viernes, 24 de octubre de 2014

EL DEVENIR HISTÓRICO DE UNA NACIÓN COLONIZADA






CAPITULO VIII




Eduardo Pedro Garcia Rodríguez

 1495 Febrero 13. Madrid (f. 48). Orden al bachiller Alonso Fajardo, gobernador y justicia de las islas de Gran Canaria, para que informe, a petición del obispo de Canaria, de la venta que hizo Pedro de Vera, gobernador a la sazón de Gran Canaria, de los canarios que se entregaron para ser bautizados. Don Alvaro. Joahnnes. Andreas. Gundisalvus. Felipus. Johannes licenciatus. Badajoz. (E. Aznar; 1981)

1495 Febrero 28. Madrid (f. 49). Orden al bachiller Fajardo, gobernador de Gran Canaria, para que informe al Consejo sobre la demanda presentada por la canaria Francisca de La Palma, vecina de la isla de igual nombre, que por mandato de Francisco Maldonado, pesquisidor de Gran Canaria, asentó paces con dos bandos de La Palma, que se sometieron y colaboraron en la conquista de dicha isla con Alonso de Lugo, quien acabada ésta vendió sus rehenes y obtuvo, alegando una ficticia sublevación, merced real para esclavizarlos, apoderándose además de sus ganados y prendiendo ala dicha Francisca de La Palma, para evitar que fuera a quejarse al rey. Don Alvaro. Alcocer. Chanciller. Malpartida. Oropesa. Mármol. (E. Aznar; 1981)

1495 Marzo 4. Madrid (f. 37). Carta a las justicias del Reino ya todos los recaudadores de rentas, para que a petición de Alonso de Lugo, capitán de la conquista de Tenerife, y Nicolás Angelat, Guillermo Blanco, Francisco Palomar y Mateo Vifia, armadores de dicha armada, no lleven alcabalas sobre la primera venta de los cautivos y ganados enviados por los caballeros y peones que están en dicha conquista, como se hace en las cabalgadas en tierra de moros, ya que dicha conquista se hace por mandato real y los cautivos son infieles sobre los que se paga el quinto. (E. Aznar; 1981)

1495 Marzo 4. Madrid Alonso de Lugo y otros ginoveses. Ynserta una ley del quaderno. Alonso de Lugo y los socios armadores de la conquista de Tenerife gestionan y obtienen exención del derecho de alcabalas para las ventas de esclavos guanches que arribaban a la metrópoli, en paridad con las cabalgadas en tierra de moros.

Don Fernando e doña Ysabel, por la gracia de Dios rey e reyna de Castilla, de León y de Aragón, etc. A los corregidores, asystentes, alcaldes, alguaciles y otras justicias qualesquier de todas las cibdades y villas e logares de los nuestros reynos y señoríos, e a cada uno de vos en vuestros lugares e juridiciones, ya qualesquier nuestros arrendadores y desmeros y recabdadores y portadegueros de los puertos destos nuestros reynos y señóríos y de otras personas qualesquier a quien toca y ataña lo en esta nuestra carta contenido, salud y gracia.

Sepades que Alonso de Lugo, nuestro capitán de la conquista de la ysla de Tenerife, y Niculido Angelat y Guillelmo Blanco y Francisco Palomar y Mateo Viña, armadores de la dicha armada y conquista de Tenerife, nos fisieron relación por su petición que ante nos en nuestro Consejo fue presentada diziendo: que ellos e los cavalleros y peones que están en dicha conquista enbían a estas dichas cibdades y villas algunos esclavos y cabtyvos de la dicha ysla, de los quales caben de sus partes, a vender o para sus casas, e que en esas dichas cibdades e villas e logares e puertos les pedís y demandáys derechos, as y de la entrada como de la venta dellos, y dis que les ponéys demandas e enbargos a
los dichos esclavos y bienes dellos, disiéndovos los dichos arrendadores que estos cabtyvos non son de tierra de moros ni son moros y que son obligados a pagar derechos, porque para de tal armada y conquista no se entiende la ley del nuestro quaderno, salvo alas cavalgadas que se hasen en tierra de moros; y que siendo la dicha armada e conquista fecha por nuestro mandado, y seyendo ynfieles y pagando quinto como se pagava, aviendo de pagar otros derechos de primera ystanc;ia, como les demandávades vos los dichos arrendadores, ellos serían muy agraviados y rec;ibirlan mucho daño. Por ende, que nos suplicavan y pedian por merc;ed que sobre ello les proveyésemos, mandando guardar la dicha ley de nuestro quaderno que sobre las dichas cavalgadas disponía o como la nuestra merc;ed fuese. Lo qual visto en el nuestro Consejo y con nos consultado fue acordado que devíamos mandar dar esta nuestra carta para vosotros y cada uno de vos en la dicha ras6n, ynserta en ella la dicha ley, su thenorde la qual es este que sigue : «Otrosí es nuestra merced que non se pague alcavala alguna de los dichos cabtyvos y de los ganados y otras cosas qualesquier que qualesquier personas, asy de cavallo como de pie, sacaren de tierra de moros, en tienpo de guerra, y las vendieren en estos nuestros reynos, de la primera venta que dellos hisieren los tales cavalleros y peones, o otros por ellos después de sacado y puesto en çalvo. » y nos tovímoslo por bien : por que vos mandamos, a todos ya cada uno de vos, en vuestros lugares y juridiC;iones, que veades la dicha ley, que de suso va encorporada, e la guardedes y cunplades y fagades guardar y conplir en todo y por todo, sygund que en ella se contiene, asy en lo que toca a los dichos esclavos y cabtyvos, que los susodichos enbiaren a vender o para sus casas de los de la ysla de Tenerife, como s y fuesen de cavalgadas que se hisiesen en tierra de moros; por quanto nuestra merced y voluntad es que as y se entienda la dicha ley, en quanto toca a los cabtyvos desta conquista; y mandamos que por ello non se faga descuento alguno a vos los dichos arrendadores e contra el thenor y forma de la dicha ley non vades ni pasedes ni consintades yr ni pasar en tiempo alguno ni por ninguna manera. E los unos nin los otros non fagades ni fagan ende al por alguna manera, so pena de nuestra merced y de dos mill maravedís para la nuestra cámara a cada uno por quien fincare de lo asy fazer y conplir , y más mandamos al ome que vos esta nuestra carta mostrare que vos enplaze que parescades ante nos en la nuestra corte, a doquier que nos seamos del día que vos enplasare a quinse días primeros syguientes, so la dicha pena; so la qual mandamos a qualquier escrivano público, que para esto fuere llamado, que dé ende al que vos la mostrare testimonio sygnado con su sygno, por que nos sepamos en cómo se cunple nuestro mandado. Dada en la villa de Madrid, a quatro días del mes de marco, año del nascimiento del nuestro salvador Jhesu Christo de mill y quatrocientos y noventa y cinco años. (A. Rumeu 1975:438) (A. Rumeu 1975:437)

