domingo, 26 de octubre de 2014

RETAZOS DE CULTURA GUANCHE

RETAZOS DE CULTURA GUANCHE
Según el Dr. D. Juan Bethencourt Alfonso en: Historia del Pueblo Guanche
Tomo II, Edición Anotada por Manuel A. Fariña González.

Es indudable que en la historiografía canaria existe un antes y un después de la publicación de la magna obra de D. Juan Bethencourt. La sociedad canaria tiene una deuda de gratitud contraída con el librero y editor D. Francisco Lemus, quien asumió el  riesgo económico de su publicación.

Recopilación de E. P. G. R.





CREENCIAS:

—Almas. Los guanches creían que algunas almas iban a penar, desde el Pico a Montaña de Roja. Creían en un Dios que nos gobernaba. Tenían santitos chicos de palo. Creían que el fuego era sagrado. Tenían sus curas, que vestían con un camisón hasta los pies. Había cuevas-iglesias en el barranco del Infierno (Adeje) (Arona).

—Cuando tronaba se echaban al suelo, porque lo consideraban como castigo de Dios (Sur de Tenerife).

Creían los guanches en las ánimas arrimadas, cuando se ponían malos, y las conjuraban con brasas y hogueras y entre otras ceremonias botaban las brasas de un risco abajo. Creían que había cielo (Sur de Tenerife).

—ídolos. Agustín Reyes Trujillo, del Valle de Arona, encontró hace unos 66 años en una cueva en Chó, un santito de los guanches de barro pardo-coloradento algo quemado del fuego. Por las dimensiones que señalaba, tendría de largo unos 12 centímetros y unos 5 de ancho, siendo el grueso como de 1 cm. Era del sexo masculino. Consistía en una especie de tableta de barro de las dimensiones dichas, y de relieve por una cara el santito, con sus extremidades inferiores y superiores señaladas, así como los dedos de pies y manos indicados con rayas interdigitales. El ombligo señalado también boca, narices como aplastadas y ojos, boca, etc. Era para colgar, porque la cabeza por la coronilla tenía como un pico aplastado de delante atrás, atravesada por un agu-jerito para meter la correa.

Junto al santito encontró como una taza de barro con su manguito para aventar leche. Ambos objetos los rompió (Arona, 1907).

—Prácticas comunitarias (Socialismo). Es tradición que los guanches creían en un Ser Supremo y no eran sabeístas. Lo que sí celebraban los guanches eran ciertos días de Luna y del Sol, no porque creyeran en ellos —como supone algún mal informado historiador— sino porque les indicaban la época en que se llevaban a cabo sus faenas agrícolas y de ganaderos; pues todos los trabajos estaban reglamentados por sus menceyes, y no podían adelantarlos ni atrasarlos bajo severísimas penas. Por esto hacían grandes fiestas y regocijos cuando dichos astros llegaban a determinados períodos, pues ellos les señalaban lo que habían de hacer. Había un plazo fijo en que todos castraban sus machos; en que se recogían los mocanes y las creses, y cada uno iba a donde le señalaban y cogía la cantidad prefijada; sembraban su cebada; hacían los quesos; destetaban los baifítos, etc., pero repetimos, ninguno podía hacer lo que quería y cuando quería, sino cuando y como se lo ordenaban.

Esta vida independiente y a la vez mancomunada o comunista era necesaria e indispensable en unos menceyatos de tan pocos recursos, dados sus medios de trabajo, que había de sustentar un tal relativo crecido número de habitantes (Güímar).

—Procesiones. Tenían procesiones y rezaban (Granadilla).

17. FIESTAS Y MÚSICA:

—Ajijides. El ajijide va siempre presidido del gurguseo o séase del grito lanzado por uno de la cuadrilla como anuncio o indicación del grito colectivo o coreado que le ha de seguir: da como el tono y prepara al rancho que ha de contestar. El que gurgusea lo hace sólo con la boca, o valiéndose de la mano para repiquetearlo, emitiendo un grito prolongado con dos falsetes al final a manera de breves carcajadas, que es la señal para que seguidamente la comitiva grite dos o tres carcajadas acompasadas, (Vid. Tomo I, pág. 155).

