martes, 30 de junio de 2015

Retazos de Historia Canaria



EN TIEMPOS DE LA CONQUISTA

Gran Canaria –Recopilación histórica.

MARIN DE CUBAS (1694) dice en su obra “Historia de las Siete Islas” de  Canaria:

”Es Canaria de muchos montes, árboles, fuentes, arroyos, y por donde  quiera hay mucha agua, y riscos muy puntiagudos; tiene de largo 12  leguas, de ancho 11; tiene muchas aves silvestres, ganado, árboles  silvestres, salvo higueras que tiene muchas, por fuera blancos y  dentro colorados, diferentes en mucho a los de España el fruto de
ellas; sus moradores son muchos y diestros en la pelea; abundan en  todo género de legumbres y granos, miel silvestre de abejeras en  grutas de los riscos que suelen destilar para ellos”

”Andan sus moradores desnudos menos la cintura que cubren de cierta  esterilla de palmas, son grandes nadadores y corredores, diestros en  saltar y bailar. Lábranse los brazos con ciertas pinturas a fuego, el  cabello largo acogido en trenza a la parte de la espalda y es a modo  de guedeja que cuelga del capote, la barba crecida en punta y otros 
rapados cabeza y barba; es gente hermosa, bien ajeitada (sic), fuerte y  robusta, las narices pequeñas, ojos grandes; las mujeres son aseadas  más que otras, visten pieles de gamuza y badanas teñidas con levase  hasta los pies; sus ganados son cabras, puercos, ovejas sin lana, que  es un género que en África usan mucho, y perrillos salvajes más
pequeños que los lobos. Danse los riegos, mas que con poco beneficio.

Tiene la Isla muchas poblaciones que se ven del mar”

Había grandes poblados de cuevas artificiales y sobre todo, viviendas  de superficie construida de forma circular con techo vegetal, formando  verdaderas estructuras urbanas.

SU VIDA SOCIAL, POLÍTICA Y RELIGIOSA

La isla estaba dividida en varios “guanartematos” o regiones  independientes:
Galdar (especie de capital levase), Telde, Artiacar, Arucas, Agaete,  Artebirgo, Aquezata, Tejeda y Tamaraceite.

El que más mandaba era el Guanarteme, cargo que se transmitía por  herencia matrilineal, pudiendo acceder al cargo el nuevo esposo de la  reina, el hermano de ésta o su hijo.

Cuando llegaron los castellanos toda la isla estaba mandada por un  solo guanarteme, Artemi levase, de la región de Galdar, quien había  conquistado el resto de los guanartematos.

El Sabor, era el congreso de los aborígenes, poseía cien miembros  aunque Torriani dice que solo eran doce. Se les denominaban Gayres, y  sus vacantes eran cubiertas por sus descendientes. Tenían el  privilegio de acostarse con las vírgenes y éstas no podían contraer  matrimonio sin haber cumplido esta ley, si quedaban embarazadas del
noble, la joven o el hijo adquirían automáticamente la calidad de  noble. El Sabor nombraba al Faycan, hacían juicios, atendían asuntos  religiosos y planificaban la economía.

Los nobles no podían pelear con alguien de clase inferior, y cometían  un grave delito si cortaban carne de un animal, tenían prohibido  ordeñar cabras y guisar comida, se teñían el pelo de rubio y sus  vestidos les distinguían del resto de la población. Acostumbraban a ir  a las casas de recreo donde comían, cantaban y bailaban y luego iban a
bañarse juntos al mar.

Los plebeyos, iban descalzos, y tenían cabello corto, barba rapada y  una piel sin costuras como vestido.

En la escala inferior estaban todos aquellos que tocaban la sangre,  carniceros, embalsamadores y verdugos.

La mayoría de las crónicas hablan de monogamia en las relaciones entre  los habitantes de Gran Canaria, Abreu Galindo cita a Pedro Luján  diciendo que cada mujer tenía cinco maridos y Escudero especifica que  eran cinco las mujeres que tenía cada hombre. El Guanarteme sólo podía  casarse con la viuda de su hermano o con su prima hermana, incluso si  eran viejas. Los Guayres y el resto de los hombres se casaban con  primas segundas o primas terceras a fin de evitar matrimonios  demasiado cercanos.


SUS DIOSES

El sol, ACORAN, dios supremo creador.