1495 Marzo 7. Madrid (f. 558). Citación a Pedro López, vecino de Sevilla, y a Rodrigo Donaire procuradores de Gonzalo de Burgos, para que comparezcan en la Audiencia y Chancillería de la Ciudad Real, en seguimiento del pleito que éste trataba en el Consejo con Gonzalo Arias, sobre la escribanía del concejo de Gran Canaria. Don Alvaro. Juanes. Antón. Juanes licenciatus. Vitoria. (E. Aznar; 1981)

1495 Abril (s.d.) Madrid (f. 393). Incitativa al gobernador de Gran canaria, para que dé cumplimiento de justicia a Andrés de Navarrete, que reclama el importe de dos esclavos gomeros que compró, por 12.000 maravedís, a unos factores de doña Beatriz de Bobadilla y que le fueron tomados por el obispo de Canaria, por ser cristianos y libres. Dicho pago ha de realizarse no obstante la carta de sobreseimiento dada por el rey a doña Beatriz de Bobadilla. Don Alvaro. Juanes. Antonius. Petrus. Juanes licenciatus. Castillo. (E. Aznar; 1981)

1496. El territorio de Icod (Benicoden) constituyó el menceyato de Icoden, rigiéndole en el momento de la invasión y conquista Belicar, que asímismo sometido, le fue impuesto bautismo por el rito católico, bautizado con el nombre de Blás Martín. Residía en las cuevas de Artaos, (Sanguiñal) las que fueron donadas con dos fanegas de tierra al canario conquistador Pablo Martín Buendía, como consta en el título 16 de Mayo de 1503, folios 40 y 48 y libro 21 original, cuaderno 18 folios 18 y 35.

1496. Una vez pactada las denominadas paces de Los Realejos, Pelinor creyó estar a salvo de los desmanes de los invasores ya que él había contribuido a la invasión aliándose con los mismos. Poco tiempo tardó en darse cuenta de error y del poco honor que daban los invasores a sus compromisos aunque estos hubiesen sido contraídos en nombre de su dios. Su menceyato fue uno de los primeros en ser victima de la insaciable sed de rapiña del mercenario esclavista Alonso de Lugo y su horda de mercenarios. Según Arribas. “Fué Adeje no solo uno de tantos Menceyatos que se formaron con motivo de la rebelión que mermó a Tinerfe el grande su poder omnímodo sino el centro mismo de éste. Quedó el gran Tinerfe reducido á este menceyato, pues su cuarto hijo Albitocazpeyel fué el único que no se rebeló, por lo que heredó pacíficamente el territorio; sucedióle su hijo Pelinor, que bautizado se llamó Diego de Adeje, siendo su padrino Don Diego de Muros, obispo de Canarias.

Fué por los españoles muy considerado y no por eso dejó de tener que ir á Berbería con sus parientes más cercanos, donde parece que murió. Su mujer apadrinada por el dicho Obispo tomó el nombre de Catalina Murillo.

