domingo, 5 de enero de 2014

Queridos Reyes Magos






¿Este año he sido buena? Pues no sabría qué decir. Seguro que hay mucho que mejorar y si bien soy de la opinión de que uno debe arrepentirse casi más de lo que no ha hecho que de lo realizado, hay más de una cosa que seguramente cambiaría en mis actos del 2014.

Pero como todo eso ya no tiene remedio y nos han enseñado que por pedir, que no quede, aquí estoy, redactando mis deseos.

¿Y qué deseo? Podría pedir un coche nuevo, un pisito en la playa, diamantes y alguna cosita más, pero soy consciente de que la vida está "muy achuchada", y me conformaré con menos. Además, estudios científicos demuestran que las personas materialistas son más infelices.

Así que había pensado desear grandes cosas, como la paz en el mundo, un plato de comida en la mesa de cada ser humano o que mejore la economía mundial. Eso estaría bien, qué duda cabe, pero ya puestos, me gustaría ser un poco más realista. Porque cuando uno pide "la paz en el mundo", ¿cómo se empieza a conseguir esa paz? Cuando uno pide más solidaridad, más tolerancia, más respeto... ¿De dónde sale todo esto?

Vamos, que analizándolo te das cuenta que, como no podía ser de otro modo, Gandhi tenía razón cuando decía: "Si quieres cambiar el mundo, cámbiate a ti mismo". Por lo que he decidido pedir otra cosa este año.

El comienzo de un año suele venir acompañado de bueno propósitos. Pocos o muchos propósitos que, en muy escasas ocasiones, llegan a cuajar en hechos.

Y es que no es fácil cumplir ni siquiera los compromisos que adquirimos con nosotros mismos. Esto me lleva a pedirles, queridos Reyes Magos, una sola cosa: la capacidad de comprometerme y llevar a cabo los cambios que me proponga.

Maria Gómez Díaz
Enero de 2014.

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