Los espíritus de los antepasados, los cuales prestaban un servicio de 
ayuda a los parientes.

Dioses menores tutelares, casi todos femeninos, se representaban con  vientres abultados, senos, sexo, sin rostro.

Los Tibicenas, espíritus demoníacos con formas de perros lanudos que a  veces eran vistos saliendo del mar.

Las Harimaguadas, grupos de mujeres de la nobleza que eran instruidas  en los misterios de la religión, con rostros pálidos pues permanecían  encerradas y sólo salían para asistir a actos religiosos y cuando se  casaban.

SUS MOMIAS

Una de las características de los aborígenes canarios es que  enterraban a sus muertos tras momificarlos. Se depositaban los cuerpos  en cuevas naturales o artificiales, en túmulos. Las momias encontradas  tienen el cuerpo cubierto por una vestimenta de juncos o pieles,  muchas veces acompañadas de los objetos más utilizados en vida.
Hay casos en que los cuerpos están introducidos en un ataúd, como en  los enterramientos de Juan Tello, Arteara, Maipez, Mogán, Gáldar o  Guayadeque.


La conquista continuó sin progresar y los Reyes llamaron a un señorito  de Jerez llamado Pedro de Vera, nombrándole Gobernador de Gran  Canaria. Tan pronto llegó, encarceló a Juan Rejón y lo envió de vuelta  a casa.

Otra medida de Vera, fue deshacerse de los canarios que vivían  alrededor del campamento.

Su primer objetivo fue Galdar, la aguerrida capital isleña. Doramas  (caudillo del pueblo, con intención de hacer frente a los invasores)  le salió al paso y desafió a Pedro de Vera y retó a un combate  singular al más fuerte de los españoles. Salió un hidalgo llamado Juan  de Hoces y Doramas lo mató. Pedro de Vera, dejando a un lado su
palabra, se dirigió a caballo hacia el isleño, “Doramas le tiró un  susmago, el cual rebatió con la adarga y se la pasó y, ladeando el  cuerpo, pasó de largo no hiriéndole el susmago; y procuró juntarse  más, para tirarle otro el Doramas; y Pedro de Vera bajó como pudo el  cuerpo, y el susmago pasó por alto. E, hiriendo de las espuelas al
caballo, arremetió con Doramas; y diole una lanzada que hirió  malamente por un lado. Íbale a dar otra, y Doramas hizo señal de  rendirse. Los canarios, como vieron caído a Doramas, arremetieron con  gran furia, ímpetu y rabia contra los cristianos, donde hubo una bien reñida pelea, porque estaba allí la fuerza y flor de los canarios; y  murieron allí muchos de ellos, y los demás se fueron retrayendo la  cuesta arriba”.

Tras muchos e infructuosos intentos anteriores, los Reyes Católicos  decidieron que Gran Canaria debía ser conquistada para evitar que los  portugueses lo hicieran. Por este motivo enviaron a Juan Rejón,  capitán aragonés, con una escuadra y desembarcó en la Isleta (hoy  parte de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria), montando su  campamento (“El Real de Las Palmas”) donde actualmente se encuentra la
catedral. Los canarios atacaron en varias ocasiones, pero fueron  derrotados.

Rejón fortificó su campamento, pero desavenencias con Bermúdez, un  deán que él mismo llevó a la isla, le causaron problemas y fue llevado  prisionero a la Corte. Consiguió la libertad y volvió, decapitando al  nuevo gobernador y desterrando a Bermúdez a Lanzarote.

Su primer objetivo fue Galdar, la aguerrida capital isleña. Doramas  (caudillo del pueblo, con intención de hacer frente a los invasores)  le salió al paso y desafió a Pedro de Vera y retó a un combate  singular al más fuerte de los españoles. Salió un hidalgo llamado Juan  de Hoces y Doramas lo mató. Pedro de Vera, dejando a un lado su
palabra, se dirigió a caballo hacia el isleño, “Doramas le tiró un  susmago, el cual rebatió con la adarga y se la pasó y, ladeando el  cuerpo, pasó de largo no hiriéndole el susmago; y procuró juntarse  más, para tirarle otro el Doramas; y Pedro de Vera bajó como pudo el  cuerpo, y el susmago pasó por alto. E, hiriendo de las espuelas al
caballo, arremetió con Doramas; y diole una lanzada que hirió  malamente por un lado. Íbale a dar otra, y Doramas hizo señal de  rendirse. Los canarios, como vieron caído a Doramas, arremetieron con  gran furia, ímpetu y rabia contra los cristianos, donde hubo una bien  reñida pelea, porque estaba allí la fuerza y flor de los canarios; y  murieron allí muchos de ellos, y los demás se fueron retrayendo la  cuesta arriba”.

