sábado, 25 de octubre de 2014

TIGAIGA 2010-HOMENAJE A BENTOR








Eduardo Pedro García Rodríguez

Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles.

Esta cita de  Bertolt Brecht, nos viene a la mente al ser testigos de cómo muchos conmatriotas nuestros a pesar de la enorme y pesada loza que supone para un pueblo sometido como el nuestro, la imposición cultural foránea mediante  un sistema que domina a su antojo enormes medios de comunicación social para impone las materias educativas etnocentristas a la sociedad sometida, a pesar de ello, insistimos, existen hombres y mujeres capaces de luchar durante toda sus vidas en pro de nuestras raíces identitarias, como es el caso de quienes conforman el colectivo Auchón Guanil y, por eso son imprescindibles.

Para quienes amamos la Naturaleza no de manera bucólica para aligerar el stress  en que nos sume esta sociedad consumista y deshumanizada que ha expoliado nuestros espíritus y, nos ha convertido en meros consumidores de bienes efímeros e intranscendentes, que nos aprisionan como modernas cadenas de esclavitud. No como un lugar donde refugiarnos un fin de semana, sino con el amor que profesamos a Nuestra Madre-Tierra donde  cada ser tiene su lugar y se encuentra en relación con otros seres y lugares en ritmos y procesos que deben ser reconocidos y respetados con sabiduría y conciencia.

Esa relación sabia con el ritmo y el lugar de todos los seres que hacen la vida es la ley de origen. Violarla o violentarla, es el mayor crimen contra la Madre-Tierra, por ello nuestros espíritus están atormentados y se retuercen impotentes ante las profundas e irreparables heridas que la ambición desmedida de un pueblo invasor guiado por Guayota, está causando a este trozo de la Naturaleza que nos fue dado habitar.

Para el pueblo guanche partiendo de nuestra cosmovisión, el bosque, la montaña, el barranco, los valles, las cuevas, los nacientes de agua, la mar, son espacios sagrados de vida, donde se ubican los espíritus vitales de nuestros ancestros, lugares que día a día desde hace siglos vienen siendo profanados de manera inmisericorde por quienes desprecian nuestra milenaria cultura.

Ante este loco futuro de desolación que proveemos para nuestra matria, damos gracias a Chayuga Dios de la Naturaleza  por permitir que la sensibilidad anide en los espíritus de algunos de nuestros hermanos, como es el caso de los hombres y mujeres que  conforman el Auchón Guanil, quienes con su empeño sostenido en preservar los bienes de nuestra Madre-Tierra, así como los elementos que conforman lo más ancestral de nuestra milenaria cultura guanche, son como refrescantes y esperanzadores oasis repletos de energías positivas donde encuentran consuelo nuestros fatigados sentimientos.

Por otra parte, es fecunda la labor de Auchón Guanil en relación a nuestro folklore, gracias a ellos, la piel de cabra y la madera, se convierten en sonidos que llaman nuestra ancestral cultura, a la  tradición que se aferra a las raíces de nuestro pueblo aborigen.

Especialmente cuando gracias a ellos la piel de cabra y la madera, se convierten en sonidos que llaman a la  tradición que se aferra a las raíces de nuestros ancestros.
La supervivencia de nuestros rituales hoy día, cuál es el sentido de la visión cósmica tradicional y la espiritualidad del pueblo guanche, la permanencia de las tradiciones y, especialmente, el conocimiento no sólo hacia el resto de la población, sino, muy especialmente, de nuestra propia historia, por ello, resulta estremecedor escuchar cómo el sonido del Tajaraste a  los golpes de tambor y los cánticos son algo más que una expresión musical; son, una forma de canalizar de manera creativa toda la rabia y el dolor que siente un pueblo que, estando encadenado, no renuncia a la consecución de su dignidad y libertad.
Nuestras cumbres y barrancos han sido y son mudos testigos y admiradores de la destreza con que  las antiquísimas prácticas del astia o salto del pastor son desarrolladas por los miembros de Auchón Guanil.

