viernes, 6 de diciembre de 2013

MATRIOTAS CANARIOS EN EL RECUERDO-XV





ANTONIO TAVIO PEÑA



Eduardo Pedro García Rodríguez

Antonio fue un patriota canario, que desafió al franquismo tantas veces para confirmar su condición del ácrata que dicen que era. Visitó a Antonio Cubillo en Argel y cumplió aventuras africanas increíbles. Cuentan -él nunca  lo negó- que una vez embarcó para el continente un cargamento de zapatos, todos del mismo pie, que compró baratos en un remate. Se los vendió a los ciudadanos de cierto país.
Un busto, erigido por sus amigos, perpetúa la memoria del gran promotor Antonio Tavío Peña, en medio de su obra más querida, Amarilla Golf, y mirando al mar. Tavío, como lo fue su padre, encarnaba en sí mismo al hombre del sur con vocación universal.
Un tinerfeño del mundo, lleno de inquietudes, que no pudo ver realizados todos sus proyectos, pero sí algunos de ellos. Lita Ascanio, su esposa, dijo en su discurso que a su marido le hubiera gustado ver hechas realidades algunas de las otras cosas que ideó, entre ellas esos cañones de nieve artificial que hicieran de algunos montes del Teide una estación de esquí de primerísimo orden. Ciertos incrédulos lo definieron como un visionario, pero la historia del turismo en Canarias está llena de visionarios como Antonio, que han forjado nuestro pequeño mundo. Y que nos han colocado en él.
Antonio Tavío siempre vivió entre el mito y la leyenda. Se le atribuyen innumerables anécdotas; algunas son verdad y otras pertenecen a la imaginación popular. Pero todo el mundo coincide en destacar su amor por Canarias, su profundo nacionalismo auténtico, su amor a la verdad y su interés por las causas justas, aunque parecieran imposibles.
Este homenaje ha sido organizado por sus amigos y por su familia; por los que le vieron soñar, un día y otro día, con unas islas de calidad y  llenas de atractivos para el visitante.
Antonio Tavío soportó y sufrió las tarascadas de la administración, fundamentalmente de la insular. Adán Martín se empeñó en arruinarlo y casi lo consigue. Pero Antonio Tavío se defendió como un jabato y desmontó la operación política tramada para echar abajo sus sueños. Y ganó. Y su Amarilla Golf y su puerto deportivo salieron adelante.

Sus hermanos y sus hijos estaban presentes en el homenaje de este fin de semana en Amarilla Golf. Antonio permanece en ese campo, mirando al mar. Construyó unos hoyos que se confunden con el agua del océano. Parece que juegas dentro de él. Ahora ese busto perpetúa su memoria, aunque los verdaderos recuerdos anidan en el corazón, que es el depositario de los agradecimientos y de las alegrías. Y también de las tristezas.
Con Antonio Tavío, sin embargo, era imposible estar triste. Era un visionario, ya lo hemos dicho, un positivista, un hombre con un corazón mayor que todos los campos de golf que existen en el mundo.
El líder independentista Antonio Cubillo Ferreira, amigo personal de Antonio Tavio nos legó un emotivo discurso en torno a su amigo, la fácil y delicada  prosa de Cubillo nos obliga a adentrarnos en unos años en que la juventud parecía que nunca se acabaría, reproduzco en su totalidad dicho artículo:
 “Cuando un amigo se va… hay un vacío que queda, solíamos cantar juntos la pandilla de amigos, que habíamos formado y en la cual estaba Antonio, como el más joven, cuando íbamos a las romerías de San Benito en La Laguna, San Isidro en la Orotava o en las fiestas del barrio chicharrero de San Andrés o en Igueste de San Andrés y Tacoronte. Cincuenta y pico años de amistad y aventuras a través del tiempo, es para poner triste a cualquiera; luchando hasta el final contra la naturaleza y contra la enfermedad, pero manteniendo el coraje y la hombría como pocos, se ha ido un buen amigo, no sin antes habernos felicitado respectivamente el pasado día de San Antonio, costumbre que mantuvimos todos los años, durante todo este tiempo que nos conocimos. ¡Como ha cambiado la isla desde aquellos años 50, en que íbamos a una casa vieja y solitaria de los Tavío, allá en la playa de los Cristianos donde no había apenas edificaciones o nos íbamos a bañarnos en un paisaje volcánico y deshabitado y desolado donde hoy es Playa de las Américas¡. Antonio, aunque era el más joven de la heteróclita pandilla, siempre se apuntaba a las ideas nuevas como cuando en 1960, junto con Martín Tabares de Nava y Rodríguez de Azero, Luis Rodríguez Brito y yo, montamos un ventorrillo en las fiestas del Cristo en La Laguna y entregamos todo lo que se recaudó, que fue bastante, al Asilo de Ancianos de La Laguna, con gran contento de las monjas, que no se lo querían creer cuando vieron llegar a Antonio con varios miles de pesetas y toda la carne y vino que sobró. Por cierto, el pasado año, ya aquejado gravemente por su enfermedad, me dijo que fuese a hablar con las monjas de La Laguna y que montásemos otro ventorrillo, que él ponía el vino y el condumio porque había que ayudar a las monjas que se ocupaban de los ancianos. La voluntad de ayuda desinteresada la seguía teniendo, aunque el tiempo había pasado ya y no podíamos volvernos jóvenes para repetirlo.