—Bailaderos. En el monte de La Esperanza, el Hoyan del Bailadero. El Llano del Bailadero, en el fondo del barranco del Infierno, en Adeje. El Bailadero, cerca del pico de Amogoje, en la cumbre entre Igueste de San Andrés y Taganana (Hoy bailan las brujas). El Bailadero entre Barranco Hondo y la caseta del caminero, en Candelaria. El Bailadero (de las brujas) en la cumbre, sobre las casas de Arguenche, en El Escobonal (Güímar).

El Bailadero, cerca de la cumbre en El Escobonal.

—Festejos. Es tradición que una de las fiestas de los guanches era el 2 de Febrero, día de La Candelaria (Araya).

Tenían festejos y todos los gastos los hacía el rey. Al rey le entregaban todo, haciéndose fiestas cuando lo hacían en las cosechas; pero sólo entregaban la parte que les correspondía.

En los meses de abril y mayo celebraban en cada reino sus fiestas con luchas y bailes.
—Los reinos se desafiaban a luchar (Araya).

Por Pascuas, fin de Diciembre, tenían festejos los guanches; sacrificaban baifos.

—Las fiestas las celebraban los días señalados, a la salida del sol (Fasnia etc.). Todos los días iban a buscar el Sol, los de Arafo, al Pino, con tambores y flautas. Así que salía el sol se retiraban. Era una ceremonia. Todos los días, también, iban desde Chinguaro a la Montaña Grande, en la costa, a buscar el Sol, (Igueste de Candelaria).

Hacían muchos festejos «celebrando mucho la sazón de Julio y Agosto, a la que llamaban Beñesmer», (Vid. Ocampo).

—Festejos generales. Calculando que los guanches tuvieran tres fiestas generales, subordinadas a la base alimenticia con que contaban, probablemente eran: una a fines de Mayo, y semanas sucesivas, en que tenían segura la cosecha de cebada y el provecho del ganado; otra para el mes de los Santos o Noviembre, en que rompe el invierno y podían disponer con mayor holgura de las reservas alimenticias si presentaba buen cariz; y otra por Enero, por poderse apreciar en este tiempo las condiciones del año, tanto para el ganado cuanto para los cereales.

Fiestas:

1 .a) La de fin de Junio, por San Juan, está justificada, por estar casi cogida la cebada; encerrado el provecho de ganado (como el queso), además de la leche. Quitan las cabras viejas en Agosto y Setiembre, y hacen la sesina, porque los pastos secos son los que dan más nutrición y más sabrosa la carne, más sebo, etc. En Julio y Agosto, en los días caniculares, porque hay menos leche y sale el queso muy seco y malo, (porque se destila mucho) hacen la manteca (porque hay más manteca) y tal vez menos caseína, pues hay más cuando el pasto es verde o tierno.

2.a) Una fiesta general que celebraban a mediados de Agosto, quizás con carácter de rogativa. Sin duda por esto celebran la Virgen de Candelaria en sustitución a un ídolo (debían hacerlo en 2 de Febrero).

3.a) Quizás en Marzo fue la tercera fiesta; pues es la época en que se está seguro de la cosecha de cebada y en fuerza de producto el ganado.

—Fiestas nacionales. Por el mes de mayo se reunía todo el reino en el palacio del rey, que era engalanado con flores, etc. (Candelaria, Barranco Hondo, etc.).

—Hogueras. En Junio hacían hogueras sobre las más altas montañas en señal de regocijo por un día señalado, pero se ignora por qué. (Como hoy se hacen por San Juan, etc.). Terminada la llama, saltaban y danzaban sobre las cenizas (Candelaria, Barranco Hondo, etc.).

Los días que celebraban hacían hogueras en las alturas más elevadas (Araya de Candelaria).