Hubo repartos de tierras y además se le concedió Don y el escudo siguiente de armas: "En campo de oro dos palmas verdes cruzadas con una corona encima, de oro; aliado derecho una R y al siniestro una D; en la parte media del escudo dos rejas abiertas por medio y en cada lado tres ovejas blancas por la parte de adentro y al pié dos lobos blancos con collares rojos". Hubieron los hijos siguientes:

12 Fernando Díaz (alias Alonso) fue uno de los que confirieron poder para no ir á Berbería por ante Vallejo en 1512 fólio 715; siguió un pleito contra el Adelantado sobre la pertenencia de 200 cabras, que se tranzó. Véase para saber de esta familia, un documento de la partición de bienes entre sus hijos, ante Antón Martín en Garachico el año 1533 en 15 de Septiembre, como así mismo el testimonio de 1541 ante el referido escribano.

22 hijo fué María de Lugo, tomando el apellido de su padrino el Adelantado, á la que dotó; casó primero con  Diego de Adeje su tío y en segundas nupcias con Andrés de Llarena, indígena de Güimar. Fueron hijos del D. Diego referido; 12 Alonso Díaz Llarena. -22 Márcos Díaz. -32 Fernán Pérez. - 42 Diego Díaz. -52 Juan de Regla que casó con Luisa Delgado. -62 Isabel Pérez que casó con Juan Doramas e1 2º. -Hijos del segundo matrimonio ósea de Andres Llarena; 12 Andrés de Llarena e12, casó con Margarita González. - 22 María Diaz, casó con Juan Gaspar. 3er hijo fue Isabel Díaz y Pérez y fueron hijos; 12 Juan Díaz. -22 Estéban. -32 Alonso, casó con María Trujillo. -Anna Roquesa, casada con Pedro Hernández. -52 Ángela Gómez. -62 Melchora Bonilla. -72 Julián Gómez. -82 Isabel Díaz, monja en Garachico.

Los nobles y plebeyos del distrito de Adeje separadamente con fecha 8 de Enero de 1511 dirigen al Adelantado la siguiente petición firmada por Andrés de Güimar, D. Pedro, y D. Alonso, hijos del Mencey de Adeje, Francisco de Aponte, Alonso de Bonilla, Fernando de Ossorio y Juan Delgado, indígenas. Solicítase que en atención á haberse mandado por pregón que todos vengan á vivir á poblado en el término de seis meses y digan donde oyen misa, se revoque la orden, por ser corto el plazo y tener mujeres é hijos, ó se amplíe; y pidiendo además que en atención á que en Icod y Daute todo el territorio son heredades, se les señale la antigua corte de Adeje por residencia. El
original existe en el oficio 1º  de cabildo. Otra solicitud se halla así mismo en dicho año dirigida al consistorio de Tenerife por Guanches y Gomeros, en el que se expresan todos los guanches que hay en la isla y donde oyen misa; y apelan porque de Adeje pocas veces pueden venir por impedírselo sus ganados. (B. de la S.E.A. del P.)” (Cipriano de Arribas y Sánchez; 1993)

1496. Según Arribas en la época de la invasión europea de la isla Chinech (Tenerife): “El Mencey de Abona, tenía su residencia habitual en Vilaflor en el territorio de Adjoña. Ocupó este reino el tercer hijo de Tinerfe llamado Adguajoña, sucediéndole á su muerte su hijo Adjoña, que luego bautizado llamóse Gaspar Hemández y su mujer Catalina Francisca zapata. Recibió sus correspondientes repartos. Pasó á combatir á Berbería. Hubieron los hijos siguientes:

11 Juan Gaspar, casó en primeras con Maria Díaz y en segundas con María Benítez. -21 Catalina Gaspar casó en primeras con Alonso González y en segundas con Rodrigo Pérez. -3º Anna Hemández, -41 Elvira Hernández casó con Juan Romano. -51 Juana Hernández entenada del Rey. Adjoña volvió de Berbería falleciendo en Candelaria donde residía.” (Cipriano de Arribas y Sánchez; 1993)

1496. El Mencey de Daute que gobernaba este distrito al tiempo de la conquista se llamaba Romén, después del bautismo Diego Ibaute, el que casó con Barbola García en primera nupcias y en segundas con Juana González la hidalga natural de la punta de Anaga y fueron sus hijos: 1º Luís Ibaute y 2º Gonzalo Ibaute que casó con Francisca Delgado.

El Romén testó ante Sebastián Pérez en 1516 fólio 740. El Luís murió soltero y el Gonzalo testó ante Miguel García en 1528 fólio 347 y dejó los hijos siguientes: 1º Catalina González que casó con Juan Afonso. -2º Juana González que casó con Francisco Díaz. -31 Cristóbal González casado con Inés Delgado. -41 Isabel González que casó con Bartolomé Hernández. 51 Francisco González.


1496. La Orotava fue Menceyato y en su campiña tenía su palacio el Rey Benchomo ó Benitomo, también denominado Quebe-ey el esforzado, el cual era viudo é hijo de Quehebi Imobach, y su madre se llamaba Caseloria, la que era hija del príncipe Serdeto de Anaga. Bautizado tomó el nombre de Cristóbal Hernández, casó con la hija del Mencey de Tacoronte conocida por Añagua y después Anna Hernández, dama de grandes cualidades, hermosa y muy querida por todos los Menceyes. En la batalla de la Matanza salió herido de gravedad en un brazo, dio pruebas de generosidad devolviendo 47 prisioneros después de dicha acción de armas y lo mismo hizo con el capitán de la caballería española Gonzalo del Castillo.

