UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERIODO COLONIAL
1491-1500
CAPITULO I-XL
Eduardo Pedro García
Rodríguez
1497
Julio 9. Designación por el
Adelantado de seis regidores y dos jurados que componen el primer Ayuntamiento
al estilo europeo de Eguerew (La
Laguna ).
Existencia
oficial para los invasores castellanos de Eguerew como La Laguna.
1497 Julio 9.
Sesión: Domingo xi de jullio de xcvil años.
8 .....del fuego e de los…..
Este dicho día se apregonó las dos partidas de arriba
escriptas en presencia I de todo el pueblo junto a las casas del Señor
Governador Alonso de [Lugo ] en presencia de mi Alonso de la fuente escrivano
público e de muchas p[ersonas ].
9 día se apregonó por mandado del
dicho Señor Governador [per]sonas e vecinos desta dicha ysla truxesen todas sus
veynte días lo qual apregonó Juan Negro pregonero público de la dicha [ysla].
(Acuerdos Cabildo colonial de Chinech (Tenerife) v. I: 2)
1497 Julio 13.
3.-Juan de Almansa. A todos
quantos este alvalá vierdes fago saber como yo doy a v" desta isla la
cueva foradada en Tegeste e más las tas. de arriba del restroxo de [Hon]tiveros,
las quales partió él y el alguazil [Hernan]do de Lerena. Los parte el arroyo.
13-VII-97 [Sigue traslado.] (Datas
de Tenerife, libros I al IV)
1497 Julio 13.
427-6.-Mateo Viña. Un pedazo q.
es en Araguygo a do hoviste sembrado el año pasado, entiéndese desde el drago
q. va camino de hacia Gilimar e el barranco abaxo hasta dar a Santa María de
Gracia e viniendo camino arriba hasta dar a una senda q. va a la montaña e
desde el dho. drago hasta venir a dar a la dha. senda y va a la dha. montaña q.
es el dho. pedazo de ta. triangalu en q. hay dos caminos en q. puede haber 10 o
12 c.
13-VII-1497. (Datas de Tenerife, libros I al
IV)
1497 noviembre 20.
Los invasores constituyen el primer Cabildo colonial en la Isla Chinech (Tenerife)
“Organización de la nueva
sociedad colonial. Creación del Cabildo municipal de la isla en La Laguna. Institución
de la propiedad privada y repartimiento a españoles y guanches de tierras,
heredamientos, aguas y ganados. Conducción y retorno de España de los reyes de
Tenerife.
Como ya para fines de Julio de
1497 había conseguido el general Lugo casi limpiar de alzados los tres reinos
de la Liga , así
como los de Icod y Daute, trasladóse a La Laguna como lugar elegido para sentar la capital
de la isla y establecer los centros civiles y administrativos indispensables a
toda sociedad bien organizada. Nunca mejor aplicadas estas frases de Mr.
Mignet:
«Los españoles en su ciclo férreo
han peleado como fieras; pero apenas conseguida la victoria la han
sistematizado en principios jurídicos que hicieron tolerables a los vencidos la
victoria».
Efectivamente, el general Lugo no
se dio punto de reposo compartiendo su atención entre los cuidados de la guerra
y el emplazamiento de la ciudad capital, trazando sus calles y repartiendo
solares; hasta que el 20 de Noviembre del mismo año, renunciando
voluntariamente su autoridad omnímoda, constituyó el primer Cabildo o Ayuntamiento
de aquella célebre corporación que vinculó en su seno los sacrificios y glorias
de la patria; recayendo los cargos en personas de la mayor respetabilidad y
nobleza, como así lo declara un asiento de ese mismo día en el libro de
Acuerdos. Todos habían concurrido a la conquista con sus armas y caballos. Los
elegidos fueron:
Lugarteniente:
Hernando de Trujillo, jerezano,
más tarde conocido por el Teniente Viejo.
Alcalde Mayor:
Francisco Gorvalán
Regidores:
El Maestre de Campo Lope
Hernández de la Guerra ,
Jerónimo
Valdés, hijo del desdichado
gobernador de Canaria, Pedro de Algaba, ejecutado por Juan Rejón.