Música:

Instrumentos musicales:
Es tradición que entre sus instrumentos músicos tenían uno que consistía en varios trocitos de palos de son, como el de laurel y otros, que ataban por los extremos, a distancia y paralelamente unos de otros, con una correa fuerte; de manera que se asemejaba luego como a una escalenta de cuerda; exactamente igual a lo que hoy se llama huesera porque son de huesos y que usan los negros. Este instrumento rudo lo sujetaban al cuello con un lazo de correa y con una mano lo sostenían tenso por el extremo inferior; mientras con la otra pasaban otro trozo de madera arriba y abajo, con distintos aires. También usaban busios (strombus). Otro de los instrumentos consistía en lanzas o astas largas hechas de madera con son o que producen sonido, que colocaban tendidas en equilibrio sobre un hombro y golpeaban con un trozo de madera. También usaban como instrumentos dos lapas o pa tellas grandes, que colocaban una entre el pulgar e índice y otra entre éste y el dedo del medio de la mano derecha, cogiéndolas por un punto próximo a los bordes y haciendo coincidir los vértices de las espiras por sus caras convexas. Como las valvas las cogían muy cerca del borde, podían repiquetearlas frotándolas rápidamente y con diferentes aires. Así dispuestas las repicaban, con distintos compases, entre el pulgar y otro dedo de la mano izquierda (Güímar).

—Busios. Es muy generalizada la tradición de que los reyes de Moreque y de Añico (hoy Roque del Conde), que se hallan distantes varios kilómetros se hablaban por medio de busios (¿serían señales convencionales?) (Arona).

—Los tocaban (Arona).

—Caña. La caña o huesera sirve para acompañar al tambor; dando un ruido acompasado. Lo mismo ocurría con las chácaras.
—Carrascal. Consistía este instrumento en un palito de brezo o de haya —o de otro palo duro— con muescas hechas en un filo que hacían al palo; y con una tablita provista también de filo, lo rascaban al compás del tajaraste (Guía de Isora).

—Castañuelas. De cascara de lapas y de lajitas de piedra (Granadilla).

—Los pastores se entretenían en tocar flautas de caña o panderos de madera de drago y piel de cabra, cantando sus amores, ha/añas de sus antepasados, etc. (Granadilla).
—Drago: construían panderos y tambores. Cañas: hacían cañizos, flautas y biombos (¿pero habían cañas?). (Granadilla).

—Flautas. Hacían flautas de maljurada (Güímar).

De ordinario las flautas no emplean más de 4 tonos y dos semitonos en dos octavas. Las flautas como de 1/2 vara.

—Lanzas. Se asegura que la costumbre que tienen algunos pastores de tocar la lanza puesta al hombro cuando van de marcha, la heredaron de los guanches; y que era uno de sus instrumentos músicos. Suenan más cuando son de sabina.

—Lapas. Como instrumentos usaban lapas, a guisa de castañuelas y ciertos palos sonoros (Candelaria, Barranco Hondo, etc.). Conchas de lapas, colocando una entre el dedo del medio e índice, y otra entre éste y el pulgar de la misma mano, que repiqueteaban valiéndose del índice y pulgar de la otra mano (Candelaria, Barranco Hondo, etc.).

—Panderetas. Las hacían con fondo de cuero de cabra, poniéndoles lapas como sonajeras (Granadilla).

—Panderos. Utilizaban flautas de caña y panderos de madera de drago y piel de cabra (Granadilla. Daute). Al pandero suelen ponerles chácaras, además de las sonajillas.

—Sinadera o zumbadera. Consitía en una tablilla delgada y como de 20 a 30 centímetros de larga, a uno de cuyos extremos le ataban una correa como de una vara de larga; que hacían sonar trazando círculos en el aire; aumentando o disminuyendo el tono, según la velocidad dada a la tablita (Guía de Isora).

—Sonajeras. Consistía en una tabla con mango, en la que practicaban dos hendiduras paralelas en su mayor longitud. En estas hendiduras colocaban palitos de leña blanca atravesados y en estos palitos, lapas o rodajas o discos de valvas marinas horadadas por el centro.

Las hacían sonar sacudiéndolas al aire o chocándolas con la otra mano (Arona).
—Sonajero. Un trozo de madera hueco con lapas o lajitas dentro, que luego sacudían a compás (Granadilla).

—Tambores. Tambores de drago y flautas de caña (Daute).
—Dicen tenían tambores, hechos de drago y que dentro de los dos fondos (entre ambos) ponían unas piedrecitas (Arona).
—Hacían los parches de tambores con cueros de perro (Sur de Tenerife). Usaban tambores sin cuerdas, como destemplados que producen un ruido más o menos desagradable; siendo el oficio del tambor el acompañar la flauta.