Sus palacios viviendas estaban en el cerro llamado_de Chichimani, al naciente de la villa de la Orotava, conocidas aún hoy día por Cueva de los siete palacios y éstas, junto con una fuente que está por encima denominada de Tamayde, y un lote de tierra en el valle de Beniso, se lo dieron al conquistador canario Martín Hemández. De esta unión fueron hijos los siguientes:

1 II Dácil llamada en honor de la Reina de Castilla Isabel del Castillo, la que casó con Antón Martín, príncipe de Abona y hubieron hijos á saber.

1 II Francisco del Castillo que recibió repartos. 211 Anna del Castillo, casó con Rodrigo de Cañizales. 311 María García Izquierdo casó con Juan cabeza, conquistador. 411 Cristóbal Sánchez. 511 Luís García del Castillo Izquierdo. 611 Mariana García que casó con Martín Yanes. 711 Pedro García del Castillo, casado con Catalina García. 211 hijo de Benchomo fué Francisca Tacoronte (alias del Castillo) casó con el conquistador capitán de la caballería Gonzalo del Castillo. Fueron hijos Juan é Ignés del Castillo, habiendo tenido antes un hijo natural llamado Francisco del Castillo. 311 hijo de Benchomo, fué Collorampa, después María Hernández; casó con el conquistador canario hijo del ex-mencey Doramas, llamado Juan Doramas, le decían también Diego y Pedro. Fueron hijos:

1  María Doramas, casó con Juan Gómez Fregenal. 2º Francisco Doramas casó con María Díaz. 3º Juan Doramas e1 2º, casó con Isabel Pérez. 4º hijo fue de Benchomo, Marina Hernández, antes Rosalva, casó con Antonio Palazuelos y fueron sus hijos. 1º Anna Hernández. 2º Juana Hernández y Sánchez, casó con Márcos Hernández. 3Q Leonor Sánchez Palazuelos. 4º Francisca Hernández, casó con Pedro Hernández. 5º Cristóbal Palazuelos casó primero con Magdalena Luís y segundo con María Ramírez. 6º María Luís Palazuelos y Hernández Bencomo casó con Benito Rodríguez. 7º Magdalena Luís Palazuelos.

Respecto al hijo de Bencomo llamado Ruimán y Cristóbal Hernández que se supone casó con Guacymara de Anaga no he podido hallar noticias de él, pues Guacymara fué mujer de Tinguaro, hermano gemelo de Bencomo el que murió en el combate de la cuesta de San Roque. Viana como poeta ha referido un hecho histórico que parece no existió pues no hé visto en ningún documento antiguo noticias de Ruimán, a pesar de tener datos sacados de todas las escribanías de la isla. (Cipriano de Arribas y Sánchez; 1993) Es probable que Arribas haya confundido a Ruimán con Derimán, al cual no menciona en su genealogía. También confunde a Bentor-Ventor o Ventorey con su padre Bencomo, el cual posiblemente murió en la batalla de La Laguna, el Cristóbal Hernández a que hace referencia es en realidad hijo de Bentor y nieto de Bencomo, quien decidió tomar el nombre de su abuelo como apellido, pasando a llamarse Cristóbal Bencomo.

1496 Julio 23. Soria. Incitativa a las justicias del Reino, especialmente a las del Puerto de Santa María, para que den cumplimiento de justicia a Francisco Gorvalán, vecino de Sevilla, que reclama el importe de los seis esclavos que le correspondieron en la conquista de Tenerife junto al gobernador Alonso de Lugo. Dichos esclavos le fueron embargados a instancias de los mercaderes Guillermo del Blanco y Nicolao Angelato, que argumentaban pertenecerles por tener parte en dicha conquista, ante lo que Francisco de Gorvalán pidió que fueran vendidos por las justicias del Puerto de Santa María y puesto su importe en depósito, lo que hicieron con cinco de ellos, ya que el otro fue tomado por Guillermo del Blanco. Obispo de Astorga. Alcocer. Yllescas. Oropesa. (E. Aznar; 1981)

1496 Julio 27.  Fecha más probable del primer establecimiento estable de europeos en Eguerew  (hoy San Cristóbal de La Laguna). Escogida por los colonos como  fecha oficial de celebración de la ocupación del territorio usurpado a sus primitivos moradores guanches.

La supuesta fundación de la actual ciudad de La Laguna  (Isla de Tenerife) por los europeos, no deja de ser una de las tantas falacias históricas sostenidas por los cronistas e historiadores dominados por un etnocentrismo exacerbado. Tal como hemos venido repitiendo hasta la saciedad, no se puede fundar lo que ya está fundado, por consiguiente, si exponemos los hechos con honestidad y veracidad histórica no podemos hablar de fundaciones propiamente dichas en las Islas, y sí de asentamientos europeos. Hace unos años por 1996 se desató en los municipios tinerfeños una especie de “fiebres fundacionales”, casi todos querían celebrar el quinientos aniversario de su “fundación”, la epidemia fundacionalista adquirió tal virulencia que se llegó a temer que incluso los barrios y algunas modernas urbanizaciones turísticas pretendieran celebrar el quinientos aniversario de su “fundación”.