Cristóbal Valdespino
Pedro Mejías
Guillen Castellano, personaje de
mucha cuenta y lengua que fue durante la conquista.
Pedro Benítez, el Tuerto, guerrero
legendario que salvó la vida al general Lugo en la batalla de Acentejo y murió
en la costa fronteriza de Berbería en una de las expediciones tinerfeñas.
Jurados:
Francisco Albornoz
Juan Badajoz
Escribano del Cabildo y público
de la isla:
Alonso de la Fuente.
Nombraron además una comisión
para el estudio y formación de las notables Ordenanzas municipales', dando
desde luego comienzo a una meritoria
labor en la naciente capital de la isla, bajo la denominación de Villa de San
Cristóbal de la Laguna.
Si Fernández de Lugo como general
dio pruebas de condiciones excepcionales reduciendo la isla con escasas fuerzas
y como hombre de Estado acertó a fundir ambas razas, con iguales muestras de
capacidad se nos presenta en su papel de gobernante y organizador de la nueva
sociedad. Agraciado por la real cédula del 5 de Noviembre del 96 con los
nombramientos de Gobernador y Justicia Mayor, con poder para el repartimiento e
tierras, aguas y heredamientos, ejercitó la última facultad con una prudencia y
previsión digna de encomio por medio de comisionados rectos e inteligentes,
limitándose a ratificar los señalamientos'.
Como el fin que perseguimos nos
exime de detalles sobre tan interesante asunto, limitándonos a dar dos o tres
ideas generales. No era Casa denominada del
Adelantado (en restauración). Tacoronte.
Tarea difícil el repartimiento de
las tierras bajo el aspecto de lastimar la propiedad privada, porque ésta no
existía entre los guanches, pero sí el armonizar las ambiciones de algunos, que
aunque pocos no faltaron descontentos, con lo que convenía a la isla por la que
tanto bregó el Adelantado y sufrió disgustos. Aparte de unos cuantos
repartimientos a favor de personas que moraban en la corte o fuera de Tenerife,
que contribuyeron en alguna forma a la empresa de la conquista, tratárase de
españoles o guanches, de conquistadores o pobladores, siempre sustentó Lugo el
criterio de que las donaciones de terrenos a riego, no solamente habían de ser
de muy pocas fanegadas sino que los agraciados para adquirir la propiedad
tenían que ponerlas en cultivo dentro de los plazos señalados, so pena de
perderlas en favor de los propios de la isla o de un vecino al no cumplir dicha
condición.
Medida de tan plausible sentido
administrativo levantó un clamoreo entre los lesionados, que ha tenido el
privilegio de conmover la sensibilidad de cronistas de tiempos posteriores, por
estimarla ¡Vywsta, llegando al extremo de injuriar la memoria de Lugo, que
cargó con toda la responsabilidad de los gastos de la conquista por los fórrenos
adjudicados a él y su familia, cuando por su mezquindad raya en lo ridículo!
Mas sólo nos importa inquirir de
estos asuntos quienes fueron los agraciados, mejor dicho, si en el reparto de
tierras alcanzaron los guanches igual beneficio que los españoles en
consonancia con el convenio de Los Realejos. Parece lógico pensar que esta
cuestión la esclarecieron de plano los cinco libros de Datas originales y por
testimonio que obran en el Cabildo de La Laguna , pero no sucede así por razones que pronto
veremos. A pesar de la redacción concisa de las donaciones, en muchas se
especifica si el agraviado es conquistador o poblador, a veces sus servicios,
si trajo mujer e hijos y la filiación de su nacionalidad, como castellano,
portugués, canario de Gran Canaria, borgoñón, gomero y tal cual ocasión la de
natural, o sea indígena de Tenerife; pero en otras muchísimas datas no se
expresan ninguna de estas circunstancias, sino que se limitan a decir que da a
Fulano en repartimiento o en repartimiento y vecindad; y nosotros entendemos
que en tales casos las más de las veces, los favorecidos eran guanches
agazapados detrás de los nombres y apellidos castellanos. Abrigamos esta
convicción, porque si atendemos por una parte a que el Adelantado procuraba
como en justificación de las adehalas especificar por lo menos la cualidad de
conquistador o poblador, por otra se ha ido descubriendo por testimonios
irrecusables como contratos de matrimonios, de compraventa, testamentos,
rendición de cuentas, etc., dados a conocer por D. Miguel Sansón, Mr.
