablemente de más de la mitad, provocado por las enfermedades
que llevaron los europeos, desconocidas en las Canarias, y por la esclavitud a
la que se vieron sometidos por los colonizadores castellanos, a pesar de las
prohibiciones de los reyes y del Papa. A falta de mano de obra, los
colonizadores importaron esclavos del Norte de África, que fueron los que luego
se mezclaron con la población de la isla.
“Hemos
cogido y muerto gran cantidad de ellos y hemos cogido mujeres y niños..., y la
intención es, si no hallamos otro remedio, que matemos a los hombres del
país...; y conservaremos a las mujeres y niños y los haremos bautizar y
viviremos como ellos, hasta que Dios disponga de otra manera.”
Gadifer de la Salle (1340–1415), soldado francés de origen
normando que intervino en la conquista de Canarias junto a Juan de Bethencourt.
Fue
en las Islas Canarias donde Colón hizo la escala que le condujo a las islas del
Caribe. De Palos de la Frontera pasó en Gran Canaria, y salió de la Gomera
camino a las Indias.
La
exploración y conquista de las islas Canarias fue una parte de la expansión
europea en los siglos XIV y XV. Podemos distinguir dos fases en dicho proceso:
1496. El Mencey de Daute que gobernaba este distrito al tiempo de
la conquista se llamaba Romén, después del bautismo Diego Ibaute, el que casó
con Barbola García en primera nupcias y en segundas con Juana González la
hidalga natural de la punta de Anaga y fueron sus hijos: 1º Luís Ibaute y 2º
Gonzalo Ibaute que casó con Francisca Delgado.
El Romén testó ante Sebastián
Pérez en 1516 fólio 740. El Luís murió soltero y el Gonzalo testó ante Miguel
García en 1528 fólio 347 y dejó los hijos siguientes: 1º Catalina González que
casó con Juan Afonso. -2º Juana González que casó con Francisco Díaz. -31
Cristóbal González casado con Inés Delgado. -41 Isabel González que casó con
Bartolomé Hernández. 51 Francisco González.
1496. La Villa de La Orotava en Chinech
constituía parte del Menceyato de Taoro, uno de los nueve reinos guanches en
que se encontraba dividida la isla de Chinech (Tenerife) hasta 1496, año en que
los castellanos dieron por finalizado el proceso de invasión y conquista de la
isla. A partir de entonces el esclavista y conquistador Alonso Fernández de
Lugo inició el reparto de tierras y aguas como botín de guerra entre los
mercenarios beneficiarios de la invasión y conquista así como entre colonos y mercaderes que habían prestado el
dinero para la opración, hecho que originó múltiples conflictos, dados los
intereses creados en torno a un territorio caracterizado por la fertilidad de
sus suelos y por la abundancia de sus aguas.
Al igual que sucediera en las islas de
Tamaránt (Gran Canaria) y Benahuare (La Palma), en el caso del reparto de las
tierras usurpadas de Taoro se sucedieron ante la Corte de Castilla y Aragón la
las reclamaciones por parte de gran cantidad de beneficiarios de los despojos
del botín de guerra, que denunciaban las irregularidades en la distribución
establecida por el Adelantado.
1496.
Nombrado gobernador de Gran Canaria, Lope Sánchez de Valenzuela pasó por la
"isla" para recoger a García de Burgos, nombrado escribano de las
"cosas de Berbería" y a María de Almunycar, interprete, quizá la
morisca que fue lavandera en la Torre de Santa Cruz de la Mar Pequeña, en 1496.