Es indudable que las poblaciones suelen situarse en aquellos lugares que reúnen las condiciones idóneas para el desarrollo de la vida cotidiana, en el caso de la población autóctona de Tenerife es decir el pueblo guanche, las condiciones estaban determinadas por la abundancia de pastos, aguas y terreno fértil, estas condiciones se daban de manera optima en la zona de La Jardina, la que posteriormente pasaría a denominarse Eguerew o La Laguna, la cual estaba habitada por núcleos de población guanche, concretamente en los sitios del Brunku, ( El Bronco o Lomo Largo) Sejeita (San Roque) Jardina o Hardina (En el hoy barrio de Jardina) Venju o Wenhu (Hoy Las Canteras-Las Mercedes)  Lomo de La Concepción e incluso existió un templo santuario guanche en la zona de Los Rodeos, en los alrededores de donde nace el Barranco de Chamarta, (Chamattu o barranco de la mujer) dicho templo fue destruido por unas obras de ampliación de la pista de rodadura del aeropuerto. El resto del territorio, es decir la laguna propiamente dicha y la vega que la circundaba, eran lugar sagrado para todos los guanches hasta el punto de que tenían paso franco por la misma todos los menceyatos de la isla incluso en tiempos de guerra entre ellos, ya que consideraban el lugar como la morada de los espíritus de sus antepasados que habían sido justos en vida, siendo por tanto lugar sagrado. Quizás esta consideración de valle sagrado fue lo que motivó a Benchomo y sus aliados a dar la batalla- suicidio-ritual a los españoles en los campos de Eguerew. Es posible que la Santidad del lugar determinara  la aptitud tomada por los guerreros de Güímar aliados de los españoles, los cuales contemplando el desarrollo de la lucha desde la Montaña de la Mina no osaron intervenir en la misma hasta que la victoria se decantó a favor de los invasores, aptitud que en el futuro sería nefasta para los güimareros, pues el adelantado no fue remiso a la hora de hacerles víctimas de su venganza, esclavizando a gran parte de ellos, como ya había hecho cuando sufrió la derrota de Acentejo, a pesar de los pactos de paz y ayuda suscrito entre el menceyato de Güímar y el gobernador de Tamarán (Gran Canaria) Pedro de Vera.

Esta plenamente documentado que el lugar de Eguerew (La Laguna) estaba habitado por una población autóctona, especialmente el lugar que después denominaría como Lomo de La Concepción, y Chikaika (Los Rodeos) además de los enclaves más arriba reseñados, por consiguiente, insistimos en que no existió tal fundación y sí el asentamiento de una población foránea que desplazo con violencia a la primitiva guanche que ocupaba el territorio.
Conseguido el dominio militar por parte de las tropas invasoras de la mayor parte de la isla de Chinet (Tenerife), el general jefe de las tropas invasoras Alonso de Lugo, decide poner los cimientos del primer asentamiento europeo estable en la isla, para ello decidió, de acuerdo con su plana mayor, establecerlo en una llanura situada en la zona de La  Jardina.

Este territorio abarca toda la llanura comprendida al poniente de la sierra de Sejeita, Brunku, Gallardina, la actual Jardina y Venju o Wenhu, al sureste el actual Rodeo de la paja al sur Barranco de Guajara,  Montaña La Mina, y Chicaica. La elección del lugar estuvo motivado por la abundancia de agua pastos, y un suelo prácticamente llano y fértil, disponibilidad en los alrededores de gran cantidad de árboles para la construcción y para leña,  además de estar estratégicamente situado para las posteriores correrías por el interior del país para llevar a cabo las razzias de hombres y ganados, al tiempo que está lo suficientemente alejado de la costa,  para evitar cualquier asalto por sorpresa de otros piratas  y esclavistas europeos especialmente portugueses desde el mar.

Desde esta base de operaciones, les era mucho más fácil a los castellanos realizar las penetraciones hacia el interior donde estaban situados los bandos que habían sido de guerra, para depredar los ganados y tratar de capturar a los guanches que aún se mantenían insumisos (alzados) y en lucha abierta contra los conquistadores.
 Estos reductos de resistencia guanche se mantuvieron en armas  durante más de sesenta años después de que los españoles dieron de manera unilateral por finalizada la conquista de la isla. Por otra parte, debemos considerar que estas facciones de alzados, jamás se rindieron a los conquistadores, manteniéndose por inercia una especie de tregua  indefinida, por lo cual podrimos considerar que la isla de Chinet (Tenerife) aún continua en guerra con Castilla.

En los albores de la conquista, los recursos económicos que los invasores podían extraer de la isla eran bastante limitados, siendo los desgraciados guanches supervivientes de las masacres castellanas la mayor fuente de ingresos económicos con que contaba Alonso Fernández de Lugo para hacer frente a las innumerables deudas  que había contraído con los mercaderes que le habían financiado los cuantiosos gastos de la conquista. Careciendo Alonso de Lugo de los más mínimos principios morales no dudó un ápice en urdir los más fútiles pretextos que  le sirvieran para tratar de aprisionar y esclavizar a cuantos guanches le era posible, tanto los considerados cómo de paces como a los de los bandos de guerra, no dudando en asesinar a cuantos se le resistían e incluso a aquellos que no le eran útiles económicamente, especialmente los ancianos.