Berthelot, García Ramos, Alayón Medina, Perdigón, Serra de Moratín, De Arribas,
Díaz Dorta, etc., que gran número de esos datados en que no se determina
cualidad alguna y que se creían españoles por sus nombres y apellidos, resultan
guanches por ambas líneas. Ya indicamos en otro lugar que dicha confusión ha
sido mayor porque los mismos guanches, a excepción de los reyes y proceres,
estaban interesados en hacer olvidar un abolengo manchado por el estigma de
esclavitud que pesó sobre los villanos de la raza, que era un obstáculo para
muchas pretensiones y hasta un gravamen. Ya a raíz de la misma conquista dióse
un caso público que tiene estrecha relación con lo que decimos. Como los Reyes
Católicos concedieron el privilegio a Tenerife de no pagar durante 25 años
ninguna clase de alcabala, salvo la moneda forera de siete en siete años que
pechaban únicamente los villanos, el Cabildo formó lista de éstos y parece la
pagaron la primera vez; pero al cumplirse o antes de cumplirse el segundo septenario,
como consta en documento que hemos leído en el archivo del referido Cabildo,
los interesados se amotinaron una noche, asaltaron el edificio y quemaron las
listas2. El Adelantado disimuló el suceso pagándose desde esa fecha de los
propios por encabezamiento a razón de 30 maravedís por persona.
Pero no obstante la bruma que
envuelve este asunto lo penetró a fondo nuestro cronista D. Juan Núñez de la Peña , aunque desgraciadamente
fue el primer interesado en ocultarlo por su mismo oficio de preparar informaciones
de noblezas. Dice a este propósito el ya citado D. José Rodríguez Moure en el
prólogo del poema de Viana:
«Este incansable investigador de
los archivos canarios y genealogista colosal, por las preocupaciones de la
época en que le tocó vivir, y hasta por temperamento tenía repulsión a la raza
guanche. En su cabeza no cabía que una raza conquistada pudiese ser
nobilísima...; así observamos que en las distintas declaraciones que prestó
ante los tribunales para informaciones de nobleza, y a las que era llamado como
oráculo, siempre huyó de mencionar los troncos guanches que enlazaron con los
conquistadores. En una palabra: que en sus tiempos se consideraba afrenta
descender de guanches, y si alguno se nombraba en la relación de una que otra
prosapia, necesariamente tenía que ser rey, mencey, guanarteme o príncipe; de
resto sólo de oprobio servía al que se le probara. De aquí el respeto medroso a
la pluma de Núñez de la Peña ;
de aquí las consideraciones de que se vio rodeado...».
Sábese, como lo confirma fray
Abreu Galindo, que más de la mitad del ejército expedicionario abandonó
Tenerife cuando se consideró asegurada la conquista; marchándose muchísimos sin
esperar recompensas de ningún género, otros renunciando las datas y no pocos
vendiéndolas a bajo precio como podían; y es asimismo tradicional, de que
aparte de los reyes (2), príncipes, infantes y altos personajes guanches fueron
datados por el Adelantado todos los chaureros o jefes patriarcales de familia
que pertenecían a la nobleza de segunda clase y que más o menos eran unos 600
en la isla. Como sin embargo del régimen socialista en que vivían, figuraban
los referidos chaureros, como propietarios de los auchones con su área
tradicional adscrita a cada auchon, semejando cortijos, parece que esta cualidad
de terratenientes condicionales o aparceros del Estado sirvió de criterio para
las donaciones, como lo comprueba, aunque de modo vago, algunas datas3; pero
como al bautizarse tomaron los nombres y apellidos de los conquistadores, como
hemos dicho, de aquí lo embrollado de la cuestión. Cuando a los esclavos o
villanos, ya porque en su mayoría permanecieron en la rebelión o por las ideas
de la época, es lo cierto que fueron pocos los favorecidos a juzgar por lo que
se conoce.