Muerto Doramas, los canarios se refugiaron en las montañas donde a  modo de guerrilla hostigaban a los castellanos.

Un suceso nefasto para los canarios…, el Guanarteme de Gáldar,  Tenesor Semidán, fue encontrado en una cueva con varios de los suyos  por los conquistadores no quedándole otra alternativa que entregarse.

Pedro de Vera lo envió como trofeo a los Reyes Católicos, quienes lo  bautizaron como Fernando Guanarteme.

Pedro de Vera, lanzó una fuerte operación bélica hacia el sur de la  isla (Tirajana y levas) y hacia el Norte y centro (Bentayga y  Tejeda). En Bentayga fracasó y hubo de retirarse. En levas venció y  se entregaron pero el jefe, Tasarte, “Púsose, pues, al borde del  risco, y, dando voces: ¡¡Atistirma, Atistirma!! (llamar a  Dios), se dejó caer y desriscar (sic).

Pero faltaba el Sur de la isla.

El afamado cronista del siglo XV, Alonso de Palencia, añade a la  historia de los aborígenes canarios un importante y honroso pormenor:

que Tirajana era con Tirma los dos refugios sagrados de los  aborígenes, donde éstos habían edificado templos para sus ritos,  ceremonias y sacrificios.

En la decisiva etapa de la conquista de la Isla de Gran Canaria por  los castellanos, Tirajana va a desempeñar un importante papel a todo  lo largo de las operaciones bélicas, según ha expuesto el prestigioso  historiador, Antonio Rumeu de Armas.

En Agosto de 1479 una importante expedición militar, acaudillada por  el obispo Juan de Frías y el capitán de la mar Pedro Hernández Cabrón,  sufrió un serio descalabro en los alrededores de LA CALDERA, por obra  de los valientes e indómitos aborígenes tirajaneros. Los castellanos  experimentaron cuantiosas pérdidas en muertos y heridos; al mismo  tiempo que revestía circunstancias trágicas la difícil retirada. La  batalla se dio el 24 de agosto, festividad de San Bartolomé, cuya  protección invocaron los soldados en derrota. Éste es el motivo del  culto y devoción al apóstol y del coatronazgo sobre la Villa.

En Agosto de 1479 una importante expedición militar, acaudillada por  el obispo Juan de Frías y el capitán de la mar Pedro Hernández Cabrón,  sufrió un serio descalabro en los alrededores de LA CALDERA, por obra  de los valientes e indómitos aborígenes tirajaneros. Los castellanos  experimentaron cuantiosas pérdidas en muertos y heridos; al mismo  tiempo que revestía circunstancias trágicas la difícil retirada. La  batalla se dio el 24 de agosto, festividad de San Bartolomé, cuya  protección invocaron los soldados en derrota. Éste es el motivo del  culto y devoción al apóstol y del co patronazgo sobre la Villa.

Dos años después, en otoño de 1481, el capitán-gobernador, Pedro de  Vera, envalentonado por los primeros éxitos militares, organizó una  segunda operación de castigo y despojo contra el VALLE DE TIRAJANA.


Pero, con idéntico indomable tesón, los naturales le embistieron por  vanguardia, retaguardia y flancos, obligándole a emprender la  retirada, no sin dejar el escenario sembrado de cadáveres.

Ansite, una gran fortaleza natural ubicada en Tirajana. Allí los  canarios se habían hecho inexpugnables. Pedro de Vera trajo a la isla  a todos los hombres disponibles desde las islas de Lanzarote,  Fuerteventura y la Gomera, para lanzar una gran ofensiva. Avanzó con  todo este ejército hasta el pie de esta fortaleza. Seiscientos hombres  aborígenes y más de mil mujeres y niños intentaron resistr. Fernando  Guanarteme intentó convencerles de que se rindieran y sólo recibió  insultos por traidor, pero persistiendo en el empeño logró  convencerles prometiéndoles buen trato. La mayoría se entregó, excepto  Bentehuy, el hijo del guanarteme de Telde y el Faycan, que levase
hacia un gran precipicio “y, llamando a Atis-tirma, abrazados se  dejaron caer y desriscaron, sin poderlos estorbar que no muriesen. Lo  mismo hicieron otras dos mujeres, en otro risco, que hasta hoy se dice  el Risco de las Mujeres”.