Posteriormente,  los apresados eran vendidos en los mercados de esclavos de Sevilla,  Valencia o Barcelona, constituyendo la más importante fuente de ingresos económicos para los mercenarios participante en la conquista. Ante algunas tímidas protestas que hicieron llegar a la corte castellana algunos guanches horros por los criminales métodos empleados por Alonso  de Lugo, éste trató de camuflar estas operaciones de razzia, enmascarándolas irónicamente como  “Operaciones de    limpieza” contra los contingentes guanches no sometidos denominados por los conquistadores irónicamente como bandidos y ladrones de ganados.

El villorrio que en un principio fue la ciudad de La Laguna, además de estar a distancia más que prudente del desembarcadero de Añazu (Santa Cruz de Tenerife), estaría protegido de los posibles ataques por mar, de otros portadores de la “cultura europea”. Por otra parte, se garantizaban la comunicación marítima con la isla de gran Canaria manteniendo un destacamento de guarnición en la torre de tapias que los conquistadores   habían levantado en la bahía de Añazu, (Santa Cruz) asegurando así una salida  para los despojos obtenidos, consistentes en ganados (Ovejas, Cabras y Cerdos,) orchilla, pieles (cordobanes) y sobre todo la mercancía más valiosa, el -para ellos- ganado humano, compuesto por los esclavos guanches la mayoría mujeres y niños tal como está registrado en los archivos de las casas de contratación de Sevilla y Valencia y Barcelona.

Otras razones que pudieron haber influido en la elección del lugar, además de las apuntadas eran la excelente situación defensiva que proporcionaba el lugar rodeado de atalayas, las de Sejeita (San Roque), Montaña La Mina, y Lomo del Púlpito desde donde se puede otear la costa,  desde la Punta de Anaga hasta el valle de Güímar, y desde La Punta de Anaga hasta Tacoronte por la zona Norte, y una exuberante vegetación que unido a la humedad reinante durante casi todo el año,  posiblemente hiciera recordar al general Alonso de Lugo  los paisajes y clima de Galicia, cuna de su ascendencia.

La fecha exacta del primer asentamiento europeo en Eguerew (La Laguna) es desconocida, aun sin terminar de conquistar la isla, el capitán de los invasores Alonso Fernández de Lugo, se ve obligado a desplazarse a Castilla para dar cuenta a los reyes del estado en que se encontraba el negocio de la conquista de la isla, pues se le agotaba él último de los plazos concedidos por estos para culminar la misma. En este viaje se hizo acompañar por algunos notables indígenas apresados durante el acto de las “paces” de Taoro (Los Realejos), no estando demostrado de manera fehaciente el que éstos fuesen todos o parte de los nueve menceyes que gobernaban la isla al tiempo de la penetración castellana, tal como afirman algunos historiadores.

El vicario de la secta católica Fernán García, cuando llega a la isla en 1496, dice que había dos ó tres casas pajizas en La Laguna, estas casas estaban situadas en un promontorio dotado de una fuente. Este embrión de poblado estaba dirigido como hemos dicho por Fernando de Trujillo, éste, en acuerdo con el resto de los “regidores” habían decidido crear allí la villa, posiblemente sin el consentimiento del futuro adelantado. Una de las primeras obras que acometieron fue la construcción de un recinto empleando para ello tapias de madera, para celebrar en él los oficios religiosos católicos y al mismo tiempo servía como lugar de reunión de los regidores e incluso como almacén de pertrechos (algunos cronistas afirman que el futuro adelantado cargó sobre sus propios hombros, algunos de los maderos para la edificación, afirmación que, como mínimo, peca de ingenua dada la mentalidad castellana de la época, en que cualquier supuesto noble sentía terror ante cualquier trabajo manual, excepto el de cortar cabezas, además por esas fechas como hemos dicho, el capitán de la conquista estaba de viaje por Castilla),   éste primitivo y rudimentario templo, estaba situado a la distancia de un tiro de piedra del actual de La Concepción, posiblemente en el espacio que hoy ocupa la calle de La Cordera y próximo al solar donde Alonso de Lugo tuvo su primera choza, parte del cual esta ocupado por una modesta casa terrera que algunos autores confunden con la primitiva casa de Alonso Fernández de Lugo.