Bailes y Danzas:

—Bailes: El baile de los palos sólo se bailaba entre cuatro, aunque se pusieran varios en hilera. Hemos dicho que todas las parejas ejecutan sus movimientos en una misma dirección, estableciéndose en las dos filas como una especie de balanceo, primero hacia la derecha de los hombres y luego sobre la izquierda, sin perder el paralelismo ambas líneas de bailadores; y claro está que para que así suceda, el hombre rompe el baile con el pie derecho, mientras la mujer lo hace con el izquierdo.

El tajaraste como aún lo baila algún viejo en La Esperanza. Se llevaba el compás como ahora pero sin saltar tanto y dando como dos pasitos menuditos y parejos con cada pie —alternando— hacia adelante y atrás. (Candelaria, Barranco Hondo, etc.). El tajaraste (Arafo).

—Tango. En el tango de Icod no hay chácaras, sino flauta y tambor.

—Danzas: (Un baile de guanches). Es tradicional en Güímar de que uno de los bailes que tenían, consistía en ponerse en dos filas hombres y mujeres, los hombres juntos, y separados, y que observando un compás particular, bailaban con un pasito muy breve y menudo, cuatro hacia adelante y otros cuatro atrás. Algunos dicen, que además daban dos a cada lado (Güímar).

La danza que bailan delante de San Pedro, en Güímar; en El Socorro, Candelaria etc., es originaria de los guanches; pero sin tambor y con correas en lugar de cintas. Tocaban y acompañaban con lapas (Candelaria).

—Uno de los bailes salteado era algo parecido al tajaraste de hoy, que se halla modificado; bailaban dando dos pasitos o saltos con un pie hacia adelante y otros dos después adelantando el otro. Para esto se ponían en fila los bailarines. (Candelaria, Barranco Hondo, etc.).

—Danza de las cintas. Hay la tradición que la danza que entre varios hombres bailan alrededor de un palo que lleva otro, entrelazando artísticamente las cintas, como la bailan en Güímar, viene de los guanches. Sólo la bailaban delante de los menceyes y príncipes en ciertos días o acontecimientos (Arona).

La danza que bailan en Güímar la han reputado siempre como de origen guanche, pero que no la bailaban con tambor sino al son de chácaras de lapas, y con correas en lugar de cintas (Granadilla, Las Vegas, etc.

Distribución geográfica de los intrumentos musicales citados:

Arico: Chácaras, Flauta, Tambor y Tajaraste.

Arona: Tambores de drago con dos fondos y dentro piedrecitas.

Candelaria: Lapas usadas como castañuelas, palos sonoros.

Daute: Tambores de drago, flautas de caña.

Granadilla: Especie de pandereta de cuero de cabra y algunas lapas. Castañuelas de lapas y lajitas de piedra.

Güímar: La costumbre que aún tienen los pastores, de marcha, atravesarse la lanza sobre un hombro, tocándola con un trozo de madera. Suenan más si son de sabina.

Huesera. Con trocitos de palos de son, con los de laurel, unidos por correas, distanciados, como una escalerita. Sujeto al cuello y tenso por la mano; que rascaban con un trozo de madera, con distintos aires.

Lapas. Entre pulgar e índice y otra entre éste y el del medio, cerca de los bordes. Así las repicaban entre el pulgar y otro dedo la otra mano. Flautas de maljurada, las mejores de laurel y de caña.

Tenerife: Dentro de un trozo hueco de madera ponían piedrecitas que luego sacudían. Tajaraste: pandero sin sonajülas.

Distribución espacial de los bailes citados:

Arafo y La Esperanza: El Tajaraste.

Arona: Baile de los palos.

Candelaria: La danza de Güímar. Sin tambor pero sí con lapas. Utilizaban correas en lugar de cintas. Sólo la bailaban delante de los menceyes, príncipes y ciertos días o acontecimientos. El Tajaraste. El compás era como el que bailan ahora (1913) algunos viejos de La Esperanza, pero sin saltar tanto y dando como dos pasitos menuditos y parejos con cada pie, alternando, hacia adelante y atrás.

Icod: El tango.