Antonio a su manera, era un patriota de verdad pues quería a Canarias y a su isla como pocos y lo demostró. Fue uno de los que ayudó a desarrollar Los Cristianos y parte del sur, montando un golf, Amarilla Golf , haciendo un puerto nuevo para yates al lado, Marina San Miguel, comprando fincas para plantar viñas y conservar el cochino negro canario, que era su gran empeño y hasta camellos y caballos y todo lo que fuera para desarrollar nuestra agricultura y todo lo canario, lo que le venía de aquellos años 60 en que nos dimos cuenta, aquellos jóvenes, que si por un lado se desarrollaba el turismo, por otro se quería acabar expresamente con nuestra agricultura y con la industria ganadera, con la leche de las cabras y vacas y con la industria vinícola. En el 62 yo me fui a Europa, obligado por las circunstancias políticas de la época franquista y después a Argelia; seguimos manteniendo el contacto por teléfono hasta que cuando en diciembre de 1975, empezamos con la radio independentista, ¨La Voz de Canarias Libre ¨, enseguida me llamó por teléfono para darme informaciones y al poco tiempo se presentó en Argel, donde estuvo unos 15 días invitado en un hotel. Fue el primer canario que vino a Argel, al oír la radio y aproveché para enseñarle las ruinas romanas de Tipasa, la Casbah, la fértil llanura de la Mitidja, con sus naranjos y mandarinas famosas y pasearlo por los alrededores y las montañas plantadas de olivos, -que el quería plantar en Tenerife-, contándole la guerra que habían hecho los argelinos por su liberación e independencia; a veces incluso me acompañaba a la radio pues le gustaba todo lo que decíamos. Cuando volvió a Tenerife, al poco tiempo me dijo que habían puesto una interferencia para no oír la radio y me contaba que tenía que ir por las noches a la finca Trevejo, que está por lo alto de la Escalona, cerca de Vilaflor, el pueblo más alto de Canarias, para poder oírla bien y después contarme todo lo que pasaba por aquí.

Al volver a Canarias me llevó a visitar el sur que habíamos conocido y no podía creer las transformaciones que en el sur había hecho el con su familia, entre otros. Me presentó a su esposa Angelita y sus siete hijos que tuvo, porque hay que dejar semilla canaria, me dijo, aparte de las empresas y tierras que puso en explotación y el tiempo que le dedicó al mar, pues era un canario enamorado del mar, y discutíamos todas los posibilidades que teníamos en Canarias con el mar y siempre se quejaba de que se habían abandonado las conserveras de pescado que tanto trabajo daba a miles de familias en las islas. Fue uno de los canarios que estaba por el desarrollo de la agricultura, los quesos y los viñedos a través de cooperativas y lo puso en práctica y siempre que podía cuando iba a los restaurantes exigía productos canarios y si no había, nos íbamos a otro como cuando jóvenes. Me gustaba el amigo, porque era consecuente con nuestras ideas y aunque políticamente podíamos de vez en cuando tener divergencias, en el fondo creía en Canarias y en las inmensas posibilidades económicas que teníamos en las islas.

Se va un amigo y deja siete hijos y tres nietos, mas su viuda María de los Ángeles Ascanio Cullen, que todos admiramos porque sabemos cuanto hacía todos los días por el amigo que se fue. Deja una familia unida y me alegro de haber sido invitado el pasado año, a su 70 cumpleaños en medio de tantos hijos, como aquellas viejas familias canarias del pasado siglo, que dejaban algo para la tierra y habían construido algo, para que todo no quede solo en el recuerdo y en el hablar.

A sus hijos, Patricia, Cristina, José Antonio, Ángela, Eduardo, Fernando y Jorge Tavío Ascanio, hermanos María Victoria, Luís y Ricardo, nietos y demás familiares, nuestro pésame, y al amigo Antonio Tavío, el agradecimiento por haber guardado y respetado la amistad y aunque se fue por ahora, su recuerdo se va a conservar por sus obras en favor de la agricultura, de las cooperativas agrícolas, de la ganadería, del turismo, de nuestro mar y su aprovechamiento.

Cuando un amigo se va,… hay un vacío que queda y esta vez es un gran vacío para los que le conocimos.” (Antonio Cubillo Ferreira, 7-8-2010)



No hay comentarios:

Publicar un comentario