La pérdida ó ausencia de muchas cédulas de  repartimientos, son un obstáculo para  concretar la fecha del primer asentamiento europeo, pues las primeras conservadas son de principio del siglo XVI. Serra, considera el asentamiento de los primeros conquistadores europeos y algunos isleños auxiliares en  la actual ciudad en 1496,  coincidiendo con la ausencia de Lugo en Castilla, señala que las primeras, pobres y desordenadas viviendas se levantan bajo el mandato del teniente Fernando de Trujillo conocido como el Teniente Viejo, la realidad es que la mayoría de las viviendas ocupadas por los invasores pertenecían a los guanches que moraban en el lugar, construyendo los castellanos algunas pobres chozas cubiertas de hiervas secas en el lugar que después se denominaría Lomo de la Concepción, sitio que contaba con una excelente fuente de agua además de estar bordeado por la laguna propiamente dicha. Por su parte, fray Alonso de Espinosa pretende concretar más la fecha del primer asentamiento europeo y nos dice que tuvo lugar el 20 noviembre de 1497. Indudablemente Espinosa se refiere a los inicios de la villa de abajo, pues ya por esas fechas Lugo había regresado de Castilla portando la real cedula que le autorizaba para el reparto de las tierras, aguas, heredades casas y cuevas depredadas a los guanches, así como crear asentamientos, iglesias, conventos etc.

Fue en estas fechas precisamente cuando Alonso de Lugo hizo nombramientos  de los primeros regidores, no obstante, la toma de decisiones arbitrarias  y dictatoriales fue una constante en la vida de Lugo, lo que unido a su muy personal concepto de la moral y guiando sus actuaciones conforme a sus intereses  inmediatos,  y  en ocasiones conforme a su estado de ánimo o capricho, gobernó la isla como hacienda propia, llegando incluso en muchas ocasiones a desobedecer las ordenes reales.

Lentamente, fueron surgiendo chozas y barracones de manera desordenada alrededor  del modesto templo católico de La Concepción, tomando el lugar el aspecto de un campamento provisional, más preparado para resistir un posible ataque de los guanches que para desarrollar una vida urbana normalizada.

 Este poco atractivo aspecto ofrecía la incipiente Villa de La Laguna, cuando- el  ya Adelantado- Alonso de Lugo, hacía Abril - Mayo de  1497, regresa de Castilla, investido de poderes reales para repartir tierras, casas y heredades, nombrar regidores, justicias y alcaldes, mercedes éstas concedidas por real cédula expedida el 5 de Noviembre de 1496. El Adelantado considerando poco decoroso el aspecto que ofrecía la villa, para la supuesta calidad de su persona y para los designios que para sí mismo se había propuesto, como dueño absoluto de la isla (pues los monarcas quedaban – y quedan lejos), decidió trasladar la villa a unos terrenos más llanos y con mayor disponibilidad de agua, situados próximos al barranco de Araguy, - posteriormente de la Carnicería, del Rey  ó del Drago –pues por todos estos nombres es conocido el barranco de La Jardina, mandando construir sus casas en el solar que hoy ocupa el convento de las monjas Catalinas, frente a la plaza de San Miguel ó del adelantado más conocida popularmente como Plaza de Abajo.

El Cabildo, es decir el Adelantado, siguiendo su política en beneficio del crecimiento de la nueva villa, promulgó varias disposiciones tendentes a conseguir sus objetivos algunas de las cuales reproducimos por considerarlas de interés para una mejor comprensión del periodo de que estamos  tratando, en 28 de Enero de 1499, toma el siguiente acuerdo: ” Este dicho día Diego Hernandes e 2 se asentaron por vecinos para que dentro de quinze días primeros siguientes darán fiadores tales que, dentro de aquí al Agosto, darán fechas sus casas aquí en la vylla de San Cristoval, so pena de xm mrs. Para los reparos de los caminos desta ysla.”

En reunión del 21 de Julio de 1499, se tomó otra disposición sobre el mismo tema:
“..Y asy mesmo ordenaron e mandaron que por cuanto muchas vezes se a mandado y pregonado que cada uno de todos los vecinos desta ysla hagan casas en esta villa y muchos dellos non las han fecho, que dende mañana se les manda que de oy fasta en todo el mes de Agosto primero que verná  hagan casas o las enpiecen a hazer, so pena quel que no las heziere o enpeçare en el dicho tiempo  yncurrirá en pena de dos mill mrs. Para las obras públicas.”

Seis meses más tarde, el cabildo retoma el tema aumentando las sanciones:
“...Asy mesmo ordenaron e mandaron que por cuanto ay ordenança que los vecinos desta ysla puedan hazer pez en los montes della, condicionalmente que hagan que todos se hiezen casas, que los que no las han fecho luego la a la ora pongan mano en hazellas luego y no hagan pez hasta haber fecho las casas, so pena que la que heziere la avía perdido y asy mesmo lo que tiene fecho estará de manifiesto hasta que esté fecha la casa, y la que ha vendido y está en la tierra que le harán bolver los dineros y asy mesmo ser obligado de poner cada uno ocho cientos sarmientos, los cuales pongan en este presente año, y demás y aliende de todo lo sobredicho pagarán cada uno dos mill mrs. de pena.”

Continua en similares términos el acuerdo tomado el 6 de Abril de 1500, en esta ocasión también con la obligación de sembrar viñas: “”...Yten ordenaron y mandaron que todos los onbres de trabajo que hazen pez, asy a soldada como de cualquier manera, que sea obligado de hazer su casa e viñas ni más ni menos que los vecinos, so las penas contenidas, y las casas sean obligados de las hazer desde oy fasta en todo el mes de mayo promero que verná, y las viñas que cesguesten y cerquen las tierras para que se pongan al ynvierno venidero, so la dicha pena contenida.”