Hontíberos, las cuales partió él
y el alguacil Fernando de Llarena, los parte el arroyo, a 13 de Julio de 1497;
entiéndese si no la ha dado Alonso de Lugo».
«En 27 de Mayo de 99 años. En
este dicho día lo mandó a sentar el dicho Almanza. E yo Alonso de las Hijas e
Hernando de Llarena e Cristóbal Carrasco e otros muchos que estaban presentes».
López (borroso el resto). (Datas. Libro 1a. original). Vid.
también:
«3.- Juan de Almansa. A todos quantos este alvalá vierdes
fago saber como yo doy a--------------v." desta isla la cueva foradada en
Tegeste e más las tas. de arriba
del restroxo de [Hon]tiveros, las quales partió él y el
alguazil [Hernanjáo de Llerena. Los parte el arroyo. 13-VII-97 [Sigue
traslado]».
[Elias Serra Ráfols. Las Datas de Tenerife. La Laguna - Tenerife: Instituto
de Estudios Canarios, 1978; pág. 19].
2 Por esto, como en Tenerife no
hubo como en la
Península Ibérica «padrones de Pecheros», ni aquella
distinción entre el estado noble y el general por ser poseedores de mayorazgos,
títulos de Castilla, patronazgos, capillas, casas con armas y blasones en las
fachadas, etc.; los Procuradores Mayores del Cabildo eran poco exigentes en las
probanzas; y con la conocida competencia de los genealogistas, como el citado
D. Juan Núñez de la Peña ,
a partir del Petrucio o tronco señalado era fácil justificar la nobleza,
limpieza e hidalguía de la línea masculina de varón a varón.
1 Data de la hija de Pelinor, rey
de Adeje, casada con su tío D. Diego:
«... doy a vos María de Lugo y a
vos Diego (borroso), naturales de esta isla de Tenerife, cien fanegas de tierra
de sequero en sembradura en término de Adeje, a do dicen Tijoco e han por
linderos de una parte el barranco de Erques e de la otra parte el barranco de
Tijoco e de la banda de arriba Gasia e de la banda de abajo Venen-cheque... las
cuales dichas tierras vos do de repartimiento e por vecindad porque vos e el
Diego vuestro marido sois naturales e habéis tenido e tenéis hijos ¡e facienda
e campo..,!». (Agosto 15 de 1515. Datas. Libro 3e). Es decir, que tenían auchon
y por lo tanto era propietario o noble. Vid. también: «1306- 4.- María de Lugo,
mujer de don Pedro, defunto, naturales de esta isla de Tenerife. 100 f. de s.
en el término de Adexe, adonde dicen Tijoco, q. han por linderos de una parte
el barranco de Erque e de la otra parte el barranco de Tijoco, e de la banda de
arriba García e de la banda de abajo Verrenchegne... en vecindad porque vos e
el dho. vuestro marido sois naturales della e habéis tenido e tenéis en ella
vuestros hijos e facienda e casa poblada Digo q. vos [do] para vos y vuestros
hijos 50 f. en el dho. lugar. 13-VHI-1514 [De otra letra: en Tixoco 100 f.].
9-VI-1556 Andrés de Llerena presentó este título y dijo q. la dha. M. de L. es
su madre y él heredero...».
[Elias Serra Rafols. Las Datas de
Tenerife. La
Laguna-Tenerife : Instituto de Estudios Canarios, 1978; pp.
261-262].
