jueves, 30 de octubre de 2014

LLAMARME GUANCHE.






Hijo de los volcanes y las lavas.
Llevar la frente alta.
Tener el corazón hecho de libertades.
Llamarme guanche, nada más.
Mi patria: un negro malpaís;
mi flor: una retama.
Beber agua de una fuente,
descansar bajo un pino,
tener la mar que me separa
de todo aquello que no quiero
y que me ata.

Llamarme guanche.

Labrar puntas de lanza,
darle vueltas al barro
y que el gánigo nazca.
Caminar sin caminos,
subir a la montaña,
mirar entre las nubes.

San Borondón lejana...

Tallar con la tabona
en una añepa larga.
En cada beñesmén
recoger de la tierra
yrichen, yayo, tano,
beber ahof de hara.

Dar gracias a Achamán.
Labrar una obsidiana
para mirar mi rostro
de hombre libre
cuando nace Magec, cada mañana.

Llamarme guanche.
Enterrar a mis muertos en paz.

No saber nada.

Que el mundo se limite
al norte en un volcán;
alrededor de la playa.

Llamarme guanche.
Hundir a los navíos y a las barcas
que abrieron en la mar
caminos a la Isla,
para robar su calma...

Estarme solo.

Ésta es mi tierra humilde,
ésta es mi humilde patria.

Tener el corazón hecho de libertades.


Llevar la frente alta.
Llamarme guanche, hijo de los volcanes
y de las lavas.


Carlos

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