Pero quizás la faceta más destacada de la infatigable labor cultural de Auchón Guanil sea la del milenario arte del “juego” del palo canario. Nuestra lucha con palos con más de tres mil años de historia, mantenida en el transcurso del tiempo a pesar de los avatares históricos, pasando por la multitud de generaciones de pastores y campesinos guanches  que nos han precedido, este arte de guerra se ha conservado intacto en el núcleo de diversos clanes familiares y en diferentes  colectivos.

Los colegios y plazas de nuestros pueblos y barrios han sido beneficiarios del empeño mostrado por los componentes de Auchón Guanil en enseñar el noble arte del “juego” del palo canario del que han creado escuela, “juego” que si bien es tolerado por las actuales autoridades coloniales no siempre fue así, por el contrario, siempre ha sido observado con recelo, pues temen que cuando este pueblo despierte se reproduzcan los hechos que fueron recogidos  por sus cronistas de la invasión y conquista, tales como las cruentas derrotas que sufrieron los invasores de mano de nuestros antepasados guanches,  poniendo en evidencia la maestría que poseían-y poseen- estos hombres esgrimiendo sus palos.  

Este temor de los invasores hacía quienes manejan el palo, quedo de manifiesto desde el primer asentamiento europeo en nuestro suelo, así tenemos que una de las primeras Ordenanzas emitidas por el Cabildo colonial fue la de prohibir la entrada a sus poblados a nuestros antepasados guanches portando palo, pues muchos de ellos habían experimentado en carne propia  la habilidad y  precisión tremenda con que  dejaban fuera de combate a sus adversarios, aunque tu fueran armados con la mejor espada.

Este temor de los invasores a nuestro palo indudablemente es atávico, pues más recientemente, durante la dictadura fascista del franquismo, en esta colonia fue nuevamente prohibido el ejercicio del palo, quedando su práctica relegada a unas pocas familias.

El palo también ha servido como sostén de nuestras leyes tradicionales, de hecho hasta no hace mucho tiempo, en las zonas rurales alejadas de la influencia de las imposiciones legales foráneas, las diferencias se solventaban mediante el palo.

Aún podemos escuchar de boca de algunos ancianos como sus padres y abuelos se manejaban con palos y se enfrentaban entre ellos, para decidir la propiedad de los animales y las zonas de pastoreo, restituir el honor ofendido o bien  para bajarle los humos a alguno, retándose en singulares desafíos.
En fin, tal como recoge el maestro Alfonso Acosta Gil: “Practicar y mantener viva la tradición del Juego del Palo, no solo nos hace ser más Canarios sino también mejores hombres”. Y nosotros añadimos, esforcemos en ser mejores hombres, porque la mujer canaria es inmejorable.
Agradecemos profundamente a los compañeros de Auchón Guanil el que nos permitan compartir con ellos este 14 homenaje al gran Bentor último Mencey de Taoro y penúltimo de la isla Chinech, quien mostró a los hombres de su tiempo  la grandeza de morir con dignidad antes que vivir esclavizado, siendo admiración de invasores y pusilánimes conmatriotas, legándonos con su ejemplo el irrenunciable sentimiento de una Matria en libertad y justicia social.

Por todo lo expuesto y por mucha razones más que la brevedad de este acto nos aconseja dejar para otra oportunidad, desde la Asociación Sociocultural Kebehi Benchomo, deseamos rendir un modesto pero merecidísimo homenaje a la Asociación Cultural Auchón Guanil en las personas de dos de sus miembros; Cho Isidro Cedrés y Cho Juan Manuel Figuera (Tahorino), a quienes reconocemos como Achimenceyes de Tigaiga y Taoro respectivamente.

Tigaiga, Chinech, Agategzi Aknaran, 25 n wanmendi n 10º achano n tallit taynay tagwancet.

[Tigaiga, Tenerife, Archipiélago Canario 25 de julio del año décimo de la nueva era guanche]




Escrito para el 14 homenaje a Bentor.

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