4 Data de Pelinor, rey de Adeje.
Aquí tenemos una de tantas
pruebas de que la mayoría de las datas no fueron registradas. De la del rey de
Adeje sólo aparece una parte en el Ser. libro de Datas o 1a por testimonio, que
publicó Serra de Moratín; pero de casualidad figura en el mismo libro la
petición en 20 de Junio de 1508, por el que fue príncipe Moreque y después de
bautizado D. Alonso Díaz, ante el gobernador, reformador y juez de residencia
López de Sosa, en solicitud de que fuera confirmada la data concedida a su
padre D. Diego, rey de Adeje. Dice así:
No vamos a transcribir las muchas
datas en que no cabe duda repartió el Adelantado entre los guanches, porque nos
alejaría de la brevedad que queremos dar a estos apuntes; pero sí importa
aclarar un extremo puesto en entredicho por la gran autoridad del historiador
Viera y Clavijo. Aún no hace un siglo que bajo el desdichado capítulo
«Lamentable extinción de la nación guanchinesca», precedido de otro en el que
al ocuparse de la presentación de los menceyes a los Reyes Católicos insinúa la
sospecha de que no regresaron a Tenerife, pregunta entre otros particulares:
«¿Cómo no se vuelve a hacer
memoria de ellos en nuestra historia? ¿Cómo no se encuentra habérseles
repartido tierras para subsistir con el correspondiente decoro? En los antiguos
libros de datas se hallaron diferentes donaciones a favor de muchos guanches
particulares... pero ninguna a favor de los menceyes...».
Esta afirmación de Viera y
Clavijo sería inexplicable tratándose de tan eximio talento, si no saltara a la
vista que su obra en todo lo que concierne al pueblo guanche es una mera glosa
de lo publicado por sus predecesores; con la agravante, de que no acudiendo a
las fuentes de información para rectificar errores o dar a conocer hechos
ignorados, se contentó con hacer un trabajo de segunda mano aventurando por su
cuenta deducciones como las que comentamos, faltando a la verdad histórica.
Es imposible saber, no ya a punto
fijo pero ni siquiera aproximadamente, cuántas fueron las donaciones hechas por
el Adelantado. Las registradas figuran alrededor de 900 según consta en los
cinco libros de Datas que obran en el Cabildo de La Laguna , hallándose formadas
los dos primeros libros por Datas originales y los tres últimos por testimonio,
es decir, mediante un procedimiento que pudiéramos equiparar a los expedientes
posesorios del día para sus efectos; y lo mismo unas que otras, pero
especialmente las postreras, aparecen por lo general llevadas al registro
muchos años más tarde a partir de las fechas en que se expedieron, como si los
agraciados cumplieran con este requisito cuando les convenía por alguna
circunstancia. Si en la actualidad no obstante las trabas legales y el interés
del Fisco, existen numerosos pueblos en Tenerife en que el 80 o 90 % de las
propiedades no se hallan registradas, ¿qué acontecería en aquellos tiempos?
Es evidente que las referidas 900
datas registradas constituyen sólo una parte de las donaciones concedidas por
el Adelantado, como también lo declara persona tan perita en la materia como
Núñez de la Peña ;
sin contar que fue práctica corriente respetar como dueño del feudo al que
rozara el monte y lo granjeara, siempre que no estuviera comprendido en bienes
de propios o del común; en dehesa o adjudicados. Cuéntase, entre otros
ejemplos, de que el señorío de Adeje logró extenderse desde el barranco de
Erques en Izora a Montaña Gorda en Granadilla ¡algunas leguas!, adquiriendo
albalá de esta clase de propietarios. Por otra parte, es razonable la
presunción que lo mismo que aquellos que no contaban con otro título de
propiedad que el de primer ocupante, como los que no se cuidaron de llevar al
registro sus datas, fueran guanches más que europeos por su falta de hábitos
oficinescos. Interesado en conocer la opinión sobre tan importante extremo del
inteligente genealogista de nuestros archivos D. Rosendo García Ramos, nos
escribe entre otros particulares lo siguiente:
«He visto en diferentes
manuscritos antiguos que todos los reyes guanches tuvieron datas, y no sólo
ellos sino también muchos de sus hijos y otros guanches; es más, he visto
precisadas varias, pero no me he tomado el trabajo de copiarlas... Por otra
parte, tengo las citaciones de un sin número de documentos públicos otorgados
por los indígenas de Tenerife; y como hicieron multitud de testamentos, cartas
dótales, compra-ventas, etc., no es muy difícil a los poseedores de índices
explicativos de los libros parroquiales y de las escribanías, averiguar la
filiación de multitud de guanches. El archivo de tales índices que poseía el
Licenciado Casas es muy rico y lo mismo el del finado Afonso Avecilla, que donó
a la iglesia de la
Concepción de esta capital».
