La Corona española aprobó un real decreto (ley) oficialmente llamado la Real Cédula de 25 de mayo de 1678, medida draconiana que sometió a los canarios a una incruenta regulación, conocida entre los historiadores como el “tributo en sangre”,Los canarios siempre hemos sido moneda de cambio a favor de los intereses de la metrópoli, principal beneficiario en el existente comercio entre Europa y América.
El tributo de sangre consistía en envíar a cinco
familias con cinco miembros cada una de ella por cada cien toneladas que
salieran de las islas para ser exportadas a America, era un precio a pagar para
no depender de Sevilla, y tener un trato directo con America., se trataba de un
crédito fiscal, que devenga en beneficio de los ricos terratenientes españoles,
eximirlos de impuestos a las importaciones españolas, siempre que
proporcionaron cuerpos para poblar las colonias. también era la forma de
apretar la tuerca al dominio colonial que tenían sobre las islas. Es por ello
que también se crea una política de migración donde mas de quince mil canarios
tuvieron que irse aunque se ha podido saber que ningún fue de manera obligado a
trasladarse por la fuerza. Y que realmente fueron personas desarraigadas y
pobres sin conexiones en América, que vieron en el pasaje gratis y la concesión
de tierras el sueño para poder convertirse en hacendados. Completaban las
familias mujeres solteras, sobre todo las que tenían hijos ilegítimos. Otros
canarios viajarían por su cuenta, ayudados por redes de parentesco o de
vecindad, que los introducían en medios como el venezolano o el cubano con
grandes expectativas de éxito. Muchas de estas familias canarias contribuyeron
con su esfuerzo al progreso de las nuevas tierras que fueron a poblar,
“isleños”, sinónimo de mujeres y hombres de marcado carácter contra la
adversidad.
María
Gómez Díaz. Junio de 2015.
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