Habiendo ofrecido el "reino de Vutata", en el Cabo de Aguer,
vasallaje a la Católica, fueron a recibirlo en Tagaoz. (L.A. Toledo)
1496. Sucede en el obispado de Canarias don Diego de Muros, natural de la villa de Muros
de Noya, en Galicia (España), de la cual tomó el apellido, siendo deán de
Compostela al ser elevado a la dignidad de obispo de Canarias. Cuando llegó a
Wniniwada (Las Palmas) se hallaba ya conquistada la isla de Chinet (Tenerife,)
en cuyo repartimiento se le asignaron ciertos terrenos que luego donó a las
iglesias de la Concepción de Eguerew (La Laguna,) Puerto de Añazu (Santa Cruz)
y Santiago del Realejo.
Su primera diligencia fue
celebrar sínodo en su Catedral, siendo el primero que tenía lugar en la colonia
desde la creación de la diócesis.
Las constituciones aprobadas dan
una idea exacta del estado moral de la colonia en aquella época y llevan la
fecha de 23 de octubre de 1497. Mandábase en ellas abrir en cada parroquia
libros de bautismos, expresando en cada asiento el día, mes y año, los nombres
del bautizado y los de sus padres, abuelos y padrinos. Fundado en la poca gente
que había en las islas y en la necesidad de disminuir los impedimentos de
pa-rentesco espiritual, se ordenaba que sólo asistiesen como padrinos una
persona de cada sexo.
Se prohibían los desórdenes que
llevaba consigo el derecho de asilo en los templos, y se prevenía a los
párrocos, so pena de 4 florines de oro del cuño de Aragón, que remitiesen
anualmente al obispo un padrón de los vecinos de su feligresía, Con nota
expresiva. de los que habían cumplido con el precepto pascual y de los que no
lo hubiesen hecho,; para lanzar a estos últimos del seno de la Iglesia como
excomulgados. Disponíase, además, fijar en cada parroquia un pergamino en el
cual estuviesen escritos para ins-trucción de los fieles los artículos de la
fe, los sacramentos y mandamientos, los siete pecados mortales, las obras de
misericordia, las virtudes cardinales y teológales, los dones del Espíritu
Santo, los cinco sentidos y los casos reservados al obispo, que eran: homicidio
voluntario, perjurio en juicio, procurar aborto, matrimonio clandestino,
retención de diezmos y primicias y sentencia de excomunión.
En otra constitución, ordenaba
que el cura de cada parroquia o su sustituto tuviese en su iglesia otro clérigo
o sacristán docto que enseñase a los niños a leer, escribir y contar y les
explicase la doctrina cristiana, la obediencia a sus padres y el ejercicio de
las buenas costumbres, amonestando a los vecinos con la obligación en que
estaban de enviar a sus hijos a la iglesia para recibir en ella esta
instrucción primaria.
Prohibíase a los presbíteros,
diáconos y subdiáconos y a los clérigos de órdenes menores llevar coletos,
debiendo usar el cabello redondo hasta media oreja, hábito muy modesto y ropas
ni muy cortas ni coloradas, ni verde claro, ni zapatos blancos, ni borceguíes,
salvo con zapatos encima, ni cintos dorados, ni plateados, ni seda, excepto en
los forros de los capirotes. No se permitía a los mismos llevar luto por nadie,
ni dejarse crecer la barba más de un mes, y se les prevenía, inclusos canónigos
y racioneros, aparte de sí las concubinas públicas.
Firman estas constituciones el
mismo don Diego de Muros, bajo la rúbrica de Obispo Canariense y Rubicense, y
los canónigos Pedro López y Alfonso Samarinas, autorizándolas el notario
eclesiástico Alfonso de Esquivel.
Al año siguiente vemos al
infatigable prelado dar principio a su visita pastoral, empezando por el
Cabildo y siguiendo por Telde y Agüimes, cuyo señorío defendió con notable
entereza de las invasiones de la jurisdicción real; trasladándose luego a
Tenerife, recorriendo sus nacientes pueblos, deteniéndose algún tiempo en La Laguna y creando algunas
iglesias parroquiales en sus principales centros de población.
Imagen: Cueva del Lino, Batán de Abajo. Tomada de: www.nuestraisla.com/
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