18. COMUNICACIONES Y COMERCIO:

Caminos. El de Los Guanches, que de La Victoria llega a la Tosca de Ana María, sigue por el Llano a pasar por la Cuesta de Pere-ra, derecho al Cantillo, atravesando el caserío de La Corujera, tirando a la Tosquita a salir al Pino, y entra en la jurisdicción de la Villa (de La Orotava) por la casa blanca que está al pie de la Cuesta de Bacalao, en la Villa. (Este camino atraviesa la parte alta de los caseríos del pueblo). Un camino, además de la carretera que lo une con La Victoria y la Villa, llamado de Candelaria, que va a las cumbres para ir al sur de Tenerife. El pago de la Corujera está a lo largo del Camino de Los Guanches.


—El camino del Montillo, conocido antiguamente con el nombre de vereda de los
guanches (hoy en parte destruida) que ponía en comunicación desde la Punta del Hidalgo a La Matanza; y se cree que conducían los guanches sus ganados a darles agua
(El Sauzal)




—Desde Santa Cruz partía un camino a Güímar, cerca de la orilla del mar (Barranco Hondo, Candelaria).
—Caminos (ganado). Tenían veredas públicas de cumbre a costa (y aún existen algunas), y en ciertas partes espacios muy anchos para hacer noche o sestear el ganado, etc. (Guía).

—Vueltas del ganado. Los ganados de la parte de Imoque, del rey de Adeje, tenían su vuelta que aún se conoce (así como las de la parte acá del de Abona) que iban al Charco del Rey en el barranco de dicho nombre, que la separaba de Abona. (Arona).
—Comercio. Era de cambio de efectos (trueque) (Araya).

Comunicaciones interinsulares. Es bastante general la tradición de que los guanches comunicaban, si bien no con frecuencia, entre algunas islas, como por ejemplo entre Tenerife y La Gomera; y no sólo lo afirman sino que describen el medio de que se valían: con balsas de foles.

Por lo que respecta a las dos islas mencionadas, existen varias corrientes en que los maderos y ciertos objetos abandonados van a parar de Tenerife a La Gomera y viceversa, según las mareas, como ha sucedido en nuestros tiempos. Los marinos o mejor pescadores de las playas del Sur de Tenerife señalan algunas de esas corrientes, como la que parte de la playa de Troya, entre Arona y Adeje, y otra (en la desembocadura del barranco de Juan López), en la playa de Las Arenas, en Valle Santiago, en que afirman serán transportados los objetos de una isla a otra en ciertas épocas del año.

Lo cierto es que a favor de esas corrientes no creemos imposible pueda transportar un individuo de una isla a otra sobre un cuerpo flotante, en un gran apuro; de lo que tenemos casi un testimonio histórico con lo sucedido a los asesinos del Conde de La Gomera Hernán Pera-za, que pudieron salvarse aprovechando el medio que la tradición refiere utilizaban los guanches en ciertos casos, que como llevamos dicho era en balsas de f oles.

—Correo. Diariamente le enteraba un individuo de cada tagoro las novedades ocurridas (Güímar).

—Señales. En tiempo de guerra establecían atalayas sobre las montañas y se comunicaban en muy poco tiempo y a grandes distancias las órdenes y noticias por medio de silbos, y con humo durante el día y hogueras por la noche (Granadilla).

—Encendiendo hogueras en las montañas de Arguayo, de Tejina, Roque del Conde y de Jama, en San Miguel, y montaña del Pozo, en Chasna ¿se veían de todo el reino de Adeje?

—Desde Santa Cruz partía un camino a Güímar, cerca de la orilla del mar (Barranco Hondo, Candelaria).

—Caminos (ganado). Tenían veredas públicas de cumbre a costa (y aún existen algunas), y en ciertas partes espacios muy anchos para hacer noche o sestear el ganado, etc. (Guía).

—Vueltas del ganado. Los ganados de la parte de Imoque, del rey de Adeje, tenían su vuelta que aún se conoce (así como las de la parte acá del de Abona) que iban al Charco del Rey en el barranco de dicho nombre, que la separaba de Abona. (Arona).

—Comercio. Era de cambio de efectos (trueque) (Araya).