-“Déjanos morir con honra… Canarias existe: mírala en píe sobre  estos roques”- contesta el Guanarteme (rey) BENTEJUI a su tío y  anterior rey Fernando Guanarteme, enviado por los conquistadores  españoles para pactar la rendición de los canarios asediados en  ANSITE. Los asediados aceptaron los consejos de su antiguo rey y
Bentejuí se suicidó arrojándose al precipicio: ¡ATIS TIRMA!

Dos años después, en otoño de 1481, el capitán-gobernador, Pedro de  Vera, envalentonado por los primeros éxitos militares, organizó una  segunda operación de castigo y despojo contra el VALLE DE TIRAJANA.


Pero, con idéntico indomable tesón, los naturales le embistieron por  vanguardia, retaguardia y flancos, obligándole a emprender la  retirada, no sin dejar el escenario sembrado de cadáveres.

La suerte estaba echada, y el reloj de la historia marcaba la hora  fatal de la derrota. Los tirajaneros, diezmados por la superioridad de  las armas y abatidos por la miseria y el hambre, capitularon un 16 de  marzo de 1485, según el testimonio del cronista Valera.

Un mes más  tarde, para ser más exactos el 29 de abril, día de San Pedro Martir,
humillaban la cerviz, en Las Palmas, la capital ante las autoridades  metropolitanas.

La conquista había terminado.

LA COLONIZACIÓN

Se dividió la isla en tres “beneficios”, Las Palmas, Telde y Galdar.  Pedro de Vera, constituyó el Cabildo, máximo órgano de gobierno de la  isla, con doce consejeros y se dictaron las primeras ordenanzas.

Se repartieron las tierras y el agua entre los conquistadores y  dejaron algo para los canarios que colaboraron en la conquista.

Como no había ni oro ni plata, se pensó en rentabilizar la conquista  con la agricultura, por lo que se importó caña de azúcar desde Madeira  y éste se convirtió en el primer monocultivo de la isla.

Los aborígenes se dedicaron a la agricultura, a la ganadería y a la  apicultura, además de entrar en unidades del ejército participando en  la aventura americana. También fueron llegando colonos castellanos,  andaluces, portugueses, judíos, etc., fueron asentándose alrededor  del “Real de Las Palmas y en 1515 obtiene el título de Cuidad Noble de
la reina Juana La Loca, hija de los Reyes Católicos. Con el éxito  comercial de la caña de azúcar por su excelente calidad, Canarias  empezó a ser conocida en Europa como “Islas del Azúcar”

En 1485 se instaló en Las Palmas el obispado de Canarias, se fundó en  la isla el Tribunal de la Santa Inquisición una de sus primeras  actuaciones fue terrorífica: 6 personas fueron quemadas vivas por el  simple hecho de comer carne un viernes.

En 1759, reinando Carlos III, rey de Nápoles, la economía fue de mal en peor. Se intentó sin éxito cambiar la Audiencia de Las Palmas a  Tenerife. La cantidad de mercancía a exportar a América se amplió,  aunque tuvo que ser pagado un duro precio: enviar cincuenta familias  canarias a Florida, Montevideo y La Española. En 1778 por fín el  comercio americano era libre.


En 1787, se fundó el Seminario Conciliar en cuyas aulas se formaron  liberales de la talla de Graciano Afonso o de Gordillo. El Museo  Canario se fundó en 1789.

En el siglo XVIII en Canarias aún existían esclavos y su posesión era  tenida como signo de grandeza.

En 1823 se creó la Provincia Canaria cuya capitalidad se ubicó en  Santa Cruz de Tenerife, lo que obligó a Las Palmas a optar por la  división provincial como método de no depender de Santa Cruz de  Tenerife políticamente. El enfrentamiento entre islas ya era un hecho  consumado.