Para ordenar esta nueva fase de construcción de la futura villa, y para imprimirle su sello personal, en un deseo de distinguirla de la antigua villa de arriba, auspiciada por su lugarteniente Fernando de Trujillo, ordenó trazar las calle a cordel, promovió la construcción de un nuevo templo católico -el de los Remedios, actual Catedral- y para incentivar el crecimiento del nuevo núcleo de población, dictó varios pregones prohibiendo la construcción de nuevas casas en la villa de arriba, e incluso la reparación de las existentes, así como que se efectuase ningún tipo de comercio en la misma, bajo severas penas para quienes incumpliera estas disposiciones. El cabildo en sesión de fecha 24 de Abril de 1.500, tomó el siguiente acuerdo:

“...Yten ordenaron y mandaron que no sea osado ninguno de vender en la Vylla de Arriba ninguna cosa,  pan ni vino ni carne ni pescado ni caça ni lienço ni paño ni otra cosa ninguna, so ( pena) que perderá todo lo que vendiera y pagará dos mill (mars.) de pena para los reparos de la ysla.”
A pesar de estas disposiciones el crecimiento de la población en la villa de abajo es lento, llegando en alguna ocasión a peligrar la consolidación del incipiente villorrio, lo que obliga al Adelantado disponer  mediante pregón que todos los vecinos de la isla, tuviesen casa abierta en la nueva villa, esta medida tuvo poco éxito, pues a pesar de que muchos vecinos recibieron los solares que al efecto se distribuyeron, éstos preferían establecerse en  sus tierras de labor, no sólo para controlar las labores propias de la nuevas plantaciones sino quizás como una manera de escapar al férreo control que, tanto el adelantado como los regidores, ejercían sobre los colonos y primeros  moradores europeos, transformando los solares recibidos en huertas y corrales para los ganados, repartiéndose  incluso a algunos guanches de paces, solares en el lugar que después sería la calle real, como ejemplo veamos la data concedida a Antón de Tegueste y Bastián de San Clemente, 50 pasos de tierra de solar en que fagais dos casas los cuales solares vos dos en la villa de arriba que lindan con Fernando de Tacoronte e por delante la calle real, (hoy calle de San Agustín) a los que el repartidor añade sendos caices  de Tierra, fechado el 9 de Julio de 1506. En cuanto a los guanches esclavos les asignó unos míseros solares de cuatro o cinco metros de frente agrupados todos en lo que hoy es la Calle Maya, al objeto de tenerlos estrechamente controlados. Esta situación  de carencia de interés por parte de los vecinos y nuevos pobladores, para asentarse en la villa, motivó la promulgación de nuevos pregones conminatorios a los colonos  para que construyesen sus viviendas en la Villa de Abajo.
El 24 del mismo mes y año, los regidores, deciden arremeter de nuevo contra la Villa de Arriba, promulgando una ordenanza que tiene tintes de ultimátum, pero que los pobladores tomaron tan poco en serio como habían venido haciendo con las anteriores, veamos la disposición:

“...Yten  ordenaron y mandaron que ninguna persona de ninguna condición que sea osado de hazer casa en la Vylla de Arriba ni hagan ninguna cosa en las que tyenen fechas en las adobar, so pena que ge lo derrocarán todo lo que hizieren y le llevarán dos mill mrs. de pena, y las casas que ovyeren de hazer que las hagan desde el  espital de Santespiritus hazia el logar de Abaxo, so la dicha pena.”
Con este dato podemos demarcar el perímetro de la villa de abajo, que abarcaba por el Suroeste desde la actual calle de Sol y Ortega, Plaza de la Catedral y calle de Miralejos, hoy de San Juan, hasta el barranco de Chamarta, en este lugar denominado de San Juan, por el Norte, la Laguna y por Este el barranco de Araguy o de Las Carnicerías

Si la obsesión del adelantado y por consiguiente de sus regidores, de crear la Villa de Abajo, a golpes de decretos y duras sanciones son manifiestas, no lo es menos el interés puesto en que esta no fuese destruida por el fuego. Las primeras viviendas construidas tenían la techumbre de paja y rastrojos por lo que no eran infrecuentes los incendios, los cuales eran temibles debido a la gran cantidad de maderas y techumbres de paja empleadas en las construcciones. Esta situación motivó el que en las cesiones del cabildo se abordase el tema dictándose normas preventivas, no carentes la habitual crueldad propia en los invasores, llegándose incluso  a sancionar con la pena de muerte las  posibles infracciones que pudieran cometerse en la materia, tal como queda reflejado en las disposiciones que fueron promulgadas  antes del mes de abril de 1497:

“...y condición que sea no sea osado de pegar fuego de un cabo a otro en...../casa a otra so pena de cientaçotes e cualquiera que pusiera fuego / si heziere algund dapño que muera por ello”.


Fernando de Aragón; concede al embajador de Venecia Frarncesco Capello el título de conde de Rosas de los Caníbales. En la carta de privilegio se hace expresa menci6n del obsequio a la Señoría de uno de los nueve reyes de la isla de Tenerife.(Eduardo Pedro García Rodríguez)

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