Todas nuestras investigaciones
nos llevan a la conclusión, no ya que siendo el número de guanches acogidos al
tratado de paz de Los Realejos muy superior en número a los conquistadores, más
o menos en la proporción de 10:1, también los repartimientos de tierras fueron
entre ellos más numerosos, sino que este importante particular de nuestra
historia está por estudiar, no obstante la abundancia de materiales. En una
palabra, que es un campo virgen donde los cronistas no se han atrevido poner a
prueba su paciencia, dando por hecho no existió lo que ignoraban.
Ésta, por lo menos, fue la
conducta de Viera y Clavijo al asegurar que los reyes guanches no habían sido
agraciados por el Adelantado, cuando en las Datas registradas se encuentran
testimonios de que los atendieron en la medida de los principales
conquistadores4; porque si bien las
donaciones de todos los soberanos aún no se han descubierto por completo, como
se echa de ver en la adjunta nota, aparte de que lo conocido arroja pruebas
sobradas para admitir sin violencia de que fueron generosamente agraciados, se
da el caso singular de que tampoco se sabe si en los cinco libros de Datas se
hallarán los testimonios de los repartimientos que faltan, pues salvo Núñez de la Peña interesado en ocultar la
verdad como dijimos, no tenemos noticias de que ningún cronista se haya tomado
la ímproba tarea de estudiarlas y si lo han hecho no han dado muestra de ello.
Por lo que toca a nosotros necesitaríamos de un paleógrafo para las dos
terceras partes de las Datas que no hemos podido descifrar.
En resolución, para desvanecer
toda clase de dudas sólo falta quien ponga mano a la empresa patriótica de
descifrar las Datas y de estudiar los materiales olvidados en las escribanías y
archivos parroquiales; por más que los datos positivos de que hoy se dispone dan
la certidumbre rayana a la evidencia, de que no ya los reyes y proceres sino a
todos los jefes de familia de la nobleza guanche, les cupo repartimientos lo
mismo que a los españoles. Después de todo fue un hecho lógico en consonancia
con las bases del tratado de Los Realejos, con la situación del país aún no
pacificado que aconsejaba no lanzar desesperados a la rebelión y con el plan
político del Adelantado de despertar en los guanches el interés por la
propiedad territorial; máxime cuando había mucho que desmontar, exceso de
terrenos, sobrado campo donde desenvolver sus actividades, por más repartos que
se hicieran entre indígenas, conquistadores y pobladores.
A pesar de los esfuerzos de D.
Alonso de Lugo en sus 28 años de gobernación para amansar la intrincada selva
de la isla y abrir su seno virgen a la fecundidad del arado, el cordón
costanero que formaban sus nacientes poblaciones aparecen como abrumadas por
los bosques maravillosamente exuberantes. ¡Tal era la falta de brazos y por lo
tanto de propietarios, solicitados dentro y fuera de Tenerife!
A pesar de que en el libro de
Acuerdos del Cabildo se hace constar de que en 1497 existían en la isla muchos
alzados en armas, como la antigua sorda animosidad entre los siervos y sus
señores llegó a tal grado que hizo desechar todo recelo de que volverían a
entenderse, no abrigó temor alguno el Adelantado de marchar a fines de ese
mismo año a la península, para presentar a los Reyes Católicos los vencidos
Hontíberos, las cuales partió él y el alguacil Fernando de Llarena, los parte
el arroyo, a 13 de Julio de 1497; entiéndese si no la ha dado Alonso de Lugo».
«En 27 de Mayo de 99 años. En
este dicho día lo mandó a sentar el dicho Al-manza. E yo Alonso de las Hijas e
Hernando de Llarena e Cristóbal Carrasco e otros muchos que estaban presentes».
López (borroso el resto). (Datas.
Libro 1a. original). Vid. también:
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