En 1851 la isla fue diezmada por el cólera. Y en 1852 Canarias quedó  dividida en dos distritos administrativos, pero con una sola capital.  Bravo Murillo (Ministro Español de Gobernación) decretó la Ley de  Puertos Francos, liberalizando las entradas y salidas de mercancía,  como método de propulsar la economía canaria. En 1854 quedaron
abolidos los distritos.

Destacan en este siglo dos grandes políticos grancanarios:

Nicolás Estévanez y Murphy (Las Palmas 1838-París 1914). Militar,  Gobernador Civil de Madrid, Ministro de Guerra en la I República,  periodista y poeta. En La Habana, cerca del café el Louvre tiene un monumento con una placa donde puede leerse: “En esta acera del Louvre  el 27 de noviembre de 1871, siendo capitán del ejército español, dio  ejemplo excepcional de dignidad, valor y civismo, al protestar  públicamente contra el fusilamiento de los ocho estudiantes cubanos  inmolados aquel día por los voluntarios españoles en La Habana.

Abandonó la isla, renunció a su carrera, se negó a reintegrarse en la  milicia, fue en tiempos de la I República Española diputado y Ministro  de Guerra; y jamás se arrepintió de aquella su nobilísima actitud,  pues para él antes que la Patria, está la humanidad y la justicia”.

Fernando León y Castillo (fundador del partido “liberal fusionista” de  Gran Canaria, Ministro de Ultramar con el Duque de la Torre en la  Restauración borbónica, embajador en Paris) fue principal artífice de  la construcción del Puerto de la Luz, en Las Palmas, motor principal  del desarrollo en años posteriores.

Con la entrada en el siglo XX, se inició una fuerte emigración de  canarios hacia América que no frenó la independencia de Cuba, cruzando  el Atlántico en verdaderas cáscaras de nuez.

En 1927, salió un decreto ordenando la división provincial, quedando La emigración clandestina (oficialmente estaba prohibido irse fuera)  tuvo un gran auge y fue la única manera que tuvieron muchos canarios  para sobrevivir a la represión y al hambre. Los destinos principales  fueron Cuba y Venezuela (en algunos corazones canarios “la octava  isla”).

Con la guerra del 14 las penurias económicas aumentaron aún más las  emigraciones de canarios al continente americano.

La Gomera, La Palma, El hierro y Tenerife bajo la capitalidad de Santa  Cruz y por otro, Lanzarote, Fuerteventura y Gran Canaria bajo la de  Las Palmas.

Con Franco la represión en la isla fue tremenda.

EL CORREDERA

Juan García “El Corredera” tuvo que esconderse cuando terminó la  contienda civil, en el año 39, los falangistas de Telde querían  cogerlo. Estuvo ocho años huido, como otros, regresó a su casa de  Telde. Por culpa de las Brigadas del Amanecer que mataban a los  republicanos y los arrojaban al fondo de los volcanes para que nadie
encontrara sus cadáveres, tuvo que matar a un carnicero.  Huyó al monte, con la compañía de un tal Juan Casimiro y su perra  Marinilla, y comenzó a ser famoso en toda la isla, hasta la Guardia  Civil lo respetaba. Estuvo en los montes de Ayacata hasta que un día  un guarda forestal disparó contra su perra, rebotó la bala e hirió a  Juan en el brazo derecho, hubo que avisar a un médico e intervino la  Guardia Civil apresándolo.

En un juicio militar fue condenado a  muerte. Todo el mundo pidió el indulto, desde el obispo hasta varios  ministros intercedieron ante Franco; pero no hubo piedad para el 
Corredera”. Evidentemente eran decisiones políticas de la dictadura.

Notas:
73. En 1678 se estableció que por cada cien toneladas de mercancía con  destino a América, había que embarcar cinco familias canarias para  colonizar las nuevas tierras, Así se ha nombrado en todas las islas esta especie reptil, el cual es peculiar en la Mauritania donde le llaman Geckoto (vid. Historia Natural del Conde Buffon, t. 21, p. 72 y siguientes, edic. 2a de Madrid).
74. Viera, t. 1,p. 467.
75. [Aunque el original remite al cap. 4, la referencia se encuentra en el cap. 5 titu­lado "En que prosigue lo que en esta isla había y los entierros que usaban".]
76. [La referencia figura en el cap. 2. "De la población que había en esta isla, go­bierno y manera de vivir".]


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