Comunicaciones interinsulares. Es bastante general la tradición de que los guanches comunicaban, si bien no con frecuencia, entre algunas islas, como por ejemplo entre Tenerife y La Gomera; y no sólo lo afirman sino que describen el medio de que se valían: con balsas de foles.

Por lo que respecta a las dos islas mencionadas, existen varias corrientes en que los maderos y ciertos objetos abandonados van a parar de Tenerife a La Gomera y viceversa, según las mareas, como ha sucedido en nuestros tiempos. Los marinos o mejor pescadores de las playas del Sur de Tenerife señalan algunas de esas corrientes, como la que parte de la playa de Troya, entre Arona y Adeje, y otra (en la desembocadura del barranco de Juan López), en la playa de Las Arenas, en Valle Santiago, en que afirman serán transportados los objetos de una isla a otra en ciertas épocas del año.

Lo cierto es que a favor de esas corrientes no creemos imposible pueda transportar un individuo de una isla a otra sobre un cuerpo flotante, en un gran apuro; de lo que tenemos casi un testimonio histórico con lo sucedido a los asesinos del Conde de La Gomera Hernán Pera-za, que pudieron salvarse aprovechando el medio que la tradición refiere utilizaban los guanches en ciertos casos, que como llevamos dicho era en balsas de f oles.

—Correo. Diariamente le enteraba un individuo de cada tagoro las novedades ocurridas (Güímar).

—Señales. En tiempo de guerra establecían atalayas sobre las montañas y se comunicaban en muy poco tiempo y a grandes distancias las órdenes y noticias por medio de silbos, y con humo durante el día y hogueras por la noche (Granadilla).

—Encendiendo hogueras en las montañas de Arguayo, de Tejina, Roque del Conde y de Jama, en San Miguel, y montaña del Pozo, en Chasna ¿se veían de todo el reino de Adeje?

—Silbo de los guanches. En Los Realejos afirman, como en Santa Úrsula, que los guanches hacían oírse sus silbos de una ladera a otra del Valle de La Orotava.

—Es tradición que Bartolomé, natural de La Hondura, de Arona, hablaba silbando a los demás que estaban al otro lado del barranco de Chija, antes de La Hondura, casado con Anica la Espaina, natural. Dicho Bartolomé ejercía un mando superior en el territorio de Chija o de Hondura (Arona).

—Ahora he descubierto que en Vilaflor se entienden silbando, como en La Gomera, muchas personas; y que esto viene de antiguo. También hay en Granadilla muchos que se entienden también silbando, en los altos de Arico, por Chajaños, etc. (Vilaflor, Granadilla, Arico). (Vid. Cap. VI del Tomo I).
Es sabido que los guanches se entendían por el silbo, como en La Gomera. Aún hoy se hablan algunos en Barranco Hondo y otros puntos, pero en muchísima menor escala que antes.

Dicen que también se entendían con busios, pero no he podido averiguar si eran con ciertos toques convencionales o cómo (Barranco Hondo, Candelaria).

En Chivisaya y en La Esperanza hablan silbando, aunque no está muy generalizado.
Existe muy viva la tradición de que los guanches hablaban y enseñaban a hablar a sus hijos, silbando, saltar y correr (Arafo).

—Silbo articulado y busios. En Igueste y en La Esperanza se entienden silbando y se llaman con busios. Hará como 60 años se usaba hablar silbando entre los viejos, pero que se ha perdido la costumbre. En La Esperanza y La Victoria hay quien se entiende con busios (El Rosario).

—Es muy generalizada la tradición de que los reyes de Moreque y de Añico (hoy Roque del Conde), que se halla distantes varios kilómetros se hablaban por medio de busios (¿Serían señales convencionales?) (Arona).

* *  *
ANOTACIONES

1 En el plan original de la obra «Historia del Pueblo Guanche», no se había redactado este capítulo. La idea que Bethencourt Alfonso tenía al respecto era la de dar  una visión general de la economía y la cultura guanche, comparándola con la del resto del Archipiélago Canario, e incorporarla en el III.er Tomo. Cuando nos enfrentamos a las tareas de edición, decidimos colocar este anexo documental en el II.° Tomo para no romper el hilo argumental de los temas presentados. Las anotaciones y referencias tomadas por el autor, nos han ayudado notablemente a configurar este capítulo.

2  «Hay ejemplares en que la herencia (guanche) es todavía más patente. En la Lám. LXVI, 3, (cuenco con mangos cortos, de San Miguel) el primitivo mamelón de pared se robustece notablemente hasta convenirse en un mango corto. Consideramos a esta pieza como una de las más arcaizantes producidas por la alfarería tradicional de Tenerife. Se fabricó en los hoy desaparecidos alfares de San Miguel, y admite una comparación con la pieza primitiva de la Lám. XLVIII,!...

De Las Galletas, y por consiguiente fabricada en San Miguel, a cuyo término pertenece dicha localidad, procede el ejemplar de la fig. 79, con agarraderos en forma de mamelones prolongados, paredes gruesas y borde biselado. De la misma localidad procede la pieza de la Lám. LXIV, 1.

Vasija que formó parte de las colecciones del Museo Municipal de Santa Cruz de Tenerife, que se clasificó como guanche, es decir, prehispánica, y que como tal fue publicada en varias ocasiones, es la que ahora publicamos de perfil y de frente en la Lám. LXVIII. Se localizó en Fetapodón- lugar que no hemos podido situar-, en la zona de Güímar. La halló el Dr. Bethencourt Alfonso, quien, al darla por guanche, hace suponer que la encontró en una cueva. El dato es interesante —aunque ello suponga desconocimiento de la alfarería tradicional—, porque en escondrijos y covachas han sido también halladas las piezas, ya citadas, de Las Galletas y de la Playa de Santiago...». (Luís Diego Cuscoy. «Gánigo. Estudio de la cerámica de Tenerife». Santa Cruz de Tenerife: Museo Arqueológico de Santa Cruz de Tenerife, 1971, págs. 172-173).

Otras investigaciones de interés, para conocer las características de la cerámica aborigen y tradicional de la cerámica de San Miguel son:

Rafael González Antón. «La alfarería popular en Canarias». Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura de Tenerife, 1977.

Con motivo de la celebración del I Congreso de Alfarería Popular de Canarias, celebrado en La Guancha en 1981, colaboramos en la organización de la primera exposición pública que se había hecho de la cerámica tradicional de San Miguel. Igualmente presentamos a dicho Congreso, la ponencia titulada «La Cerámica tradicional en San Miguel de Abona» (inédita).

3  Como hemos dicho anteriormente la aportación que hace el autor sobre la navegación prehistórica e histórica, desarrollada en las costas de las islas, es una de las contribuciones más originales de Bethencourt Alfonso. Para ello se basa, fundamentalmente, en la información oral.

4  Las últimas investigaciones paleomédicas realizadas sobre restos humanos de guanches nos hablan de la incidencia en ellos de enfermedades maxilo-dentales, enfermedades con repercusiones sobre los huesos (infecciones, reumatismo, tumores, traumatismos, trastornos circulatorios óseos, malformaciones congénitas, etc.), enfermedades de los tejidos blandos (antracosis, arterieesclerosis, neumonía, gastroenteritis, etc.) y la fulminante acción de algunas epidemias a finales del siglo xv, sobre todo la conocida como «modorra» que posiblemente se correspondía con el tifus, (Vid., Catálogo de la exposición MOMIAS. Los secretos del pasado»; págs. 42-53.).

5  Para conocer el destino de muchas de las momias encontradas en Canarias, y posteriormente enviadas al exterior, es interesante conocer el artículo de D. Luis Diego Cuscoy. «Glosa a un fragmento de los «Apuntes»de Don José de Anchieta y Marcan. Necrópolis y Momias» en Anuario de Estudios Atlánticos. Madrid-Las Palmas de Gran Canaria: C.S.I.C.-Casa de Colón, 1976 (n.° 22), pp. 233-270.


6  Vid. M. Sierra Delage «Documentación existente en el Museo Nacional de Etnología en relación con colecciones de Canarias, costa noroccidental de África y Afro-América», en VI Coloquio de Historia Canario-Americana. Aula Canarias-No-roeste de África (1984). Las Palmas de Gran Canaria; Viceconsejería de Cultura y Deportes del Gobierno Autónomo de Canarias/Cabildo Insular de Gran Canaria, 1987. (Tomo 111.°), págs. 69-68.

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